Dominio uno mismo

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El dominio de sí mismo __________________________________________________________

Desaparecerán completamente de su vocabulario. Estas palabras no son castellano, ni pertenecen a la lengua francesa o aquella en la que usted se exprese, escúcheme bien, estas palabras no pertenecen a su vocabulario, lo que si está en su vocabulario, sea cual sea la lengua en la que se exprese, es " esto es fácil, y yo puedo” y, con esto, se hace prodigios. Entonces usted considerará fácil la cosa que estando dentro de lo posible, usted tenga que hacer en cada momento. En estas condiciones, lo por realizar se torna fácil para usted, aunque hubiera podido parecer difícil o imposible, a los otros, y esta cosa, usted la hace, rápido, usted la hace bien, usted la hace sin fatiga, porque la hace sin esfuerzo, porque así usted lo consideró. A las personas que sufren dolores, les digo: A partir de este momento, bajo la influencia de la autosugestión que les voy a enseñar a practicar, su inconsciente va a hacer de modo que la causa que determina estos dolores, poco importa el nombre que se le de, desaparezca poco a poco, y dentro del dominio de la posibilidad. Naturalmente, en la misma proporción e que desaparece la causa, desaparecerán también los dolores; y cuando esta causa haya desaparecido por completo, toda vez que sea posible, los dolores mismos no volverán a producirse y la curación habrá sido completa. Si la causa ha devenido orgánica, sólo podrá desaparecer progresivamente. En tal caso, el dolor se reproducirá de tiempo en tiempo, pero cada vez que se manifieste, escuche bien, usted lo hará desaparecer inmediatamente, empleando el procedimiento que le voy a indicar, procedimiento se aplica tanto a lo físico como a lo moral. Es entonces a todos que me dirijo en este momento y les digo a todos: Cuando les llegue a los unos y a los otros el experimentar en lo físico o en lo moral algo que los hace sufrir, en lugar de constatar simplemente la cosa, o sufrir y quejarse, afírmese a usted mismo, por usted mismo que usted lo hará desaparecer, afírmelo de una forma muy simple, pero categórica, dígase: “Voy a hacer desaparecer esto”. Es simple, pero al mismo tiempo, categórico. Aíslese, si es posible (esto no es indispensable, pues uno puede aislarse en lo anímico, no importa en que lugar); cuando esté solo, ensaye, cierre los ojos y, pasando ligeramente la mano sobre la parte dolorosa, si se trata de algo físico o sobre la frente, si se trata de algo moral, repítase muy rápidamente con los labios, bastante algo para que usted se escuche, la siguiente fórmula: “eso pasa, eso pasa, etc.” Lo esencial es pronunciar las palabras “pasa, pasa, etc.” Bastante rápido porque, así entre dos frases que usted diga, no hay la menor fisura para que la idea contraria pueda penetrar. Usted se fuerza así a pensar que Eso pase y como toda idea que tenemos en la mente se torna realidad para nosotros, eso pasa. Si el mal vuelve, pésquelo de nuevo y recomienza, tan frecuente como sea necesario. No dude en emplear este procedimiento, 50,100, 200 veces por día, Hágalo. Trate el mal como a un insecto que tiene la impertinencia de venir a pasear en su vecindad. ¿Qué hace en ese caso? lo espanta. Si vuelve otra vez, lo vuelve a espantar, así mismo con cada uno de sus sufrimientos. Y bien, lo repito, trate de la misma forma

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