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“Me ha sorprendido mucho la potencialidad y la capacidad de recursos que tiene EAFIT, en materiales y capital humano. Mucha gente joven con una enorme capacidad, motivación y dedicación”. Luis Javier Miguel González, profesor de la Universidad de Valladolid y Director del Área de Mantenimiento Industrial del Centro de Investigación CARTIF, España, Coordinador de la Red internacional de investigación Sedipre, que se dio cita del 11 al 16 de febrero en EAFIT.

cia a la luz de las experiencias que he relatado. Por un lado tenemos a una estudiante de Economía lista a graduarse cuya asesora da el visto bueno a una tesis que claramente era deficiente, y por el otro a un estudiante que copia todo un artículo en inglés de Internet pero que incluye un primer párrafo propio con claros errores gramaticales. En ambos casos, ninguno de los estudiantes estaba esperando que realmente el profesor se pusiera en la tarea de leer en detalle el trabajo. Ahora, ¿por qué estos dos estudiantes tenían esta impresión? Muy probablemente porque a lo largo de su vida estudiantil se han encontrado con una buena cantidad de profesores que no leen los trabajos y que, a lo sumo, los ojean muy por encima. Lo que se puede corroborar con el caso de la tesis, en donde la asesora (que entre otras cosas es docente de tiempo completo de EAFIT) obviamente no prestó la atención suficiente a la tesis; pues cualquier profesor de EAFIT que hubiera leído con atención el trabajo por ningún motivo lo dejaría continuar a una evaluación. No hay que ir tan lejos para mostrar lo que es un secreto a gritos en las universidades, y es que algunos profesores son más perezosos que los estudiantes y ponen trabajos sólo por ponerlos y después los evalúan de cualquier manera. el

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No hace mucho yo también era estudiante de Economía en EAFIT y, como todo estudiante, sabía bien qué profesores leían y cuáles no; eso es un conocimiento de cultura general que se pasa de generación en generación entre los estudiantes. Dos ejemplos: en una materia en la cual todos sabíamos perfectamente que el principal criterio de calificación del profesor era el número de páginas, una compañera tuvo la mala suerte de perder 30 hojas de su trabajo cuando se borró su disco duro faltando dos días para la entrega final. Desesperada recurrió a otro compañero para que le prestara el trabajo, al cual ella le hizo cambios menores (realmente insignificantes), ¿el resultado final? El profesor no solamente nunca se dio cuenta de que habían dos trabajos prácticamente idénticos, sino que le dio a mi compañera una calificación de 4.5 y a mi compañero de 4.0. El otro ejemplo, es aún más cómico. Un estudiante de Ingeniería mecánica resuelto a probar que uno de sus profesores no leía los trabajos, decidió incorporar en la mitad del documento tres renglones sacados de la Biblia, que por supuesto no tenían nada que ver con el tema del trabajo. El profesor nunca se percató de las inclinaciones religiosas de su estudiante y jamás hizo comentario alguno sobre los tres misteriosos renglones de la Biblia que estaban en medio del texto. Y esto no es nada nuevo, ni estoy revelando nada que no sepa todo el mundo, hay profesores que leen y otros que no, pero incluso los que se toman el trabajo de leer con la atención del caso los trabajos de sus estudiantes, por lo general están poco inclinados a tomarse el trabajo de comprobar el plagio. Porque seamos honestos, la copia en general es bastante fácil de detectar, lo complicado, lo tedioso, lo que toma una eternidad es probarla y demostrarla para poder tomar las sanciones correspondientes. Y es que corregir un trabajo con plagio y documentarlo fácilmente puede tomar tres o cuatro veces

el tiempo que toma corregir un trabajo promedio. Por supuesto, la mayoría de los profesores prefieren no verse en la obligación de hacer todo esto, y más bien escogen poner una calificación baja, y dejar ir a los estudiantes con un regaño esperando que nunca más lo vuelvan a hacer. Aún más, sé de varios colegas que después de haber encontrado y probado el plagio de sus estudiantes son incapaces de continuar con lo que estipula el reglamento (que en el caso de EAFIT implica una calificación de cero en el trabajo y un registro en la hoja de vida del estudiantes sobre el fraude cometido) porque se les ablanda el corazón con las suplicas de los estudiantes. No es fácil poner un cero y dejar copia de lo sucedido en la hoja de vida de los estudiantes, pero no hacerlo con la esperanza que sólo con un regaño cambien su comportamiento, es creer en cuentos de hadas. Un último elemento que tiene un efecto negativo sobre el plagio es el de las instituciones y sus reglamentos. Las sanciones por plagio van desde una calificación de cero y una amonestación hasta la expulsión del estudiante. En el caso particular de EAFIT la primera falta del estudiante se sanciona con una calificación de cero en el trabajo y constancia en su hoja de vida, lo que en mi opinión puede ser una sanción muy débil en algunos casos como en los de las tesis de grado, o en casos donde el estudiante decide copiar textualmente todo un artículo. Si el estudiante reincide, el Consejo académico le cancela la matrícula al estudiante. Aunque debo reconocer que el apoyo de las directivas de EAFIT a los profesores que deciden sancionar a los estudiantes por plagio es bastante bueno, sí considero que las sanciones podrían ser más severas en los casos más agraves. A continuación, presento lo que debe ser a grandes rasgos la línea de razonamiento que sigue un estudiante que decide recurrir al plagio. Un estudiante promedio, que debe

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entregar un trabajo en un par de días y que tiene muchas otras ocupaciones… ¿qué decide hacer? El estudiante sabe que una buena cantidad de los profesores no lee detenidamente los trabajos, y que, de los que leen, algunos no detectan el plagio, pero además de los que sí lo detectan solamente algunos se toman el trabajo de comprobarlo, y de éstos sólo unos cuantos realmente siguen el reglamento, y en todo caso, la sanción por plagio realmente no es un precio muy alto por la comodidad de terminar un trabajo rápido y con una buena calificación. En últimas, la probabilidad de ser atrapado y castigado es tan pequeña que prácticamente es una invitación abierta a que los estudiantes copien todo lo que quieran. Y es por esto que vemos como los casos de plagio cada vez son más frecuentes y más graves en las universidades.

Qué hacer Un par de recomendaciones a los tres agentes (estudiantes, profesores y universidades) que participan en el tema del plagio y que tal vez sirvan de punto de partida para comenzar a debatir el tema y encontrar soluciones al plagio en la universidad. Primero que todo, creo que las instituciones deben tomar políticas claras de lucha contra el plagio. Por un lado considero que se deben incrementar las sanciones para los casos de plagio más severos, pero por otro lado las universidades deben apoyar más la labor docente en este campo. Lo pueden hacer principalmente dándoles las herramientas necesarias a los profesores para que puedan ejercer un control eficiente sin tener que dejar de lado la docencia por cumplir labores policiales de los trabajos de sus estudiantes. Existen en el mercado varios softwares especializados en la detección de plagio (algunos de ellos son www.turnitin.com y www.mydropbox.com) que agilizan la evaluación y detección del plagio y como ellos mismos argumentan reducen las tasas de plagio a niveles UNIVERSIDAD EAFIT

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