La voz profética del Chimborazo
Monseñor Leonidas Proaño Adolfo Pérez Esquivel
Hace 20 años a fines del mes de Agosto partió Monseñor Leonidas Proaño al encuentro con el Padre; recordando su compromiso pastoral y social con el Ecuador y la Iglesia y muy en especial con los pueblos indígenas. Su voz continúa vigente y viva porque ha sembrado los árboles que han dado su fruto. En la montaña del Imbabura, en tierra sagrada de los pueblos indígenas celebramos a Dios, a la Pachamama, a la vida y la voz profética del Obispo de los Indios. En Pucahuaico descansan sus restos, en esa pequeña capilla del Centro de Misioneras Indígenas que fundara Mons. Proaño, que continúa su obra pastoral y es centro de difusión de su pensamiento y compromiso junto a los hermanos y hermanas indígenas. En la Diócesis de Riobamba y en la histórica Casa de Santa Cruz, centro de formación pastoral y social que fuera creada por Monseñor Proaño, continúa vivo su mensaje y orientación, profundizándose el compromiso con la realidad que vive el pueblo ecuatoriano, en particular en el Chimborazo. Regresar a Riobamba, a la Casa de la Santa Cruz y a Pucahuaico fue para mí revivir y sentir profundamente al hermano, al amigo y maestro, como compañero de caminada en América Latina en sus luchas y esperanzas. Y también el re-encuentro con amigos, sacerdotes y religiosas de la diócesis, que continúan siendo coherentes con el Evangelio y el compromiso social. Haciendo realidad lo que Proaño predicaba “Es más importante un indio que una catedral”. Dios está en el corazón de cada Ser. Recorrer los lugares con tantas vivencias y recuerdos después de largos años de ausencia fue una gracia de Dios. En la Casa de la Santa Cruz el lugar donde fuimos apresados con 17 obispos latinoamericanos y dos norteamericanos, sacerdotes, religiosas, teólogos y laicos puso en evidencia como actuaba el Operativo Cóndor durante las dictaduras militares en A. Latina dirigida desde los EE.UU. que impusieron la Doctrina de Seguridad Nacional y sus tentáculos se extendieron a diversos países. Con ese golpe pretendían atacar a la Iglesia progresista de A. Latina, a la teología de la liberación y al compromiso junto a los más pobres de nuestro continente, los indígenas. Esos desafíos están vigentes y la voz profética de Monseñor Leonidas Proaño, a 20 años de su partida continúa anunciando la Buena Nueva y denunciando las injusticias y reclamando el derecho de las comunidades y pueblo ecuatoriano. Es necesario volver a las fuentes, al Espíritu de Verdad, a la voz del profeta del Chimborazo que se extiende y suma a otras voces proféticas en el continente. Fue una época rica de sentimientos, espiritualidad, hermandad de la Iglesia Latinoamericana nacida de Vaticano II, de Medellín y Puebla. De esa profunda conversión de corazón y compromiso que Juan XXIII reclamaba: había que abrir las puertas y ventanas de la Iglesia para que entre la luz y sacuda el polvo de siglos de ostracismo y conformismos.