elCaribe, SÁBADO 13 DE DICIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do
Adam Smith, vigente padre del capitalismo
Pedro Delgado Malagón reflexiona sobre las diferencias entre el capitalismo y el fracaso de los modelos socialistas. P.5
La Navidad del año 63 en medio de guerrillas
La página de OGM rememora en una segunda entrega los enfrentamientos entre el gobierno del Triunvirato y varios movimientos armados. P.7
LAS VAINAS DE MERCADER
El color de la pitajaya Cultura
Lo que la cultura de masas considera arte está más cerca de ser un fraude orquestado por intereses económicos
JOSÉ MERCADER
666mercader@gmail.com
Para entender el arte de hoy día no basta con leer el magnífico libro, El fraude del arte contemporáneo, de la historiadora del arte Avelina Lesper. El asunto va más allá y sobrepasa el propio campo artístico, que es, si se quiere o no, una dependencia de un sistema mayor: el sistema capitalista. Lesper se centra, con mucha razón, en lo que es el arte como disciplina y lo que ha sido en la historia de la humanidad. El “error” está en hacer la comparación de ese arte verdadero que ella defiende, con uña y diente y como gata boca arriba, con los artefactos fabricados por la maquinaria comercial de las casas de subastas en combinación con los “coleccionistas”, los directores de museos y la participación del “artista”, instrumento clave para el engaño.
Y digo error, porque hay que entender que existen dos mundos con el nombre de arte. El que tiene sus raíces en la evolución de la Historia y el que usurpó el nombre para negar aquel y convertirse en un elemento de la Bolsa de Valores, valores monetarios.
El trabajo de Avelina tiene una enorme importancia porque, aparte de tener razón en sus argumentos en defen-
sa del arte, es prácticamente, la única voz de denuncia al fraude llamado “arte conceptual”.
Lo peor es su soledad, que aunque no está en ningún desierto, pocos la entienden. Empezando por los mismos artistas que no tienen, y no tuvieron, en las escuelas de Bellas Artes, una formación teórica y menos conocen la historia del Arte. Muchos artistas, por esta misma ausencia de conocimientos y criterios sobre el arte, se confundieron y se confunden, buscan una fama que no es uno de los grandes motivos de su razón de ser, y dinero, aunque se conformen con migajas que suelte la poderosa maquinaria.
Esa confusión de querer fama y creer que la pueden lograr haciendo arte, se debe básicamente a que desconocen la existencia del mecanismo de la maquinaria.
Antes de la maquinaria existió el Congreso USA creado después de la ll Guerra Mundial para financiar “artistas” que se pusieran a su servicio, para atacar a la URSS, en aquella odiosa “Guerra Fría”.
Muchos artistas quisieron seguirle los pasos a Jackson Pollock, a Rothko, Motherwell, de Kooning, a Warhol. El único problema era que ese grupo estaba financiado, como lo documenta Frances Stonor Sauders en “The cultural Cold War”. Y todas las porquerías que hicieran, ya estaban vendidas de antemano.
De intento de ser hombre de ciencia a periodista
Diógenes Pina habla de su trayectoria en distintos medios de comunicación y de su libro Sueños de octubre, que reúne sus mejores trabajos. P.13
Guerra Fría
Antes de la maquinaria existió el congreso USA, creado después de la II Guerra Mundial para financiar artistas que se pusieran a su servicio...”
Warhol, se sabe, era publicista, especialista en marketing y al entrar en ese mundo del Congreso USA, no necesitó hacer ninguna obra, simplemente creó la Fábrica, un séquito de sus amantes drogadicto, entre ellos Basquiat, para fabricar en serie cientos de láminas sin ningún valor estético, ya valorado, comercialmente, en millones que serían colocados en los museos, cómplices y parte del plan. l
Avelina.
historia de la medicina
Dr. Jorge Asjana David
Lrrumpida por el servicio público, la excelencia médica y la gestión de la educación superior en la República Dominicana. Nacido en la ciudad de Santo Domingo el 27 de septiembre de 1958, su formación inicial tuvo lugar en el Colegio Dominicano de La Salle, donde completó sus estudios primarios y secundarios en 1976, y cimentó los valores éticos que caracterizarían su vida profesional.
Su vínculo indisoluble con la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) comenzó en 1977, cuando ingresó a sus aulas como estudiante, para egresar en 1985 con el título de doctor en Medicina. Sin embargo, su sed de conocimiento lo llevó a continuar su especialización, realizando estudios de posgrado en Cirugía General entre 1990 y 1994 en dos de los centros de salud más emblemáticos del país: el Hospital Dr. Salvador B. Gautier y el Hospital Docente Padre Billini.
ca, así como conferencias sobre historia de la anatomía, competencias docentes y ética universitaria.
Más allá de las aulas y los quirófanos, Jorge Asjana David se ha destacado como uno de los gestores universitarios más influyentes de las últimas décadas en la Primada de América. Su capacidad gerencial quedó demostrada inicialmente como director de la Escuela de Ciencias Morfológicas (1999-2005). Posteriormente, su liderazgo se consolidó al ser electo decano de la Facultad de Ciencias de la Salud por dos períodos consecutivos (2005-2008 y 2008-2011), una gestión caracterizada por la modernización curricular y el fortalecimiento de las relaciones interinstitucionales.
salón de la fauna
En el ámbito asistencial, el Dr. Asjana ha desarrollado una carrera notable en el sistema de salud dominicano. Su labor no se limitó a la práctica quirúrgica en instituciones como el Hospital General Plaza de la Salud y el Hospital Dr. Marcelino Vélez Santana; su huella es especialmente profunda en el Hospital Docente Padre Billini. Allí no solo ejerció como médico ayudante y gerente de Cirugía, sino que desempeñó un rol crucial en la formación de nuevas generaciones de especialistas como coordinador de la Residencia de Cirugía, que combinó el bisturí con la mentoría.
Paralelamente a su ejercicio clínico, el Dr. Asjana construyó una sólida carrera docente en la UASD. Su ascenso académico fue escalonado y meritorio: empezó como monitor de anatomía y transitó por todas las categorías profesorales —profesor ayudante, adscrito y adjunto— hasta alcanzar la máxima distinción como profesor titular de Anatomía en la Escuela de Ciencias Morfológicas. Su experiencia en el aula le ha permitido impartir cátedras fundamentales para la formación médi-
Su compromiso con la institución lo llevó a ocupar la Vicerrectoría Docente de la UASD durante siete años (20112018), una posición estratégica desde la cual supervisó la calidad académica y los procesos de enseñanza de la universidad más grande del país. Su visión global de la educación superior continúa vigente en su rol actual, asumido en 2018, como director general de Cooperación y Relaciones Nacionales e Internacionales, desde donde impulsa la proyección de la UASD en el escenario global.
El perfil del Dr. Asjana se completa con una activa producción intelectual. Es miembro del Committee on Trauma del American College of Surgeons y de la Federación Latinoamericana de Cirugía. Ha liderado y asesorado investigaciones sobre temas críticos como las sindemias de VIH/Uso de drogas, patologías abdominales y trauma quirúrgico.
Su labor ha sido reconocida internacionalmente, recibió galardones como el Premio a la Excelencia Educativa Juan Pablo Duarte en Estados Unidos y múltiples reconocimientos en ciudades como Reading, Pennsylvania, por su apoyo a programas de maestría y su contribución social. Como presidente fundador del Movimiento Académico Universidad para la Sociedad (Unpaso), el Dr. Jorge Asjana David continúa reafirmando su convicción de que la educación y la salud son los pilares fundamentales para el desarrollo de la sociedad. l DR. HERBERT STERN
Celso Marranzini
(DÉCIMA CIBAEÑA)
Cuando ocurrió el apagón
Ei grito se oyó en ei cielo
Allá comían caramelo
Fabricado en Dajabón
Es hora de comprensión
Explicaba Marranzini
Vamo en ei séitimo inin
Aquí habrá luz poi pipá
Hecha aquí o impoitá
Y ei pueblo será paganini.
Ceiso claro eplicó
Laj falla que tiene ei sitema
La gente dijo, ej enema
Ei Cambio ya no falló
Ceiso dijo que no
Que Abinadei va muy bien
Ei se ha ganao un cien
En este pai complicao
Baján vela y bacalao
Aunque nadie sabe quien.
l JOSÉ MERCADER
elCaribe,
El fraude jamás tendrá categoría de arte
misma fotografía, con dos interpretaciones diferentes. F.
En todo este movimiento comercial tanto del Congreso USA como del actual “arte contemporáneo” se creó la figura del “curador”, una palanca que servía de filtro para seleccionar a los “artistas” y desconocer el arte, el arte verdadero o AV que coincide con las dos primeras letras de Avelina.
Antes que existiera esa mafia engañosa, el director de cualquier museo o galería , tenía la capacidad y era su función detectar la madurez en el desarrollo de cualquier joven artista, para exponer sus obras. No necesitaba de ningún curador, aunque sí había un decorador que entendía de la disposición de las obras al público. Y la decoración se estudiaba y aunque cercana a las Bellas Artes, no fue nunca parte de ella. Hoy la llaman “instalación”, pero de eso nadie tiene que preocuparse porque pertenece al Mundo 2, sin ningun valor artístico.
El curador, como crítico, pretende ponerse por encima del artista mismo, le crea pauta, le elabora texto explicativos, le arma un discurso que es indispensable para engañar al público y a los artistas.
“La Palmita” que es arte del mundo 2, necesitó de ese curador para que no fuera una simple mata, sino una grandiosa escultura merecedora de un pomposo premio.
En un proyecto que no nos dio tiempo a realizar, Koldo con poemas, yo con caricaturas, queríamos hacer un libro que por alante empezara con figuras que apor-
taron al arte y a la historia como Sandino, Villa, Neruda, Allende, Vallejo, Duarte y otros, y al revés, de atrás palante, aquellos personajes oscuros, asociados a la destrucción, a la contra ultura, sin ética, sin moral.
El libro se iba a llamar “MUNDO E INMUNDO” y algo muy parecido ocurre en el arte. El que defiende Avelina es el MUNDO, regido por la estética, la armonía el buen gusto, la belleza, el talento, y el arte conceptual o contemporáneo , es el INMUNDO, regido por el valor monetario y compuesto de artefactos fabricados en serie, con una firma prefabricada.
La pitajaya puede ser roja o blanca por dentro. Por fuera es difícil diferenciarla. Como arte, se conocen hoy obras grandiosas, invaluables. Es la pitajaya roja.
El arte conceptual , como la pitajaya blanca, es el vacío, sin concepto, sin escuela, sin técnicas, sin nada, solo con el valor impuesto, a raja tabla, por el comercio. l
El pensador de Auguste Rodin y un urinal o mingitorio. F. E.
Una escultura de Fernando Botero junto a un automóvil ya obsoleto F. E.
La monumental cabeza de la estatua de la Libertad y el guineo que dizque es arte. F. E.
La
E.
Pitahaya o pitajaya. F. E.
La famosa lata de sopa diseñada por Campbell junto a una pintura. F. E.
4 Cultura
En la lomita
PEDRO CONDE STURLA pinchepedro65@yahoo.es
En el sueño, siempre estoy en la lomita. Las bases llenas. El estadio silencioso como una catedral. Ultimo inning. Sé que me odian, lo sé. Los miles de fanáticos de las Aguilas Cibaeñas que atiborran el estadio me odian cordialmente. Las bases llenas. Final de temporada, final de la serie. Dos strike y tres bolas. Es como siempre soñé. Las águilas a punto de empatar y ganar el último juego de la serie, ganar el campeonato frente a los malditos Tigres del Licey. Todo era alboroto y alegría y de repente un silencio, uno de esos silencios que se pueden rebanar con cuchillo. Ahora me odian. Me odian con odio visceral. Me odian desde que subí a la lomita y retiré a sus dos mejores bateadores en línea. Me odian de verdad. Al primero lo dominé con un lanzamiento elusivo. Un screwball, el famoso y riesgoso tirabuzón. Nadie podía imaginar que el novato iba a lanzar una bola tan difícil, la misma que le dio tanta fama al glorioso Fernando Valenzuela y que a punto estuvo de arruinarle el brazo. El screwball es una maravilla. Cuando sale bien todo funciona al revés. Engaña al bateador, cree que la bola viene en una dirección y en realidad viene en otra. Para el lanzador es peor, tiene que echar el brazo completamente hacia atrás y utilizarlo como si fuera un látigo, y en
el momento en que va a soltar la bola le imprime un movimiento en sentido contrario a la mano. Se puede lesionar fácilmente, echar a perder el brazo o por lo menos el codo, pero a mi por suerte no me sucedió.
El bateador quedó sorprendido, apenas pudo tocar la bola de refilón y levantó un fly al cácher, a las manos del cácher. Lo ridiculicé, lo humillé y el público hizo buuuu, buuuu, buuuu. Nadie se atrevió a aplaudir, ni siquiera Gil Mejía, que era un liceísta furibundo y se hacía el disimulado en las gradas del home plate. Con el segundo bateador me demoré en exceso. Lo estudié mientras movía el bate, lo impacienté. El público se impacientaba, se encolerizaba. Yo miraba con el rabillo del ojo a los jugadores que llenaban las bases. No podía permitir que el bateador le pegara con fuerza a la pelota. Un simple rolin a primera base podía ser fatal. Tenía que obligarlo a batear de fao y lo logré con un solo lanzamiento, una bola pegada al cuerpo que golpeó el bate cuando el bateador trataba de esquivarla y se elevó de nuevo a las manos del cácher. El público rugió de indignación. Esta vez sólo había tenido suerte. Había intentado lanzar un slider, una de esas curvas asesinas que viajan de derecha a izquierda, pero el slider no se abrió, no se quebró lateralmente y hubiera podido ser un desbol, habría podido golpear de mala manera al bateador y costarme la carrera del empate y también la vida. La enardecida fanaticada habría podido lincharme
Al tercer bateador me enfrenté con infinita cautela, tomándome todo el tiempo, el mayor tiempo posible. No era el mejor de los tres, pero sí el más peligroso. Tenía una vista de águila y nunca le tiraba a una bola mala. Decidí que lo poncharía a base de rectas rompientes. Era una opción arriesgada, pero tenía fe en
bio de velocidad, pero ni caso le hizo.
Después de mucho pensarlo me decidí por una curva rompiente, una de esas curvas engañosas que parecen encaminarse hacia la zona de strike y de repente giran hacia abajo o hacia un lado. Tampoco esta vez el bateador mordió el anzuelo y me cargaron otra bola en la cuenta. La vida se me había complicado enormemente y el público empezó a manifestar un júbilo desbordante.
Se había creado una de esas situaciones de infarto. El bateador ahora tenía dos strikes y tres bolas, la mismísima cuenta del diablo, como decía el cubano Rafael Rubí. Era peor que eso porque las bases estaban llenas. Las bases llenas, dos outs y un público delirante en un final de temporada. El pellejo empezaba a quedarme apretado.
la velocidad de mis lanzamientos de casi cien millas por hora. Por mucha vista de águila que tuviera no descifraría mis lanzamientos, no tendría oportunidad de ver la bola. Pero primero tenía que hacerle perder el balance. Rechazaba de manera repetida las señas del cácher. Miraba repetidas veces de soslayo a los bateadores de primera y tercera bases. Me tardé todo lo posible antes de ejecutar el primer lanzamiento, una recta de humo que quemaba el aire. Pensé que abanicaría. Pero no. No abanicó. Le dio bien fuerte con el mango y el bate se rompió y la bola salió fuera del diamante. Si la hubiera agarrado de lleno con el barril hubiera sido el fin.
El público aplaudía y me abucheaba, me hacía sentir incómodo, como si ya no hubiera espacio para mí en la lomita. Miré cínicamente a derecha e izquierda, con una falsa sonrisa dibujada en el rostro. Los fanáticos empezaron a patalear, a silbar, a lanzar objetos al terreno del juego y a decir cosas irrepetibles, cosas odiosas de mi anciana madre.
Me hice el disimulado, el apático, un poco el desentendido, luego puse la vista en el home para recibir las señas del cácher. Denegué con la cabeza, miré al suelo, empecé a aruñar la lomita con los spikes, luego volví de nuevo la vista al home. Me dispuse a lanzar y lancé después de darme cuenta de que el bateador estaba rabioso. Parecía que estaba a punto de tirarme el bate y lo estaba.
El desgraciado agarró el lanzamiento casi de lleno y otra vez rompió el bate, por suerte. Una parte del bate fue a parar a las gradas junto con la pelota y causó cierto pánico.
El cácher pidió tiempo y vino a verme, alarmado. No podía seguir poniéndole bolas en la zona de strike, porque el energúmeno me podía dar un jonrón, un jonrón con las base llenas. Yo solo necesitaba un strike para ponchar al desgraciado y ganar el juego. Hubiera preferido arriesgarme, pero decidí seguir el consejo del cácher y lancé una bola bajita y afuera. El bateador ni se inmutó, dejó pasar el lanzamiento. Luego traté de sorprenderlo con un cam-
El cácher se acercó de nuevo y tuvimos una breve conversación, pero esta vez opté por no hacerle caso. Esta vez tenía que pensar bien lo que iba a hacer. El lanzamiento que haría podía ser el último. Tenía que concentrarme, pero el bullicio aumentaba, y ahora se había sumado una sirena que me estaba sacando de quicio. Respiraría profundo, como me habían enseñado, y pondría la mente en blanco. Haría abstracción del mundo exterior. Pero no era fácil. El ruido era insoportable. Las porristas habían entrado en acción y animaban a la fanaticada con movimientos exóticos que incluían golpes de barriga y hacían pensar en otra cosa. Para colmo, cuatro personajes disfrazados de sepultureros se paseaban con un ataúd de tamaño natural con el nombre de Tigres del Licey.
Logré por fin serenarme y ahogar el ruido exterior y me dispuse a lanzar, y, casi por encantamiento, sobrevino el silencio que ya dije. Un silencio ensordecedor.
Tranquilo, equilibrado, dueño otra vez de mí mismo, paseé la vista por el público. Sabía que Felito estaba mirando, pero no me di por enterado.
Había decidido efectuar mi más efectivo y peligroso lanzamiento, uno que me afectaba la espalda y me lo había prohibido el médico. Me erguí, pues, en aquella lomita como un titán y levanté la pierna izquierda, hasta formar casi una recta con la derecha, más alta y más recta que la de Marichal en sus mejores tiempos.
Ahora todos estaban pendientes del lanzamiento que podría ser el definitivo. La tensión iba en aumento, el silencio era abrumador. Algunos contenían la respiración. No respirarían hasta que se produjera un desenlace, ensayaban todo tipo de cábala: se agarraban las orejas, hacían promesas, acariciaban amuletos de la buena suerte, se ponían los lentes al revés o se abrazaban a un poste. La güera Ilse se comía las uñas. Otros rezaban, alguien se agarraba las quijadas con ambas manos, como si intentara arrancárselas, una mujer se había puesto el sostén en la cabeza. Muchos se colocaban la gorra al revés, masticaban las viseras. Sara Pérez, nerviosa, apretaba a su aristocrática perrilla contra el erguido pecho. Yo permanecía inmóvil, congelado en el tiempo. El juego, como se sabe, no termina hasta que no termina, pero yo anticipaba la alegría del triunfo y el peligro que correría. En un momento se decidiría todo… l
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Apuntes de infraestructura
Adam Smith contra las sombras: Una defensa incómoda de la realidad
PEDRO DELGADO MALAGÓN pedrodelgado8@gmail.com
ILa evidencia que incomoda En 1776, cuando el mundo aún olía a carbón, cuero mojado y supersticiones medievales, Adam Smith escribió algo que dos siglos y medio después continúa irritando a quienes imaginan que la justicia puede decretarse desde un podio: los individuos, al perseguir su propio interés, “son conducidos como por una mano invisible” a promover un bien general que no buscaban. Esa frase —tan citada como poco comprendida— no defendía la codicia, sino una constatación incómoda: las sociedades prosperan cuando se liberan las energías humanas, no cuando se las encadena a utopías administrativas. Smith lo observó con una lucidez que hoy sigue siendo ofensiva para los entusiastas del igualitarismo mágico.
II. El escocés que prefirió mirar antes que fabular
Smith nació en 1723 en Kirkcaldy, un lugar tan anodino que cualquier escritor menor habría tratado de ocultarlo. Él no. Sabía que el genio no requiere escenografía. Conversó con Voltaire, razonó con Hume y debatió con Quesnay; respiró, en suma, el aire de la Ilustración, la última época en que la inteligencia europea actuó con serenidad antes de volverse contra sí misma.
Cuando publicó La riqueza de las naciones, Inglaterra estaba dejando atrás el mundo feudal a través de una transformación pacífica y de una magnitud inédita: fábricas, máquinas, ciudades, bienes en abundancia. Smith no necesitó inventar nada. Describió lo que tenía delante, y por eso su obra permanece de pie. Su teoría no es una profecía: es un mapa de la realidad.
III. El mercado como forma avanzada de civilización
Smith entendió algo fundamental: el mercado, antes que un mecanismo económico, es un dispositivo moral que requiere libertad, responsabilidad y reglas claras. Las instituciones británicas —derechos de propiedad, tribunales independientes, espacios para la innovación— permitieron que el individuo se transformara en agente económico sin pedir permiso a la nobleza ni al altar.
Con esa base, Smith articuló cuatro principios que hoy siguen siendo heréti-
cos para los devotos del Estado total:
1. La riqueza proviene del trabajo productivo.
2. La coordinación social emerge de la oferta y la demanda, no de burócratas iluminados.
3. El interés personal no es un defecto moral, sino un motor social.
4. El gobierno debe limitarse a funciones esenciales, dejando espacio a la iniciativa privada.
No defendía anarquía; defendía orden espontáneo, esa forma de inteligencia colectiva que aún hoy explica por qué unos países prosperan y otros se empobrecen a pesar de su elocuencia doctrinal.
IV. Marx: el arquitecto del espejismo
La distancia entre Adam Smith y Karl Marx no es un matiz académico: es un abismo epistemológico. Smith interpretó la realidad; Marx la sustituyó por un relato determinista envuelto en retórica profética. Donde el escocés encontró instituciones, conductas y datos, el alemán insertó una narrativa hegeliana invertida, convencido de que la historia respondía a leyes inevitables que sólo él parecía conocer.
Marx no analizó el capitalismo: lo condenó con la convicción del iluminado que cree haber descifrado el destino del mundo. Su teoría del colapso inevitable, su fe en la “dictadura del proletariado” y su promesa de un paraíso sin clases sociales nacieron no del estudio, sino del extravío filosófico. Fue menos un economista que un autor de fantasía política.
Aun así, muchos intelectuales prefirieron su lirismo revolucionario a la sobriedad analítica de Smith. Y la historia les cobró la factura.
V. El costo humano de la utopía
El marxismo convertido en política no condujo al paraíso prometido, sino a sus antítesis más crueles: autoritarismo, ruinas económicas y represión sistemática. Stalin, Mao, Ceaușescu, Honecker y Fidel Castro no son aberraciones derivadas de una mala interpretación, sino aplicacio-
nes fieles de un proyecto que subordina la vida humana a la pureza doctrinal.
La evidencia es abrumadora: campos de trabajo, hambrunas inducidas, vigilancia total, partidos únicos, exilios masivos. El sueño de la comunidad perfecta produjo uno de los repertorios de violencia más extensos del siglo XX. Y, sin embargo, muchos defensores del marxismo siguen repitiendo el mantra del “verdadero socialismo que nunca se ha aplicado”, como si la hecatombe histórica no dejara instrucciones claras.
En América Latina, el marxismo adoptó un tono melodramático y caudillista, pero el desenlace fue el mismo: Cuba, Nicaragua y Venezuela. Economías maltrechas, regímenes cerrados, diásporas gigantescas. Son, literalmente, museos vivientes del fracaso.
VI. La persistente seducción de la fábula
¿Por qué, a pesar de la evidencia, la utopía mantiene adeptos? Porque las fábulas igualitarias tienen el encanto de lo simple. Prometen un mundo sin conflicto, sin propiedad, sin derrotas. Son una invitación al Edén perdido, un retorno imaginario al vientre social donde nada se decide individualmente y nadie compite por nada.
Pero las sociedades reales no funcionan así. La complejidad humana exige pluralismo, instituciones sólidas, incentivos, responsabilidad. Cada intento de abolir esa complejidad —sea mediante planificación total, moral revolucionaria o ingeniería social— ha terminado en coerción, miseria y desencanto.
Como bien advirtió una tradición liberal a menudo caricaturizada, las utopías no fracasan por falta de fe, sino por exceso de ella.
VII. La vigencia silenciosa de Adam Smith
A diferencia del marxismo, que requiere propaganda, ortodoxias, comités centrales y discursos interminables, las ideas de Smith funcionan sin liturgia. Operan
en sociedades abiertas donde la libertad económica, la propiedad privada y el Estado de derecho permiten que la creatividad individual supere las limitaciones de la escasez.
Su obra no es dogma; es cara a la realidad. Allí donde las instituciones protegen al individuo y no lo vigilan, donde la iniciativa privada no es un delito, donde los emprendedores no deben sobornar para existir, el progreso aparece. No como milagro, sino como consecuencia.
La “mano invisible” no es magia: es la metáfora del orden espontáneo al que tienden millones de decisiones libres en un marco institucional adecuado. Cuando ese orden se obstruye —por capricho ideológico, por afán de control, por obsesión igualitaria— las economías se hunden, la sociedad se empobrece y el futuro se cierra.
VIII. El siglo XXI ya dictó sentencia Han pasado casi 250 años desde que Smith escribió sus verdades elementales. Y hoy, cuando los datos abundan más que nunca, la comparación es imposible de ignorar: • ningún país próspero adopta el marxismo como modelo,
• ningún país marxista ha logrado prosperidad sostenible,
• todas las sociedades abiertas han elevado la calidad de vida de sus ciudadanos,
• todas las sociedades cerradas han terminado empobrecidas o en ruinas.
Quien pretenda lo contrario debe explicar por qué los desplazamientos humanos siempre van en el mismo sentido: del socialismo real al capitalismo imperfecto, nunca a la inversa.
Las utopías, en suma, quedaron atrás. Lo que persiste son ruinas, consignas y nostalgias —y algunos reductos que insisten en repetir la historia como tragedia y farsa simultáneas.
IX. El mejor de los mundos disponibles
En tiempos en que proliferan los discursos que idealizan el control estatal, que recelan del mercado y que sueñan con sociedades planas y homogéneas, conviene recordar que la libertad no produce paraísos; produce progreso. Y que la persecución del interés personal, regulada por instituciones justas, sigue siendo más eficaz que cualquier ingeniería social diseñada en nombre del pueblo. El mundo que describió Adam Smith no es perfecto. El que prometió Marx, simplemente, no existe. Y los que intentaron construirlo terminaron siendo países donde nadie quiere vivir.
Por eso, en medio de las incertidumbres contemporáneas, vale la pena decirlo con claridad: este es, con todas sus imperfecciones, el mejor —y quizá el único— de los mundos posibles. Los demás ya los probamos. Y nos costaron demasiado…l
Adam Smith (1723-1790). F.E.
Carlos Marx (1818-1883). F.E.
6 Cultura
Los primeros jinetes en la Española: los veinte escuderos a caballo de la Santa Hermandad
DR. ALFREDO BUENO JIMÉNEZ
PROFESOR INVESTIGADOR, UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO alfredo.bueno@anahuac.mx
Cuando Cristóbal Colón emprendió su segundo viaje de navegación en 1493, no solo transportó personas y provisiones. A bordo de aquellas embarcaciones viajaba algo que cambiaría para siempre el Caribe, los primeros caballos que pisaron estas tierras, junto con especies animales de origen ibérico y canario -cerdo negro canario, gallinas jabadas, ovejas pelibuey, cabras majoreras, entre otras especies-, que alteraron irreversiblemente el ecosistema insular caribeño. Sin embargo, entre todos los agentes e insumos fletados, resaltaron los corceles de veinte escuderos procedentes de las principales capitanías del Reino de Granada y milicias concejiles de Salobreña, Almuñécar y Guadix. Se trataba de la primera fuerza ecuestre del Caribe insular, una historia que hasta hace poco permanecía en las sombras y que solo han estudiado en profundidad Demetrio Ramos Pérez (1981) y, recientemente, Alfredo Bueno Jiménez (2025). Los Reyes Católicos prestaron particular atención a la selección de este primer contingente ecuestre con destino a América, encargando la tarea a su secretario Hernando Zafra. Cinco de estos jinetes debían transportar además cinco yeguas adicionales, presumiblemente para establecer la primera caballada en la isla Española. La Santa Hermandad o Hermandad nueva, institución a la cual pertenecía, fue la encargada de sufragar sus salarios para los primeros seis meses.
Una de las principales características de estos jinetes era su técnica de montar, ‘a la jineta’, un estilo ecuestre de origen islámico que los bereberes zenetes introdujeron en Al-Ándalus y que la caballería castellana adoptó en la frontera con el reino nazarí de Granada durante el siglo XIV, y se transfirió posteriormente a los territorios americanos en el marco del proceso de expansión imperial, siendo la isla Española el primer espacio americano donde se implementó esta modalidad de caballería.
No obstante, la permanencia de estos jinetes en la isla fue muy limitada, inferior a un año, debido a las complejas relaciones que mantuvieron con Colón, desde antes de su embarque en Sevilla. En una carta fechada el 4 de agosto de 1493 en Barcelona, dirigida al intendente de Indias Juan Rodríguez de Fonseca, el almirante señalaba la necesidad de enviar más navíos para transportar los caballos del contingente, lo que incrementaría los costos de la armada. En realidad, se trataba de una estrategia para impedir su embarque, debido al elevado costo que representaba el financiamiento de embarcaciones adicionales.
El Dr. Alfredo Bueno Jiménez hace un registro fotométrico de estribos de tipología nazarí recuperados en el sitio arqueológico de La Isabela, Puerto Plata, junio de 2024.
De este modo, los escuderos a caballo de la Santa Hermandad no se embarcaron en circunstancias favorables, y estas no mejoraron después de su partida de Sevilla y desembarco en la Española, donde llegaron muy debilitados tras la prolongada travesía. Y lo peor estaba por venir. Una vez fundado el asentamiento permanente de La Isabela (1494-1498) en la actual provincia de Puerto Plata, Colón requisó los caballos de los escuderos para las obras públicas del asentamiento y actividades artesanales en las tahonas: acarrear materiales de construcción y agua, mole grano en los molinos instalados a orillas del río Bajabonico. Esto resultaba ser una humillación y violación de los fueros internos de caballería, al no tratarse de animales de carga, sino de corceles de gran valor, es decir, sementales entrenados para actividades bélicas, torneos ecuestre y montería. Peor aún, Colón ordenó que se les pusiera ‘albarda’, un aparejo diseñado para asnos y mulas, totalmente inadecuados para equinos de guerra y exhibición. Los équidos, además, padecieron la falta de cebada durante más de seis meses, según denunciaron posteriormente los escuderos. En marzo de 1494, poco después de la primera expedición que se había or-
ganizado al Cibao en enero de 1494 por Alonso de Ojeda y Ginés de Gorbalán, Colón organizó una segunda incursión al interior insular con aproximadamente cuatrocientos efectivos, seleccionados entre los más sanos que se encontraban en La Isabela. Ante la imposibilidad de que los équidos transitaran por la accidentada orografía de la cordillera Septentrional, el genovés ordenó a los jinetes junto con otros trabajadores provistos de azadas y azadones, desbrozar la vegetación y acondicionar un sendero, esfuerzo que fue reconocido simbólicamente al denominar el camino como ‘puerto de los Hidalgos’, considerado como “el primero que se abrió en las Indias”. No obstante, este episodio, al igual que anteriores, constituyó una afrenta y transgresión de los fueros de caballería, pues los escuderos estaban exentos de facendera, es decir, de participar en labores comunitarias vinculadas a la construcción de caminos y fortificaciones.
Por tanto, no sorprende que, pocos meses después de desembarcar, los escuderos decidieran regresarse a la península Ibérica, aprovechando la ausencia de Colón, quien se encontraba explorando las Antillas Mayores entre abril y septiembre de 1494, para embarcarse en las cuatro naves que trajo Bartolomé Colón.
Pero la confrontación no terminó ahí, los hermanos del almirante −Diego Colón, quien se encontraba como alcaide de La Isabela, y Bartolomé Colón−, confiscaron los corceles, las monturas y algunas armas de la jineta, circunstancia que motivó reclamaciones legales que quedaron documentadas en cartas de libranza, conservadas actualmente en la sección Consejo y Junta de Hacienda, y Guerra Antigua del Archivo General de Simancas en Valladolid.
Así concluyó, en menos de un año, la aventura de los escuderos a caballo de la Santa Hermandad en la Española, un episodio que revela las tensiones del primer asentamiento permanente castellano en América y el choque entre las aspiraciones de hidalgos acostumbrados a sus fueros y la administración de los hermanos Colón empeñados en monopolizar todos los recursos y aspiraciones locales.
Este artículo se basa en la investigación de Bueno Jiménez, Alfredo: “Los ‘escuderos a caballo’ de la Santa Hermandad a la luz de las fuentes históricas y evidencia arqueológica: la primera cuadrilla de caballería ligera en la isla Española, 1493-1494”, Revista ECOS UASD, Año XXXII, Vol. 2, No. 30, juliodiciembre de 2025. l
Centro estudios caribeños. PUCMM.
elCaribe, SÁBADO 13 DE DICIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do
Central de Datos
Diciembre de 1963: La Navidad que estalló entre guerrillas y conflictos (Parte 2)
Tras varios enfrentamientos y la detención de más de 20 insurgentes en distintos puntos de operación, los rebeldes reconocen su derrota
LENIN RAMOS
Lramos@elcaribe.com.do
Continuaremos con la segunda y última entrega de este trabajo que evidencia la resistencia al gobierno de facto encabezado por el Triunvirato en la República Dominicana en 1963, período durante el cual se produjeron diversos enfrentamientos entre grupos rebeldes y miembros de las fuerzas del orden.
Actualización oficial
Después de localizar uno de los núcleos insurgentes y confiscar documentos y armas que revelaban parte de los planes de los rebeldes, el Triunvirato comunicó oficialmente a los partidos políticos de la coalición la existencia de grupos subversivos levantados en zonas montañosas del país.
En este contexto, las autoridades ofrecieron la información oficial a los líderes políticos durante una reunión realizada en el despacho del triunviro Emilio de los Santos, en el Palacio Nacional, la noche del 3 de diciembre de 1963, entre las 6 y las 7.
La reunión se llevó a cabo de manera privada y no se permitió la entrada a la prensa. La información que posteriormente se conoció provino de los propios dirigentes políticos.
De acuerdo con lo informado por fuentes del periódico El Caribe, el Triunvirato presentó el reporte de los hechos, mientras que el secretario de las Fuerzas Armadas proporcionaba detalles adicionales sobre ellos.
El secretario de las Fuerzas Armadas, mayor general Víctor Elby Viñas Román, y el jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general de brigada Miguel Atila Luna, se negaron a dar informaciones a los periodistas.
Los representantes de cinco partidos políticos accedieron a la solicitud de los periodistas y ofrecieron detalles sobre el encuentro. Participaron delegados del Partido Demócrata Cristiano, Vanguardia Revolucionaria, Progresista Demócrata Cristiano, Nacionalista Revolucionario Dominicano y Alianza Social Demócrata, mientras que la Unión Cívica Nacional no tuvo representación.
En ese sentido, todos concordaron en que la reunión tenía como propósito comunicar oficialmente a los partidos políticos sobre los levantamientos subversivos.
Acción contra agrupación subversiva En este marco, el Gobierno también decidió declarar ilegal a la Agrupación Política 14 de Junio, medida que se formalizó mediante una ley del Triunvirato, en la que se señalaba que el 14 de Junio promovía un régimen “contrario a la de-
Una patrulla del Ejército Nacional, asistida por campesinos durante las labores realizadas.
de guerrilleros capturados en la montaña de Bonao.
mocracia y perjudicial para la soberanía nacional”.
En esta línea, el Triunvirato sostuvo que su postura “quedaba demostrada tanto por los principios que defendía como por los constantes pronunciamientos de sus líderes y miembros, quienes de manera pública no dejaban de expresar su abierta adhesión al régimen comunista vigente en la República de Cuba”.
Fuerzas Armadas pierden contacto con insurrectos
Por otro lado, todo indicaba que en las cercanías de Los Quemados, en Bonao, las Fuerzas Armadas habían perdido completamente el contacto con las guerrillas que se habían adentrado en la zona.
Si bien un oficial de alto rango del Ejército aseguró que el grupo se encontraba en las montañas de El Blanco, no se habían registrado nuevos enfrentamientos desde el choque ocurrido en el paraje de Bejuco Aplastado, dos días antes.
El Blanco es una escarpada montaña ubicada aproximadamente a 10 o 12 kilómetros al suroeste de Bonao. Según el teniente coronel Salvador Escaramán Mejía, quien dirigió las operaciones en esa región, aún permanecían en ella alrededor de 25 rebeldes.
De acuerdo con el coronel Escarramán Mejía, los rebeldes arribaron a Bejucal en
Miembros de las Fuerzas Armadas se preparaban para realizar operaciones.
un automóvil amarillo y en un camión cuyos dueños no se habían identificado. Añadió que la cantidad de pertrechos que transportaban era tan grande que se vieron obligados a abandonar proyectiles, cartuchos de escopeta y otros efectos. Además, indicó que tras el primer enfrentamiento con las Fuerzas Armadas, cinco rebeldes fueron hechos prisioneros. No obstante, aclaró que, según sus estimaciones, el grupo disponía de alimentos para dos meses, por lo que se esperaba capturarlos antes.
Las batallas de las montañas Después de que transcurriera el plazo de 24 horas otorgado por las Fuerzas Armadas a los grupos rebeldes que operaban en la zona de El Limón, cerca de Santiago, aviones de la Fuerza Aérea Dominicana bombardearon el campamento. El ataque aéreo tuvo lugar el 3 de diciembre, alrededor de las 4:45 de la tarde, después de que una aeronave de la FAD sobrevolara el área para señalar a las tropas regulares de las Fuerzas Armadas que debían retirarse.
Los aviones, dos AT-6 de combate, lanzaron ocho cohetes que impactaron en las lomas de La Calabaza, situadas a unos 4 kilómetros del paraje, donde se suponía se encontraba la mayor parte de los insurgentes.
Los aviones lanzaron los cohetes de manera intermitente. Se trataba de proyectiles de 81 mm, con un alcance de aproximadamente 300 metros. Según informaron los habitantes de la zona, las fuertes detonaciones se escucharon a más de 5 kilómetros del lugar de impacto.
Persecución
En ese contexto, media hora después, una patrulla del Ejército informó haber localizado a los insurgentes en un rancho de tabaco, quienes mostraban señales de rendición agitando pañuelos blancos. Sin embargo, al pasar otro avión, se volvieron a ocultar.
Al llegar la tarde, las patrullas del Ejército aún no habían alcanzado el rancho donde se esperaba capturar al primer grupo que intentaba rendirse. Asimismo, alrededor de 10 a 12 rebeldes que huían hacia el norte, perseguidos por dos pelotones del Ejército y la Aviación desplegados en la zona, se adentraron en las lomas conocidas como El Corozo.
Además, los oficiales desplegados en la zona de operaciones de las Fuerzas Armadas del Gobierno indicaron que no se registraron heridos, ya que los cohetes se habían disparado con fines de intimidación, y añadieron que tampoco se habían realizado detenciones.
Capturados, admiten fracaso de operaciones
Con los signos de la contienda aún reflejados en sus rostros, ocho insurgentes fueron apresados en las montañas cercanas a El Limón. Ellos reconocieron que ese núcleo de rebelión ya había sido controlado por las Fuerzas Armadas.
Aunque no corrieron con la misma suerte que siete u ocho de sus compañeros que lograron huir hacia las montañas más abruptas, afirmaron que no les quedaban más opciones que rendirse, pues en esas lomas ni siquiera los animales pueden resistir.
Asimismo, en la zona de Los Quemados fueron detenidos otros 14 rebeldes gracias a la operación conjunta de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Los documentos, armas y municiones previamente incautados por las autoridades pertenecían a este grupo de combatientes.
De igual manera, las operaciones siguieron en otros puntos de insurgencia, como Las Manaclas, en San José de las Matas, y en el área comprendida entre Monte Gallo y Alto de la Diferencia, en la cordillera Central, donde tres aviones P-51 de la Fuerza Aérea dispararon doce cohetes de percusión. Esa maniobra se utilizó en varios núcleos rebeldes hasta que los guerrilleros se entregaron. l
Grupo
OGM
crítica arte
LILIAN CARRASCO
lilycarrascor@hotmail.com
“Lluvia de versos” en Dos Calles
Como curadora de “Siempre Salomé”, tuve la oportunidad de revisar y acompañar, con la maestra Katia Ríos, el proceso creativo de 16 grupos de estudiantes de Chavón La Escuela de Diseño. Cada grupo elaboró una propuesta inspirada en la poética de Salomé Ureña, que revela una riqueza de interpretaciones que, confiamos, podrá materializarse en futuras entregas. Entre esas propuestas, “Lluvia de Versos” fue seleccionada para su primera activación pública en Dos Calles, Espacio Creativo. Esta elección no respondió a jerarquías de valor absoluto, sino a la pertinencia de la pieza para propiciar un ejercicio de participación y apertura metodológica. El panel presentado en la edición de Jueves en Dos Calles, el pasado 27 de noviembre. constituyó, por tanto, un laboratorio de circulación del proceso, donde los estudiantes trasladaron al público los elementos que estructuraron su investigación y su aproximación sensible al le-
gado de Salomé Ureña de Henríquez. El trabajo guiado por Katia Ríos resultó fundamental. Su acompañamiento fortaleció la dimensión analítica del proyecto y estimuló la capacidad de los estudiantes para articular conceptos, seleccionar estrategias formales y sostener un diálogo colectivo orientado a la síntesis. La colaboración entre disciplinas —moda, cine, ilustración, interiores, producto y marketing— se reflejó en un ejercicio cohesionado que integra lenguajes sin diluir la pluralidad de miradas.
el libro vive
FRANK NÚÑEZ
franknunez463@gmail.com
Los valores de María Eugenia
Acosta
crítica cine
ETZEL BÁEZ etzelbaez@gmail.com
1922 (De un cuento de Stephen King)
Stephen King es el escritor de moda más adaptado al cine actual, de factura estadounidense. Se le considera Maestro del Terror. Hemos visto una considerable cantidad de sus historias, pero es esta la que ofrece un cuasi estudio de cómo va enfermando la mente del personaje protagónico, y ya eso es un manjar cinematográfico. Ubica la historia en el 1922, con todo su estilo de vida, para desarrollar el trastorno obsesivo compulsivo, la esquizofrenia y la tendencia al suicidio como vía de escape. La narrativa se construye sobre un relato en primera persona de Wilfred James, el narrador no fiable de la historia. Escribe una larga confesión del asesinato de su esposa, Arlette, en Hemingford Home, Nebraska, en 1922. Elegir ese tiempo histórico hace del filme una producción compleja ante la simplicidad de la trama: Una mujer hereda una finca y decide venderla para irse a la ciudad, a lo que se opone su marido, pero ella avanza con su proyecto y le advierte que se llevará al hijo de ambos; y ya solamente eso empieza a corroer el alma del marido, que cuenta con una finca
La oportunidad de activar este proceso en Dos Calles se inscribe en la visión impulsada por Lidia León, presidente de la Fundación Conexión Lileón, al articular espacios donde la educación artística y la creación contemporánea se encuentren de manera orgánica. Esta plataforma permitió a los estudiantes probar, ajustar y socializar su trabajo fuera del contexto académico, situándolo en un diálogo directo con públicos diversos. “Lluvia de Versos” es una obra llena de color en forma de cascada que nos permite exponernos sensibilizarnos y dejar fluir el poeta que hay en cada uno, motivándonos a escribir nuestros propios versos que podemos dejar colgados en cada hilo. Estas conexiones amplían el aprendizaje y multiplican las formas en que la poesía puede seguir habitándonos. l vecina más pequeña y sabe que puede perder a su hijo, que para él (como lo era mayormente en esos tiempos en USA) tiene un valor nominal (indica el valor teórico o ideal de cualquier cosa que pueda ser cuantificable, en oposición al valor real), lo que le enloquece. Es con esos elementos que se construye una narrativa directa y envolvente que aprovecha cada escena para ir mostrando la degradación de aquella familia y del trastorno mental que genera en el protagonista el sentimiento de culpa. La crudeza y a la vez la elegancia de la puesta en escena son torpedeadas por algunos elementos como la insistente muestra de escenas con ratones que, obviamente, buscan señalar la pudrición en que se va convirtiendo el personaje central y su locura. Como drama psicológico, se va bien hondo al thriller con una excelente dirección. Muy a pesar de la previsibilidad de en qué terminará —pues ya avisa desde inicio—, la dirección en el elocuente montaje mantiene el interés escena tras escena, por la manera en que lleva el proceso de desarrollo de la culpa de varios personajes ante un mismo hecho de sangre que tiende a trastornar al individuo cuando pretende justificar lo que sabe ha hecho mal. La actuación es brillante y ofrece una óptima caracterización del trastorno mental. Es una excelente experiencia inmersiva. En Netflix. l
HHHHH GÉNERO: drama psicológico . DURACIÓN: 100 minutos.
Una lectura exhaustiva de la obra Administración por valores en las cooperativas, de la empresaria y escritora María Eugenia Acosta, arroja la conclusión de que el sector económico que trata el ensayo no ha sido lo suficientemente conocido por la dominicanidad interesada en el desarrollo pleno de la nación. Página tras página, se descubre un mundo de gran impacto en una parte importante de la población, pero que en el plano mediático opera de manera prácticamente silenciosa. Acosta, quien tras una carrera ascendente de más de dos décadas ocupa la gerencia general de la Cooperativa Vega Real, escribe su minucioso manual auxiliada de las estadísticas nacionales e internacionales, con las que demuestra la pujanza económica y social del sector cooperativo, y resalta la importancia que presta a los valores éticos y morales, en una sociedad vapuleada por el relativismo axiológico.
El cooperativismo administrativo planteado por la autora, egresada en Administración de empresas de la Universidad Católica del Cibao, La Vega, además de describir las organizaciones como creadoras de riqueza, también establece valores como la solidaridad, lealtad, honestidad, responsabilidad, democracia, equidad y ayuda mutua, con argumentos de respetables teóricos entre los que se destacan Douglas McGregor, Peter Drucker, Stephen Cowey, John C. Maxwel, Warren Bennis, Robert Greenleaf, Daniel Goleman, Edgard Schein, Mary Gentile y Rosabeth Moss Kanter.
La sencillez, enumerada entre las actitudes propias del auténtico cooperativista, aparece en el libro de María Eugenia Acosta al dedicarlo a su padre, hijos y esposo, mientras en los agradecimientos empieza con Dios “por iluminar mi camino y trayectoria”, para seguir con familiares y compañeros a los que expresa cálidamente su gratitud.
Quienes tengan la oportunidad de leer Administración por valores en las cooperativas, podrían coincidir con el catedrático y escritor Dionisio Hernández Leonardo, prologuista, cuando resalta que el pensamiento filosófico de la autora “habla desde la profundidad de su alma”, para concluir recordando: “Aportar al conocimiento es la manera más efectiva de construir una mejor sociedad”. Un texto agradablemente sorprendente. l
SANTIAGO
ALMADA
salmada@elcaribe.com.do o
El cielo y el infierno
Aunque muchos atribuyen a Borges esa frase de qué es el cielo sino un soborno y qué es el infierno sino una amenaza, fue en realidad el dramaturgo inglés George Bernard Shaw el que la escribió.
El cielo o paraíso como soborno, o como promesa de una eternidad luminosa impregnada de dicha figura en todas las religiones, como también el infierno, una eternidad desgraciada entre el fuego y el crujir de dientes. A estos dos extremos el catolicismo les agrega un punto intermedio que es el purgatorio, donde anidan las almas de personas que han muerto en gracia divina pero necesitan purificarse antes de ser admitidas en el cielo.
El infierno es, por lo tanto, una desgracia eterna a la que son condenadas las almas de los que murieron sin arrepentirse de sus pecados, excluidos para siempre de la comunicación con Dios.
Cada uno de estos conceptos tiene validez para quienes aceptan por fe que estas realidades existen pese a que no hay comprobaciones concretas de todas ellas. Se parte del concepto de fe definido por el Concilio de Trento, como una gracia o don sobrenatural otorgado por Dios, que por sí solo no es suficiente para alcanzar el cielo, porque también se exige haber hecho buenas obras a lo largo de la vida.
Quien esto escribe no está del todo seguro de que haya paraíso, purgatorio e infierno, pero sí de que la inasible eternidad es una suma de situaciones efímeras; dichosas porciones de cielo a las que se accede, las más de las veces por azar, como los “amores eternos” de la adolescencia cuando son correspondidos, un examen aprobado, una bicicleta que trajeron los Reyes Magos... Los “infiernos” suelen ser en cambio las rupturas, las malas notas en la escuela, una lluvia que impide una cita con una bonita muchacha, una reconvención de un jefe, una cancelación de un empleo con la carga de incertidumbre que esa situación genera… En un rincón de mi casa junto a la ventana, una vista de la ciudad me suele distraer cuando leo o cuando escribo con un café caliente en la mañana, a veces con una copa de ron en la noche. Me gusta soñar desde ese improvisado y mínimo trono que acaso sea esa la mejor manera de construir mi propio, intransferible cielo… l
El Sistema Punta Cana: cuando una orquesta afina el futuro
ANDRÉS TOVAR
Especial para elCaribe
En el Este del país, donde el crecimiento acelerado a veces deja atrás la infraestructura social, la música ha asumido un papel inesperado. Allí donde la escuela no siempre alcanza, donde los indicadores educativos hablan de sobrepoblación escolar, falta de aulas, déficit de docentes y una acelerada movilidad humana, algo inesperado ocurre: decenas de pequeños y jóvenes sentados con un instrumento entre las manos, respiran juntos, escuchan juntos, sueñan juntos.
La paradoja es hermosa y recuerda la pregunta esencial que siempre hace la música: ¿qué puede cambiar la vida de un niño cuando todo a su alrededor parece caótico?
La respuesta, en Punta Cana, suena afinada: una orquesta puede cambiarlo todo. Porque lo que está ocurriendo allí no es solo un programa de formación artística: es un movimiento social silencioso, persistente, transformador. Es un taller de convivencia. Es un refugio emocional. Es, sobre todo, una prueba de que la belleza también puede ser política pública cuando alguien se atreve a sostenerla.
Y quienes la sostienen, con discreción, con disciplina, con visión, son los arquitectos de Funeyca PC, la Fundación para la Expansión Cultural y Artística de Punta Cana, alma logística y espiritual del Coro y Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de Punta Cana. Su trabajo, más que exhibirse, se siente. No ocupa el centro del escenario, pero sin ellos no habría escenario posible. Hoy, más de 250 niños y jóvenes participan activamente en los programas de El Sistema Punta Cana. No llegan buscando un título; llegan buscando pertenencia. Y la encuentran. Porque aquí, antes que tocar escalas, se aprende a respirar. Antes que leer partituras, se aprende a escuchar. Antes que dominar un instrumento, se aprende a trabajar con otros.
Una señal para el Caribe En noviembre, la Unesco celebró en Santo Domingo el Encuentro Regional de Alto Nivel sobre Educación para la Paz Mundial. Allí, entre ministros, especialistas, académicos y líderes de organizaciones educativas de toda América Latina y el Caribe, ocurrió algo simbólico: niños y jóvenes de El Sistema Punta Cana se convirtieron en la evidencia viva de que la música puede sostener comunidades enteras.
Durante el evento, el Ensamble de Cuerdas presentó una interpretación que conmovió a los asistentes. Jóvenes que han encontrado en la música una arquitectura para su crecimiento. Su presencia en ese evento no fue una anécdota: fue un reconocimiento explícito de que lo que ocurre en Punta Cana está conectado con una corriente continental.
Durante el encuentro, Lorena Lugo, directora del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, recor-
dó el reciente nombramiento de El Sistema venezolano como Centro Categoría 2 de la UNESCO. Ese estatus certifica algo profundo: que la música, cuando se practica como pedagogía social, tiene el poder de transformar sociedades. Su mensaje fue claro: la expansión del movimiento orquestal latinoamericano está dando forma a una nueva visión educativa donde la música es herramienta para la paz, la cohesión social y el desarrollo emocional.
Ese vínculo entre Venezuela y República Dominicana no es una casualidad. En 2023, Funeyca PC y El Sistema venezolano firmaron un acuerdo de cooperación para fortalecer la formación musical en Punta Cana. Aquella decisión, que entonces pareció ambiciosa, hoy se revela visionaria: el Caribe ya reconoce que este modelo no solo forma músicos, sino ciudadanos.
La presencia de Punta Cana en un encuentro de la Unesco envía un mensaje inequívoco: la música no es adorno cultural; es infraestructura educativa de alto impacto.
La expansión regional del movimiento orquestal coloca ahora a iniciativas como la de Punta Cana en un plano más amplio: no son proyectos locales, sino parte del mapa educativo del Caribe contemporáneo.
Y esto importa porque nuestro país, con sus retos y desigualdades, necesita modelos que funcionen. Necesita historias que demuestren que la cultura no es un lujo sino una herramienta de supervivencia.
Una orquesta que necesita completar su voz
Pero incluso los milagros requieren estructura. Y hoy, el sistema Punta
Cana afronta un desafío que parece técnico, pero que en realidad es profundamente simbólico: falta completar la sección de cornos franceses.
El corno francés es la voz que une el metal con la poesía. Es el puente entre la solemnidad y la emoción. Es el instrumento que sostiene la armonía desde el corazón de la orquesta. Sin él, ciertos repertorios no pueden abordarse. Sin él, los jóvenes no pueden crecer musicalmente al ritmo que necesitan.
Por eso Funeyca PC ha lanzado una campaña para adquirir cuatro cornos franceses. No es un capricho instrumental; es un paso imprescindible para que estos estudiantes, que ya han demostrado talento, disciplina y compromiso, puedan dar el siguiente salto en su desarrollo.
Donar un corno francés no es donar un objeto: es donar futuro. Es entregar a un niño la posibilidad de avanzar en un camino que, de otra manera, se le cerraría. Es participar, de forma directa, en la construcción de un Caribe más pacífico y más creativo.
Un diciembre que canta
La energía de este proyecto se verá también este domingo 14 de diciembre, cuando Panaca República Dominicana reciba a los coros infantiles y juveniles para un concierto navideño en la Arena Panaca. Será una celebración luminosa: más de 70 voces elevándose en un repertorio que mezcla tradición, esperanza y espíritu comunitario.
Tanto la información sobre esta presentación y su campaña para los cornos la puedes conocer en @elsistema_puntacana en Instagram.
Un modelo que el Caribe necesita mirar
El final de esta historia no es un cierre, sino una ruta abierta. El Sistema Punta Cana demuestra que, incluso en contextos desafiantes, la educación musical puede convertirse en política social de alto impacto. Que formar una orquesta es formar ciudadanía. Que enseñar armonía es enseñar convivencia. Que un instrumento puede ser la llave de una vida nueva.
En un Caribe marcado por desigualdades, movilidad acelerada y tensiones educativas, proyectos como este no son “iniciativas culturales”: son estructuras de paz.
Punta Cana ya lo demostró. Ahora falta que el país lo escuche.l
ConCierto Sentido
La pianista favorita de Trump
Lola Astanova nació en Taskent, Uzbekistán. Niña prodigio en la escuela Uspensky y discípula de Lev Naumov, que llegó a definir su Chopin como “simplemente excepcional”. Un dato que suelen olvidar los puristas que la destruyen por sus minivestidos, tacones imposibles y fotos de portada para revistas de moda.
Luego de un pequeño periplo ausente, la pianista favorita de Donald Trump regresa con dos piezas propias de la época navideña: Carol of the Bells y Dance of the Sugar Plum Fairy de El Cascanueces, grabadas en video junto a la Chamber Orchestra of Bitola, donde lleva al extremo la lógica de su personaje: una pianista de conservatorio envuelta en estética de videoclip de lujo. La cámara la adora, la orquesta funciona como alfombra sin demasiadas sutilezas tímbricas, y el célebre motivo navideño se convierte en un himno épico entre el trailer de Hollywood y el easy listening de alta gama.
Aquí se entiende por qué Trump la adora: la conoció en Mar-a-Lago, la invitó a tocar en la Casa Blanca y encontró en ella la banda sonora perfecta para sus salones dorados. Astanova encarna el “trumpismo” estético en la clásica: brillo, exceso visual y virtuosismo empaquetado para cámara, sin ser en absoluto una farsante al piano.
Astanova no es el futuro de la música navideña, pero sí una muestra de una intérprete de música clásica que entiende cómo funciona la era digital y se apropia de ella, algo que aún intentan descubrir muchas orquestas. l
Jóvenes sonrientes antes de ensayar. F. S.
Una niña ensaya acordes. F. S.
Las partituras no son fáciles de descifrar. F. S. ANDRÉS TOVAR EDITOR
La crítica social en “Poeta en Nueva York” de Federico García Lorca
Cuando se visita la ciudad de Nueva York por primera vez es inevitable el estupor que causa. La diversidad cultural y su desarrollo económico han llevado a la ciudad a tomar los sobrenombres de “Capital del Mundo” y “La Cúspide del Capitalismo”, elevando la urbe a un símbolo de diversidad cultural y red de negocios global. Federico García Lorca no estuvo exento de ese asombro y su obra Poeta en Nueva York es una prueba de ello. No obstante, dicho autor nos acerca a la gran metrópolis desde una perspectiva foránea, mostrando a través de la poesía los contrastes de la ciudad. A continuación, se explorará la crítica social hacia el capitalismo que se hace en el poemario, asimismo como algunas características y peculiaridades.
La obra Poeta en Nueva York publicada póstumamente en 1940 y que, según Gibson (2016), es una interpretación poética de la metrópoli americana, que podría titularse La ciudad, (Gibson, pág. 18) invita al lector a abandonar lo puramente descriptivo para adentrarse en los defectos de la visión utópica que la ciudad oculta. A sus diez capítulos, con un total treinta y cinco poemas, se le añade una estética surrealista, típica de la Generación del 27 en España, que impregna a los versos lo onírico y resalta los miedos reprimidos. Al mismo tiempo trata el tópico del capitalismo en su faceta exuberante y deshumanizante, abordando temas como la opresión, la angustia y la injusticia social. Es posible interpretar que títulos como Los negros, Oda al rey de Harlem y Norma y paraíso de los negros estén asociados a las minorías marginadas de los Estados Unidos, tal como en Romancero gitano el poeta había salido en defensa del folklore y la cultura gitana en España. De igual forma, en Paisaje de la multitud que vomita enfatiza el caos de la socialización moderna. Si apelamos a un ejemplo del poema Oda al rey de Harlem, en sus versos “¡Ay, Harlem! […] / ¡No hay angustia comparable a tus rojos / oprimidos, / a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro” (García Lorca, 2022, pág. 22), se expone de manera explícita la visión melancólica del autor por aquel icónico barrio de mayoría afrodescendiente. Lorca usa la personificación del lugar y un tono elegiaco plagado de palabras funestas como angustia, sangre, oscuro, oprimidos, para adentrarnos en la historia de Harlem y su sentir histórico, como si él hubiese vivido en los Estados Unidos La Gran Migración Afroamericana que empezó en 1915 y los estragos económicos posteriores a la Primera Guerra Mundial iniciada en 1914. De esta manera Lorca se convierte en portavoz, usando la poesía como protesta social, de aquella co-
munidad tan influyente en las luchas ideológicas estadounidenses concernientes al color de piel.
Con respecto al poema Paisaje de la multitud que vomita, en contraste con la imagen desgarradora del barrio de Harlem, lo que prima es el desorden de una ciudad frenética ante el consumo. Así lo evidencian estos versos: “Llegaban los rumores de la selva del vómito / con las mujeres vacías, con niños de cera caliente, / con árboles fermentados y camareros incansables / que sirven platos de sal bajo las arpas de la saliva” (García Lorca, 2022, pág. 45). Las imágenes surrealistas creadas por expresiones como “selva del vómito” o “camareros incansables”
aludiendo al caos de la ciudad son potentes. Por un lado, está la imagen ideal de la ciudad que todos tenemos y que, ante tal espectáculo de desorden se eclipsa y al mismo tiempo está la continuidad laboral, aquella sensación de que la ciudad no duerme, no descansa, no para y que los humanos son máquinas de producción. Ahí está la crítica rigurosa de Lorca ante la modernidad y el capitalismo. Resumiendo lo planteado, Poeta en Nueva York es una critica social implícita del sistema capitalista y la desvalorización del ser humano. Lorca usa un tono elegíaco y como base estilística el surrealismo, matizado con imágenes violentas para mostrarnos la ciudad desde
otra perspectiva. El poemario se convierte en un testimonio contra el caos y promueve un sistema fuera de control en una de las cuidades modernas más emblemáticas del mundo.
Bibliografía
García Lorca, F. (2022). Poeta en Nueva York. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Gibson, I. (2016). Vida pasion y muerte de Federico Garcia Lorca. Madrid: Penguin Random House Grupo Editorial. l
El autor del artículo es estudiante de la Licenciatura en Lengua y Literatura en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
YAN CAMACHO
Especial para elCaribe
elCaribe, SÁBADO 13 DE DICIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do
Poemas de Mairym Cruz-Bernal
VALENTÍN AMARO
Especial para elCaribe
Nuestra invitada en “Espejo de tinta”, es la poeta Mairym Cruz-Bernal (Puerto Rico, 1963). Es poeta, editora, traductora, columnista y ensayista. Presidió el PEN-Puerto Rico entre 2008 y 2012 y lideró el Grupo Puertas, un influyente movimiento artístico-literario activo entre 1993 y 1999. En 2003 dirigió el V Encuentro Internacional de Escritoras en Puerto Rico, donde más de 300 autoras firmaron un manifiesto por la paz coincidiendo con la salida de la Marina estadounidense de Vieques, hito cultural y político para la isla. Posee un B.A. en Psicología por Loyola University (1983) y una Maestría en Escritura Creativa por Vermont College (1994). Su poesía ha sido traducida a múltiples lenguas, entre ellas árabe, croata, italiano, alemán, francés y mandarín. Residente en San Juan, preside los Encuentros Internacionales de Escritoras, un movimiento itinerante que articula redes literarias en varios continentes. Es miembro honoraria del Círculo de Escritores de Venezuela y mantiene estrechas alianzas con la UNEAC (Cuba) y la SECH (Chile). También integra el Movimiento Poetas del Caribe: Unidos por la paz. Con 22 libros publicados en América, Europa y el Caribe, su producción abarca poesía, ensayo, compilaciones y traducción, consolidando una obra diversa, reconocida y de amplio alcance internacional.
La espada de Excalibur
Defiendo mi mano izquierda de mi mano derecha
Defiendo el silencio de mi voz entrometida
Defiendo mi Inocencia de tanta experiencia inmunda
Defiendo la mujer que decidí ser ante todos los hombres
Defiendo la Paz ante todas las guerras
Defiendo la mirada de aquellas miradas que acuchillan
Defiendo el árbol, mi hermano mayor, el pan, la manzana mordida, defiendo a Eva Defiendo el mantra que me fue dado en secreto
Defiendo hasta morir la niñez de mis nuevos hijos
Defiendo mi Libertad, mi círculo cerrado
Defiendo mis pies ya torpes de los caminos empedrados
Defiendo la tumba de mi madre, el mar donde lanzamos sus cenizas
Defiendo mis memorias intactas en mis poemas
Defiendo a una niña rubia que corrió y corrió y corrió hasta llegar al mar y supo que no podía correr en el mar y vivió años de su vida con pánico, a esa niña defiendo de todos los engaños y del mal amor
Defiendo con la espada de Excalibur, a mi corazón, porque de él emana la vida
Finalmente defiendo las hebras de mi pelo que caen como semillas de islas por nacer
Para mi hermana peruana
Gloria Mendoza Borda, por la memoria
EL POEMA DE LA RISA
I
La herida está en la página en blanco no tengo duda que cada puñalada del lápiz evidencia ese dolor II
No me perdono haber herido con mi lengua tantas veces a mi madre querida quieres saber qué hice le dije que hubiera deseado que me hubiera abortado si alguno de mis hijos me dice palabras así creo que me moriría de tristeza como ella hizo
No me perdono haber matado a un hombre el mejor hombre que tuve pero como suele sucederme creo que al otro lado de la verja hay cosas mejores me ha tomado la vida darme cuenta que al otro lado de la verja hay un inmenso pantano de horrores él me decía por qué no quieres ser la mujer más bella del mundo todavía hoy no sé la respuesta No me perdono no querer ser la mujer más bella en el espejo y me he hecho daño enfermando escudriñando nuevas maneras de traicionarme a mí misma
III
Y ahora, ¿qué sucede después de tanta confesión tortuosa? se va la culpa? se me va el hambre? en quién me convierto si ya mis pies son los de mi madre si mi modo de caminar y no vestirme son los de mi madre acaso quise ser mejor que ella y me convertí en su otra hasta desprecié a los hombres Qué sucede ahora después de haber escrito y vivido y pensado tanto dolor… eso, ponerle tres puntos suspensivos al poema y comenzar
IV
Un modo nuevo de caminar
un modo nuevo de creer en mí y no dudarme tanto un modo nuevo de levantarme y reflejar una mejor en el espejo
Concluyo el año de una pandemia y sigo viva
eso es bastante más de lo que pueden decir los muertos he completado las tres Ces, Casa, Comida, Cama me falta el hombre lo sé me falta la mujer la que he perdido
V
¿Y el poema? mi mantra, mi guía, mi lugar de reposo mi libertad profunda mi alabanza perpetua
No recuerdo ninguna etapa de mi vida sin el poema fui la elegida, la médium, la sacerdotisa se me fue dado conocer el poder en la palabra fui elegida como la hija hereje desde niña bajando las escaleras de tercer grado de la clase de español sentí una unción sobrenatural ahí en aquel instante fui iluminada yo vivía en el silencio miraba el mundo de mis maestras y mis compañeros y nada tenía yo que ver con aquello mi etapa autista, aislada mi etapa de psicosis, aislada cómo salí de aquello?, no lo sé salí?
aquí es donde echo una carcajada también el poema se ríe, ah se ríe mucho hasta se escribe el poema de la risa PÁNICO
Hay una puerta abierta el mar al fondo no llega nadie a este bar burgués no son ellos es mi cara es mi cuerpo ruso es mi antiguo abandono es esta soledad de mundo que me acuchilla es Dios que está enfermo de mí
DE PIE ANTE EL MAR tienen miedo de mi muerte prematura tengo miedo pasé por la catedral había una boda todos vestían de negro el mundo se volteó los códigos del amor se estremecieron hay luto en Palestina y aquí a instantes antes de mi suicidio ya no soy yo acabo de morir
A GRITOS EL SILENCIO
A gritos el silencio taladró mis oídos / se metió en mis sueños / entró en mi estómago / subió hasta vomitarlo / lo hice saltar entre las líneas de esta página / utilicé palabras suicidas / y cuando quise mirar como mira el voyerista la composición de
dos cuerpo entrándose uno en el otro / mi rostro se fue borrando / mi boca cosida desapareció / y el grito se lanzó al vacío. (para Caneo Arguinzones Herrera)
Saluda la que ha traicionado
He traicionado al capullo, pero nunca a la flor
He traicionado la memoria de mis vivos, pero nunca la de mis muertos
He traicionado el corazón del poema, pero nunca la palabra
He traicionado la oruga, pero nunca al vuelo de la mariposa
He traicionado a mi madre, conocí varias amantes de mi padre
He traicionado al amor, peor aún, a los comienzos del amor
He traicionado al anillo del dedo, las promesas, las sábanas domesticadas
He traicionado la caricia de los hombres, pero mis manos, nunca
He traicionado mis apellidos, la presunción de las banderas, el Dios de mis padres
He traicionado a mis hermanos de sangre que tanto odié
He traicionado la educación de mis mayores
He traicionado mi propia virginidad
No traicioné el gusto de mi lengua
No traicioné el deseo de mi vagina que como boca, llama
No traicioné mis 10 dedos que siempre han sabido caminar
No traicioné mi mano derecha para abrir las puertas clausuradas ni mi mano izquierda, ni mi puño cerrado
No traicioné la noche, ni aquella madre con dos niños pidiendo una moneda en la acera de Tetuán, Marruecos
No traicioné jamás las razas más sufridas de lo humano
Traicioné los paisajes heredados
Traicioné la sutileza de algún vientre
Traicioné el vestido más largo
Traicioné el lápiz labial, la vanidad de las mujeres
Traicioné la casa de mi madre
No traicioné al hombre de la silla ni dije su nombre
No traicioné el hueco santificado donde entierro a mis muertos
No traicioné la mesa de comedor de mi casa quiso seguir conmigo más allá de las aguas y de otras paredes duras
No traicionaré jamás la palabra juramentada en el poema
No traicionaré el amor de mis 50 años al corazón de un niño que se robó mi tristeza
No traicionaré jamás mi nombre aunque cante tres veces el gallo
No traicionaré al que me dio asilo cuando estuve sin casa en otras tierras
No traicionaré mi memoria con mi olvido
No traicionaré esta alegría de ser un animal triste l
Esta página es una colaboración especial para este suplemento.
12 Cultura
NOVELA POR ENTREGAS
El gobernador de Soconusco
BASILIO RODRÍGUEZ CAÑADA
ESPECIAL PARA elCaribe
V. El gobierno y la pluma
El cargo de gobernador no era tarea ligera. Cervantes debía resolver disputas de tierras entre encomenderos, atender las quejas de los caciques indígenas, supervisar el cobro de tributos en cacao y mantener la paz en una región donde la abundancia despertaba codicias. Su experiencia en España, marcada por deudas y fracasos administrativos, lo hacía cauteloso: sabía que un solo error podía arruinarle la vida.
Por las mañanas recibía a comerciantes y autoridades en el salón principal de la casa. Escuchaba con paciencia, dictaba resoluciones, firmaba memoriales que después enviaba a Guatemala o a la capital del virreinato. En las tardes recorría haciendas, visitaba pueblos indígenas y se dejaba ver en los tianguis, donde los vendedores lo recibían con respeto y recelo. A menudo lo acompañaba un escribano que registraba todo, aunque Cervantes llevaba además su propio cuaderno, en el que anotaba no solo cifras y pleitos, sino costumbres, palabras en lenguas nativas, escenas de la vida cotidiana que lo fascinaban por su viveza.
De noche, cuando la casa quedaba en silencio y doña Leonor se retiraba a descansar, Miguel se encerraba en su despacho. Allí, a la luz vacilante de una vela, se desdoblaba: de gobernador pasaba a escritor. Escribía sin descanso, a veces en prosa, a veces en verso, esbozando diálogos que parecían salir del bullicio del mercado, de los susurros de las tertulias criollas o de las confidencias en lechos prohibidos.
De aquellas páginas emergía una visión satírica y humana del Nuevo Mundo: los españoles que soñaban con fortuna y poder, los criollos que reclamaban reconocimiento, los indígenas que sobrevivían entre la obediencia y la resistencia, los frailes que, entre sermones y negocios, discutían sobre almas y cacao.
Cervantes no buscaba una crónica al estilo de las relaciones oficiales, ni un tratado solemne como los de los cronistas de Indias. Lo que brotaba de su pluma era otra cosa: una novela americana, poblada de personajes contradictorios, tiernos y ridículos a la vez, reflejo de la condición humana bajo el sol ardiente del Soconusco.
A veces, tras escribir una página especialmente lograda, se detenía y se preguntaba: “¿Qué dirán de mí en España, si estas letras viajan algún día al otro lado del mar? ¿Me tendrán por poeta, por cronista, o por loco que se atreve a retratar el mundo con sus imperfecciones y grandezas?”
El cacao, el amor y la política le daban materia; su ingenio hacía el resto. Y mientras en Castilla se gestaba un imperio literario que jamás sospecharía esta versión de su destino, en una casa blanca del
Soconusco, Miguel de Cervantes comenzaba a dar forma a la que sería recordada —si algún día se conociera— como la primera gran novela americana.
VI. La tensión de los poderes
No tardó Cervantes en descubrir que el Soconusco, bajo su aparente prosperidad, era un tablero de poder en el que cada jugador movía piezas con astucia y ambición.
Los encomenderos reclamaban cada vez mayores derechos sobre la tierra y los indígenas. Argumentaban que la riqueza del cacao debía fluir hacia ellos, que habían arriesgado fortuna y vida en aquellas tierras inhóspitas. Más de una vez se presentaron en su sala de gobierno con aire altivo, exigiendo nuevos repartimientos, rebajas de tributos, privilegios exclusivos en el comercio. Cervantes escuchaba, asentía, pero después retrasaba las decisiones, consciente de que ceder demasiado sería vender la justicia por la conveniencia de unos pocos.
La Iglesia también ejercía su presión. Los frailes dominicos y franciscanos, rivales en celo y en doctrina, acudían a su casa a reclamar apoyo para la evangelización, denuncias contra encomenderos abusivos, o fondos para levantar conventos y escuelas. Cada cual se presentaba como defensor de los indígenas, aunque Cervantes no dejaba de notar cómo también comerciaban, arrendaban tierras y tejían redes de influencia.
Y por encima de todos, estaba la Corona, distante pero siempre presente. Desde la capital del virreinato llegaban órdenes estrictas, memoriales sellados, recordatorios de que el gobernador no
era más que un servidor del rey. En más de una carta se le conminaba a aumentar los tributos, a remitir cuentas precisas de los cacaotales, a vigilar el contrabando que amenazaba los intereses de la Real Hacienda.
En medio de esas fuerzas opuestas, Cervantes se movía con prudencia, como un equilibrista en cuerda floja. Recordaba las lecciones de Argel: el poder verdadero estaba en la palabra medida, en la capacidad de disimular, de convencer sin prometer, de aplazar sin ofender.
Pero no siempre podía escapar a la tensión. Una tarde, en el salón del cabildo, un encomendero airado lo acusó de favorecer a los indígenas al negarse a incrementar tributos. Cervantes, con gesto sereno, replicó:
—Gobernar no es exprimir, sino mantener vivo el árbol para que dé fruto. Quien mata la raíz por codicia, pierde el bosque entero.
Las palabras, dichas con firmeza, dejaron un silencio incómodo. Algunos aplaudieron discretamente; otros murmuraron con rencor.
En privado, esa noche, Miguel escribió en su cuaderno: “Veo que aquí, como en España, los hombres buscan el oro con más pasión que la justicia. Pero si he de dejar un legado en estas tierras, prefiero que me recuerden por mis letras y por mi prudencia, antes que por la avaricia que consume a tantos.”
Sin embargo, intuía que las tensiones crecerían. Y que, en medio de ellas, su vida íntima y literaria también corría el riesgo de ser descubierta y puesta en entredicho.
VII. El escándalo de las pasiones
Durante meses, Miguel logró sostener un delicado equilibrio entre deber y deseo. Pero el Soconusco era un mundo pequeño y las paredes, por muy gruesas, no contenían los rumores. Tarde o temprano, las pasiones ocultas que lo habían arrastrado acabarían por mezclarse con la política.
El primero en hacerse público fue su vínculo con Isabel de Sandoval, la mestiza hacendada. La noticia de que ella había dado a luz a una niña fue recibida con discreta resignación por doña Leonor, su esposa legítima, pero con malicia por los encomenderos rivales. En las reuniones del cabildo, alguno murmuraba que el gobernador “protegía demasiado” los intereses de Isabel y de sus peones. Otros insinuaban que buscaba fortalecer el poder mestizo en detrimento de los peninsulares. Más delicado aún fue lo ocurrido con María de Alvarado. La joven, sobrina de un influyente oidor, había quedado embarazada. Su familia, horrorizada por el escándalo, la trasladó a Guatemala y mantuvo al niño bajo secreto. Pero en los pasillos del convento y en las tertulias criollas se hablaba en voz baja: el gobernador de Soconusco no solo escribía versos, sino también sembraba descendencia en los linajes nobles.
La tercera relación, con Yaretzi, hija de un cacique local, fue la chispa más peligrosa. El hijo nacido de aquella unión era visto con ambivalencia: para los indígenas, símbolo de un vínculo de sangre que los legitimaba ante el poder español; para algunos peninsulares, una amenaza, un mestizaje que cuestionaba la pureza de su dominio.
El escándalo se agudizó cuando, en una fiesta del cabildo, un encomendero lanzó una indirecta venenosa: —Dicen que nuestro gobernador gobierna no solo la tierra, sino también los corazones de medio Soconusco.
Las risas forzadas se mezclaron con silencios incómodos. Miguel respondió con ironía, pero comprendió que los rumores estaban ya fuera de su control. En la intimidad, entre sus papeles, escribió con amargura: “He amado demasiado en esta tierra. No por vanidad ni por conquista, sino porque cada mujer era un espejo distinto del alma del Nuevo Mundo. Isabel me enseñó la fuerza de la tierra mestiza; María, el fuego de la nobleza criolla; Yaretzi, el misterio de la raíz indígena. Pero el mundo no entiende de matices: para ellos, soy un gobernador disoluto, y mis letras, si algún día ven la luz, cargarán con la mancha de mi vida.”
El Soconusco, que al principio le había parecido jardín fecundo, se convertía ahora en un escenario de intrigas donde el poder, la pasión y la reputación libraban batalla. Y Cervantes, que había escapado de tantas tempestades, comprendía que esta podía ser la más difícil: la que se libraba no con espadas, sino con palabras envenenadas y silencios calculados.. l
elCaribe, SÁBADO 13 DE DICIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do
Diógenes
Pina
PERIODISTA E INVESTIGADOR
Nació en Hato Mayor hace poco más de seis décadas, hijo de un hombre que se llama igual que él, pero que era conocido como “el sacamuelas” del pueblo y al que todo el mundo llamaba simplemente Pina. Cursó los estudios primarios en una escuela conocida “de las mon-
jas” y, por influencia de su padre, al terminar el bachillerato quiso estudiar para ser técnico o mecánico dental, pero descubrió muy pronto que él no estaba hecho para ser “hombre de ciencia”, de manera que regresó a su pueblo, donde comenzó a escribir para un periódico
13 Cultura
local, hasta que finalmente regresó a la capital para trabajar en el desaparecido periódico El Siglo, donde comenzó un periplo por varios medios. Diógenes acaba de poner a circular su libro Sueños de octubre, un volumen que reúne sus mejores trabajos.
“Descubrí que no era hombre de ciencia sino periodista y terminé en este abrevadero fascinante”
SANTIAGO ALMADA
KELVIN MOTTA
FOTO:
l ¿Cómo fue tu acercamiento al periodismo?
l Al principio, cuando terminé el bachillerato en el Liceo César Nicolás Penson, como yo era hijo del “sacamuelas” del pueblo, quise estudiar para convertirme en técnico dental, al principio me pareció que sería natural que yo, como asistente de Pina, tendría que seguir su legado, pero no pasó mucho hasta descubrir que eso no era lo mío, así que regresé a Hato Mayor y al poco tiempo comencé a trabajar en un periódico local. Descubrí que no era hombre de ciencia sino periodista y terminé en este abrevadero fascinante. En esa época en Hato Mayor circulaban cuatro o cinco periódicos en el pueblo, eran como unos mensuarios, un fenómeno que se origina en los años setenta, creo que el primer periódico que circuló en Hato Mayor fue “El Informador Hatero”, no estoy muy seguro, lo dirigía un fotógrafo que se llamaba Alejandro Sánchez Mejía. Yo comencé publicando en El Espectador, que lo dirigía el periodista Miguel Santana Polanco, eso fue en los años noventa, publicaba informaciones relacionadas con los deportes, sobre todo de baloncesto.
l ¿Cuál fue el primer periódico donde trabajaste en la capital?
l Mi primer trabajo en la capital fue en El Siglo, que dejó de circular en octubre de 2001, pero ya no como periodista deportivo, sino de temas políticos y de interés nacional, también estuve en la revista Rumbo, y en esa revista trabajé un reportaje sobre jovencitos que buscaban firmar con un equipo de la MLB, chicos que buscaban con esas firmas solucionar todos sus problemas económicos y de sus familias, que se tituló Soñadores de fortuna, fue tema de portada incluso y en esa revista estuve un tiempo que para mí fue muy fructífero.
l ¿Cómo fue tu llegada al semanario Clave, un proyecto que, si bien tuvo una vida muy breve, dio mucha agua de beber?
l En mi primer intento de incorporarme a la revista Rumbo, Margarita Cordero, que era la jefa de redacción, no me
Libros
...creo que se necesita una política que les dé seguimiento a las publicaciones dominicanas, que se dedique a difundirlas por el mundo...”
contrató, pero me recomendó con Fausto Rosario, que estaba formando un núcleo para un nuevo cuerpo que se iba a incorporar en El Siglo, que se iba a llamar Enfoques, para hacer trabajos de “mayor calado” que los que publicaba ordinariamente el periódico El Siglo. Cuando se concibió el proyecto Clave y Fausto me llamó, yo ya era parte del equipo de El Informe con Alicia Ortega, así que renuncié en buenos términos, al menos quedé en buenos términos con Fernando Hasbún, y comencé mi trayectoria en el semanario Clave que originalmente fue Clave Digital, un portal de noticias que tuvo mucho éxito en su momento.
l ¿Estabas en Clave cuando se cerró ese semanario?
l No, yo me había ido un año antes, para trabajar nuevamente en SIN Noticias como jefe de información, pero llegó un momento en que esa carga de trabajo, las decenas de llamadas que recibía todos los días, de gente que tenía denuncias y casos, más la intensidad de las tareas diarias, llegó un momento en que estuve a punto de colapsar, así que otra vez renuncié…
l Sueños de octubre es el libro que acabas de publicar, ¿cómo fue la génesis de este proyecto?
l Es un libro que recoge una buena parte de entrevistas desarrolladas en el discurrir de mi trabajo profesional, por ejemplo, con doña Mary Pérez de Marranzini y con el doctor Huberto Bogaert, personas que hicieron un trabajo que ha dejado huellas que todavía perduran en nuestro país, como la labor con los afectados por la poliomielitis que desarrolló la mamá de Celso Marranzini para fundar su Asociación Dominicana de Reha-
bilitación, que brinda una atención a los afectados de polio que no era posible de obtener para personas de escasos recursos, y en el caso del doctor Huberto Bogaert, por su desempeño con un problema que en su momento fue muy grave en la República Dominicana, que es la lepra, una enfermedad que no está totalmente erradicada, pero que en nuestro país, de haber sido inmanejable en su momento ha remitido precisamente gracias a gente como este médico, el fundador del Instituto de Dermatología.
l ¿Qué otros casos recogen las páginas de Sueños de octubre?
l También quise hablar y dar a conocer en su momento a las madres de dos grandes peloteros, Pedro Martínez y Sammy Sosa, para conocer parte de la historia de estos dos hombres que fueron muy famosos en todo el mundo gracias a su capacidad y a su habilidad deportiva, de ahí la decisión de entrevistar a estas dos mujeres, doña Leopoldina Martínez y Mirella Sosa, también hay una entrevista a Andrés Openheimer, y una antigua charla con un joven llamado Luis Abinader que en aquella época estaba haciendo sus primeros pasos en la política dentro del Partido Revolucionario Dominicano.
l Respecto de los libros ¿Tú crees que nuestro país necesita una política de fomento del libro y la lectura que sea más concreta y efectiva?
l En una entrevista con doña Virtudes Uribe, fundadora de la librería La Trinitaria, ella me decía que soñaba con una editora que se dedicara a difundir en todo el mundo el libro dominicano, una cosa parecida a la que hicieron los rusos, porque gracias a esa política nosotros pudimos conocer a los grandes escritores rusos. Yo creo también que se necesita una política que les dé seguimiento a las publicaciones dominicanas, que se dedique a difundirlas por todo el mundo.
l ¿Qué consejo les darías a los jóvenes que sueñan con publicar su primer libro?
l Como yo no escribo ficciones, pero creo que la recomendación aplica para cualquiera que quiera escribir y publicar, lo primero es que se documente bien sobre cómo anda el mercado, de ahí hay que acomodar las expectativas para no terminar chocando contra la pared….
Diógenes Pina tiene una larga y fructífera trayectoria en diferentes medios.