El Brazal- Número 1

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El Brazal

Revista Cultural

Número 1- 2024 (I)

Dirección y edición: Enrique Gambín López

Portada: Álvaro Peña

Número: 1

Edición. Marzo de 2024

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El Brazal N º 1 3 ÍNDICE EDITORIAL....................................................................................................................4 EN PORTADA. ÁLVARO PEÑA .......................................................................................5 ENTREVISTA AL POETA GINÉS ANIORTE ......................................................................7 ENTREVISTA A LA ACTRIZ PACA GABALDÓN..............................................................12 PERFIL PERDIDO, DE GUILLERMO CARNERO: UNA SEGUNDA Y AÚN MÁS LOGRADA. POR FULGENCIO MARTÍNEZ ......................................................................................19 ¿QUÉ ES LA POESÍA PARA MÍ? POR A. VALERA ..........................................................21 CUADERNO POÉTICO..................................................................................................22 Ginés Aniorte.........................................................................................................23 A. Valera................................................................................................................24 Mari Trini Giner ...................................................................................................25

EDITORIAL

La Real Academia Española define brazal como canal que sale de un río o acequia para regar. Éste es el propósito de El brazal de las letras: ser un canal por el que fluya y se difunda la obra de los escritores, poetas y literatos en habla hispana. Así como promover el arte dramático como expresión del las obras escritas y la labor de los cómicos (actores) que dan vida a los personajes de las mismas.

De nuevo se pone en marcha el Brazal con una magnífica portada de Álvaro Peña. En este número, contamos con sendas entrevistas al escritor Ginés Aniorte y a la actriz Paca Gabaldón. Así pues, han colaborado con sus artículos los escritores A. Valera y Fulgencio Martínez. En el cuaderno poético aparecen poemas de Ginés Aniorte, A. Valera y Mari Trini Giner.

Continúa fluyendo este brazal con el número uno, esperando que sus aguas llenen de refrescante cultura a los lectores sedientos que se acerquen a esta revista. Es por ello, que seguimos apostando por la literatura, por el cine, en último término, por el arte.

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EN PORTADA

ÁLVARO PEÑA

Fotografía: Geles Núñez

Hoy conoceremos al artista autor de la portada de nuestro nuevo número, se trata de un politólogo y miembro de la Real Academia de Alfonso X de Murcia que desde bien pequeño se interesó por todo lo relacionado con el arte visual: Alvaro Peña.

Un artista de infinita curiosidad intelectual abocado a una creatividad constante que le permite manifestar sus sentimientos más vitales, un creativo en el sentido más amplio de la palabra.

Desde su estudio murciano proyecta al mundo su investigación constante en el mundo del arte y cada vez son más los críticos y entendidos que alaban su carácter multifacético y su inquietud aventurera.

Álvaro Peña, murciano de pro, siempre arraigado a la tierra que lo vio nacer proyecta su arte por medio mundo. China, Lituania, Italia, Estados Unidos, Portugal, Francia, Suecia o Rumanía solo son algunos de los países donde ya ha aterrizado su obra, teniendo la suerte de tener hoy una de sus obras en nuestra portada.

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Para él, la creación es un juego y siempre ha sentido necesidad de llevarla hasta sus extremos, así, empezó a ganar varios premios de pintura con 14 años y la posibilidad de ilustrar portadas de libros. Crear implica disfrutar, aprender, soñar y arriesgarse.

Siempre le ha gustado arriesgar, no quedarme en el juego fácil, en esos primeros estadios del arte, si no que por el contrarios había caminos desconocidos que debía explorar y así he estado toda mi vida.

Desde pequeño siempre le ha interesado la línea, líneas que unidas a unas manchas de color provocan sensaciones. Una línea puede llevar aparejado el movimiento.

importante de mis creaciones.

Trabajador incansable, le encanta estar rodeado de arte y con un pincel en la mano. Peña, nos dice que del trabajo se aprende siempre y se debe ser un poco más exigente, esa es la base.

Acostumbrado a exponer en galerías de arte o centros especializados en arte como museos, fundaciones o espacios al uso de nuestra geografía, ha expuesto también en países tan dispares como Estados Unidos, Suecia, China, Rumanía, Portugal, Francia o Italia, pudiendo, incluso encontrar un cuadro de 4 metros de largo, “El Jardín de Sthendal” en la Sede de la Unesco en Shanghái, o incluso ha sido seleccionado por el Instituto Cervantes de Estocolmo para realizar un encuentro sobre su obra y realizar la ponencia:

“Alvaro Peña, caprichos e inquietudes de un pintor”, dando a conocer su trabajo en Suecia.

En definitiva, el trabajo de Álvaro Peña reúne la versatilidad de un territorio y lo espontaneo y la frescura de una personalidad de carácter abierto al enfrentamiento y al desafío, a la innovación. Desde la libertad de un lenguaje que no precisa de la referencia externa de la pintura, y sí se sirve de lo dicho por otros pintores, por diferentes formas de comprender y ver el arte, para articular un discurso que siempre resulta nuevo y comprometido y en los que su curiosidad es una consecuencia precisa del pensar, potenciando el placer y asumiendo el principio de utilidad al servicio de la belleza y la felicidad.

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ENTREVISTA AL POETA GINÉS ANIORTE

Fotografía. Juan Ballester

Ginés Aniorte (Murcia, 1960) es poeta y profesor jubilado de Lengua Castellana y Literatura. Su andadura poética pública comenzó en 1980 cuando publicó su ópera prima Poemas de amor. A partir de este primer poemario, se sucedieron los libros y los éxitos literarios. Es un auténtico ciudadano del mundo, que aunque tiene sus raíces en la Región de Murcia, tiene también una mirada cosmopolita que no le adscribe del todo a ningún lugar. En 2010 recibe el premio al Libro Murciano del Año por su obra. A pesar de su bagaje literario y el reconocimiento obtenido, su humildad lo ha llevado a calificarse en alguna entrevista que “le gustaría sentirse como un titiritero”. Aniorte es un poeta curtido en la ausencia, en la presencia, en el dolor, en los viajes, en la vívida alegría de estar vivo para contemplar el mundo desde el precioso prisma de la palabra poética.

Enrique Gambín- ¿Dónde nace el (o su) “oficio de escribir”?

Ginés Aniorte- Cuando era pequeño quería ser compositor. Ya con ocho años componía canciones, letra y melodía; la melodía la memorizaba, puesto que no sabía solfeo. Como no pude ir al conservatorio aquel oficio no prosperó. Hubo un momento en que empecé a adaptar aquellas letras de mis

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canciones a poemas. Necesitaba “crear”. También pintaba y diseñaba casas con dibujos torpes.

E.G.- ¿De qué mina se puede extraer el “oro del poeta”, como dice en uno de sus poemas?

G.A.- Esa mina, de existir, es todo un misterio. Pero en el fondo creo que no hay más mina que la necesidad de crear y la voluntad, el tesón.

E.G.- ¿Caben en la poesía las palabras soeces o malsonantes o en la poesía todo debe ser dignificado y sublimado? Algunos escritores las incluyen.

G.A.- Como bien apunta usted, algunos escritores las incluyen. Tendríamos que ver que entiende cada cual por malsonante. La irreverencia, dicen otros, está en los oídos que oyen y no en la voz que dice. A mí no me gusta incluir en mis poemas palabras que no me suenen bien. Y hay palabras que, sin ser soeces, no me suenan bien y no las incluyo; le pongo un ejemplo: la palabra “extintor” no es soez, pero yo no la encuentro nada poética. Las palabras, al margen de su significado, tienen una música. Es esa música la que busco cuando escribo.

E.G.- Si seguimos con el símil del poeta como minero que escarba hasta encontrar el “oro” de la poesía, es inevitable probar el hollín y la negrura de esa mina. Es decir, ¿cree que a veces la poesía nace de las profundidades del dolor y la soledad?

G.A.- La poesía, en mi opinión, es melancólica por naturaleza. Se canta lo que se pierde, decía Machado. Y al cantar lo que se ha ido, aquello de lo que sentimos nostalgia, cómo no mancharnos de hollín. Sí, en efecto, una gran parte de la poesía nace del dolor, pero ese dolor de alguna manera nos redime en el poema, se transmuta en belleza, en verdad, y es entonces cuando lo doloroso se vuelve elegía, en canto, en salvación. Y sí, sin soledad no hay poesía, no hay creación; los lectores de poesía lo son también en soledad.

E.G.- ¿Sus versos han nacido mayoritariamente desde la “presencia” o desde la “ausencia”?

G.A.- Yo diría que siempre desde la presencia, porque la ausencia es la más firme de las presencias. Además, en mi caso –y esto ya es un problema personal– incluso lo que aún no ha acontecido lo considero ausencia por estar condenado a arder en la hoguera del tiempo. ¡Ya ve con qué facilidad me pongo a decir cosas raras!

E.G.- ¿Qué recomendaría a un poeta que comienza a dar sus primeros pasos en este mundo?

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G.A.- Que lea, que lea. Y que se abra en canal. Sin verdad no hay poesía.

E.G.- La catarsis es otra de las características de la poesía, que eleva el alma, hasta el punto de iluminar el mismo exilio vital y personal como lo hiciera en los raídos bolsillos de Antonio Machado, cuando escribió su célebre verso “esos días azules y este sol de la infancia”. ¿Lo cree así?

G.A.- La creación es una manera de desahogarnos, y al hacerlo resistimos a los embates de la vida. Para cualquier artista la representación de su arte es catarsis, afán de purificación.

E.G.- ¿Ha encontrado en Tánger esa luz luminosa de su infancia, de la poesía, que atisbó Machado en Colliure?

G.A.- La luz de nuestra infancia va siempre con nosotros vayamos a donde vayamos. Ya decía Rilke que la verdadera patria del hombre es la infancia. En Tánger no hay más luz que en Murcia, pero sí he encontrado la paz y el sosiego que necesitaba, cierto claror que nace muy adentro y que no tiene nada que ver con la luz que cae del cielo.

E.G.- Murcia es una tierra de poesía, pero… ¿Se valora la poesía en Murcia?

G.A.- De la misma manera que en otras regiones. El problema no es que no se valore la poesía, el problema es que no se valora la cultura en general. Esta sociedad utilitarista considera todo arte inútil, y si bien no es del todo incierto, ya lo decía Wilde, y Ovidio, refiriéndose a la poesía–la cultura no procura beneficios tangibles–, hay una utilidad del arte que este capitalismo desbocado que nos absorbe niega porque no puede traducirlo a rendimiento económico, ¡como si el hombre viviera solo de pan!En fin, esto daría para un ensayo.

E.G.- ¿De qué manera se puede reivindicar la poesía en esta sociedad guiada por coaches o libros de autoayuda?

G.A.- Es en los colegios donde hay que reivindicar la poesía, en la raíz. Pero esto es la pescadilla que se muerde la cola. Si los docentes no son lectores cómo van a transmitir el amor por la lectura a los niños. El capitalismo o lo que sea esto que nos atrapa ha hecho de los colegios centros de formación para la producción –entiéndase económica–. ¿Y cómo combatir el utilitarismo? Estamos inculcando a los niños que lo que no es rentable económicamente no tiene ningún valor. ¿Cambiar esto está en las manos de los que escribimos?

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E.G.- ¿En qué luchas vitales le ha ayudado la poesía?

G.A.- En la de sobrevivir, que ya es bastante. La poesía –que aparentemente no sirve de nada–me ha salvado. A veces me pregunto de qué y no hallo una respuesta inmediata. Pero si medito acabo entendiendo que, generalmente, en lo inútil es donde habita la belleza; y la belleza consuela.

E.G.- ¿Es el poeta un farero que ilumina la belleza del mundo en medio de la oscuridad del sufrimiento o simplemente un soñador que proyecta oasis en el desierto?

G.A.- Tal vez el poeta sea alguien que mira el mundo sin los cristales a través de los cuales miran los otros. Mirar el mundo sin filtros por descubrir la belleza de la que usted habla es a veces doloroso pero muy efectivo a la hora de sostenerse en el cable por el que intenta avanzar el funambulista que somos; otras veces te hace creer que lo que ves es solo un sueño, un sueño reparador capaz de ilusionarte. Así que es un farero y también un simple soñador.

E.G.- En relación a la docencia, la que ha sido su profesión durante gran parte de su vida… ¿Qué recuerdos podría destacar?

G.A.- La relación que he tenido con mis alumnos y mis esfuerzos por que leyeran, por transmitirles una visión del mundo acaso distinta. No hay nada más gratificante que encontrarte con ellos después de muchos años y advertir en su mirada el afecto de siempre, su reconocimiento a mi labor, su gratitud.

E.G.- ¿Resulta inspiradora la realidad actual de las aulas?

G.A.- Habrá de todo, como en botica. Pero en general creo que no es muy inspiradora. Y no culpo a los docentes sino a esta sociedad desnortada que persigue metas netamente económicas. Pero de eso ya hemos hablado.

E.G.- Volviendo a la poesía, ¿qué autores le han resultado más inspiradores?

G.A.- Muchos. La lista sería muy larga. Pero diré algunos: Dante, Cernuda, Shakespeare, Brines…

E.G.- ¿Toda persona que así se lo proponga puede ser un poeta o esto está determinado ya por el destino?

G.A.- Creo que todos tenemos la capacidad latente o manifiesta de ser lo que queramos. Hay capacidades dormidas que podemos despertar. Otra cosa es el nivel que alcancemos. ¿Pero acaso es tan importante la meta?

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¿Cómo de bueno ha de ser un poeta para que merezca llamarse poeta? Sí, todo el que se lo proponga –con mayor o menor fortuna– puede escribir.

E.G.- ¿Por qué los poetas tienen ese temor a autodenominarse como tales?

G.A.- Quizá por respeto a un oficio que consideramos sagrado. Creo que solo por eso, por respeto.

E.G.- ¿Qué le pide a la poesía en el futuro?

G.A.- Que no me abandone. Fidelidad, lealtad. O sea, lo mismo que yo le doy a ella. Ni más ni menos.

E.G.- Muchas gracias.

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ENTREVISTA A LA ACTRIZ PACA GABALDÓN

Paca Gabaldón es una actriz con nombre propio, una de las grandes intérpretes del panorama nacional. Participó en filmes muy preciados: en sus comienzos fue una de Las secretarias junto a las míticas Florinda Chico y Rafaela Aparicio, pero su trayectoria ha tenido grandes hitos en las últimas décadas con su participación en filmes como Niño nadie de Borau, en La comunidad de Álex de la Iglesia, Niño nadie de Borau o más recientemente en La manzana de oro de Jaime Chávarri. En televisión, cosechó grandes éxitos en El súper, primera teleserie de nuestro país, pero también apareció en otras ficciones como Paco y Veva. Su talento solo es igualable a la generosidad que muestra para conceder esta entrevista a El Brazal

Enrique Gambín- ¿Cómo contempla sus comienzos en el mundo de la interpretación desde la perspectiva del tiempo?

Paca Gabaldón- Pues mis comienzos fueron como el sueño más deseado por cualquier joven que empieza en este mundo nuestro. Fue meteórico, fácil, lleno de triunfos inmediatos y yo que siempre quise ser actriz; nunca imaginé que tendría tanta suerte. Hice mis primeros pinitos en el colegio de monjas a los siete años y me persiguió toda la vida la idea de ser actriz, o sea que conseguirlo con esa facilidad, empezando a los trece años bailando y a los catorce ya en imagen entre Chile y Perú: esos fueron mis comienzos. Mi primera película se rodó en Machu Micchu y en la selva peruana y ya de protagonista, luego inmediatamente en la televisión peruana ya intervine en dramático y en musicales incluso cantando y, bueno, fue llegar luego a España

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y la televisión inmediatamente me captó y, posteriormente, el cine y no he parado. Han sido más de sesenta años trabajando.

E.G.- Estamos en una época en el que la igualdad y el feminismo son dos palabras que calan en la sociedad, aunque a veces solo en el panorama teórico. En los años sesenta usted participó en comedias de gran éxito, en algunos casos con papeles de mujer liberal. ¿Cree que se debería reflexionar acerca de la infravaloración que se hizo de tantas actrices solo por interpretar papeles que se alejaban de la mujer convencional de la época?

P.G.- Fue molesto, pero no muy grave. La infravaloración de las actrices no fue tanta como muchos imaginan. Lo que ocurrió fue que los guiones de entonces pretendían usarnos como muñecas huecas, objeto del machismo predominante. La sociedad era así, aún sigue siéndolo en otro lado, pero bueno. Eso se unió al “boom” del “guapismo” de señoras estupendas e hizo que se nos juzgara medianamente mal, pero pienso que, en la distancia, predominaron nuestras calidades interpretativas en el recuerdo de la mayoría de la gente del cine y algún que otro personaje reivindicativo de la mujer liberal cayó en nuestro camino. Pongo de ejemplo Las secretarias, Susana, La escuela, son tres de los muchos ejemplos que vinieron después, pero al principio tímidamente sí que empezaron a surgir personajes reivindicativos.

E.G.- Son esos que con la perspectiva del tiempo se pueden contemplar mejor.

P.G.- Sí, sin duda. El tiempo hace que se pongan las cosas en su sitio y se relativicen muchas opiniones adversas sobre una generación en la que es verdad que fuimos manipuladas como muñecas, pero es que los galanes que nos tocaban que eran los reyes del humor, los grandes cómicos del momento de los años 60 es que eran machistas también en sus personajes, no digo ellos personalmente que había compañeros estupendos. Pero los guionistas que nos dibujaban a través de de argumentos siempre delineaban a ellos como un señores poderosos y dominantes y a nosotras puede ser que un poco huecas…

E.G.- También sucedía que cuando un actor o actriz decidía significarse o apoyar una determinada causa era señalado por los poderes comunicativos. A veces lo que no conseguía la censura o lo lograba la crítica más ácida...

P.G.- Sí es cierto. Considero que es verdad que significarse política o ideológicamente entonces no era usual en aquellos años Franco aún vivía y el miedo también, fueron raros los casos se atrevieron a significarse pero fue a partir de los finales de los setenta cuando algunas voces se empezaron a hacerse oír. Yo nunca he tenido miedo en ese sentido de significarme política o ideológicamente, porque sí que ha habido casos extremos que sí se han

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castigado con la falta de trabajo que no ofreciéndoles u oportunidades profesionales. Está Javier Bardem, uno de los personajes más odiados por la derecha de este país, porque sí se ha atrevido siempre a manifestarse al igual que Penélope. Parece que no sean muy aceptados por esa tenencia “derechosa”, pero bueno yo aplaudo a aquel que sepa hacerlo en su momento. Ahora mismo habría que criticar tantas guerras que estamos sufriendo. Acudimos a manifestaciones en la calle, pero claro, faltarían más voces rotundas y contundentes desde medios informativos, por ejemplo.

E.G.- Si le hablaba de los malos juicios emitidos en aquella época. ¿Es justo juzgar con el prisma actual a actores y películas de los años cincuenta o sesenta que eran hijos de su tiempo? Me refiero al revisionismo que se pretende hacer con algunos intérpretes que crecieron con otra educación y otros cánones diferentes a los actuales y que cosecharon grandes éxitos.

P.G.- No, no es justo juzgar a generaciones de actores que triunfaron en otro contexto educativo y social eso es lo que marca la diferencia el contexto en el que tuvieron que eh interpretar personajes que la mayoría de veces no decidían ellos hacerlos o sea alguien. Bien es verdad que estos ejemplos que has puesto corresponden a patrones un poco detestables

E.G.- ¿Sus personajes?

P.G.- Sí, pero tenían su éxito y su aceptación tremenda aceptación por muchos sectores no de nuestra sociedad pero claro es que las conductas obedecían a esos cánones eh culturales de aquellos años es que estábamos saliendo de una posguerra y aún había mucha represión y la educación era muy, muy tendenciosa en el mal sentido.

E.G.- Porque quizás si hubieran vivido más en democracia y hubiera empezado en democracia hubieran evolucionado más como pasó con otros mucho artistas…

P.G.- Sí, sin duda. Estoy de acuerdo.

E.G.- En el teatro también ha cosechado triunfos considerables en obras como Las troyanas, Fuera de quicio o Entre mujeres. ¿Qué ha significado el teatro para usted y qué diferencias encuentra entre las tablas de un escenario y los platos de rodaje?

P.G.- Para mí ha significado la cúspide de la interpretación ningún otro medio se le iguala. Es el arte completo. Nada me ha dado tantas satisfacciones como el teatro eh a través de los años y cuantas más obras de teatro ha interpretado mejor y más plenamente me he sentido encima de un escenario soy el ser más feliz del universo: soy la ama.

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E.G.- Álex de la Iglesia supo ver su magnífico potencial y contó con usted para uno de sus filmes más preciados La comunidad. ¿Cómo recuerda aquel proyecto desde su incorporación al mismo hasta su estreno?

P.G.- La oferta que tuve para interpretar un personaje en La comunidad yo creo que fue un regalo de destino y de Álex de la Iglesia por supuesto. Participar en ese reparto de lujo fue una gran ocasión que aproveche bien creo. El rodaje fue una experiencia vital… Nos inundamos todos de una empatía y magia que se convirtió en mimetismo o sea todos los inspiramos a través de aquello que sacábamos de dentro para llegar a lograr esa maldad que la comunidad de vecinos debíamos representar y fue realmente una experiencia única yo no he vivido nada parecido.

Al fin y al cabo yo tuve que ser, pues, como los demás compañeros que éramos vecinos: una vecina perversa. Esa es la expresión: perversidad. Hubo que aferrarme cosa que decían que les resultaba difícil los departamentos consiguientes de maquillaje vestuario etcétera y la maldad salió al exterior, con de un trabajo interpretativo más que nada, por supuesto. Finalmente, la película salió redonda creo que es una de las mejores de Álex de la Iglesia; tuvimos más candidaturas para los Goya que ninguna otra película de ese año. Pero, finalmente, se nos adelantó El Bola….

He de decir que en cine jamás me ha acompañado la suerte salvando las familias comerciales de los años 60 o 70 que sí tuvieron mucho éxito de taquilla y la comunidad de Álex de la Iglesia ni Niño nadie con Borau, ni El fin de la inocencia de Larraz, ni finalmente la última que acabo de hacer La manzana de oro de Chávarri han resultado nunca un éxito rotundo. En esta última he sido candidata al Goya como mejor actriz de reparto, pero como no ha funcionado no me lo han dado. O sea una pena, no he tenido suerte en el buen cine que se me ha cruzado por el camino.

E.G.- En un mundo que estuvo siempre muy compartimentado, como es el de la interpretación, se celebran más los papeles cinematográficos que los televisivos. Sin embargo, en el gran público se aprecia como la nostalgia por las series míticas cala con hondura en el imaginario colectivo. Una de esas series es El súper. Entrevistando a Manuel Navarro hablamos acerca de lo recordada que es aquella serie. ¿Qué destacaría de la misma y cómo la vivió? Si alguna productora se interesara por revivirla en una miniserie con el reparto original, ¿se plantearía participar?

P.G.- En principio creo que en mi opinión se celebran más los éxitos televisivos por la sencilla razón de que llegan a un público mucho más numeroso evidentemente, pero un triunfo cinematográfico adquiere mucha más trascendencia importante y se derivan en premios y festivales El súper supuso para todo el elenco un éxito inesperado y para mí en especial mi personaje tuvo una aceptación y trascendencia de popularidad que no calculé en ningún

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momento y me desbordó realmente. Fue la primera serie de alcance nacional diaria y el público se enganchó a ella los tres años y medio que duró de una manera espectacular es una de las experiencias profesionales más satisfactorias de mi larga vida profesional difícilmente podría replantearme eso sí una miniserie con el mismo reparto han pasado más de veinte años algunos ya se han ido desgraciadamente y otros ya no somos tan jóvenes como para repetir la experiencia.

E.G.- ¿Pero ni siquiera en el caso de la productora consiguiera congregar a todo el mundo con un buen guion?

P.G.- Bueno a mí no me importaría desde luego… Aunque no estoy muy apetente para trabajar en exceso el súper fue un trabajo excesivo vamos es que era hacer diaria teníamos unos horarios muy duros apenas teníamos tiempo de estudiar los guiones desde un día para otro, teníamos solo un mes de descanso durante el año

O sea, fue un trabajo muy aleccionador pero muy, muy intenso, muy duro y ahora yo no estoy muy apetente para hacer trabajos duros. Estoy jubilada ¿eh?. He hecho esta película hecha porque Chávarri personalmente se empeñó en insistir hasta la saciedad en que tenía que hacer ese personaje. Lo he hecho y he tenido muchísimas felicitaciones con él, pero también reconozco que es el cine es tremendo es muy cansado te pagan por esperar como decía nuestro gran Fernán Gómez no entonces, bueno ya veríamos… Yo siempre estoy esperando que algo me apetezca muy mucho para volver a un escenario o a un plató…

E.G.- ¿En alguna ocasión participó en una serie o película que pensaba que no iba a tener demasiado éxito y se sorprendió por él?

P.G.- Tan grande como El súper, yo creo que ninguno. Las zarzuelas que hice en mis comienzos también fueron reveladoras en cuanto a un éxito inesperado porque se proyectaron en toda Hispanoamérica. Luego el 300 Millones que tuve la oportunidad de presentar durante una temporada también alcanzó unas gotas del popularidad tremenda Yo he tenido de mucha suerte de que algunos trabajos me llevaron a esas cúspides en altísimas de popularidad hasta tal punto de ser incómodo o salir a la calle ser reconocida continuamente y tal pero finalmente me he ido haciendo la idea de la popularidad poco a poco a través de los años y se ha traducido en muestras de cariño y de piropos inmensos del público, ya no cuando me lo todavía hoy en día en una tienda o en un transporte público o en una calle me paran y me llenan de cariño, de admiración y de piropos impresionante y ese yo creo que es el mejor tributo que se te puede dar en esta profesión mía.

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E.G.- Se están estrenando series de televisión que reflexionan sobre la vida del actor. Por ejemplo, está la serie "Serrines" en la que Antonio Resines reflexionará interpretándose a sí mismo sobre aspectos como los premios. Actrices como la singular y espléndida Concha Velasco, recientemente fallecida, solo cosechó un Goya, el de Honor, teniendo en su trayectoria numerosos papeles inolvidables. ¿Cree que a veces hay actores y actrices que son menospreciados en el tema de los premios por haberse prodigado "demasiado" por producciones en la pequeña pantalla?

P.G.- La historia de los Premios demuestra. Cuántos genios talentos gente impresionantemente artistas no han tenido jamás un Oscar esto llevado al país en el que me refiero y en los Goya lo mismo, llevamos no sé cuántos años de Goya, ya he perdido la cifra y mucha gente se ha ido de este mundo sin haber recibido un reconocimiento. Yo quiero decir que los premios en general yo toda la vida los he cuestionado, casi nunca son casi nunca son cien por cien justos muchos talentos lo que decían merecedores de premios, no han sido reconocidos, para mí carecen de la importancia que otros le dan. A veces ni los comprendo y hay algo misterioso, algo absurdo, en su adjudicación, unas veces claras y otras gris oscuro…

En estos mismos Goyas, por ejemplo, no se entiende que todos los Goyas o casi todos hayan ido a parar a un solo producto, a una sola película, que es estupenda, por supuesto, pero no es normal. Eso es lo que pienso. Debe haber mucha pereza en los académicos. Yo soy académica también, ¿eh?, pero siempre me exijo el rigor de ver el máximo de películas que puedo para poder votar, pero hay mucha gente que de pronto a lo mejor por no dedicarse a estudiar el resultado artístico de cada obra eh se centran en dos o tres éxitos de pantalla se centran en dos o tres éxitos de pantalla que se conocen por el boca oído y se quedan ahí, en ese pequeño esfuerzo.

Es que no es justo que hayan pasado desapercibidas un montón de películas muy buenas este año en los Goya que no han tenido ninguna referencia y me parece muy injusto. O sea no creo en los premios sinceramente. En este caso, por ejemplo, en los Goya, el más merecido y más justo que se ha adjudicado es el del actor de Saben Aquell porque es el que hace verdaderamente una creación soberbia, maravillosa, también se ha quedado sin premio Manolo Solo con la película “Cerrar los ojos”, se lo puede llevar uno solo.

E.G.- Durante su carrera también presentó programas de gran éxito, de difusión de la cultura musical y de entretenimiento. Usted fue presentadora, actriz. Encajaría perfectamente en modelos de nuevas actrices que parece que han inventado cosas que no existían cuando realmente muchísimas actrices de éxito como Victoria Abril, como Silvia Marsó, como usted, ya presentan, actuaban y hacían todas esas cosas. ¿Cree usted que ahora mismo con tanta diversidad de canales la televisión favorece la difusión cultural en televisión?

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P.G.- Para nada. Echo en falta mayor contenido cultural en todos ellos. Casi sentimos nostalgia de otros tiempos televisivos cuando en apenas dos cadenas se concentraba mucha mayor calidad cultural que ahora. Así que es un tremendo error de los programadores televisivos de tantas cadenas como tenemos hoy en día en donde se apoya más el cotilleo, la crítica de unos a otros eh bueno es tremendo yo creo que es un poco deprimente la verdad

E.G.- ¿Qué consejo podría dar a los jóvenes que, llenos de ilusión, pretenden trazarse un futuro en el mundo del arte dramático?

P.G.- Bueno es difícil es difícil dar consejo a una generación tan distante y distinta a la mía. Los jóvenes de hoy se mueven por otros instintos metas y medios sin embargo estoy segura de que aquellos que tengan una auténtica vocación actoral que serán lo suficientemente trabajadores y constantes como para destacar y triunfar pero me pilla muy lejos el ejemplo de cómo trabajan los jóvenes de hoy para culpar a lograr el trabajo. ahí está la informática están las redes. bueno este es un mundo que yo desconozco porque no soy una experta eh pero si ellos se mueven por ahí porque depende del número de seguidores que tengan eh no sé no soy capaz de valorar este mundo

E.G. Pues hemos llegado al final de esta entrevista. Gracias de verdad por esta entrevista tan interesante.

Gracias a ti.

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PERFIL PERDIDO, DE GUILLERMO CARNERO: UNA

SEGUNDA Y AÚN MÁS LOGRADA MADUREZ DEL POETA

FULGENCIO MARTÍNEZ

¿Cuándo un poeta alcanza su madurez? La madurez es diferente en cada poeta, depende de la propia talla, voz o cosmovisión. Y ocurre que algunos alcanzan -o sufren-, a lo largo de su creación poética, no una sino dos o más cumbres de plenitud. Es el caso, por ejemplo, del autor de Perfil perdido, Guillermo Carnero.

Casi todos los lectores de poesía hemos gozado con Dibujo de la muerte(1967), un libro que publicó el poeta valenciano a los 19 años. Rara avis (o no), en la historia de la poesía es el hecho de que un autor adolescente dé un libro pleno, como fue aquel hermosísimo ramillete de poemas a cuya lectura volvemos de vez en cuando, para reencontrar, en cada página suya, una voz viva y una música diferente (a la sensorialidad de la palabra de Carnero, a la plasticidad de sus imágenes, añadimos en cierta lectura el descubrir lo ascético, la presencia de Ávila, de Castilla).

Perfil perdido, que publicó Visor en septiembre de 2023, es en cierto modo no una continuación de aquel primer y deslumbrante Carnero, sino la confirmación de una segunda y más lograda madurez de este poeta.

Es cierto que en los libros publicados por Guillermo Carnero ya en el siglo XXI (Espejo de gran niebla, Fuente de Médicis, Verano inglés, Cuatro noches romanas y Carta florentina) se prepara esa línea que progresaría hacia otra plenitud, con paciencia casi benedictina, y autoexigencia propia de un orfebre piadoso y atormentado. Salvo en Verano inglés, quizá el más alejado de esta línea, por su propia vitalidad que anuncia otros posibles desarrollos; en esos títulos Guillermo Carnero pule, esculpe (más que dibuja, como en su primera obra madura) un estilo severo y sensual, en contraste buscado y logrado; un registro de poesía dialógica, vertida en un molde clásico y romántico a la vez, con dominio indesmayable del verso endecasílabo y alejandrino, en una corriente de voz (casi como flujo de conciencia) que aspira al poema-libro (a la síntesis temática y formal de la obra, dejando de lado la colección de poemas característica de la mayoría de los poemarios).

En Perfil perdido encontramos tres partes o estancias, que se corresponden con los sentidos sensoriales; en la primera parte, predomina la vista, en la segunda, el oído, y en la tercera, el tacto (los demás sentidos están presentes también en cada una de las partes, pero sobre todo en la última, la más conseguida, a nuestro parecer). El tema es, sencillamente, la despedida; como en los anteriores libros citados (sobre todo, en Cuatro noches romanas, publicado en 2009). Una fábula, un mundo mitológico, artístico, maravillosamente recreado en la poesía, tan musical y sensorial, de Carnero,

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rodea ese tema, que han tratado casi todos los grandes poetas, desde Leandro Fernández Moratín (en su inmenso poema “A las Musas”) hasta Blas de Otero. El adiós -no es solo a una tierra, a una patria, a un amor, aunque también puede serlo; es a todo eso, y a la vida, pero no a la vida en abstracto, o como un tema filosófico; sino a la vida concreta, a la memoria y al vivir individual, tan insignificante vivir de cada uno de nosotros como infinitamente significativo. Porque, como recuerda Unamuno, citando a Senancour, cada uno de nosotros puede decir: “para el universo, no soy nada; para mí, soy todo”.

Los últimos versos de Perfil perdido son de una belleza indescriptible, y reflejan, creemos, cierto tono personal de desengaño amoroso sublimado en un vitalismo estético, que con este nombre describiríamos toda la poesía de Carnero, pero en especial este libro fruto de un poeta que ha renovado su pluma en el jardín de los grandes de la poesía universal.

Mujer de mármol, solo me dejaste un retazo de voz y tu perfil perdido, cuando intentaba -engaño de los ojos, clausura del deseo -atravesar contigo el río, y descansar allí, bajo los árboles.

Fulgencio Martínez

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QUÉ ES LA POESÍA PARA MÍ. A. Valera

¿Qué es la poesía para ti?

Esta pregunta me la hicieron hace algunos años en la presentación de uno de mis libros. El libro en cuestión era una novela, pero yo, habiéndome declarado poeta, me arriesgué con aquel libro juvenil que tanto gustó entre mis alumnos.

En el primer momento en que hice alusión a mi gusto por la poesía y me declaré poeta, ya había una mano levantada con la primera pregunta: ¿Qué es para ti la poesía?

Buena pregunta para una presentación de novela.

Si prescindimos de las cuestiones académicas del género poético (que a mí me gustan bastante), la poesía es en mi vida una compañera incondicional de viaje que siempreme acompaña, no sabría decir ni cómo ni por qué, pero es así.

En mi mundo, la poesía es un sentimiento engarzado en una palabra. Una historia de amor y desamor. La nostalgia. El deseo. La fuerza de la vida … La poesía trasciende el simple significado de la palabra para llegar a donde quiere: al corazón y al alma.

Poesía, bien podría ser la mirada de una mujer recién parida hacia el hijo que acaba de alumbrar. Y alguien estará diciendo en este momento: «Eso no es poesía, eso es amor». Pero, ¿qué es el amor sino poesía? ¿Y qué es la poesía sino la expresión de la belleza?

Para mí, la poesía es la expresión de lo que siento, quiero o pienso, a través de la palabra. Así de sencillo.

Personalmente, tengo la necesidad de hablar de lo que amo, lo que deseo, lo que me duele en el alma … Necesito soltar mis emociones, mis sueños, mis reflexiones…

Y, mientras pienso en todo eso, las palabras vuelan buscando su lugar en un verso, que enel día de hoy no seguirá, quizá, los cánones clásicos, pero que se aposenta de tal manera en lo que escribo, que acaba siendo un poema.

La poesía es la forma en la que me relaciono con esa parte del mundo que me quiere entender; la otra parte no me entenderá nunca.

Desde mi perspectiva, el poeta no es un ser alegre por naturaleza, y no es alegre porque se siente incomprendido en medio de ese mundo que le ha tocado vivir.La poesía nace más veces del dolor, de la incomprensión, de la pena, del trabajo, del deseo, de la nostalgia… que de la fiesta y de la algarabía, que no digo que no nazca también de ahí. Pero pienso, que el poeta escribe

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porque necesita desahogarse, compartir lo que siente, lo que le duele, necesita liberarse.

En la poesía encontramos el consuelo y la comprensión que algunas veces se precisa para seguir avanzando, porque la poesía es como un puente que nos comunica con los que sufren nuestra misma pena, o que ven lo mismo que nosotros con distintos ojos.

Es un acto de rebeldía ante el abuso, las injusticias, la pena… Y al mismo tiempo un grito de libertad.

Para mí, la poesía juega con el lenguaje descubriendo otras formas de decir lo que queremos, y de que el lector interprete lo que le sugiere. Porque entre lo que el poeta dice y el lector lee, hay tan solo un fino hilo de entendimiento.

¿Qué es poesía?

¿Y tú me lo preguntas?

Poesía eres tú.

Que cada cual sea libre para interpretar lo que quiera.

Aunque la vida pueda sernos dura, siempre habrá sitio para la belleza.

A. Valera

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CUADERNO POÉTICO

GUEPARDO

QUÉ extraña y turbia sensación la del guepardo viejo y melancólico al que le duele el lomo, enfermizo y baldado, echado bajo un árbol, muerto de hambre, viendo a unos pocos metros

–bajo un sol implacable que estimula la ambición imposible de su presa–la gacela de líneas seductoras y ondulante perfil que resplandece tan esbelta y airosa, tan siempre apetecible, aderezo sin par de la sabana, pastando distraída –fingiendo indiferencia–y abismada en su mundo, enteramente a tiro.

Y qué honda desazón la del guepardo al descubrirse herido por el tiempo, sin el brío que ayer lo distinguió, perdida

la agilidad vibrante de sus patas, tan veloces que a él le parecían alas capaces de surcar el ancho cielo.

Qué deshonor, qué afrenta mirar para otro lado –hundido en la desgana–, cabizbajo, negar el ardiente apetito y adentrarse en la calma ilusoria del que entiende que nada puede hacer sino aceptarse, mientras ve que el gusano de la acuciante hambruna lo amenaza.

Quién fuera tan astuto y perspicaz que pudiera mirar a la gacela y verla ensombrecida, plagada de defectos, sin gracia y sin encanto que lograse hechizar a quien la observa porque intuye su carne correosa e insípida.

Quién pudiera decir –como la zorra–no la quiero comer, no está en su punto.

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Ginés Aniorte

MEJOR ASÍ

Mejor así, sin saber nada el uno del otro, sin que el deseo nos llame y estalle sin esperarlo, mejor así.

Mejor que no enciendas más fuego con tus palabras, ni recurras a la soledad temblando de frío.

Mejor que no hables, que guardes ese prudente silencio del que presumes, aunque duela. Cuando las cosas no pueden ser de otra manera, mejor así.

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A. Valera

ME OLVIDÉ

Me olvidé del sonido de su risa del color de sus ojos .. del querer y del sabor de los días con prisa...

Me olvidé de los días que inventamos el color de un Jarrón, las flores en el balcón y hasta de la mesita del teléfono en un rincón..

No recuerdo ni el iris de tu mirada ni el efecto de la luz cuando por aquella ventana entraba...

Ya no me saben las letras de tus cartas a nada ,ni el ladrillo visto de esa fachada ,solo retengo el gris como relieve frente a tu humilde morada.

Brazal N º 1 25
El

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