Sábado 18 de septiembre de 2010
PÁGINA 9-B
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Formas y colores
Vestuario, AL SERVICIO del teatro Ricardo de la Lanza viste a cada personaje con creatividad e ingenio, para dar el toque final en la puesta en escena
Una obra de teatro es un todo, un trabajo en equipo. Si un elemento falla dentro de la producción o la puesta en escena, los meses de trabajo representados en las dos o tres horas de lo que dura la historia, se viene abajo en cuestión de segundos. No sólo es cuestión de sentarse y ver los problemas que enfrentan los personajes, hay que mirar con atención a cada detalle colocado en el espacio escénico, incluyendo a los actores. Desde el cuadro que hace compañía a un hombre solitario en una habitación, hasta el elegante y colorido vestido que porta una mujer mientras llora desconsoladamente. El vestuario puede pasar desapercibido si no se observa detenidamente. Podría pensarse que los pantalones y blusas que portan los actores, son prendas que cualquiera de nosotros tiene en su casa, quizá sí, pero detrás de la ropa que desfila en el escenario existe un responsable. Mismo que se encarga de caracterizar y dar el toque final a todo el ambiente de la obra. Ricardo de la Lanza es un reconocido vestuarista teatral -en los ámbitos local y nacional- con una trayectoria que ya suma 28 años. Desde sus primeros trabajos fue reconocido por la excelencia y calidad en las prendas que da forma y color. Su incursión en el teatro no inició como vestuarista, Ricardo era actor, amante de la vida ficticia que se vive tras el telón. Cuenta que de niño, su madre lo llevó a un ensayo general de una de sus hermanas; cada año al terminar el curso escolar los colegios solían hacer espectáculos de baile en el Teatro Degollado. Tras bambalinas, Ricardo quedó maravillado del trabajo que en un dos por tres realizan para la escenografía y el cambio de vestuario a los actores. “Fue algo increíble, yo me perdí cuando vi la realidad de aquellos telones, la producción de la escenografía, todo era un mundo ficticio en el que se podía jugar. Me marcó de una manera muy extraña pero sin saber qué”. Ya estando en la preparatoria junto a sus compañeros, decidió formar parte de un grupo de teatro. Estudió actuación por tres años en la Casa de la Cultura, bajo la enseñanza de directores como José Luis Moreno y Daniel Salazar. El oficio de vestuarista aún no figuraba en su vida teatral.
EL INFORMADOR • A. HINOJOSA
México a formalizarse como actor en el Centro Nacional de las Artes, del INBA (Instituto Nacional de las Bellas Artes). Pero por obra del destino, al estar formado para los exámenes de admisión, su instinto escénico lo llevó a meterse en las filas de la producción teatral. Por desgracia Ricardo sufrió un accidente automovilístico, por lo que tuvo que regresar a Guadalajara. Descartó varías oficios: escenografía, producción y hasta la actuación. En ese entonces el único que realizaba vestuarios era Moises Orozco, pero él sólo los hacía para sus propias producciones. En tanto que Ricardo seguía pensado qué aportar al teatro. Rafael Sandoval lo llamó para que lo apoyara en la producción del vestuario, porque no había quien se encargara de ello durante la gira de No hay burlas con el amor, de Calderón de la Barca, en Texas. Aceptó el trabajo, a pesar de no tener ningún conocimiento al respecto. “Yo me convencí y al día siguiente dije que era vestuarista; no tenía libros, no sabía nada”, reconoce Ricardo. Ante su inexperiencia, acudió con una amiga costurera para que lo asesora en su primer trabajo. Le enseñó a medir, diseñar y a elegir las telas correspondientes para el vestuario solicitado. “Estaba colaborando para la Compañía de Teatro de la Universidad de Guadalajara; tenía fama de actores muy • Ricardo de la Lanza es reconocido como uno de los más importantes vestuaristas de la ciudad. ‘sangrones’. Llegué con miedo y respeto, me enseñó a coser para irme al Paso Por lo general, opta por leer el guión en Texas y gané un premio por el ves“Se dice que el vestuario debe tener las que se van a ver muy bien para que mínimo tres veces. Para que en una pri- unidad, pero cuando son escenas tan di- se sientan cómodas”. tuario de la obra”. mera lectura comprenda la obra y su dra- ferentes, tienes que adaptarte, porque el Compromiso y dedicación ma. La segunda, para tomar notas del actor está en su proceso de formación del Para las nuevas generaciones tiempo y detalles de la personalidad en personaje, te cuenta las necesidades y Ricardo se adjudicó a sí mismo el cada personaje; y la última, para ubicar carencias que tiene durante la historia. Durante muchos años Ricardo luchó oficio de vestuarista. Rápidamente su qué pasará en cada escena y las necesi- A fin de cuentas es él quien lo va a usar”. por hacer del vestuario una labor de peso trabajo comenzó a ser reconocido y ad- dades que el director requiere para cada Ricardo destaca que lo más impor- en el teatro. Hacer de la indumentaria textil mirado por los grupos teatrales. personaje en torno al vestuario. tante dentro del vestuario teatral, es que del actor una función primordial y básica “Con Rafael Sandoval me hice y con “Si el director es vanguardista o mo- la obra nunca debe estar en función a un para la producción y la puesta en escena. Rafael Zamarripa me enseñé, él fue y ha derno, puedes hacer propuestas. Si bus- vestuarista o al escenógrafo, sino que el “A mí me costó mucho trabajo, porsido mi maestro, me asesoró en cortes, cáramos hacer las cosas idénticas a la vestuario y la escenografía deben estar que al principio el director no sabía cómo colores y accesorios”. historia, en el teatro se permite propo- en función de la obra. “Tenemos que sa- entenderse con el vestuarista. A veces no Ricardo sabe que el teatro no es na- ner, meter colores que tal vez ni se usa- crificar, me tengo que adaptar a la obra hay tiempo de hacer los diseños o no hay da fácil. Pues la coordinación y la comu- ron, siempre y cuando el director y todo y el espectáculo”. dinero, y cuando no tienes dinero el innicación entre los diferentes equipos de el equipo creativo esté de acuerdo”. De la Lanza es reconocido por la genio sale por doquier”. trabajo de iluminación, escenografía, Ricardo se siente satisfecho por toRicardo se caracteriza por ser di- exactitud en su labor, pues asegura que montaje, producción y dirección, debe recto, platica y se planta en los ensayos no solamente hay que saber qué com- dos los reconocimientos que ha recibido ser constante, específica y clara. hasta saber qué es lo que se quiere ex- prar, escoger y mandar hacer: “Son 100 a lo largo de su trayectoria. “Soy diseñador y realizador de ves- poner en la obra, saber cómo será la oficios dentro de uno, uno se convierte “Todo lo que aprendí y lo que tengo Una vocación desconocida tuario teatral. Analizo qué es lo que se va historia para poder pasar a la realiza- en psicólogo, porque a veces el actor quiero transmitirlo. Siempre hubo trahacer, qué está pasando, qué momento ción de dibujos, bocetos, diseños y la llega triste y se preocupa, o con las ac- bas con las compañías de teatro, tuve la Su interés y amor por el teatro cre- es, en qué país, la época, si es primavera, selección de telas para el vestuario de trices que tienen baja su autoestima, idea de abrir un taller para orientar a las ció. Ricardo decidió irse a la Ciudad de verano, otoño o invierno”. cada actor. tienes el deber de llevarles cosas con futuras generaciones pero no sé puedo”.
Momentos
por: Aimeé Muñiz El sábado pasado fui a ver la obra El canto de las dolientes en Carromato (Prisciliano Sánchez 790), a cargo del grupo Teatro Rabinal, que este año está de manteles largos con la celebración de su 25 aniversario. Ya tenía muchas ganas de darme una vuelta a este espacio impulsado por el grupo Thespis, porque es de esas inicitaivas civiles que me parecen super interesantes, estos chavos están apostando por ampliar las opciones para los creadores escénicos y en verdad me parece una acción digna de aplaudir... bravo, bravo. Además, debo decirlo, me pareció que el foro es magnífico, pues hay posibilidad de ajustarlo a las necesidades de cada agrupación. También tenía mucho interés por ver El canto de las dolientes, porque el trabajo pasado de Rabinal, Anamorphosys, me lo perdí a causa de la influenza, y pensé que podría ser una obra que me reventaría el corazón... creo que ya he dicho que lo que más
me gusta es que el teatro me haga llorar. Así pues, me lancé el sábado a ver la obra después de un caótico día en el diario; pensé que no llegaría y tendría que postergarlo una vez más, pero sí llegué. Al entrar a la sala y una vez que me hube sentado en mi asiento, me llamó la atención el espacio escénico: me pareció sencillo y aunque no había empezado aún la obra, imaginé que las cuatro mujeres que se encontraban ya en sus lugares, estaban en una especie de purgatorio. Antes de comenzar a hablar del montaje, del cual por supuesto que no haré una reseña, creo que es pertinente que diga que sólo hubo algunos momentos que atraparon mi atención. Lo siento, pero no logré conectarme al 100% con los personajes, me pareció que había altas y bajas en algunas de las actrices, y otras de plano nunca las vi crecer en el escenario. En el primer momento de la obra, cuando todavía no sabía qué cuernos estaba pasando ahí, me dieron ganas de llorar. Y es que yo tengo el don de llorar como Magdalena ante cualquier mínima imagen de triseza, y si me pongo a escuchar
a cuatro mujeres llorar a moco tendido, pues no me queda otra que acompañarlas en su dolor. El hecho es que en ese momento pensé que la obra tenía futuro y que probablemente saldría en un mar de lágrimas. Después, poco a poco, me dí cuenta de que no sería así. Hubo, eso sí, algunos momentos en los que me sentí conectada con la obra, aunque creo que nuca hice click con las actrices (Alondra García, Fernanda Castro, María Gutiérrez y Jireh Miranda). Me gustó el momento del llanto, hasta se me erizó la piel; disfruté también cuando uno de los personajes escupió a otro; y me conmoví cuando la mano de una de las actrices fue sostenida largo rato por una mujer del público, que incluso acarició su cabello, como dándole consuelo. Gracias a esa señora por hacerme la noche. No sé... pero tal vez yo no estaba de ánimo, porque me dí cuenta de que hubo muchos espectadores que se sintieron conectados con las dolientes; pero lo que es a Lalo y a mí, no nos satisfizo. Me pareció una obra larga, aunque en realidad nu dura tanto.
EL INFORMADOR • A. HINOJOSA
Entre las piernas
• Escena de la obra El canto de las dolientes. Al final, disfruté que hubiera llegado el final y me gustó el último comentario a cargo del director de Teatro Rabinal, Jorge Ángeles. Sin embargo, recomiendo a mis tres lectores (bueno a dos de ellos, porque el otro está en Mexicali) que vayan a ver la propuesta de esta agrupación (las funcio-
nes son los sábados y domingos, a las 20:30 y 18:00 horas, respectivamente). Al final de cuentas, lo importante es que cada persona tenga su propio criterio respecto al quehacer teatral de la ciudad. A mí no me encantó, pero ví a gente feliz y conmovida. ¡Gracias por invitarme a ver teatro! lexeemia@gmail.com