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La Desbanda, optimismo y solidaridad

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La D E S B

La D E S B

La Desbanda somos un grupo de rock formado por personas con párkinson, que nos enfrentamos a los síntomas de la enfermedad a través de la música: aprendiendo a cantar y a tocar un instrumento, ensayando, componiendo y actuando en directo.

En 2019 vio la luz el primer disco del grupo, Por el Paseo del Malecón. El disco está repleto de emociones y mucha marcha, fruto de un grandísimo esfuerzo de superación de los miembros de La Desbanda y en memoria de Oliver Sanz (Oli), fundador y primer director del grupo. Actualmente, tenemos canciones para un nuevo álbum.

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Cada concierto representa un gran empujón para fomentar una mejor calidad de vida y sus efectos equivalen a una cantidad de dopamina, no medida porque no se puede, pero sí apreciable, para continuar con una actitud positiva ante la adversidad.

Mientras llega cada concierto trabajamos en componer y ensayar nuestras canciones y vamos dejando que la música ayude a sincronizar nuestros movimientos.

La Desbanda como terapia

Los beneficios que nos proporciona la música son de tres tipos:

1) físicos,

2) cognitivos,

3) emocionales y

4) sociales.

A nivel físico, la música induce y facilita el movimiento. Marcar el ritmo ayuda a iniciar la marcha y mantener una cadencia constante. Seguir un ritmo ayuda a planificar y ejecutar secuencias largas de patrones de movimiento complejos de manera organizada.

Pero la música no solo estimula el aparato locomotor. Cantar, por ejemplo, implica ejercitar la respiración y la articulación vocal. Los instrumentos musicales sirven para ejercitar los aspectos rítmicos y melódicos, y trabaja la motricidad fina y gruesa.

En el aspecto cognitivo, la interpretación musical ayuda a mantener la atención y a trabajar la memoria.

Asimismo, la música facilita la expresión de sentimientos y ayuda a abstraerse de los problemas cotidianos generando emociones positivas. Después de los ensayos y conciertos nos sentimos contentos, con buen estado anímico, felices y llenos de vitalidad porque la música nos estimula muchísimo.

Los problemas motores y no motores que padecemos las personas con párkinson hacen que muchos de ellos tengan tendencia al aislamiento social. Formar parte de un grupo de personas en la misma situación y en particular de un grupo musical, ayuda a romper este aislamiento, reforzando los lazos grupales y mejorando las relaciones y habilidades sociales

Un grupo improbable

Oli y Manolo (el batería del grupo) tuvieron un papel crucial en la formación de La Desbanda a partir de un grupo de persona de procedencias totalmente dispares. Si no fuera por el párkinson nunca nos hubiéramos conocido y si por casualidad nos hubiéramos encontrado probablemente no nos hubiésemos dado la oportunidad de conocernos.

Sin embargo, formamos un grupo muy cohesionado, porque hemos conseguido que esa diversidad forme parte de la idiosincrasia del grupo.

En el aspecto creativo, las canciones que componen Marcel y Víctor han conseguido unirnos alrededor de unas temáticas que todos asumimos como nuestros y forman el verdadero patrimonio compartido del grupo, en torno al cual se borran las diferencias. Cuando al final de los conciertos cantamos abrazados el tema El placer de vivir, que en su estribillo repite: “… y a veces río y a veces lloro, por el placer de vivir” la emoción y sinceridad que transmitimos en muestra que cada uno la está cantando como si él mismo fuese el autor de la misma. Las hacemos nuestras.

Lo que nos caracteriza, aparte del párkinson, son esas canciones que tan bien describen nuestros sentimientos, nuestros afectos, nuestros miedos, nuestros buenos y malos momentos.

Las canciones de La Desbanda son un canto a la vida y a la amistad después del párkinson.

La Desbanda testimonial y solidaria

Desde hace algún tiempo y desde diferentes ámbitos se nos señala a menudo que ese carácter único de La Desbanda conlleva una responsabilidad: la de hacernos más visibles o más aún, visibilizar más nuestra forma de afrontar el párkinson.

Esto supone una obligación autoimpuesta: estar presente en todos los actos solidarios a los que seamos invitados y aprovecharlos para exponer ante la sociedad nuestra forma de encarar la dificultad. Es más, esta responsabilidad sobrevenida, exige esforzamos al máximo para tener una calidad musical aceptables y dar así ejemplo a las personas que en las mismas condiciones que nosotros no adoptan esa actitud positiva.

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