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Leonardo Pereira: Más que un poeta...
Labora como docente en Derecho Penal en la Universidad Fermín Toro con sede en Barquisimeto, fusionando la poesía con esta disciplina, quien compartió parte de su vida.
Nació en Carora, en 1966. Educador, poeta y abogado en ejercicio. Especialista en Literatura latinoamericana. Presidente de la Asociación de Escritores del municipio Torres (1995-1997). Su poesía figura en varias antologías venezolanas y ha sido publicada en revistas y diarios de Chile, Colombia, Argentina y EE.UU. Autor de los libros: "Elucubraciones de un caroreño" (1992). "Yo soy hijo de Gregoria Melendez" (1985)."Nostalgia de Eros" (1989). "Lacerado" (1999) y Confesiones a media luna (1999).
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-¿Cómo surgió el afán de escribir poesía?
Desde pequeño siempre me gustaba dibujar, colorear garabatos, y leer. Mi mamá no era una mujer académica, nunca fue a la escuela, pero es una mujer muy sabia. En cada viaje que ella hacía me compraba libros de historia y de medicina en su afán de que yo estudiara medicina. Mi padre era un lector empedernido, poeta, intelectual, sí, autodidacta, culto, con cuarto grado aprobado solamente porque tuvo que trabajar desde los ocho años. Como a los 11 recuerdo que yo había escritos algunas cosas, pequeños e insignificantes relatos, algunos ejercicios poéticos, y estos comenzaron a desarrollarse a los 16 años de edad.
-¿Cuáles son los temas que mayormente aborda en sus poemas ?
La muerte, la soledad, el dolor, el sexo, el erotismo. Hay quienes le escriben a las moscas y a los caballos, yo le escribo a las mujeres y a la muerte.
-¿Cuál es su obra favorita entre todas las que ha escrito y por qué ?
Los libros de poesías son como los hijos, a los hijos se les quiere a todos, pero de manera diferente. “Nostalgia del Eros”, es un compendio de poemas escrito por un adolescente de 14, de 16 años de edad aproximadamente; la mayoría de esos poemas dedicados a una novia de la adolescencia; “Escozor”,un poemario que escribí cuando estuve en la ergástula, privado de mi liber- tad; “¿A qué hora la muerte duerme?”, un poemario compuesto en sus primeras páginas inspirado por una hermosa dama zuliana, de la que quedé prendado al conocerla, y la segunda mitad, integrado por poemas escritos con dolor, con odio, con rabia, como consecuencia de la pérdida de un hermano a quien secuestraron y mataron por envidia y egoísmo. Quizás esos sean los poemarios “favoritos” (entre comillas) de los ocho que he escrito y publicados. Por ahí hay guardados en las gavetas de mi escritorio algunos poemas escritos en varias etapas de mi vida.
-¿Considera que todas las personas pueden escribir poesía, o es un arte que sólo algunos ofician ?
Todos somos poetas, todos nacemos poetas. Solo que a algunos los dioses les conceden el don de transformar las palabras en pájaros y alegrías; y otros, no se atreven a expresar lo que sus almas callan y sus corazones gritan.
-¿Cuál sería su consejo para la nueva generación de poetas?
Charles Augustin Sainte-Beuve decía que criticar es aprender a leer y enseñar a leer a los demás, para escribir bien hay que leer mucho, a buenos escritores a grandes creadores y literatos, aprovechar la juventud para leer, y descansar plenamente en la madurez.
¿Cómo se compagina el poeta con sus labores profesionales?
El abogado Leonardo Pereira Meléndez, es un tipo dedicado a la academia, instruido, con más de diez títulos académicos, esclavo de los convencionalismos sociales, un carajo que se cuida de que nadie lo vea tomando y se cree importante porque lee poesía en francés, y sus obras jurídicas han sido publicadas en varios países latinoamericanos. En cambio, el poeta Leopermel, con el que a mí me gusta andar y hablar, es un señor muy humilde y generoso que espera enseñar cosas que él no conoce y sobretodo saber exteriorizar sus vivencias a través de la palabra.
