UNIVERSIDAD EVANGÉLICA DE EL SALVADOR Facultad de Ciencias Sociales - Licenciatura en Teología Antropología Cultural - Jeannette de Melendez David Eduardo Bonilla Miranda ANÁLISIS DE “LUCAS 8:43-48” A LA LUZ DE LOS VALORES HONOR Y VERGÜENZA, PURO E IMPURO. En una ocasión mientras Jesús caminaba hacia la casa de un hombre llamado Jairo, él principal de una sinagoga, un hombre digno y sin duda considerado puro, y que según delante de todos los demás, también su hija gozaba de esa honra; el maestro fue acompañado por gran multitud de personas que seguramente querían ver lo que él haría en casa de aquel Jairo, el texto dice que el montón de personas que iban apretaban a Jesús y quizá ni lo dejaban caminar bien, pues en medio de esa algarabía de gentes se abrió paso una mujer que padecía una enfermedad sumamente deshonrosa para su sociedad contemporánea. Según la ley que le fue dada a través de Moisés, una mujer con su flujo de sangre normal debía de permanecer fuera del campamento y era considerada impura, y cuando su periodo acababa ella podría regresar a su familia y a su tienda. Esta ley obviamente era muy conocida en el contexto de Jesús, y si con otras leyes eran demasiado extremistas, no digamos en una ley como esta que descalifica a una mujer impura; la mujer estaba desesperada y completamente desahuciada, los medicos habian tomado todo su dinero y no habían podido darle respuesta o cura a su enfermedad. La hija de Jairo tenía como doce años y el flujo que esta mujer tenía hacía doce años también, pudiéramos decir que por un lado una mujer nació en un hogar de honra y puro, y por otro lado otra mujer estaba muriendo debido a su enfermedad en la condición de desprecio y impureza en la que la sociedad sumerge a aquellas personas como esta mujer, víctimas de una enfermedad incurable. Segun las interpretaciones que los grandes sacerdotes habían hecho de las leyes de pureza, esta mujer no tenía ninguna oportunidad de acercarse al maestro, y la hija de Jairo y su hija tenían mucha oportunidad de recibir algún tipo de ayuda o atención del maestro, pero Jesús hace un acto, llamativo, si pudiéramos llamarlo de alguna manera; en medio de una situación de empujones, malicia por parte de aquellos que de alguna forma querían destruir a Jesús, murmullos y miradas prejuiciosas de otros que estaban confundidos, el maestro se detiene y para la caminata a casa de Jairo y pregunta: ¿Quien me ha tocado?. A mi punto de vista, este relato tiene mucho más del carácter de Jesús que hablar solo de sus milagros, él era un hombre que conocía la ley, sabía lo que significaba el toque de una persona impura para cualquiera que quisiera guardarse en pureza delante de los hombres, y tener contacto con una mujer enferma de flujo de sangre no era precisamente un acto que aumentaba su honra o su pureza, pero aun así, él dice, alguien me tocó (el borde de su manto) porque poder salio de mi. Hay un punto muy importante acá que quizá el texto hace énfasis, y es el hecho del borde del manto, según la cultura de aquel momento, los bordes de los mantos eran muy útiles como símbolos, donde eran pegados cueros con la palabra de Dios para que no se olvidará