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La visión de... Albert Finestra Uriol
from Suis 183
by Grupo Asís
PRRS: MÁS ALLÁ DEL MISTERIO
La visión de...
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Albert Finestra Uriol
Asesor veterinario
La enfermedad del PRRS sigue siendo casi tan misteriosa como el primer nombre que se le acuñó el año 1987 cuando fue reconocida clínicamente en Estados Unidos. Pero quiero aprovechar esta oportunidad para tratar de argumentar que, aun siendo la enfermedad que más perdidas genera al sector porcino, ya no es tan misteriosa como la habíamos considerado. Por tanto, y siempre desde una posición de veterinario de campo, voy a intentar a compartir ideas que hacen menos misteriosa la enfermedad.
En primer lugar, desde el lejano año 1992 en el que inicié mi carrera profesional como veterinario de porcino, se ha evolucionado muchísimo en producción porcina en general y, concretamente, en el control y en el entendimiento de enfermedades, especialmente, con el virus de PRRS. A esta patología se le están dedicando ingentes cantidades de recursos, tanto de personal como de dinero, y no siempre aprovechamos toda la información y conocimientos que pone la comunidad científica a nuestra disposición. Por esta razón y para descartar misterios, a continuación, voy a enumerar mis certezas con respecto a esta enfermedad.
Certeza 1
No existe una única solución ni un remedio igual para todos. Siento ser tan directo, pero es una realidad que hay dejar clara. Podría parecer que esta respuesta genera misterio. Mi intención en esta columna es tratar de esclarecerlo, pero es que no hay una solución única o universal como puede ser el caso de alguna otra enfermedad. De hecho, si hacemos una reflexión no hay enfermedad que se solucione con una sola acción, porque el PRRS debería ser suficiente. Por tanto, la vacunación, las acciones de manejo u otras acciones únicas sin conexión entre todas ellas, no sirven de mucho. Se debe plantear un solución global y completa. Esto es lo que más cuesta a determinados productores; hay que tomar decisiones que pueden parecer misteriosas, pero son muy útiles y más eficaces de lo que parece.
Certeza 2
En segundo lugar, debemos hacer un buen diagnóstico de la enfermedad para confirmar que se trata de esta y no estamos delante de un artefacto. Ocurre en muchas ocasiones que no siempre una positividad de PRRS va acompañada de enfermedad. En este caso los laboratorios de diagnóstico nos ofrecen muchas posibilidades; ponerse en sus manos para saber si esta enfermedad puede ser la causante de los problemas reales que tenemos en la explotación es una muy buena decisión. No es lo mismo que los problemas de PRRS se produzcan en maternidades, final de lactación, en transición o durante el engorde. Tampoco es comprensible que no analicemos los animales que entren en la explotación o que no hagamos una revisión periódica de la situación epidemiológica de la enfermedad.
Certeza 3
Las vacunas frente al PRRS no son la solución definitiva, pero ayudan. Es así y no debemos tener dudas de esa realidad. De todas formas, seguimos teniendo lagunas en su uso que nos hacen tener
resultados inciertos con las mismas. Estamos todos de acuerdo que no consiguen lo que otros antígenos han obtenido (sólo hace falta que recordemos lo que se realizó con la Enfermedad de Aujeszky con el programa de Erradicación en España). Pero, aunque no sean tan efectivas como todos desearíamos, está demostrado su efecto y debemos contar con ellas como una herramienta más.
Certeza 4
De todas formas, las mejores decisiones que se deben tomar para el control de esta enfermedad son las siguientes: ■ En el caso de una explotación de reproductoras, debemos parar la reposición durante un periodo mínimo de 6 meses para poder asegurarnos que no seguimos introduciendo animales que puedan seguir desestabilizando la granja. Esta acción es compleja cuando tenemos “auto núcleos” en la propia instalación. No es fácil para algunos ganaderos trabajar en ese núcleo “todo dentro-todo fuera” y es más complejo aún tenerlo en una explotación externa. De todas formas, todo lo que se pueda realizar en ese camino será altamente beneficioso. ■ Minimizar los manejos que faciliten la posible contaminación entre camadas, como el corte de colmillos, pinchazos con agujas, etc. ■ Parar los movimientos de lechones entre camadas y salas. ■ Por lo que respecta a transiciones y engordes, lo más efectivo es hacer un vaciado y una limpieza y desinfección completa de las instalaciones.
Certeza 5
Lo que resulta de gran utilidad es entender cuál fue la vía de entrada de la enfermedad en la explotación: ahí sí que sigue habiendo misterio. Desconozco en la mayoría de los casos cual ha sido el error que provoca un nuevo brote. Es más desconcertante aun cuando lo comparas con la pandemia provocada por la COVID-19; muchas personas no saben ni cuándo ni donde ni cómo se han infectado. Pero otras muchas sí lo saben, y si no ellos, los epidemiólogos que la gestionan. Lo mismo ocurre con el PRRS. Muchos expertos coinciden en que existe una serie de medidas que debemos implementar de forma que, si las seguimos, las posibilidades de nuevas infecciones se reducen de forma considerable. Así, de forma consensuada, los aspectos que debemos vigilar son: ■ Entrada de animales. ■ Recogida de cadáveres. ■ Purines. Tanto nuestros como los que pueden aplicar cerca de nuestra granja. ■ Camiones de transporte de cerdos fundamentalmente. ■ Vestuarios. Para un cambio de ropa y ducha dignos. En mi opinión, si estás medidas fuesen muy estrictas tendríamos muchos menos casos y, tal vez, menos severos. Debemos ser autocríticos con nosotros mismos y no dejar de aplicar todas ellas y con la máxima severidad posible. No sirve de excusa bajar los brazos por el hecho de estar en zonas de alta densidad. Todavía se debe ser más exigente porque son estás explotaciones las que más opciones tienen de padecer brotes.
Certeza 6
No podemos decir que los programas regionales de control de PRRS estén dando los frutos que todos quisiéramos: no porque no sea el camino para conseguir efectos positivos, sino porque los resultados no vienen rápidamente por faltar implicación de muchos de los agentes implicados. Si analizamos los triunfos en el control de enfermedades que nos afectan a todos por tratarse de entidades de muy fácil diseminación, o nos implicamos todos al 100 %, o no conseguiremos nada más que pequeños triunfos muy individuales, pero no grupales. Como último mensaje, no bajemos la guardia y creamos que hay más conocimiento que misterio. Sería de gran ayuda que los veterinarios decidiéramos una forma conjunta de actuar en el plano general, para desarrollar a continuación las partes específicas para cada situación.
