ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA en pequeños animales
Anatomía radiográfica normal de la
columna cervical http://goo.gl/ht7EE
consigue colocando una almohadilla radiotransparente bajo la zona cervical y otra bajo la zona lumbar (fig. 4.1). Para conseguir que el plano sagital de las vértebras quede paralelo al chasis se deben colocar almohadillas que eleven ligeramente la posición de las extremidades. Si la columna se encuentra rotada al realizar la radiografía lateral, las apófisis trasversas de cada vértebra aparecerán separadas en la imagen (fig. 4.2). Al realizar la radiografía en la proyección ventrodorsal se debe evitar la rotación de la columna hacia los lados. Si la posición del paciente es correcta, las apófisis espinosas aparecerán alineadas y centradas con los cuerpos vertebrales en la imagen (fig. 4.3). Un estudio completo de la columna debe incluir dos radiografías cervicales (una centrada en C3-C4
y otra en C6-C7), una torácica (centrada en T6-T7), una toracolumbar (centrada en T13-L1) y una lumbar (centrada en L3-L4). Habitualmente la evaluación clínica previa del paciente permite localizar la región o regiones de la columna que podrían estar lesionadas, lo que limita el estudio radiográfico a la zona afectada. Las radiografías de columna realizadas en flexión o extensión forzada pueden ser útiles para el diagnóstico de determinadas patologías, como la inestabilidad atlantoaxial, cervical o lumbosacra. No obstante, deben ir siempre precedidas de radiografías estándar en posición neutra, ya que si éstas muestran ya una posición anómala de las vértebras las radiografías forzadas estarán desaconsejadas, puesto que pueden provocar lesiones compresivas graves de la médula espinal. También debemos manejar al paciente con sumo cuidado cuando se sospeche de la existencia de una fractura o luxación de la columna, ya que podríamos provocar un empeoramiento del cuadro clínico.
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FIGURA 4.1. Proyección lateral de la columna cervical de un perro mal posicionada (a) y proyección lateral de la misma región correctamente posicionada (b), tras colocar una almohadilla radiotransparente debajo del cuello para conseguir que el eje longitudinal de la columna se sitúe paralelo al chasis. En la primera radiografía no es posible evaluar adecuadamente los espacios intervertebrales, ya que el haz de rayos X penetra de forma oblicua a través de ellos.
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FIGURA 4.2. Imágenes ampliadas de la región lumbar de un
perro obtenidas en proyección lateral, antes (a) y después (b) de colocar almohadillas que eleven ligeramente la posición de las extremidades para conseguir que el plano sagital de las vértebras quede paralelo al chasis. La perfecta superposición de las apófisis transversas de cada vértebra (flecha) indica que la radiografía se ha realizado correctamente.