Compartir la Palabra: La vida eterna según el evangelio 20
Anunciatinas:
Encuentro de Programación 2025 22
Reunión de los Consejeros
Intenciones del mes de la Conferencia Episcopal Española
Por los jóvenes y adultos que en esta Pascua recibirán los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, para que participen cada vez más plenamente en la vida y la misión de la Iglesia.
Por las familias cristianas, para que sean auténticas iglesias domésticas, escuelas de fe y de verdadero humanismo.
Por el Papa, obispo de Roma y sucesor de Pedro, y por los pastores de las iglesias particulares, para que guíen y confirmen en la fe al Pueblo de Dios que se les ha encomendado.
AbrilJulio
MayoJulio
JunioJulio
P. Miguel Carmen, Superior Provincial
El pasado día 15 de abril, el Superior General de la Sociedad de San Pablo, P. Domenico Soliman, ha confirmado al P. Miguel Carmen Hernández, Superior Provincial de la Sociedad de San Pablo en España
El P. Miguel asume un nuevo mandato como Superior Provincial de los Paulinos en nuestro país, pues ya había sido nombrado para este mismo cargo en abril de 2021. Ahora tiene por delante un nuevo mandato de cuatro años, 2025/2029, para seguir siendo el primer responsable de la Provincia como animador de las personas y comunidades que la integran, celoso promotor de la vida religiosa de la Circunscripción e impulsor de sus actividades apostólicas, entre otros deberes.
Nuestras primeras palabras al P. Miguel, al comienzo de su segundo mandato como Superior Provincial de esta Circunscripción paulina, no pueden ser otras que las de una agradecida felicitación y, juntamente con la promesa de nuestra leal colaboración, la expresión de nuestros mejores deseos de que el Señor le acompañe con su gracia en el cometido de Superior Provincial.
P. Antonio Maroño, SSP
conocer a san pablo
El mayor misionero cristiano
“El Evangelio es poder de Dios para el que cree” (Rm 1,16)
El libro de los Hechos ofrece una narración ordenada de la obra misionera de Pablo, que se desarrolla preferentemente en la zona costera del Mediterráneo que toca las ciudades de Damasco, Tarso, Antioquía de Siria, Chipre y Anatolia sudoriental…
Vienen luego las ciudades de Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas, Corinto; en Europa: Éfeso, capital de la provincia romana de Asia; y Roma, capital del Imperio. Los datos de las cartas confirman este recorrido
Escogía intencionadamente las grandes aglomeraciones humanas de las ciudades más pobladas, sobre todo las que no habían sido tocadas aún por el evangelio, en donde intentaba hacer surgir al menos una pequeña comunidad cristiana, que estuviera animada y presidida por personas especialmente entregadas y generosas (cf 1Tes 5,12-13; 1Cor 16,15-16). Desde el principio tiene conciencia de haber sido llamado a evangelizar
a los gentiles (Gál 1,16), y esta vocación queda ratificada por Pedro y los Apóstoles (Gál 2,910).
Su método de comunicar el evangelio se compendia en la palabra, en el ejemplo y en el amor; una palabra que no es simple transmisión verbal, sino que va impregnada del Espíritu y del poder de Dios, que interpela a los hombres por medio de sus enviados, “como si Dios exhortase por nosotros” (2Cor 5,20). A la comunidad de Tesalónica escribe: “Al recibir la palabra de Dios que os predicamos, la abrazasteis no como palabra de hombre, sino como lo que es en verdad, la palabra de Dios, que permanece vitalmente activa en vosotros, los
creyentes” (1Tes 2,13); en efecto, el evangelio es “poder de Dios para todo el que cree” (Rom 1,16).
La palabra se ve corroborada por la fuerza del modelo humano, que tiene su origen en la humanidad de Cristo y por eso mismo es tan importante para Pablo que el evangelio no es una teoría, sino un modo de existir, él sabe que tiene que transmitirlo con su misma existencia. Los dos términos principales que se usan en este contexto son “modelo” e “imitador”: “Os suplico que sigáis mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo” (1Cor 4,16; cf 1Tes 1,6; Flp 4,9; 2Tes 3,7).
Pero la palabra parte del amor y tiende a la edificación, es decir, a la construcción y al crecimiento espiritual de los individuos y de la comunidad. Pablo se lo recuerda repetidamente a los Tesalonicenses (1Tes 2,7-8.12), a los Corintios (2Cor 4,15; 5,14; 6,21), a los Gálatas (4,15).
Esa palabra se pronuncia con fidelidad y lealtad de espíritu ante Dios y los hombres (cf 1Tes 2,112). Para poder llegar al corazón de sus interlocutores, Pablo sabe hacerse griego con los griegos, judío con los judíos, “débil con los débiles”, “todo para todos”,
servidor de todos “para ganarlos a todos” (1Cor 9,22-23).
El contenido esencial de su mensaje es el de la “tradición” (parádosis) apostólica: Jesús de Nazaret muerto y resucitado por la salvación de todos los hombres (1Cor 15,1-5). Nada se le puede quitar a esta “verdad del Evangelio”, como tampoco se le puede añadir nada: “Si yo mismo o incluso un ángel del cielo os anuncia un evangelio distinto del que yo os anuncié, sea maldito” (Gál 1,6-8; 2,5.14). Pero este mensaje exigía ser traducido en un estilo de vida que estuviera destinado a producir una “criatura nueva” (2Cor 5,17); por eso San Pablo se hace educador y pastor, multiplicando sus recursos.
Pablo no vacila en inculcar la apertura a todos los valores éticos de la tradición clásica: “Por lo demás, hermanos, considerad lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de buena fama, de virtuoso, de laudable” (Flp 4,8). “Todo es vuestro — escribe a los corintios—; vosotros, de Cristo, y Cristo, de Dios” (1Cor 3,22-23).
Maite Ballesteros, isf
María, modelo perfecto de oración
Siguiendo las huellas de María
El objetivo de la oración es dejar que nuestro corazón escuche la Palabra de Dios para después (cor)responder a ella. Tenemos un modelo al que mirar si queremos ser protagonistas de este místico diálogo. Por supuesto, es María de Nazaret.
“Alos seis meses, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José” (Lc 1,26-27). Estas palabras nos dan una preciosa indicación para cuando nos disponemos a hacer oración: hay que preparar el tiempo y el espacio adecuados. Pero no es necesario, más aún, es imposible, eliminar todos los elementos que muchas veces percibimos como un estorbo que nos impide orar.
“Entró donde ella estaba…” (Lc 1,28). Lo que tenemos que hacer en todo momento de oración es dejar que la Palabra de Dios entre en lo más profundo de nosotros mismos. La entrada de la Palabra de Dios en nosotros es un acontecimiento maravilloso, pero también comprometedor, porque intuimos que nuestro estilo de vida podría verse cuestionado y derribar todas nuestras certezas y hacernos perder el control de nuestra vida.
Somos valiosos a los ojos de Dios
“Alégrate, llena de gracia: el Señor está contigo”. Ante estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo (Lc 1,28). La anunciación a María comienza con un hermoso imperativo. A María se le pide que se alegre, porque, como reconoce el ángel, está llena de gracia, llena de cosas recibidas como don.
Ella se turba. El temor de María ante el ángel puede explicarse, ante todo, como la gran sorpresa ante el gran reconocimiento. Pero hay otra razón que no afecta a María, pero sí a nosotros: estamos acostumbrados a mirarnos no con los ojos de Dios, sino con los ojos exigentes de los demás o con los ojos despiadados de nosotros mismos. Cuando Dios nos dice cómo nos percibe su corazón, no nos lo creemos.
El Señor dice con fuerza que el fracaso no es nuestro destino.
A los ojos de Dios somos una realidad maravillosa.
Dios está dispuesto a hacer por nosotros verdaderas locuras, hasta darlo todo, incluso su propio Hijo. Dios se comporta así con nosotros, no solo porque él es bueno, sino porque nosotros somos literalmente algo precioso a sus ojos.
El miedo es inevitable, si confiamos en nosotros
“El ángel le dijo: ‘No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia ante Dios’” (Lc 1,30). El miedo es una emoción necesaria, pero obliga a huir cuando hay que abrirse a algo nuevo y desconocido.
“Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y se llamará Hijo del Altísimo…” (Lc 1,3133). La misión es grande y audaz. Pero el ángel no intenta darle tranquilidad sobre los riesgos a los que expone la llamada de Dios. En la oración, el Señor no nos dice que la vida será fácil y segura, no niega los riesgos que comporta seguir su voluntad.
“María dijo al ángel: ‘¿Como será esto, pues no tengo relaciones?’” (Lc 1,34). María hace la pregunta porque tiene fe en que lo que Dios le está diciendo es posible. Muchas veces nuestra oración se detiene
cuando Dios va a revelarnos lo que quiere de nosotros.
“El ángel le contestó: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra…’” (Lc 1,35). El ángel no le explica a la Virgen cómo podrá engendrar la carne del Hijo de Dios, sólo le anuncia que el Espíritu Santo será su fiel guardián. Nuestra oración evoluciona en la medida en que logramos superar el miedo fiándonos de Dios.
La respuesta de la fe y la confianza
María dijo: “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). Sintiéndose profundamente involucrada en el plan de Dios, María responde al ángel con un verbo en forma optativa: “Hágase (‘quiera el cielo’, ‘ojalá’) en mí”. María no se hace de rogar ni se deja obligar, asume felizmente lo que el ángel le propone.
Solemos pensar que, cuando entramos en relación con Dios, nuestra principal preocupación debería ser la humildad, para acoger dócilmente su voluntad. También. Pero en la oración debemos cultivar la mejor imagen de nosotros mismos, y la de Dios, que nos ama con locura.
José Antonio Pérez, ssp
instituto santa familia
Hacedlo todo para sostener a la familia
La familia es la primera célula de la sociedad y su rol no puede ser sustituido por ninguna otra institución. Sin embargo, a día de hoy, la familía, en lugar de ser tutelada, „es objeto de numerosas fuerzas que tratan de destruirla o, en todo caso, de deformarla” (FC 2).
La familia tiene una importancia vital para el futuro de la Iglesia y de la sociedad. Por ello, debe de ser sostenida y ayudada. Según el papa san Juan Pablo II, „todo aquello que (las familias cristianas podrán) hacer en apoyo de la familia está destinado a tener una eficacia que, sobrepasando su ámbito propio, alcanza también a otras personas e incide sobre la sociedad. El futuro del mundo y de la Iglesia pasa a través de la Familia (FC 86),
La familia es la primera célula de la sociedad y su rol no puede ser sustituido por ninguna otra institución. Sin embargo, a día de hoy, la familía, en lugar de ser tu-
telada, „es objeto de numerosas fuerzas que tratan de destruirla o, en todo caso, de deformarla” (FC 2).
En este proceso de destrucción de la familia, un papel principal lo tienen los medios laicistas, los cuales, a menudo, „juegan con las flaquezas del hombre, volviéndolo, casi siempre, más débil e indefenso” (LF 13).
Los varios programas, sostenidos por estos medios muy poderosos, tratan, de manera organizada, de presentar como „regulares” y atrayentes actitudes de vida matrimonial y familiar que, de hecho, son moralmente malos y, en realidad, hacen a la familia cada vez más débil e in-
defensa. Estos medios son causa de tensiones y divisiones entre las familias, con graves consecuencias especialmente para los hijos, los cuales, asumiemdo comportamientos equivocados, no estarán en grado, a su vez, de formar una familia moralmente sana, capaz de rechazar todo aquello que pudiera amenazar su integridad.
Ante estas situaciones, causadas por los medios enemigos de la familia, la familia consagrada no puede quedar pasiva, sino que debe unir las fuerzas, tratando de colaborar con personas de buena voluntad, para que la familia de hoy pueda perseverar en el camino del amor, recíprocamente donado y recibido. Y para salvar a la familia de las crisis y fracasos que en el futuro la podrían destruir, los esposos consagrados están llamados a colaborar con otros miembros de la Iglesia, que también se comprometen en favor de la familia. Su apostolado se irradiará con obras de caridad espiritual y material hacia otras familias, en especial de aquellas más necesitadas de ayuda y sostén.
Su compromiso será el de ayudarlas a volver a la senda inspirada por el evangelio, y
a la práctica de la fe mediante la formación de la conciencia según los valores cristianos y no según los parámetros de la opinión pública; estimularles a las obras de caridad entre ellas y hacia los demás con espíritu de apertura que haga de las familias cristianas una verdadera fuente de luz y un sano fermento para las demás. También se aconseja a las familias consagradas que se comprometan activamente a todos los niveles, también con otras asociaciones no eclesiales, tanto a nivel nacional como internacional, para proponer a las familias disgregadas una ayuda psicológica, moral, pero sobre todo, un apoyo espiritual (FC 72).
Se hace urgente, para las familias consagradas, una gran invitación a la oración por la salvación de la familia. Los miembros del Instituto están obligados a rezar, sobre todo, por las familias que tienen dificultades o que están en peligro de divorcio o del aborto; por las desesperanzadas o divididas, y por las que se encuentran en situaciones irregulares (cfr. LF 5).
Don Slawomir Sznurkowski, ssp
Santificar el comienzo de la jornada
El argumento que las invito a meditar es este: santificar el comienzo de la jornada. Por la mañana, cuando el cielo se ve sereno, se espera un buen día
Así sea en nuestro interior: por la mañana, haya serenidad recibiendo la gracia del Señor en una nueva jornada y la gracia de poder colmarla de méritos. Noche tras noche lleven allá arriba los méritos de la jornada. Muchos negociantes quizá no ganan durante la jornada; pero ustedes, haciendo todo lo que se hace durante la jornada, cada noche envían allá arriba el conjunto de méritos de la jornada. Es necesario decir también que no solamente es la jornada la que sirve para ganar la eternidad, sino también la noche.
Como nosotros tomamos los alimentos para mantenernos en el servicio de Dios, igualmente hay la obligación de dormir y reposar. Y como se dice: “Bendícenos, Señor, a nosotros y al alimento que tomaremos...”, lo mismo al comenzar, o estando ya en la cama: “para perseverar en el servicio a Dios”, eso es. Como se dice en la comida, así también en el reposo. Tomar el alimento que es necesario para la vida y para el mérito y tomar el reposo necesario para la vida y para el mérito. Y Jesús tomaba
sus alimentos, Jesús tomaba su reposo, su sueño. Está escrito en el Evangelio. Pero ofrecerlo al Señor, así se convierte en mérito. Por eso no sólo pensar en ofrecer al Señor los méritos hechos durante la jornada, sino también el reposo mismo. Ofrecer todo al Señor, las veinticuatro horas, en resumen, totalmente empeñadas por Él.
¡Cómo debemos agradecer al Señor que todas estas horas del día ganen y enriquezcan el alma con méritos siempre más grandes! Cuando el alma es más orientada perfectamente hacia Dios, con un amor siempre más intenso, entonces cada cosa llega a ser más preciosa: lo que respecta a los amigos que tienen, la oración y todas las actividades de la jornada.
Comenzar bien la jornada, es un sacrificio que se ha de hacer. Otros reposan en la misma medida. Ahora, para regular nuestra vida, por la noche se vaya pronto a la cama y por la mañana levantarse temprano. Sí, en la medida justa, porque si la jornada no se comienza bien, no enriquece al
alma como debe enriquecerla. Después de haber tomado el reposo, cumplir los deberes de piedad, de la oración, desde el momento en que nosotros ofrecemos la jornada al levantarnos, hasta las restantes prácticas de piedad.
El secreto de la jornada está en el principio del día; el secreto, o sea la clave. ¿Y qué cosa hacer? La Misa, la meditación, la comunión, cuando se puede; y luego las otras prácticas de piedad, o bien las oraciones que están habituadas a hacer. Comenzar la jornada con el Señor. Entonces se parte con la gracia de Dios hacia el viaje de la jornada. Si se tiene que hacer un viaje más largo, nos proveemos con lo necesario, al menos con dinero y comida para la jornada. Así durante las veinticuatro horas debemos prepararnos y tener con nosotros la gracia del Señor, porque no sabemos lo que habrá durante la jornada, qué tentaciones encontraremos, qué dificultades podremos tener, etcétera. Proveerse con lo necesario para el camino de la jornada.
Lo que asegura la jornada buena, santa, es la oración. Entonces hablamos en primer lugar de la Misa. En su condición, si pueden participar cada día, ¡bien! Seguir y participar. La Misa es la oración mayor, de valor máximo, y por tanto demos a la Misa la mayor importancia.
¿Qué cosa es la Misa, o sea el sacrificio cumplido por nuestro Señor Jesucristo en el Calvario? Primero, está la parte de la Misa que se llama liturgia de la Palabra, dicha Palabra nos sirve como argumento para la meditación. Se puede hacer la meditación aparte, como generalmente se hace. En la primera parte de la Misa, tenemos la liturgia de la Palabra, que abarca desde el inicio hasta el Credo, cuando el Credo es recitado en la liturgia. Tenemos que considerar bien las palabras de la introducción, la epístola, el salmo responsorial y el Evangelio con los versículos que comprende. Meditarlos bien, comprenderlos siempre mejor, oír que el Señor quiere que nuestra mente se eleve a pensamientos divinos. La introducción y el oremos, la epístola, el salmo responsorial y el Evangelio sirven para reforzarnos y para vivir con pensamientos divinos, con pensamientos de la Sagrada Escritura.
Sería un gran mérito leer (antes) el evangelio, las epístolas y, si se puede, también la Escritura enteramente. Sin embargo, si no se tiene siempre el tiempo, leer al menos aquellas de la Escritura que contiene el misal.
bto. Santiago Alberione, "meditaciones para consagradas seglares", pp. 502-504
Instituto San Gabriel
Nuestra fraternidad /1
Es admitido a formar parte del Instituto San Gabriel Arcángel todo aquel que responda a la llamada de Dios, para la específica espiritualidad y misión del citado Instituto, permaneciendo en el ambiente familiar y en el propio lugar donde trabaja.
1.
Para ser admitido, es necesario un diligente discernimiento sobre la llamada a la vida consagrada laical, juntamente con los signos de gracia evidentes, que atestigüen la veracidad de la vocación recibida. El candidato, además, tiene que estar libre de todo impedimento contemplado en el Estatuto.
Para ser admitido al noviciado, el postulante presentará el Certificado emitido por el Ayuntamiento de su lugar de residencia que dé fe de que es célibe. Además, presentará una carta de referencia de quien le haya acompañado en el discernimiento.
Dicha documentación se le pedirá, nuevamente, cuando haga la petición de ser admitido a la Profesión Perpetua.
2. El aspirante debe gozar de una situación económica que le permita vivir dignamente, siendo autónomo, como laico consagrado: una conciencia de auto
sustento responsable, maduro y coherente, de acuerdo con la amonestación del apóstol Pablo y las condiciones que pide el Fundador, sin delegar en otros la responsabilidad del propio futuro.
3. Es competencia del Delegado Provincial, con el consentimiento de su Consejo, emitir su opinión sobre la acogida de la petición de admisión al noviciado.
4. Después de haber participado en el curso preliminar de Ejercicios Espirituales organizado por el Instituto, el novicio recibe un ejemplar del Estatuto para que, considerándolo atentamente, verifique si todo lo que contiene responde a su personal vocación: seguir a Cristo según el espíritu y la modalidad propia de nuestro Instituto paulino.
5. La consagración a Dios, en la forma que nos hemos propuesto, requiere una seria y manifiesta preparación, que se extiende también al campo litúrgico: por eso
solo es admitido en el Instituto aquel que ha realizado un período de prueba de, al menos, dos años (noviciado), en los que se le pone en grado de perfeccionarse.
6. Durante el período de prueba, la fraternidad sostiene al novicio y lo ayuda con la oración e iniciativas apropiadas que lo vayan formando para vivir según los consejos evangélicos y a transformar toda su propia existencia en el apostolado de evangelización del mundo, según el espíritu paulino y, de manera específica, como antídoto contra la difusión del ateísmo militante. Iniciativas e indicaciones al respecto le son propuestas y coordinadas por el Delegado Provincial y su Consejo, también a través de la Circular del Instituto.
7. Responsable de la formación de los novicios es el Delegado Provincial, contando, si es el caso, con la colaboración de uno de sus consejeros o de un profeso perpetuo que se distinga por su prudencia, su espíritu social, su formación paulina.
8. Después de haber hecho un curso de ejercicios espirituales, los novicios considerados idóneos son admitidos a la profesión temporal por parte del Superior Provincial, previa su petición, con el parecer expreso del Delegado Provincial, y con el consentimiento del Consejo del Instituto. (Seguirá).
Giancarlo Infante, Gabrielino de Italia
El sacerdote, hombre de esperanza
El sacerdote, como hombre de esperanza, debe ayudar a los hombres a descubrir la auténtica llave de interpretación del futuro y de la verdadera felicidad
Elegido
entre los hombres, el sacerdote secular sigue siendo uno de ellos y está llamado a servirles entregándoles la vida de Dios. San Pablo expresó felizmente la infinita distancia que existe entre nuestra vocación y la pobreza de las respuestas que podemos dar a Dios. Tengamos presente en nuestros oídos y en lo íntimo de nuestro corazón la exclamación llena de confianza del Apóstol, que decía: “pues cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte”. La conciencia de esta debilidad nos abre a la intimidad de Dios, que nos da
fuerza y alegría. Cuanto más persevere el sacerdote en la amistad de Dios, más continuará la obra del Redentor en la tierra. El sacerdote no es un-más-parasí-mismo, sino que es para-todos. Precisamente aquí reside uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. El sacerdote, hombre de la palabra de Dios y de las cosas sagradas, debe ser hoy más que nunca un hombre de esperanza.
A los hombres que ya no pueden concebir que Dios sea Amor puro, él afirmará siempre que la vida vale la pena ser vivida,
La dinámica de ser sembrador de la esperanza supone vivir a Cristo como nuestra esperanza en nuestra vida personal y ministerial. Para ser sembradores de esperanza es preciso que el sembrador de esperanza viva el misterio del que es portador: “Cristo Jesús, es esperanza nuestra”.
¿Qué signos y señales hacen patente de que Cristo es nuestra esperanza como sacerdotes? A partir de la fuente de la esperanza: para mí la vida es Cristo, hemos de encarnar actitudes, disposiciones y determinaciones en nuestra vida personal y en nuestra vida ministerial que reflejen a Cristo en cuanto esperanza nuestra.
San Pablo nos dice a nosotros lo que le dice a Timoteo “ejercítate en la piedad”, que “tiene la promesa de la vida, la presente y la futura”, ya que “hemos puesto la esperanza en el Dios vivo, que es salvador de todos, sobre todo de los que creen”. El consejo paulino va por el camino de que el sacerdote sea sembrador de esperanza
viviendo la misma esperanza en la propia acción evangelizadora en todos sus desafíos. Es decir, que sea primero un hombre de esperanza, que la vive en todas las circunstancias, que siembra la esperanza. Él mismo viva el misterio de la esperanza, el misterio de la piedad, al tiempo que propone la esperanza a otros. El sacerdote es hombre de la esperanza no sólo porque la enseña y la siembra sino porque la vive en su quehacer pastoral. No habrá nunca testimonio, con obras y palabras, de la esperanza sin la acción del Espíritu Santo. En efecto, solamente después de la venida del Espíritu Santo, el día de Pentecostés, los Apóstoles salen hacia todas las partes del mundo para comenzar la gran obra de evangelización de la Iglesia. Gracias al apoyo del Espíritu Santo, la Iglesia crece. El es el alma de esta Iglesia. Él es quien explica a los fieles el sentido profundo de las enseñanzas de Jesús y su misterio. Él es quien, hoy igual que en los comienzos de la Iglesia, actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por El, y pone en los labios las palabras que por sí solo
Alégrate 15 y que Cristo le da todo su sentido porque ama a los hombres, a todos los hombres.
no podría hallar, predisponiendo también el alma del que escucha para hacerla abierta y acogedora de la “buena noticia” y del reino anunciado. La preparación más refinada del sacerdote no consigue absolutamente nada sin Él. Sin Él, la dialéctica más convincente es impotente sobre el espíritu de los hombres. Sin Él, los esquemas más elaborados sobre bases sociológicas o sicológicas se revelan pronto desprovistos de todo valor.
La esperanza cristiana está fundada en la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos nunca del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús. Por ello, la esperanza en Cristo nace, se desarrolla, se renueva y se hace inquebrantable por la acción del Espíritu Santo. Y estas fuentes explican por qué la esperanza del hombre de Dios no cede ante las dificultades.
Dos consecuencias a partir de las fuentes para todo sembrador de esperanza: es imprescindible recobrar el espíritu contemplativo y tener la mejor motivación para sembrar.
Es necesario, en primer lugar, a tenor de las fuentes, que el sembrador recobre el espíritu
contemplativo para detenerse en las páginas de la palabra de Dios y leer con el corazón ese amor de Cristo; sólo así, en experiencia constantemente renovada, se sostiene y persevera en la propuesta y en la vivencia de la esperanza fervorosa.
En segundo lugar, esa sosegada contemplación del amor de Dios en Cristo manifestado le motivará a hablar de la esperanza cristiana como nada mejor y como tesoro de vida y de amor que responde a las necesidades profundas de las personas.
Sólo podremos entregarnos a fondo y con constancia indomable, si en lo profundo del sacerdote, como hombre de esperanza se da el móvil más determinante, más grande, la razón y el sentido de todo lo demás: el amor del Padre.
La esperanza es siempre una tensión hacia el futuro, una liberación interior, una cierta posesión inicial que marcha hacia la consumación a la que está llamado el sacerdote.
Antonio Díaz Tortojada, ijs
La santa Comunión es unión
con jesucristo dios y hombre (DF 74)
Después de la presentación del sacramento de la Reconciliación (en tiempos del beato Alberione más bien “Confesión”), el Fundador nos invita al banquete de la santa Comunión
Hoy, obviamente, veremos estos dos momentos unificados en el sacramento de la Eucaristía. Sin embargo, es muy útil que centremos nuestra atención y consideración en los preciosos puntos de partida que nos ofrece.
DF 75
Santa Comunión
1. La santa Comunión es unión con Jesucristo, Dios y hombre; unión no común sino sacramental. La comunión realiza la adhesión a Jesucristo con la mente, el corazón y la voluntad.
2. Jesucristo es verdad; por eso es útil querer saciarnos y nutrirnos de las verdades que son el pan del alma, para sustituir nuestra mente con la de Jesucristo.
Jesús es camino , la perfección misma en cada movimiento, paso y virtud; procurar, pues, adquirir su corazón para el Padre, su corazón para los hombres, su odio al pecado, su humildad interior, su pobreza, su pureza. Jesucristo es vida, es decir, toda gracia de medicina, de actuación, de elevación, de santidad común y heroica, por lo que debemos querer ser justificados y penetrados por esta vida divina.
3. La preparación interesa a la mente, que abomina toda doctrina no conforme con Jesucristo, hace actos de fe y tiene deseos de fe; la voluntad, que detesta todo mal, imperfección y hábito malo, y hace actos de deseo y propósitos de virtud; el corazón , que
quiere ser amado y santificado. - Por tanto, es una preparación completa. De la misma manera, la acción de Gracias.
Como se puede notar, lo que más interesa a nuestro Fundador es subrayar, en la santa Comunión, la unión de nuestras tres facultades mente-voluntad-corazón, con Jesús eucarístico. El recorrido de la unión es gradual: pero la meta, clarísima, ¡es la sustitución de la mente con la mente de Jesús, de la voluntad con la voluntad de Jesús, el corazón con el corazón de Jesús! Concepto sobre el que el Fundador ha vuelto sin descanso; la comunión «produce una íntima unión y una íntima amistad entre el alma y Jesucristo… El amor de Dios no es ocioso: cuando existe, obra grandes cosas; por eso, en virtud de este Sacramento, no solo viene donada la gracia y la santidad, sino que también se
es empujado a la acción… El alma se transforma en Jesucristo: es el elemento inferior que se transforma en el superior, como el pan que se transforma en carne y sangre».1
Para el Fundador, Jesús ordena a los sacerdotes que inviten a todos a la comunión: pobres, mujeres, niños. Los humildes entienden y corresponden a la divina invitación. Si somos humildes, el Señor nos hace comprender las alegrías, las verdades y los bienes del espíritu: qué tesoros de gracia se encuentra en la Eucaristía; la señal de salvación que se tiene en la comunión frecuente y bien hecha. El pensamiento del beato Alberione es muy claro: en Jesucristo por la comunión nosotros tenemos el olivo salvaje injertado en un buen olivo que es Jesucristo. La voluntad del hombre tiene dos ventajas: queda
sanada y elevada. Es salvada: del “Salutis humanae Sator, Jesus voluptas cordium” de la abulia, inconstancia, pereza, obstinación, mal hábito: y se pone a Jesús Maestro, santidad esencial, de modo que produzca frutos.
Al Fundador le apremia, sobre todo, subrayar la preparación completa de la persona para el encuentro con Jesús en la Comunión: no solo tener arrebatos del corazón (en el amor hacia Jesús-Vida), sino implicación de la mente (asimilar la mentalidad de Jesús-Verdad) y de la voluntad (detestar el mal y permitir a Jesús-Camino revivir sus virtudes en nosotros).
En el opúsculo AMARÁS
AL SEÑOR CON TODA TU
MENTE insiste fuertemente en esta dirección: «La Comunión sea completa: unión de cuerpo y unión de corazón, unión de voluntad, unión de mente: pensar como Jesús, razonamientos inspirados en la fe. Juicios según la mente divina, tanto naturales como sobrenaturales… No una Comunión solo de cuerpo o solo de corazón o solo de voluntad, sino en primer lugar de mente; unirnos con nuestra
facultad más noble a la mente de Jesús; para tener con Él una sola mentalidad… Si llegara a excitarse solo en nosotros el amor, o la imitación de Jesucristo, nuestra Comunión no sería integral: se recabarían menores frutos. Inculcar la comunión integral».2
Además de la comunión integral con Jesús, es consolador recordar que por medio de la Comunión se acrecienta la unión entre nosotros, miembros de miembros, unidos a la Cabeza que es Jesucristo. Así se hacen realmente verdaderas las palabras de san Pablo: “Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan” (1Cor 10,17).
1 G. Alberione, Brevi meditazioni per ogni giorno dell’anno (BM), pp.447-448.
2 G. Alberione, Anima e corpo per il Vangelo, pp.100-101.
Don Guido Gandolfo, ssp
La vida eterna en el Evangelio
Dijo Jesús: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano” (Jn 10, 27)
Nos puede parecer que estas palabras se refieren a la vida futura, no a nuestro presente; y es que, para hablar de ciertas realidades, el lenguaje no puede hacerlo. Es preciso que el Espíritu Santo ilumine nuestra mente para encontrar su sentido y que se conviertan verdaderamente en Pan de Vida para el hombre.
Los creyentes que seguimos a Jesús, sabemos que Él nos capacita para gustar, ya en esta vida, de “la vida eterna”; y para vivir, ya en esta vida caduca, lo que será nuestra prolongación de vida cuando muramos y estemos en la eternidad.
Para los creyentes, la vida eterna en nuestra vida de la tierra es vivir la seguridad de saber que Dios es un Padre Misericordioso
y que somos amados hasta el punto de llevar escritos nuestros nombres en las palmas de sus manos, y siendo como las niñas de sus ojos para Él. Todo ello, en Cristo Jesús, crucificado para siempre por nuestro amor. Él es nuestro Hermano Mayor, dentro de una Humanidad en la que consideramos a todos hermanos, como lo hace el Señor Jesús. Dios es el Padre y nosotros, la Humanidad, sus hijos en Cristo Jesús. Somos seres individuales y, a la vez, comunitarios.
Jesús es la Vida Eterna y nosotros en Él ya la vivimos cuando alabamos, bendecimos, adoramos, glorificamos y damos gracias todos los días de nuestra vida como lo haremos en el Cielo. Vivimos ya dejándonos llevar
por el Espíritu de la mano de María; contando con la ayuda de nuestro Ángel Custodio y otros intercesores de la Iglesia Triunfante, con el fin de realizar la voluntad de Dios, haciendo el bien en la tierra.
Lo de que Jesús nos da “la vida eterna” es algo que añoro todos los días por estar muy apegada a las cosas materiales. Éstas se convierten, a veces para mí, en diosecillos suficientemente fuertes como para quitarme el gusto espiritual. Ese tipo de dioses me entusiasman de momento, me dejan un bienestar, pero efímero, como el de los fuegos artificiales. Y después me siento vacía, sin ilusión. Y, lo que es peor, con sed de repetir para rellenar el vacío que dejan.
En este contexto es donde extraño esos días de Vida Eterna que proporciona el Señor. Algo que no se puede explicar con palabras, que no es nada extraordinario, pues estoy segura de que también la da a los no creyentes de buena voluntad, aunque ellos no lo sepan, ya que su Amor es universal. Es en la oración donde Jesús me restaura para seguir viviendo de nuevo su
Vida Eterna.
No puedo explicarla, como no se puede explicar el amor, pero sí decir algunos de sus efectos, como la paz que deja en el espíritu, o la aptitud amorosa hacia todo y hacia todos; algo gratuito que no puedo inventarme. Por eso sé también que Jesús la va dando a vivir poco a poco. Me refiero a la intensidad y conocimiento de la misma según la capacidad de cada uno.
La Vida Eterna nos hace extraordinariamente felices en esta tierra. Elimina muchos sufrimientos, aunque tengamos que llevar los que nos toquen, a veces muy grandes. Pero se llevan de diferente forma, porque el mismo Señor los vive con nosotros y nos acompaña con su Paz.
Es muy reconfortante mirar a María. Ver cómo Ella vivió esa Vida Eterna en todos los momentos de su vida. Como Madre nuestra, le pido que nos bendiga a todos con su Bendición Maternal y Especial.
Mari Muñoz, isva
Encuentro anual de programación
En la ciudad de Sevilla, durante los días 24 a 27 de febrero, en el Monasterio de San Clemente, de las monjas Cistercienses, hemos tenido nuestro encuentro anual que, por motivo de la pandemia y otros impedimentos, no celebrábamos desde hace más de 5 años.
Aunque hace tiempo que no nos reuníamos para hacer la programación anual, siempre hemos procurado encontrarnos en los Ejercicios Espirituales que hacemos todos los años como Familia Paulina en Madrid. Son encuentros muy ricos para vivir nuestro ser Paulinos y aprender a
vivir a ser San Pablo, como Familia Paulina, en nuestra sociedad.
El encuentro lo hemos celebrado, al igual que otras veces, en Sevilla para que pudiese asistir Dolores Ramírez que, al tener a su madre con alzhéimer, no le es posible desplazarse a otra ciudad.
Comenzamos el día 24 a las 16,30 h. con la Eucaristía. La Hna. Dora siempre nos acompañó en las Eucaristías. Y también en todas las necesidades que tuviéramos. Una gran mujer, muy atenta y servicial.
Después pasamos a una salita -donde nos íbamos a encontrar en estos días- para unas charlas, dirigidas por nuestro Delegado, el P. Antonio Maroño, sobre “El Año Jubilar 2025”, y prepararnos así bien para vivir este Año Santo con intensidad.
Tuvimos que apurar bien el tiempo porque la cena era a las 20 horas.
Los demás días transcurrieron entre la oración, los encuentros de Evaluación-Programación para éste nuevo Año 2025 y sentirnos felices de poder encontrarnos todas juntas, menos a nuestra querida Paquita que no puede ya participar con nosotras por estar enferma. Quizás en algún momento podamos reunirnos con ella todas las que podamos en la Residencia y hacerla sentirse hermana con las hermanas.
El día 27 seguimos, por la mañana, con la Programación. Un
poco apuradas porque se nos iba el tiempo ya que era el último día. Al final del trabajo y antes de la Eucaristía nos reunimos nosotras para felicitar a Teresa Córdoba por sus 25 años de Consagración secular (que hizo en tiempos del COVID y no pudimos celebrarlo). En la celebración eucarística renovaron los votos Teresa Córdoba (25 años) y Dolores Andréu (40 años) que también los cumplió hace un par de años, pero dice que no sabe si llegará a los 50, que son los que verdaderamente se celebran. Y también todas las demás Anunciatinas renovaron su consagración al Señor desde sus asientos.
Nuestra consagración al Señor es la mayor riqueza que podemos tener y es una pertenencia total de nuestro ser y hacer en el mundo al servicio de Dios y de la humanidad, en especial en nuestro entorno, con nuestras pobrezas y miserias. Aunque como María parezca un servicio más en nuestro ambiente. A veces los que nos rodean entienden que lo que hacemos es por llenar nuestro vacío, o algo parecido. Es mucho más profundo que eso. El vacío se puede llenar de mu-
Alégrate 23
chas cosas, pero como decía san Pablo: “Por Él renuncié a todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo” (Fil 3,8). Pertenecemos por entero a Él y nada ni nadie nos va a apartar del amor de Cristo.
El ambiente entre nosotras ha sido de gozo. Con Rosa María y Teresa Córdoba, que viven en Daimiel (Ciudad Real) hay algunas ocasiones de poder vernos en Madrid. Y también en los EE. Las que estamos en Madrid nos reunimos más a menudo, en encuentros del Instituto, de los Institutos Paulinos o de FP. Sin embargo, Loli Ramírez que vive en Sevilla y está al cuidado de su madre, bastante enferma de alzhéimer desde hace años, no puede desplazarse. Y tam -
Alégrate
poco Paqui Rodríguez, que está internada en una Residencia de personas mayores y necesita cuidados. A esta vamos a verla periódicamente, pero quizás no lo suficientemente.
Dolores Andréu, isva
en la casa del padre
+ Hna. María Paula Pena Royo, HSP
La Hermana María Paula, nacida en Lérida el 26 de marzo de 1934, ingresó en la Congregación de las Hijas de San Pablo el 5 de julio de 1956, en la casa de Barcelona. Pasó un período de formación en Alba (Italia), y en 1959 regresó a Madrid para
comenzar el noviciado. Hizo su primera profesión el 8 de diciembre de 1960, en la casa de Madrid, y pocos años más tarde la profesión perpetua. El Divino Maestro la tomó de su mano, el pasado 10 de febrero, para darle una nueva vida en el amor y la plena comunión con Él. Descanse en paz.
+ Hna. Hortensia Puente, PDDM
Nacida el 16 de septiembre de 1933, en Villaseca de la Sorriba (León), Sor M. Hortensia Puente ingresó en la congregación religiosa de las Pías Discípulas del Divino Maestro, el 12 de enero de 1953, en la Comunidad de Bilbao. Emitió la primera profesión el 25 de marzo de 1956 y se
consagró definitivamente al Señor el 25 de marzo de 1961. Parte entonces como misionera rumbo a Australia y regresa a España en 1995 para ocuparse de diversas tareas comunitarias y apostólicas. El Padre la llamó a la eternidad el 15 de marzo de 2025. Descanse en paz.
+ P. Ángel Rey Rey, SSP
El P. Ángel nació en Fresnellino del Monte (León), el 5 de agosto de 1932. Ingresó en la Sociedad de San Pablo el 15 de septiembre de 1946. Concluido el noviciado, hizo la primera profesión religiosa el 8 de septiembre de 1953. Fue consagrado definitivamente al Señor el 8 de septiembre de 1957, y recibió, en Roma, la consagración sacerdotal el 5 de
julio de 1959. recordamos al P. Ángel como una persona muy amable, de gran celo apostólico, siempre preocupado por hacer las cosas bien. Ha descansado en el Señor el pasado día 12 de abril. Descanse en paz.
+ Hna. M. Manolita
Sumario
Rodríguez, PDDM
La Hna. Manolita nació el 8 de diciembre de 1933 en el pueblo leonés de Valdealiso de Rueda. Entra en la Congregación, en Bilbao, el 20 de enero de 1952. Dos años después es enviada a Alba/Italia, donde hace el noviciado y emite, en Roma, la primera profesión el 25 de marzo de 1955 y también
en Roma, justo cinco años más tarde, la Profesión Perpetua. En su Congregación ejerció importantes responsabilidades como Consejera Regional (1978-1981) y como Superiora de Delegación (1979-1988). El Señor la acogió en sus brazos el pasado 14 de abril. Descanse en paz. Carissime sorelle, lunedì, 14 aprile 2025, nella Comunità di Madrid DM (Spagna), alle Divino ha chiamato all’eternità la nostra sorella
SR. M. MANOLITA – CONCEPCIÓN RODRÍGUEZ
+ Hno. Bautista García de Mateos, SSP
nata il 3 dicembre 1933 a Valdealiso de Rueda, León (Spagna).
Battezzata nella solennità dell’Immacolata Concezione di Maria, l’8
in dono, con la fede cristiana, il nome della Vergine Maria, di cui sarà tutta la sua vita.
Quinta di sette figli, il 20 gennaio 1952 entra in Congregazione a Bilbao viene inviata in Italia per il noviziato che compirà ad Alba (CN), in Casa regolarmente il noviziato, il 25 marzo 1955, emette la Professione religiosa anni più tardi, il 25 marzo 1960, sempre a Roma, emette la Professione
En el pueblo manchego de Castellar de Santiago (Ciudad Real), nació el Hno. Bautista García de Mateos, el 22 de mayo de 1946. Ingresa en la Sociedad de San Pablo, en la Comunidad de Coslada (Madrid), el 23 de julio de 1960. El 7 de septiembre de 1963 comienza el noviciado y el 8 de septiem-
bre de 1965, hace la primera profesión, que ratifica con la Profesión Perpetua, el 8 de septiembre de 1970. Falleció el pasado 15 de abril. Por su temperamento alegre, y optimista deja un recuerdo imborrable en las Comunidades por las que ha ido pasando. Descanse en paz.
+ Hna. Teresa Pérez Oria, HSP
Emessa la Professione religiosa, subito Sr. M. Manolita viene inviata missionaria (1955 – 1959) ad Arpajon, presso la comunità della Società San Paolo, a Nizza, e vi rimarrà per quasi tutto il periodo dei voti temporanei. In Roma, a servizio della comunità paolina della Casa generalizia, dove grazia di far tesoro, nella preghiera e nel servizio, della presenza del nostro Don Giacomo Alberione.
La Hna. Teresa nació en Sacecorbo (Guadalajara), el 7 de julio de 1934. Entró en la Congregación, en la casa de Madrid, el 24 de noviembre de 1958. Hizo sus primeros votos el 30 de junio de 1962. Siendo joven profesa, fue destinada a Barcelona, en el año 1963 y, desde entonces hasta hace tres años, durante casi sesenta, la Hna. Teresa ejerció la misión paulina
Emessa la Professione perpetua nel 1960 rientra definitivamente in Patria al 1978, traspone, presso le comunità della Paolo in Spagna, rato e sperimentato dell’apostolato sacerdotale nello spirito fondazionale datore e da Madre M. Lucia Ricci.
In seguito darà il suo contributo di saggezza e di donna di pace come
(1978 – 1981), e come Superiora di Delegazione nel periodo della transizione Regione a Delegazione (1979 – 1988).
en diversas librerías de la Congregación. El Señor le abrió las puertas del paraíso el 23 de abril, en la celebración de la Octava de Pascua, que celebra la belleza de la resurrección y anuncia la vida eterna. Descanse en paz.
Le sorelle della comunità di Madrid, Bilbao e Barcellona, nelle quali ha anni e a più riprese, testimoniano di lei: “Sr. M. Manolita ha rivelato una di pace e di gioia. Anche quando veniva trattata duramente non si spazientiva con gentilezza. Andava d'accordo con tutti, era amichevole e accogliente. contemplativo, godeva della natura, dei fiori e degli uccelli di cui,
2. Nacimiento del venerable Francesco Chiesa, en Montà d’AlbaItalia (1874).
4. Nacimiento del beato Santiago Alberione, en San Lorenzo di Fossano-Italia (1884).
- Aniversario de la muerte del P. Cecilio Ortiz, SSP (2018).
6. Aniversario de la muerte de la Hna. Francisca Antón, PDDM (1967).
7. Aniversario de la muerte de la Hna. Mari Carmen Cabezas, HSP (1999).
8. Aprobación Pontificia de los Institutos Agregados a la Sociedad de San Pablo: Jesús Sacerdote, San Gabriel Arcángel y Virgen de la Anunciación (1960).
15. - Aniversario de la muerte del Hno. Simón Ruiz, SSP (2016).
- Aniversario de la muerte de la muerte de María Dolores Córdoba, ISVA (2021)
18. Colecta por los Santos Lugares
20. Aniversario de la muerte del P. Antonio Díaz, SSP (2008).
22. Aniversario de la muerte del Hno. Arturo Bolaños, SSP (1999).
27. El P. Santiago Alberione es declarado beato (2003).
- Aniversario de la muerte de María Victoria García Vela, ISF (2021).
6. Nace el venerable Mayorino Vigolungo, en Benevello-Italia (1904).
11. Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y Vocaciones Nativas (62ª).
18. Aniversario de la muerte de la Hna. Rosita Díez, PDDM (1966).
26. Aniversario de la muerte de Maite Alcíbar, ISF (1989).
28. - Aniversario de la muerte del P. Ezequiel Varona, SSP (2024).
1.Ascensión del Señor: Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
- Aniversario de la muerte del P. Estanislao Conde, SSP (2008).
3. Aniversario de la muerte del Hno. Eusebio Navarro, SSP (2012).
7. Fiesta de la Reina de los Apóstoles, Titular de las Apostolinas.
8. Domingo de Pentecostés: Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar.
11. Anuversario de la muerte de la Hna. Margarita Alija, FSP (2024).
13. En Narzole (Italia), nace el beato Timoteo Giaccardo (1896).
15. Solemnidad de la Stma. Trinidad: Jornada Pro Orántibus.
- “Dies natalis” de las Hijas de San Pablo (1915).
16. Aniversario de la muerte del P. Teófilo Pérez, SSP (2023).
22. Solemnidad del Corpus Christi: Día de la Caridad.
26. Aniversario de la muerte del P. Andrés Gainzarain, SSP (2017).
27. Aniversario de la muerte de la Hna. Inmaculada García, PDDM (2010).
Aprobación Pontificia de la Sociedad de San Pablo (1949).
29. Solemnidad de San Pedro y san Pablo.
- Aprobación Pontificia de las Hermanas Pastorcitas (1959).
- Aniversario de la muerte del P. Jesús Fuente, SSP (1986).
- Aniversario de la muerte del Hno. Julián Fernández, SSP (2011).
30. Solemnidad de San Pablo Apóstol, Patrono de la Familia Paulina. Titular de la Sociedad de San Pablo y de las Hijas de San Pablo.
Pensamientos del Fundador
María es la Apóstol de todos los tiempos. Apareció como la esperanza de la humanidad en el Paraíso terrenal, cuando Dios la anunció como la Mujer, Madre de un gran Hijo, el Salvador (Maria Regina degli Apostoli, p. 222).
INSTITUTOS PAULINOS DE VIDA SECULAR CONSAGRADA
Protasio Gómez, 15 28027 MADRID +34 917 425 113
institutos@sanpablo.es
María es la sembradora de alegría y de alegría santa. Su voz embriaga de dulzura; en el cielo le habla a Dios de sus hijos (GM 146).
Quien tiene devoción a María podrá recibir a Jesús en la Comunión con fervor, tendrá también devoción a la santa Misa, hará bien la Visita Eucarística (FSP30*, 76).
María, en el cielo, no se olvida de sus hijos y por eso le decimos con mucho corazón: Salve, Regina, Mater Misericordiae: Madre de misericordia y esperanza nuestra (APD57, 287).