Revista Alégrate 203

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Vengo para hacer TU VOLUNTAD

Institutos paulinos de vida secular consagrada
NÚMERO 203 | ABR-JUN 2023

Intenciones del mes de la Conferencia Episcopal Española

Por los niños, jóvenes y adultos que en el tiempo pascual reciben los sacramentos de la iniciación cristiana, para que descubran la belleza de la vocación a la santidad.

Por los consagrados, para que, con el ejemplo y la intercesión de María, perseverando durante toda su vida en los consejos de pobreza, castidad y obediencia, sean dignos testigos y verdaderos servidores del Evangelio.

Por los padres y madres, para que sean fieles a los compromisos que adquirieron en el bautismo de sus hijos y para ello procuren formarse y vivir la fe.

2 Alégrate Editorial: "Hablar con el corazón" 3 Catequesis Paulina: Vengo para hacer tu voluntad 4 Instituto Virgen de la Anunciación: La pertenencia al Instituto 6 Instituto San Gabriel: Nuestra espiritualidad /2 8 Instituto Santa Familia: Necesidad de la oración 10 Instituto Jesús Sacerdote: El sacerdote, don y misterio 13 Oración por las Vocaciones 15 Donec Formetur: Santificación apóstolica 16 Compartir la Palabra: El tiempo de Pascua 18 Páginas marianas: Disposiciones para el apostolado 20 La Visita Eucarística: Un método paulino 22 Fran, un Gabrielino feliz 24 P. Joven José Lagdamen 26 Calendario 27 Sumario AbrilJulio
MayoJulio JunioJulio

Hablar con el corazón

El domingo 21 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor, celebraremos la 57 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, tan eclesial y tan paulina. El mensaje que para la Jornada de este año hizo público el Santo Padre tiene como lema: “Hablar con el corazón, en la verdad y en el amor”. En un mundo tan propenso a la indiferencia y a la indignación, es una fuerte llamada contracorriente que el Sumo Pontífice dirige en primer lugar a los periodistas y a todos los responsables de los medios de comunicación social, pero que se abre también a toda persona humana, sea o no creyente. En efecto, escribe: “todos estamos llamados a buscar y a decir la verdad, y a hacerlo con caridad”.

Como modelo ejemplar del “hablar con el corazón”, el Papa propone a san Francisco de Sales, doctor de la Iglesia, obispo de Ginebra, en una época de fuertes disputas con los calvinistas y proclamado por Pío XI patrono de los periodistas católicos. Lo hace con estas palabras: “Su actitud apacible, su humanidad, su disposición a dialogar pacientemente con todos, especialmente con quien lo contradecía, lo convirtieron en un testigo extraordinario del amor misericordioso a Dios”.

En cuanto a la comunicación social, Francisco tiene un sueño que expresa bellamente así: “Sueño una comunicación eclesial que sepa dejarse guiar por el Espíritu Santo, amable y, al mismo tiempo profética; que sepa encontrar nuevas formas y modalidades para el maravilloso anuncio que está llamada a dar en el tercer milenio. Una comunicación que ponga en el centro la relación con Dios y con el prójimo, especialmente con el más necesitado, y que sepa encender el sueño de la fe en vez de preservar las cenizas de una identidad autorreferencial”.

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P. Antonio Maroño, SSP

“VENGO PARA HACER TU VOLUNTAD” (Heb. 10,7)

Jesús repetirá en muchos momentos de su vida este deseo primordial de hacer la voluntad de su Padre Dios. La frase que encabeza esta reflexión es puesta por el autor sagrado en boca de Jesús porque resume en sí toda la misión y actuación de Jesús al encarnarse para salvarnos. Y precisamente llevará a cabo la salvación de los hombres sometiéndose a la voluntad divina: “se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de Cruz” (Flp 2,8).

Portodo ello, creo que es fundamental en nuestra vida, en el seguimiento de Cristo, en la propia santificación, HACER LA VOLUNTAD DE DIOS; que, con todo, además, siempre es lo mejor para nosotros, pues Dios sabe lo que nos conviene mucho mejor que nosotros mismos. Él tiene presente el pasado, el presente y el futuro; nosotros no vemos más allá de lo que tenemos delante, y aún eso lo vemos nebulosamente. Abrazar la voluntad de Dios es asegurarnos de hacer lo correcto y conveniente. Hagamos alguna reflexión sobre este tema de la voluntad de Dios:

Jesús dijo: “Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y llevar

a cabo su obra” (Jn 4,34). Y, ¿cuál es para mi vida la voluntad de Dios? La voluntad de Dios es que lo conozcamos mejor, que seamos sus amigos y que lo amemos y le sirvamos con todo el corazón ( Mateo 22,37-38; Santiago 4,8 ). Podemos aprender cómo hacer la voluntad divina si estudiamos la vida y las enseñanzas de Jesús, quien no solo habló de dicha voluntad, sino que también la cumplió ( Juan 7,16-17).

Tan central aparece en la vida de Jesús el tema de la voluntad de Dios que cualquier intento de minimizarlo o prescindir de ello sería un fraude cristológico. No hay conocimiento del Jesús histórico

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que no incluya el ahondamiento en esa relación, ni seguimiento de Jesús que no beba en esa fuente. El autor de la Carta a los Hebreos vinculó el poder salvador de Jesús con su capacidad de obediencia al plan de Dios, lo que le convirtió en «consumador» de la fe y en «pionero» de nuestra propia fe (Heb 5,8;12,1).

Y esto es así también para nosotros, pues nuestra capacidad de traer un poco de salvación a nuestro mundo - la salvación de Dios -, sigue estando vinculada, como en el caso de Jesús, a nuestra mayor o menor disposición para hacernos obedientes al deseo de Dios sobre nuestras vidas y sobre el mundo. Unificarnos y totalizarnos hacia la búsqueda y realización del «deseo de Dios» constituye para nosotros –lo mismo que lo fue para Jesús-, el eje que dinamizará y envolverá todo nuestro actuar.

El no llegar a este discernimiento de la verdad en la vida de Cristo, hará que convirtamos a Dios en una idea o incluso en un programa moral, pero deshabitado, o sea vacío de consistencia. Naturalmente, ni las ideas ni los programas, por bellos y humanos que sean, son susceptibles de creer que sobre mí existe un Amor y una Voluntad histórica concreta. Como dijo el papa Benedicto XVI:

“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un sentido y respuesta a nuestra vida” ( Deus caritas est ). De esta forma, la voluntad de Dios ya no es para mí algo extraño que los mandamientos me imponen desde fuera, sino que es mi propia voluntad, habiendo experimentado que “Dios está más dentro de mí que lo más íntimo mío” (san Agustín). Crece, entonces, el abandono en Dios y Dios es nuestra alegría; porque el amor crece desde el Amor.

El Evangelio de Juan, interesado como ninguno en explorar el mundo interior de Jesús, las fuentes ocultas de su acción y de su entrega, lo repetirá de mil formas distintas: «Yo no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado» (Jn 5,30). Pero no sólo Juan; también los sinópticos captaron la centralidad de este tema en la vida de Jesús: «Estar en las cosas del Padre» (Lc 2,49) aparece ya como el santo y seña, el programa del Jesús niño.

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VOLUNTAD”
Maite Ballesteros, isF

La pertenencia al instituto

Antes de profundizar en el tema, creo oportuno precisar lo siguiente: la santidad cristiana, a la que todos los creyentes estamos llamados por el bautismo, es única; pero caben diversos estilos de vivirla.

Cualquier estado de vida consagrada, reconocido por la Iglesia, es un ejercicio diverso de la única santidad a la que todos estamos llamados.

Esta referencia al carisma original y al hecho de que cada uno de los varios institutos representan un don y una riqueza para la vida de la Iglesia, es particularmente importante en un tiempo en que la vida de los consagrados corre el riesgo, con cierta frecuencia, de achicarse, y no pocos de ellos buscan el alimento para la vida espiritual en otros movimientos contemporáneos como: carismáticos, focolares,

neocatecumenales, etc. antes que en el carisma del propio instituto. De aquí nace la urgencia de centrar nuestro interés en el propio instituto y en su misión específica, y de volver al estudio y profundización de nuestra vocación.

Vocación divina

“La vocación -recuerda el P. Alberione- es la voluntad de Dios que destina un/una joven a un estado particular de vida. A Dios le corresponde la primera parte, su voluntad de llamar a cada hombre por un camino determinado”. Y añade aún más el Fundador: “La

6 Alégrate Instituto Virgen de la anunciación

vocación es la voluntad de Dios, que elige a unas personas con preferencia sobre otras, para misiones especiales… Por tanto, la vocación es un acto de particular amor de Dios para con nosotros”.

Con estas breves afirmaciones, el P. Alberione desea subrayar que conseguir vocación consagrada es un acto gratuito de Dios, y la persona, guiada por la gracia del Espíritu, comprende que Otro, superior al mundo entero, la invita a una respuesta especial.

El Fundador, para evidenciar aún más el acto gratuito que Dios hace para con la persona que llama a su servicio, se expresaba así ante las primeras anunciatinas, reunidas para un curso de ejercicios, en el año 1959: “El Señor… en este mundo tan corrompido… sigue eligiendo a personas privilegiadas que saben vivir sólo de Él, para Él y para todos los hombres”.

Aparece claro que la vocación es un don especial, que llega a ser una mirada de predilección por parte de Dios, sin violentar la libertad humana, que conserva inalterada la facultad de elegir. Por tanto, la persona que acoge este don se consagra a Él para caminar en medio del mundo hacia la santidad: La respuesta del llamado está siempre alimentada por la gracia fontal; en efecto, “se necesita una

luz celestial, la luz de Dios, para comprender bien este don que el Señor ofrece…”

Sin embargo, la llamada divina exige la disponibilidad de personas que “se consumen por amor a Dios… y no de personas que buscan un puesto o un estado cómodo de vida y no han encontrado una posición estable. Deben ser personas que quieran vivir totalmente de Dios, sin lugar en su corazón para otros afectos que los de Cristo”.

A este propósito, D. Alberione, usaba una imagen muy elocuente para manifestar la donación de la persona consagrada: “Existe la planta, y existen los frutos de la planta. Los cristianos dan los frutos al Señor… En vez, la persona consagrada a Dios, ofrece la misma planta. No sólo los frutos, es decir, ofrece la mente, la voluntad y el corazón, de modo que, todo se lo ofrece a Dios”.

La persona consagrada, por tanto, manifiesta el misterio de la más hermosa misión que se puede realizar en el mundo: hacer de la propia vida y de las propias obras una palabra de respuesta a Dios, y un mensaje de salvación para los hermanos.

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María Cellamoro, imsa

Nuestra espiritualidad /2

Proseguimos con la publicación del artículo de Giancarlo Infante, Gabrielino de Italia, que hemos iniciado en el número anterior de Alégrate, dedicado a la espiritualidad de los Gabrielinos

6. Las raíces de nuestra vida espiritual son esencialmente estas: la Eucaristía, Liturgia de las Horas, meditación, estudio, lecturas espirituales.

- La Eucaristía es el punto focal de nuestra vida cristiana. El Señor nos llama cada día para rememorar su sacrificio salvífico: un encuentro y una experiencia fuertes de crecimiento, de gratuidad divina, de participación en el misterio y en el designio del Padre.

- El P. Alberione recomienda, además, que la Comunión sea unión de cuerpo y unión de corazón, unión de voluntad, unión sobre todo de inteligencia, para llegar a pensar como Jesús: «No basta una comunión solo de cuerpo o solo de corazón o solo de voluntad, sino en primer lugar de mente; hemos de unirnos con nuestra más noble facultad a la mente de Jesús, para tener con él una sola mentalidad» (Alma y cuerpo para el evangelio, p.100) […].

- La Palabra de Dios, acogida y escuchada en el corazón, en las instancias de la historia, vivida y orada en la Liturgia de las Horas y

en la “lectio divina”, especialmente en la adoración eucarística, baja a lo concreto de la vida diaria para ser encarnada y compartida, transformando el hombre viejo en discípulo de Jesucristo casto, pobre, obediente. La meditación tiene para nosotros una importancia primaria, porque el “rumiar” la Palabra de Dios escuchada en la Misa diaria, evocándola a menudo en el curso de la jornada, ayuda a definir el objetivo primario para cada paulino y Gabrielino, representado por el: “hacer vivir a Cristo en nosotros ”. Por lo demás, como decía el Fundador: «meditar es oración mental» (Los Novísimos meditados ante el Santísimo Sacramento, p. 15).

- Cada Gabrielino está llamado a tener una confianza especial en María Santísima Madre de Dios y Reina de los Apóstoles […]. Confianza, como se ha dicho antes, en el Arcángel Gabriel, patrono del Instituto, que anunció la encarnación de Jesús, y está comprometido en proclamar y defender la Verdad en todo tiempo, contra la «astucia de los hombres que lleva al error» (Ef 4,14), en alabanza a Dios, para la salvación de los hombres. No descuidar el poder misterioso que está en correlación con el rezo asiduo y devoto del Santo Rosario meditado.

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Instituto San Gabriel

- La frecuencia de los sacramentos, el examen de conciencia y la formación espiritual que la Sociedad de San pablo nos ofrece con sus intervenciones, de manera especial a través de la guía directa o indirecta del Delegado Provincial, son canales de gracias e itinerarios muy provechosos para nuestro discernimiento y progreso en la vida del espíritu de Jesús Maestro .

7. El esmero en la formación teológica de base, la oración meditada, los tiempos fuertes del año litúrgico, los Retiros, los Ejercicios Espirituales constituyen el “trabajo” del que a menudo habla nuestro Fundador, a cuya santa persona y enseñanza hemos de referirnos siempre con la debida humildad y gratitud. Todo esto está orientado a seguir un adecuado camino de vida paulina secular, que también se presenta como una señal de contradicción respecto al mundo, en vistas de su conversión, operada también, en modesta parte, por nuestra acción de laicos consagrados.

8. Nuestra vida de consagración se desarrolla en el siglo mediante la relación con el prójimo orientada siempre a la socialización, a la pronta disposición a perdonar los contratiempos recibidos, evitando el espíritu de revancha y atropello sobre el que se ha rendido, a menudo sin darse cuenta, a causa de actitudes que a nosotros nos parecen contrarias. Hacerse prójimos en la caridad, en el ámbito del trabajo, en el propio lugar de residencia y territorio, en el tiempo libre nos lleva necesariamente a:

- examinarnos con método sobre la coherencia de nuestro comportamiento en orden a nuestro programa de adhesión a la mentalidad de Jesús Maestro y de san Pablo, para participar, de manera provechosa, en los encuentros periódicos programados por el Instituto, en los que se nos dan enseñanzas y estímulos para proseguir por el camino de la perfección;

- tener capacidad de escucha y voluntad de compartir el bien recibido con el cohermano que nos interpela;

- verificar si nuestro obrar en la sociedad, en la profesión, es coherente con las opciones evangélicas de la caridad, de la mansedumbre, de la verdad;

- reflexionar sobre el modo en que empleamos el tiempo libre o el descanso, para no apartarlo del compromiso asumido con nuestros Consejos Evangélicos, para nuestro bien y el de la Iglesia. De hecho, apelar al “Secreto del éxito”, para dedicar después, habitualmente, muchas horas a entretenimientos (televisión, internet, etc.), quizás no sea el mejor modo de vivir la propia consagración.

- comprometernos a tener un uso equilibrado de los instrumentos tecnológicos y digitales, evitando, con la ayuda divina, todo lo que pueda perjudicar nuestra vocación.

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Giancarlo Infante, isga Gabrielino de Italia

Necesidad de oración

El beato Santiago Alberione no solo ha sido un hombre de acción, sino de profunda oración, pasando muchas horas ante el Santísimo Sacramento. Con su operosa y humilde vida nos ha dejado una preciosa herencia, muy actual sobre todo en los tiempos de hoy: que la oración es necesaria en la vida de todo paulino.

Para los paulinos, la oración es un medio indispensable para alcanzar el fin de su vocación, esto es la santidad de vida y el apostolado. Por ello, los esposos consagrados deben considerar indispensable la oración en la vida matrimonial y familiar. Y como no viven en conventos, no pueden orar como los frailes y monjas, dedicando horas a la oración. Don Alberione explica que, para no caer en la tentación de descuidar la vida familiar, los esposos están invitados a “transformar todas las acciones en oración, ofreciéndolas a Dios por medio de Jesucristo, con

sentimientos de fe y de amor”. Así hacían los miembros de Santa Familia que transformaban sus vidas en total amor a Dios.

Y para responder mejor a este ideal de vida, los esposos consagrados, en cuanto miembros del Instituto Santa Familia, están invitados a comprender cada vez mejor qué sentido tiene para ellos la necesidad de la oración. Una buena explicación la encontramos en los escritos de nuestro Fundador.

El beato Santiago Alberione enseñaba que “la oración para el hombre, el cristiano, el religioso,

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el sacerdote es el primer y máximo deber. Ninguna aportación mayor que la oración podemos dar a la Congregación; ningún trabajo más provechoso para la Iglesia (…) que la oración. La oración, por lo tanto, primero de todo, sobre todo, vida de todo.

[…] Con ilusión, tal vez alguno trate de excusar la falta de oración diciendo que está muy ocupado. […] ¿Ocupaciones? Primero Dios, después los hombres. ¿Ocupaciones? Pero la vida de los demás es la gracia, por tanto, sin la oración haremos obras de muerte. “Maledictum studium, apostolatum… propter quod relinquitur oratio”. Da siempre gran contribución y está de veras en la actividad quien da la oración a la Congregación y a la Iglesia.

Siguiendo las ideas del P. Alberione, los esposos están invitados a confrontar regularmente el pulso de su vida espiritual, sobre la necesidad de la oración. Esta necesidad se refiere sobre todo a la oración común de los esposos. La oración en común ayuda a los esposos a amarse entre sí, a ser fieles y prontos al perdón recíproco. Y, sobre todo, es indispensable para ellos a la hora de enseñar a sus propios hijos, con la palabra y con el ejemplo, que la oración es im-

portante para que el hombre pueda alcanzar la salvación.

Los esposos consagrados deben sentir también la necesidad de la oración en común por las otras familias. En efecto, la oración por las otras familias constituye uno de los elementos esenciales de su apostolado en la Iglesia. Por ello, cuando los esposos rezan por las otras familias, deben pedir por su salvación e implorar la gracia de que las familias cristianas no cedan a la tentación del divorcio y del aborto.

Concluyendo, el hombre de hoy, que ha perdido la costumbre de la oración, prefiere estar en la compañía del móvil, ante el televisor, al habla con otras personas… antes que estar en diálogo con Dios. Y así se aleja de la vida que es Dios mismo. En cambio, los esposos consagrados deben sentir en sus corazones una profunda necesidad de oración, no solo por ellos mismos, sino que también por las familias que no rezan, ofreciendo todas sus vidas a Dios por su salvación.

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Slawomir Sznurkowski, ssp

El sacerdote, como don y misterio

La reflexión sobre la “identidad” del ministerio sacerdotal ha sido una constante en la vida de la Iglesia. Sin embargo, en el siglo XX, el Magisterio se ha dedicado con particular desvelo a los sacerdotes. La actividad de los Pontífices ha prestado especial atención a la vida, las dificultades, la santidad y también la formación de los sacerdotes.

En“Pastores dabo vobis”, san Juan Pablo II enseña que el manantial de la identidad del sacerdote, así como el de toda identidad cristiana, es la Santísima Trinidad, revelada y comunicada a la gente en Cristo, estableciendo, en Él y por medio del Espíritu, la Iglesia como «semilla e inicio del reino».

La “identidad” sacerdotal debe ser entendida, pues, como la realidad misma de Dios. En la fe cristiana, Dios no permanece dentro de los límites de la vida del más allá o en las alturas de los cielos, sino que vive entre nosotros, aquí, en este mundo. Ésta es la buena nueva revelada en Jesucristo y comunicada a nosotros a través de lo que Él es,

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Instituto Jesús Sacerdote

esto es, la “Palabra hecha carne”; pero también por medio de lo que Jesús hace y dice.

La divinidad traída al mundo por Jesús se experimenta en la confluencia entre el ser y el hacer. La “identidad” y la vida sacerdotal también arraigan en esta confluencia.

La vida sacerdotal es participación en la santidad de Dios. Todos los que participan en el sacerdocio común del pueblo de Dios participan en la santidad. Pero el sacerdote recibe una vocación especial en la ordenación, “que lo conforma a Cristo, cabeza y pastor de la Iglesia”. Esta “conformación” hace que el sacerdote piense y obre de una manera que es propia de Cristo, porque la misión específica del sacerdocio ministerial es una participación en el oficio de “Cristo Maestro, Camino, Verdad y Vida” en la comunidad de los fieles que “se resume en su caridad pastoral”. Los sacerdotes están llamados a promover la santidad de cada miembro, para que cada comunidad local pueda ser signo y medio de salvación en su propio contexto, haciendo que su santidad penetre en un mundo necesitado de fe, esperanza y amor.

El sacerdote debe ser considerado, en su significado más profundo, como un don y misterio. Un don que supera infinitamente al hombre. Dios fija su mirada en un hombre para configurarlo ontológicamente a su Hijo Jesucristo para toda la eternidad en un modo totalmente gratuito e inmerecido. El sacerdocio es un “don” de Dios para el hombre escogido y este hombre elegido, el sacerdote, es un “don” del amor de Dios para los otros. Así, el sacerdote se vuelve un misterio de elección, un misterio de amor y de confianza de parte de Dios, porque llevamos el tesoro de la gracia en vasijas de barro. Es Dios quien toma al hombre llamado para invitarlo a ser sacerdote. “Ninguno puede atribuirse a sí mismo este honor, sino quien es llamado por Dios, como Aarón”. No basta que uno quiera y decida ser sacerdote. Tal decisión es necesaria, pero como respuesta a una precedente llamada de Dios, que resuena en el fondo de la conciencia. Tampoco la comunidad cristiana puede elegir por sí misma los ministros que necesita. Es Cristo mismo quien los llama.

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No obstante, lo que constituye el misterio más

profundo del sacerdote es la configuración ontológica con Cristo en cuanto salvador operada por el Espíritu Santo a través del Sacramento del Orden. Estos hombres iguales a los otros, cuando son ordenados sacerdotes, son configurados en su ser con Cristo cabeza y pastor de su Iglesia y, por lo tanto, llevan el sello sacramental indeleble que los constituye en “alter Christus”. Por bondad de la misericordia de Dios participan de la unción y de la misión salvífica de Cristo, así que en su nombre y con su poder predican el Evangelio, celebran la Eucaristía y los otros sacramentos y guían como pastores al pueblo de Dios siempre en comunión con sus obispos.

El sacerdote puede ser hombre pecador y débil, incapaz por sí mismo de vivir

con elegancia el misterio cristiano, sin embargo, la eficacia de la gracia sacramental que viene de Dios por medio de sus manos y de sus palabras, permanece intacta. Entrelazada con la relación con Cristo, está la relación con la Iglesia, al punto que el Sacerdocio, la Palabra de Dios y los Sacramentos pertenecen a los elementos constitutivos de la Iglesia y el ministerio del presbiterado es totalmente a favor de la Iglesia.

El compromiso personal en la santidad es, pues, decisivo para la “identidad” y la vida sacerdotal. Por medio de él, el sacerdote se convierte en signo verdadero del Emanuel, Dios-con-nosotros. Este signo se vuelve más claro por la manera en que el sacerdote ejerce su ministerio. Como ministro de los sacramentos que hacen presente a Cristo entre nosotros, está llamado a manifestar Cristo Resucitado en su misma vida. Como profeta y maestro de la palabra de Dios, está llamado a vivir de la Palabra de Dios en su misma vida. Y como Pastor de la comunidad está llamado a ser siervo de todos.

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Antonio Díaz Tortojada, IJS

oración por las vocaciones

Jornada de oración por las vocaciones

Lalectura evangélica del cuarto domingo de Pascua, que este año se celebrará el día 30 de abril, nos presenta, en el ciclo A, a Cristo como el Pastor auténtico, como la Puerta de entrada en el redil para pastores y ovejas. En esa misma fecha celebramos también la Jornada Mundial de oración por las Vocaciones y las Vocaciones Nativas.

Como ayuda para la oración y la meditación proponemos el texto siguiente tomado de Internet.

DEJA TU HUELLA, SÉ TESTIGO

La vida es un camino y todo camino tiene un inicio y un sentido que, tras un recorrido, conducen a una meta. Así es nuestra vida: la iniciamos al nacer y buscamos darle un rumbo que, día a día, nos lleve a buen término. La vida es una peregrinación.

Ante la vida podemos tener dos actitudes: vegetar o caminar, ser espectador o protagonista. También hay muchas maneras de moverse en la vida: el “vagabundo”, para sobrevivir, se mueve sin rumbo ni sentido; el “turista” tiene una meta, pero se queda en la superficie de las personas y de las cosas; el “peregrino” hace de su camino una búsqueda y una ofrenda.

Todo camino entraña riesgos y desafíos. Quien ha hecho una peregrinación, lo sabe. También en el camino de la vida y del seguimiento del Señor. Formar una familia, vivir el trabajo desde la entrega, consagrar la vida al Señor… Es necesario ir superando dificultades y retos para poder acercarse a la meta.

En Jesús encontramos el camino que nos conduce al Padre, y en Él descubrimos lo que significa acoger el Reino. Esa es la huella que Él nos dejó, y que permanece viva por los siglos.

Esta es su llamada: “deja tu huella, sé testigo”. ¿Podrá contar el Señor contigo?

Fuente: INTERNET

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IIIª ETAPA

Lavía unitiva recibe este nombre para indicar la fase del itinerario espiritual que lleva a la unión mística con Dios. Don Alberione recibe esta enseñanza de la tradición de la espiritualidad de su tiempo, pero le aporta una característica que se deriva de la iluminación carismática recibida. En primer lugar, como hemos repetido muchas veces, asocia a esta vía una persona de la Santísima Trinidad, aquí la tercera Persona: el Espíritu Santo. Es el Espíritu. Es el Espíritu quién protagoniza la santificación de los creyentes.

La vía unitiva está toda ella repleta del Espíritu Santo presente en la vida de los creyentes. El Fundador personalmente ha sido una persona muy dócil, atenta al Espíritu: y esta es la razón por la que él da al Espíritu Santo tanto espacio. No podemos olvidar, en efecto, que hacia el año 1930, el Espíritu Santo en la Iglesia estaba prácticamente ignorado... Tanto es así que algunos lo definían como “el gran desocupado” entre las Personas de la Trinidad.

• “Los más admirables efectos” operados por el Espíritu Santo en el fiel.

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El ESPÍRITU opera en nosotros la santificación apostólica
Teología del Espíritu Santo - Vía Unitiva (pp. 67-106)

A partir de la última parte de la sección destinada a Jesús – Vida, es cuando el Fundador comienza a focalizar, de manera destacada, la obra del Espíritu santo en la persona, en vista de la “ transformación nuestra en Dios”.

Don Alberione ha puesto en evidencia – en sintonía con la enseñanza del can. Francisco Chiesa – que la obra del Espíritu, infundiendo en el hombre la gracia, produce “los más admirables efectos” (DF p. 60):

- “Ilustración de la mente”: la mente recibe luz de lo alto, permanece en la luz (= en Jesús – Luz), y queda así habilitada para asumir los pensamientos y juicios de Jesús;

- “Afecto santo al corazón”: los afectos del corazón que instintivamente, a veces, nada tienen que ver con lo bueno, son gradualmente elevados y llegan a ser santos;

- “Inspiración a la voluntad”: la voluntad personal queda bajo la inspiración del Espíritu y se vuelve, por tanto “inspirada”, orientada solo al “gran sol”, que es la voluntad de Dios.

Adentrándose más específicamente en el tema del Espiritu Santo, Don Alberione aparece siempre empujado por el objetivo fundamental: que todo el Cristo se forme en mí, que sea formado en toda la persona. El Espíritu santo es exactamente Quién se encarga de formar a Jesús en el creyente.

Don Alberione llama la atención, ante todo, sobre lo que la Escritura y la Teología afirman acerca de la Persona del Espíritu. Después nos lleva a la consideración de las “obras” atribuidas al Espíritu Santo, indicando, finalmente, las disposiciones con las que abrirnos a su acción.

Son temas sobre los que reflexionaremos sucesivamente.

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Don Guido Gandolfo, ssp

compartir la palabra

El tiempo de pascua, la otra cuaresma

Cuando se reciba este Boletín, estaremos en plena Pascua. Por eso, he pensado en reflexionar sobre la mejor forma de vivirla. En Cuaresma hemos tenido tres aspectos fundamentales: el ayuno, la oración y la limosna y, aunque no nos los recuerden, son los mismos, como vamos a ver a continuación, para poder vivir la Pascua.

Cuando llega la Pascua, parece que es el momento de abandonar la tensión o el pensamiento de los días penitenciales de toda la Cuaresma; se relaja uno en el ayuno, en la oración y en la limosna. Esto no debería ser así, sino todo contrario: nuestro ayuno, oración y limosna deberían ser más intensos en la Pascua, con tinte gozoso, no penitencial.

Para poder entender lo que acabo de expresar, hay que considerar cómo he entendido yo los hitos de la Cuaresma: voy a ir recordándolos y realizando el paralelismo con la Pascua.

El primero, la oración. En la Cuaresma escuchamos que el Señor nos dice mediante el Profeta Joel, capítulo 2, versículo 12: “Volved a mí de todo corazón”. De ahí nace una oración gozosa, porque vamos a encontrarnos con quien nos ama. En la Pascua, ¿cómo vamos a flaquear en la oración si es el mismo Jesús Resucitado quien nos espera en ella?

El segundo, el ayuno. Es el único que podemos modificar un poco en la comida, pero no en lo que se refiere al “ayunar prescindiendo de todo lo que no necesitamos”, para que nuestra mente esté más libre

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de las cosas superfluas y pueda intensificar más en la búsqueda del Señor. Sería un retroceso no seguir intentando caminar en este ayuno que es de liberación, de pequeñas alegrías, de ver que nos sentimos más ligeros. Seguimos pues “ayunando” de esta forma, sin perder de vista su sentido, y teniendo muy clara la meta, que es el mismo Jesús Resucitado, al que le pediremos nos ayude, porque nuestra condición es la de tener cosas, y cuantas más mejor.

El tercero, la limosna . No se deja en el tiempo de Pascua. Cuesta poco entenderlo, pues cuanto más cerca estemos del Señor Resucitado, más sentiremos la necesidad de compartir nuestros bienes, los materiales y, sobre todo, uno de los más preciados: el tiempo.

La Cuaresma sería el tiempo de Conversión, y el de la Pascua, el de la amistad con Jesús Resucitado.

Pero una amistad no crece si no se le da tiempo y no se conoce al amado. Es, en la Palabra que nos ofrece la liturgia de estos días, donde podemos conocer mejor a Jesús. Cada uno como el Espíritu le inspire. Hay a quien le ayuda el Evangelio del día; yo prefiero

el del Domingo, y retomarlo durante la semana, hasta que me diga algo al corazón. Como son Evangelios muy conocidos, si no profundizo, no me dicen nada nuevo, y en el Evangelio siempre lo encuentro; aunque normalmente tarde varios días. El Espíritu Santo siempre se revela, pero hay que pedírselo con insistencia , y esperar a cuando Él quiera manifestarnos lo que estamos esperando, que no podemos, a veces, ni imaginar; sólo acoger como un don precioso.

Feliz Pascua de Resurrección, en compañía de nuestra Madre María, como los primeros discípulos.

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Mari Muñoz, isva

Disposiciones para el apostolado /1

En el verdadero apóstol no cabe separar prácticamente la propia santificación del celo. El apóstol producirá fruto si es un sarmiento unido a la vid, porque entonces será una corriente de agua alimentada por la fuente, porque será una corriente de luz y de calor conectada con la central eléctrica que la produce

Elfruto de una planta está en correlación directa con la nutrición que toma por la raíz. Tratándose de la vida eterna, la alimentación habrá de ser sobrenatural. Si el apóstol reúne las condiciones que precisa su labor, si procura trabajar digna y adecuadamente y cuidar de sí, el fruto tendrá que producirse

forzosamente, sea o no visible y tarde más o menos. También se salva a otros muriendo: así nos salvó nuestro Señor Jesucristo, muriendo en la Cruz.

Son tres las disposiciones requeridas para que el trabajo de un apóstol tenga su fruto cierto: abandono en Dios, fortaleza y castidad. Estas tres disposiciones se hallan, rebasando la medida, en la Santísima Virgen María.

Abandono en Dios

Significa entregarse generosamente al trabajo, dejando a Dios que cuide de nosotros, de nuestra salud, fama y porvenir, hasta del éxito o

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Alégrate Páginas marianas

del fracaso externo de nuestro apostolado, a los ojos de los hombres.

Es muy útil recordar lo que afirma san Gregorio Magno: “No es gran cosa abandonarlo todo; gran cosa es, en cambio, abandonarnos a nosotros mismos”. El abandono del apóstol en Dios es la primera condición para obtener frutos de sus esfuerzos y trabajos.

María debía realizar el mayor de los apostolados, ser, incluso, la Apóstol por antonomasia de su Hijo. Se llamó la Esclava del Señor, proclamando con ello que el Señor podía disponer de su persona al antojo. Todo lo aceptaba previamente: pruebas continuas, la desconsideración de los de Belén, la huida a Egipto, la pérdida del Niño Jesús, que se quedó en el Templo, los misterios y dolores de la vida oculta de Jesús: “Nesciebatis…?”

Durante la vida pública vio María a su Hijo muchas veces convertido en objeto de contradicción, abandonado, insidiado. En la Pasión, el alma de la Virgen fue traspasado por una espada de dolor… Y, sin embargo, ni un solo lamento, ni una ligera oposición, ni desaliento siquiera se notó en ella. Su abandono en Dios

fue siempre más fuerte que su dolor: el “fiat mihi secudum verbum tuum” (“hágase en mí según tu palabra”) jamás se debilitó.

Llegó el momento en el que toda la obra de Jesús pareció poco menos que destruida: el rebaño se dispersó, los Apóstoles, medrosos, desaparecieron de la vista; Jesús expiraba clavado en la cruz y los enemigos cantaban victoria. María estaba desconsolada, pero no desesperó. Todo padecimiento suyo era apostolado, luz, vida, salvación para las almas; podemos decir que en ningún otro momento de su vida estuvo más segura de la redención del mundo y de las almas y que entonces, Jesucristo hizo a María Madre de los hombres. La dejó en la Tierra para que fuese el consuelo de los Apóstoles cuando Él se subiera al Cielo. María hubo de esperar aún mucho tiempo, antes de ira reunirse con su Hijo en la Gloria… María ni deseaba ni rehusaba una cosa u otra; sólo quería cumplir la divina voluntad.

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Beato Santiago Alberione, "María, Reina de los Apóstoles", pp. 227-230

La visita Eucarística

La Visita Eucarística, que el beato Alberione ha dejado como preciosa herencia espiritual a la Familia Paulina, se puede hacer de varios modos. Uno de ellos, muy recomendado por nuestro Fundador, es el siguiente:

VISITA EUCARÍSTICA

*Me pongo en la presencia del Señor, corporal y mentalmente, “lo miro mientras me mira”.

Preparación

*Pido perdón y perdono a mi vez

Despertar la conciencia de estar ante Dios y en Dios

*Invoco al Espíritu Santo con el Veni Creator o bien otra oración

1ª parte:

*Leo y medito la Escritura (por ej. el Evangelio del día: o hago la lectura continua de un libro de la Biblia)

*Puedo contemplar con la imaginación el párrafo meditado, representarme dentro del episodio y sentirme interpelado por el Señor; preguntándome qué hace, que dice, qué piensa Jesús

Dejar que la mente sea iluminada por la sabiduría del Evangelio para tener el “pensamiento de Cristo”

22 Alégrate Visita eucarística
“Yo soy la Verdad”

2ª parte:

“Yo soy el Camino”

*Aplico a mi existencia lo que he meditado y contemplado

*Me examino: deseo, quiero, elijo lo que Cristo deseaba y elegía

Dirigir la voluntad a escoger lo que Jesús ha escogido para sí mismo

*Comienzo con un coloquio íntimo y amistoso con el Maestro.

3ª parte:

“Yo soy la Vida”

*Doy gracias al Padre por todos sus beneficios. Pido la intercesión de María, de san Pablo…

*Pido por la Iglesia, por mi comunidad, por mi familia; pido lo que necesito; pido por quienes tienen necesidades espirituales y materiales

Liberarse de los afectos y llevarlos hacia el Señor

Conclusión

*Concluyo con el Padre nuestro, con el rosario o con una de las partes de la Liturgia de las Horas

La oración cambia la vida y la vida vivida evangélicamente hace cada vez más gustosa la oración

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Fran, un Gabrielino feliz

Elpasado 25 de enero, fiesta de la conversión de san Pablo, nuestro hermano Francisco Ferrer Ortega, perteneciente al Instituto Paulino San Gabriel Arcángel, ha hecho la primera renovación de los votos religiosos en su parroquia de pertenencia San Eufrasio, de Jaén.

Ha sido para él un día muy gozoso, un día de fiesta. En primer lugar, por sentirse llamado por el Señor para trabajar en su viña, y también por sentirse arropado por una pequeña pero representativa representación de la Familia Paulina en España, encabezada por el Superior Provincial, P. Miguel Carmen, acompañado por el Delegado Provincial de los Institutos, P. Antonio Maroño, por la Anunciatina Teresa Álvarez y Maite Ballesteros, de Santa Familia. Por parte local, destacaron varios sacerdotes amigos de Fran y el entusiasta grupo de Cooperadores Paulinos, que él mismo dirige y anima y un numeroso grupo de feligreses y amigos de Fran.

Fran vive su día a día feliz, contento y muy agradecido a Dios por haberle llamado a la vida consagrada seglar como Gabrielino. Su apostolado se centra básicamente en el servicio a la iglesia parroquial a la que pertenece, como sacristán que es. Pero su entrega va mucho más allá de lo que pide su trabajo profesional, pues vive muy de cerca las necesidades de los feligreses y trata de ayudarles con todos los medios a su alcance. Gracias a su donación y entrega, ha surgido en la parroquia un entusiasta grupo de Cooperadores Paulinos, a los que asesora, acompaña y sostiene con entrega generosa.

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Testimonio

En el centro de la foto, vestido de seglar, el Gabrielino Francisco Ferrer Ortega

En la celebración eucarística hemos pedido al Señor, por medio del apóstol san Pablo, que conceda a este hermano la fidelidad a su compromiso religioso y un resurgir de vocaciones consagradas para las diversas ramas de la Familia Paulina, para la diócesis de Jaén y para toda la Iglesia.

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Elpasado día 3 de marzo, en la enfermería de la comunidad de la Sociedad de San Pablo, de Vía Alessandro Severo 58, Roma, falleció de modo inesperado por disecación de la aorta, el P. Joven José Lagdamen Jagurin. Nacido en Libon (Albay – Filipinas), cuando el Señor le llamo a la eternidad tenía sólo 49 años de edad, 29 de vida Paulina, 24 de profesión religiosa y 16 de sacerdocio.

“Su bondad era concreta, de veras paulina -escribe el P. Doménico Sóliman, Superior General SSP en la nota necrológica- porque amaba nuestra misión, consagrando a ella, a tiempo completo, las mejores energías. Su apostolado se ha desenvuelto sobre todo en el ámbito de la administración, primero como Ecónomo de la Provincia Filipinas- Macao (2006-2011) y luego como Asistente del Ecónomo general (2015-2022), en Roma, siempre con un estilo inconfundible: la generosidad.

Su vida estaba sostenida por una fe surgida en su familia y madurada después en la vivencia de la vocación paulina. Para conocer bien al P. Joven hay que entrar en su relación con el Divino Maestro, sencilla y concreta a la vez. Prefería contar hechos, episodios, más que detenerse en consideraciones abstractas. Su fe en Cristo era contagiosa y justamente por ello sabía dar con la palabra apropiada para sostener a los demás, como, por ejemplo, cuando invitaba a confiarse al Señor y daba ánimos a un enfermo, que como él y con él, pero inicialmente indiferente a la fe, estaba afrontando graves problemas de bronquitis en el hospital Spallanzani de Roma a causa del Covid-19”. Descanse en paz.

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Sumario
Vida Paulina
+ Joven José Lagdamen, ssp

02. 1874, nacimiento del venerable Francesco Chiesa, en Montà d’Alba (Italia).

04. 1884. Nacimiento del beato Santiago Alberione, en San Lorenzo di Fossano (Italia).

- 2018. Aniversario de la muerte del P. Cecilio Ortiz.

06. 1967, aniversario de la muerte de la Hna. Francisca Antón, PDDM.

07. 1999, aniversario de la muerte de la Hna. Mari Carmen Cabezas, HSP.

08. 1960. Aprobación Pontificia de los Institutos Agregados a la Sociedad de San Pablo: San Gabriel Arcángel y Virgen de la Anunciación.

09. Solemnidad de la Resurrección del Señor.

15. 2016, aniversario de la muerte del Hno. Simón Ruiz, SSP.

20. 2008, aniversario de la muerte del P. Antonio Díaz, SSP.

22. 1999, aniversario de la muerte del Hno. Arturo Bolaños, SSP.

27. 2003, el P. Santiago Alberione es declarado beato.

30. Cuarto domingo de Pascua: Jesús Buen Pastor. Jornada Mundial de oración por las vocaciones y las Vocaciones Nativas (60ª).

06. 1904, nace el venerable Mayorino Vigolungo, en Benevello (Italia).

18. 1996, aniversario de la muerte de la Hna. Rosita Díez, PDDM.

21. Fiesta de la Ascensión del Señor. Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (57ª).

26. 1989, aniversario de la muerte de Maite Alcíbar, ISF.

27. Fiesta de María Reina de los Apóstoles. Titular del Santuario “Reina de los Apóstoles” y de las Apostolinas.

28. Domingo de Pentecostés. Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar.

01. 2008, aniversario de la muerte del P. Estanislao Conde, SSP.

03. 2012, aniversario de la muerte del Hno. Eusebio Navarro, SSP.

04. Solemnidad de la Santísima Trinidad – Día Pro Orántibus.

11. Solemnidad del Corpus Christi – Día de la Caridad.

13. 1986, nace el beato Timoteo Giaccardo.

15. 1915, “dies natalis” de las Hijas de San Pablo.

16. Sagrado Corazón de Jesús - Jornada Mundial por la Santificación de los Sacerdotes (29ª).

27. 1949, aprobación pontificia de la Sociedad de San Pablo.

29. Solemnidad de San Pedro y san Pablo.

- 1959, aprobación pontificia de las Hermanas Pastorcitas.

- 1986, aniversario de la muerte del P. Jesús Fuente, SSP.

- 2010, aniversario de la muerte de la Hna. Inmaculada García, PDDM.

- 2011, aniversario de la muerte del Hno. Julián

Fernández, SSP.

30. Solemnidad de San Pablo Apóstol, Patrono de la Familia Paulina, Titular de la Sociedad de San Pablo y de las Hijas de San Pablo.

Alégrate 27 Abril mayo junio CALENDARIO

+34 917 425 113

institutos@sanpablo.es

Quien hace el apostolado de las ediciones, ha de tener la Escritura en el debido honor, inspirarse en ella e imitarla. Nada puede hacerse mejor que imitar a Dios al escribir (Para una renovación espiritual, 70).

Muchos beneficios nos vienen de la lectura de la sagrada Escritura. Recordamos particularmente tres: aumento de fe, de esperanza y de caridad (Para una renovación espiritual, 86).

Quien es frío nunca hará bien el apostolado. Quien es ardiente, fervoroso, tiene ya el primer fundamento para ejercer un apostolado iluminado, inflamado y fecundo (Prédicas del Primer Maestro, 1952, vol. I, pág. 13).

Ojalá podamos decir al final de la vida: nada he cicateado en favor de los hombres, ni tiempo, ni salud, ni ingenio, ni comodidades: nada he escatimado por las almas, ¡nada! (Prédicas del Primer Maestro, 1954, vol. V, pág. 141).

PAULINOS DE VIDA SECULAR CONSAGRADA
Gómez,
INSTITUTOS
Protasio
15 28027 MADRID

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