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MITOS Y LEYENDAS DE COREA

Título original: Miti e Leggende della Corea

Texto: Valentina Camerini

Ilustraciones: Silvia Forzani

Traducción española: Silvia Iriso (La Letra, S.L.)

Realización: La Letra, S.L.

Redazione Gribaudo Via Strà, 167/F 37030 Colognola ai Colli (VR) redazione@gribaudo.it

Responsable de producción: Franco Busti

Responsable de redacción: Laura Rapelli

Responsable gráfico: Meri Salvadori Fotolito y preimpresión : Federico Cavallon, Fabio Compri Secretaria de redacción: Elisa Dompieri

Impresión y encuadernación: Liberdúplex (Barcelona)

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Primera edición: febrero de 2025

ISBN: 978-84-129011-6-0 D. L.: B. 172-2025

Todos los derechos reservados, en España y en el extranjero, para todos los países. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, memorizada o transmitida con cualquier medio y en cualquier forma (fotomecánica, fotocopia, electrónica, química, sobre disco u otros, incluidos cine, radio y televisión) sin la autorización escrita del Editor. En cada caso de reproducción abusiva se procederá de oficio según la ley. Toda referencia a personas, cosas o empresas tiene como única finalidad la de ayudar al lector en la memorización.

Valentina Camerini

Y leyendas Mitos DE COREA

ILUSTRACIONES DE Silvia Forzani

GRIBAUDO

En el origen de todo, hace tanto tiempo que es imposible contar los años, el mundo era muy distinto de como lo conocemos hoy. No había diferencia entre el cielo y la tierra porque los dos estaban unidos, y así permanecieron hasta que un dios llamado Mireuk quiso separarlos. Con su fuerza tremenda los separó y luego construyó grandes pilares de cobre, que colocó debajo de la esfera celestial para evitar que se cayera y se juntara de nuevo con la masa del suelo.

Después se dio cuenta de que el sol y la luna se habían duplicado. Para arreglar aquello el dios cogió uno de cada, los rompió en trocitos y así creó las estrellas, que distribuyó por el manto celeste para que brillaran durante la noche. Al acabar su tarea, Mireuk se encontraba muy cansado y decidió retomar fuerzas. Para alimentarse pensó en cómo controlar el agua y el fuego con los que calmar la sed y el hambre. Y descendió al suelo terrestre para buscarlos.