
LIBRO PRIMERO 1271-1274
Personajes PrinciPales
n ijō , de los 14 a los 17 años, autora y protagonista de este relato autobiográfico que comienza cuando llevaba diez años sirviendo al emperador Go-Fukakusa como dama de honor.
a kebono , de los 23 a los 26 años, abreviatura del alias Yuki no Akebono, «Amanecer de la nieve», con el que Nijō se refiere a su amante, Saionji Sanekane. Uno de los pocos cortesanos influyentes de la antigua capital Kioto, Heian-kyō. Por parte materna, era primo de Go-Fukakusa y primo segundo de Nijō.
Go-Fukakusa, de los 29 a los 32 años: emperador retirado —soberano 89, 1243-1304; r. 1246-1260—.
Go-saGa, de los 52 años hasta su muerte a los 53, en 1272, emperador monje, padre de Go-Fukakusa y Kameyama —soberano 88, 1220-1272; r. 1242-1246—.
HiGasHi-nijō, de los 40 a los 43 años: emperatriz consorte de Go-Fukakusa, al que llevaba once años. Su hermana mayor era Ōmiya, consorte de Go-Saga y madre de Go-Fukakusa y Kameyama, por lo que también era tía de su esposo Go-Fukakusa.
k ameyama , de los 23 a los 26 años, emperador reinante, hermano menor y rival de Go-Fukakusa en la lucha por la sucesión —soberano 90, 1249-1305; r. 1260-1274—.
kitayama, de los 76 a los 79 años, gran dama, madre las consortes imperiales Ōmiya y Higashi-Nijō, abuela materna de Go-Fukakusa, Kameyama y Sanekane —Akebono—, y tía abuela de Nijō.
kyōGoku, una de las damas de honor de la corte de Go-Fukakusa y tía materna de Nijō.
masatada, de los 49 años hasta su muere a los 50, en 1272, consejero mayor, padre de Nijō y cabeza del clan Koga, que era una de las ramas de los Minamoto o Genji.
nakatsuna, fiel mayordomo de Masatada. Su esposa fue la nodriza de Nijō.
ōmiya, de los 46 a los 49 años, emperatriz consorte de Go-Saga, madre de Go-Fukakusa y Kameyama, y hermana mayor de Higashi-Nijō.
sanekane, véase akebono.
t
akaaki , de los 29 a los 32 años, consejero mayor y tío materno de Nijō.
takacHika, de los 68 a los 71 años, ministro de la Milicia, abuelo materno de Nijō y padre de Takaaki.
Tras una corta noche de primavera, la neblina se levantó anunciando el amanecer del Año Nuevo [1271]1 . Las damas de honor del palacio del emperador retirado Go-Fukakusa, que esperaban ansiosas a que llegara esa mañana, aparecieron vestidas con sus mejores galas, cada una tratando de superar a las demás en belleza. Yo también ocupé mi lugar entre ellas. Creo recordar que vestía con un conjunto de siete capas2 uchigi en tonos en gradación del rosa al granate, debajo de una lustrosa túnica intermedia carmesí y una túnica exterior verde lima; completaba el conjunto una chaqueta de etiqueta en rojo3 . Todo ello se
1 Según el calendario lunar utilizado en el Japón de la época, el primer día del primer mes, que marcaba el comienzo de la primavera, cayó aquel año el 18 de febrero del calendario gregoriano.
2 El atuendo de la época conocido con el nombre de jūnihitoe o hitoe de doce capas lo usaban tanto las mujeres nobles como las damas de servicio. Estaba compuesto de varias capas de túnicas superpuestas cuyo color se apreciaba a través de los sucesivos pliegues del cuello y alrededor de la abertura de las amplias mangas. Se combinaban ingeniosamente las texturas del tejido, los colores y los patrones de estas prendas, de seda fina y brocado, a efecto de conseguir un conjunto armonioso que reflejara tanto el estatus de la persona que las vestía como la ocasión en que se lucían. Se vestían en el siguiente orden: el kosode —origen del kimono actual, de mangas cortas y largo hasta el tobillo hacía de ropa interior—, la hakama —falda pantalón de pernera ancha y más larga que la que usaban los hombres—, la hitoe —túnica sin forro—, el uchigi —conjunto de tres, cinco, siete u ocho capas— y la uchiginu —túnica intermedia lustrosa y almidonada— que servía de refuerzo a la uwagi —túnica exterior— que completaba la indumentaria. En las ocasiones formales se remataba el conjunto con la mo —cola— que se ataba a la cintura y que cubría la parte posterior del cuerpo, y con la karaginu —chaqueta de etiqueta— de estilo chino que llegaba hasta medio muslo.
3 El color rosa lo lucían las muchachas jóvenes, pero un conjunto de siete capas era un lujo y solo determinadas damas de alto rango tenían permitido usar la karaginu roja o verde. Por lo tanto, la intención de la autora es constatar la diferencia de jerarquía que la hace destacar entre sus compañeras.
sobreponía a la prenda interior de manga corta de doble capa, de brocado con arabescos y bordados de cercas de bambú y flores blancas de ciruelo.
Mi padre, el consejero mayor, sirvió el sake medicinal4 de ese día. Tras las ceremonias formales, su majestad imperial Go-Fukakusa invitó a todos los asistentes a pasar al salón y convocó a las damas reunidas en la sala de espera, donde aguardaban órdenes. Y comenzó el banquete en un ambiente relajado.
Se llevó a cabo la ceremonia del brindis consistente en pasar la taza entre los participantes. Según está establecido, se sirvieron tres rondas para que cada uno de los concurrentes tomara tres tazas cada vez, por lo que ya habían bebido nueve tazas. Mas cuando mi padre propuso hacer lo mismo, Su Majestad se empeñó:
—Esta vez haremos tres rondas de nueve tazas.
Como era de esperar, todos se pusieron bastante ebrios. Cuando Su Majestad le pasó la taza de sake a mi padre, le dijo:
—Dejad que el ánsar del arrozal venga a mí 5 esta primavera, ¿de acuerdo?
Mi padre, muy agradecido, aceptó esta proposición, bebió el sake siguiendo el protocolo y se retiró.
¿Qué había querido decir? Los vi hablar en confidencia, pero no tuve forma de saber qué estaban tratando.
4 Sake medicinal especiado que se toma tradicionalmente durante las celebraciones del Año Nuevo para prevenir enfermedades durante el año que comienza. En los palacios imperiales se realizaba una ceremonia en la que se servía a los miembros de la familia imperial y a algunos de sus funcionarios un sake preparado ad hoc por el Gabinete de Medicina.
5 El emperador retirado insinúa que Nijō se va a convertir en su concubina mediante la alusión al episodio 10 del Ise monogatari (trad. de F. Javier de Esteban Baquedano, Gijón, Satori, 2024), una colección de episodios líricos del siglo x. En dicho pasaje una madre le pide al cortesano protagonista que se case con su hija. En los poemas intercambiados entre la madre y el hombre se alude a un ánsar que vive en un arrozal como metáfora de la muchacha.
Después de concluir los servicios de Año Nuevo, regresé a mi alcoba, donde encontré una carta de él6 , que comenzaba así:
Enterrado bajo la nieve hasta ayer, pero a partir de hoy la primavera abre un nuevo camino hacia el futuro. Te escribiré con frecuencia.
La carta iba acompañada de un envoltorio de tela que contenía un conjunto de ocho capas en tonos en gradación del carmesí al blanco, una túnica de granate intenso sin forro, una capa exterior verde lima, una chaqueta de etiqueta, una hakama7, una prenda interior de doble capa y otra de triple. Este obsequio tan inesperado me abrumó tanto que me dispuse a devolverlo, pero entonces me percaté de que sobre una de las mangas había un trozo de papel fino. Tenía escrito el siguiente poema8:
Aunque mis alas no pueden posarse en las tuyas, ponte este plumaje de grulla para que sientas mi amor.
Aunque resultaba cruel rechazar un regalo tan exquisito y que había sido preparado con tanto sentimiento, hice que el mensajero lo devolviera con una nota:
6 Akebono. Tanto el regalo como la carta que lo acompaña revelan que en este momento su relación con la autora se encuentra en sus primeras fases.
7 Pantalón largo y de pernera muy ancha con cinco pliegues por delante y dos por detrás.
8 La poesía era una forma cortesana básica de comunicación y era impensable no acompañar una carta sin un poema.
Si vistiera estas prendas en las noches en que vos estáis ausente, las mangas se desintegrarían de tanto absorber mis lágrimas. Si en el futuro vuestro amor no se desvanece, las aceptaré entonces.
A medianoche, mientras estaba de guardia, alguien llamó a la puerta trasera. La joven sirvienta que fue corriendo a abrir me dijo que un mensajero había depositado algo dentro y se había ido sin esperar respuesta. Se trataba del mismo paquete con otro poema:
Nuestros corazones comprometidos. Si el tuyo permanece inalterado, acuéstate sola sobre esta prenda.
Aunque hubiera querido devolver el regalo de nuevo, el mensajero ya se había marchado, así que tuve que dejarlo estar. El tercer día del mes, el emperador monje Go-Saga vino a visitar a su hijo Go-Fukakusa. Para atenderlos, estrené los atuendos con que me había obsequiado quien me enviaba los poemas. Los nuevos ropajes llamaron la atención de mi padre.
—Caramba, tanto los colores como el brillo son especialmente hermosos. ¿Acaso te los ha regalado Su Majestad? —me preguntó.
Mi corazón latió con fuerza, pero traté de disimular y respondí con calma aparente:
—No, ha sido un obsequio de su abuela, la gran dama Kitayama.
