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INTUR 4
Castilla y León 7
Andalucía 61
Aragón 73
Asturias 79
Islas Baleares 87
Islas Canarias 93
Cantabria 99
Castilla - La Mancha 107
Cataluña 115
Ceuta 121
C. Valenciana 125
Extremadura 131
Galicia 139
La Rioja 145
C. de Madrid 151
Melilla 160
R. de Murcia 163
Navarra 167
País Vasco 173
Producción Editorial:

INTUR, la Feria Internacional del Turismo de Interior , celebra su vigesimoctava edición del 13 al 16 de noviembre de 2025 en Feria de Valladolid , consolidándose como el gran encuentro profesional y viajero del turismo de interior. Reconocida por el Ministerio de Economía como feria internacional completa y avalada por la Unión Internacional de Ferias (UFI) , INTUR refuerza su carácter internacional y su compromiso con la sostenibilidad, la innovación y la promoción de los destinos de interior.

más internacional que nunca
El jueves 13 de noviembre, INTUR celebra INTUR Negocios, la jornada profesional del certamen. En esta edición participarán 70 compradores procedentes de 21 países, consolidando el carácter internacional del encuentro. España lidera la participación con 34 compradores (54% del total), mientras que el 46% restante corresponde a profesionales internacionales de mercados estratégicos como Portugal (8%), India (6%), Bélgica y Estados Unidos (5% cada uno), junto con Canadá, China, Polonia, Italia y Noruega, que aportan un 3% cada uno. También estarán representados países como Finlandia, Grecia, Alemania, San Marino, Brasil, Argentina, Singapur, Japón, Países Bajos, Corea del Sur y México, lo que confirma la proyección global del turismo de interior español. Este impulso es fruto de la colaboración entre Turespaña, la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte y Feria de Valladolid, que trabajan juntas para ofrecer el mejor mercado de contratación especializado en turismo de interior.
Durante la jornada se desarrolla el mercado INTUR B2B, un sistema de citas concertadas entre compradores y expositores mediante una agenda digital basada en los intereses del comprador. A partir de las 11:30 h, el mercado continúa con reuniones libres y espacios de networking hasta las 18:30 h. Los compradores proceden de 21 países y pertenecen principalmente al ámbito de la intermediación turística profesional: agencias de viajes, touroperadores, DMCs y OTAs.
INTUR Talks: conocimiento e inspiración
Bajo el lema “Datos, imágenes y metas”, el foro INTUR Talks ofrece un ciclo de ponencias centradas en los retos del turismo de interior, con la participación de expertos de primer nivel. Sofía
Blanco Moreno (Universidad de León) analiza el marketing social y la aplicación de la inteligencia artificial; Carina Montagut (Feria Valencia) aborda el papel de las ferias como motor del turismo MICE; Álvaro Carrillo de Albornoz (Instituto Tecnológico Hotelero) presenta avances en robótica y análisis de datos; y Natalia Briales (Turespaña) explica las estrategias de promoción internacional del turismo de interior.
Completan el programa Fay Taylor (SpainDMCs), Fernando Fraile (ICTES) y representantes de la región portuguesa de Leiria, que comparten buenas prácticas sobre sostenibilidad, calidad y creación de contenidos digitales.
una experiencia para descubrir el interior
Del viernes 14 al domingo 16 de noviembre, INTUR Viajeros abre sus puertas al público general con 11.000 metros cuadrados de exposición y la participación de más de un millar de destinos y empresas. Este espacio muestra la diversidad del turismo de interior con propuestas de naturaleza, cultura y enogastronomía, invitando al visitante a planificar escapadas, descubrir experiencias auténticas y redescubrir el territorio.
La región portuguesa de Leiria es el destino internacional invitado. Reconocida por la UNESCO como Ciudad Creativa de la Música, Leiria combina patrimonio, gastronomía, deporte y cultura en un territorio vibrante y lleno de historia. Entre las novedades de esta edición destacan las incorporaciones de Ceuta, Melilla, la Universidad de Vigo, la Fundación Santa María la Real, la Real Fábrica de Cristales de La Granja y el regreso del Principado de Asturias.
Premios Tourism4Nature: compromiso sostenible
Durante la feria se entregan los premios Tourism4Nature, impulsados por la Fundación Forum Natura, que reconocen a municipios, empresas y entidades comprometidas con la conservación del medio ambiente y la gestión sostenible del turismo. Esta iniciativa refuerza la apuesta de INTUR por un modelo turístico responsable, ético y transformador.



FECHAS Y HORARIOS
INTUR Negocios: jueves 13 de noviembre · 9:00–18:30 h
INTUR B2B: jueves 13 de noviembre · 9:30–18:30 h (pausa 14:00–15:30 h)
INTUR Viajeros: del viernes 14 al domingo 16 de noviembre · 10:30–20:30 h
ENTRADAS: invitaciones online hasta el 13 de noviembre Taquilla: 5 € (menores de 12 años, gratis)



La ciudad destaca por su impresionante muralla medieval y la acumulación de monumentos, templos y palacios donde la figura de Santa Teresa es omnipresente.

La impresionante Plaza Mayor, siempre animada, abre el espacio a monumentos como las dos catedrales, la nueva y la vieja, el convento de San Esteban, la Clerecía, la casa de las Conchas o la fachada de la Universidad.
Situado en la comarca de Ciudad Rodrigo, Siega Verde es uno de los yacimientos más impresionantes de arte rupestre de la península ibérica y probablemente de toda Europa.





La Catedral de Santa María lleva más de 800 años en pie. Sus características torres, la cúpula con su bóveda estrellada y su espectacular coro son impactantes.
La Sima del Elefante, la Galería y la Gran Dolina, los tres grandes yacimientos arqueológicos y paleontológicos de la Sierra de Atapuerca han descubierto fósiles de hasta cinco especies distintas de homínidos.

El acueducto es la columna vertebral de esta encantadora ciudad que refulge con su magnífico Alcázar. Las calles y plazas están aromatizadas por el delicioso olor a hornos de leña donde se cocinan los lechazos y cochinillos.
Por Castilla y León transcurre un largo tramo de la Ruta Jacobea. Son casi 400 kilómetros donde peregrinos de todo el mundo han transitado los hermosos parajes a pie, en bicicleta o a caballo.
Las minas de Las Medulas enclavadas en la comarca leonesa de El Bierzo son el resultado de los trabajos de ingeniería hidráulica empleados por los romanos para extraer el oro de la montaña.

La provincia ostenta una marcada personalidad. Sus cambiantes paisajes, los ríos, cascadas, bosques, desfiladeros y valles otorgan a la visita una experiencia inigualable. El Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, el de Montes Obarenes-San Zadornil, apodado como “El Nueva York de los Bosques”, son solo algunos de los parajes excepcionales. En la capital, la magnífica catedral, el Museo de la Evolución Humana, el Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, la Cartuja de Santa María de Miraflores y el castillo componen un patrimonio ecléctico y cargado de historia.




El Camino de Santiago, el Canal de Castilla, el románico palentino, el Geoparque Mundial Unesco las Loras, La Olmeda, y los castillos de ensueño, junto una larga lista de joyas patrimoniales y naturales sorprenderán al viajero que se adentra en la provincia de Palencia. Entre el patrimonio natural, las agudas crestas del Parque Natural de la Montaña Palentina conservan endemismos como el rebeco cantábrico, árboles milenarios y praderas de gran valor ambiental.
En la capital resulta imposible evitar la imponente presencia del Cristo del Otero. Sus más de 20 metros sobrecogen y lo convierten en el más alto de España. La capital atesora un rico legado artístico. La Catedral de San Antolín está jalonada de detalles góticos y renacentistas y de obras de El Greco, Berruguete y Zurbarán. Son muchos también los templos o conventos que, diseminados en su centro histórico, conforman una increíble ruta monumental. La Parroquia de San Miguel conserva la leyenda de ser el lugar donde contrajo matrimonio El Cid, el Convento de las Claras o el Convento de San Francisco, antigua sede de las Cortes de Castilla, atestiguan un pasado esplendoroso. La Calle Mayor es un lugar de encuentro y animada conversación y paseo.







La provincia posee uno de los patrimonios naturales más valiosos de la península con siete Reservas de la Biosfera. Son lugares donde la naturaleza ha preservado su personalidad como una cápsula del tiempo y donde las especies animales, como el emblemático oso y urogallo encuentra los últimos reductos de supervivencia. Una ruta por la provincia invita a disfrutar de la ruta jacobea y las localidades que jalonan un camino cargado de historia.
La regia ciudad de León, asentada en pleno Camino de Santiago, celebró en 1188 las primeras Cortes parlamentarias de la historia de Europa. La excelsa catedral, con el increíble juego cromático de sus vidrieras, la colegiata de San Isidoro, con el Panteón Real considerado la Capilla Sixtina del románico, y la gran fachada plateresca de San Marcos, evidencian la importancia histórica de la urbe. El Palacio de Botines, obra de Gaudí, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, MUSAC, además de los vestigios romanos, completan una jornada apasionante. Como colofón, pasear por las callejuelas del Barrio Húmedo para degustar las tapas y vinos que se sirven en todos los bares y restaurantes es siempre una excelente excusa para viajar.















La visita invita a caminar por una ciudad tranquila y llena de rincones con encanto. Resulta impresionante el legado románico y la estampa del Duero marcando el pulso de la ciudad. La catedral resulta magnifica con su cúpula gallonada mientras los paseos hablan de leyendas sobre D.ª Urraca, el rey Alfonso VI, el Cid Campeador o el Cerco de Zamora. En la provincia, la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Meseta Ibérica cuenta con cimas de más de 2.000 metros de altitud del Parque Natural del Lago de Sanabria, lagunas, valles encajados y el mayor lago de origen glaciar de la península ibérica. En el Parque Natural de los Arribes del Duero el profundo cañón abierto por el cauce del río sobrecoge con paredes de más de 200 metros de altura. La Sierra de la Culebra presenta un lienzo natural y agreste donde disfrutar de robles, castaños y una gran variedad de fauna. Son increíbles los atardeceres en las lagunas de Villafáfila. En plena Tierra de Campos, el avistamiento de aves compone una estampa prodigiosa.











Pasear por la Plaza Mayor, disfrutar del maravilloso Campo Grande, conocer los magníficos museos y recorrer la intensa actividad de sus calles comerciales, bien merece una estancia. Gracias a sus vinos, la provincia se ha convertido en uno de los principales destinos enoturísticos de España, con cinco denominaciones de origen. Las tapas son una joya en miniatura y un referente en la hostelería de calidad.
El territorio invita a un viaje por la historia. Los magníficos castillos y fortalezas, las valiosas zonas arqueológicas, los monumentos, museos y un centenar de bienes declarados de Interés Cultural (BIC) son excepcionales. En su territorio se extienden varios conjuntos históricos: Medina de Rioseco, Medina del Campo, Alaejos, Rueda, Tordesillas, Simancas, Urueña, Peñafiel, Villalba de los Alcores, Montealegre y Valladolid capital. Posee además tres elementos patrimonio de la UNESCO: el Tratado de Tordesillas, el Archivo General de Simancas y el Archivo Simón Ruiz, en Medina del Campo.


















Salamanca
Salamanca natural regala una gran diversidad de paisajes, desde las cumbres nevadas de la sierra de Béjar y Candelario a los cañones de Las Arribes; de los robledales a la dehesa. También la gran riqueza patrimonial salmantina queda plasmada en los quince municipios declarados “conjuntos históricos”: La Alberca, Mogarraz, Miranda del Castañar, Sequeros, San Martín del Castañar, Villanueva del Conde, Béjar, Candelario, Montemayor del Río y Puente del Congosto, Ciudad Rodrigo, San Felices de los Gallegos, Ledesma, Peñaranda de Bracamonte y Alba de Tormes, además de la ciudad de Salamanca, declarada Patrimonio de la Humanidad.
En la capital, la Plaza Mayor es una de las más bellas de España y del mundo. En las catedrales es muy interesante subir a las torres medievales y pasear por las terrazas exteriores. El edificio histórico de la Universidad, la más antigua de España, es una visita imprescindible, donde es tradición buscar la figura de la rana. Sin prisas hay que disfrutar de la Casa de las Conchas y la Iglesia de la Clerecía y Universidad Pontificia. El Palacio de Monterrey es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura civil del renacimiento español. También se puede dar un paseo por el Puente Romano y entrar en el Huerto de Calixto y Melibea, un jardín de estilo musulmán. La Casa Lis es un palacete modernista de vidrieras de colores y alberga el Museo de Art Nouveau Art Déco. La ciudad cuenta con numerosos conventos de un gran valor patrimonial, como el Convento de San Esteban y de las Dueñas.





En la capital, iglesias como la de San Juan de Rabanera o la de Santo Domingo permiten seguir las huellas románicas. Los arcos de San Juan de Duero, otra de las paradas obligadas, muestran decenas de arcos de medio punto con una singular variedad de estilos. En el museo de los poetas se rinde homenaje a los autores que cantaron a Soria en sus versos, especialmente a Antonio Machado, Gustavo Adolfo Bécquer y Gerardo Diego.
La ermita de San Saturio es otro rincón imprescindible de Soria, al igual que el puente de piedra sobre el Duero, la plaza de la tarta o el Palacio de los Condes de Gómara. La ciudad se disfruta sin prisas y por ello es recomendable pasear por la Alameda de Cervantes, la ruta de la Muralla y la siempre animada calle del Collado. En la provincia, las estaciones son un canto a la naturaleza. El Duero, con sus fuentes primigenias en los Picos de Urbión, es el gran río de Soria y elemento clave en el paisaje, con bosques y riachuelos que albergan una fuente inagotable de vida. Las estaciones transforman las villas medievales en destinos de ensueño. Castillos, murallas y plazas porticadas te transportan a épocas pasadas, mientras se vive la tranquilidad y el encanto rural que caracteriza a estas villas.






La ciudad de Segovia invita a un recorrido por el casco histórico y la dinámica Calle Real. Entre los monumentos imprescindibles se encuentran el acueducto romano, probablemente el mejor conservado del mundo, que fue construido en el siglo II d.C. para transportar agua a la ciudad; la Catedral gótica, que se yergue elegante en la Plaza Mayor, y el Alcázar de Segovia, residencia real durante siglos. Otras joyas que jalonan la ciudad son la Casa de los Picos, la Alhóndiga, y los palacios e iglesias que convierten a Segovia en una ciudad de primer nivel monumental. En la provincia, el fondo patrimonial se reparte por el territorio con inolvidables rutas como los Reales Sitios, donde La Granja de San Ildefonso resulta una visita ineludible, la ruta de los castillos, con indispensables como el de Coca, Pedraza, Sepúlveda o Cuéllar, la ruta del románico, un arte imprescindible en la huella histórica de Segovia o la ruta del mudéjar, con una gran densidad de templos y edificios civiles.





La muralla de Ávila es visitable y desde lo alto pueden contemplarse las impresionantes vistas a la Catedral, la plaza del Mercado Grande o los alrededores de la ciudad. La catedral está considerada la primera gótica de España. El gran símbolo es Santa Teresa de Jesús, omnipresente en toda la ciudad, desde las esculturas honoríficas hasta en el dulce más popular de Ávila: las yemas de Santa Teresa. Se puede visitar el Convento de Santa Teresa, situado en su casa natal y el Museo de Santa Teresa. El Real Monasterio de Santo Tomás, la basílica de San Vicente o la basílica de San Pedro son algunos de los monumentos que componen un legado patrimonial fascinante. Al atardecer, desde el mirador de los Cuatro Postes, se vislumbra la muralla iluminada en la oscuridad.
En la provincia, la Reserva Natural de la Sierra de Gredos es uno de los mayores atractivos naturales y son especialmente bellas sus lagunas, donde destacan la Laguna Grande y el conjunto de Las Cinco Lagunas. Su legado monumental se encuentra diseminado por toda la provincia, pero especialmente en los conjuntos históricos artísticos: Barco de Ávila, Madrigal de las Altas Torres, Pedro Bernardo, Arévalo, Bonilla de la Sierra, Guisando y Piedrahíta, además de la capital.




El Parque Nacional de Picos de Europa fue el primero de España. Las altas cumbres albergan una variada flora y fauna, desde el quebrantahuesos hasta exuberantes hayedos. La Ruta del Cares transita entre inmensas moles calizas y llega a superar los 2.000 metros entre su cauce y las cumbres más altas de los Picos de Europa. El Geoparque Mundial las Loras ocupa parte del norte de las provincias de Burgos y Palencia. Se trata de un paisaje de grandes páramos calizos separados por cañones fluviales donde conviven pequeños pueblos que han conservado la esencia del medio rural.
La Comunidad de Castilla y León cuenta con las Reservas de la Biosfera de Picos de Europa (Castilla y León, Asturias y Cantabria), Alto Bernesga, Los Ancares leoneses, Babia, Los Argüellos, Sierra de Béjar y Francia, Valle de Laciana, Valles de Omaña y Luna, Real Sitio de San Ildefonso-El Espinar y la Meseta Ibérica.
En el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, cumbres como Peñalara y Siete Picos ofrecen vistas impactantes, con circos glaciares y formaciones graníticas, y fauna como buitres negros, águilas imperiales, lobos y cabras montesas.
El territorio alberga parajes declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO: en el Macizo Occidental de la vertiente leonesa de los Picos de Europa se encuentra el hayedo de Cuesta Fría; también en el leonés Valle de Valdeón, y solo accesible a través de un bucólico sendero, se ubica el mágico hayedo de Asotín. A pocos kilómetros de Riaza está el hayedo de La Pedrosa poblado por hayas, robles, brezos y arándanos.

Hay más de 200 monumentos del medievo salpicando el paisaje. En su día, estos edificios defensivos actuaron como símbolos de poder. Hay interesantes rutas que ayudan a descubrir su historia y arquitectura.
La historia, el arte y las tradiciones se guardan celosamente en los más de 400 museos de Castilla y León. Hay más de un centenar de Conjuntos Históricos y más de un millar de monumentos declarados Bienes de Interés Cultural.
Hay más de treinta espacios naturales protegidos, ideales para el turismo activo y las actividades al aire libre: senderismo, trekking , montañismo, escalada, paseos en bicicleta de montaña, rutas ecuestres, piragüismo, parques de cuerdas, vuelos en globo, paint-ball , tiro con arco, rutas en quad y en 4x4.



La Ruta del Vino de Arribes se ubica en el Parque Natural Arribes del Duero entre las provincias de Salamanca y Zamora. La visita ofrece diferentes posibilidades: arquitectura, cultura, historia, gastronomía, naturaleza… Las localidades ligadas al vino de El Bierzo tienen la mayor concentración de bodegas entre Ponferrada, Villafranca del Bierzo, Carracedelo y Cacabelos. Por estas tierras jacobeas llegó la uva mencía, variedad reina de la zona de producción.
La Ruta del Vino Rueda se extiende por más de 30 municipios que integran un recorrido cargado de historia entre las provincias de Ávila y Segovia. Estas tierras son perfectas para el cultivo de la uva blanca Verdejo.
La Ribera del Duero se despliega en una franja de 115 km que recorre parte de las provincias de Burgos, Soria, Segovia y Valladolid. Es una comarca con más de 2.000 años de historia en torno al vino, una gastronomía potente y restaurantes reconocidos.
La Ruta del Vino Cigales vincula el vino con su cultura, historia, patrimonio, tradición, gastronomía y paisaje en todos los municipios que recorre.
La Ruta del Vino Arlanza aúna naturaleza y vino en un paisaje que trascurre siguiendo la ribera del río Arlanza.
La Ruta del Vino Sierra de Francia está ubicada al sur de la provincia de Salamanca y te invita a visitar las bodegas familiares con su historia centenaria y su pasión por el vino.
La Ruta de Vino de Toro es perfecta para el turismo de interior en una zona repleta de historia, patrimonio, cultura y gastronomía y con una enorme tradición vinícola de calidad.
La Ruta del Vino de Zamora está enclavada en el área de influencia del Río Duero y en torno a la Vía de la Plata, en una superficie de casi 1800 Km2 distribuidos entre cuarenta y seis municipios de la provincia de Zamora y diez municipios de la provincia de Salamanca
Los platos típicos como el delicioso lechazo asado, las codornices escabechadas de Ávila, el cocido maragato de tierras leonesas, las sopas de ajo de Valladolid, el guiso de cangrejos de Palencia, o el cochinillo de Segovia dan pie a sabores contundentes, muy ligados a la recia historia de Castilla y León. Los más de 5.000 restaurantes, algunos de ellos, poseedores de importantes reconocimientos, como la guía Michelin o la guía Repsol, mezclan la energía de la cocina más tradicional con la vanguardia. Castilla y León destaca también por un calendario plagado de celebraciones, eventos y jornadas gastronómicas.
de Castilla y León.
¡Descúbrelos!

Cinco museos, 12 librerías y un espacio para la lectura es el censo cultural de esta pequeña localidad de pocos habitantes. Se trata de Urueña, conocida como la Villa del Libro y a la que puedes llegar por carretera desde Valladolid en apenas 45 minutos.
Conserva su trazado medieval y el 80 % de su recinto amurallado original, así como los muros exteriores de su castillo. Da gusto pasear por sus ordenadas calles, entre casas de piedra hasta llegar a la iglesia de Santa María de Azogue, de estilo renacentista. Si queremos obtener una bonita panorámica de la villa, podemos acercarnos hasta la próxima ermita de Nuestra Señora de la Anunciada, ejemplo de arquitectura románica-lombarda.





Enclavado en la comarca de la La Maragatería, en la provincia de León, se encuentra el encantador pueblo de Castrillo de los Polvazares. Con sus calles empedradas, casas maragatas de piedra rojiza y tejas, y sus pórticos amplios para el paso de carros, este lugar transmite de inmediato un aire rural y auténtico. Fue reconstruido en el siglo XVI tras una gran riada, y en 1980 fue declarado conjunto histórico-artístico debido a la excelente conservación de su arquitectura tradicional.
Su pasado como centro de arriería —los «maragatos» que transportaban mercancías desde la costa hasta el interior— se percibe aún en el trazado de las calles, en las grandes puertas de las casas y en los patios interiores. Vivir la experiencia de recorrerlo es retroceder a un tiempo pausado, donde el silencio del entorno y el aroma de la madera y la piedra invitan al sosiego.
La gastronomía ocupa un lugar privilegiado, destacando el famoso Cocido maragato, servido en su peculiar orden: primero las carnes, luego los garbanzos con berza y patata, y por último la sopa caliente. Visitar Castrillo de los Polvazares es saborear historia, tradición y buen comer en un entorno tranquilo y lleno de encanto.






Los Parques Naturales de Sierra María-Los Vélez, con su castillo, cuevas prehistóricas y abundante fauna, junto al Cabo de Gata-Níjar, con playas vírgenes, agrestes acantilados y aguas cristalinas, conforman un paisaje único. Aquí, el visitante puede experimentar la magia de la nieve, el bosque mediterráneo, el desierto y el mar, todo en un mismo lugar.
La provincia de Cádiz destaca por su gran diversidad. Desde la campiña de Jerez de la Frontera hasta los pueblos del Campo de Gibraltar, es un lugar lleno de contrastes. Un recorrido por los pueblos blancos es una experiencia ineludible.

Córdoba, antiguo centro del poder musulmán en España, se encuentra en el corazón de Andalucía. El río Guadalquivir recorre su territorio, nutriendo una fértil llanura donde crecen el cereal, la vid y el olivo. La provincia conserva huellas de su pasado ibérico, romano y musulmán, con un rico patrimonio monumental y una gastronomía en auge que recupera los sabores de la cocina tradicional.
Granada es sinónimo de arte, poesía y cultura milenaria. Desde las alturas de Sierra Nevada hasta los pueblos blancos que se derraman por valles y acantilados de la Costa Tropical, Granada es un destino privilegiado. Ofrece al viajero la oportunidad de esquiar en Sierra Nevada, perderse en los encantadores pueblos de La Alpujarra, o descubrir las maravillas arquitectónicas de la última frontera de Al-Andalus.
Sierra Nevada, declarada Reserva de la Biosfera y Parque Nacional, es un espacio de naturaleza pura, con lagunas, bosques mediterráneos y una fauna y flora excepcionales. La estación de esquí ofrece al visitante kilómetros de pistas para practicar deportes de invierno, magníficas instalaciones, todos los placeres de la cocina granadina y vistas panorámicas maravillosas.

Desde las laderas de Sierra Morena hasta las playas del Atlántico, la provincia de Huelva ofrece al visitante un paisaje variado bajo un cielo luminoso. El clima suave de la sierra y la brisa marina refrescan las temperaturas más cálidas, invitando a disfrutar del sol y el mar durante todo el año. En este entorno, los pueblos blancos acogen al visitante con su hospitalidad y modernos servicios.
La provincia de Jaén combina la belleza de su naturaleza con la monumentalidad de sus ciudades y pueblos. Desde la antigüedad, esta región ha sido protagonista de la historia, como lo demuestran los vestigios íberos, romanos y visigodos. La famosa Batalla de las Navas de Tolosa, librada en 1212, marcó el principio del fin del dominio musulmán en la península. Entre sus olivos y parques naturales, se encuentran impresionantes muestras de arte íbero, iglesias, catedrales, palacios y castillos de estilo gótico, renacentista y barroco.

Málaga, ciudad milenaria y cosmopolita, mantiene vivas sus raíces históricas. Si en el pasado fue testigo del origen de la cultura mediterránea, hoy es una de las principales potencias del turismo en Andalucía, sin perder su esencia de tierra acogedora y creativa. Sus pueblos blancos, cargados de historia y leyendas románticas, se elevan desde la sierra, con vistas que se extienden hasta el infinito azul del mar.
La provincia de Sevilla es un mosaico cultural que hunde sus raíces en el pasado. El gran río Guadalquivir, Sierra Morena y las marismas del Parque Natural de Doñana forman un paisaje diverso que incluye humedales, bosques mediterráneos y dehesas donde pastan toros bravos. Sus acogedores pueblos y monumentales ciudades son testimonio vivo de su esplendor histórico.




Andalucía sorprende por la gran variedad y riqueza de sus paisajes naturales, que van desde las cumbres más elevadas de la Península en Sierra Nevada, hasta humedales, frondosos bosques, desiertos volcánicos y costas prácticamente intactas. Con cerca del 18% de su territorio protegido como Parques, Parajes y Reservas Naturales, Andalucía destaca entre las regiones españolas por su firme compromiso con la conservación de su entorno natural.
La mayor parte de estos espacios corresponden a Parques Naturales, entre los que sobresale el famoso Parque Nacional de Doñana, reconocido como Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Estos parques abarcan áreas de montaña, bosques y también zonas costeras, como el impresionante Cabo de Gata en Almería. Los bosques de pinsapos de los Parques Naturales de Grazalema, Sierra de las Nieves y Sierra Bermeja son únicos en el mundo. A su vez, las Reservas Naturales juegan un papel vital en la conservación de especies, especialmente de aves. Otros parajes igualmente sorprendentes incluyen maravillas geológicas como El Torcal de Antequera y el desierto de Tabernas, el único de su tipo en Europa.
Con una historia que se extiende a lo largo de milenios, Andalucía ha sido cuna de un patrimonio artístico incomparable. Monumentos como la Alhambra en Granada, la Mezquita de Córdoba o la Giralda y el centro histórico de Sevilla son reconocidos mundialmente, pero casi todas las ciudades y pueblos de la región albergan muestras excepcionales de arte y arquitectura, reflejo de los distintos momentos históricos. El esplendor de la arquitectura islámica, renacentista y, sobre todo, barroca, se evidencia en sus castillos, monasterios y fortalezas, que se diseminan por todo el territorio andaluz. Andalucía, tierra natal de artistas como Velázquez, Murillo y Picasso, conserva sus obras más notables en catedrales, museos, iglesias y palacios, donde es posible admirar pinturas, esculturas y joyas. Incluso en los rincones más apartados, se puede encontrar un retablo, una pintura o una pieza de orfebrería de calidad magistral.
Andalucía ofrece un sinfín de opciones para quienes buscan practicar deportes. Desde actividades acuáticas y golf hasta deportes ecuestres o de aventura al aire libre, hay opciones para todas las edades y niveles. Ninguna otra región española ofrece una oferta deportiva tan amplia, y si a ello le añadimos su rica oferta cultural y turística, Andalucía se presenta como un destino ideal durante todo el año.
Con el mayor número de días soleados en toda España, Andalucía también es conocida por sus numerosos campos de golf y su infraestructura deportiva de primer nivel. Ya sea en la montaña, en el mar o en entornos urbanos, las oportunidades para disfrutar del deporte son inigualables. A esto se suma su exquisita gastronomía, su fascinante historia y la cálida hospitalidad de sus habitantes, que hacen de Andalucía un destino perfecto para combinar deporte y turismo.
La gastronomía andaluza destaca por su diversidad y sabor. Aunque algunos de sus ingredientes datan de la época romana, es más fácil reconocer la influencia de las culturas hebrea y musulmana, sin olvidar los productos que llegaron de América tras su descubrimiento. Con la suma de estas influencias, muchas recetas tradicionales andaluzas son sencillas, con raíces en la cocina castellana, pero con toques locales únicos.
Lo que distingue a la cocina andaluza es su intensidad de sabor, lograda no por el uso excesivo de picante, sino mediante condimentos, especias y aliños bien equilibrados. Entre sus platos más representativos se encuentran el gazpacho andaluz, el salmorejo cordobés, el ajoblanco, las gachas, las tortillitas de camarones, el flamenquín cordobés, las migas y los huevos a la flamenca, verdaderas joyas culinarias que esperan ser degustadas por el visitante.

cinco joyas escondidas entre sierras y olivares

Situado al noroeste de la provincia de Granada, este pueblo ofrece “uno de los paisajes más especiales de la comarca de Loja”. En su cima destaca un imponente conjunto monumental que combina los restos de una fortaleza árabe nazarí con la Iglesia de la Villa de estilo góticorenacentista. Desde diversos miradores (como los del Arrabal o de la carretera de Íllora) se contemplan amplias panorámicas sobre campos de cereal, olivos y vegetación abrupta.




Este encantador pueblo se sitúa a los pies de Sierra Morena y cuenta con un casco antiguo declarado Bien de Interés Cultural. Su joya patrimonial es el Castillo de Baños de la Encina, también conocido como la “fortaleza de los siete reyes” —erigido por los omeyas en el siglo X—, de forma elíptica, almenado y con catorce torreones y torre del homenaje. Además, la iglesia de San Mateo o la Ermita de Jesús el Llano completan un recorrido histórico en un marco natural que incluye el Parque Natural de la Sierra de Andújar.



Es el municipio más elevado y montañoso de la provincia de Cádiz, y también el más lluvioso de la Península Ibérica. Todo su término está integrado en el parque natural de la Sierra de Grazalema. Su casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural, destaca por su tipología de «pueblo blanco»: casas encaladas, callejas y miradores sobre la sierra. La artesanía textil y la riqueza del paisaje convierten a Grazalema en destino ideal para turismo rural y naturaleza.


Ubicado al nordeste de la provincia de Cádiz, su paisaje configura suaves ondulaciones de cultivos y olivos, atravesado por el río Guadalporcún. Su principal atractivo reside en el entramado urbano: en la parte baja del pueblo las casas aprovechan el tajo rocoso creado por el río y se hallan “a modo de viviendas semitrogloditas” bajo el abrigo de la roca. También merecen visita el castillo-fortaleza nazarí y la iglesia de la Encarnación.



A los pies de un castillo árabe y en plena sierra de Córdoba, Zuheros conserva un caserío de casas blancas y tejados ocres que marca su carácter de “pintoresca belleza arábigo-andaluza”. Su iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, del siglo XVI, y el Museo Histórico Local que muestra hallazgos de la cercana Cueva de los Murciélagos permiten al viajero entender su historia. Este entorno combina naturaleza, geología y patrimonio en perfecta armonía.


Romanos, musulmanes, judíos y cristianos han dejado su huella en esta ciudad llena de historia. La Basílica del Pilar, el templo barroco más grande de España, es el símbolo indiscutible de Zaragoza, junto con otras maravillas como el Palacio de la Aljafería y la Catedral de la Seo.
Este monasterio rupestre, construido bajo una gran roca, es una joya del románico y fue el primer panteón real de Aragón. Su ubicación y su historia lo convierten en un lugar único donde se entrelazan naturaleza, cultura e historia.

Teruel es famosa por su arquitectura mudéjar, su legado medieval y las leyendas de los Amantes de Teruel. Sus emblemáticas torres, la catedral y su techumbre policromada son algunos de los mejores ejemplos del arte mudéjar en España.
Este parque, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, abarca cuatro valles que rodean el Monte Perdido, el macizo calcáreo más alto de Europa. Es un lugar de espectacular belleza natural, perfecto para los amantes del senderismo y la naturaleza.
Sigue los pasos de Francisco de Goya visitando su casa natal en Fuendetodos, las pinturas de la Basílica del Pilar y la Cartuja de Aula Dei, y los museos dedicados a su obra.
En el alto de Somport comienza esta ruta histórica que atraviesa los Pirineos descendiendo por el valle del Aragón. El paisaje lo conforman altas cumbres en contraste con las llanuras de las últimas etapas aragonesas.


Albarracín
Este encantador pueblo medieval, con sus casas rojizas y su impresionante muralla, es un lugar perfecto para transportarse a otra época. Sus calles estrechas y sus detalles arquitectónicos te harán sentir como si hubieras viajado en el tiempo.
Inaugurada en 1928, esta estación ferroviaria es un impresionante ejemplo de la arquitectura industrial de su época. Hoy en día, se pueden realizar visitas guiadas para conocer su historia, incluyendo los episodios ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial.
Luis Buñuel nació en Calanda. Su obra, llena de símbolos y tradiciones aragonesas, lo ha convertido en una figura mundial y en una seña de identidad de la región.
Situada en los Pirineos, Jaca es una ciudad vibrante y llena de vida. Con una rica historia y paisajes maravillosos, es también la capital de la nieve, gracias a su proximidad a las estaciones de Astún y Candanchú.
Huesca es una ciudad tranquila, perfecta para pasear y descubrir su casco antiguo. No te pierdas su catedral gótica ni la iglesia y el claustro de San Pedro el Viejo, uno de los mejores ejemplos del románico aragonés.
Este encantador pueblo fue el lugar de nacimiento del Rey Fernando el Católico y sirvió como una importante fortaleza fronteriza entre los antiguos reinos de Aragón y Navarra.
Si te apasiona la naturaleza y buscas espacios prácticamente intactos, Aragón es el destino ideal. Durante el invierno, sus montañas se visten de blanco, ofreciendo el escenario perfecto para disfrutar de los deportes de nieve en seis estaciones de esquí alpino y ocho espacios nórdicos repartidos por todo el territorio. Con decenas de áreas naturales protegidas, valles, montañas, llanuras, ríos y bosques, además de una extensa red de senderos bien señalizados, Aragón es el paraíso para quienes disfrutan del senderismo, la bicicleta de montaña y los deportes de aventura. Si te interesa la geología, podrás explorar grutas, cuevas, yacimientos de fósiles y cañones fluviales que desvelan antiguas historias de la Tierra. Además, con casi cincuenta áreas declaradas como Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), Aragón alberga más de 350 especies diferentes.
El arte mudéjar en Aragón, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una de las joyas más valiosas de la región, donde los artesanos musulmanes dejaron su huella en edificios cristianos durante la Edad Media. Desde los Pirineos hasta el valle del Ebro, el románico también destaca con su impresionante arquitectura de piedra. Si eres amante del arte, puedes recorrer los orígenes de Francisco de Goya, el pintor más famoso de Aragón, y descubrir su legado en la tierra que lo vio nacer. Los castillos, tanto musulmanes como cristianos, y los monasterios que han perdurado durante siglos también esperan a los visitantes, junto con catedrales, colegiatas y santuarios que combinan arte y religión.

Aragón ofrece seis estaciones de esquí alpino, con un total de 395 kilómetros de pistas. Cuatro de ellas se encuentran en el Pirineo aragonés: Astún y Candanchú en el valle del Aragón, Formigal-Panticosa en el valle de Tena, y Cerler en el valle de Benasque. Las sierras de Teruel albergan dos estaciones invernales más: Javalambre y Valdelinares. Además, hay ocho espacios nórdicos donde puedes disfrutar del esquí de fondo, las raquetas de nieve o el cross-country en paisajes de ensueño. Siete están en los Pirineos: Llanos del Hospital (Benasque), Candanchú, Pineta (Bielsa), Balneario de Panticosa, OzaGabardito (valle de Hecho), Lizara (Aragüés del Puerto) y Linza (Ansó). En la Sierra de Albarracín (Teruel) se encuentra el espacio nórdico de La Muela de San Juan.
Aragón es un destino inmejorable para los amantes de la nieve, con actividades que van desde el montañismo invernal hasta el alpinismo más exigente, todo en un entorno natural y tranquilo, alejado del bullicio.
La gastronomía aragonesa es un festín para los sentidos, con productos que ostentan Denominaciones de Origen Protegida, como el Jamón de Teruel, el Aceite del Bajo Aragón o el Ternasco de Aragón. También podrás degustar delicias como la borraja, el azafrán de Aragón y la trufa negra, productos que alcanzan su máxima calidad en esta tierra. No olvides disfrutar de las tapas y los dulces típicos, y si tienes oportunidad, visita los restaurantes galardonados con estrellas Michelin para vivir una experiencia culinaria inolvidable.
Aragón también es un destino ideal para los amantes del vino. Sus seis denominaciones de origen protegida (Somontano, Calatayud, Cariñena, Campo de Borja, Aylés y Cava) ofrecen vinos excepcionales que puedes disfrutar a través de catas, degustaciones y visitas guiadas en las distintas Rutas del Vino, como Somontano, Cariñena, Calatayud y la Ruta de la Garnacha.



Las siete Reservas de la Biosfera de Asturias invitan a una increíble experiencia en la naturaleza. El Parque Nacional de los Picos de Europa fue el primer Parque Nacional de España, protegido desde 1918. En su corazón se alza el Picu Urriellu, un auténtico tótem para los escaladores, y se vierten los espectaculares Lagos de Covadonga.
El Parque Natural de Las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias albergan una fauna única, en la que destaca el oso pardo cantábrico y donde es posible
conocer la Reserva Natural Integral del Bosque de Muniellos y la Reserva Natural Parcial de Cueto de Arbas.
El Parque Natural de Somiedo, además de Reserva de la Biosfera, fue el primer Parque Natural de Asturias (1988). Sus brañas están salpicadas de teitos, las cabañas tradicionales de techumbre vegetal.
El Parque Natural Las UbiñasLa Mesa ostenta el macizo de Peña Ubiña y está repleto de monumentos naturales, como Cueva Huerta, o los puertos de Marabio, con su peculiar complejo kárstico.

El Parque Natural de Redes es el refugio de del oso al urogallo o el lobo. Su orografía combina con una espectacular belleza de montañas, valles y desfiladeros calizos, que se pueden descubrir en la senda del Alba o en Los Arrudos.
La Reserva de la Biosfera OscosEo es la mayor en extensión de todas las Reservas que existen en Asturias. El eje fluvial del río Eo es un espacio privilegiado para realizar actividades como la observación de aves.
El Parque Natural de Ponga mantiene unos trepidantes desfiladeros como los de Ponga o los Beyos e integra la Reserva Natural Parcial de Peloño.
El Patrimonio de la Humanidad en Asturias es uno de los grandes atractivos turísticos y culturales. La UNESCO ha catalogado algunos de los monumentos e hitos más destacados del Arte Prerrománico. También el nacimiento del Camino de Santiago, creado por el rey asturiano Alfonso II en el siglo IX, que se ha convertido en uno de los itinerarios culturales más importantes de la Humanidad. Otras piezas clave en el conjunto patrimonial que gozan de la declaración de la UNESCO son las cinco Cuevas Prehistóricas de Asturias: Tito Bustillo (Ribadesella), El Pindal (Ribededeva), Covaciella (Cabrales), Llonín (Peñamellera Alta), y La Peña (Candamo). Todas ellas contienen destacadas pinturas y grabados rupestres, y son fuente constante de investigación y descubrimientos.
Asturias cuenta con un amplio conjunto de museos y espacios culturales, suman más de 150, que representan una de las mejores y más didácticas maneras de conocer todo lo relativo a la prehistoria, historia y tradiciones que definen una forma y un estilo de vida.
Los diferentes Caminos de Santiago, las rutas de peregrinación a Covadonga, la ruta de las Reliquias o la Ruta Vía de la Plata son una muestra de la relevancia histórica de Asturias.
Además, la cultura en Asturias posee notables hitos patrimoniales de carácter espiritual y religioso, como el Real Sitio de Covadonga.

El senderismo es el mejor medio para admirar los increíbles paisajes. Asturias dispone de rutas al alcance de todas las formas físicas y los gustos. La red de carreteras regionales también permite combinar visitas y programar excursiones.
Otra opción es pedalear a través de las vías verdes señalizadas o recorrer alguno de los caminos que seguían los gigantescos dinosaurios, usando como pista sus icnitas labradas sobre la piedra.
El turismo de avistamiento es una experiencia inolvidable para integrarse en una ruta ornitológica, seguir el rastro del oso, vivir la naturaleza en excursiones de recogida de plantas que se usan en talleres de cocina, o recorrer las majadas de pastores y revivir la tradición pastoril.
La gastronomía asturiana es un exponente de filosofía de vida saludable, de conocimiento de la tradición y de afán innovador. La cocina no solo cuenta con una materia prima extraordinaria, sino con un talento y una vocación de mejora continua.
La sabiduría de los fogones de antaño está muy bien representada por el Club de las Guisanderas de Asturias. La creatividad aprovecha el conocimiento ancestral y la excepcional materia prima para generar nuevas tendencias.
Por lo que respecta a la materia prima: pescados, mariscos, frutas, frutos del bosque, verduras, hortalizas, legumbres, carnes, leche, miel, etc., poseen una calidad excepcional. Un plato omnipresente es la fabada, y una bebida, la sidra natural. Ambas delicias son productos que ocupan un puesto de honor en la gastronomía. De hecho, la fiesta gastronómica en torno a la sidra, la espicha, es uno de los festejos más populares de Asturias.


Oviedo
Su casco histórico –uno de los más interesantes de la península ibérica– conserva vestigios importantes del surgimiento del Reino de Asturias y del Camino de Santiago, del que sería el punto de partida del primer peregrino, el rey Alfonso II. En la actualidad Oviedo es una urbe moderna, con calles llenas de vida, buen ambiente y comerciales donde disfrutar de un tiempo de ocio inmejorable.
Es la única ciudad de Asturias que tiene un maravilloso estuario natural: el de su ría. Además, esta urbe de aire medieval en su parte más antigua, tiene uno de los cascos históricos mejor conservados del norte de España. Avilés es una ciudad de vanguardia, con el Centro Niemeyer como máximo exponente.

Ubicada en un enclave natural impresionante, es una ciudad que atesora un pasado de esplendor desde la época prerromana. Muy ambientada, especialmente en la primavera y verano, Gijón tiene magníficos paseos y preciosas zonas residenciales. Es además uno de los referentes culturales actuales con Laboral Ciudad de la Cultura.



De Oviedo a Covadonga: una ruta por la Asturias verde
Entre montañas que parecen respirar y valles donde el verde tiene mil matices, Asturias invita al viajero a internarse en su corazón. Esta no es una tierra que se conquiste con prisa: se recorre despacio, entre aldeas, caminos y el sonido constante del agua. Desde Oviedo, elegante y serena, hasta Covadonga, cuna espiritual de la región, el trayecto revela una Asturias íntima, rural y profundamente natural.
Oviedo, elegancia entre montañas
Situada en el centro de la región, Oviedo conserva el aire culto y tranquilo de una ciudad de piedra e historia. Su casco antiguo, perfectamente cuidado, respira arte y devoción: la Catedral de San Salvador acoge la Cámara Santa, joya del prerrománico y Patrimonio de la Humanidad. Las calles peatonales, salpicadas de esculturas y sidrerías discretas, marcan el tono pausado del inicio del viaje. Desde aquí parte el Camino Primitivo de Santiago, el más antiguo y uno de los más hermosos, que atraviesa la Asturias interior entre montes, bosques y aldeas.
A pocos kilómetros, la carretera se adentra en el valle de la sidra, una sucesión de pomaradas y prados que se extiende por los concejos de Nava, Bimenes y Sariego . En Nava, el Museo de la Sidra explica con mimo la historia y la cultura de esta bebida identitaria, mientras los llagares abren sus puertas al visitante para mostrar el proceso artesanal. Aquí la Asturias rural se siente viva: hórreos bien cuidados, olor a hierba húmeda y el ritmo tranquilo de la vida campesina.
Entre bosques húmedos y carreteras serpenteantes aparece Covadonga, santuario natural y espiritual. La Basílica neogótica, erguida sobre la montaña, y la Santa Cueva, donde reposa la Virgen, componen uno de los conjuntos más simbólicos del Principado. Más arriba, los Lagos de Covadonga —Enol y Ercina— reflejan el cielo y las cumbres en una postal que resume la esencia de la Asturias verde: naturaleza pura, silencio y belleza intacta.

El camino entre Oviedo y Covadonga es también una ruta de sabores. El queso de Cabrales , elaborado en cuevas naturales, es emblema del oriente; la fabada, plato de invierno y reunión, sigue siendo el corazón gastronómico de la región. En cada casa de comidas o mesón, la sidra acompaña al viajero con su chispa amable y su ritual compartido.
Este recorrido no busca el mar ni las playas: busca la otra Asturias, la de las aldeas escondidas, los prados infinitos y los caminos que huelen a tierra mojada. Desde la elegancia urbana de Oviedo hasta la espiritualidad de Covadonga, la ruta invita a descubrir un territorio que se mantiene fiel a sí mismo.


Siguiendo hacia el oriente, la ruta llega a Cangas de Onís, donde el paisaje se vuelve majestuoso. El puente romano sobre el Sella es símbolo del concejo y preludio del Parque Nacional de los Picos de Europa . Esta villa combina historia —fue la primera capital del Reino de Asturias— con un entorno natural de montaña ideal para el senderismo o el turismo activo. Los mercados dominicales, llenos de quesos, miel y artesanía, recuerdan que la tradición sigue viva.


Menorca destaca por su riqueza natural. Más de una cuarta parte de la isla está protegida como Reserva de la Biosfera, donde habitan especies autóctonas como el buitre negro, la tortuga mora y la lavanda marítima. Entre sus espacios naturales más destacados se encuentran el Parque Natural de s’Albufera des Grau, el Parque Natural de la Zona Norte y la Reserva Natural del Norte de Menorca junto a otras áreas de conservación que abarcan paisajes rurales con campos de cultivo y bosques de encinas, pinos y acebuches.
Menorca ofrece una variedad de rutas para explorar su naturaleza, desde terrenos rocosos hasta valles y costas con vistas espectaculares. Entre las rutas más populares está el Camí de Cavalls, un sendero histórico que circunda la isla, ofreciendo panorámicas de acantilados y calas. También es posible sumergirse en la vegetación del Parque Natural de S’Albufera des Grau, donde la biodiversidad es sorprendente.
La isla cuenta con varios reconocimientos por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Entre ellos, destacan los monumentos prehistóricos de la cultura talayótica, un legado de la Edad de Bronce en las Islas Baleares, como la Naveta des Tudons o el poblado prehistórico de Torre d’en Galmés. Además, Ciutadella, con su catedral gótica y su arquitectura señorial, es un testimonio de la época en que la isla fue gobernada por los británicos.
Ibiza es un tesoro natural, con ecosistemas que van desde acantilados y playas hasta bosques de pinos y humedales. El Parque Natural de Ses Salines destaca por sus paisajes y biodiversidad. Además, la Reserva Natural de Es Vedrà, Es Vedranell y los islotes de Poniente ofrecen vistas impresionantes y un entorno natural único.
Ibiza es perfecta para quienes buscan tranquilidad en la naturaleza. Desde las rutas que atraviesan bosques frondosos y valles, los senderistas pueden explorar las antiguas fortificaciones y torres de vigilancia que se encuentran en la cima de las montañas, disfrutar de las vistas panorámicas de la isla o descubrir las cuevas escondidas y los manantiales naturales.
La arquitectura de Ibiza, conocida como la “isla blanca”, es inconfundible. Dalt Vila, la fortaleza renacentista considerada la ciudadela mejor conservada del Mediterráneo, está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En su interior se encuentran la Catedral de Santa María y el Museo de Arte Contemporáneo, que refleja la explosión creativa de la isla desde los años 60.


La Serra de Tramuntana, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ofrece paisajes montañosos únicos, mientras que el Parque Natural de s’Albufera es un refugio para aves migratorias y fauna autóctona. En Mallorca, la naturaleza invita a desconectar y disfrutar de sus montañas, valles y humedales.
Con más de 1.000 kilómetros de rutas, Mallorca es ideal para los amantes del senderismo. El GR-221, o Ruta de la Pedra en Sec, recorre la espectacular Serra de Tramuntana, un paisaje montañoso que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Otras rutas, como la Artà-Lluc GR-222, conectan con las sierras de Llevant, ofreciendo una experiencia única entre paisajes montañosos y costeros.
Monumentos como la Catedral de Santa María (La Seu), el Castillo de Bellver, la Real Cartuja de Valldemossa, testigo de la estancia de Chopin y Sand, o la iglesia de Sant Francesc, en Palma, muestran la riqueza histórica de Mallorca. Además de ruinas talayóticas, que datan de la Edad del Bronce, la isla alberga una vibrante escena de arte contemporáneo, con eventos como La Nit de l’Art y espacios como Es Baluard en Palma.
El Parque Natural de Ses Salines, que se extiende entre Formentera e Ibiza, es uno de los paisajes más bellos y ricos en biodiversidad del Mediterráneo. Aves acuáticas y especies migratorias pueblan sus humedales, mientras que los bosques de pino y matorrales de interior albergan una gran variedad de fauna, como conejos, erizos y aves rapaces.
Formentera ofrece rutas con vistas panorámicas que atraviesan acantilados y bosques, como el camino costero de La Mola o el Parque Natural de Ses Salines. Los senderos también conducen a molinos de viento y torres defensivas, permitiendo a los visitantes descubrir la rica historia y cultura de la isla.
Formentera, la más pequeña de las Pitiusas, alberga un patrimonio único, como la torre de defensa de La Mola, construida para proteger la isla de los piratas, y vestigios arqueológicos como los monumentos megalíticos de Ca na Costa, que muestran su rica historia.


Más allá de las playas y el bullicio estival, las Islas Baleares esconden un alma rural y serena. Entre montañas, valles y campos de almendros, los pueblos de interior conservan la esencia mediterránea más auténtica. Un viaje por Mallorca, Menorca e Ibiza para descubrir la calma, la piedra y la tradición.
El alma de la Sierra y del llano Valldemossa, con sus calles empedradas y balcones floridos, parece suspendida en el tiempo. La Cartuja y el eco de Chopin evocan la historia romántica que marcó a este rincón de la Sierra de Tramuntana. Muy cerca, Deià enamora con su perfil de piedra dorada y su espíritu bohemio, refugio de artistas que hallaron aquí inspiración y sosiego. En el norte, Pollença mantiene su carácter de villa tradicional: plaza mayor viva, cafés bajo los soportales y la subida al Calvario, con vistas que justifican el esfuerzo. Hacia el interior, Alaró y Fornalutx destilan vida rural entre olivares centenarios; este último, con su trazado empedrado, figura entre los pueblos más bellos de España. En pleno corazón de la isla, Sineu conserva uno de los mercados más antiguos de Mallorca. Cada miércoles, los aromas de frutas, hierbas y embutidos llenan la plaza medieval, recordando que la autenticidad sigue viva en el interior.
Historia y naturaleza en equilibrio
La Menorca interior es un refugio de calma. En Es Mercadal, bajo la sombra del monte Toro, se mezclan los aromas de queso curado y pan artesanal. Desde su mirador se contempla toda la isla, un mosaico de campos verdes y muros de piedra seca.
En Ferreries, talleres de artesanía y pequeñas posadas conservan el ritmo pausado de la vida menorquina. Alaior, con su iglesia de Santa Eulalia y su arquitectura encalada, es un pequeño laberinto blanco que invita al paseo sin rumbo.
Raíces rurales y espíritu mediterráneo
Lejos del brillo cosmopolita, Ibiza revela su rostro más auténtico en el interior. Santa Agnès de Corona, rodeada de almendros y campos dorados, florece en invierno como un mar blanco. Sant Rafel, con su tradición ceramista, ofrece panorámicas sobre Eivissa y su bahía. En el extremo sur, Es Cubells se asoma al acantilado con su iglesia blanca y su silencio de ermita. Desde su mirador, el Mediterráneo se extiende infinito: es el punto donde la isla se detiene y la calma se convierte en paisaje.
• Mercado semanal de Sineu
• Puesta de sol desde el castillo de Alaró
• Museo Chopin en la Cartuja de Valldemossa
• Subir al monte Toro para contemplar el atardecer
• Probar el queso con Denominación de Origen Mahón-Menorca
• Descubrir los caminos rurales del Camí de Cavalls
• Ruta de los almendros en flor (enero-febrero)
• Talleres de cerámica en Sant Rafel
• Mirador y acantilados de Es Cubells

Islas Canarias
una ruta interior por las Islas Canarias

Lejos de las playas, el interior canario esconde un territorio de volcanes, pinares y pueblos que conservan la esencia más auténtica del archipiélago. Esta ruta temática propone adentrarse en su naturaleza a pie, en bicicleta o incluso en buggy, para descubrir otro ritmo de las islas.
El viaje puede comenzar en Vilaflor, el pueblo más alto de Tenerife, rodeado de bosques de pino canario y punto de partida de senderos que ascienden hacia el Parque Nacional del Teide. Allí, las coladas petrificadas y los conos volcánicos ofrecen un paisaje lunar que se puede recorrer caminando o en rutas de montaña señalizadas, con diferentes niveles de dificultad.
Desde la altura tinerfeña, el camino continúa hacia el corazón de Gran Canaria, donde el relieve accidentado invita al cicloturismo y al mountain bike entre miradores, valles y pueblos como Tejeda o Fataga, auténticos balcones naturales sobre el Atlántico. Para quienes buscan una experiencia diferente, las excursiones en buggy por el Parque Natural de Fataga permiten internarse por pistas volcánicas y barrancos, siempre bajo control ambiental.
La ruta culmina en La Palma, la “Isla Bonita”, con su célebre Ruta de los Volcanes a través del Parque Natural de Cumbre Vieja. Un recorrido emblemático, de cráter en cráter, donde el paisaje de lava y el aroma del pinar recuerdan la fuerza viva de la naturaleza canaria. Más allá del sol y la costa, esta travesía interior demuestra que en Canarias se puede caminar, pedalear o conducir entre volcanes… y descubrir, paso a paso, el latido más profundo de las islas.
El gran tesoro de La Gomera son sus bosques de laurisilva, una vegetación exuberante y verde que cubre el escarpado centro de la isla. Esta especie de bosque subtropical, abundante hace millones de años, hoy solo se encuentra en muy pocos lugares del mundo, siendo el Parque Nacional de Garajonay su mejor representación. La isla está llena de pintorescos caseríos y pueblos con arquitectura tradicional que reflejan su rica historia.

A pesar de su tamaño, El Hierro ofrece una sorprendente diversidad de paisajes. Uno de los más impresionantes es el Camino de Jinama, una antigua ruta de más de tres kilómetros con grandes desniveles, que recompensa a quienes lo recorren con vistas espectaculares. En las zonas más altas, los miradores ofrecen panorámicas impresionantes del valle de El Golfo y sus acantilados abruptos.

Recorrer La Graciosa en bicicleta es una de las mejores formas de descubrir sus paisajes volcánicos y rincones escondidos, ya que su llana orografía permite pedalear con facilidad. Las rutas están señalizadas y es fundamental respetarlas para preservar su frágil ecosistema, hogar de especies endémicas.



Tenerife
El Parque Nacional del Teide es el más visitado de Europa y no es para menos: alberga la majestuosa estructura volcánica del Teide, el pico más alto de España, que ha sido declarado Patrimonio Natural de la Humanidad. A su alrededor, se extiende el Parque Natural de Corona Forestal, un inmenso bosque de pinar canario que cubre valles y barrancos, donde los colores del verde de los pinos, el azul del cielo y el mar, y los tonos oscuros del volcán crean un espectáculo visual único.
Tenerife también guarda una rica historia en sus ciudades. San Cristóbal de La Laguna, una ciudad colonial sin murallas cuyo trazado original del siglo XV se mantiene prácticamente intacto, fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad. La Orotava, con su conjunto histórico-artístico, y el Puerto de la Cruz, famoso por su Jardín Botánico, también son paradas imprescindibles. No se puede olvidar Icod de los Vinos, con su emblemático drago milenario, ni Garachico, que aún conserva las huellas de la erupción volcánica de 1706. Finalmente, Santa Cruz de Tenerife, la capital, combina la vida moderna con un casco histórico lleno de encanto, marcado por sus emblemáticas calles y plazas.
Gran Canaria
En el corazón de la isla, destaca el imponente Roque Nublo, un monolito volcánico que domina un paisaje de belleza agreste. Desde su cima, se puede disfrutar de vistas impresionantes. En el Parque Natural de Tamadaba, uno de los bosques primitivos mejor conservados de la isla, conviven especies como el pinzón azul, exclusivo de Gran Canaria.
Pueblos como Tejeda, considerado uno de los más bonitos de España, o Santa Lucía de Tirajana, con su casco histórico, son perfectos para sumergirse en la esencia isleña. Al norte, Teror y Arucas destacan por su arquitectura típica y su rica historia, como la Basílica de Teror y la impresionante Iglesia Parroquial de San Juan Bautista en Arucas.
En Lanzarote los paisajes volcánicos despiertan emociones únicas. El Parque Nacional de Timanfaya, con sus Montañas del Fuego, es el máximo exponente del volcanismo en la isla, ofreciendo un paisaje árido y sobrecogedor, donde el silencio se convierte en protagonista. El paisaje de La Geria, cubierto por fragmentos de roca volcánica, es utilizado para el cultivo de la vid, creando un contraste visual sorprendente. El legado de César Manrique, artista universal y visionario, está presente en toda la isla. Su obra más destacada, los Jameos del Agua, es uno de los centros turísticos más visitados, donde arte y naturaleza se fusionan a la perfección.

Fuerteventura fue la primera isla del archipiélago en emerger del océano Atlántico hace millones de años. Debido a la ausencia de actividad volcánica reciente, la erosión ha moldeado el paisaje a su antojo.
Fuerteventura fue también la primera isla conquistada por los europeos. Una visita obligada es Betancuria que, fundada en 1404, fue la primera capital insular. Caminar por sus calles y conocer un patrimonio declarado Conjunto histórico inspira para recrear épocas pasadas.
Conocida como “La Isla Bonita”, La Palma destaca por su exuberante naturaleza, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Su diversidad de ecosistemas es el hogar de una flora y fauna únicas. La mejor manera de conocer la actividad volcánica de La Palma y descubrir la naturaleza del Parque Natural de Cumbre Vieja es a través de una ruta a pie que atraviesa el parque de norte a sur. Este sendero es conocido como “Ruta de los volcanes” y recorre todos los conos volcánicos importantes. Además, desde este sendero, no apto para vehículos, se puede disfrutar de unas vistas únicas de La Palma y de las islas más cercanas. El Parque Nacional de la Caldera de Taburiente es el mayor atractivo de la isla. Situado en el centro, este espacio natural es un verdadero tesoro geológico y biológico.





Con más de 5.000 km², Cantabria ofrece una impresionante variedad de paisajes. Si te apasiona la naturaleza, hay muchas opciones para disfrutarla al máximo. El Parque Nacional de los Picos de Europa abarca tres imponentes macizos montañosos con una biodiversidad que incluye más de 1.750 especies de flora y una variada fauna, entre ellas algunas en peligro de extinción a nivel regional y europeo.
El Parque Natural Los Collados del Asón es otro lugar destacado, donde la acción glaciar, la dinámica fluvial y los procesos kársticos han esculpido un relieve único.
El Parque Natural Saja-Besaya es ideal para realizar excursiones de media montaña. Dispone de zonas autorizadas para acampar y está rodeado de pintorescos pueblos que ofrecen servicios para los visitantes. Entre sus atractivos se encuentran los frondosos bosques de Cantabria, hogar de una rica fauna que incluye ciervos, corzos, jabalíes, lobos, rapaces e incluso, ocasionalmente, algún oso pardo. Bárcena Mayor, un conjunto históricoartístico dentro del parque, es una excelente muestra de la arquitectura montañesa tradicional.

La cocina cántabra está marcada por la riqueza del Cantábrico. A lo largo del año, el pescado cambia con las estaciones: en febrero, el verdel; en marzo, la anchoa o bocarte; en abril, la sardina; y en junio, el bonito, estrella de las parrillas y protagonista de guisos marineros como la marmita o sorroputún en San Vicente de la Barquera. Los peces de roca, como jargos, lubinas y rodaballos, están disponibles todo el año.
La región también destaca por su producción ganadera y agrícola. La carne de vacuno es famosa, y de las huertas provienen productos como los pimientos de Isla o los tomates de Trasmiera y Santander.
Cantabria celebra su gastronomía con eventos como la Gran Marmitada, la Feria de la Anchoa y la Conserva, en Santoña, o el Festival de la Nécora en Noja.


Cantabria es rica en patrimonio artístico y arquitectónico de diversas épocas. Desde vestigios megalíticos como los del Pico Las Nieves hasta los asentamientos romanos de Julióbriga y CamesaRebolledo. Entre sus joyas del arte prerrománico destaca el templo de Santa María de Lebeña, y en el campo de las iglesias rupestres, las de Campóo y Valderredible.
Además, la región cuenta con una importante colección de iglesias románicas, como la Colegiata de Santillana del Mar, la de Santa Cruz de Castañeda y la de San Pedro de Cervatos. Hay también una importante concentración en Valderredible, la cuenca del Besaya y la zona de Liébana. La Iglesia de Santa María de la Asunción, en Castro Urdiales, es la obra gótica más destacada de Cantabria.
En cuanto a la arquitectura civil, ofrece un rico legado de palacios y casonas que datan de los siglos XVI y XVII, como el Palacio de Los Acebedo en Hoznayo, el de Elsedo en Pámanes y el de Soñanes en Villacarriedo. También destacan los conjuntos históricos de Liérganes, Alceda, Cartes, Potes y, sobre todo, Santillana del Mar.
El siglo XIX dejó su huella en lugares como el Palacio de Sobrellano y la Universidad Pontificia en Comillas, así como en el Capricho de Gaudí, ejemplo del modernismo. En Santander, las residencias de veraneo dejaron como legado el Palacio Real de La Magdalena y el Casino de El Sardinero, símbolos de la ciudad.
La arquitectura contemporánea tiene como máximo exponente el Palacio de Festivales de Cantabria o el Palacio de Deportes, ambos en la ciudad de Santander.
Diez cuevas de Cantabria han sido declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO: Altamira, La Garma, Las Monedas, Chimeneas, La Pasiega, Chufín, Covalanas, El Pendo, Hornos de la Peña y El Castillo. La UNESCO, incluyó el bien Los Caminos de Santiago del Norte Peninsular que completan el llamado Camino Francés, Patrimonio de la Humanidad desde 1993. Además, En el caso de Cantabria, se reconoce la ruta lebaniega, que une el Camino con el Monasterio de Santo Toribio de Liébana.




En el corazón verde de Cantabria, lejos del bullicio costero, tres pueblos condensan la esencia más auténtica del norte: Liérganes, Carmona y Potes . En ellos perviven las tradiciones rurales, la arquitectura montañesa y una gastronomía que sabe a tierra, a valle y a historia.
Liérganes , a orillas del río Miera, es uno de los conjuntos históricos más bellos de la región. Sus casonas de piedra y su famoso puente mayor evocan un pasado señorial ligado al hierro y a las leyendas. Aquí, los dulces “sacristanes” —hojaldres dorados y crujientes— endulzan el paseo, mientras las fiestas de San Pantaleón llenan de música y romería las calles cada verano.
Más al sur, Carmona aparece como una joya escondida entre montañas, en el valle de Cabuérniga. Declarada Conjunto Histórico-Artístico, conserva la arquitectura popular cántabra en su forma más pura: balcones de madera, solanas floridas y el rumor del río Quiviesa al fondo. En sus alrededores se crían vacas tudancas, símbolo vivo de la ganadería tradicional, y se elaboran productos artesanos que aún conservan el sabor del origen.
Y en la comarca de Liébana, Potes se alza como capital de los valles interiores. Bajo la mirada de los Picos de Europa, sus calles empedradas conducen a la Torre del Infantado y a mesones donde humea el cocido lebaniego, plato contundente de garbanzos, berza y compango. Aquí, el visitante descubre que la montaña también tiene su propio ritmo y que cada bocado cuenta una historia.
Estos tres pueblos representan la Cantabria del interior, la que se saborea con calma, entre montes y tradiciones. Una tierra de valles, quesos y fiestas patronales donde el tiempo parece detenerse para recordarnos que el auténtico viaje no siempre conduce al mar, sino al corazón mismo de la montaña.




Castilla-La Mancha se distingue por su riqueza natural y paisajística. Es el destino ideal para el turismo activo, con actividades como senderismo, ciclismo, rutas a caballo o en vehículos todoterreno, barranquismo y espeleología. Además, ofrece cielos despejados que invitan a la observación astronómica.
La región cuenta con dos Parques Nacionales únicos, Cabañeros y las Tablas de Daimiel, cuyo cuidado y conservación demuestran un firme compromiso por proteger estos espacios naturales.
El Parque Nacional de Cabañeros, situado entre Toledo y Ciudad Real, es un ecosistema mediterráneo inigualable, con dehesas y pastizales donde crecen encinas, alcornoques y quejigos. Alberga especies como águilas imperiales, cigüeñas negras, buitres negros, ciervos, corzos y jabalíes. En otoño, el parque se llena de vida con la berrea, uno de los momentos más espectaculares del año.
Aguas arriba del río Guadiana se encuentran las Lagunas de Ruidera, un paraje turístico muy popular por sus aguas turquesas, ideales para el baño y la pesca. En este entorno se halla la Cueva de Montesinos, un lugar con resonancias quijotescas. Muy cerca, el Campo de Calatrava esconde manantiales termales y hervideros. Al sur, el Valle de Alcudia, antiguo refugio invernal para rebaños trashumantes, deslumbra por su paisaje salpicado de encinas y sus vestigios históricos, como la ciudad romana de Sisapo, cerca de La Bienvenida. A un paso de la Sierra Morena, esta zona destaca por sus balnearios y su riqueza cinegética.
Otro paraje natural notable es el de las Hoces del Cabriel, en Cuenca, donde el río ha esculpido un impresionante cañón de roca caliza que enmarca la belleza de la Sierra de los Cuchillos. Hoces y cañones similares se encuentran en La Manchuela, una comarca compartida por Albacete y Cuenca, con enclaves tan bellos como Alcalá del Júcar o Jorquera, destinos predilectos para el turismo rural.
Castilla-La Mancha es una tierra vinculada a la literatura, especialmente en La Mancha y La Alcarria. La inmensidad de La Mancha, cubierta de viñedos, está marcada por los icónicos molinos de viento que coronan sus colinas. Es una región de grandes pueblos que conservan su arquitectura popular, con casas encaladas y zócalos pintados de añil. Localidades como Alcázar de San Juan, Consuegra, El Toboso, Tomelloso, Campo de Criptana, Villarrobledo, Manzanares, Socuéllamos y San Clemente son ejemplos destacados.
Por su parte, La Alcarria es una región de parameras y valles fluviales de los ríos Tajo, Henares y Tajuña. En sus campos crecen encinas, sauces y chopos, junto con una abundante variedad de plantas aromáticas, esenciales para la producción de la famosa miel de la zona.

La gastronomía de Castilla-La Mancha es una celebración de los productos locales: aceite de oliva de los Montes de Toledo, berenjenas de Almagro, ajos morados de Las Pedroñeras, cebollas de Recas, cordero manchego, mazapán de Toledo, melón de La Mancha, carnes de caza, queso de oveja, renombradas legumbres, truchas del Alto Tajo, verduras y hortalizas de las vegas fluviales, y los vinos y licores de la región. No faltan tampoco las cervezas artesanales, tan en auge actualmente.
Con ingredientes de primera calidad, y aderezados con creatividad y buen gusto, la cocina manchega ofrece platos llenos de sabor. Desde las tapas más sencillas hasta los menús de los chefs con estrellas Michelin, la gastronomía local no deja indiferente. Disfruta de manjares como la perdiz en escabeche, atascaburras (también conocido como ajoarriero), gazpacho manchego, tiznao, pisto, morteruelo, sopa
de ajo, carcamusas, potajes, zarajos, chuletillas a la brasa, migas o asados. Y de postres tan deliciosos como la sopa de almendras, flores manchegas, melindres, miguelitos, bizcochá o alajú.
Castilla-La Mancha es el mayor viñedo del mundo. Su industria vitivinícola ha evolucionado para adaptarse a las demandas actuales, produciendo vinos de todos los estilos y precios. Estos vinos, reconocidos y premiados internacionalmente, son una experiencia para los sentidos. Y en esta tierra, el vino no solo se bebe, se vive. Muchas bodegas ofrecen la posibilidad de hospedarse entre viñedos, explorar sus salas de crianza, disfrutar de sus propiedades terapéuticas, participar en la vendimia, aprender sobre la cata o presenciar la magia de la fermentación y maceración.


Toledo y Cuenca son Patrimonio de la Humanidad, formando parte de un exclusivo grupo de ciudades con un valor cultural incomparable. Toledo, situada en una colina rodeada por el río Tajo, ha sido hogar de múltiples civilizaciones, lo que se refleja en sus más de cien monumentos. Entre ellos destacan la Catedral Primada, San Juan de los Reyes, las sinagogas de Santa María la Blanca y El Tránsito, los antiguos Hospitales de Tavera y Santa Cruz, la Mezquita del Cristo de la Luz, el Alcázar y las puertas de Bisagra, del Sol y del Cambrón, así como los puentes de Alcántara y San Martín.
Toledo es también la ciudad con mayor número de obras de El Greco. Además, su patrimonio oculto, como las termas romanas, baños árabes, aljibes medievales y cuevas subterráneas, ofrece una experiencia turística diferente.

Cuenca es famosa por sus Casas Colgadas, construcciones que desafían la gravedad al asomarse temerariamente sobre la Hoz del Huécar. También es conocida por sus museos, que destacan por la originalidad y valor didáctico. El Museo de Arte Abstracto, ubicado en las Casas Colgadas, es un referente desde hace más de 50 años, con obras de renombrados artistas españoles como parte de su colección. Además, la ciudad alberga las Fundaciones Antonio Pérez y Antonio Saura, que exhiben arte contemporáneo con una visión única.

Testigo de un pasado histórico, la provincia puede presumir de poseer dos de los pueblos más bonitos de España: Campo de Criptana, con los molinos de viento que desafió Don Quijote, y Almagro, con su aire teatral y el increíble corral de comedias.
Desde la llanura de Albacete capital a las escarpadas Sierras de Alcaraz y del Segura o los valles de los ríos Júcar y Cabriel, la gran riqueza cultural, histórica y paisajística sorprenden al viajero con una amplia oferta monumental y de ocio.

La provincia conserva un extraordinario tesoro artístico y monumental. Sigüenza, Pastrana, Brihuega, Cifuentes, Molina de Aragón, o Atienza alientan a un recorrido de gran calado patrimonial. Las sierras noroccidentales atesoran uno de los conjuntos más impresionantes de la arquitectura popular europea: la Arquitectura Negra.
ruta por los molinos de La Mancha
En lo alto del cerro Calderico, la localidad de Consuegra ofrece una de las estampas más reconocibles de la región manchega: molinos de viento alineados frente a la llanura, evocando la aventura de gigantes de Don Quijote de la Mancha. Los tradicionales molinos de viento de Consuegra se alzan sobre el conocido cerro Calderico, dominando el paisaje de la Mancha toledana. Actualmente se conservan doce ejemplares que antaño fueron trece. Muchos de ellos siguen conservando elementos de su maquinaria original. A su lado se encuentra el imponente Castillo de la Muela, un perfecto complemento para comprender la vinculación entre el paisaje, la historia defensiva y la molienda tradicional.

En la llamada “Sierra de los Molinos” y el “Cerro de la Paz”, Campo de Criptana se erige como un icono del paisaje cervantino y de los molinos de viento manchegos.
Este municipio conserva uno de los conjuntos más emblemáticos de molinos de viento en Castilla-La Mancha. Tres de ellos —los molinos Infante, Burleta y Sardinero— datan del siglo XVI y mantienen maquinaria original. Antiguamente se contabilizaron hasta 34 molinos en la zona, según el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752. Las visitas suelen hacerse de forma guiada, lo que permite adentrarse en la técnica tradicional de molienda eólica.





Desde lo alto de su sierra los molinos de Mota del Cuervo contemplan la vasta llanura manchega, otorgando al pueblo el apodo de “Balcón de La Mancha”.
En una pequeña elevación al pie del municipio de Mota del Cuervo se elevan siete molinos de viento restaurados, que miran hacia la inmensidad de la llanura manchega. Según algunos estudios, podrían haber existido hasta veintitrés molinos en esta zona en tiempos anteriores. Uno de los molinos más destacados es el Molino El Gigante, que permite ver de cerca la maquinaria y comprender el funcionamiento tradicional.
El cerro de San Antón, en Alcázar de San Juan, alberga cuatro molinos de viento que evocan la era de la molienda eólica y la tradición panadera manchega.
Aunque en otro tiempo llegaron a funcionar hasta diecinueve molinos sobre el cerro, hoy sobreviven cuatro molinos de viento que recuerdan esa actividad tradicional. Colocados estratégicamente sobre el cerro, son un punto de contemplación perfecto para observar el paisaje manchego y entender cómo el viento fue motor de vida.
Menos conocida que sus vecinas, Herencia guarda un conjunto de molinos de viento con nombres propios que narran la historia de un pueblo y su vínculo con el viento y la harina. En Herencia se conservan siete molinos de viento, situados en lo alto del término municipal, mientras que en 1807 se llegó a contabilizar hasta once. Los molinos llevan nombres como “El Ama”, “La Sobrina”, “Dulcinea”, “Maritornes”, “La Dueña Dolorida”, “La Duquesa” y “Teresa Panza”, lo que añade un carácter propio y evocador al paisaje. Esta construcción se impulsó allí por la escasez de agua y el menor coste de los molinos eólicos frente a los hidráulicos.


Con vestigios de la época romana y medieval, una judería bien conservada y una rica herencia arquitectónica que abarca desde el románico hasta el modernismo, Girona es una ciudad vibrante con una oferta cultural diversa. Destacan eventos únicos como Girona, Temps de Flors, y su gastronomía es reconocida mundialmente, gracias al talento de sus chefs y restauradores.
La historia de Bisbal d’Empordà está profundamente vinculada a la tradición cerámica, que se remonta al siglo XVI y se ha mantenido hasta la actualidad, evolucionando con los diferentes estilos artísticos. El núcleo antiguo de la ciudad alberga importantes monumentos, como el Castell Palau, y su entorno natural, caracterizado por los suaves relieves del Empordà, invita a descubrir sus secretos mejor guardados.
Barcelona
Barcelona atrae por los monumentos imprescindibles como la Sagrada Familia, el Park Güell, la Casa Batlló o la Pedrera. La ciudad es un foco de nuevas tendencias en el mundo de la cultura, la moda y la gastronomía. Combina la creatividad con el respeto y cuidado por los locales tradicionales de siempre. En ella, conviven el encanto y la pausa de su casco histórico. Su ubicación estratégica la convierten en un punto neurálgico desde el que desplazarse al interior.
Vic
Vic es una ciudad tranquila y acogedora que conserva un importante patrimonio histórico y artístico. Su casco antiguo de trazado medieval alberga joyas arquitectónicas de todas las épocas, como un templo romano del siglo I, el campanario románico de la catedral, su claustro gótico y las murallas medievales, junto con edificios barrocos y modernistas. El Museu Episcopal de Vic, de interés nacional, expone una excepcional colección de arte medieval.
Vilafranca del Penedès
Vilafranca del Penedès, fundada en el siglo XII como nexo entre las zonas cristianas y musulmanas, conserva su espíritu integrador. A partir del siglo XX, se consolidó como el epicentro de la región vitivinícola del Penedès, la más extensa de Cataluña y una de las mayores de la península ibérica, donde los viñedos son protagonistas y el vino, un producto para descubrir y disfrutar.


La ciudad se ha especializado en las recreaciones históricas que permiten revivir la época del Imperio romano. Es una de las ciudades con mayor densidad de yacimientos romanos visitables. Son un ejemplo de ello el anfiteatro romano, el circo, el pretorio, el teatro o el acueducto de Les Ferreres. La primavera es una oportunidad fantástica para conocerlos con la celebración del festival Tarraco Viva.
Reus, conocida por el espíritu emprendedor y la tradición comercial, fue en su momento la segunda ciudad de Cataluña y una referencia internacional. Su fama está ligada a la producción de aguardiente, lo que llevó al conocido lema “Reus, París y Londres”. En la actualidad, es considerada la capital mundial del vermut y su patrimonio modernista es visible en edificios como la Casa Navàs y el Instituto Pere Mata. Además, la Ruta Gaudí invita a conocer los orígenes del genial arquitecto.
Desde el siglo VI a.C., Lleida ha sido hogar de ilergetes, romanos, visigodos, judíos, árabes y cristianos. Esta mezcla de culturas ha contribuido a su crecimiento sostenible, y su posición geoestratégica la convierte en la puerta de acceso a Europa y en un enlace entre el Mediterráneo y la meseta. Su legado histórico, cultural y patrimonial, junto con su entorno natural, como el parque de La Mitjana o el del río Segre, la consagran como la capital de la Cataluña interior.
Este pintoresco pueblo de montaña, situado entre Vielha y Baqueira en el Valle de Arán, se encuentra a más de mil metros de altitud, en la confluencia de los ríos Valarties y Garona. Arties es el punto de partida ideal para explorar el Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y disfrutar de la belleza natural que lo rodea.


Cataluña alberga una asombrosa diversidad natural. En cuestión de horas, puedes trasladarte desde las montañas del Pirineo hasta el mar Mediterráneo y disfrutar de una amplia variedad de recursos ecoturísticos, disponibles en cualquier estación del año. Un 32% del territorio catalán está protegido, con un parque nacional, Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, 17 parques naturales y un total de 184 áreas protegidas. Además, Cataluña destaca por su geología, con paisajes que incluyen desfiladeros, cuevas, abruptas paredes rocosas, volcanes y deltas. El Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa es el mejor ejemplo de paisajes volcánicos en la península ibérica, con una cuarentena de conos volcánicos y más de 20 coladas de lava basáltica, entre los cuales se encuentra el Croscat, el volcán más grande y joven de la región.

Cataluña ofrece una amplia gama de actividades ecoturísticas, como presenciar la berrea de los ciervos en el Pirineo, practicar avistamiento de aves en el delta del Ebro, bucear en la Costa Brava, observar cetáceos en el Parque Natural del Cap de Creus, contemplar las estrellas en el Parque Astronómico del Montsec o pasear entre los volcanes de la Garrotxa.
La Val d’Aran, con sus majestuosos paisajes de bosques y claros, es ideal para la observación de fauna y flora. Zonas como Montgarri, Varradós o Artiga de Lin ofrecen ecosistemas únicos para disfrutar de la naturaleza.
Las 73 Zonas Especiales de Protección para las Aves (ZEPA) de Cataluña son verdaderos santuarios para los amantes de la ornitología. Además de albergar especies autóctonas, estas áreas reciben aves migratorias que anidan en la región en ciertos momentos del año. Entre los principales destinos destacan los Aiguamolls de l’Empordà, el delta del Llobregat y el delta del Ebro.


Gracias a su clima privilegiado, los visitantes pueden disfrutar de actividades al aire libre y del buen tiempo. El monte Hacho, con una altura de 204 metros y coronado por una fortaleza, ofrece un recorrido que permite admirar impresionantes vistas de la costa y sus espectaculares acantilados. Desde los miradores en su cima, se contempla el encuentro entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. El monte Anyera, con 349 metros, es la cima más alta de Ceuta. Durante el trayecto, además de las vistas costeras y los frondosos bosques, se pueden observar las fortalezas que se levantan a lo largo del camino.
La Ruta de los Fortines recorre algunos de los fuertes más importantes del siglo XIX, construidos para vigilar la frontera con Marruecos.
La gastronomía de Ceuta es rica y variada. El tapeo es uno de sus mayores atractivos, con tapas y pinchos de excelente calidad a precios accesibles. Dada su proximidad al mar, la ciudad ofrece una gran variedad de pescados y mariscos frescos, junto con los tradicionales salazones, bonitos y “volaores” secos al sol.
Por su cercanía a Marruecos, Ceuta también cuenta con una exquisita gastronomía árabe. Platos como los pinchitos morunos y los dulces tradicionales se pueden degustar en diversos rincones de la ciudad.


Ceuta alberga un valioso patrimonio arquitectónico.
La Casa de los Dragones, un edificio de estilo historicista de tres plantas, se construyó a finales del siglo XIX, recibiendo su nombre por las imponentes figuras de dragones que adornan su fachada. El edificio Trujillo, erigido en 1925, sigue la tendencia neobarroca tan popular en las principales avenidas españolas.
El Palacio de la Asamblea, conocido por los locales como el antiguo ayuntamiento, comenzó a construirse en 1914 y fue inaugurado por los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia en 1927. La Casa de los Púlpitos, edificada en 1934 en estilo funcionalista con elementos neoclásicos y barrocos, debe su nombre a la peculiar forma de sus balcones.
La Autoridad Portuaria, construida en 1929, es un claro ejemplo de la estética de la “máquina”, con una estructura que evoca la forma de un barco, incluyendo ojos de buey y chimeneas simuladas.
Ubicada dentro de las Murallas Reales, la Puerta Califal es un yacimiento arqueológico que fue la principal entrada a la medina islámica.
Este oasis en el corazón de la ciudad abarca más de 56.000 m², con lagos de agua salada, cascadas, saltos de agua y solariums rodeados de majestuosas palmeras.
Uno de los principales atractivos turísticos de Ceuta es el conjunto monumental de las Murallas Reales, declarado Bien de Interés Cultural. Además de su valor histórico, ofrece algunas de las mejores vistas de la ciudad, con atardeceres sobre el estrecho de Gibraltar y el norte de Marruecos.
Su origen se remonta a la época bizantina, cuando el emperador Justiniano I mandó erigir las primeras murallas para proteger la ciudad. En 1415, los portugueses reforzaron estas estructuras, transformando el foso seco dejado por los árabes en un foso navegable.


Alicante cuenta con un gran legado de las antiguas civilizaciones, como la ciudad íberoromana de Lucentum o la Illeta dels Banyets en el Campello. Además, se pueden realizar diferentes rutas turísticas para conocer los castillos del Vinalopó o el tesoro literario y artístico de Azorín y Miguel Hernández. Alicante posee grandes monumentos y esculturas como el Santuario de Santa María Magdalena de Novelda, la Dama de Elche o la única representación considerada Patrimonio de la Humanidad, el Misteri d’Elx.
La provincia de Valencia mantiene un gran programa cultural e histórico en fortalezas como el Castillo de Cullera y museos como el Centre del Carme Cultura Contemporánea o IVAM, el Institut Valencià d’Art Modern, otro grandioso edificio de aspecto futurista donde las artes escénicas son las auténticas protagonistas es Les Arts.
En Valencia hay un sinfín de actividades y rutas culturales. La Ruta del Grial propone conocer los diferentes municipios que tienen algún vínculo con el Santo Cáliz. Además, se puede conocer el Palacio de los Duques de Gandía, descubrir la huella que los romanos dejaron en Sagunto y transportarte hasta la época de los Borgia a través del casco histórico de Xàtiva.

El arte rupestre del Yacimiento de la Valltorta es el único museo dedicado exclusivamente a este arte. Además, se puede viajar a través de la historia en el Museo de Historia Militar de Castellón o conocer las obras de grandes artistas en el Museo de Bellas Artes. En Castelló de la Plana son increíbles sus fiestas de la Magdalena. Si buscas historia, leyendas y secretos, el Castillo del Papa Luna es perfecto para descubrir una Peñíscola diferente.



En las zonas del interior se puede recorrer el patrimonio natural y cultural, como la Canal de Navarrés, donde realizar diferentes rutas senderistas y contemplar paisajes inigualables. También la Tinença de Benifassà es un Parque con barrancos espectaculares.
Existen 22 parques naturales que abarcan un amplio abanico de posibilidades paisajísticas: islas, sierras litorales, piscinas naturales, humedales, barrancos y desfiladeros.
El Parque Natural de Sot de Chera, las Islas Columbretes o los Charcos de Quesa son espacios llenos de vida.
La mayor parte de los parajes naturales cuentan con senderos homologados de diferentes dificultades. Los amantes de las emociones fuertes pueden encontrar, en la Ruta de Vistabella del Maestrat a Vila-real, un sendero que los llevará desde lo más alto del Penyagolosa hasta casi la orilla del mar.
Hay lugares con mucha historia, como Forcall y Segorbe, donde sus tradiciones siguen más vivas que nunca. Hay maravillosas rutas guiadas por profesionales, talleres en plena naturaleza y actividades para toda la familia. Es un entorno ideal para practicar ecoturismo, disfrutar del astroturismo o de la observación de aves.
En Castellón están incluidos el conjunto del Arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica. Son abrigos y cuevas que contienen pinturas rupestres. En la provincia de Valencia, las Fallas de València y el Tribunal de las Aguas, que se celebra cada jueves en la Puerta de los Apóstoles de la Catedral de València, son muestras del alcance de las costumbres. En Algemesí, las Fiestas de la Mare de Déu de la Salut sorprenden con el espectáculo de danza, música y representaciones. En cuanto a los monumentos, la Lonja de la Seda de València con su increíble sala de columnas helicoidales es una visita obligada.
En la provincia de Alicante, en la ciudad de Elche, el Palmeral es un conjunto de huertos de palmeras de origen árabe y raíces prehistóricas que engloba más de 200 000 especies. El drama sacro del Misteri d’Elx y el Centro de Cultura Tradicional Museo Escolar de Pusol de Elche destaca por su labor de salvaguarda del patrimonio, la historia y las costumbres.
La Dieta Mediterránea también está reconocida a través de esta figura tan especial.
La gastronomía de la Comunitat Valenciana es un arte que equilibra tradición y cocina de vanguardia sin olvidar sus raíces, hundidas en la cocina mediterránea. Junto al arroz y las cocas existe un inmenso conjunto de tradiciones culinarias y grandes productos que, gracias al trabajo de excelentes profesionales, han convertido a la Comunitat Valenciana en un destino gastronómico de relevancia internacional.




Patrimonio Mundial desde 1986, posee el conjunto artístico y monumental mejor conservado de España y el tercero de Europa.
Fue un importante centro artístico de carácter noble y señorial en la Edad Media y el Renacimiento, donde el legado de las riquezas procedentes de América es visible en muchos de sus palacios. De la Norba Caesariana romana a la Cáceres renacentista, la villa fortificada de los almohades o la judería vieja, un recorrido por el centro histórico descubre plazas, arcos, torres, palacios, iglesias y conventos.
La agenda cultural cuenta con eventos como las fiestas de San Jorge, el Festival Womad y el Festival de Teatro Clásico, sin olvidar la Semana Santa, Fiesta Turística de Interés Internacional.
Un recorrido por la provincia es un paseo por la historia. En la Alcazaba se conserva la muralla de la época islámica. La ciudad mantiene en su casco histórico un buen número de las iglesias y conventos que se erigieron desde la Edad Media y han contribuido a un sólido patrimonio cultural.
Patrimonio Mundial desde 1993, el Real Monasterio de Guadalupe fue mandado construir en el siglo XIV por Alfonso XI de Castilla. Desde su fundación, se convirtió en uno de los principales centros de peregrinación de la Península Ibérica, al que acudía con frecuencia Isabel la Católica. Guadalupe se vincula también con Cristóbal Colón por las visitas que el navegante hizo a la villa antes y después del descubrimiento de América.
Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1993. Además del teatro romano que recibe cada verano el Festival de Teatro Clásico, permanece el puente de 792 metros que atraviesa el Guadiana, las termas de Alange, a unos 20 kilómetros de la ciudad, hoy integradas en un balneario con modernas instalaciones, y dos embalses, el de Proserpina y Cornalvo. La ciudad también ha abrazado la contemporaneidad con tres buenos ejemplos como el Museo Nacional de Arte Romano (MNAR), diseñado por Rafael Moneo, el puente Lusitania, obra de Santiago Calatrava, y el palacio de congresos, a orillas del Guadiana.
Fue el origen de la ciudad de Badajoz, morada de los reyes de la taifa y la defensa que convirtió a Badajoz en una plaza estratégica para controlar las fronteras a lo largo de la historia.
Si el emperador Carlos V quiso pasar sus últimos días en él es una garantía de admiración.
Un hermoso enclave para hacer senderismo y disfrutar de su piscina natural.


Extremadura cuenta con cuatro espacios naturales nombrados por la UNESCO. Tres de ellos, con la denominación de Reserva de la Biosfera: el Parque Nacional de Monfragüe, el Parque Natural Tajo Internacional y La Siberia. El Geoparque Mundial UNESCO Villuercas-Ibores-Jara ofrece un extraordinario patrimonio geológico.
El Parque Natural de Cornalvo alberga el embalse romano más antiguo, mejor conservado y en funcionamiento de toda Europa. Además de las numerosas reservas y monumentos naturales, paisajes protegidos, corredores ecológicos y de biodiversidad y zonas de especial protección para las aves. Entre todos ellos, destacan la impresionante Reserva Natural Garganta de los Infiernos, en el Valle del Jerte; el Monumento Natural de Los Barruecos, en Malpartida de Cáceres; y el Paisaje Protegido Monte Valcorchero, en Plasencia.
Una de las señas de identidad del patrimonio natural extremeño es la dehesa. Un bosque de encinas, alcornoques y otras especies que constituyen un verdadero paraíso ecológico con cerca de un millón de hectáreas de extensión, que representan uno de los ecosistemas mejor conservados de Europa.
Además, hay piscinas naturales y gargantas en paisajes de ensueño, dos banderas azules en la playa de Orellana y la playa de Cheles... Una región con más de cincuenta zonas de baño naturales y 1500 km de costa interior única en Europa occidental.
Extremadura ofrece un amplio abanico de posibilidades sobre turismo activo en distintas zonas de la región: disfrutar de las vías verdes, caminar por las rutas senderistas, descubrir el paisaje con BTT, sobrevolar en parapente las dehesas, realizar las actividades acuáticas en los pantanos o contemplar el atardecer en una de las innumerables rutas.
Su situación estratégica la convierte en un destino ornitológico de primer nivel, donde se pueden observar a lo largo de todo el año más de 340 especies distintas. Más del 75% del territorio extremeño está incluido en el inventario de Áreas importantes para las Aves de España.
Cuando llega la noche, Extremadura tiene un paisaje celeste único. La ausencia de contaminación lumínica, los días sin nubes y la buena accesibilidad, hacen de la región un paraíso para los aficionados al turismo starlight.
El sabor de la dehesa, la impronta cultural e histórica y el buen hacer de las tradiciones han conformado una cocina exquisita. El jamón ibérico, los quesos, aceites, miel, vinos y carnes componen un lienzo sin precedentes en la geografía española con doce denominaciones de origen y cinco indicaciones geográficas.






En el interior de Extremadura se despliega una naturaleza auténtica, llena de espacios donde el bosque mediterráneo, los ríos cristalinos, la dehesa y el silencio rural se entrelazan. Esta ruta conecta tres enclaves naturales de gran valor —el Parque Nacional de Monfragüe, el Parque Natural del Tajo Internacional y el Parque Natural de Cornalvo—, y acompaña la experiencia con la visita a pueblos de interior que nos permiten palpar la vida rural, el patrimonio y la tranquilidad de la Extremadura de interior.
Comenzamos la ruta en el Parque Nacional de Monfragüe , donde las gargantas del río Tajo y del Tiétar, los roquedos y las encinas conforman un paisaje espectacular. Aquí se erige el mirador del Salto del Gitano , testigo del vuelo de buitres negros y águilas imperiales, mientras el sendero entre alcornoques invita al paseo lento. Al mismo tiempo, en la orilla de este espacio, descubrimos un pequeño pueblo rural que merece la pausa, la localidad de Torrejón el Rubio. Este enclave se convierte en base ideal para dormir o tomar un café tranquilo antes de seguir adelante. Con apenas habitantes, en su término municipal se encuentra parte del parque y el Centro de Interpretación de la Dehesa que conecta naturaleza y tradición. Desde allí continuamos hacia el borde fronterizo con Portugal, al Parque Natural del Tajo Internacional , un territorio de abruptos relieves, hondonadas del río Tajo y bosques de ribera donde la fauna silvestre encuentra refugio. Este enclave, además de naturaleza, alberga pueblos de interior como la villa de Alcántara , con su puente romano sobre el Tajo y su ambiente de piedra y río, que ofrece la combinación perfecta de historia y paisaje. Finalmente, la ruta desemboca en el Parque Natural de Cornalvo , cerca de Mérida, un espacio donde la dehesa de encinas y alcornocales domina el horizonte, y donde la antigua presa romana aporta el toque humano-histórico al conjunto. Aquí, la localidad de Trujillanos (a solo unos kilómetros) o incluso la ciudad de Mérida sirven de puerta de entrada al parque. Pasear por sus senderos, observar las aves acuáticas en el embalse y disfrutar de la paz de la dehesa es la guinda perfecta para finalizar el viaje.
Este itinerario nos invita a cambiar el ritmo de la gran ciudad por el susurro de los árboles, el canto del río, la llamada del buitre en vuelo y la acogida en pequeños pueblos donde el tiempo parece fluir distinto. Al final del día, hospedarse en una casa rural, disfrutar de la gastronomía verata o extremadurense, y contemplar el cielo estrellado sin contaminación lumínica completan una experiencia de turismo de interior plena.


Para conocer la esencia de Galicia, debes visitar estos lugares: las Illas Cíes, los acantilados de Vixía Herbeira, la Muralla de Lugo, la Torre de Hércules, el Camino de Santiago y su capital, la Ribeira Sacra, el Ferrol de la Ilustración y el Cabo Fisterra o el Castro de Santa Trega.

Ciudad con un espléndido pasado romano, como lo demuestra la muralla Patrimonio de la Humanidad que la rodea, las Termas o el Puente Romano. Es inigualable la catedral y la Virgen de los Ojos Grandes, una preciosa talla medieval de piedra policromada. Para recuperar fuerzas, una tapa y un vino mencía en las concurridas tabernas del casco histórico.
No se debe abandonar la ciudad sin hacer algún tramo de la ruta que parte del Centro de Interpretación de la reserva de la Biosfera “Terras do Miño” y recorre unos 18 kilómetros por el margen izquierdo del Miño hasta la desembocadura del río Neira.

La meta de la Ruta Jacobea es impresionante. En la Praza do Obradoiro, la fascinante fachada de la catedral descubre sus tesoros ocultos. El vibrante casco hcaistórico, lleno de buen ambiente, invita a irse de tapas y de vinos por sus calles más emblemáticas. Los olores y sabores del Mercado de Abastos llevan a descubrir los encantadores espacios naturales que encierran las tierras gallegas.
Una de las experiencias más inolvidables que el visitante puede llevarse de Galicia, es la contemplación de un atardecer desde la Torre de Hércules. La plaza del Obelisco, en el centro de la ciudad; pasear por las calles Real y Rego de Auga, las más comerciales, que desembocan en la majestuosa plaza de María Pita, en la que se puede contemplar la hermosa Casa Consistorial de estilo modernista, son solo algunas joyas de esta ciudad que cuenta con uno de los paseos marítimos más impresionantes del litoral gallego.
Cabo Fisterra es un lugar de remota antigüedad donde muchos peregrinos dan por finalizado su viaje después de pasar por Santiago de Compostela. La legendaria Costa da Morte debe su nombre a los numerosos naufragios.
Es imprescindible por su historia naval, con el Castillo de San Felipe, las Fortalezas y en especial, el Arsenal. Construido en el siglo XVIII bajo los aires de la Ilustración, el Arsenal es un complejo de obras hidráulicas y edificios único en Europa, entre los que se incluye el Museo Naval, visita obligada y muy entretenida.

Pontevedra es una ciudad humana, pequeña, acogedora, encantadora y con muy buen ambiente. Su patrimonio esconde tesoros como la colección de orfebrería en oro del Museo de Pontevedra, única en Europa. Y otras joyas más: la Basílica de Santa María, las Ruínas de Santo Domingo y la Iglesia de San Bartolomé. Hay parques, alamedas, paseos por el río en plena ciudad y un centro histórico que después del de Santiago, es el más importante de Galicia
Es una ciudad que invita a pasear por el Casco Vello y tomar unas ostras en A Pedra, o un día de playa en Samil, o el Parque de Castrelos, con su pazo y sus jardines, o una excursión en barco al paraíso de las islas Cíes, o pasear por calles repletas de elegantes camelias.

Ourense es la ciudad del agua. Las aguas termales utilizadas por los romanos están por todo el trazado urbano y muchas son gratuitas, como las termas de A Chavasqueira al borde del río para disfrutar de un baño zen. Las aguas brotan también a 65 grados en pleno centro, en la fuente de As Burgas, que con el Santo Cristo y el Puente Romano, son los símbolos de la ciudad.



Rías Baixas, O Ribeiro, Ribeira Sacra, Valdeorras y Monterrei son las cinco denominaciones de origen que en la actualidad amparan algunos de los mejores caldos del mundo.
El Camino de Santiago es la ruta de peregrinación más antigua de Europa y Patrimonio de la Humanidad. A lo largo del peregrinaje, se encuentran pequeñas aldeas de montaña, pueblos cargados de historia y villas marineras. El recorrido invita a degustar la mejor gastronomía de Galicia acompañada de sus excelentes vinos, relajarse en las aguas termales o disfrutar de los increíbles parajes que regala la naturaleza.
Además de las seis reservas de la biosfera, las Fragas do Eume es el bosque atlántico costero mejor conservado de Europa. Las cifras de los espacios naturales dan una idea de la riqueza ecológica de Galicia. Enclavado en el Macizo Central ourensano, O Invernadeiro ocupa 6.000 hectáreas en las que no existen asentamientos humanos en la actualidad. La Serra da Enciña da Lastra es un paisaje mediterráneo en Galicia. El Parque natural Baixa LimiaSerra do Xurés y el Parque Nacional de Peneda-Gerês se unen en los límites entre Portugal y Galicia, formando un espacio transfronterizo único. Declarado Parque Natural en 1979, el primero de Galicia, el Monte Aloia destaca por los 629 metros de altitud del Alto de San Xiao. Con unas dimensiones espectaculares, la duna móvil, que se encuentra detrás de la playa de A Ladeira, es el gran protagonista del Complexo dunar de Corrubedo e lagoas de Carregal e Vixán.
El Parque Nacional de las Islas Atlánticas incluye Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada. Como dijo el periódico The Guardian : “es un archipiélago de aguas lo bastante turquesa y arena suficientemente blanca para evocar playas caribeñas…”.
La cocina gallega es fruto de labores ancestrales y creatividad. Ambas cualidades se acompañan con productos extraordinarios donde reina el marisco, aunque cualquiera de los guisos de pescado resultan insuperables. En el interior, el pulpo, las empanadas, el cocido y el lacón con grelos son los amos.


La Rioja es la región más pequeña de España, pero en su territorio esconde paisajes y rincones de belleza inabarcable. Parajes de viñedos, alpinos, que coronan las sierras nevadas en invierno y de secano que inspiran territorios lunares. Entre esta diversidad hay un protagonista: el agua. Siete ríos nacen en la región y la decoran con diversos paisajes.
Alojarte en una casa rural, en un entorno natural único y disfrutar de una noche estrellada en la reserva starlight son algunas de las experiencias que se pueden disfrutar en La Rioja.
El conjunto de humedales del Urbión es un ecosistema
de alta montaña que ha permanecido durante miles de años aislado en plena región mediterránea. A los pies del Urbión, los fenómenos glaciares han dibujado un impactante conjunto de diez lagunas.
La Sierra de Cebollera es un enclave geológico privilegiado dentro del Sistema Ibérico por las formaciones glaciares, los “hoyos”, desarrolladas en altitudes superiores a los 2.000 metros.
La Reserva de la Biosfera de La Rioja es una zona de montaña ibérica mediterránea. Se encuentra poblada por ecosistemas mediterráneos de gran interés como matorrales, encinares, bosques de roble melojo, quejigares y hayedos.
Entre los siglos XI y XIII, La Rioja formó parte del reino de Navarra y después de Castilla. Los monarcas favorecieron la difusión del Arte Románico a través de numerosas construcciones: monasterios, iglesias, ermitas... En el Monasterio de San Millán de la Cogolla de Suso se encuentran los primeros testimonios románicos en la ampliación que sufrió el templo mozárabe. Los Monasterios de Yuso y Suso son Patrimonio de la Humanidad y están situados en el pueblo de San Millán de la Cogolla, en el valle del río Cárdenas. El mayor ejemplo de arquitectura románica en La Rioja está en el trazado de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada.

La Rioja está poblada de ríos que riegan sus ricas huertas y ofrecen los mejores ingredientes para sus platos de verduras, desde las alcachofas, el cardo, la borraja, hasta la combinación magistral de todas ellas en una excepcional menestra.
Los verdes pastos de las colinas del sur de la región acogen un ganado de mucha calidad que permite disfrutar de una excelente carne de ternera camerana o el placer único que representan unas chuletillas de cordero asadas con los sarmientos secos que se podan de las vides riojanas. A pesar de ser una región de interior, los pescados también se tratan con mimo en La Rioja, especialmente el bacalao.
Esta gastronomía sencilla, deliciosa y basada en los productos locales, puede disfrutarse en los restaurantes riojanos, desde gustosos menús del día a elaborados platos de autor renombrados con estrellas Michelín; pero también de la forma más típica: yendo de pinchos por las zonas más famosas de cada localidad riojana.
Imposible visitar La Rioja sin vivir de cerca la cultura enológica. Hay múltiples actividades como catas de vino, talleres, visitas a las bodegas que acercan a una artesanía ancestral y cultural.


Logroño, capital de La Rioja, es una ciudad rica en historia y tradiciones que se conservan desde la Edad Media. El Camino de Santiago la convirtió en una de las poblaciones más importantes de la ruta, dejando un interesante conjunto monumental vinculado al paso de peregrinos.
Se encuentra en un promontorio sobre la fértil vega del Cidacos y dedica su actividad a canalizar los excelentes productos de las huertas de la comarca. En el centro histórico de Calahorra quedan vestigios de su pasado esplendoroso, como la catedral, de alzado gótico tardío.
Desde que el río Ebro serpentea sus aguas por la meseta norte, la tierra de La Rioja ha sabido conjugar el arte del vino con la calma del paisaje. Este territorio —que cobija a la venerada
Denominación de Origen
Calificada Rioja (DOCa Rioja) y su herencia vitivinícola— alberga un enoturismo que no se reduce a catar copas, sino a detenerse y respirar lentamente entre cepas, barricas y colinas.
La experiencia arranca en los viñedos que se extienden al norte de la sierra de la Demanda, flanqueados al oeste por la sierra de Cantabria y al sur por los Obarenes. En esas laderas germinan las cepas de tempranillo, garnacha, graciano y mazuelo que dan alma al vino de Rioja. Al recorrer la carretera que une pueblos como Haro, Laguardia, Elciego o San Vicente de la Sonsierra, aparece una sucesión de horizontes dorados, bordes de bosque y barrancos que bien podrían haberse detenido en el tiempo.
Pasear por los viñedos a primera hora del día, cuando la niebla aún acaricia las hojas y todo
permanece en silencio, es abrazar la raíz de la cultura del vino. Porque aquí, el paisaje es cultivo y el vino es paisaje. Luego, cuando las bodegas abren sus puertas al visitante, aparece la otra cara del enoturismo: las salas de barricas, los calados subterráneos, los aromas a madera y uva fermentada, y la estimulante combinación de diseño arquitectónico y tradición vinícola. Por ejemplo, la web oficial de turismo de La Rioja destaca que los visitantes pueden “disfrutar de un menú maridado, cada plato con su vino”, así como tratamientos de vinoterapia.
Y es que el turismo del vino en La Rioja ya no es solo una visita a la bodega, es un recorrido que abarca la gastronomía, el entorno natural, la cultura y el reposo. Así, entre copa y copa, es fácil encadenar un paseo por el viñedo, una excursión ligera por bosque o valle cercano , y una cata en un calado histórico. La región pone en valor esa combinación de vino y terruño: “ruta de enoturismo en Rioja para disfrutar del vino, bodegas,
paisajes y pueblos muy vinculados a la cultura del vino”.
Quizás uno de los momentos más mágicos para visitar sea durante el otoño: los viñedos se tiñen de ocres, dorados y rojos, y el aire se vuelve más fresco, más reflexivo, invitando a dejarse llevar sin prisa. Un artículo de EL PAÍS deja claro que “Rioja y otoño, un maridaje insuperable”.
Y mientras la experiencia principal gira en torno al vino, bien merece mirar al exterior: los cielos abiertos de La Rioja, los montes que la protegen, los ríos que recorren sus valles… todo contribuye a que el enoturismo tenga un componente de naturaleza tan relevante como el de la copa en la mano. Cuando caminas entre los surcos, escuchas el rumor del viento, observas la vid en su evolución, estás de veras viviendo el terroir con mayúscula.
Por eso, si tienes pensado dejarte seducir por esta tierra, hazlo sin prisa. Detente en un pueblo, levanta la mirada, toma un respiro, y luego entra en la bodega. Y cuando estés ahí, ríndete a la combinación perfecta: paisaje, vino, y cultura.



de Madrid

En la capital, el Paseo del Prado, el parque del Retiro y el señorial barrio de Los Jerónimos son la máxima expresión de la riqueza patrimonial declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO. El Retiro es el actual pulmón de Madrid. Conserva su esencia de parque urbano real, con más de 15 000 árboles, junto a la historia. De hecho, el árbol más antiguo de Madrid aún se erige en el parque.

San Lorenzo de El Escorial
Calificado como la octava maravilla del Mundo ya en el siglo XVIII, el Monasterio y Sitio de San Lorenzo de El Escorial, reconocidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad desde 1984, es el monumento que mejor resume las aspiraciones ideológicas y culturales del “Siglo de Oro” español. Fue impulsado por Felipe II en 1563.
Madrid tiene lugares icónicos. El Palacio Real; la Plaza Mayor con su estupendo ambiente; la famosa plaza de la Puerta del Sol, centro neurálgico de la ciudad, con el reloj que da las campanadas para marcar el comienzo del año y la estatua de El Oso y el Madroño y el Kilómetro Cero, la Puerta de Alcalá, uno de los monumentos emblemáticos de la ciudad o el Madrid de los Austrias.

Declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1998, la ciudad natal de Cervantes es un lugar ideal para pasear, recorrer sus calles y plazas, visitar sus museos y monumentos, comer en alguno de sus restaurantes, tomar un café o un vino al atardecer en alguna de sus terrazas y llevarse de recuerdo algún dulce típico.

A orillas del río Tajo, Aranjuez invita a largos paseos con paradas culturales, artísticas y gastronómicas. El Paisaje Cultural de Aranjuez, Patrimonio Mundial por la UNESCO desde 2001, es el resultado de la combinación de obras paisajísticas, arquitectónicas y artísticas de varios períodos de la historia de España, fundamentalmente del siglo XVIII.
A los pies de la Sierra de Ayllón se encuentra el Hayedo de Montejo, una antigua dehesa de hayas, robles albares y rebollos que fue declarado por la UNESCO Patrimonio Mundial. La diversidad paisajística y ecológica de este espacio lo han convertido en un auténtico laboratorio natural capaz de anticipar los efectos del cambio climático.


Desde el año 2013, Madrid posee su primer Parque Nacional en la Sierra de Guadarrama. El Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, donde se puede disfrutar de la Pedriza, es una zona de especial interés geológico y una zona de protección de aves (ZEPA) en el Soto de Viñuelas.
El Refugio de fauna Laguna de San Juan, situado dentro del municipio de Chinchón, alberga humedales con una gran importancia ecológica. Tanto al amanecer como al atardecer, se pueden contemplar un gran número de aves acuáticas. En esta región también está el Parque regional en torno a los ejes de los cursos bajos de los ríos Manzanares y Jarama (Parque del Sureste) en una zona con gran valor ecológico, paleontológico y arqueológico. El término municipal de Ciempozuelos coincide, en buena parte, con la Zona Especial de Conservación (ZEC) “Vegas, Cuestas y Páramos del Sureste de Madrid”. En la Reserva natural El Regajal-Mar de Ontígola habitan algunas de las especies de mariposas más singulares del mundo. En el Parque regional del curso medio del río Guadarrama y su entorno se pueden disfrutar deportes náuticos en el embalse de Valmayor. En Guadarrama existe un lugar que funde literatura y naturaleza: el monumento natural de interés nacional de La Peña del Arcipreste de Hita, un espacio protegido que conmemora los seis siglos del “Libro del Buen Amor”.
Argüelles-Moncloa es la zona juvenil por excelencia. En Alonso Martínez también se concentra a primera hora el público juvenil. A pocos metros se encuentra el barrio de Chueca, un área cosmopolita que se ha convertido en un referente LGBT. Malasaña es líder en tendencias de ritmos alternativos y reminiscencias de la movida madrileña. Hasta Huertas se acercan numerosos turistas para disfrutar de las propuestas del pop , rock y la música indie . Al cruzar la Plaza Santa Ana, el flamenco se convierte en el protagonista con diferentes tablaos.
Próximo a la Plaza Mayor y a la Puerta del Sol se encuentra el castizo barrio de La Latina. La zona financiera de Azca y el paseo de la Castellana es un lugar de encuentro tras la jornada laboral y el barrio de Salamanca cuenta con ambientes más exclusivos y ritmos comerciales del pop y del house
La Comunidad de Madrid invita a planes infinitos entre algunos de los mejores museos del mundo: Museo del Prado, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Museo Thyssen y otros menos conocidos como el Museo Lázaro Galdiano o el Museo Cerralbo.
Mantiene más de 150 espacios teatrales, siendo referente a nivel nacional con lugares como el Teatro Real o el Corral de Comedias. También los mejores musicales están en Madrid. Hay galerías y salas de exposiciones como el Caixa Forum, Matadero, la Casa Encendida o el Círculo de Bellas Artes.


una ruta literaria por la C.de Madrid
Adéntrese en un viaje que entrelaza historia, patrimonio y literatura en los rincones interiores de la Comunidad de Madrid. Desde la cuna de un genio de las letras hasta villas arquitectónicas de la Ilustración y enclaves renacentistas que evocan el Siglo de Oro, esta ruta propone descubrir cómo el pasado cultural de la región se hace tangible en piedra, calles y palabras. Un recorrido lineal que invita a un viaje tranquilo, a tomar pausas para leer entre muros y a reflexionar sobre la huella duradera de las ideas y las formas.
La ruta arranca en esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad, reconocida por la UNESCO en 1998. Mediadora entre lo medieval y el Renacimiento, Alcalá de Henares acoge la Casa Natal de Miguel de Cervantes, figuras universitarias y literarias del Siglo de Oro como Lope de Vega, Calderón de la Barca o Francisco de Quevedo. Pasear por su Calle Mayor, las antiguas facultades de la Universidad de Alcalá y el Corral de Comedias es sumergirse en un ambiente en que las letras y la piedra comparten escenario. Este primer tramo prepara el ánimo del viajero para leer la región con atención: aquí nació lo que sería signo de una literatura universal.

La ruta concluye en este símbolo del Renacimiento español, con el impresionante Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984. Este coloso monumental —monasterio, palacio, biblioteca, panteón— encarna la síntesis de poder, fe y arte de una época que también dio grandes libros y escritores. Aquí el viajero experimenta la lectura de la geografía y del patrimonio con mayúsculas: culminación del viaje entre letras y piedra, donde cada muro cuenta su propia crónica.


En apenas una hora desde la capital, este pueblo del sureste madrileño despliega una de las Plazas Mayores más icónicas de España, declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1974.
A su alrededor, calles empedradas conducen a rincones donde la tradición se deja leer, donde el teatro y la comedia convivían desde antiguo en el “corral” que albergó representaciones. Visitar Chinchón es también invitar al lector-viajero a detenerse, sentarse en un banco de su plaza y escuchar el murmullo de la historia: la poesía de la piedra cotidiana.
Continuando hacia el sureste, llegamos a Colmenar de Oreja, villa declarada Bien de Interés Cultural por su conjunto urbano y arquitectónico. Aquí la piedra caliza se convirtió en materia de vivienda, iglesia, teatro y museo. El viajero descubre que el patrimonio también habla: el Museo Ulpiano Checa, el Teatro Diéguez o la Iglesia de Santa María la Mayor ofrecen pistas de la narrativa local. Esta escala actúa como puente entre lo industrial‐ilustrado y lo monumental: una pausa para aprehender que la historia literaria puede seguirse también en las plazas y fachadas de un pequeño municipio.


Nuevo Baztán
Desde la “ciudad del saber” madrileña, la ruta se dirige hacia el sureste hasta Nuevo Baztán, un ejemplo magnífico del urbanismo ilustrado en la Comunidad de Madrid. Fundado a comienzos del siglo XVIII por Juan de Goyeneche y proyectado por el arquitecto José Benito de Churriguera entre 1709 y 1713. Este conjunto histórico-industrial conjuga la fábrica de vidrio, el palacio-iglesia y la retícula urbana, proponiendo al viajero una lectura de las ideas modernas aplicadas al territorio: la Ilustración hecha villa. En sus calles se percibe que la librería de una nación también se construye en piedra.



Resulta muy pintoresco el paseo por la calle San Miguel hasta la Plaza de la Parada, donde se contemplan unos viejos cañones apuntando al Mediterráneo.
Dentro de la fortaleza se encuentra uno de los lugares más singulares de Melilla: las cuevas del Conventico, construidas en el siglo XVIII para dar cobijo a la población en momentos de peligro. Al lado del faro está el Museo Militar desde el que se pueden tomar unas excelentes fotografías de la bahía. La Puerta de Santiago es el revellín que en 1549 realizó el ingeniero Miguel de Perea, con sus torreones y el puente sobre el foso. Resulta muy significativa la capilla de Santiago, uno de los muy escasos ejemplos de arquitectura gótica en el continente africano. En un lateral, hay una cancela que conduce a las galerías subterráneas de la ciudad, que suman casi cinco kilómetros de recorrido.

Melilla la Vieja es conocida como “el pueblo”, un recinto defensivo que comenzó a construirse en el siglo XV sobre los antiguos asentamientos fenicios y romanos. De su talla antigua conserva el laberíntico entramado de calles que esconde los rincones más pintorescos de la ciudad.
El Caminante es uno de los cañones más populares de España. En 1862 lanzó un proyectil que cayó a tres kilómetros al suroeste y sirvió para establecer el límite de Melilla. Es imprescindible también la visita al Fuerte de la Victoria, construido en 1735 como baluarte triangular. Otra de las mejores formas de conocer la ciudad es visitando los Museos de Arqueología, Historia y Etnografía, ubicados dentro del recinto amurallado, en las dependencias de los antiguos almacenes de las Peñuelas construidos en 1781.

La gastronomía melillense fusiona la influencia judía, musulmana, hindú y cristiana. Los seductores platos huelen a especias y mestizaje cultural. El rape a la rusadir es el máximo exponente de los pescados mientras el cuscús se suele servir con pescados frescos y aderezado con especias marroquíes.
Entre los dulces, el msemen, un pan blanco plano de origen marroquí; las flores, el legado de la cultura judía, y los briwat, pequeños pasteles de almendras, canela y azúcar.
En Melilla no se aplican aranceles ni IVA por lo que el precio es una ventaja. La zona comercial por excelencia es el “Triángulo de Oro” donde abundan las tiendas de musulmanes, hebreos e hindúes en las que se puede adquirir artesanía en cuero, tapices, cerámicas, relojes y complementos. Existe una amplia lista de tiendas de regalo y textiles con grandes firmas de moda, boutiques, complementos y zapaterías.
A lo largo de las calles se extienden centenares de construcciones que convierten a Melilla en el principal foco modernista del continente africano y el segundo de España después de Barcelona. La urbe modernista comenzó a construirse a principios del siglo XX de la mano del arquitecto Enrique Nieto, un discípulo de Gaudí. El paseo por la ruta modernista puede iniciarse en la Plaza de España, con el Palacio de la Asamblea. Esta portentosa plaza es el centro de la ciudad y mantiene un vibrante dinamismo que irradia hacia las calles adyacentes. Muy cerca se encuentran el Casino Militar y el Banco de España, dos edificios emblemáticos. Merece la pena seguir los pasos entre las calles que forman el Barrio de Reina Victoria (hoy Héroes de España) conocido como el “Triángulo de Oro”.
Otro prodigio modernista es el edificio de la Reconquista que ostenta dos cúpulas escamosas similares a las que Gaudí desarrolló en Barcelona. De Enric Nieto son también la sinagoga Yamín Benarroch, la mezquita central, la Casa Tortosa, el edificio de la Cámara de Comercio y el Telegrama del Rif, sede de uno de los diarios más influyentes de Melilla a principios del siglo XX.


Situada en un enclave privilegiado, aún conserva restos de la muralla árabe y numerosos hallazgos arqueológicos. De la antigua ciudad cristiana, sus arterias principales, la Platería y la Trapería, son testigos de la intensa actividad comercial. La capital posee un animado ambiente, con bares y rutas de tapeo en las que disfrutar del encanto de la huerta murciana.
Una ciudad con más de 2.500 años de historia y un ambiente de lo más dinámico, con el Teatro Romano, como máximo exponente del insigne pasado.
Lorca es historia, patrimonio y tradición envuelta en una gran diversidad de paisajes desde las Tierras Altas del norte, el fértil valle del Guadalentín y la tranquila costa virgen de Calnegre, declarada Parque Regional.

Huertas serpenteantes, río y un encanto por la cultura morisca son los ingredientes que convierten a este valle en una auténtica maravilla.
Bullas gira en torno al vino. Es un maridaje perfecto entre la cultura de la vid, la historia y una naturaleza verde y montañosa.
Bañada por cuatro ríos y dos pantanos, Calasparra posee unos paisajes naturales impresionantes. Pinturas rupestres, yacimientos arqueológicos, cultura, deportes de naturaleza y uno de los mejores arroces del mundo completan la visita.
Está considerada una de las cinco ciudades santas del mundo y meta para peregrinos y viajeros que buscan un destino de inspiración.


Pobladores prehistóricos, íberos, romanos, visigodos, árabes y cristianos eligieron estos paisajes para dejar un legado imprescindible.
Cieza es una encrucijada de caminos que alberga un rico legado histórico y hermosos paisajes y tradiciones.
Llamada la Bella por los árabes, es famosa por sus vinos con Denominación de Origen, su gastronomía, sus jardines y su legado íbero, romano y medieval.
La villa es una antigua encomienda de los caballeros de la Orden de Santiago. La silueta de su castillo predomina en un paisaje de callejuelas intactas desde tiempos ancestrales.
Mula funde su estructura árabe con caserones nobiliarios, un castillo, palacios y monumentos cuyo origen se remonta a la época del Marqués de los Vélez.
Es un destino rural, cultural y de naturaleza en los que conviene detenerse.
Uno de los principales núcleos turísticos de la Costa Cálida. Situado entre el Mar Menor y el Mediterráneo, es famoso por su tradición pesquera, los lodos curativos y las salinas y arenales.
Una perfecta combinación de entorno natural y patrimonio en el que confluye tradición, cultura e historia.

La región de Murcia cuenta con 23 espacios naturales protegidos, incluidos 7 parques regionales, 1 reserva natural, 7 paisajes protegidos, 5 monumentos naturales y 4 rincones de interés. Un mundo natural que regala paisajes increíbles en entornos deslumbrantes.
Que llamen a Murcia “la huerta de Europa” tiene su por qué. El tomate, la lechuga, el pimiento, el brócoli y la calabaza totanera son auténticas estrellas. Le siguen el aceite, frutas, hortalizas, arroces, cereales… auténticos protagonistas de la mesa murciana. El Arroz de Calasparra es el primero que consiguió la Denominación de Origen.
La Imperial de Lorca es un embutido de cerdo, parecido al “espetec”, que luce junto al extraordinario jamón serrano. La pera de Jumilla con Denominación de Origen, cocinada con vino o en conserva, resalta por su excelente sabor. Otros productos con Denominación de Origen: el Pimentón de Murcia, que da color y sabor a cualquier plato y el queso de Murcia, destacan por su personalidad. Los vinos con Denominación de Origen: Vinos de Bullas, Vinos de Jumilla, Vinos de Yecla o los de la tierra, que son vinos excelentes también, invitan al enoturismo en una tierra fértil y generosa.

El casco antiguo de Pamplona conserva su trazado medieval. El Ayuntamiento está prácticamente en el centro junto a las iglesias góticas, el Museo de Navarra, el Palacio Real, el Centro de Interpretación del Camino de Santiago-Ultreia o el Mercado de Santo Domingo. Imposible abstraerse de San Fermín, las fiestas más concurridas del calendario nacional.


Camino de Santiago
Por Navarra pasan hasta cinco caminos diferentes del Camino de Santiago: dos ramales del Camino Francés, el Camino del Baztan, el Camino del Ebro y el Camino de Sakana. A lo largo de su rico recorrido se puede ver arte medieval, antiguos monasterios y pequeñas iglesias románicas.
Roncesvalles
Rodeando la colegiata, se pueden contemplar los suaves montes del Pirineo como Lindux, Ortzanzurieta o el Alto de Ibañeta. Para los amantes del senderismo, nada mejor que pasear por los bosques de robles y hayas.
Bardenas Reales
Es un Parque Natural declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Sus formas geológicas confieren un paisaje extraterrestre.
Esta pequeña ciudad posee un casco histórico de película. Las calles medievales se entrelazan entre casonas solariegas, murallas romanas, arcadas góticas e iglesias. El majestuoso castillo medieval es uno de los más lujosos de Europa.
Fundada bajo el dominio musulmán, fue una ciudad de convivencia entre musulmanes, judíos y mozárabes. La Plaza de los Fueros, la espectacular catedral, iglesias, palacios, pasadizos, murallas y atalayas son únicas.
Estella-Lizarra
Una ciudad con ambiente jacobeo por todas partes; con su importante judería y mestizaje ejemplar. Cuenta con tres joyas románicas: el Palacio de los Reyes de Navarra, el claustro de San Pedro de la Rúa y la portada de San Miguel.

Los Pirineos se visten con una naturaleza impactante. El valle de Baztan alberga prados verdes, pueblos pintorescos, caseríos de piedra rojiza en pueblos como Elizondo, Amaiur/ Maya, o Ziga donde el agua está siempre presente, como en la Cascada de Xorroxin y el Molino del Infierno.
El valle de Roncal atesora pueblos con identidad propia como Isaba, Burgui o el mismo Roncal, rodeados de un paisaje desbordante. El Valle de Belagua, el único glaciar de Navarra, posee una gran tradición agrícola y ganadera en la que todavía perviven costumbres ancestrales.
El Bosque de Leitzalarrea está poblado por hayas y robles, con monumentos megalíticos que demuestran la antigüedad de la presencia del ser humano.
El Parque Natural de Urbasa-Andia es un gran macizo kárstico con bosques y grandes rasos donde es habitual ver pastar a yeguas y ovejas, con cuya leche se elabora el delicioso queso de D.O. Idiazabal. La Sierra de Aralar conforma un paisaje a base de lapiaces, valles ciegos, cuevas, prados verdes y hayedos infinitos.
En Navarra las cascadas parecen un escenario de cuento de hadas. Los saltos de agua surgen entre densos bosques y majestuosas cumbres montañosas.
Los productos de Navarra ostentan quince certificaciones de calidad. Las verduras de la huerta del Ebro, los guisos de la montaña, las carnes, el relleno, la chistorra, los
quesos, la caza, las setas… la abundancia de la naturaleza es un regalo en los platos, tanto en los tradicionales como en los de vanguardia. Y los pinchos de Navarra tienen una fama tan merecida que no necesitan de promoción. Hay también experiencias gastronómicas. El enoturismo, la visita a las queserías, oleoturismo… brindan la oportunidad de conocer Navarra desde la mesa.
La Selva de Irati es uno de los hayedo-abetales más grandes y mejor conservados de Europa. Sus más de 17.000 hectáreas de naturaleza casi virgen ofrecen deporte y ocio: senderismo entre prados, hayedos o junto al embalse de Irabia o trotar en la BTT.
El Nacedero del Urederra es una salida natural del acuífero formado en el Parque Natural de Urbasa-Andía. Se puede comprobar la belleza del agua en el sendero de 7 kilómetros que bordea el río.
La Foz de Lumbier esculpida por el río Irati está convertida en vía verde y la Foz de Arbaiun, ofrece una panorámica impresionante desde el puerto de Iso.
Los embalses de Leurtza están rodeados de hayedos que otorgan una estampa bucólica. Los paseos con zona de merenderos hacen de este espacio natural un paraje ideal para familias.
Muy cerca de Estella-Lizarra, el embalse de Alloz es un lugar perfecto para practicar deportes de agua como la vela o el paddle surf, alquilar hidropedales, piraguas o un paseo en barco con zona de merenderos.






La playa de La Concha invita a un paseo o un baño para los más atrevidos. En un amplio tramo se alcanza el Peine del Viento, impresionante conjunto escultórico-monumental de Eduardo Chillida y la Peña Gantxegi, que deslumbra con la energía del Cantábrico. El Teatro Victoria Eugenia, el Hotel Maria Cristina o el Balneario de La Perla te transportan a los tiempos de la Belle Epoque. Y no queda ahí el glamour. El Festival internacional de Cine es un punto de encuentro de estrellas nacionales e internacionales. La ciudad es además un mito gastronómico y en la “Parte Vieja”, cada pintxo es una joya.
El Museo Guggenheim, obra de Frank Gehry, se impone en el escenario de la ría. En el paseo de Abandoibarra, los turistas y bilbaínos, runners y familias, caminan cada día con este escenario: las torres Isozaki o la de Iberdrola.
Siguiendo el curso de la Ría se encuentra el Puente Bizkaia, Patrimonio de la Humanidad. El Zubizuri o la pasarela Arrupe son símbolos del nuevo Bilbao y el puente de San Antón representa su pasado. La Ría lleva hasta el Casco Viejo, donde en las animadas “siete calles” se puede disfrutar de los afamados pintxos o txikitear.
El Casco Viejo alberga comercios de todo tipo. La zona del Ensanche cuenta con las tiendas más amplias y elegantes de la ciudad. En el triángulo formado por la Gran Vía, Marqués del Puerto y Rodríguez Arias está la denominada Milla de Oro, con las firmas más exclusivas. En la zona de Indautxu se pueden realizar todo tipo de compras.

Vitoria-Gasteiz
Es una ciudad ideal para vivir. Hay además una destacada agenda y lugares para pasear y llevar una vida saludable. El Anillo Verde está formado por seis grandes parques que se pueden recorrer a pie o en bicicleta. Vitoria-Gasteiz cuenta con la certificación internacional Biosphere Responsable Tourism como destino turístico sostenible. Su Almendra Medieval, nombre que debe a su contorno ovalado, es uno de los cascos históricos más emblemáticos de Euskadi.
Hondarribia, con una playa inmensa, alberga caserones y palacios renacentistas y barrocos, con un animado barrio pesquero.
La villa de Oñati es una de las más monumentales del País Vasco y acoge en su término el vanguardista Santuario de Arantzazu.
En los altos acantilados que unen la villa marinera de Zumaia con las de Deba y Mutriku hay millones de años de historia de la Tierra en capas superpuestas. Son los flysh de Zumaia, los paisajes geológicos más espectaculares del País Vasco.
La ermita de San Juan de Gaztelugatxe se alza como un centinela en un abrupto islote. Las vistas son inmejorables y el vértigo sobrecoge.
Las veinte localidades que forman la Rioja Alavesa comparten un paisaje cubierto de viñedos y bodegas. El impacto de la vanguardista bodega Marqués de Riscal, obra de Frank Gehry, fue enorme y ha permitido el nacimiento de importantes complejos vitivinícolas.
El Parque Natural de Gorbeia, el más extenso del País Vasco, alberga algunas de las arboledas mejor preservadas de España. En este paraje, el Hayedo de Otzarreta y el de Altube sorprenden como un entorno mágico, especialmente en otoño.
El Salto del Nervión es el más alto de la Península con 270 metros de caída y unas vistas que quitan el hipo.

El País Vasco despliega un sinfín de actividades de ecoturismo: fotografía en la naturaleza, observación de diferentes especies de aves, mamíferos, cetáceos, rutas para la interpretación del medio natural, rutas geológicas, disfrutar de las tradiciones de un pueblo milenario… Su privilegiada naturaleza hace posible una amplia lista de espacios increíbles: la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, el Geoparque de la Costa Vasca, el Parque Natural Aiako Harria, Aizkorri-Aratz, Aralar, Armañón, Gorbeia, Izki, Pagoeta, Urkiola, Valderejo, Ekoetxea Urdaibai, Ekoetxea Meatzaldea, Ekoetxea Azpeitia, Ekoetxea Txingudi, el Valle salado de Añana, el Biotopo protegido de Leitzaran, Ataria, y espléndidas zonas de observación de aves.
La excelencia de las materias primas es una señal de identidad de la gastronomía de Euskadi. Una ruta por los sabores y recursos naturales transporta hasta los valles donde se cría el ganado o a los caseríos donde se elaboran los platos de antaño.
Las vainas, pimientos, acelgas, puerros, las campañas de bonito, txipiron, anchoa, merluza o besugo, la oveja latxa que ofrece una leche única para el Queso Idiazabal, las uvas de Getaria, Bakio o Aiara/Ayala con sus txakolis, los viñedos de la Rioja Alavesa, las manzanas de Astigarraga y Hernani para la sidra, son solo algunas de las estrellas de los platos. El buen hacer ancestral y la inagotable creatividad de los mejores chefs del mundo hacen el resto.
pueblos con arte en el corazón del País Vasco
Entre valles verdes y montes cubiertos de niebla, el País Vasco guarda un tesoro silencioso: sus pueblos de interior, donde el tiempo parece medirse al ritmo de los oficios. En ellos, la piedra sigue marcando la identidad de las casas, las ferrerías conservan el eco del martillo y las manos dan forma a lo que el territorio ofrece. Son lugares donde la herencia artesanal no es pasado, sino una forma de seguir mirando al futuro.
En Elorrio , en el corazón de Bizkaia, las casonas blasonadas recuerdan la riqueza de un linaje ligado al trabajo bien hecho. Sus calles empedradas conducen hasta la necrópolis de Argiñeta , un conjunto de estelas y sarcófagos datados entre los siglos VII y VIII —con piezas que podrían llegar al IX—, uno de los monumentos funerarios más valiosos de Euskadi. Pero más allá del patrimonio, Elorrio respira arte en los talleres donde se restauran retablos, se trabaja la madera o se cincela el hierro con paciencia ancestral.
En Zerain , entre los montes Aizkorri y Aratz, el visitante descubre cómo minería, forja y agricultura modelaron el paisaje. El Parque Cultural de Zerain enlaza el complejo minero de Aizpea — hornos, galerías y antiguas vías— con la cárcel de 1711 y la serrería hidráulica de Larraondo , que hoy se pone en marcha en las visitas guiadas para mostrar su funcionamiento tradicional.
Más al sur, en tierras alavesas, aparece Antoñana , una joya medieval en la Montaña Alavesa perteneciente al Parque Natural de Izki . Conserva su trazado del siglo XIII , con murallas integradas en las casas y la puerta sur aún en pie. Entre su caserío destacan casas-torre y palacios como el de Elorza y una casa-torre vinculada a los Hurtado de Mendoza . La Torre de los Hurtado de Mendoza como monumento principal, en cambio, está en Mártioda (Vitoria-Gasteiz)
Cada uno de estos pueblos representa una forma distinta de entender el oficio, pero todos comparten un hilo común: el respeto por la materia, la constancia y la identidad. En el País Vasco, el arte no solo se contempla; también se escucha en el martilleo del hierro, se huele en la madera recién tallada y se siente en el barro que se transforma en cerámica. Viajar por su interior es descubrir que la autenticidad todavía tiene manos y nombre propio.






