ACTIVIDADES DE LA SEIS
Transformación digital en cuidados críticos Ana Sandro Sánchez Informática Clínica, Cuidados Conectados, Philips Ibérica S.A.U
La digitalización se ha convertido en algo esencial para que los sistemas de salud mejoren en eficiencia, conectividad y aprendizaje a partir de sus propios datos, consiguiendo una mejora continua. La documentación, la calidad de los datos, el análisis y la aportación de referencias, reducen los errores de medicación y los eventos adversos. Se combina con menos tiempo de documentación y una mejora de los flujos de trabajo clínicos, especialmente en lo que respecta al ingreso de pacientes y a los cambios de turnos. Los resultados clínicos mejoran con la reducción de errores, el soporte ventilatorio, la mejora del diagnóstico y la clasificación de los pacientes. Gracias a las directrices y a los estudios de aprendizaje automático existentes, se han demostrado beneficios en la detección precoz del deterioro, opciones terapéuticas y clasificación de pacientes. Esto se ha traducido a su vez en reducción de las estancias, tratamientos e intervenciones innecesarias. El siguiente desafío está en la integración de sistemas inteligentes de ayuda a la toma de decisiones clínicas, que utilicen la inteligencia artificial (IA) para hacer que la asistencia sanitaria sea más predictiva y contribuyan a reducir el coste que suponen las enfermedades crónicas.
Los cuidados críticos son el área asistencial más costosa, tecnológicamente avanzada y que más recursos humanos demanda. Sin embargo, también son el área que se asocia al mayor número de errores. De hecho, casi todos los pacientes de la UCI sufren un error potencialmente mortal durante su estancia y los errores de medicación representan el 78% de los errores médicos graves. La toma de decisiones y el diagnóstico también son más difíciles en el caso de las UCI debido al estado de vulnerabilidad de los pacientes, que pueden presentar comorbilidades y un deterioro rápido. Existe en general una escasez de intensivistas, los cuales sufren agotamiento laboral debido a las largas jornadas de trabajo y a la presión a la que están sometidos, especialmente después de la pandemia por el virus SARS-Cov2. Sin embargo, se prevé que aumente la demanda de cuidados intensivos debido a la creciente población de la tercera edad, a ciertas afecciones (por ejemplo, cardiopatías) y a las comorbilidades. Para dar respuesta a esta demanda de camas en la UCI, es necesario mejorar la clasificación y asignación de los pacientes, la organización de la UCI y los resultados clínicos con el objetivo de reducir el número de reingresos.1 REDUCCIÓN DE ERRORES Un informe de 2017 elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) subraya la necesidad de un cambio 46 _ INFORMÁTICA + SALUD 148
urgente en la seguridad asistencial a nivel mundial, especialmente en lo que respecta a la reducción de errores.2 Estos errores son aún más frecuentes en las áreas de cuidados críticos. En una revisión integradora a cargo de MacFie et al3 se analizaron 40 estudios que revelan la incidencia de errores en la medicación que varían entre 5,1 y 967 cada 1000 pacientes, y errores de contraindicaciones entre 1 y 96,5 cada 1.000 pacientes. Los grupos de medicamentos con más tasa de errores incluían cardiovasculares, gastrointestinales, antimicrobianos, hipoglucémicos y analgésicos.3 En una revisión, se observó que la transición de las órdenes en papel a los sistemas informatizados en las UCI se asociaba a una disminución del 85% en las tasas de error en la prescripción de medicamentos, sumado a una reducción de 12% en las tasas de mortalidad en la UCI.4 Además de reducir los errores médicos, los estudios han mostrado efectos positivos a la hora de acortar el tiempo transcurrido desde la orden médica hasta la administración, y de reducir las duplicidades. A esto se suma el mayor acceso a las historias clínicas, lo que permite trabajar de forma remota si fuera necesario. Hay otros tipos de errores que también tienen consecuencias graves en las UCI. Estos incluyen fallos por falta de actuación, diagnósticos erróneos, errores de comunicación y el no cumplimiento de prácticas o guías clínicas. Las condiciones latentes