2 minute read

Francia endurecerá su legislación antiterrorista

Tras el atentado de Rambouillet, en el que fue asesinada una funcionaria

Se llamaba Stéphanie Monfermé y tenía 49 años. Casada y madre de dos hijas, trabajaba como auxiliar administrativa en la comisaría de Rambouillet, al suroeste de París. El 23 de abril, pasadas las dos de la tarde, un hombre abordó a Stéphanie y la atacó clavándole un cuchillo de grandes dimensiones en el abdomen y en el cuello, mientras gritaba “¡Allahu akbar!” (“¡Alá es el más grande!”). El agresor fue abatido inmediatamente por la Policía y, a pesar de que Stéphanie fue trasladada de urgencia a un hospital, los médicos no pudieron salvarle la vida.

Advertisement

El terrorista era Jamel Gorchene, un tunecino de 36 años que entró en Francia de forma ilegal en 2009 y que recientemente había conseguido regularizar su situación. Trabajaba como repartidor y no estaba fichado por los servicios de seguridad, a pesar de que —según el periodista Nicolas Beau— Gorchene sería amigo de Mohamed Lahouaiej-Bouhlel, autor del atentado del 14 de julio de 2016 en Niza, que costó la vida a 86 personas. Desde su llegada a Francia, Gorchene habría sido objeto de un lento pero constante proceso de radicalización. El perfil de Gorchene en Facebook estaba dedicado casi en exclusiva a defender a la comunidad musulmana, denunciar la islamofobia y difundir mensajes de contenido religioso. El fiscal antiterrorista, Jean-François Ricard, explicó que dichas publicaciones revelaban su simpatía por el yihadismo y que, en los minutos previos al atentado, Gorchene escuchó cantos religiosos que glorificaban el martirio. Se da la circunstancia de que Rambouillet se encuentra no muy lejos de Conflans-Sainte-Honorine, la localidad en la que fue asesinado el profesor Samuel Paty.

Nada más conocer la noticia del atentado, el presidente de la República, Emmanuel Macron expresó sus condolencias en Twitter: “Ella era policía. Stéphanie ha sido asesinada en su comisaría de Rambouillet, en la ya golpeada región de Yvelines. La Nación está junto a su familia, sus compañeros y las fuerzas del orden. En la lucha contra el terrorismo islamista, no nos rendiremos”.

Apenas cinco días después, el Gobierno francés aprobó un nuevo proyecto de ley antiterrorista dirigido a detectar y prevenir los ataques de los llamados “lobos solitarios”, sujetos que actúan sin pertenecer a una célula terrorista. El objetivo es hacer frente a la evolución de la amenaza, ampliando la vigilancia mediante algoritmos y el seguimiento de los condenados por terrorismo tras su salida de prisión.

“La nueva ley es necesaria”, porque “la amenaza terrorista sigue siendo muy elevada y continúa evolucionando”, explicó el primer ministro, Jean Castex, al término de la reunión del Consejo de Ministros. De ahí la necesidad de aprobar una nueva ley que, en su opinión, “se adapta a las nuevas amenazas, menos fáciles de detectar, y se apoya en herramientas novedosas relacionadas con las nuevas tecnologías”, añadió.

“Si hoy alguien busca cinco o seis veces un vídeo de una decapitación realizada por el Estado Islámico, por ejemplo, los servicios internos no pueden saberlo y seguir a esa persona”, explicó el ministro del Interior, Gérald Darmanin. Con la nueva ley, sí podrían obtener dicha información y conocer la identidad del sospechoso. “La ley debe permitirnos ser más eficaces, reforzándonos en el terreno de la tecnología que utilizan los terroristas”, subrayó. •