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Historia de un Himno
Florencio Hernández Campos
Cronista Oficial del Real Sitio y Villa de Aranjuez A la Real Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, Patrona de Aranjuez
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En 2009 se cumplió con el décimo aniversario de la muerte del compositor Joaquín Rodrigo. Con tal motivo su hija Cecilia fue entrevistada por el diario ABC el 23 de noviembre del mencionado año. A tal entrevista pertenecen los siguientes párrafos: “-¿Qué late en la música de Rodrigo? -Lo que le gustaba era conmover, llegar al público. Y a veces se malentiende lo claro y lo fácil de escuchar con lo ligero, cuando su música es muy profunda y a veces muy moderna. Además de haber sido su precursor en la guitarra y embajador de lo español. -¿Quizá ensombrece el Concierto de Aranjuez el resto de sus creaciones? -Ya no. Todos los compositores tienen una obra que es la locomotora que tira de lo demás, pero a Rodrigo se le valora en conjunto”.
Pues bien, yo quiero ahondar un poco en ese “demás”, refiriéndose a otra composición de Rodrigo vinculada íntimamente con Aranjuez; es el himno en honor de Nuestra Señora de la Soledad y Angustias, Patrona de nuestra ciudad. José Luis Lindo Martínez ha relatado la historia de la elaboración de tal himno en su libro Una historia de Pasión. Pasos, Cofradías y Semana Santa en Aranjuez. Resumo esa historia del siguiente modo:
Un sacerdote afincado en el Real Sitio, don Julián Rodríguez Peral, animó a doña María Luisa Martínez –que tenía amistad con la familia Rodrigo-Khami – a que el compositor hiciera un himno a la Virgen. Fue decisiva la actitud de Victoria, muy devota de Nuestra Señora de las Angustias. He aquí el espontáneo testimonio de Doña María Luisa: “A la Virgen la quería, porque era la Patrona de Aranjuez, porque todo lo que fuera de Aranjuez, era para ella lo más grande. El día que se presentó salió extraordinario, tocaron precioso. El maestro no pudo venir porque como fue un acto que no estaba programado con tiempo, fue impensado y ellos tienen muchos compromisos”.
El himno fue estrenado en la iglesia de Alpajés, el 22 de marzo de 1991. Tres años después, el 14 de noviembre de 1994, la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Angustias envió una carta al matrimonio Rodrigo-Khami; en ella daba las gracias por la composición del himno y al mismo tiempo notificaba que “Esta Directiva acordó en una de sus últimas reuniones nombrarles Hermanos Honorarios de esta Cofradía, claro está, siempre que ustedes acepten este ofrecimiento”. El 12 de diciembre llegó la emocionada respuesta: “Muy agradecidos por su
Virgen de las Angustias de Aranjuez
Matrimonio Rodrigo_kamhi
deferencia en considerarnos Hermanos Honorarios de la Real Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, que con todo honor aceptamos”.
He aquí el texto del himno: “Ya cantan las alondras y los mirlos, Duerme el río entre los magnolios, Virgen de las Angustias, de celestial belleza, Tu pueblo te venera y te quiere, Ya cantan las alondras y los mirlos… Arrullos de palomas en el aire, Y trinos de jilgueros en las ramas. Virgen de las Angustias, Tú reza por nosotros, Y reza por tu pueblo que te ama. Arrullos de palomas en el aire…”
El poema, en su brevedad, tiene una intensa capacidad evocadora. Ante todo la palabra que le da título: HIMNO, que lleva implícito un sentido de agradecimiento y alabanza a Dios, en este caso a través de la Virgen de María. Por otra parte, manifiesta entusiasmo ante la belleza del lugar (Aranjuez), expresado con símbolos de profunda realidad material: río, aves, flores, etc. Hagamos un somero análisis:
Todas las grandes civilizaciones –la china, la hindú, la egipcia, la mesopotámica, etc.- han nacido a orillas de un río: el Hoang-Ho, el Indo, el Nilo, el Éufrates y el Tigris, que han sido venerados como divinidades, tanto por los beneficios que producen con su riego, como por su asociación a la historia de los grupos humanos; el río es, en general, un símbolo mixto de la fuerza creadora de la naturaleza y del transcurso irreversible del tiempo.
Esa conexión entre un río y una población es clave en la vida de Aranjuez. El tratamiento literario de nuestra ciudad se ha ceñido a descripciones que acentúan la belleza y amenidad de sus riberas. Así lo pone de manifiesto Pedro Calderón de la Barca (1600-1681)) en Los Sitios de Recreación del Rey, obra concebida para una representación palaciega y con motivo de celebrar el nacimiento de uno de los hijos de Felipe IV, probablemente el príncipe Carlos (futuro Carlos II):
“Vallejo:
Para que se calce el niño, el aliño de Aranjuez en un brinco de cristal Tajo se pone a sus pies
Músico:
Tajo, con él contento, dejó su margen, por saber que hasta el niño sale de madre.
Simón:
Porque logren las plumas mejores rasgos, Aranjuez las ofrece famoso Tajo”.

Iglesia de Alpajés
Belleza y amenidad que, a veces, se pone en contraste con lo árido del paisaje castellano; así lo hace Ernest Hemingway (1899-1961): “Aranjuez está solamente a cuarenta y siete kilómetros de Madrid, en una carretera monda como una mesa de billar. Es un oasis de altos árboles, ricos jardines y un río rápido, que se desliza por llanuras tostadas entre colinas” (Muerte en la tarde). El geógrafo Manuel de Terán (1904-1984) insiste en ese contraste: “(Aranjuez es) un conjunto de jardines y
huertas, prados, árboles, flores y frutas (…); un paisaje alegre y gozoso como una cornucopia rebosante de su tesoro vegetal, (al que) cercan y oprimen cerros y páramos esteparios, tierras polvorientas de tintas grises y entonaciones amarillentas o blanquecinas, de pobre y austera vegetación”, “mientras que la vega, el soto y la huerta son la obra del río, pues la huerta de Aranjuez es un presente del Tajo” (Huertas y jardines de Aranjuez).
La alondra, por su alto vuelo y porque sólo canta cuando vuela hacia el cielo, es considerada como símbolo de amor, de caridad. Su canto melodioso hace del mirlo un símbolo de la ilusión, del ensueño.
La paloma representa, normalmente, la pureza y la paz: como emblema de pureza se la representa posada, a veces, sobre la vara de San José, significando que éste fue elegido para esposo de la Virgen María. El relato bíblico del Diluvio Universal muestra a la paloma mensajera de paz, al llevar el ramo de olivo a Noé (Gen., 8, 11).
El jiguero, que suele alimentarse de cardos y espinos –los cuales evocan la corona de Cristo aparece a menudo en conexión entre la Encarnación y la Pasión.
El magnolio, que tantos jardines urbanos adorno, no da frutos comestibles o aplicables a la industria (como el olivo o la encina, por ejemplo); su madera no es blanda y blanca (como la del pino), Únicamente sirve -¡y no es poco!- para el recreo, para dar flores de adorno.
Finalmente, late también una sensación de desvalimiento ante los peligros que acechan, sensación que mueve a solicitar el amparo de la Providencia, encarnada en esta ocasión por la Virgen María. Es característico del culto mariano en España lo que la historia de las religiones denomina “Principio de Asociación”; esto es, la Virgen María es considerada como Asociada a la obra de la Salvación, de la Redención. En consecuencia, es frecuente la presencia de María en la Pasión de Cristo: junto al “Varón de Dolores” (Is. 53,3), la devoción popular española ha tenido una fortísima conciencia de María como “Señora de los Dolores”, “de la Amargura”, “de la Soledad”, “de las Angustias”, etc. La popularidad de este concepto ha sobrepasado nuestras fronteras; ello queda de manifiesto en un hecho que ha recordado el historiador del arte Francisco Calvo Serraller.
El poeta francés Charles Baudelaire (1821-1867) dedicó una de sus Flores del Mal a una de estas Vírgenes Dolorosas, que subtituló como “exvoto al estilo español”. Se demora en el poema describiendo cómo engalana a la sollozante Virgen: “Con mis versos bruñidos (…)/haré para tu cabeza una enorme corona;/(…) sabré cortarte un manto, de manera/bárbara, rígida y pesada” (“Avec mes Vers polis (…)/Je ferai pour la tete une énorme Couronne; / (…) Je saurai te tailler un Manteau de façon/Barbare, roide et lourd”. Y termina mencionando los siete cuchillos –materlalización de los siete /pecados capitales- que traspasan su corazón: “Por último, para completar su papel de María (…) verdugo lleno de remordimientos, haré siete cuchillos/bien afilados, y, como un juglar insensible, / tomando lo más profundo de tu amor como blanco,/ ¡los hincaré todos en tu corazón jadeante, / en tu corazón sollozante, en tu corazón chorreante!” (“Enfin, pour compléter ton role de Mairie, (…)/Bourreau plein de remords, je ferai sept Couteaux/Bien affilés, et, comme un jongleur insensible,/Prenant le plus profond de ton amour por cible/Je les planterai,tous dans ton Coeur pantelant,/Dans ton Coeur sanglotant, dans ton Coeur ruiselant!”).

Charles Baudelaire