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La globalización del diseño artesanal >>Entrevista: Yaheli Hernández >Imágenes: cortesía de Juan Carlos Doce
Suena el teléfono. Juan Carlos Doce contesta con un poco de prisa, recuperando el aliento: “Justo llego a la oficina”, dice. Es la hora acordada para la entrevista. Le pregunto en qué trabaja actualmente y me enuncia una lista interminable de proyectos: desde albercas en un campo de golf hasta departamentos en San Miguel de Allende. La arquitectura de interiores es una de las facetas más prolíficas del diseñador, aunque no se trató de la primera. “El diseño lo tenía innato. Creaba páginas web desde que estaba en la preparatoria, fui de los primeros en iniciar con este negocio en Michoacán. Luego participé en Plan Luz, un proyecto del gobierno de Michoacán en colaboración con una empresa francesa, que buscaba iluminar los edificios históricos de la ciudad”.
Sus inicios en la restauración fueron por un salto de fe. Debido a que quienes lideraban un proyecto no quedaron satisfechos con el trabajo hecho previamente, lo invitaron a intervenir. Se trataba de Cantera Diez, el primer hotel boutique en Michoacán, que marcó una pauta en su carrera, dando muestra de un potencial que se reflejaría en proyectos sucesivos, como el Hotel de la Soledad, que significó para él lo que para un estudiante una maestría e inclusive un doctorado. “Era un hotel terrible”, cuenta, “tenía daños estructurales, y los propietarios no quisieron cerrarlo para hacer la renovación, así que trabajamos por partes. Nos tomó siete años”. De manera semejante a Cantera Diez, buscó piezas para el hotel con artesanos no solo de Michoacán, sino de todo el país. Así, el Hotel de la Soledad dejó de ser un hotel de paso para convertirse en uno de gran turismo. En todo el mundo, el diseño pasa por un proceso de revalorización del trabajo manual y artesanal. Le pregunto cuál es su postura respecto a la práctica del diseño actual. “Considero que debe mezclar lo global y lo artesanal, que sea capaz de satisfacer la demanda de venta. Hay que industrializar sin perder lo artesanal”. Y en esta sintonía, Juan Carlos Doce se encuentra frente a un inexplorado y prometedor panorama: la posibilidad de mostrar el diseño mexicano ante el mundo, y con esta llave piensa experimentar con mobiliario e iluminación.