EDICION ESPECIAL

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DIRECTORIO

Arturo López Juan DIRECTOR GENERAL alopez@elvigia.net

Enhoc Santoyo Cid DIRECTOR DE INFORMACIÓN esantoyo@elvigia.net

Gerardo Sánchez García DIRECTOR EDITORIAL gsanchez@elvigia.net

Hugo Toscano García COORDINAR EDITORIAL htoscano@elvigia.ne

Gerardo Ortega EDITOR

Publicidad Socorro Encarnación COORDINADORA DE PUBLICIDAD sencarnación@elvigia.net

Patricia Ibarra Mena EJECUTIVA DE CUENTAS pibarra@elvigia.net

Arturo López DISEÑADOR EDITORIAL jlopez@elvigia.net

El Vigía digital

Sandra Ibarra COORDINADORA EL VIGÍA DIGITAL sibarra@elvigia.net

Joatam de Basabe COORDINADOR EDITORIAL DE EL VIGÍA DIGITAL

Johana Ochoa PROYECTOS ESPECIALES

Digita Media BC, S. C. de R. L. de C. V. Calle Ámbar No. 984, Colonia Mediterráneo, Ensenada, Baja California, C.P. 22818. Tel. (646) 120.55.57 ext. 1021

DEL DIRECTOR

DE LA PRENSA A LA IA

EL VIGÍA fue concebido a principio de los ochenta por el ingeniero Alejandro Treviño Cueva. Era aquel momento uno de grandes cambios tecnológicos, sociales y políticos; las prensas que eran alimentadas en caliente desde los linotipos e intertipos que creaban textos en metal hasta finales de esa década. Luego se pasó a sistemas de esferas y rosetas tipográficas para la creación de columnas.

Para el 20 de mayo de 1985 que el periódico salió a la venta, ya los procesos tipográficos se basaban en máquinas componedoras de textos con carretes de papel fotosensible que permitieron formar las páginas en frío, como si fueran periódicos murales que luego mediante fotomecánica se transformaban en placas metálicas que servían de matrices para imprimir el periódico del día.

Eran tiempos en que el PRI iniciaba su declinación y en sus estertores alcanzó a derrumbar el proyecto editorial por no alinearse con sus intereses de aquel momento, personificados por Xicoténcatl Leyva Mortera en Baja California.

En 2002 en la etapa de la alternancia, este medio inició su segunda etapa ya entrados en la era tecnológica, con el internet y las incipientes redes sociales, y desde entonces hemos enfrentado los retos que las tecnologías de la información nos han impuesto.

Desde aquel segundo momento han pasado 23 años. El Vigía se ha visto forzado a evolucionar al ritmo de esas tecnologías: meses antes de la salida del impreso fue puesta en circulación nuestro portal de internet www.elvigia.net.

Irónicamente, la misma tecnología que ha servido para potenciar el periódico ante nuestros lectores, también ha representado un enorme reto adaptarnos y crear sinergias entre lo tradicional y lo nuevo.

Desde 2018 iniciamos un redimensionamien-

to de la empresa en todos sus frentes, incluido el área editorial para llegar a convertirnos en la multiplataforma informativa y noticiosa que ahora somos ya entrados en una nueva etapa.

De la prensa y el papel al uso de la inteligencia artificial, ha sido un viaje muy largo y extenuante, pero muy gratificante. Hoy podemos afirmar que hemos roto el paradigma de un periódico con su página de internet de principio de siglo a convertirnos en una multiplataforma digital que cuenta con sus medios impresos.

No hay duda, somo unos de los tres medios de comunicación más importantes de Baja California, hemos dejado de ser un medio local para pasar a formar parte de la oferta mediática estatal y en cierta medida a nivel nacional.

Cumplimos 23 años de nuestra segunda época en un nuevo domicilio en el que además de la prensa y sus accesorios, también contamos con las instalaciones suficientes y funcionales para producir contenidos digitales y televisión.

Los números de nuestras plataformas suman millones de lectores, seguidores y personas que día a día interactúan con nuestras plataformas.

Cientos de miles de lectores nos leen y son también un enorme mercado al que nuestros anunciantes y patrocinadores pueden acceder.

Seguimos llevan el periódico impreso todos los días en la madrugada a quienes gustan de la tinta y el café, pero también llegamos de manera simultánea a quienes prefieren enterarse a través del internet y las redes sociales.

Sí nos apoyamos en la IA, pero siempre con la intervención de personas que supervisan profesional y meticulosamente que lo que se publica pase por todos los filtros para evitar las llamadas fakes news.

Fácil no ha sido, pero aquí seguimos haciendo Periodismo con la Gente. Personas sirviendo a personas.

El Vigía a 23 años de su 2ª. epoca

El diario es el más influyente de la región sur del Estado y unos de los más importantes de la entidad;

cia, tecnología, derecho, medio do Periodismo con la Gente.

El Vigía, misión y reflexión

El Vigía reapareció hace más de dos décadas en un complejo escenario tras la primera alternancia en la Presidencia de la República y del colapso de la economía de Ensenada, sin embargo, el amor a la profesión, a los demás y al país siguen intactos

| Ensenada, B. C.

SI ALGÚN OBSERVADOr ajeno a las tribulaciones económicas y sociales de Ensenada, el estado y el país quisiera recurrir a una fuente informativa confiable para tener una visión más precisa del acontecer local y nacional, necesariamente debe consultar las páginas de El Vigía, en su edición impresa o a través de sus multiplataformas digitales. En esta su segunda época, que comenzó hace 23 años, El Vigía ha documentado los hechos de interés general con base en los principios éticos y profesionales que guían la práctica de informar, centrados en la verdad, precisión, objetividad y responsabilidad social. Ciertamente la primera apuesta fue ser hiperlocales, dando cobertura a lo que ocurre en Ensenada y el Valle de San Quintín, por ser demarcaciones con frecuencia ignoradas por medios de comunicación tradicionales, pero también por aquellos que privilegian la versión oficial, sin atreverse a cuestionar ni difundir las causas y efectos de los fenómenos sociales, los cuales sí son abordados con plena libertad por los más de 60 columnistas y articulistas que colaboran en El Vigía, quienes representan un abanico de pluralidad, inclusión y reflexión que todos los días se plasman en sus páginas editoriales y revistas como “La Brújula”, “Palabra” y “Reporte BC”. El Vigía reapareció hace más de dos décadas tras la primera al-

ternancia en la Presidencia de la República y del colapso de la economía de Ensenada por el embargo decretado por Estados Unidos en contra de las exportaciones mexicanas de atún aleta amarilla, cuando este puerto era considerado la capital mundial del atún, aunado a las negativas repercusiones de la devaluación de diciembre de 1994, más las secuelas de los descalabros de Brisamar y Ginsa en 1991, cuando más de 5 mil pequeños ahorradores perdieron su dinero por depositarlo en un esquema de inversión piramidal.

Fue en este complejo escenario que resurgió El Vigía el 14 de diciembre de 2002, precisamente al iniciar la transformación de Ensenada en un reconocido distrito enogastronómico, cuyo estandarte es el Valle de Guadalupe, región a la que hoy se conoce como la Ruta del Vino, sin dejar de mencionar el crecimiento y relevancia de los valles de Ojos Negros, Maneadero, Santo Tomás y San Vicente. Desde entonces El Vigía ha informado de manera oportuna sobre procesos electorales, conflictos sociales, hazañas deportivas, celebraciones, eventos masivos, desastres naturales, aperturas de empresas, construcción de obras de infraestructura y sobre la escalada de violencia en el municipio que está a punto de cumplir diez años.

Y ahora, en la víspera de las fiestas decembrinas, que generan las condiciones para el reencuentro de las familias y amigos, así como para desear lo mejor para los de -

El Vigía ha informado de manera oportuna sobre procesos electorales, conflictos sociales, hazañas deportivas, celebraciones, eventos masivos, desastres naturales, aperturas de empresas y construcción de obras de infraestructura desde hace 23 años.

más, llegamos al final de 2025 con muchas incertidumbres, temores, desconfianzas y resentimientos. Los atentados, las extorsiones, el autoritarismo gubernamental y las presiones del presidente de Estados Unidos Donald Trump, son circunstancias externas que nos preocupan, pero los factores internos como la corrupción, la violencia social que genera el narcotráfico y la ineficiencia de los servidores públicos, produce desencantos, escepticismo y parálisis. Pero Ensenada y nuestro país no podrán mejorar si continuamos siendo espectadores pasivos de lo que hacen y dejan de hacer las autoridades y el resto de la sociedad. Es por eso que debemos alentar la participación responsable, que busque construir en las coincidencias, que salve la operación de las instituciones públicas y establezca las bases para un desarrollo social y crecimiento económico sostenido.

El municipio de Ensenada es una

muestra de lo que sucede cuando sus residentes dejan de participar en la vida pública y no se involucran en la solución de los conflictos y rezagos.

Si en este momento tenemos miedo por lo que viene, se debe a que nos resistimos a cumplir con nuestra deuda social, porque no basta con pagar oportunamente los impuestos, sino que implica contribuir a que las cosas se hagan, a exigir que se cumpla con la ley, a organizarse y proponer cómo resolver los problemas que nos aquejan a todos.

Por lo tanto, en estas fechas, además de manifestar buenos deseos, es un momento para convocar a la unidad, a la participación y la solidaridad, porque sólo cuando ocurren tragedias es cuando resurge el sentido de ayuda. No esperemos entonces a que pase algo peor.

En este contexto El Vigía hace su parte, porque el amor a la profesión, a los demás y al país hay que demostrarlo.

La credibilidad como capital del futuro

EN UN ENTORNO saturado de información, la credibilidad se ha convertido en el bien más escaso —y más valioso— del periodismo contemporáneo. Nunca fue tan fácil publicar y nunca fue tan difícil creer. En medio de la proliferación de contenidos, rumores, desinformación y mensajes automatizados, la confianza emerge como el verdadero capital del futuro para los medios de comunicación. Durante décadas, la autoridad periodística se sostuvo en la reputación institucional y en la rutina profesional del contraste de fuentes. Hoy, ese contrato implícito con las audiencias está bajo presión. De acuerdo con el Reuters Institute Digital News Report 2024, sólo 40 por ciento de las personas en el mundo confía habitualmente en las noticias, una cifra que refleja el desgaste de la credibilidad mediática y la urgencia de recuperarla. En este contexto, la confianza ya no se da por sentada: se construye día a día. Transparencia en los procesos editoriales, claridad en la distinción entre información y opinión, corrección pública de errores y rigor en la verificación se han vuelto prác-

ticas esenciales. El periodismo que aspira a perdurar debe asumir que su valor no reside en la velocidad ni en el volumen, sino en la confiabilidad de su trabajo.

“La confianza es la base sobre la que se sostiene cualquier relación entre los medios y la sociedad; sin ella, el periodismo pierde su razón de ser”, afirma Rasmus Kleis Nielsen, director del Reuters Institute for the Study of Journalism de la Universidad de Oxford. Para el académico, los medios que inviertan en credibilidad —aunque eso implique ir contra la lógica de la viralidad— serán los que conserven relevancia a largo plazo. En la era digital, la credibilidad no es un atributo abstracto, sino un activo estratégico. Los medios que la protejan estarán mejor posicionados para enfrentar la automatización, la inteligencia artificial y la competencia de plataformas globales. En un mundo de ruido constante, la confianza sigue siendo la voz que importa.

* Fuentes consultadas: Reuters Institute Digital News Report 2024, Reuters Institute for the Study of Journalism, Universidad de Oxford y declaraciones de Rasmus Kleis Nielsen.

En medio de la proliferación de desinformación, la confianza se vuelve el verdadero capital del futuro para los medios.

EL PERIODISMO ATRAVIESA una de las transformaciones más profundas de su historia. La irrupción de las tecnologías digitales, la expansión de las redes sociales y, más recientemente, el desarrollo acelerado de la inteligencia artificial, están redefiniendo, tanto la forma en que se produce la información, como la manera en que las audiencias la consumen. En este escenario dinámico, medios locales como El Vigía tienen ante sí una oportunidad única, como combinar la identidad periodística que nos ha caracterizado, tales como proximidad, credibilidad y compromiso con la comunidad, así como con las nuevas herramientas tecnológicas que pueden potenciar su palabra escrita, ampliar su alcance y fortalecer su relevancia.

En los años recientes, el consumo informativo ha migrado a espacios cada vez más fragmentados, porque las nuevas generaciones ya no esperan la edición impresa, ni sintonizan un horario fijo (en el caso de los medios electrónicos), acceden desde el teléfono, interactúan, comentan y exigen inmediatez. Al mismo tiempo, la velocidad con la que circulan los contenidos digitales ha multiplicado la desinformación y los discursos polarizados, además de “comunicadores” improvisados que por el hecho de tener un teléfono en mano y una red social disponible y falta de criterio periodístico, confunden a los

Hacia dónde vamos?

lectores o seguidores con información imprecisa.

Frente a esto, el papel del periodismo profesional se vuelve más importante que nunca, porque la misión de verificar, contextualizar y narrar con ética sigue siendo el núcleo del oficio, sin embargo, las herramientas para cumplir esta tarea están evolucionando y, es allí donde tecnologías como la inteligencia artificial abren horizontes antes impensables.

Para un medio local como El Vigía, la IA puede convertirse en una aliada estratégica, que ya se explora de manera muy superficial, pero que con el paso del tiempo se podrá hacer uso como una herramienta para complementar, pero no para depender de ella, no abusar de su uso, porque entonces la información ya no sería totalmente creativa, es decir, propia de la idea del reportero o periodista.

Pero por un lado, permite optimizar tareas de rutina, tales como las transcripciones, clasificación de información, monitoreo de tendencias locales y demás, liberando tiempo para el trabajo esencialmente humano como lo es investigar, entrevistar, contrastar datos y tejer historias significativas. Lejos de reemplazar al periodis-

ta, la IA ofrece herramientas para enriquecer su mirada y ampliar sus capacidades, al menos en mi punto de vista dentro de mi experiencia en el periodismo, no obstante, esta integración de inteligencia artificial en las redacciones requiere una visión crítica y responsable.

Para El Vigía siempre es un obligación garantizar que las fuentes automatizadas sean verificables y que las piezas generadas o asistidas por IA sea sólo para reproducir información generada y fidedigna.

Por otro lado, en un contexto donde las tecnologías pueden generar textos, audios o imágenes indistinguibles de los reales, la credibilidad se convierte en el activo más valioso de un medio, por eso, la adopción de IA debe ir siempre acompañada de políticas claras, como el de explicar a la audiencia cómo se usan estas herramientas y reforzar el papel humano en la edición final.

Otra dimensión clave del futuro del periodismo es la relación con la audiencia, porque hoy no basta con informar: es necesario generar comunidad, esto significa escuchar activamente a los lectores, incorporar sus inquietudes y crear canales de participación que integren su voz. Las plataformas digitales permi-

Las plataformas digitales permiten encuentros en vivo, encuestas, espacios de denuncia ciudadana y narrativas interactivas.

ten encuentros en vivo, encuestas, espacios de denuncia ciudadana y narrativas interactivas que refuerzan el vínculo con la sociedad, es por ello que El Vigía puede aprovechar esta coyuntura para consolidarse como un punto de encuentro confiable entre autoridades, organizaciones civiles y habitantes. Además, la narrativa periodística también está evolucionando, debido a que los jóvenes lectores de hoy, en particular, buscan contenidos visuales, ágiles y adaptados a sus hábitos digitales, pero siempre intentando fomentar la lectura entre las nuevas generaciones. Finalmente, en un mercado saturado de información gratuita los medios informativos deben pensar en estrategias alternativas, tales como aprovechar las suscripciones, alianzas con instituciones educativas, eventos comunitarios e iniciativas de periodismo de soluciones, la tecnología puede facilitar estos modelos, pero la confianza del público será siempre la base. En conclusión, el futuro del periodismo es una combinación de tradición y reinvención. Para El Vigía, las nuevas tecnologías no representan una amenaza, sino un escenario fértil para potenciar su misión. Lo esencial sigue siendo lo mismo: Contar la verdad, comprender a la sociedad actual y mantener un compromiso auténtico con la gente, porque el desafío está en hacerlo con las herramientas del presente y la mirada puesta en el futuro.

*Coordinador editorial del periódico El Vigía

Presente y futuro de El Vigía

ESTE HA SIDO el año de la transformación digital en perió dico El Vigía. Nos hemos rein ventado creando la jefatura de contenidos digitales, donde me toca liderar a un gran equipo crea tivo que genera productos noticio sos y de entretenimiento para las distintas plataformas que tenemos en Internet.

Este año logramos conformar un equipo de 15 personas traba jando en la creación de notas con diseño, reels, TikToks y pódcast, por mencionar algunos de los contenidos, así como una barra programática que incluye entrevistas, mesas de análisis y un noticiero diario con las noticias más relevantes del panorama local, nacional e internacional.

El Vigía ha informado de manera oportuna sobre procesos electorales, conflictos sociales, hazañas deportivas, celebraciones, eventos masivos, desastres naturales, aperturas de empresas y construcción de obras de infraestructura desde hace 23 años.

y queremos convertir esta capacidad en un servicio que fortalezca el ecosistema comunicativo de la ciudad.

Aun con todos estos cambios, el objetivo de fondo permanece intacto: informar a la población y “hacer periodismo con la gente”, como dice nuestro eslogan. Esa frase nos acompaña en cada decisión que tomamos. Es el recordatorio permanente de que el periodismo no se hace desde una torre aislada, sino desde la calle, desde el contacto directo con la comunidad, desde la escucha constante de lo que ocurre y de lo que preocupa a quienes viven en Ensenada.

Pero la transformación que vivimos no fue únicamente digital. También dimos uno de los pasos más significativos en la historia de esta casa editorial: la mudanza a una nueva sede, después de más de dos décadas en el mismo espacio donde nació El Vigía. Dejar atrás aquellas paredes cargadas de memoria fue un reto emocional y logístico. Sin embargo, el cambio nos permitió reenfocarnos y reimaginar cómo debíamos trabajar para afrontar la siguiente etapa del periodismo en Ensenada. La transición no solo fue un ajuste físico; fue un viraje hacia una manera distinta de entender el oficio y su futuro.

En el nuevo edificio construimos desde cero un estudio de grabación y una cabina de transmisión que hoy son el corazón operativo de nuestros contenidos multimedia. Estas instalaciones nos permiten producir materiales sonoros y audiovisuales con calidad profesional, gracias al personal especializado y al equipo técnico del que disponemos. Tener un espacio propio pensado para crear, grabar

y transmitir ha cambiado por completo nuestra dinámica interna. Ahora trabajamos con procesos más ágiles, mejor coordinación entre áreas y una visión mucho más clara de lo que podemos ofrecer como medio.

Este impulso también nos permitió activar plataformas que durante años permanecieron sin aprovecharse. Hoy tenemos presencia constante en TikTok, Spotify y otras redes que antes no formaban parte de nuestra estrategia digital. Le apostamos a contenidos breves, creativos y, sobre todo, acordes con los hábitos de consumo de cada audiencia. No basta con informar: hay que hacerlo en el formato correcto, para la persona indicada y en el momento adecuado.

Por eso, una de nuestras metas centrales es desarrollar contenido cada vez más personalizado para nuestras audiencias. Sabemos que quienes nos leen, nos ven o nos escuchan tienen gustos e intereses distintos. Hay quienes buscan el análisis profundo y quienes prefieren la explicación rápida; quienes disfrutan de las historias humanas y quienes quieren entender la política local en tres minutos. Nues-

tro trabajo consiste en atender todas esas necesidades sin perder la esencia periodística que nos ha caracterizado desde el inicio.

MEDIO DIGITAL LÍDER

El presente exige diversificación, y este año dimos pasos importantes para consolidarnos como el medio digital líder de Baja California. Lo decimos con responsabilidad y con los pies en la tierra: en muchos sentidos, ya lo somos. Ningún otro medio de la región produce la cantidad y variedad de contenidos digitales que generamos desde El Vigía. La constancia, el trabajo transversal entre áreas y el profesionalismo del equipo nos han colocado en una posición privilegiada para seguir creciendo. Sin embargo, no buscamos quedarnos únicamente con ese logro. Una de las aspiraciones para los próximos años es operar también como una agencia creativa y de producción para terceros. Ensenada tiene una necesidad creciente de generar materiales audiovisuales y sonoros de calidad, tanto para empresas como para instituciones y proyectos independientes. Contamos con el equipo técnico, el talento y la experiencia para hacerlo,

PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN

De cara al 2026, uno de los grandes retos será reforzar el periodismo de investigación. Queremos profundizar en las historias que importan, aportar datos verificados, análisis sólidos y narrativas que ayuden a comprender los fenómenos que afectan a la vida local. Fortalecer este tipo de trabajo implica tiempo, capacitación y recursos, pero también voluntad editorial. Y en El Vigía, esa voluntad existe.

Este año demostramos que somos capaces de transformarnos, crecer y atrevernos a dar pasos que parecían lejanos. La mudanza, la digitalización, la producción multimedia, la expansión de plataformas y la creación de un equipo robusto marcan un antes y un después en nuestra historia. Lo que viene no será sencillo, pero tampoco lo ha sido nada de lo que hemos conseguido hasta ahora. Y si algo nos han enseñado estos meses, es que cuando trabajamos con visión, creatividad y compromiso, no hay reto que no pueda convertirse en una oportunidad para seguir contando las historias de Ensenada.

*Jefe de contenidos digitales de El Vigía.

JOATAM DE BASABE*

Inteligencia artificial y transformación del periodismo

Aunque la IA puede ayudar al periodismo a recopilar, administrar y procesar información, los valores fundamentales del oficio aún deben ser preservados por humanos.

ARTURO SERRANO SANTOYO*

EL AVANCE y apropiación de la inteligencia artificial (IA) en los diversos campos del quehacer humano está alterando el modus operandi social y el periodismo es uno de los sectores que resiente tal metamorfosis. La digitalización en sus primeras fases de desarrollo y su avance hacia el uso de plataformas y la proliferación de las redes sociales reorientó la dinámica de los medios de comunicación electrónicos y escritos. Sin embargo, ahora con el surgimiento de la IA, se profundiza la transformación del periodismo, dando lugar a la ejecución de tareas que, por un lado, prometen aumentar la productividad y eficiencia de la labor periodística a través de automatizar tareas, analizar grandes volúmenes de datos y personalizar contenidos, pero también se presentan riesgos éticos y de desinformación entre otros. El uso de la IA en el periodismo está creciendo a pasos acelerados incorporando aplicaciones algorítmicas para tareas como la transcripción, la verificación de datos, la generación de resúmenes y la adaptación de contenidos para redes sociales, lo que, en primera instancia genera oportunidades para enfocarse en los procesos de investigación, la narración de historias y

otras actividades de naturaleza más compleja. Sin embargo, mantener el rigor ético, verificar la información generada por la IA y resistir la dependencia total de la tecnología es crucial.

Ante el progreso de la IA, los valores clave del periodismo se vuelven indispensables y fundamentales para mantener la credibilidad y la confianza pública en un entorno de hiperinformación y desinformación mediada por la tecnología. Estos valores se centran en la ética, la transparencia y la responsabilidad humana, la integridad profesional e independencia editorial. La IA tiene el potencial de mejorar las rutinas de trabajo y automatizar funciones, sin embargo, el papel fundamental del periodista de investigar, verificar y contextualizar la información con un enfoque ético y humano se vuelve aún más crítico en la coyuntura actual.

Como en toda profesión, la IA puede aumentar la eficiencia de procesos mediante el análisis de datos y optimización de contenidos a través de herramientas algorítmicas que procesan grandes cantidades de información, que en primera instancia darían mejores experiencias de usuario y calidad en las interacciones. Pero la IA no es una panacea y resulta indispensable entender las implicaciones relacionadas con su adopción en los entornos laborales.

Para el caso del periodismo, la identificación de riesgos, desafíos y consecuencias intencionales y no intencionales adquiere relevancia ya que los modelos de IA pueden generar información incorrecta o “inventada”, lo que requiere una verificación rigurosa de los resultados. A la vez, la IA se puede utilizar para crear campañas masivas de desinformación mediante la distribución de imágenes o videos falsos para manipular la opinión pública. La excesiva utilización de las aplicaciones de la IA en el periodismo puede dar lugar a limitar el pensamiento crítico y la creatividad periodística y al mismo tiempo, exacerbar la creciente dependencia tecnológica. Es claro que la IA no debe reemplazar al periodista, sino potenciar su trabajo, otorgar la habilidad de interpretar, verificar y contextualizar la información. Para ello, es recomendable que se desarrollen marcos de referencia para la construcción de capacidades en el entorno periodístico, los periodistas necesitarán formación continua para integrar estas nuevas herramientas de manera inteligente y responsable en sus flujos de trabajo; así mismo, desarrollar estrategias de adopción y adaptación a los nuevos formatos y al uso ético de la IA para lograr ventajas competitivas y fortalecer las interacciones con su audiencia.

La Unesco en su reporte de 2023 sobre Periodismo e Inteligencia Artificial en América Latina indica que la inteligencia artificial (IA) está transformando el periodismo la región, generando tanto oportunidades como desafíos. Según el documento, los principales impactos de la IA en el periodismo de la región son Automatización de tareas, innovación en herramientas para edición y generación de contenidos, periodismo de datos para facilitar el uso y acceso a grandes volúmenes de información e investigaciones a fondo sobre temas diversos. El reporte indica que la adopción de la IA en el periodismo de América Latina es desigual, debido a limitaciones económicas, técnicas y de infraestructura. Solo un pequeño porcentaje de los medios en la región utiliza IA, aunque los que lo hacen, han reportado mejoras en ingresos y alcance. En resumen, la IA está revolucionando el periodismo en América Latina, ofreciendo herramientas para me-

jorar la eficiencia y la calidad del contenido, pero también exigiendo una reflexión ética y una formación constante para enfrentar sus desafíos y reducir las desigualdades tecnológicas en la región.

Así, aunque la IA puede ayudar al periodismo a recopilar, administrar y procesar información, los valores fundamentales del periodismo –la integridad, la humanidad y la ética– aún deben ser preservados y promovidos por humanos. Por lo que los valores fundamentales de dignidad, honor, prudencia y sentido de responsabilidad del periodista actual y del futuro continúan siendo la base firme para que el periodismo enfrente exitosamente los desafíos y riesgos de la digitalización, aproveche oportunidades y continúe sirviendo a la comunidad en esta metamorfosis impulsada por la IA.

En conclusión, la labor del periodismo en la actualidad requiere aprender a adaptarse a una nueva realidad matizada por la digitalización, incorporando la IA donde

y cuando sea pertinente, priorizando la supervisión y participación humana en la generación de sus contenidos en beneficio de sus audiencias y de la sociedad en general y, sobre todo, sin comprometer los valores que soportan su desarrollo y razón de ser.

Finalmente, en un contexto en el que los medios tradicionales de la mayoría de los países luchan por incrementar su audiencia, con retos en suscripciones, confianza e incertidumbre en el despliegue de aplicaciones de IA, este aniversario de El Vigía nos invita a reflexionar sobre su trascendencia social para la comunidad de Ensenada y Baja California; y a la vez, a reafirmar la esperanza de que un periódico de su talla y trayectoria, resultado de unidad de visión y compromiso con la población, tiene un futuro promisorio y fortaleza para navegar en el mar tumultuoso del explosivo cambio tecnológico.

Profesor de la UABC. Director de la Fundación Teleddes.

EL PERIODISMO EN LA ERA DE LA TRANSFORMACIÓN:

Celebrando la adaptación y el aprendizaje

HOY CELEBRAMOS nues tro aniversario en medio de la Cuar ta Revolución Industrial, una era definida por la integración de tecno logías que están redefiniendo cada aspecto de la vida y el trabajo. Ha blamos de una transformación di gital impulsada por la computación en la nube, la inteligencia artificial (IA), el Machine Learning, la roboti zación y el Big Data, que no son solo herramientas, sino catalizadores de cambio. Para nuestro medio, abra zar esta revolución ha sido la clave de nuestra permanencia.

El periodismo de calidad, más allá de sus bases fundamentales (la investigación, la veracidad, el servicio público y la comunicación), es un esfuerzo organizacional complejo. El éxito y la continuidad del periódico dependen del trabajo coordinado de todo un ecosistema: desde los periodistas en primera línea hasta las áreas de publicidad, circulación y dirección.

Este engranaje funcional es nuestra verdadera estructura. Su capacidad de subsistencia se basa en la eficiencia de los procesos internos y, fundamentalmente, en la habilidad para la innovación constante y el Aprendizaje Organizacional.

El éxito en esta era digital radica en cómo compartimos el conocimiento. En nuestra organización, hemos cultivado formas de trabajo que nos permiten ser ágiles y profundos: En el trabajo colaborativo nos enfocamos en la autonomía del grupo. Un facilitador propone la meta, pero el equipo define, negocia y distribuye la tarea, construyendo el conocimiento de manera

conjunta.

Mientras que en el trabajo Cooperativo asegura la estructura y el rigor. Un líder o autoridad supervisa de cerca, asigna roles y organiza los grupos para asegurar la interdependencia y la concreción de los resultados.

Esta combinación es vital para gestionar tanto la cobertura diaria como los proyectos de innovación.¿Cómo logramos adaptarnos? A través del Aprendizaje Organizacional (AO). El AO es la capacidad de nuestra organización para adquirir y aplicar conocimientos, técnicas, valores y actitudes que impulsan nuestra conservación, crecimiento y progreso. Es la forma en que los individuos, los grupos y la organización en su conjunto aprenden continuamente. En un medio impreso y digital, esto significa convertir las lecciones del mercado, los datos de audiencia y los fallos de los experimentos en sabiduría institucional.

La tecnología no es solo un soporte; es un aliado esencial para la innovación y la adaptabilidad. La IA e IoT: Las tecnologías emergentes como la Inteligencia Artificial (IA) y el Internet de las Cosas (IoT) nos abren nuevas puertas. La IA nos ayuda en la verificación, la automatización de datos y la personalización de contenidos. El IoT nos permite acceder a fuentes de datos en tiempo real. Estas herramientas no buscan reemplazar al periodista, sino aumentar su capacidad para investigar, fiscalizar y servir mejor al ciudadano, asegurando la veracidad en un entorno de desinformación masiva.

Nuestra transformación es también una respuesta a la sociedad del conocimiento, caracterizada por el acceso generalizado a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC). Para ser eficaces y globales, hemos convertido nuestra empresa en una organización de aprendizaje. Esto nos per-

mite no solo digitalizar nuestras operaciones, sino también desarrollar nuevos productos y servicios que nos mantengan relevantes para nuestra audiencia, asegurando que nuestros contenidos no tengan fronteras.

La historia de El Vigía se ha forjado con las bases inmutables del periodismo: la veracidad, la investigación y la lealtad al servicio público. Sin embargo, nuestra continuidad no es un accidente; es el resultado de nuestra capacidad constante para transformarnos. Mientras celebramos nuestros años de trayectoria, miramos hacia adelante con la convicción de que las tecnologías emergentes —la IA, el IoT— no son desafíos, sino aliados poderosos que aumentarán nuestra capacidad de informar. Pero el verdadero motor de esta transformación no reside en el hardware o el software, sino en nuestro capital humano.

El Aprendizaje Organizacional no es una moda, sino la disciplina diaria de cooperación y colaboración que nos permite fusionar la ética editorial con la innovación tecnológica. Nuestro compromiso es seguir siendo esa organización de aprendizaje que escucha a su audiencia, experimenta con sus procesos y nunca deja de crecer. De esta manera, aseguramos que la voz de El Vigía no sólo resuene hoy, sino que permanezca como una fuente confiable y relevante en la Sociedad del Conocimiento, lista para enfrentar y reportar los desafíos de las próximas décadas. ¡Por un periodismo siempre vivo, siempre aprendiendo y siempre al servicio de la verdad!

JOHANA OCHOA TIZNADO
El éxito en esta era digital radica en cómo compartimos el conocimiento.

¿QUIÉN FIRMA LA NOTICIA?

Autoría, derechos y propiedad intelectual en tiempos de

IA

REDACCIÓN*/EL VIGÍA

LA IRRUPCIÓN DE la inteligencia artificial en las redacciones ha reabierto una pregunta que parecía resuelta desde hace siglos: ¿quién es el autor de una noticia? En un ecosistema donde algoritmos redactan borradores, sugieren titulares o estructuran textos completos, la autoría periodística enfrenta un nuevo dilema legal, ético y profesional.

Tradicionalmente, la firma en una nota no sólo acreditaba el trabajo intelectual del periodista, sino que garantizaba responsabilidad, veracidad y derechos patrimoniales. Hoy, cuando una herramienta automatizada interviene en el proceso de escritura, esa línea se vuelve difusa. En muchos países —incluido México— la legislación vigente establece que solo las personas físicas pueden ser autoras de una obra protegida por derechos de autor. Los contenidos generados exclusivamente por inteligencia artificial, por tanto, no gozan de protección plena y suelen considerarse de dominio público.

El dato es contundente: según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), más del

60 por ciento de las oficinas de derechos de autor del mundo aún no cuentan con criterios específicos para registrar obras creadas con asistencia de IA. El vacío normativo es global y avanza más lento que la tecnología.

Para la periodista y académica española Carme Colomina, investigadora en gobernanza digital, el reto no es técnico, sino editorial: “La inteligencia artificial no diluye la responsabilidad periodística; la concentra aún más en quien decide publicar”. En otras palabras, aunque un algoritmo escriba, la firma implica asumir consecuencias.

En este contexto, los medios enfrentan una decisión estratégica: transparentar el uso de IA, definir protocolos internos y reforzar el papel del periodista como curador, verificador y garante ético del contenido. La autoría ya no se limita a escribir, sino a decidir qué se publica y bajo qué criterios.

En la era algorítmica, firmar una noticia vuelve a ser un acto de responsabilidad pública.

Fuentes consultadas: Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), Unesco, Artificial Intelligence and Journalism, Carme Colomina, Barcelona Centre for International

En muchos países —incluido México— la legislación vigente establece que solo las personas físicas pueden ser autoras de una obra protegida por derechos de autor.

Periodismo comprometido, cada vez con más alcance

EL OFICIO DE PERIODISTA, como el de muchos otros en el siglo 21, ha cambiado profundamente en muy pocos años. Empujados por las nuevas herramientas tecnológicas, un mundo se abre a los pies del mar de datos ofrecidos por la red mundial.

Podemos establecer que el uso de internet con fines informativos inició a finales de los ochenta, cuando algunas redacciones en Estados Unidos y Europa empezaron a distribuir información de forma electrónica. Aunque sin contar aún con servidores, el formato digital se limitaba a pantallas de texto “fijas”.

En el ámbito nacional, el primer periódico en encender su sitio web fue La Jornada, en 1995 y un año después lo hicieron Reforma y El Universal. Un dato curioso es que nuestro diario El Vigía lanzó su página web en noviembre de 2002, incluso un mes antes de comenzar a circular en papel.

Uno de los grandes retos que tiene la persona que se dedica a este oficio es poder alcanzar al potro de la inteligencia artificial que galopa a toda velocidad con un ventaja que no parece reducirse ni siquiera un poco.

TRESCIENTOS

AÑOS DE PAPEL

El impacto de las nuevas tecnologías de la información no tuvo un impacto tan profundo, ni por supuesto tan lento, como la aparición de la Gazeta de México hace tres siglos, en 1722. Aquel primer esfuerzo de lanzar una publicación periódica con noticias locales y “globales” fue el antecedente directo del Diario de México, de 1805.

Una de las hábitos que implantó este primer periódico, al inicio del siglo 19, fue el de leer las noticias diariamente. De forma retrospectiva, fue relevante porque fue el primero en conformar una estructura editorial y trabajar movido por una vocación informativa.

El Diario de México fue el detonador de la

prensa independiente de México y sin duda un vehículo para la movilización de ideas que propiciaron los cambios políticos que detonaron ese parteaguas que estalló en 1810.

En 2012, el ensayista Daniel Salinas Basave hacía un augurio que por fortuna no se ha cumplido. “La condena a muerte de los periódicos puede aplazarse en algunos países, pero definitivamente no será conmutada”.

Un estudio de Claudia García Rubio señala que en 2010 circulaban 279 periódicos, para 2024, según otra investigación de Frida V. Rodelo, esa cantidad descendió a 190.

Aunque la versión en papel está reduciendo su empuje, no está pasando lo mismo con su

prestigio, marca y su influencia política y económica. Cada periódico es del tamaño de su reputación, y ésta se construye con años de trabajo. Pienso en todo esto mientras observo la rotativa Goss que tenemos en El Vigía, similar a la que usa el New York Times. Una maquinaria robusta, que en su configuración estándar puede producir 20 mil periódicos por hora y que fue adoptada primero en muchos diarios de Estados Unidos, y más tarde en varios países de América Latina. Sí, nuestro rostro es la versión impresa, ésa que conserva la dignidad de los diarios que ayudan a construir un país cada vez más democrático, que representan un contrapeso para ante el poder. En punto, cabe señalar también que el presente de las redacciones, al menos en nuestro periódico, es el modelo “mixto”: desde hace tiempo comenzamos a usar nuevas tecnologías como redes sociales, enlaces en vivo y noticieros digitales, sin descuidar el criterio, la ética profesional y en general el factor humano que comprende y jerarquiza.

A la par de la versión impresa, la penetración de nuestras plataformas digitales a en aumento, así lo demuestran las cifras: en Facebook tenemos más de 273 mil seguidores con decenas de miles de vistas diarias. En YouTube estamos muy cerca de los 18 mil suscriptores y en Instagram nos siguen más de 11 mil usuarios.

Eso habla de la presencia digital, de crecimiento de nuestros lectores, pero también significa que las nuevas generaciones están volteando hacia un medio de comunicación que ya supera las dos décadas de forma ininterrumpida en formato impreso.

El periodismo cotidiano será clave en el futuro inmediato. Seguir al servicio de la gente, pero ampliando la velocidad y los horizontes usando las nuevas tecnologías es ya una realidad.

Seguimos honrando nuestro lema: Periodismo con la gente.

* Editor de suplementos.

GERARDO ORTEGA*
Las plataformas digitales nos permiten llegar a generaciones más jóvenes.

Periodismo, velocidad y profundidad

NUNCA ANTES el periodismo había sido tan veloz. Las noticias se publican en tiempo real, los titulares se actualizan por minutos y las audiencias consumen información desde el teléfono móvil mientras los hechos aún se desarrollan. En este escenario, la pregunta es inevitable: ¿queda espacio para la reflexión, el contexto y el análisis profundo?

La presión por la inmediatez no es menor. El ecosistema digital premia al primero que publica, no necesariamente al que mejor explica. Redes sociales, motores de

búsqueda y plataformas de video corto han impuesto una lógica de urgencia permanente que empuja a las redacciones a competir contra el reloj. El riesgo es claro: confundir rapidez con relevancia.

El dato es ilustrativo. De acuerdo con el Digital News Report del “Reuters Institute”, alrededor de siete de cada diez personas en el mundo consumen noticias principalmente desde dispositivos móviles, lo que ha reducido el tiempo de lectura y favorecido formatos breves, fragmentados y de actualización constante. El desafío para los medios no es solo captar atención, sino sostenerla con informa-

ción de calidad.

Para el historiador y periodista británico Timothy Garton Ash, el problema no es tecnológico, sino cultural: “La rapidez no es enemiga del periodismo; lo es la falta de criterio editorial para decidir cuándo detenerse a pensar”. La reflexión, sostiene, sigue siendo una decisión humana, no algorítmica.

El periodismo riguroso requiere tiempo: para verificar datos, contrastar fuentes, comprender procesos y explicar causas. Sin embargo, la profundidad no está reñida con la actualidad. Al contrario, en contextos de sobreinformación, el análisis se vuelve un valor diferencial.

Cuando todo circula al instante, comprender es más valioso que saber primero.

En este equilibrio delicado, el periodista vuelve a ser central. No como simple transmisor de datos, sino como intérprete de la realidad. La tecnología puede acelerar los flujos informativos; la responsabilidad de pensar sigue siendo humana. Y quizá, en esa pausa necesaria, se juegue el futuro de la credibilidad periodística.

Fuentes consultadas: Reuters Institute for the Study of Journalism, Digital News Report Timothy Garton Ash, ensayos sobre prensa y democracia. Unesco, Journalism in the Digital Age

La rapidez no es enemiga del periodismo; lo es la falta de criterio editorial para decidir cuándo detenerse a pensar.

Qué debe saber un reportero en 2025?

LA PREGUNTA SOBRE cómo debe formarse un periodista nunca ha sido está tica, pero en 2025 se ha vuelto ineludible. La transformación tecnológica, la precarización del oficio y la crisis de credibilidad de los me dios han colocado al reportero frente a un do ble desafío: dominar nuevas herramientas sin perder los fundamentos éticos y narrativos del periodismo. La tesis es clara: hoy no basta con saber contar historias; hay que comprender el ecosistema en el que esas historias circulan y se disputan.

Durante décadas, la formación periodística se apoyó en tres pilares: reportear, escribir y editar. Esos pilares siguen vigentes, pero ya no son suficientes. El periodista contemporáneo debe entender de datos, plataformas digitales, audiencias fragmentadas y, cada vez más, de inteligencia artificial. De acuerdo con el Digital News Report 2024 del Reuters Institute, más de 60 por ciento de las redacciones en el mun do utiliza herramientas de IA para tareas como transcripción, verificación preliminar o genera ción de borradores, lo que obliga a los periodis tas a conocer sus alcances, límites y riesgos. Sin embargo, la técnica no puede desplazar al criterio. La formación del reportero en 2025 debe reforzar, antes que nada, la capacidad de discernir información relevante en medio del ruido, verificar fuentes y contextualizar hechos. En un entorno donde la velocidad suele imponerse a la precisión, el periodista bien formado es aquel que sabe frenar. Como advierte la periodista y académica argentina Leila Guerriero: “El buen periodismo no consiste en publicar primero, sino en publicar mejor”. Esa premisa, aparentemente simple, es hoy una posición ética.

un texto largo, pero también adaptar una historia a distintos formatos: un hilo explicativo, un guion para pódcast, un video corto o una visualización de datos. Esta versatilidad no implica superficialidad, sino capacidad de traducción. Cada formato exige un lenguaje distinto, pero el rigor informativo debe ser el mismo. El riesgo aparece cuando la forma se impone al fondo.

el periodista generalista mal preparado corre el riesgo de reproducir discursos oficiales sin cuestionarlos.

Otro componente central es la alfabetización digital. No se trata sólo de manejar redes sociales, sino de comprender cómo operan los algoritmos, cómo se distribuyen las noticias y cómo se construyen burbujas informativas. Según el Pew Research Center, 55 por ciento de los jóvenes menores de 30 años se informa principalmente a través de plataformas sociales, muchas veces sin distinguir entre contenido periodístico y opinión disfrazada de noticia. El reportero necesita entender ese terreno para no escribir a ciegas ni caer en la lógica del clic fácil. La formación narrativa también ha cambiado. El periodista de 2025 debe saber escribir

En paralelo, la ética profesional adquiere un peso renovado. La manipulación de imágenes, el uso de IA generativa y la circulación de información no verificada han elevado los dilemas del oficio. La Unesco ha advertido que la desinformación digital es uno de los principales riesgos para la democracia contemporánea, y que el periodismo sigue siendo una de las pocas herramientas capaces de contrarrestarla. Para ello, la formación ética no puede reducirse a una materia universitaria: debe atravesar toda la práctica profesional.

También es indispensable una formación básica en economía, derecho y ciencia de datos. Entender presupuestos públicos, contratos, estadísticas y marcos legales permite al reportero investigar con mayor profundidad y autonomía. En un mundo cada vez más complejo,

Finalmente, la formación del periodista en 2025 debe incluir algo que no suele enseñarse: resistencia emocional y responsabilidad social. El ejercicio cotidiano del periodismo —especialmente en contextos de violencia, polarización o crisis— exige herramientas para manejar la presión, el acoso digital y la exposición constante. Informar sigue siendo un servicio público, no un espectáculo.

En suma, el periodista de hoy debe ser curioso, crítico, técnicamente competente y éticamente firme. Las herramientas cambian, los formatos se multiplican y las audiencias se fragmentan, pero el núcleo del oficio permanece: buscar la verdad verificable y ponerla al alcance de la sociedad. Todo lo demás es accesorio. Lo que hay que hacer es formar reporteros capaces de sostener ese principio en medio de la incertidumbre.

Fuentes consultadas: Reuters Institute for the Study of Journalism, Digital News Report 2024. Pew Research Center, informes sobre consumo de noticias y redes sociales. Unesco, reportes sobre desinformación y periodismo. Guerriero, Leila. Ensayos y entrevistas sobre el oficio periodístico

Hoy no basta con saber contar historias; hay que comprender el ecosistema en el que esas historias circulan y se disputan.

El periodista frente a la desinformación: nuevas armas, nuevas responsabilidades

REDACCIÓN*/EL VIGÍA

EN LA ERA DIGITAL, el periodismo enfrenta desafíos inéditos. La velocidad de la información, la masificación de plataformas y el advenimiento de la inteligencia artificial han transformado no solo la forma en que se pro duce y distribuye el contenido, sino también las reglas mismas de la credibilidad. Entre los fenómenos más inquietantes de este nuevo eco sistema se encuentran la desinformación y los deepfakes, manifestaciones tecnológicas que atentan contra la integridad del relato y la con fianza pública. Para el periodismo profesional, esto implica una reconfiguración de sus prácticas, una revisión de sus herramientas y una reafirmación de sus valores éticos fundamentales. La desinformación —entendida como la difusión deliberada de informaciones falsas o engañosas con fines estratégicos— ya no es un problema periférico. Su impacto se ha intensificado con la proliferación de contenidos generados por inteligencia artificial y la facilidad con que pueden circular en redes sociales. Según estudios recientes, herramientas automatizadas y algoritmos han facilitado la creación de contenidos falsos cada vez más sofisticados y difíciles de detectar, saturando los canales informativos y confundiendo a las audiencias sobre lo que es verdadero y lo que no lo es. Esto obliga a los medios a fortalecer sus prácticas de verificación y contraste para proteger la calidad informativa y la confianza del público.

TECNOLOGÍA INQUIETANTE

Las herramientas, por sí solas, no bastan. La respuesta periodística frente a la desinformación y los deepfakes tiene una dimensión humana e institucional.

La amenaza que representan los deepfakes es doble. Por un lado, se usan para sembrar confusión y sembrar campañas de desinformación que pueden alterar procesos democráticos o influir en percepciones sociales; por otro, constituyen un riesgo directo para la credibilidad y la reputación de periodistas y medios. Organizaciones especializadas han documentado un incremento exponencial en el uso de videos manipulados para desacreditar informaciones legítimas o atacar directamente la imagen de reporteras y reporteros, creándose así un caldo de cultivo para la desconfianza generalizada hacia las fuentes tradicionales y profesionales de información.

con rigor. Herramientas especializadas como detectores de deepfakes o sistemas de verificación audio-visual —por ejemplo, plataformas y algoritmos desarrollados para comparar patrones vocales con registros confirmados— se están convirtiendo en aliados esenciales de las redacciones que desean mantener un estándar de veracidad en sus publicaciones.

ALIANZAS INTERNACIONALES

Además, la profesionalización de prácticas de verificación exige alianzas y estándares globales que trasciendan los límites nacionales. Redes y asociaciones de verificación de hechos han surgido con el objetivo de compartir metodologías, tecnología y códigos éticos comunes, con el propósito de hacer frente de manera colaborativa a la desinformación en todas sus formas. Estos esfuerzos no solo fortalecen la integridad editorial, sino que contribuyen a construir una cultura mediática que valore la transparencia y la evidencia por encima de la rapidez y la viralidad sin control.

En este contexto emergen los deepfakes: audios, videos o imágenes creados mediante algoritmos de aprendizaje profundo (deep learning) que simulan de forma extremadamente realista la voz, el rostro o los gestos de personas reales en situaciones que nunca ocurrieron. Esta tecnología no solo resulta inquietante por su capacidad de parodia o entretenimiento, sino por su potencial para la manipulación política, la difamación y la alteración deliberada de la percepción pública. Proyecciones recientes estiman que el número de videos deepfake podría crecer de medio millón en 2023 a más de 8 millones para 2025, en un contexto donde más de 6 por ciento de los incidentes de fraude digital involucran este tipo de contenidos manipulados.

Un factor particularmente preocupante es el impacto específico en ciertos grupos. En diversos informes y estudios se ha observado que la mayoría de deepfakes con fines pornográficos o de acoso digital afectan a mujeres, incluidas figuras públicas, activistas y periodistas, en un patrón que combina misoginia con estrategias de desprestigio. Esta forma de violencia digital no solo desafía los estándares éticos en materia de género y derechos humanos, sino que sitúa a la profesión periodística en una posición de defensa constante de su integridad y seguridad. Frente a este panorama, las responsabilidades del periodismo profesional se multiplican. Ya no se trata únicamente de verificar hechos o contextualizar acontecimientos; hoy la labor informativa exige desarrollar y aplicar herramientas tecnológicas y metodológicas para detectar señales de manipulación y desmentirlas

Sin embargo, las herramientas, por sí solas, no bastan. La respuesta periodística frente a la desinformación y los deepfakes tiene una dimensión humana e institucional que es igualmente crucial. La formación continua de periodistas en alfabetización digital, habilidades de verificación y comprensión de los mecanismos tecnológicos subyacentes es indispensable. Asimismo, los medios tienen la responsabilidad de comunicar con transparencia sobre sus procesos de verificación, informando a las audiencias no solo sobre lo que es falso, sino también sobre cómo se llega a esa conclusión. Esta transparencia no debilita a los medios; por el contrario, fortalece su credibilidad y refuerza el papel del periodismo como garante de la verdad en sociedades democráticas.

En suma, la lucha contra la desinformación y la manipulación digital, incluidos los deepfakes, no es un combate solitario. Es una responsabilidad compartida entre periodistas, medios, plataformas tecnológicas y el público informado. El periodismo profesional, armado con ética, tecnología y rigor metodológico, puede —y debe— ser el contrapeso que preserve la integridad de la información en el siglo XXI.

* Con información de El País, AP y Women in Journalism (WIJ).

El pódcast se ha consolidado como una de las narrativas más influyentes. Su fortaleza radica en la intimidad: la voz genera cercanía, credibilidad y tiempo de escucha

REDACCIÓN*/EL VIGÍA

LA PREGUNTA SOBRE cómo debe formarse un periodista nunca ha sido estática, pero en 2025 se ha vuelto ineludible. La transformación tecnológica, la precarización del oficio y la crisis de credibilidad de los medios han colocado al reportero frente a un doble desafío: dominar nuevas herramientas sin perder los fundamentos éticos y narrativos del periodismo. La tesis es clara: hoy no basta con saber contar historias; hay que comprender el ecosistema en el que esas historias circulan y se disputan.

Durante décadas, la formación periodística se apoyó en tres pilares: reportear, escribir y editar. Esos pilares siguen vigentes, pero ya no son suficientes. El periodista contemporáneo debe entender de datos, plataformas digitales, audiencias fragmentadas y, cada vez más, de inteligencia artificial. De acuerdo con el Digital News Report 2024 del Reuters Institute, más de 60 por ciento de las redacciones en el mundo utiliza herramientas de IA para tareas como transcripción, verificación preliminar o generación de borradores, lo que obliga a los periodistas a conocer sus alcances,

límites y riesgos.

Sin embargo, la técnica no puede desplazar al criterio. La formación del reportero en 2025 debe reforzar, antes que nada, la capacidad de discernir información relevante en medio del ruido, verificar fuentes y contextualizar hechos. En un entorno donde la velocidad suele imponerse a la precisión, el periodista bien formado es aquel que sabe frenar. Como advierte la periodista y académica argentina Leila Guerriero: “El buen periodismo no consiste en publicar primero, sino en publicar mejor”. Esa premisa, aparentemente simple, es hoy una posición ética.

Otro componente central es la alfabetización digital. No se trata sólo de manejar redes sociales, sino de comprender cómo operan los algoritmos, cómo se distribuyen las noticias y cómo se construyen burbujas informativas. Según el Pew Research Center, 55 por ciento de los jóvenes menores de 30 años se informa principalmente a través de plataformas sociales, muchas veces sin distinguir entre contenido periodístico y opinión disfrazada de noticia. El reportero necesita entender ese terreno para no escribir a ciegas ni caer en la lógica del clic fácil. La formación narrativa también

ha cambiado. El periodista de 2025 debe saber escribir un texto largo, pero también adaptar una historia a distintos formatos: un hilo explicativo, un guion para pódcast, un video corto o una visualización de datos. Esta versatilidad no implica superficialidad, sino capacidad de traducción. Cada formato exige un lenguaje distinto, pero el rigor informativo debe ser el mismo. El riesgo aparece cuando la forma se impone al fondo. En paralelo, la ética profesional adquiere un peso renovado. La manipulación de imágenes, el uso de IA generativa y la circulación de información no verificada han elevado los dilemas del oficio. La Unesco ha advertido que la desinformación digital es uno de los principales riesgos para la democracia contemporánea, y que el periodismo sigue siendo una de las pocas herramientas capaces de contrarrestarla. Para ello, la formación ética no puede reducirse a una materia universitaria: debe atravesar toda la práctica profesional. También es indispensable una formación básica en economía, derecho y ciencia de datos. Entender presupuestos públicos, contratos, estadísticas y marcos legales permite al reportero investigar con ma-

yor profundidad y autonomía. En un mundo cada vez más complejo, el periodista generalista mal preparado corre el riesgo de reproducir discursos oficiales sin cuestionarlos. Finalmente, la formación del periodista en 2025 debe incluir algo que no suele enseñarse: resistencia emocional y responsabilidad social. El ejercicio cotidiano del periodismo —especialmente en contextos de violencia, polarización o crisis— exige herramientas para manejar la presión, el acoso digital y la exposición constante. Informar sigue siendo un servicio público, no un espectáculo. En suma, el periodista de hoy debe ser curioso, crítico, técnicamente competente y éticamente firme. Las herramientas cambian, los formatos se multiplican y las audiencias se fragmentan, pero el núcleo del oficio permanece: buscar la verdad verificable y ponerla al alcance de la sociedad. Todo lo demás es accesorio. Lo que hay que hacer es formar reporteros capaces de sostener ese principio en medio de la incertidumbre.

Fuentes consultadas: Edison Research, The Infinite Dial 2024. Pew Research Center, informes sobre consumo de noticias y redes sociales. Salaverría, Ramón. Estudios sobre periodismo digital y convergencia de medios

PERIODISMO AMBIENTAL:

El rol de los medios ante a la crisis climática

REDACCIÓN*/EL VIGÍA

EN UN MUNDO

crisis climática se expresa con se quías extremas, incendios fores tales intensificados y nuevas olas de calor, el papel del periodismo ambiental emerge como un pilar fundamental para la toma de de cisiones colectivas y la construc ción de sociedades informadas. No se trata únicamente de narrar catástrofes: los medios tienen la responsabilidad de traducir da tos científicos complejos en in formación accesible y relevante para audiencias diversas, situando al lector en el corazón de un fenómeno global con efectos locales palpables.

ambiente y los intereses políticos o corporativos.

LA ONU EN MÉXICO

“La calidad del mensaje es tan decisiva como su alcance: comunicar con rigor y contextualización científica puede transformar la percepción social del riesgo ambiental”, señala un análisis publicado tras la COP30. Esta reflexión subraya la doble función del periodismo ambiental: informar con precisión y fomentar la conciencia pública, impulsando un diálogo democrático sobre políticas climáticas y prácticas sostenibles.

EL RECLAMO DEL 30%

En muchos países, este porcentaje aún está lejos de alcanzarse, en un panorama mediático que prioriza noticias de impacto inmediato y vistas rápidas por encima de coberturas continuas y en profundidad de la degradación climática y sus implicaciones.

La labor periodística en este

Un dato que ilustra la magnitud del reto es el reclamo de especialistas y periodistas ambientales de que al menos 30 por ciento de las noticias en medios debería abordar temas del cambio climático, como forma de ampliar el conocimiento público y fomentar la acción colectiva frente a la emergencia ambiental.

campo no está exenta de riesgos. Según datos de la Unesco, más de 70 por ciento de los periodistas que cubren temas ambientales han sufrido agresiones, amenazas o presiones, una cifra que revela no solo la peligrosidad de investigar sectores económicos poderosos, como la minería o los combustibles fósiles, sino también las tensiones que existen entre la defensa del medio

Sin una prensa libre, crítica y bien informada, la crisis climática corre el riesgo de convertirse en un fenómeno fragmentado, entendido solo en sus manifestaciones más dramáticas. El desafío de los medios es entonces articular datos, historias humanas y explicaciones científicas en una narrativa que no solo describa el problema, sino que ilumine caminos de acción y responsabilidad compartida.

Fuentes consultadas: Unesco, Journalism: Protecting the Planet, “World Trends in Freedom of Expression and Media Development”. EFE verde. ONU.

Periodismo ante la inteligencia artificial: ética, herramientas y futuro

REDACCIÓN / EL VIGÍA

EN EL MARCO del 23º aniversario del periódico El Vigía, el debate sobre el presente y el futuro del periodismo adquirió una dimensión especial. En una mesa redonda moderada por el editor Gerardo Ortega, el doctor Arturo Serrano Santoyo, director de la Fundación Teledees y especialista en tecnología, y Arturo López Juan, director general de El Vigía, reflexionaron sobre los desafíos que enfrenta el oficio periodístico frente al avance de la inteligencia artificial, las redes sociales y el mundo digital.

El encuentro partió de una premisa clara: la inteligencia artificial ya no es una posibilidad futura, sino una realidad que atraviesa todos los ámbitos del quehacer humano, incluido el periodismo. “Estamos en una época crucial”, advirtió Serrano Santoyo, al señalar que el ritmo acelerado del cambio tecnológico impide, muchas veces, evaluar con profundidad sus implicaciones sociales, éticas y cognitivas.

El especialista recordó que, aunque la inteligencia artificial lleva años en desarrollo, su irrupción masiva se dio a partir de noviembre de 2022, con la popularización de herramientas de inteligencia artificial generativa como ChatGPT. “Causó un impacto enorme, con millones de usuarios en muy poco tiempo, y desde ahí la inteligencia artificial empezó a penetrar en todos los rumbos del quehacer humano”, afirmó.

RIESGOS, BENEFICIOS Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

Para Serrano Santoyo, todo desarrollo tecnológico implica beneficios, pero también riesgos. “Tenemos que identificar las potencialidades que traen beneficio a la sociedad y aquellas que pueden poner en riesgo la información fidedigna”, señaló. El problema, explicó, es que muchas innovaciones se adoptan sin un análisis previo de sus consecuencias no intencionales, lo que puede afectar campos sensibles como el periodismo, la ciencia, el medio ambiente o la salud. Uno de los puntos que más preocupación genera es la aparición de los llamados “agentes de inteligencia artificial”, programas capaces de emular ciertas capacidades humanas y ejecutar tareas de manera autónoma. “El riesgo es que se salgan de control”, advirtió Serrano, al subrayar que aún no existen estudios suficientes sobre el

impacto cognitivo y social de estas tecnologías. “Lo que mueve todo este desarrollo es el dinero, las finanzas, no necesariamente el bienestar humano”, agregó.

En ese contexto, citó un documento reciente del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), titulado Canarios en la mina de carbón, que alerta sobre la necesidad de actuar con cautela frente a tecnologías que aún no están plenamente comprendidas. “Así como antes se usaban canarios para detectar gases tóxicos, hoy debemos ser cuidadosos de no adoptar herramientas que puedan dañar a las personas”, explicó.

EL PERIODISMO FRENTE

A LA TECNOLOGÍA

Desde la perspectiva editorial, Arturo López Juan contextualizó el debate recordando que la comunicación es un proceso inherente al ser humano. “Lo que cambia no es la comunicación, sino el medio”, afirmó. Para el director de El Vigía, la inteligencia artificial debe entenderse como una herramienta más, comparable a lo que en su momento fueron el lápiz, la libreta, la computadora o internet.

“La noticia siempre es información, pero la información no siempre es noticia”, puntualizó, al subrayar que el verdadero reto de la tecnología está en los tiempos. Hoy, explicó, la información circula en tiempo real, lo que obliga a los periodistas a replantear sus rutinas, sin renunciar al rigor. López Juan reconoció que muchos medios

tradicionales cometieron errores al ver internet como un enemigo y no como un aliado. “No supimos cómo reaccionar y eso provocó desplazamientos”, señaló. Sin embargo, consideró que la inteligencia artificial no cambiará la esencia del periodismo, sino que facilitará ciertos procesos. “Antes hacíamos periodismo con lápiz y libreta; hoy simplemente agregamos una herramienta más”, dijo.

DERECHOS DE AUTOR Y PROPIEDAD INTELECTUAL

Uno de los temas más delicados abordados durante la conversación fue el de los derechos de autor. Gerardo Ortega planteó la incertidumbre jurídica en torno a los contenidos generados por inteligencia artificial, recordando que recientemente la Suprema Corte determinó que estos productos no pueden registrarse a nombre de una persona.

Al respecto, Serrano Santoyo explicó que la propiedad intelectual sigue perteneciendo a quien genera y registra la información, siempre que exista un proceso jurídico claro. “Cuando una marca se registra, tiene un valor comercial y es propiedad de quien la registra”, señaló, subrayando la importancia de respetar las fuentes y los marcos legales existentes.

EL PERIODISTA COMO CURADOR DE INFORMACIÓN

Otro punto central fue el nuevo rol del periodista. Ortega planteó la idea del periodista

como un “catador” o curador de información, capaz de distinguir entre contenidos verdaderos, falsos o generados artificialmente. Serrano coincidió: “El periodista es un ser humano con capacidad ética y moral para discernir. La herramienta debe ayudar a aumentar ese valor, no a desplazarlo”.

En este sentido, destacó que la inteligencia artificial puede hacer más eficiente el trabajo periodístico, pero no sustituir la responsabilidad humana. “Puede ayudarte a seleccionar, organizar y analizar información, pero la decisión final debe ser del periodista”, afirmó.

TRANSPARENCIA Y ÉTICA EDITORIAL

Desde su experiencia como editor, Gerardo Ortega compartió un caso concreto: la recepción de un texto generado parcialmente con inteligencia artificial. “El problema no es usarla, sino no avisar”, sostuvo. Para Ortega, la información es un elemento delicado que puede modificar la percepción del mundo, por lo que el lector tiene derecho a saber cómo fue producido un contenido.

“Lo importante es la transparencia y la supervisión humana”, subrayó, al advertir que el uso irresponsable de estas herramientas puede afectar la credibilidad de los medios.

Serrano Santoyo respaldó esta postura y amplió la reflexión hacia otros ámbitos, como el jurídico o el de la salud. “La cuestión ética y moral es central. No podemos adoptar tecnologías solo por su

resplandor”, dijo.

CONOCIMIENTO, ÉTICA E INCERTIDUMBRE

Hacia el cierre del diálogo, Arturo López Juan sintetizó el debate en dos pilares fundamentales: conocimiento y ética. “Un periodista improvisado será un pésimo comunicador usando inteligencia artificial”, advirtió. A su juicio, el conocimiento permite formular mejores preguntas y discernir las respuestas, mientras que la ética evita el uso irresponsable de la tecnología.

“Yo puedo pedirle a la inteligencia artificial que me haga una nota y publicarla sin verificar nada. Eso es una falta de ética absoluta”, afirmó. Para López Juan, el futuro del periodismo estará marcado por la incertidumbre, pero también por la capacidad de los profesionales de adaptarse sin perder sus principios.

MIRAR AL FUTURO CON RESPONSABILIDAD

Al concluir la mesa redonda, Gerardo Ortega destacó la importancia de mantener una guía ética firme frente al avance tecnológico. “La inteligencia artificial debe adoptarse con inteligencia y sabiduría”, dijo, al agradecer la participación de los invitados y reiterar el compromiso de El Vigía con un periodismo responsable.

En su 23º aniversario, el periódico reafirma así una convicción central: más allá de las herramientas, el periodismo sigue siendo un ejercicio humano, basado en el conocimiento, la ética y la responsabilidad social.

Gerardo Ortega, Arturo Serrano Santoyo y Arturo López Juan, durante la charla.

Audiencias críticas, participación y responsabilidad compartida

DURANTE DÉCADAS, el periodismo concibió a sus lectores como receptores pasivos de información. Hoy, esa lógica ha quedado atrás. En el ecosistema informativo contemporáneo, las audiencias participan, opinan, verifican, comparten y, en muchos casos, influyen de manera directa en la agenda mediática. El lector ya no es un espectador: es un actor con capacidad de amplificar, cuestionar o desacreditar los contenidos informativos.

La digitalización y el auge de las redes sociales han acelerado este cambio. De acuerdo con el Digital News Report 2024 del Reuters Institute, 54 por ciento de los usuarios de noticias a nivel global interactúa con la información —comentando, compartiendo o reaccionando— al menos una vez por semana, lo que confirma un involucramiento creciente de las audiencias en el flujo informativo. Esta participación, sin embargo, no siempre se traduce en una lectura crítica o responsable. Otro dato revelador proviene del Pew Research Center, que señala que 64 por ciento de los adultos considera que los ciudadanos tienen hoy tanta responsabili-

dad como los medios en frenar la desinformación. Esta percepción apunta a un cambio cultural profundo: la calidad del debate público ya no depende únicamente de las redacciones, sino también del comportamiento informativo de quienes consumen y difunden noticias.

AUDIENCIA CRÍTICA

En este contexto, el concepto de audiencia crítica cobra relevancia. Se trata de lectores capaces de distinguir fuentes confiables, identificar ses gos, contrastar información y comprender el contexto de los hechos. Sin estas habili dades, la participación activa puede convertirse en un factor de riesgo, amplificando rumo res, noticias falsas o discursos de odio.

“La alfabetización mediática es una condición indispensable para la democracia contemporá nea”, ha señalado Rasmus Kleis Nielsen, director del Reuters Ins titute, al analizar la relación entre audiencias y confianza en los me dios. “Sin lectores críticos, incluso el mejor periodismo tiene un im-

pacto limitado”. Esta afirmación subraya que la responsabilidad informativa es compartida: medios y audiencias dependen mutuamente para sostener un espacio público saludable.

Para los medios de comunicación, este escenario implica nuevos desafíos. Ya no basta con informar; es necesario dialogar con las audiencias, explicar

con transparencia y fomentar una relación basada en la confianza. Para los lectores, en cambio, el reto es asumir un rol activo pero ético, consciente de que cada clic, cada comentario y cada compartido tiene consecuencias en el debate público.

El futuro del periodismo no se juega solo en las redacciones, sino en la interacción cotidiana entre

Sin lectores críticos, incluso el mejor periodismo tiene un impacto limitado.

La ubicuidad del Ágora digital

El periodista y escritor evalúa el peso de las redes sociales en la comunicación política y reflexiona sobre el fenómeno comunicativo en la era donde abunda la hiperconexión y un permanente tsunami informativo

NUESTRO MUNDO SE ha transformado en un ágora. Un ágora descomunal y omnipresente en donde millones de seres humanos hemos hecho de la libre expresión un ritual de vida diaria. Hace algunas décadas los futurólogos y los creadores de ciencia ficción imaginaron que la bienvenida al Siglo XXI sería sinónimo de colonias interplanetarias y automóviles volantes, pero jamás aventuraron un escenario en donde el planeta entero se transformaría en una gran plaza pública, un foro de debate permanente, un coro que no calla nunca.

La raíz etimológica de política viene del latín políticus y del griego politikós que significa “de los ciudadanos”, pero también “del Estado”, ya que la polis griega era entonces la única unidad estatal existente. El ágora es el centro y el espíritu de la polis y por tanto el animal político no puede permanecer indiferente a lo que ahí sucede. Nuestro ágora moderno se ha transformado en algo parecido al Aleph de Borges. Es un todo casi omnipresente en tiempo y espacio. En la historia de la cultura, las primeras décadas del milenio serán recordadas como la era del boom de las redes sociales. Por supuesto no falta quien pretenda minimizarlo o frivolizarlo, sin embargo las mayores y más radicales transformaciones son aquellas que tienen que ver con nuestra vida cotidiana y resulta que nuestro día a día ha cambiado por completo en la últi-

ma década. Hay un universo en explosión e implosión que queramos o no tiene consecuencias concretas e inmediatas en nuestra forma de relacionarnos y entendernos. Todos los días y a cada momento están pasando cosas en las redes sociales: nace una idea, se concreta un negocio, se hace un llamado a apoyar tal o cual causa, se organiza una campaña o se produce un enamoramiento arrebatador.

Si un pintor creara una escena costumbrista de nuestra época y plasmara la imagen de un café o un bar en la segunda década del Siglo XXI como Van Gogh inmortalizó la Belle Epoque en Terraza de un café por la noche, encontraríamos algunas particularidades que definen el espíritu de nuestro tiempo. Tal vez lo más notorio –más allá de los detalles de la moda en el vestir– es que los rostros de más de la mitad de los comensales del café están fijos en las pantallas

también se hace política y no de manera esporádica.

Surgen ideas que afectan y tienen consecuencias directas en la esfera de lo público.

Un político –sea aspirante, candidato o gobernante en funciones–no puede mantenerse al margen del gran ágora. Darle la espalda o restarle importancia sería el equivalente a tratar de interactuar socialmente con ojos cerrados y oídos sordos. Ningún político que se pretenda democrático puede permanecer indiferente. Sólo los autócratas y los tiranos dan la espalda a la plaza pública o la censuran. No es casualidad que los sistemas dictatoriales limiten o de plano repriman las redes sociales. Saben o intuyen que lo expresado por el gran coro del ágora puede hacer temblar sus cimientos. Lo mismo aplica para los periodistas, comunicadores y líderes de opinión. Estar fuera del ágora significa una virtual inexistencia.

de sus dispositivos móviles. Nos comunicamos con la persona que está frente a nosotros en la mesa, pero también con las otras diez que nos hablan a través de una red social abierta. Habrá quien critique esta compulsión y hable de aislamiento cibernético, pero lo cierto es que esas diez conversaciones alternas están ocurriendo y producen efectos. No hay diálogo sin consecuencias.

En la antigua Grecia el ágora era un espacio abierto que fungía como centro neurálgico de su vida social. En el ágora se conversaba, pero también se compraba y se vendía. En el ágora había manifestaciones culturales, pero también se pronunciaban discursos y se celebraban asambleas. El ágora era la columna vertebral y el termómetro de la polis griega. En nuestro tiempo el ágora está en todas partes y se expresa a cada momento. En el ágora, por cierto,

Cualquiera que pretenda incidir o influir en la vida pública de su comunidad debe entrar al gran ágora de las redes sociales y dialogar. Si opta por darle la espalda y continuar inmerso en su monólogo a través de medios de comunicación tradicionales el gran perdedor será él. Haga lo que haga la voz del ágora se seguirá escuchando. Políticamente las redes sociales representan el rompimiento de ancestrales paradigmas y complejos que han encarnado en nuestra política. Nuestra tradición histórica es autocrática. El gobernante ordena, manda, conduce pero no dialoga ni interactúa. Por años el monólogo ha sido consustancial a nuestros políticos. Aprender a escuchar, intercambiar, modificar una opinión o aceptar un equívoco es algo que parece ser contrario al ADN de las esferas del poder. Pero en la era del gran ágora quien opte por el monólogo simplemente se oxidará y caducará en silencio. Interactuar o morir parece ser la premisa. Acaso el primer gran líder mundial en operar una estrategia de comunicación basada en redes sociales fue Barack Obama. La mane-

DANIEL SALINAS BASAVE*
En la historia de la cultura, las primeras décadas del milenio serán recordadas como la era del boom de las redes sociales.

ra en que el aspirante demócrata se comunicó directa y abiertamente con sus electores marcó una abismal diferencia frente a lo hecho por su oponente, John McCain, quien en pleno 2008 optó por una estrategia tradicional de comunicación política unidireccional. Si bien el fenómeno sociocultural de Obama y su contundente triunfo se explican por múltiples factores, es innegable que su interacción en redes fue clave. En el siglo XXI la Historia se acelera y tiene prisa. El diario acontecer es un tren bala que a menudo supera nuestra capacidad de asimilación. Lo que Francis Fukujama imaginó en 1989 como el Fin de la Historia era en realidad su aceleración. La comunicación actual fluye al ritmo de ese tren bala. Es dinámica, horizontal, directa e impacta en forma inmediata. La opinión pública es cada vez más voraz. Se alimenta todos los días masticando varios temas a la vez y no es fácil correr a su ritmo.

En la actualidad el mundo de las redes sociales es el equivalente a un cohete espacial cuya estela destella en el horizonte mientras vuela hacia alturas hasta hace poco inalcanzables. La dinámica de los acontecimientos exige evolución y revolución permanentes. Lo que por la mañana era la vanguardia al caer la tarde se torna obsoleto y al anochecer ya nadie lo recuerda. La certidumbre es que aquí la única constante es el cambio.

Hoy hablamos del surgimiento de un gran ágora planetario, el mundo entero como una gigantesca plaza pública en donde todos tienen algo que decir y opinar, un descomunal foro con millones de voces que se expresan al mismo tiempo y tienen la capacidad de torcer el destino de naciones enteras. En la última década hemos sido testigos de giros políticos antes impensables, vueltas de tuerca que han sido capaces de sorprender a expertos politólogos. La constante es que éste ágora se multiplica y bifurca en veredas improbables. La comunicación horizontal e interactiva y la metamorfosis del consumidor en prosumidor han conseguido dar vuelcos radicales en las apuestas de no pocos procesos políticos. La audiencia y el electorado ya no son los mismos de hace una década ni se les puede seguir tratando igual. Las experiencias recientes han demostrado que un gasto millonario en una campaña publicitaria en medios tradicionales puede servir de poco o nada. Actores políticos hasta hace poco inexistentes dentro del radar de la competencia electoral a los que pocos tomaban en serio, irrumpieron de pronto con fuerza inusitada y en un abrir y cerrar de ojos barrieron con sus competidores. Fenómenos como el de Donald Trump en Estados Unidos, Emmanuel Macron en Fran-

En la antigua Grecia el ágora era un espacio abierto que fungía como centro neurálgico de su vida social.

cia, Justin Trudeau en Canadá y Jair Bolsonaro en Brasil serían difícilmente explicables sin este nuevo modelo de comunicación. Más allá de tendencias políticas e ideologías, lo que hermana a estos personajes tan disímiles es que ninguno de ellos era favorito para ganar la presidencia de su país y de una forma u otra, ninguno viene de una militancia política tradicional. Giros radicales como el Brexit en Gran Bretaña, la intentona secesionista de Cataluña en España, campañas de denuncia de acoso y abuso sexual como el #MeToo y fenómenos como la irrupción de las noticias falsas y conceptos como la “postverdad” difícilmente habrían fructificado con semejante contundencia de no haber existido este ágora planetario en el que todos nos expresamos.

Basta con evaluar la forma en que ha cambiado el mapa político de México en los últimos años. En 2010, el país era gobernado por un presidente panista y Morena ni siquiera existía como fuerza política. Hoy Morena gobierna al país después de un sexenio priista, mientras que los dos partidos tradicionales de México, el PRI y el PAN, están juntos por primera vez como oposición, sumidos en profundo proceso de reconstrucción, autoevaluación y saneamiento interno. De igual forma, el mapa de las gubernaturas y las alcaldías ha sufrido constantes y profundos cambios que han incluido triunfos de candidatos independientes.

El discurso político en México ha sido tradicionalmente unidireccional y las posibilidades de que un aspirante a un cargo de elección fuera cuestionado en forma directa por un ciudadano eran mínimas y se limitaban, si acaso, a tribunas radiales en vivo durante el limitado tiempo que duraran y siempre y cuando el radioescucha tuviera la suerte y la paciencia para poder comunicarse a cabina, mientras que en las redes sociales el diálogo es permanente, pues el

ciudadano puede responder o generar un contenido en cualquier momento del día.

Ahora todo ha cambiado. El ciudadano no es más un ente pasivo. El ciudadano es hoy en día un prosumidor de información. Es decir, es un artífice, un generador y un protagonista. La diferencia entre un consumidor y un prosumidor es que mientras el primero es un receptor casi siempre pasivo, el segundo es alguien cuya respuesta puede influir en la campaña. El prosumidor puede generar opiniones o comentarios inmediatos donde revele cierta información y a partir de ahí generar percepción negativa o positiva. Los grandes perdedores en este rompimiento de paradigma, son los medios de comunicación tradicionales

Por primera vez la política ha dejado de ser un monólogo para transformarse en una conversación interactiva. No es una conversación vertical donde el político está en un pedestal y el ciudadano en el suelo, sino una interacción horizontal, bidireccional y al mismo nivel. Nada hay más anacrónico en política hoy en día que el “yo hablo, tú escuchas”.

Cierto, estos procesos son complejos y sería inexacto afirmar que solo son explicables por el arribo de las redes sociales a nuestra vida cotidiana, pero lo cierto es que sin la existencia del gran ágora planetario era improbable que irrumpieran de manera tan repentina y contundente. Hoy en día, un video, una foto o una frase pueden volverse tendencia mundial en cuestión de horas y provocar un giro radical en un proceso.

No todos los políticos utilizaban esta herramienta de comunicación y quienes empezaban a incursionar en ella lo hacían a su libre entender, improvisando sin una guía profesional. Hoy no es concebible una campaña política sin una operación profesional de redes sociales y los encargados de coordinar Facebook y Twitter tienen la misma importancia en el cuarto de guerra que los encargados de la estrategia territorial o del contenido de la plataforma política. Una elección puede, en gran medida, ganarse o perderse en las redes sociales. Por supuesto que la estrategia general de campaña sigue siendo la clave y hay factores e imponderables a los que la operación de redes debe adaptarse, pero la plaza virtual es la cancha o el ring donde se escenifica buena parte del duelo.

* Autor nacido en Monterrey, NL. En 2015 obtuvo el Premio Internacional “Sor Juana Inés de la Cruz” por su libro de ensayos Bajo la luz de una estrella muerta.

* El presente texto pertenece al libro de ensayos Los demonios del Ágora. Apoteosis e infortunio de la libertad de expresión en la era digital, capítulo reproducido con el permiso del autor (N. del E.).

Creciente hostilidad contra el periodismo promovida por los discursos oficiales

LAS CONCLUSIONES

la 81ª Asamblea General de la So ciedad Interamericana de Pren sa (SIP) en octubre de 2025, tras cuatro días de presentaciones y conferencias, advirtieron sobre el deterioro de la libertad de prensa en el continente, en un contexto de creciente hostilidad hacia el pe riodismo impulsada por discursos oficiales.

También se denunciaron asesi natos, encarcelamientos, exilios y acoso judicial contra periodis tas, así como sanciones económi cas y censura en varios países de la región. Pese a este panorama adverso se destacaron señales positivas en fallos judiciales en Costa Rica que refuerzan el derecho a la información y la libre crítica, y una sentencia histórica en Colombia que reconoce los crímenes contra periodistas como ataques a la democracia.

SITUACIÓN DE EU

En las conclusiones se abordó el deterioro de la libertad de prensa en el continente, en un contexto de creciente hostilidad hacia el periodismo impulsada por discursos oficiales.

los últimos seis meses. En Haití, la crisis de seguridad es la que obliga a más periodistas a dejar el país. La vigilancia, el seguimiento y la intimidación física o digital son moneda corriente en Cuba.

PERIODISTAS

ENCARCELADOS

José Rubén Zamora lleva tres años preso en Guatemala, mientras continúa desaparecido, desde febrero, el periodista Milton Polanco. Irving Guerrero, Leo Cárcamo y Elsbeth D’Anda están en prisión en Nicaragua. En Venezuela son 18 los periodistas encarcelados.

A continuación, el texto íntegro de las Conclusiones de la 81 Asamblea General:

En la apertura de las deliberaciones de la 81ª Asamblea General de la SIP, el presidente de la organización resaltó el impacto continental de la situación institucional que atraviesa los Estados Unidos. “No se trata solo de ataques a periódicos o a cadenas televisivas; se trata de un debilitamiento del sistema democrático más influyente de nuestro hemisferio. Y lo que ocurre en Washington, no nos engañemos, repercute en toda América”, advirtió José Roberto Dutriz.

Un discurso hostil contra el periodismo se registró en distintos países en el último semestre. La frase “no odiamos lo suficiente a

Un discurso hostil contra el periodismo se registró en distintos países en el último semestre. La frase “no odiamos lo suficiente a los periodistas”, con la que el presidente argentino Javier Milei suele cerrar sus mensajes en X referidos a la prensa, se convierte en un símbolo del nivel de riesgo que el discurso oficial genera al ejercicio del oficio periodístico

los periodistas”, con la que el presidente argentino Javier Milei suele cerrar sus mensajes en X referidos a la prensa, se convierte en un símbolo del nivel de riesgo que el discurso oficial genera al ejercicio del oficio periodístico. En una línea similar, el presidente colombiano Gustavo Petro continúa estigmatizando a medios y periodistas, asociándolos con prácticas mafiosas. Los presidentes de Costa Rica y Ecuador, por su parte, continúan con sus discursos ofensivos contra periodistas.

En Honduras, fue asesinado el periodista Javier Hércules Salinas.

El periodista Raúl Celis en Perú. En Bolivia, diversos medios fueron afectados con multas y otras sanciones por la difusión de propaganda electoral, en algunos casos con montos superiores al valor de las empresas periodísticas. Las demandas civiles y penales contra medios y periodistas son los mecanismos más usados en Panamá para amenazar la sustentabilidad económica de las empresas e inhibir a los trabajadores de prensa. El hostigamiento del presidente salvadoreño Nayib Bukele contra el periodismo independiente ha sumado 40 periodistas al exilio en

Se acumulan en Brasil los casos de acoso judicial y censura. En México, el acoso judicial se consolida como la principal herramienta de censura.

Dentro de un panorama general que se oscurece progresivamente, cabe destacar algunas señales positivas. Como las que ofreció, en la inauguración de la asamblea, Luis Abinader. “Un gobierno que teme a la prensa, teme a la verdad” dijo el presidente dominicano en un discurso en el que hizo una enfática defensa de la libertad de expresión. En Costa Rica resaltan dos fallos emblemáticos de la Sala Constitucional sobre acceso a la información pública y sobre la libertad de emitir juicios críticos. En Colombia una decisión de la Corte Suprema de Justicia establece un precedente histórico al reconocer los crímenes contra periodistas como ataques a la libertad de prensa y la democracia, y no como homicidios comunes.

* La SIP es una organización sin fines de lucro dedicada a la defensa y promoción de la libertad de prensa y de expresión en las Américas. Está conformada por más de mil 300 medios del hemisferio occidental y tiene su sede en Miami, Florida, Estados Unidos.

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