«[…] Este libro habla de dolor y de injusticia […] de torturados y de desaparecidos […] de muertos y de la incorruptible y eterna esperanza de la vida. Aquí hablan los que saben que van a morir, y también los vivos que, hora tras hora, año tras año, van transportando consigo esas millares de muertes para impedir que sean olvidadas. […] Porque [los injusticiados] no fueron olvidados aparece este libro. Porque ellos no fueron olvidados el pueblo chileno se levanta un poco más todos los días. […] El pueblo chileno sólo podrá reconocerse entero, completo, cuando haya conseguido reincorporar, como parte nuevamente vivificante de su historia, la memoria de los asesinados y el respeto por los que, contra todas las adversidades, les sobrevivieron.» José Saramago