Avellaneda en Fotos - Nº 165

17 AÑOS

HUGO E. TEMPESTA, 50 AÑOS CON LA FOTOGRAFIA Nº 165 - JULIO 2021 - AÑO 17 - $300 - BUENOS AIRES - ARGENTINA

Revista Avellaneda en Fotos

Editorial

Una tardía despedida Los amigos que dejamos de ver siguen viviendo en nuestro recuerdo. Los momentos compartidos y eventuales encuentros callejeros con José Leal (Chango) siempre dieron lugar a interesantes charlas vinculadas al arte y la política. El 7 de julio de 2018 fallece José y sus camaradas políticos expresaron; “En el día de ayer, 7 de julio, falleció un revolucionario y nuestro entrañable compañero: José Leal, conocido por todos como “Chango”. De una historia llena de vida, entregada a la lucha revolucionaria por la libertad de nuestro pueblo y de solidaridad con los pueblos del mundo, siendo en este sentido un aporte invalorable su permanencia en Italia.

Fue un reconocido artista plástico en la región del Piamonte, Italia, donde su obra se inspiraba en los pueblos originarios. Regresado ya al país es donde desplegó toda su capacidad en la obra pictórica, donde le llegaron innumerables ofrecimientos para que se radicara en Italia para desarrollar sus

trabajos, cosa a la que se negó permanentemente, porque afirmaba que «pintaba para transmitir y comunicarse» y que de ninguna manera podría pintar lejos de sus más profundos sentimientos: su pueblo. Sin eso, sus trabajos serían vacíos y alejados de toda sensibilidad”.

Asistiendo a un espectáculo en el teatro Roma, tomo conocimiento de la noticia de su fallecimiento, tres años después. Como una rara coincidencia, ya había incluido en esta edición parte de su obra; las vocales, una serie de reproducciones litográficas coloreadas a mano una a una. Estas reproducciones forman parte de una tirada de diez juegos firmados y numerados con números romanos y una prueba que es propiedad del autor.

José me obsequió uno de esos juegos, que yo enmarqué. Quedará en el recuerdo de Avellaneda su importante obra como testimonio y enseñanza de un gran artista y un hombre que luchó por sus ideales sociales.

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El Editor

Tapa: Ferrocarril del Sud. Foto Hugo Tempesta 2017.

Sumario Nº 165 // Julio 2021 Pág. 3 - Editorial Pág. 4, 5 y 6 - Naturaleza - La salud ambiental de los humedales Pág.7 - Fotografía Pág. 8 y 9 - Documentalismo - Autoretrato Pág. 10 y 11 - Seminarios y cursos - Foro de Pensamiento Crítico Pág. 12 - Artistas - Las vocales, José Leal Pág. 13 - Artistas Pág.15 - Contratapa - Aves autóctonas

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Trabajo Naturaleza

La salud ambiental de los humedales Las libélulas como herramienta para su monitoreo

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a salud ambiental de los humedales. Las libélulas como herramienta para su monitoreo una única definición que se acepte universalmente.

Entre las definiciones posibles existen dos grandes tipos, las más restrictivas, de tipo científico y las más generalistas, de tipo conservacionista. Desde el mundo científico el término humedal se aplica principalmente a ambientes de interfase entre ecosistemas terrestres y acuáticos. Dentro de las definiciones conservacionistas la más difundida es la propuesta por la Convención Ramsar (Convención sobre Humedales, más conocida como Convención Ramsar por haber sido realizada en la ciudad homónima iraní en la década del ´70). Considera a los humedales como Página 4

extensiones de marismas, pantanos, turberas o aguas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluyendo extensiones de aguas marinas cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros. Es una definición generalista que incluye no solo ambientes de interfase, también considera a los ecosistemas acuáticos de agua dulce y algunos marinos. En su conjunto, los humedales proporcionan recursos naturales y servicios de gran importancia para la sociedad, tanto económicos como culturales, científicos y recreativos. Entre estos servicios pueden destacarse: producción de alimentos (agricultura, ganadería y pesca), recreación y turismo, moderación

del clima local, consumo humano e industrial, transporte y atenuación de inundaciones. Debido a este valor, el ser humano ha evolucionado en estrecha relación con ellos estableciendo sus pueblos o ciudades a orillas del mar, de lagunas, lagos o ríos. Es también muy habitual encontrar distintos humedales, naturales o artificiales, integrando distintas tramas urbanas (espacios azules). En tanto especie animal, el ser humano no se ha caracterizado por un uso sustentable de la Naturaleza: cambio climático, desertización, pérdida de la biodiversidad, invasiones biológicas, pandemias, son algunos ejemplos lamentables del mal uso que hacemos de ella. En este mismo sentido, la degradación y pérdida de la cali-

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Naturaleza

dad ambiental de los humedales es una consecuencia directa de nuestro pobre desempeño ambiental. Este nivel de degradación, especialmente entre los humedales urbanos, se evidencia no sólo en alteraciones químicas y físicas (aumento de la temperatura del agua, incremento de nutrientes, pérdida de oxígeno, presencia de contaminantes, etc.) sino también en la pérdida de su biodiversidad y de sus características ecológicas. En esta situación surge la necesidad de contar con herramientas que nos permitan diagnosticar el estado de salud de los humedales, para poder diseñar y ejecutar las estrategias necesarias para su conservación o restauración. Existen diferentes maneras de medir el estado de salud ambiental de un humedal. Los métodos tradicionales, que pueden ser caros y complejos, implican realizar análisis físico-químicos del agua y evaluar su calidad midiendo las concentraciones de diferentes sustancias (nitrógeno, metales, hidrocarburos, etc).

Otro tipo de métodos, los biológicos, requieren el estudio de las comunidades de organismos que forman parte del ecosistema. Se presume que una alteración en la organización de la comunidad biológica (o de alguno de sus componentes, las especies) reflejará la alteración de algún factor físico, químico y/o biológico propio del ambiente. A diferencia de los métodos tradicionales, los biológicos pueden ser más económicos y brindar una imagen integral de la salud ambiental. No todos los componentes de una comunidad biológica nos ofrecen información

útil sobre el estado de salud de los ambientes, algunas especies son sensibles a las alteraciones, otras no tanto. En términos generales se denomina bioindicador a un organismo cuyo estudio nos permite determinar alguna condición particular del ecosistema. Algunas especies animales, vegetales, de hongos o microorganismos, pueden indicar cambios ambientales tanto por su presencia, como por su ausencia (en zonas que se encuentran dentro su área de distribución habitual) o por cambios en su abundancia, tamaño, forma o color, comportamiento, etc. Un buen bioindicador presentará límites de tolerancia estrechos, es decir deberán ser altamente sensibles a uno o más rasgos ambientales, también deben ser abundantes, de conocida distribución geográfica, de fácil identificación y por último el conocimiento de su biología debe ser avanzado. Muchos grupos de organismos pueden servir como bioindicadores, pero solo unos pocos son tenidos en cuenta porque reúnen algunas condiciones o características extra que facilitan su uso y la comparación de resultados. Entre los organismos que en los últimos años han sido utilizados en diversos lugares del mundo como indicadores de la salud ambiental de humedales se destacan las libélulas. Los insectos conforman uno de los grupos animales más importantes de planeta, no solo por los múltiples roles ecológicos que cumplen, sino por el número de especies que alcanzan. Si bien existen grupos de insectos que reúnen más de 300.000 especies, como por ejemplo Hy-

menoptera (abejas, avispas y hormigas), Diptera (moscas, mosquitos y jejenes) y Coleoptera (cascarudos, luciérnagas, gorgojos, etc), las libélulas conforman un grupo mediano, pero muy popular y de fácil observación. Quizá por ello es que se los conoce con muchos nombres: libélulas, caballitos del diablo, helicópteros y alguaciles. Las libélulas son entonces un grupo de insectos (orden Odonata, del griego “odon” que significa diente, refiriéndose a sus mandíbulas con grandes dientes) que se originó hace cientos de millones de años, mucho tiempo antes que los dinosaurios, y que reúne en la actualidad cerca de 6000 especies en todo el mundo. Un tercio de sus especies se distribuye en Latinoamérica, de las cuales aproximadamente 300 habitan nuestro país. Son fácilmente diferenciables de los demás insectos por su forma y por su modo de vuelo, y también porque, como adultos, no pueden caminar ya que usan sus patas solo para cazar presas y limpieza.

Poseen un ciclo de vida anfibiótico: sus larvas son acuáticas (o semiterrestres en algunas pocas especies) y los adultos terrestres/aéreos. Las larvas son depredadoras voraces que se alimentan de insectos, peces o renacuajos. Ellas habitan una gran variedad de ambientes acuáticos por lo que podemos observar una amplia gama de adaptaciones, como por ejemplo un labio prensil, que funciona como un pistón para capturar a sus presas, y distintos tipos de estructuras para desplazarse en el agua, como laminillas caudales o una canastilla rectal que le permite la propulsión a chorro. En estado adulto los odonatos también son grandes depredadores, cazan en vuelo muchos tipos de insectos utilizando sus patas. En algunas zonas de Asia han sido usados como controladores de mosquitos. Los adultos presentan llamativas coloraciones y son excelentes voladores, capaces de diversas Página 5

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Naturaleza

maniobras aéreas como volar hacia atrás o permanecer estáticos en el aire (de allí su nombre de helicópteros). ¿Cuáles son las alteraciones ambientales que estos insectos nos permiten detectar? Debido a sus características biológicas y ecológicas, las libélulas nos permiten detectar mediante el estudio de su diversidad cambios de modo fácil y cuantificable, por ejemplo, en la calidad del sustrato, contaminación, alteraciones del paisaje, de la temperatura y/o la corriente del agua, presencia de vegetación invasora, etc. Las libélulas también se consideran excelentes bioindicadores debido a: Buen nivel de reconocimiento de especies: Para trabajar con bioindicadores es fundamental poder identificar a nivel de especie los organismos con los que se pretende trabajar.

Dado que cada especie responde de manera diferente a las perturbaciones ambientales, a mayor grado de identificación más informativo será el indicador. Suelen pasar la mayor parte de su vida como larvas. Estas suelen encontrarse entre la vegetación acuática o escondidas en el fondo. Cuando completan su crecimiento, salen del agua, ocurre la metamorfosis y se transforman en adultos. La emergencia del adulto es un momento crítico. Los adultos recién emergidos deben expandir sus alas y endurecer su tegumento antes de poder volar, alimentarse y reproducirse. En este momento su coloración suele ser parda o verdosa y sus alas opacas, su capacidad de vuelo está limitada, por lo que son presa fácil de aves y anfibios. Una vez alcanzada la madurez sexual, la mayoría de los adultos permanecen cerca de los humedales donde nacieron, aunque muchas especies pueden dispersarse a lo largo de grandes distancias (como cuando los observamos en grandes cantidades antes de alguna tormenta). Primavera y verano son las estaciones reproductivas. Los machos son territoriales por lo que es común verlos patrullar charcas o arroyos. El

reconocimiento de parejas es principalmente visual. Tanto machos como hembras son capaces de reconocer movimientos particulares del cuerpo o patrones de coloración. Los machos suelen aproximarse a las hembras y las toman usando el extremo caudal de su abdomen por la cabeza o el tórax de la hembra, posición conocida como tándem. Luego de la formación del tándem se produce la cópula: la hembra curva su abdomen y toman la posición de rueda. Luego de copular la pareja puede separarse o permanecer junta, ya sea en tándem o con el macho volando cerca de la hembra custodiándola hasta que ponga los huevos y de este modo asegurar su descendencia. Dependiendo de los grupos, las hembras pueden poner sus huevos dentro de vegetales o directamente en el agua.

Las libélulas como herramientas de monitoreo ambiental Fidelidad ambiental: Los adultos suelen permanecer cerca del cuerpo de agua del cual emergieron por lo que es correcto asumir que la diversidad de adultos observada es un reflejo de la diversidad real de especies que crían en el lugar.

Su uso reciente en el amba Ciclo de vida anfibio: Las libélulas tienen una vida compleja. Sus larvas son acuáticas y sus adultos aéreos. Esta particularidad nos permite evaluar las alteraciones de la salud ambiental de un humedal mediante la ob-

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servación e identificación de organismos aéreos (su estudio es mucho más sencillo y accesible que el de las larvas) ya que la presencia de adultos en un cuerpo de agua es un reflejo de las larvas que habitan en él. Alta visibilidad de los adultos: El tamaño, la coloración y el comportamiento de las libélulas hace que sean visibles y, por ende, fáciles de encontrar y observar. - Fácil identificación a nivel de especie en el ambiente: La identificación precisa de organismos a nivel de especie suele ser complicada y requerir mucho tiempo, especialmente para aquellas personas que no son especialistas. En la mayoría de los grupos los especímenes deben ser capturados y llevados al laboratorio para su estudio. Sin embargo, las libélulas pueden ser fácilmente identificadas en su ambiente, sin dañarlas, con la ayuda de binoculares y un sencillo entrenamiento. La diversidad de libélulas del Área Metropolitana de Buenos Aires es elevada. Hasta el momento se han registrado unas 50 especies, lo que representa aproximadamente el 15% de la totalidad de las especies registradas en el país. Esta elevada diversidad se debe en parte a que el AMBA se encuentra en el límite entre dos ecorregiones, Pampa y Delta e Islas del Paraná. Dado que el nivel de conocimiento de las libélulas del AMBA es muy bueno y la identificación específica de sus adultos es sencilla, en los últimos años han comenzado a ser usados como indicadores de la salud ambiental de humedales urbanos Dr. en Cs. Biológicas Javier Muzón, Revista CEAMSE Ambiental abril 2021 Fotos Hugo Tempesta

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Fotografía

Otoñal. Foto Hugo Tempesta

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Documentalismo

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Documentalismo

Autoretrato.

Foto Hugo Tempesta.

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Seminarios y cursos

Feminización de la pobreza

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a feminización de la pobreza es un fenómeno que se estudia más recientemente, aunque tiene una antigüedad de varios siglos. Se comenzó a visibilizar paralelamente a la lucha de las mujeres por avanzar en el camino de la igualdad de derechos y oportunidades con los varones. Se lograron muchas de las conquistas sociales y políticas, pero para alcanzar la igualdad de ingresos y patrimonio con los varones, en la sociedad argentina y diría en todo el mundo, falta un trecho bastante largo. Es evidente que sin la eliminación de esa brecha será imposible alcanzar el verdadero desarrollo económico del país.

La feminización de la pobreza puede ser visualizada desde diferentes puntos de vista.

En primer lugar, hay que resaltar que está íntimamente vinculada a los roles que históricamente han cumplido las mujeres en la sociedad. Uno de ellos y que está en la base de la pirámide, es que son las mujeres las que cumplen el rol de cuidados en la familia primero y en la sociedad después. Las mujeres son las que en definitiva garantizan la reproducción de la fuerza de trabajo que

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La educadora de Enrique Azcárate

luego se insertará en el mercado de trabajo.

Las mujeres son las que cocinan, higienizan, lavan la ropa, mandan los niños y niñas a la

escuela y en los medios rurales son las que se encargan de las tareas de la huerta y cría de animales menores dedicados a la alimentación de su familia. Y posteriormente son las responsables del cuidado de los adultos mayores de la familia. Este cúmulo de actividades no pagas, sin horarios ni vacaciones no es visualizado como trabajo, por no tener un valor de cambio generando un círculo vicioso de desvalorización del trabajo femenino que se traslada a otros espacios del ámbito público, como el mercado laboral. Esta asignación de roles diferenciados por sexo, es una construcción social de muy vieja data, pero como tal puede y debe ser modificada.

La pandemia vino a poner blanco sobre negro la dinámica de esta problemática. No sólo que algo que estaba invisibilizado pasó a estar en primer plano, en particular con las exigencias del cuidado que impuso el virus, y que mayormente recayeron sobre las mujeres alargando al extremo sus jornadas de trabajo, pero también volvió a poner sobre el tapete la precariedad y pobreza de las mujeres que trabajan como servicio doméstico, 98%

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Seminarios y cursos

del total de este sector son mujeres. Al haber una tasa muy alta de precarización, una de cada dos trabajadoras con empleo no registrado son mujeres, que al no poder concurrir a los lugares de trabajo dejaron de percibir honorarios, agravando los cuadros de pobreza y dependencia.

También son las mujeres las que están mayoritariamente en la primera línea de batalla contra el COVID 19. Según los datos de la Encuesta Permanente a Hogares (EPH) que elabora el INDEC en base a datos recolectados en los 31 aglomerados urbanos de Argentina, en el tercer trimestre

de 2020, 7 de cada 10 personas asalariadas empleadas en las actividades esenciales para combatir el virus fueron mujeres. Se destacan las ocupaciones de salud y la sanidad donde ellas representaron el 72,6%.

La totalidad de indicadores y datos vinculados a los ingresos y al mercado laboral muestran asimismo una importante brecha entre varones y mujeres. La tasa de desocupación es mayor entre las mujeres, la masa salarial y de ingresos patrimoniales de las mujeres es menor a la de los varones, la tasa de actividad de las mujeres es menor a la de los varones, esto debido

principalmente a que las tareas de cuidado impiden a las mujeres trabajar en igualdad de condiciones que los hombres, así acceden a trabajos más precarios, menos horas de trabajo y peor remunerados.

Como dicen las economistas feministas, la contracara de la feminización de la pobreza es la masculinización de la riqueza. Hasta que estas brechas no desaparezcan o al menos se reduzcan sensiblemente no podremos tener una sociedad igualitaria y desarrollada.

Mirta Botzman Foto Hugo Tempesta

Sindicato Unificado Municipales de Avellaneda Adherido a la F.S.T.M.B.A. Personería Gremial Nº 107 y C.T.A. Fundado el 3 de Diciembre de 2015 Av. Belgrano 1287/89 - Tel. 6060-9497

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Artistas

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Artistas

Obra de Augusto Tempesta

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Fotografía

Evita, obra de Hugo Ciciro.

Foto Hugo Tempesta

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Colección de aves autóctonas Reeditamos una serie de fotografías sobre aves de nuestro país que se encuentran en el Museo Ornitológico creado en 1919 por el taxidermista Demetrio Rodríguez y perteneciente a la Sociedad Popular de Educación “Berrutti”*. El restaurador de las piezas es el artista plástico Ricardo Pinter.

Durmilí - Nystalus Maculatus. *La Sociedad Popular de Educación Berrutti y Biblioteca Popular Zeballos se encuentra ubicada en Beruti 216, Avellaneda. Llamar de lunes a viernes de 8 a 14 Hs. – Tel. 4201-6858 E-mail: spebp@speedy.com.ar

Fotos de las aves Hugo Tempesta 2011