Avellaneda en Fotos - Nº 164

17 AÑOS

HUGO E. TEMPESTA, 50 AÑOS CON LA FOTOGRAFIA Nº 164 - JUNIO 2021 - AÑO 17 - $300 - BUENOS AIRES - ARGENTINA

Revista Avellaneda en Fotos

Editorial

Luis Mezzadra ayer y hoy

U

n hecho casual, uno de tantos que nutren este medio y son la esencia del cometido que dio comienzo a esta vía de comunicación. Me encontré retocando digitalmente una obra de gran tamaño del Gral. San Martín, del maestro Luis Mezzadra conservada en la Escuela Nº 1 de Av. Mitre al 700. Era inimaginable en el momento en que conocí a Mezzadra. entonces yo retocaba manualmente, con pincel de pelo de marta y tintas secas de Romek, Kodak, buscando disimular cientos de puntos blancos producidos por pelusas y polvillo en el momento del copiado de las fotos en papel que revelábamos en Larfo, (Laboratorio de Arte Fotográfico, situado en la propiedad del artista plástico, Salta y Cordero, pleno barrio de Sarandí).

Mientras tanto don Luis pintaba, era un gran retratista, utilizaba fotografías como modelo y agrandaba la escala con maestría evidente. Esta interacción del laboratorio y estudio fotográfico íntimamente ligado al estudio del pintor, consagra la

idea de arte en su forma más genuina y ejemplo de épocas donde se consumían estos insumos para el espíritu. Mezzadra pintaba en sus comienzos la cartelera de los cines, su trabajo tuvo gran relevancia.

Después dedicó su tiempo de lleno a la plástica. Su temática era tanto rural como ciudadana, descollando en los retratos con un despliegue de talento admirable.

El breve trato que tuve con él era muy bueno, sus formas eran francas y sencillas, de barrio, al pan pan… Dejó obras en cada institución de Avellaneda, clubes, centros de jubilados, bibliotecas, escuelas, imagino los actos donde hacía las entregas, tomando contacto con la comunidad.

Esas experiencias no deben perderse, la virtualidad momentánea que nos impone la pandemia dará paso gradualmente a la recuperación del contacto cercano y presencial, eso también es un arte, el de la convivencia y en un grado más sublime, el de lo solidario como expresión humana necesaria y vital.

El Editor

Tapa: Horno de Vidrio.

Foto Hugo Tempesta 2009.

Sumario Nº 164 // Junio 2021 Pág. 3 - Editorial Pág. 4, 5 y 6 - Historia - 108 años del Hospital Fiorito Pág. 8 y 9 - Documentalismo - Monumento a Nicolás Avellaneda Pág. 10 y 11 - Seminarios y cursos - Foro de Pensamiento Crítico Pág. 12 - Fotografía - La Fotografía Social Pág. 13 - Historia - Rescatar la historia Pág. 14 y 15 - Lectores - Nuestros Lectores

Página 3

Revista Avellaneda en Fotos

Trabajo Historia

108 años del Hospital Fiorito Nuestro querido Hospital celebró el 8 de junio su 108 aniversario. Un centro de salud que sigue siendo de vital importancia para todos los habitantes de Avellaneda.

E

n 1871, a raíz del brote de fiebre amarilla que asoló la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, donde la morbimortalidad fue elevada se formó una Comisión Municipal de Higiene, que presidida por Manuel Estévez y Caneda creó un lazareto (leprosario) para internación y tratamiento de los portadores de dicha enfermedad. El mismo fue atendido por los Dres. Insiarte, Serna y Manuel Ocantos. Algunos historiadores consideran que este lazareto fue el precursor más inmediato a la creación del Hospital Pedro Fiorito.

En 1883, entre la Municipalidad y un número importante de vecinos ilustres, se crea una segunda Comisión, esta vez con la premisa de crear un Hospital. La misma estaba integrada por 14 personas que fueron los vecinos Elías Arauz, Nicanor Basavilbaso, Juan Berisso, Demetrio Castagnola, Luis Galdeano, Agustín Guillén, Cándido López, Juan Mintiguiaga, Daniel Páez, Juan B. Palaa, Jose E. Pérez, Zoilo Piñeiro, Juan Recarte y Daniel Solé, quedando como presidente de la misma Demetrio Castagnola.

Sin embargo, posiblemente por falta de apoyo municipal y ante el éxodo de muchos de sus miembros, en 1887 dicha comisión si bien no se disolvió, decidió dejar pasar un período de tiempo, hasta épocas con mejores perspectivas.

El 11 de enero de 1904, por ley 2830 se cambia el nombre de Ciudad y Partido de Barracas al Sud por el actual de Avellaneda.

En l907 siendo Intendente Don Emilio B. Barceló, Secretario Manuel J. Estévez (h) y Presidente del Concejo Nicolás Silles, aparece nuevamente la idea de crear un Hospital, sobre la base del aumento del índice demográfico (Avellaneda contaba con más de 85.000 almas), por ser una pujante ciudad industrial y comercial y porque la cantidad de accidentes era creciente.

El Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Avellaneda, dictó el 23 de septiembre de 1907, la siguiente ordenanza relacionada con la construcción del futuro Hospital: Página 4

Art. 1º. Sin perjuicio de otras cantidades que se votarán, si fuesen necesarias, destínase la suma de 40.000 pesos m/n para la fundación de un Hospital.

Art. 2º. Dicha cantidad será integrada en cuatro cuotas anuales, de diez mil pesos a contar desde el corriente.

Art. 3º. Encárgase de todo lo que se refiere a la obra indicada a una comisión de miembros designados por el H.C.D., los que durarán en sus puestos hasta tanto hayan terminado su cometido y entregado el establecimiento a la Municipalidad.

Art. 4º. Los miembros de la Comisión

se distribuirán los cargos entre sí, con excepción del Presidente, siendo todos permanentes mientras dure su mandato.

Art. 5º. Constituida la Comisión, será Secretario el Pro Secretario del Concejo y funcionará en una de las oficinas del mismo.

Art. 6º. La Comisión queda facultada plenamente para gestionar de la testamentaria de don Juan Martín Nuñez la entrega y escrituración del terreno que dicho señor donó para edificar el hospital.

Caso de hacerse efectiva dicha donación, el hospital que se construya se denominará “Juan Martín Nuñez”, caso con-

Revista Avellaneda en Fotos

Historia

trario adoptará otro de algún prócer de nuestra independencia. a) para gestionar de las distintas comisiones, que han recolectado fondos, etc., en diversas épocas para las edificaciones del hospital, los que serán depositados en un Banco a la orden del Presidente, Secretario y Tesorero de la Comisión.

Para designar los miembros honorarios y comisiones que juzgue conveniente para solicitar del vecindario y autoridades, los recursos necesarios, pudiendo practicar fiestas, o arbitrar otros recursos para allegar fondos para solicitar planos y contratar la obra, previa licitación pública, y cualquier gestión que tienda a llenar el cometido para el que ha sido creada.

Art. 7º. La comisión funcionará con la mitad más uno de sus miembros, en la primera citación, y con cualquier número en las siguientes a fin de facilitar sus funciones.

Art. 8º. De acuerdo con lo que disponen los artículos tres y cuatro desígnese Presidente de la Comisión al Sr. Domingo F. Barceló y miembros de la misma a los señores Alfredo Borlasca, Juan L. Colombo, Antonio Emanuelli, Héctor Gallino, Pedro Harismendi, Carlos Iroume, Alfredo Kelsey, Lino Landajo, Antonio Lavazza, Juan M. Lis, Emilio Morando e Isidro Moreu.

Art. 9º. En caso de renuncia o fallecimiento de alguno de los miembros de la expresada Comisión, sólo serán reemplazados por el H.C.D., cuando los que queden sean menos de ocho.

Al poco tiempo de formada esta comisión, se nombró a Bernardo Debenedetti, Pedro Crescencio y Esteban Torassa, en reemplazo de los vecinos Harismendi, Iroume y Morando que renunciaron. Al año siguiente, por fallecimiento del señor Lis y ausencia de Lavazza se designó a Jaime J. Helbling y José F. Werner, siendo éstos los últimos nombramientos.

En 1909, siendo Intendente Alberto Barceló, Secretario Luis Bachini y presidente del Consejo Pedro Sala, esta comisión pro-creación del Hospital tuvo un notorio impulso por parte de las autoridades municipales. Ya a fin del año 1908, a solicitud de la Comisión, el Concejo había cedido la superficie donde habría de edificarse el futuro Hospital y que se trataba del terreno que ocupaba el viejo Cementerio de Barracas al Sud, conocido con el nombre de “Plaza Belgrano”, ubicado entre las calles Italia, Belgrano y Nueve de Julio y las vías del Ferrocarril Ensenada (ubicación actual).

Se le encomendó el proyecto al arquitecto Alfredo Olivari y se construyó con una donación de los hermanos Fiorito, dueños de una importante empresa inmobiliaria y financiera de la época que suma de 400.000 pesos m/n, para la construcción del Hospital. Por este motivo el Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad decidió, a pedido de la Comisión, que el Hospital llevaría el nombre del padre de los benefactores, motivo por el cual el Hospital recibió el nombre de Pedro Fiorito (Reso-

lución del 11 de noviembre de 1909). El terreno fue cedido por la Municipalidad, además de una suma de dinero.

El 10 de octubre de 1910, el Diario La Prensa mostró impresa una maqueta del futuro Hospital.

Previo a su inauguración y por solicitud de la Comisión, el H.C.D. dictaminó que las salas del Hospital se llamaran: “Doctor Nicanor Basavilbaso”, “Doctor Manuel Beguiristain”, “General Jose Inocencio Arias”, “Domingo F. Barceló” y “Doctor Manuel J. Ocantos”.

Inauguración El Hospital fue inaugurado el mismo día y en segundo turno, en que se inauguró el monumento a Nicolás Avellaneda, ubicado en la Plaza Alsina. Fue el domingo 8 de junio de 1913.

Fueron sus padrinos el Sr. Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Sr. Eduardo Arana y la Sra. Virginia Sotomayor de Ahumada. La ceremonia religiosa estuvo a cargo del Obispo Mr. Juan N. Terrero quien bendijo las instalaciones.

Hablaron Luis Suárez, en representación de la Municipalidad de Avellaneda y el Dr. José T. Sojo, por el gobierno de la Provincia. El Sr. Antonio Fiorito en su nombre y en el de sus hermanos, debió haber hablado, pero no lo hizo por lo avanzado de la hora. En este discurso expresaría que en base a un sentimiento natural, sagrado e ineludible prestaba su concurso financiero a la Ciudad de Avellaneda para ayuda y alivio de los dolores de los humildes, sufrientes y necesitados.

Asimismo agradecería al Sr. Intendente Don Alberto Barceló, su valiosa colaboración al dotar al nuevo Hospital del material de cirugía, muebles y demás elementos y que ello constituía un verdadero ejemplo en su género.

Padrinos del Hospital Pedro Fiorito El edificio inaugurado constaba de dos plantas. Una planta baja de dos cuerpos paralela a la calle Belgrano y que ocupaba todo el espacio entre ambas calles laterales.

En el primer cuerpo había una planta baja en la que se encontraban las salas de internados (de hombres y de mujeres), de 32 camas cada una. Entre ambas salas se enconPágina 5

Revista Avellaneda en Fotos

Historia terior, se hallaban las salas destinadas a Laboratorio Químico, dos quirófanos (para operaciones sépticas y asépticas), consultorios, sala de máquinas, sala de esterilización, consultorios de guardia y dormitorio para el médico de guardia.

También en ese espacio se encontraba la primer Capilla del Hospital. En uno de los extremos de este cuerpo posterior se encontraba la cocina y el comedor para los médicos. A su lado el lavadero.

Más atrás, alejado del cuerpo principal y separado por las vías del Ferrocarril Ensenada, se encontraba otro

traban la Dirección y la Administración.

En los extremos de cada sala, en un primer y un segundo piso, estaban ubicados las instalaciones del Capellán y el guardarropa. En el Centro de ese cuerpo se tenía el acceso a los aposentos de las Hermanas de Caridad, que se hallaban en el primer piso. En un segundo cuerpo, en la región pos-

Página 6

Pabellón destinado a la atención de los pacientes infectocontagiosos, edificio este último que fue inaugurado oficialmente en 1917, con entrada para el público por la calle Italia.

Del libro “El Fiorito, la historia nunca contada de un joven de 90 años”. Escrito y compilado por los doctores: Hugo D. Chernobilsky, Alberto Castañeda, Francisco Di Iorio, Miriam R. Cobos. Editorial AF, Hugo E. Tempesta Editor.

Sindicato Unificado Municipales de Avellaneda Adherido a la F.S.T.M.B.A. Personería Gremial Nº 107 y C.T.A. Fundado el 3 de Diciembre de 2015 Av. Belgrano 1287/89 - Tel. 6060-9497

Revista Avellaneda en Fotos

Página 8

Documentalismo

Revista Avellaneda en Fotos

Documentalismo

Monumento a Nicolás Avellaneda, obra de Lola Mora.

Foto Hugo Tempesta 2017.

Página 9

Revista Avellaneda en Fotos

Seminarios y cursos

Pacto de San José de los Cerrillos Con motivo del 236° aniversario del natalicio del general Martín Miguel de Güemes, incluimos un artículo de la escritora salteña Violeta Herrero, quien ha participado de varias actividades de nuestro Foro.

L

uego del victorioso encuentro en Puesto Grande del Marqués (14-04-1815), Güemes volvió a Salta pasando por Jujuy. Allí tomó 660 fusiles (en realidad, mosquetes) del almacén del ejército, para dotar a sus milicias. Al llegar a Salta, fue elegido gobernador (06-05-1815). El 21 de mayo fue requerido por Rondeau, desde Potosí, a restituir las armas. El gobernador hizo su descargo explicando que las quería arreglar pues Salta las necesitaba; Rondeau ofició a Buenos Aires y, en breve, Álvarez Thomas ordenó al salteño poner a disposición de Rondeau las fuerzas de Salta con su armamento, pues el ejército de Pezuela se estaba engrosando para un nuevo ataque. Carta va, oficio viene, cada uno se mantuvo en sus trece. Finalmente, el director anunció la inminente presencia de dos mil hombres en Salta para refuerzo de Rondeau, a lo que el salte-

Página 10

ño respondió que era innecesario, porque él bien podría proporcionarle ese número, pero si insistía en enviarlos, que vinieran acompañados de fondos, ya que las arcas salteñas se hallaban exhaustas. El director contestó a Güemes que a él sólo le tocaba obedecer.

El 29-11-1815 los patriotas fueron derrotados en Sipe Sipe y Güemes envió

tropas con medidas urgentes para ayudarlos en la retirada. Pese a ello, el 1203-1816 Rondeau envió una Proclama a los cabildos de Salta y Jujuy, anunciándoles una marcha militar sobre sus territorios, a la que el primero contestó que tanto si se resolvía atacar a Salta como retirarse con las fuerzas hacia Buenos Aires, quedarían comprometidos el honor, el crédito y la reputación de las armas de la patria, discurso que evidentemente no detuvo a Rondeau y motivó un segundo oficio del cabildo salteño, anunciándole que si en breve no se retiraba de la provincia, Salta emplearía toda su energía y valor para usar de una justa y sagrada defensa. El 14 de marzo, sin embargo, el cuerpo capitular prefirió enviar a Rondeau una comisión negociadora para solicitarle que detuviera su avance. El general tampoco se detuvo esta vez y fue tiroteado por salteños en la localidad de La Caldera, el 15 de

Revista Avellaneda en Fotos

Seminarios y cursos

marzo. De inmediato, aquél declaró a Güemes ‘reo de estado’.

En dicha oportunidad, Güemes y su gente actuaron con Rondeau y los suyos tal cual acostumbraban hacer con los intrusos realistas: ocultaron todo tipo de vitualla para obligarlos a deponer posiciones. Éstos, ínterin, se replegaron hasta el pueblo de Cerrillos. Tres días de necesidades pasaron los soldados, aislados de cualquier ayuda, y sólo encontraron una viña con las uvas en sazón, de las que dieron buena -y única- cuenta.

Finalmente, la firma del “Pacto de San José de los Cerrillos” (22 de marzo de 1816) fue la única posibilidad elegante que quedó a Rondeau. La reconciliación entre él y Güemes, después de varios intentos fallidos, provino de los buenos oficios del provisor Figueroa y del coronel Apolinar Figueroa, su hermano.

Existe la certeza de que en la resolución del gravísimo conflicto producido (que pudo haber llegado a guerra civil) y en la redacción que finalmente tuvo el texto del pacto, intervino también Macacha Güemes. Y es probable, según sostiene David Slodky, que Carmencita Puch, jovencísima esposa del gobernador,

ejerciera asimismo sus buenos oficios, porque en carta posterior a Güemes, Rondeau enviaba “mis finos afectos a su Carmen divina”, un 29 de abril de 1816, es decir treinta y siete días después de la firma de tan importante pacto.

Verdadera reconciliación basada en la necesidad de salvar el sagrado sistema de la libertad, el acuerdo obtenido fue seguido de una Proclama difundida el 24 por Rondeau, desdiciéndose de todo lo pasado y jurando amistad eterna con Güemes. Asegura el historiador Bernardo Frías que, efectivamente, nació entre ellos una amistad que duró hasta la muerte.

El relato precedente es asaz escueto por razones de espacio; en realidad, la inquietud producida entre el ya director provisorio Rondeau, Güemes y Jujuy -ciudad aliada con el jefe porteño- fue muy grande y se halla receptada en los numerosos documentos intercambiados, que reflejan amenazas, insultos contra Güemes y otras delicias, como la referencia de Rondeau a una inminente guerra civil. Por eso, San Martín ordenó veinte salvas de cañón en Mendoza, y el Congreso de Tucumán celebró el aconteci-

miento en sesión del 19-06-1816.

Tales reacciones nos obligan a preguntarnos por el significado profundo del Pacto. Y hoy puede decirse que el mismo facilitó la concreción de un sueño obsesivo que tenía Martín Güemes: la declaración de la independencia, el 9 de julio posterior; ello, porque las aguas estaban pacificadas y daban seguridad a los diputados reunidos en Tucumán, mientras sabían, además, que el gobernador salteño estaba dedicado a evitar una nueva invasión que sofocara la revolución.

Asimismo, el Pacto dejó en claro, al gobierno central, que Güemes y su gente no actuarían como Artigas, sino de consuno con dicho gobierno, a fin de lograr el nacimiento de la ansiada patria; temor que permite entender muchas de las conductas porteñas en este asunto.

A su vez, el Pacto de San José de los Cerrillos debe considerarse incluido entre aquellos que menciona el Preámbulo de la Constitución Argentina como “pacto preexistente”, asunto que merecería mayor análisis, dada su importancia política y jurídica.

Salta, Violeta Graciela Herrero, J. 24 de junio, 2021

Página 11

Revista Avellaneda en Fotos

Fotografía

La fotografía social y sus modas

P

rofesión u oficio, la diferencia fue motivo de debate no pocas veces.

La fotografía comprende todos los campos de la actividad humana. Un aspecto importante de la misma es la cobertura de eventos sociales; bautismos, cumpleaños, comuniones, casamientos, lo que demuestra que una cámara registra nuestra vida desde el comienzo, mostrando y “congelando” las distintas etapas del crecimiento. Sin contar los registros intrauterinos, que anticipan al nuevo ser en su morfología, ni costumbres de antaño como la de retratar óbitos. En una recorrida de los trabajos fotográficos que han tenido mucho auge, tomaremos como punto de partida desde la segunda mitad del siglo pasado, hasta el presente. Por los años 1950 posar delante de la cámara era tomado con seriedad y el fotógrafo hacía la magia, tenía el conocimiento, los secretos del arte. Sobre todo, era respetado su conocimiento de la iluminación, fundamental en esta actividad. La iluminación estilo Rembrandt, de gran aceptación en esos años, se plasmaba con claroscuros con una fuente de luz lateral, produciendo un modelado natural y un aumento de la definición (nitidéz), no carente de dramatismo. Luego de las ceremonias religiosas se acudía al estudio fotográfico para sellar ese momento y su emoción. Hoy vemos esos retratos como estáticos y anacrónicos, sin pensar en lo que sucedía en torno a la situación de pose, con las circunstancias de cada momento y su carga emotiva. El trabajo del fotógrafo

Página 12

“Socialero” fue haciéndose más común y las tomas se plasmaban en exteriores, parques, plazas, siendo el Parque Lezama, el Jardín Japonés y el Rosedal de Palermo, los lugares elegidos mayoritariamente por quienes vivimos en Buenos Aires. Esto fue posible gracias al avance de la tecnología, que producía equipos cada vez más pequeños y portables. Además, la aparición de cámaras al alcance de los aficionados, produjo un aumento creciente del interés por perpetuar cada momento de la vida. Tanto los fotógrafos profesionales como los aficionados, contaban con un número escaso

de material, debido al costo de la película (rollo), que obligaba a la economía de tomas, hecho que planteaba situaciones hoy extrañas como terminar un rollo meses o tal vez años después de iniciado. Las personas ya habían crecido, o desaparecido y al revelar el rollo volvían milagrosamente a mostrarse, apareciendo cosas ya olvidadas.

No solo la fotografía social estaba acotada, el recordado reportero gráfico Antonio Legarreta contaba que, en sus comienzos, (por el año 1950) debía resolver todos los momentos de un partido de fútbol con doce tomas; la entrada de los jugadores, incidencias del juego, los goles y todo lo que sucediera en torno al espectáculo deportivo.Volviendo a la fotografía social, esta abarcaba como dije los casamientos, con las costumbres que variaron con las épocas, comúnmente los novios se “escapaban” hacia el final de la fiesta, dando inicio a la “Luna de Miel”. Arrojar arroz a la salida de los templos habrá producido no pocos resbalones. Así los cumpleaños de 15 se adaptaron a las modas de cada momento, el fotógrafo debía, y debe, esmerarse para conformar a los clientes que son cada vez más exigentes.

Se ha hecho todo, resulta difícil innovar. La resultante de todo ese inmenso archivo de fotografías conforma la historia de un pueblo, sus costumbres, las modas. Testimonios en imágenes que tienen valor en el aspecto familiar, social y antropológico.

Texto y Fotos Hugo Tempesta

Revista Avellaneda en Fotos

Historia

Rescatar la historia

Página 13

Revista Avellaneda en Fotos

Lectores

Nuestros lectores Viejo Puente Pueyrredón

Verdulería calle Madariaga

Viejo Mercado de Abasto

Paredón de Ferrum

Página 14

Cine Colonial

Revista Avellaneda en Fotos

Dora - Carabelas y Anatole France

Pablo, sedería, telas

Lectores

Centro Cultural Hugo Caruso

Nikola Smikalo de Don Nikola

Paredón de Ferrum

Calle Monseñor Dandrea

Rafael -Napoleón- Barone

Página 15

Colección de aves autóctonas Reeditamos una serie de fotografías sobre aves de nuestro país que se encuentran en el Museo Ornitológico creado en 1919 por el taxidermista Demetrio Rodríguez y perteneciente a la Sociedad Popular de Educación “Berrutti”*. El restaurador de las piezas es el artista plástico Ricardo Pinter.

Frutero Azul- Sthephanophorus Diadematus. *La Sociedad Popular de Educación Berrutti y Biblioteca Popular Zeballos se encuentra ubicada en Beruti 216, Avellaneda. Llamar de lunes a viernes de 8 a 14 Hs. – Tel. 4201-6858 E-mail: spebp@speedy.com.ar

Fotos de las aves Hugo Tempesta 2011