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Eres un patito feo?

LIBROS

Rosalía Guerrero Arenas

Sin duda alguna, todos conocemos casos en los que per-

sonas maltratadas durante su infancia pudieron, a pesar de todo pronóstico, salir adelante en su vida adulta y lograr una vida estable. Es probable que también conozcamos casos en los que niños maltratados no hayan podido superarlo y tienen una vida atormentada después. El desarrollo de habilidades para sortear estos problemas tiene un nombre: resiliencia, y se tratará en la siguiente reseña.

a resiliencia es, precisamente, la capacidad de resistir el sufrimiento y poder salir adelante a pesar de la adversidad. El autor de esta obra sabe bien de qué habla: Boris Cyrulnik fue un sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial; sus padres murieron y por ello, de niño fue puesto a disposición de varios orfanatos y familias adoptivas. Hoy en día, Cyrulnik es un neurosiquiatra reconocido mundialmente, autor de más de 50 libros y catedrático en Francia en la Universidad del Sur Toulon-Var.

La resiliencia no es, como plantea el autor, la negación de una infancia con episodios traumáticos. Es un proceso largo que conlleva varias etapas, en las cuales el resiliente es capaz de recrear sus tragedias –ya sea por relatos verbales, escritos o por representaciones– sin que le suponga mayor sufrimiento.

En general, el libro es una introducción accesible al tema de la resiliencia. Su lenguaje claro permite entender los planteos del autor respecto a cómo lograr que niños maltratados puedan superar su infancia y lograr un equilibrio que les permita tener una vida adulta plena. El libro se encuentra dividido en dos partes: la primera habla de que ocurre en una etapa temprana, metafóricamente referida como “La oruga”; la segunda parte, “La mariposa”, refi ere a los mecanismos necesarios para lograr ser resiliente, así como las condiciones sociales imprescindibles que deben existir.

Así, en la primera parte se describen los mecanismos para lograr la resiliencia, los cuales comienzan a gestarse desde el momento en que el infante se encuentra en el vientre de su madre. Sin duda, sabemos que las emociones de las

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La resiliencia es la capacidad de resistir el sufrimiento y salir adelante a pesar de la adversidad.

madres infl uyen en el humor y el carácter de los niños. Todo esto determina en buena medida si el niño podrá o no afrontar un trauma. Cuando el bebé nace, la actitud que los padres adopten frente a sus acciones será también decisiva en la formación de su personalidad. Sin embargo, como lo advierte el autor, muchas veces los padres están infl uidos por sus propias historias de vida, e interpretarán las acciones del niño –llorar, reír, dormir o comer– con base en sus prejuicios y creencias. Un ejemplo claro es la actitud que presentan los padres cuyo hijo llora sin cesar; algunos lo interpretarán como un ejemplo de manipulación y chantaje del menor, cuando en realidad es el único mecanismo disponible que el bebé tiene para expresar una molestia o un temor.

La relación que tengan ambos padres también infl uye en la formación de los menores. Si alguno de los progenitores es muy autoritario, sobreprotector, desapegado o simplemente indiferente con su pareja, los niños no podrán desarrollar aquellos mecanismos que les permitan superar episodios traumáticos, ya que los padres son la primera referencia en cuanto a una relación humana sana. Otros factores ajenos a la familia, como la sociedad en la que se desenvuelven, condiciona la formación de una personalidad resiliente; por ejemplo, en ciertas culturas tribales, como las africanas, las fi guras de padre y madre son sustituidas en ocasiones por mujeres u hombres que no son familiares de los menores; estos niños, al desapegarse de sus progenitores, aprenden a desenvolverse lejos de ellos, sin que les cause problemas mayores.

En la segunda parte del libro se detallan las etapas que un pequeño tiene que atravesar para lograr su resiliencia. Cuando ocurre un proceso traumático, el menor se pregunta las razones de por qué le ocurrió el trauma y qué quiere de-

cir. Si no existe una persona adulta que escuche esos razonamientos, el infante trabajará solo en el control de sus recuerdos. A menudo, quien fracasa en esta etapa se aísla de la sociedad y se consume en su dolor. La segunda etapa consiste en la representación del episodio traumático, ya sea contándolo verbalmente o escribiéndolo, actuándolo para sí mismo o para los demás; con esta representación, el pequeño toma el control de la situación y reordena el episodio, lo cual es imprescindible para poder superarlo.

Un factor importante consiste en el encuentro con una persona signifi cativa, quien se encarga de devolver al menor su capacidad de entablar las relaciones humanas faltantes. Ese vínculo es fundamental, ya que restaura su confi anza y la capacidad de volver a creer en alguien más. Esta relación también es una oportunidad de sentir afecto hacia una persona; como el autor lo menciona, puede ser un encuentro breve o una relación más duradera. En el libro existen varios relatos en donde profesores, familiares o amigos desempeñan este papel.

Otro factor importante es el desarrollo del humor, no la burla del trauma, sino el mecanismo de defensa que permite superarlo y rememorarlo de manera no dolorosa. De hecho, el autor menciona que el humor es una de las defensas más valiosas para logar la resiliencia, por lo que es importante su desarrollo en las etapas más tempranas del infante. A la larga, los niños con humor pueden desarrollar una mayor capacidad creativa, lo cual permite lograr la resiliencia.

En los casos en donde no se logra la resiliencia, el autor plantea que los mecanismos de defensa más utilizados son el abuso hacia otras personas, por lo que los menores roban y agreden, lo cual generará, a la larga, sociedades con problemas graves. Por ello, en tiempos actuales, es necesario comenzar a plantear iniciativas que atiendan a los infantes traumatizados por la violencia y las guerras, tanto a nivel familiar como institucional.

Esta obra es uno de los textos clave para entender el concepto de resiliencia y cómo alcanzar una conducta afín. Si refl exionamos en el hecho de que en México uno de cada diez niños es víctima de maltrato –de acuerdo con algunas cifras que circulan en la red– resulta urgente tomar medidas para contrarrestar esta situación. Siendo ambiciosos y de acuerdo con la visión de Cyrulnik, no es de extrañarse que los profesores puedan fungir como personas de apoyo para que los niños maltratados alcancen su resiliencia. De ahí la importancia de repensar nuestro papel como docentes y como guías.

Reseña del libro Los patitos feos. La resiliencia: una infancia

infeliz no determina la vida, de Boris Cyrulnik, Gedisa, Barcelona, 2001, 238 pp.

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