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La sonrisa del caimán

DEL AULA

Irene Romero Nájera

Shutterstock.

Lo que parecía ser un fi n de semana tranquilo y sin predi-

camentos, se tornó en una tarde de interrogantes por investigar. Resulta que después de una rica comida familiar, decidimos sentarnos a ver un programa educativo que trataba sobre los reptiles alrededor del mundo. Las fi lmaciones nos dieron un breve recorrido de los lugares donde habitan estos animales. Entre ellos, los que más llamaron nuestra atención fueron los cocodrilos, caimanes y lagartos. Justo en ese momento uno de los niños dijo: “Ya sé distinguir a un caimán de un cocodrilo”. Intrigados, preguntamos: “¿Ah, sí?... ¿Cómo?” Y el niño respondió: “Pues fácil… el caimán está contento y el cocodrilo enojado”. “¿Por qué dices eso?” “Pues mira, el caimán está sonriendo y el cocodrilo no”. Así que nos dimos a la tarea de averiguar qué hace que un caimán parezca contento y un cocodrilo no.

se dice que la risa es el alimento del alma; si esto se aplicara también en los caimanes, entonces no necesitarían alimentarse de otras presas… Pero, ¿será verdad? En realidad esta idea, junto con la de las lágrimas de cocodrilo, que se interpretan como una manifestación de remordimiento al comer a sus presas, son sólo mitos que han servido de ejemplo para ilustrar algunas de las situaciones con las que nos identifi camos los humanos en nuestra vida cotidiana. La realidad es que los caimanes tienen ciertas características anatómicas que los diferencian de sus primos hermanos; entre ellas, destaca poseer una mandíbula curveada que asemeja a una sonrisa. Por lo tanto, a pesar de su apariencia, no es que los caimanes sonrían ni que los cocodrilos lloren de remordimiento, éstas son solamente interpretaciones que los humanos hemos hecho a partir de ciertas características que tienen los animales y que llaman nuestra atención.

La verdadera historia del caimán

Por lo regular, es difícil distinguir a cocodrilos, caimanes y lagartos, por lo que todos ellos coloquialmente se denominan “cocodrilos”. Sin embargo, cada uno tiene características biológicas propias que los separan como especies diferentes. Estas tres especies pertenecen al grupo de los reptiles. Las principales características de este grupo son tener el cuerpo cubierto de escamas y ser animales exotérmicos o de sangre fría,

es decir, que no son capaces de regular su temperatura interna, sino que dependen del ambiente para calentar o enfriar su cuerpo. Asimismo, se consideran fósiles vivientes, porque desde que aparecieron en la Tierra –durante el periodo Jurásico de la era Mesozoica (hace más de 200 millones de años)– no han mostrado cambios evolutivos drásticos. La principal diferencia que se ve a simple vista entre los caimanes y sus congéneres (cocodrilos y lagartos) es justamente su hocico, el cual es aplanado, ancho y curvo. Adicionalmente, sus colmillos inferiores se acomodan en una cavidad de la mandíbula superior, por lo que no son visibles cuando cierran el hocico. Esto no sucede con los colmillos de los cocodrilos, que se colocan por fuera de la mandíbula por lo que siempre están visibles aunque cierren el hocico; esto les confi ere un aspecto más aterrador. La supuesta sonrisa de los caimanes se debe a una muesca que tiene su mandíbula inferior donde se resguardan los colmillos superiores, que no tienen los cocodrilos ni los lagartos.

Los caimanes son animales muy longevos, llegan a vivir en promedio unos 40 años. Aunque no son tan grandes como los cocodrilos, sí son animales imponentes pues miden entre 1.5 y 2 m de longitud cuando son adultos. Tienen una gran capacidad para orientarse y suelen regresar a un mismo lugar aunque hayan recorrido una distancia enorme. Son animales ovíparos que cuidan celosamente su nido, llegan a poner entre 15 y 40 huevos que tardan en eclosionar alrededor de 13 semanas. Las crías, al salir del huevo, son muy vulnerables a otros depredadores ya que miden tan sólo 20 cm. El periodo de reproducción se ha documentado en la temporada de lluvias, que va de mayo a agosto. Por las noches es cuando están más activos; por esta razón, se dice que son de hábitos nocturnos. Viven en sitios donde hay abundante agua dulce, como pantanos, manglares y lagunas. En nuestro país los podemos encontrar en las zonas tropicales de los estados del sureste.

¿Qué comen los caimanes?

Las crías de caimanes suelen alimentarse de insectos, cangrejos y otros invertebrados, mientras que los adultos consumen usualmente caracoles, peces, ranas, aves y pequeños mamíferos. Se ha documentado, incluso, que llegan a alimentarse de caimanes más pequeños, fenómeno que se conoce como canibalismo. Al igual que los cocodrilos y los lagartos, los caimanes no mastican a sus presas sino que las tragan enteras una vez que éstas han sido ahogadas. Cuando la presa llega a ser muy grande, la detienen con el hocico y giran sobre su propio eje para partirla e ingerirla en trozos más pequeños. A pesar de ser muy ágiles en el agua, cuando se encuentran en tierra fi rme se vuelven más lentos y vulnerables.

Su función en el ecosistema

Como en toda red alimenticia, la presencia de depredadores es fundamental para mantener el buen funcionamiento del sistema al que pertenecen. Los caimanes se encuentran justamente dentro de este grupo, cuya función principal es mantener estable el número de presas. De este modo, se asegura que no haya una sobrepoblación de presas y, por lo tanto, que los recursos dentro del ecosistema no se agoten. Además de consumir presas vivas, se sabe que también se alimentan de animales muertos, con lo que cumplen con la función de remover del ambiente los restos de organismos que de otra manera podrían contaminarlo por el proceso de descomposición. Por otro lado, son el alimento de depredadores más grandes, como pumas y jaguares, que se consideran reguladores naturales de la

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En estas fotos se pueden ver las diferencias entre un cocodrilo (arriba) y un caimán (abajo).

población de caimanes. Una última función, pero no menos importante, es que al escarbar en tierra fi rme, ya sea para descansar o para hacer su nido, se forman charcas que otros animales acuáticos pueden colonizar, creando así nuevos hábitats disponibles dentro del ecosistema.

Relación con los humanos

Es muy frecuente escuchar historias de terror relacionadas con los encuentros que los humanos han tenido con los cocodrilos. En varias de estas historias los fi nales son dramáticos, por lo que la fama que han adquirido está relacionada con percepciones negativas hacia ellos; en algunos lugares les llaman incluso “los devoradores de hombres”. En general, son percibidos como animales agresivos y muy peligrosos y no es para menos, cuando se encuentran en su territorio y dentro del agua, son muy ágiles y sumamente fuertes. Si nos imaginamos en una situación en la que tendríamos que enfrentarnos contra un animal de más de 5 metros y que además es capaz de nadar rápidamente y sumergirse en el agua por periodos prolongados, la verdad es que estaríamos viviendo una pesadilla. Sin embargo, la mayoría de estas historias son fruto de descuidos o negligencia humana y casi todas ellas hubieran podido evitarse de haber tomado las precauciones requeridas. Cuando visitamos sitios silvestres, estamos invadiendo el territorio de los animales que ahí habitan, por lo que, antes de aventurarnos a conocer lugares vírgenes, tenemos que investigar primero el tipo de especies peligrosas con las que podríamos encontrarnos y en todo momento ir acompañados por guías expertos y hacerlo en las temporadas del año que están autorizadas. Todo tiene su razón de ser; si, por ejemplo, invadimos el territorio de estos reptiles en periodos reproductivos, estarán más a la defensiva y se comportarán de manera muy agresiva, ya que tanto los huevos como las crías son muy vulnerables en esa época. A pesar de su mala fama, en otras culturas a lo largo de la historia humana, estos reptiles se han percibido de otra manera, resaltando su majestuosidad y fuerza como un rasgo positivo y digno de valorarse.

En general, el grupo de los reptiles ha representado diferentes símbolos a través del tiempo en varias culturas. Han sido animales temidos y respetados con los que tuvieron que aprender a convivir los diferentes asentamientos humanos que se establecieron en su territorio. La elaboración de máscaras, tatuajes y atuendos en ceremonias, así como los hallazgos arqueológicos en los que se encuentran representados, nos hablan de la relevancia que tienen para los humanos. Se han encontrado escenas de batallas en las que el guerrero triunfador porta una máscara de cocodrilo o de serpiente, por lo que se les dio un gran valor tanto cultural como espiritual. En particular, el caimán es un símbolo de prosperidad en el horóscopo azteca. En esta cultura representa el origen del mundo y del tiempo. Lo considera-

ban un animal muy hábil y fue tan valorado que con él iniciaron su calendario. Se creía que bajo el amparo del caimán los negociantes tendrían un gran éxito, los agricultores recogerían las mejores cosechas y los guerreros ganarían los mayores honores.

Por otro lado, los caimanes –junto con los cocodrilos y lagartos– son muy apreciados por su piel, con la que incluso en la actualidad, se fabrican diversos artículos en la industria del vestido y de la decoración, desde zapatos, botas, cinturones, carteras, maletines y bolsas hasta adornos como lámparas y fi guras elaboradas con su piel.

En algunas culturas no sólo se utiliza la piel, sino que también se consume su carne, con la que se preparan diferentes platillos. Las pieles y cabezas disecadas se guardan, además, como un trofeo. En China, por ejemplo, la carne de estos reptiles se considera un manjar exótico; es parecida a la carne de pollo aunque con menos grasa y colesterol.

En México se venden desde animales vivos como mascotas hasta diversos artículos elaborados con su piel, así como pieles completas, carne, cabezas disecadas y aceite. Sin embargo, es muy importante tomar en cuenta que los sitios donde se adquieran estos productos cuenten con un criadero regulado por las autoridades nacionales para no causar un impacto negativo a las poblaciones silvestres. Asimismo, cabe mencionar que un cocodrilo o caimán, por pequeño que sea, como mascota implica un riesgo, pues no es un animal doméstico, no manifi esta sentimientos de cariño o de gratitud ante su dueño, tampoco es una mascota que se pueda sacar a pasear o cargar en el regazo. Su dieta es especial y las condiciones que requieren para sobrevivir incluyen un ambiente adecuado con temperaturas controladas, agua disponible y encierros seguros para la familia. Así que antes de pensar en la posibilidad de adquirir uno como mascota, es importante tomar en cuenta todas estas consideraciones, además de que tarde o temprano crecerán y será muy difícil su manutención y manejo.

Situación actual de las poblaciones silvestres

Como se mencionó, los cocodrilos, caimanes y lagartos son muy buscados por su piel; por ello, sus poblaciones silvestres han disminuido en las últimas décadas. Refi riéndonos exclusivamente a los caimanes, la especie Caiman crocodilus está incluida dentro del apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés), lo cual signifi ca que estos organismos han estado sometidos a una explotación excesiva debido al comercio internacional y que aunque no se encuentran necesariamente en peligro de extinción, su comercio debe controlarse a fi n de evitar una utilización incompatible con su supervivencia.

Quizá después de esta exposición ya no miremos con los mismos ojos a los cocodrilos y caimanes; sin embargo, no dejan de ser criaturas impresionantes y dignas de respeto. Después de todo, cumplen con una función importante dentro de los ecosistemas donde habitan y, sin ellos, no tendríamos historias que contar.

Para mayor información, se pueden consultar las siguientes páginas:

• aula2.elmundo.es/aula/laminas/lamina1138875144.pdf • www.cocomex.com.mx/productos.html#carne • www.horoscopos.in/Azteca/Caiman.htm • www.cites.org/esp/disc/how.shtml

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