Correo del Maestro Núm. 6 - Noviembre de 1996

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ISSN 1405-3616

Imágenes de la Revolución Mexicana

Rincones y tradiciones María del Carmen Frías Bayona

Didáctica y civismo Yuriria Castro Moreno

Los archivos y la historia, una necesaria relación Gustavo Villanueva Bazán

El pensamiento pedagógico del profesor Carlos A. Carrillo Verónica Grimaldi Papadópolus

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Un diálogo entre La Educación y La Cultura Valentina Cantón Arjona y Mario Aguirre Beltrán México D. F. Noviembre 1996. Año I Número 6.





Revista mensual, Año 1 Núm. 6, Noviembre 1996.

Directora Virginia Ferrari Consejo editorial Valentina Cantón Arjona María Esther Aguirre María Teresa Yurén Santos Arbiza Julieta Fierro Gerardo Cirianni Ramón Mier Mario Aguirre Beltrán María de Lourdes Santiago Josefina Tomé Méndez Colaboradores Héctor Delgado Jacqueline Rocha Luci Cruz María Jesús Arbiza Stella Araújo Jorge Meixueiro Maya Sáenz Rebeca Geldzweig Verónica Bunge María Isabel Carles Norma Oviedo Concepción Ruiz Consuelo Doddoli Leticia Chávez Citlalli Álvarez Ana María Sánchez Alejandra Alvarado Editor responsable Nelson Uribe De Barros Publicidad y distribución Ignacio Durán Durán Diseño gráfico Archi Grafic Express • Rosa Elena González Ilustraciones Rosa Elena González

CORREO del MAESTRO es una publicación mensual, independiente, cuya finalidad fundamental es abrir un espacio de difusión e intercambio de experiencias docentes y propuestas educativas entre los maestros de educación básica. Así mismo, CORREO del MAESTRO tiene el propósito de ofrecer lecturas y materiales que puedan servir de apoyo a su formación y a su labor diaria en el aula. Los autores. Los autores de CORREO del MAESTRO son los profesores de educación preescolar, primaria y secundaria, interesados en compartir su experiencia docente y sus propuestas educativas con sus colegas. También se publican textos de profesionales e investigadores cuyo campo de trabajo se relacione directamente con la formación y actualización de los maestros, en las diversas áreas del contenido programático. Los temas. Los temas que se abordan son tan diversos como los múltiples aspectos que abarca la práctica docente en los tres niveles de educación básica. Los cuentos y poemas que se presenten deben estar relacionados con una actividad de clase. Los textos. Los textos deben ser inéditos (no se aceptan traducciones). No deben exceder las 12 cuartillas. El autor es el único responsable del contenido de su trabajo. El Consejo Editorial dictamina los artículos que se publican. Los originales de los trabajos no publicados se devuelven, únicamente, a solicitud escrita del autor. En lo posible, los textos deben presentarse a máquina. De ser a mano, deben ser totalmente legibles. Deben tener título y los datos generales del autor: nombre, dirección, teléfono, centro de adscripción. En caso de que los trabajos vayan acompañados de fotografías, gráficas o ilustraciones, el autor debe indicar el lugar del texto en el que irán ubicadas e incluir la referencia correspondiente. Las citas textuales deben acompañarse de la nota bibliográfica. Se autoriza la reproducción de los artículos siempre que se haga con fines no lucrativos, se mencione la fuente y se solicite permiso por escrito. Derechos de autor. Los autores de los artículos publicados reciben un pago por derecho de autor el cual se acuerda en cada caso.

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Correo del Maestro. Núm. 6, noviembre 1996.

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Editorial

En este mes de noviembre, en que las fechas que celebramos son tan importantes para nuestra patria, la historia y el civismo recorren el Correo del Maestro. La patria... “es lo que nos acerca y nos une, lo que nos añeja, y permite crecer, ir siendo grandes, ir siendo viejos, con una carga a cuestas que es una historia común”.* Es esta historia común la que está presente en este número en nuestras comidas y creencias, en nuestros personajes y contextos, en nuestros testimonios y testigos, en nuestros educadores, artistas y poetas. Agradecemos a los que en esta ocasión han colaborado para que nuestra memoria histórica se apoye en imágenes -las cuales, como sabemos, constituyen un recurso didáctico insustituible- en especial, a la maestra María del Rosario Soto y al Sr. Francisco Trillas.

Virginia Ferrari

* Yuridia Castro Moreno. “Didáctica y civismo”. Correo del Maestro, No. 6, página 21.

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Correo del Maestro. Núm. 6, noviembre 1996.


Entre nosotros

El Correo del Maestro y su calavera. El Aprendiz Rincones y tradiciones.

Pág.

6

Texto de “Alma en pena”

Pág.

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¿Será que...?

Pág. 11

Estrenando panteón

Pág. 13

María del Carmen Frías Bayona

Antes del aula

Los archivos y la historia, una necesaria relación. Gustavo Villanueva Bazán

Pág. 14

Certidumbres e incertidumbres

Didáctica y civismo. Yuriria Castro Moreno

Pág. 21

El pensamiento pedagógico del profesor Carlos A. Carrillo. Verónica Grimaldi Papadópolus

Pág. 37

Artistas y artesanos

Un diálogo entre La Educación y La Cultura. Valentina Cantón Arjona y Mario Aguirre Beltrán

Pág. 42

Sentidos y significados

Día de muertos. María de Lourdes Santiago

Pág. 50

Problemas sin número

Pág. 52

Abriendo libros

Historia Gráfica de la Revolución Mexicana. Mercedes Martínez Barragán

Pág. 54 Pág. 58

Página del lector

Portada: Agustín Rayo Fierro. México, D.F., 10 años. Páginas centrales: fotografías tomadas de Historia Gráfica de la Revolución Mexicana, Editorial Trillas, México, 1992,Vol. 1, gracias a la cortesía de Don Francisco Trillas. Correo del Maestro. Núm. 6, noviembre 1996.

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El Correo del Maestro y su calavera

El manto de la catrina, desde el trópico caliente, envuelve hoy el aura fina, del Correo del docente. No se sustrajo al embrujo, ni a los influjos mayores, que buscaban darle flujo, al pensar de los mentores. Este órgano informativo, buscó darle difusión, al más pequeño motivo, que brindara educación. Su fin sería compartir, toda experiencia y propuesta, de aquél que en su devenir, en el aula el alma apuesta. Pues la calaca ha pensado, que el muerto más sabio y diestro, debió de haber abrevado, del más humilde maestro.

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Ahora como en todo cuento, tiene que haber personajes, esta labor de portento, tuvo guías de linajes. Esta aletheica acción, de búsqueda de la esencia, de anthropos y educación, la dirigió gran presencia. Virginia así moriría, en esta acción difusora, cruzó así la línea fría, Ferrari la directora. Tan importante deceso, marcó la muerte formal, de aquel equipo de peso, del Consejo Editorial. Así de pasión eidética, se moriría la Cantón, pues la “Educación Estética”, fue su gran preocupación. Murió con María Teresa, y Mario Aguirre Beltrán, al Correo esto le pesa, pues tres plumas faltarán.


Interpretando a “Las Cabras”, moriría el maestro Arbiza, y se olvidó por la prisa, de estudiar al Chupacabras. “Arquetipo” y “Medio Ambiente”, fue el paradigma de estrago, por el que colgara el diente, María de Lourdes Santiago. La que dejara en su aferro, “Agua, Sudor” y agonía, fue la gran Julieta Fierro, divulgando “Astronomía”. Jugando “Palabra Fina”, para una lectura fiel, moriría con Josefina, el buen Gerardo Daniel. Una muerte muy profana, más choca* que eslovana, sorprendió a Esther por ufana, por clásica y comeniana. Fraternidad por doquier, dejó en su última andanza, hoy con Ramoncito Mier, sobre un piano ya descansa.

Las almas que han trascendido, en esta loable labor, fueron de un consejo unido, de una revista de honor. Fue un equipo singular, que muriera con entrega, tratando de interpretar, la noble paideia griega. Ahora que en el purgatorio, llegaron con su revista, todo espíritu se alista, para escribir lo notorio. “Vuelen espíritus libres, almas de incansable andanza, no les arredre la ultranza, sigan ese curso hermoso, glorifiquen su reposo”

El Aprendiz Hoy los colaboradores, del Correo llorarán, si edita Nelson errores, y los difunde Durán.

* Tabasqueña.

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Entre nosotros

Rincones y tradiciones Texto de “Alma en pena”, ¿Será que... ? y Estrenando panteón María del Carmen Frías Bayona Al Correo del Maestro: Les envío algunos trabajos que hicimos en Rincones de Lectura con el Escriturón, en un taller entre un equipo de profesores, para tratar los contenidos de fiestas y costumbres de los mexicanos, con los alumnos. Nos propusimos hacer un cuento de miedo y describir en un escrito cómo celebran el día de muertos entre los pueblos chontales; esta actividad la propusimos para el cuarto grado de primaria. Al equipo le salió así:

Grabado de José Guadalupe Posada.

E

n mi pueblo X las personas mayores acostumbran hacer velorios, o sea, encienden muchas velas alrededor del altar; esto lo han venido haciendo desde nuestros antepasados. Dicen las leyendas chontales que para noviembre las almas de nuestros muertos nos visitan desde el más allá y que el día primero les toca a los niños, por eso desde muy temprano rezan a la Virgen del pueblo y ponen ofrendas con dulces, frutas y comida que luego reparten entre los niños que asisten al velorio. A mí me

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gusta el dulce de leche y el pico de gallo que es naranja dulce muy ácida con sal y chile en polvo. Pero también dicen que si ves ese día a un colibrí o chupa-azahar, no le molestes, porque son las almas de los niños que no alcanzan a nacer o mueren muy pequeños y por eso sólo chupan el néctar de las flores y no se detienen en ninguna parte. Para el dos de noviembre la ofrenda es para las almas de los difuntos adultos; ponen retratos, las flores, las velas, los dulces, las bebidas,


Grabado de José Guadalupe Posada.

licores, tamales y comidas como el uliche. Todos los alimentos son a base de maíz, manteca de cerdo, carnes de aves y especias. Si el difunto fue un personaje importante, los tamborileros tocan la flauta y los tambores en su honor. A mí me gusta visitar las casas donde hay altares y espero con ansias que lleguen estas fiestas. Dice mi mamá que parezco alma en pena, andando de casa en casa. Ahora invité al Correo del Maestro para que venga a mi pueblo algún día y vea nuestras costumbres. También les envío el cuento de miedo y unas calaveras, ojalá les gusten. A mí me da tristeza cuando dice mi mamá que estas fiestas se están perdiendo. Qué bueno que la maestra nos dijo cómo hacer las calave-

ras y que en la época de la Revolución, Guadalupe Posada hizo el modelo de la “Catrina” que criticaba al porfiriato, pero que también sirven para exaltar las cualidades de las personas vivas. Así que el culto a los muertos está en nuestras raíces y cada región lo celebra según la tradición de sus antepasados. Un periódico local hizo entrevistas para ver qué opinan los ciudadanos de estas celebraciones y las opiniones coinciden en: “Exorcizar al hallowen”. Alumnos, maestros y padres de familia de la escuela Margarita Maza de Juárez ponen el ejemplo, rescatarán la tradición del día de muertos. Alma en pena. Villahermosa, Tabasco, México, 1996

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Instituto de

Educación

de Aguascalientes

El Gobierno del Estado de Aguascalientes, a través del Instituto de Educación de Aguascalientes apoyó a todos los alumnos de las secundarias públicas del estado con

50 mil libros de matemáticas

El Gobernador del Estado Lic. Otto Granados Roldán, junto con el Lic. Jesús Alvarez Gutiérrez, hizo entrega de los libros a los alumnos de las secundarias públicas.

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¿Será que...? Pasaba la medianoche entre el primero y dos de noviembre

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n la casa de Don Carmelo había fiesta. Desde muy temprano, las mujeres adornaron el altar, pusieron la ofrenda, una variedad de dulces: de calabaza, papaya, coco, de leche; el chorote, los licores y encurtidos, además del mezcal y el tequila, hasta el humilde “zorro” de caña; los cajetes llenos de comida: de pavo en uliche, adobo. En fin, todo lo que los difuntos disfrutaron en vida por este mundo terrenal, se ofrecía ahora a las almas que en este mes visitaban a sus familiares. Los preparativos eran anticipados; para esa noche no se dejaba ropa tendida porque las almas se asustaban. ¡Ay tatita, si nomás de acordarme, se me hace agua la boca! pues bien, entre plática y plática se encendían las velitas con las que jugaba el viento alargando sus llamas y acelerando el consumirse. Luego las visitas se sentaban frente al altar a contemplarlo musitando una oración y depositando velas para acompañar el rezo de la noche esperado con ansias; otro grupo de mujeres, envolvía los tamales de masa colada con carne de cerdo, para que al atardecer después del rosario y el salgan salgan, ánimas en pena, se repartieran entre la concurrencia; mientras que el primero que se sacaba de la olla se ofrendaba con el ritual acostumbrado a las almas benditas. Justamente, en ese momento de la repartidera, llegó Sebastián el domador de potros serreros. En el pueblo, tenía fama de ser buen vaquero, amigo incondicional, que a sus sesenta y tantos años todavía conservaba la agilidad para lidiar toretes en la fiesta de la Virgen y jinetear caballos.

Muy alegre saludó; hizo una reverencia al altar y puso un achón blanco, grande; no lo encendió por falta de espacio, pero hizo la recomendación a Don Carmelo se la encendiera después; luego se acomodó junto al fogón saboreando su tamal y bebiendo su café, despacio, mirando el parpadear de las flamas que alumbraban el camino de las almas. Como ya llevaba entre pecho y espalda el calor del aguardiente, tenía prisa por llegar a su casa, tenderse en la hamaca y descansar su cuerpo; por eso se levantó diciendo -me voy tío Carmelo, porque mañana empiezo a amansar el potro - no, muchacho, mañana no, es el día grande de los difuntos y hay que guardar respeto; mejor descansa, ya veremos después advirtió Don Carmelo. Sebastián emitió un leve quejido y tarareando una canción de letra incomprensible salió, no sin antes decir en voz alta - Préndeme mi vela tío, ahí la dejo en el altar... La gente se retiró y sólo quedó la familia con las sombras que se alargaban hasta perderse en la oscuridad de la noche, mientras que a la vista melancólica de Don Carmelo las velitas se consumían. Aquella noche era solemne, mezcla de tristeza y alegría porque las almas llegaban a visitar a sus parientes desde el más allá. Por eso se recibían con todos los honores, rezos, oraciones, risas infantiles; una lágrima o un suspiro se escapaba mirando los retratos. Pasaba la media noche entre el primero y dos de noviembre. De pronto, el silencio se rompió;

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¿Será que...?

afuera los caballos como azuzados por un jinete, saltaron las trancas, relinchando, y a golpe tendido cruzaron la portada resoplando las narices; los perros aullaron, los pavos papalotearon en el árbol. Don Carmelo atrancó rápidamente su puerta y acercándose al altar tomó aquella vela blanca, grandota, la encendió mientras elevaba una oración: Padre nuestro, que estás en los cielos... allá en el camino real alguien gritaba -¡Don Carmeloo! ¡Don Carmelooo! acompáñenos a la casa de Sebastián que acaba de morir... La piel del viejo se enchinó, puso la vela en el altar y luego quitó la tranca exclamando angustiado -¡Cómo!, pero si dijo que hoy amansaría al potro -Sí, pero ayer rajó mucho trago y ya sabía que no podía beber más; dijo el doctor que por eso hechó el hígado. Un raro silencio ahogó las palabras en la garganta de Don Carmelo; las lágrimas del viejo rodaron por su rostro, mientras pensaba -¿será que Sebastián vino anoche a despedirse?, - ¿será que cuando comió el tamal ya era alma en camino?, - ¿será que fue él quien soltó los... ?, - ¿será que... ? Muchas preguntas, muchas dudas quedaron pendientes envueltas en el misterio, entre la vida y la muerte. Como espantando su miedo, Don Carmelo recobró su valor y gritó al salir -¡ya me voy mujer! cuida las velas, - ¡ya voy, ya voy!, y se perdió en la neblina de la madrugada. Mientras tanto, los caballos regresaban mansamente, muy despacio, y silenciosos entraban al corral. Pasaba la media noche, entre el primero y dos de noviembre.

Villahermosa, Tabasco.

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Glosario. Adobo - Guiso con achiote. Usado en Tabasco, Veracruz, Chiapas, Campeche, Yucatán, en los adobados de pibil, horneados y otros. Agua la boca - Expresión que se refiere a lo apetecible de un alimento; se antoja tanto que la boca se llena de saliva como si fuera agua. Cajetes - Vasija rústica de barro grueso para que guarde calor, que usan las gentes campesinas para ofrecer la comida en las mesas o en los altares. Chorote - Del maya sho-lots: de shoshotol, pedazos, lots, cuajarse, espesarse lo líquido. Bebida de maíz con mucho cacao, copado de espuma. Encurtidos - Frutas reposadas en aguardiente de caña por un año o más hasta que el licor toma punto. Se dice nanche curtido, ciruela curtida, mango curtido, etc. Licor casero. Rajó trago - Bebió mucho aguardiente de caña o mucho zorro. Ulich, uliche - Dícese del guisado chontal preparado con maíz molido, colado, atolado con manteca y especias, con carne de pavo o cerdo. Servido en días festivos familiares y rituales. Zorro - Aguardiente de caña destilado en alambiques.

Bibliografía. BECERRA, Marcos. Diccionario de la Real Academia Española. Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, 1980. CARRERA, G. Oscar.Así hablan en mi tierra. Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, 1981. GUTIÉRREZ, Eskildsen, María del Rosario. Cómo hablamos en mi tierra. Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco. SANTAMARÍA, Francisco J. El provincialismo tabasqueño. Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, 1981.


Estrenando panteón “El Correo del Maestro” abre su primer panteón con enterradores diestros duchos en Educación. El Consejo Editorial estrenando este servicio tuvo muerte intelectual la parca presidió el juicio. Un velorio sin igual repartiendo la Revista, dulces, café y un buen tamal, y calacas en la pista. Ma. Esther con Valentina, Virginia y Julieta Fierro, jugando con la catrina asistieron a su entierro. La parca a todos nombró y en fila se colocaron por correo los envió los huesos amontonaron. Cirianni de mis amores con Ramón, Mario y Teresa cubran las tumbas de flores, ¡santos!, y los que me faltan, ayuden con la limpieza. Muchos son los invitados a morir en mi panteón del Correo del Maestro ¡Música maistro* y danzón! Esta revista me gusta, me mata su contenido la calaca no me asusta ya le conozco el quejido. Y cuando se apareció, a todos dejó paleta, al corcel se los subió, a ningún mortal respeta. * Maistro: Regionalismo usado frecuentemente en Tabasco. Barbarismo prosódico por cambio de acento, de vocales, consonantes, pérdida o adición de alguna letra o por cambio de sílabas. Gutiérrez Eskildsen, Rosario María. Cartilla para enseñar español. Editorial del Gobierno de Tabasco, 1971, México, p.147.

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Antes del aula

Los archivos y la historia, una necesaria relación Gustavo Villanueva Bazán

L

a idea del presente trabajo no es hacer una relación histórica exhaustiva sobre el papel de los archivos en las sociedades mundiales; se trata simplemente de ejemplificar con algunos datos, la presencia que los archivos como instituciones dedicadas específicamente al resguardo y tratamiento de la documentación, han tenido y tienen a través del tiempo y del espacio. Por otra parte, se trata de establecer la relación que existe entre esas dos disciplinas -la archivística y la historia- vinculadas de alguna manera con el pasado, a través de las fuentes documentales, de su procesamiento y de su interpretación para producir el conocimiento histórico.

La importancia de los archivos a través del tiempo. Podemos decir que los archivos surgen con la historia misma del hombre ya que como conjunto de documentos, son necesariamente una creación humana, aunque el documento en sí, como posibilidad testimonial, no tiene que ser un producto del hombre; bien puede tratarse de algo natural en el cual no existe intervención humana, pensemos, por ejemplo, en los fósiles, las piedras. La historia del hombre se liga con el manejo e interpretación de los documentos los cuales, en un afán de aprovechamiento supremo, son reunidos por el hombre con la finalidad de conservar y preservar los testimonios y difundirlos en tanto son parte del conocimiento que de sí mismo puede hacer el ser humano.

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Se dice que ya en Egipto y Mesopotamia existían depósitos documentales que guardaban registros de las actividades cotidianas, económicas, jurídicas y políticas de esos pueblos. Sin embargo, es a los pueblos grecolatinos a quienes debemos el interés y la conciencia acerca de la importancia que tiene conservar la documentación para su manejo en el estudio sobre la humanidad. Esta importancia, la llevaron al grado de crear secciones especiales para la custodia de documentos en áreas especiales de los templos. Los visigodos, durante su estancia en la Península Ibérica, dejaron constancia de su interés por la documentación y por los archivos. Desgraciadamente la invasión árabe hizo desaparecer todo rastro de los archivos visigóticos en tanto que la Reconquista por su parte, se encargó de desaparecer los vestigios de los archivos árabes. Durante la Edad Media, al archivo se le concedió la importancia de ser resguardo oficial de testimonios válidos en conflictos territoriales y de defensa de derechos; sin embargo, la carencia de lugares específicos destinados a la guarda de los documentos provocó, en infinidad de casos, la desaparición de los mismos. Es a la Iglesia Católica a quien se debe la estabilización del archivo ya que en el monasterio, concebido como centro religioso y cultural, tuvieron cabida los archivos, los cuales fueron entendidos ya no sólo como testimonio probatorio, sino como posibilidad de conocimiento, de dato dispuesto a esclarecer dudas sobre el pasado de la humanidad.


Libro antiguo (siglo XVIII) perteneciente al fondo Colegio de San Ildefonso (Sección Colegio de Cristo) custodiado por el Archivo Histórico de la UNAM.

A la Iglesia se le debe también el rescate, la conservación y la difusión de las técnicas de archivado, heredadas de la antigüedad clásica. A raíz del Concilio de Trento, los archivos parroquiales, como encargados del registro de los actos y momentos fundamentales del individuo, proliferan, lo que redunda en beneficio de la conservación de los documentos. A raíz de la Revolución Francesa, los archivos van a ser considerados desde otras perspectivas: en primer término, se abrirán a la ciudadanía dejando su carácter cerrado y de utilización exclusiva de la administración gubernamental; en segundo término, la adopción y perfeccionamiento de las técnicas de archivado por parte de los Estados Modernos, significará la creación de los archivos nacionales y la adopción por parte del Estado de la responsabilidad de conservar y garantizar la consulta de los documentos. De esta situación, resulta que Francia crea en 1794, sus archivos centrales; Inglaterra estableció la New Record Office, Alemania, Suiza y Portugal organizaron la consulta de los documentos.

En 1842, también en Francia, se desarrolla por un paleógrafo, Natalis de Wailly, el principio del respeto a la procedencia y al orden original de los documentos, que se constituirá en el elemento básico de la archivística concebida como una disciplina independiente de otras como la bibliotecología y la documentalística. Durante todo el siglo XIX y principios del XX, los países americanos fueron creando sus archivos nacionales: Argentina en 1821, México en 1823, Bolivia en 1825, Brasil en 1839, Cuba en 1841, Colombia en 1868, Paraguay en 1871, Costa Rica en 1881, República Dominicana en 1884, Nicaragua en 1896, Panamá en 1912, Venezuela en 1914, Perú en 1919. En México, la producción de documentos se remonta a la etapa prehispánica y sobresale en esta labor la figura de Tlacuilo, artesano cuya función era dejar constancia de los acontecimientos más importantes mediante pinturas y signos ideográficos que utilizaba para guardar la memoria de esos hechos. De esto podría deducirse que el Tlacuilo, aparte de ser el creador del documento, era el encargado de conservar y

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Los archivos y la historia, una necesaria relación

seguramente, preparar los documentos para su utilización oportuna. En el México colonial, es el escribano quien ejerce las funciones de productor de documentos y de custodio de los mismos. No había una dependencia del incipiente gobierno colonial que no tuviera como importante personaje al escribano, quien, aparte de llevar la constancia de los actos realizados, con su firma daba la garantía que la fe pública otorga a los documentos. En cierto modo, también el escribano era el secretario que, aparte de dar testimonio, levantaba actas, las organizaba y velaba por el cumplimiento de lo dispuesto en ellas. Dentro de la Iglesia Católica, el escribano es denominado notario y sus funciones corresponden a las mismas del escribano pero dentro del ámbito de lo eclesiástico. Las parroquias contaban a veces con personas que sin tener una preparación específica, desempeñaban las funciones de secretario y de escribano siendo las más de las veces, el párroco, quien daba testimonio de los actos religiosos y organizaba ese testimonio para su utilización dentro de la comunidad. En México, los archivos datan propiamente de la época colonial. El primer virrey don Antonio de Mendoza, manda que se concentre la documentación originada en el curso de su administración, y de las otras administraciones que le anteceden y le suceden. En 1624 y 1692, graves incendios destruyen parte de esa documentación. Algunos virreyes posteriores (Casa Fuerte, 1722-1734; Revillagigedo, 1746-1755; Amarillas, 1755-1760; Croix, 1766-1771 y Bucareli, 17711779) se preocuparon porque en sus administraciones, los documentos que se originaban y que servían como testimonio de los actos trascendentes, fueran organizados y custodiados de la mejor manera posible. El segundo Virrey de Revillagigedo (17891794) formuló un proyecto de Archivo General en 1790 y un reglamento para el mismo en 1793

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que escasamente llegó a ponerse en práctica lográndose apenas una incipiente organización. En 1825, Lucas Alamán, entonces Secretario de Relaciones Interiores y Exteriores, formuló un proyecto para hacer público el Archivo General. Durante la situación inestable del México Independiente, los archivos no fueron ajenos a esta situación que se manifestó en la pérdida de documentos, seguramente de gran valor para el conocimiento de la sociedad de ese momento y de sociedades anteriores. En 1843, José María Lafragua impulsó la actividad de resguardo documental, mediante un reglamento que se mantuvo vigente hasta 1913. En 1915 el Archivo General pasó a depender de la Dirección General de Bellas Artes de la SEP y actualmente depende del Poder Ejecutivo a través de la Secretaría de Gobernación.

Las fuentes documentales y su utilización en la producción histórica. A este respecto, diremos que debido a su capacidad testimonial, la utilización de los documentos se realiza, generalmente, con carga de subjetividad, ya que se pueden imprimir al conocimiento, valoraciones, negativas o positivas, según el caso. Es común ver, aun cuando todavía nos produce cierta sorpresa, cómo los estudios realizados por distintos historiadores, basados a veces en los mismos documentos, en las mismas fuentes, resultan muy disímiles en cuanto a sus conclusiones y a veces sumamente contradictorios unos de los otros, es ahí cuando nos obligamos a reflexionar sobre el papel de las fuentes históricas: de los documentos, de los datos, en fin, de todo aquello que nos permite acercarnos a ese gran maestro que es nuestro pasado, a la historia en todas sus consecuencias, a la vida a lo largo del tiempo.


Libros del siglo XIX pertenecientes al fondo Escuela Nacional Preparatoria custodiado por el Archivo Histórico de la UNAM.

Es precisamente a partir de los documentos, que podemos ir entretejiendo los hilos de esa gran madeja, de ese entramado harto difícil que supone la interpretación histórica. Las fuentes documentales, en su calidad de primarias, ofrecen al investigador social una riqueza incalculable en cuestión de aportación de datos, de desarrollo del pensamiento e ideologías predominantes, así como en la relación de sucesos tanto cotidianos como trascendentes. Por supuesto que la tarea histórica supone actividades que van más allá de la reproducción de documentos sin un análisis o crítica de los mismos ya que siempre, en cada documento, por muy imparcial que pudiera parecer, existe una visión particular de la realidad que a veces, sin querer, o sin conocimiento de causa, se imprime. Las obras producidas por el hombre llevan necesariamente un determinado compromiso, producto de las relaciones que se crean alrededor del individuo en tanto, para cada ser humano, la vida es una constante responsabilidad

con determinadas actitudes o con formas definidas de actuar o de pensar. El pasado visto por los ojos del presente, requiere de un tratamiento específico que dé coherencia a los temas desarrollados con los métodos utilizados a fin de sintetizar, en una interpretación, los hechos concretos con las relaciones abstractas que producen, pero siempre tomando en cuenta el momento y las condiciones que propiciaron la creación de una actitud humana y su consiguiente fijación para la posteridad. Todo esto lo relacionamos con la importancia que los documentos tienen para el conocimiento histórico, lo cual implica a su vez, una fuerte responsabilidad para el historiador quien debe tener, como meta fundamental, la búsqueda de la objetividad que, si bien es un camino, una forma de hacer, es la línea que divide a la historia pensada como ciencia, de la historia pensada como actividad artesanal. Y esto dicho no de manera peyorativa, sino para diferenciar dos concepciones que tradicionalmente han sido

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Los archivos y la historia, una necesaria relación

discutidas por los teóricos del conocimiento científico. Los documentos, si bien aportan datos que enriquecen el conocimiento, no lo son todo en cuanto al análisis científico del pasado ya que por sí mismos no contienen los elementos suficientes para dar valor al quehacer histórico. De esta manera, si bien seguramente hemos escuchado variadas versiones sobre determinado acontecimiento histórico, el análisis, las conclusiones, las interpretaciones, también seguramente, han sido distintas y a veces hasta contradictorias. Y esto sucede -como hemos dichoaún cuando los elementos que han soportado las investigaciones son los mismos. ¿Cómo es posible -nos preguntamos- que a pesar de que los mismos documentos sean utilizados en una o varias investigaciones, éstas arrojen resultados tan distintos? Esto no es más que la actitud que se asume ante el dato concentrado en el documento, la posición que se tiene dentro de la sociedad, las relaciones que, como decíamos anteriormente, se crean alrededor del individuo que analiza el documento y lo interpreta como pretérita creación humana tamizada por el presente. Es así que la información contenida en los documentos es una verdad relativa, en tanto su lectura es una parte de la globalidad del quehacer histórico, es sólo un dato al que hace falta una interpretación que suele ser a su vez, el producto de las relaciones humanas, del lenguaje que el historiador ha aprendido a lo largo de su vida y de la posición que ocupa dentro de la sociedad.

El historiador y el archivista, dos oficios, un objetivo. En la producción de conocimiento histórico intervienen, pues, factores tales como el objeto

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de estudio, las fuentes que se tienen para alcanzarlo y las características particulares de quien lo construye, es decir, el lugar que el historiador ocupa en la sociedad. De esta manera, diríamos que si bien la historia requiere de sus fuentes sin las cuales no existiría un sustento científico, las fuentes a su vez, por sí solas, no pueden considerarse como historia en tanto requieren de un análisis basado en un método en el cual interviene necesariamente, entre otros elementos, el lugar que el historiador ocupa en la sociedad, lo cual imprime una carga de subjetividad al conocimiento producido. Por su parte, el archivista, el profesional de los archivos, tiene a su cargo la importante misión de dar coherencia a esas fuentes documentales, de establecer las relaciones estructurales con que nacen esos documentos, de reconstruir el pasado de las instituciones a través del conjunto de esas fuentes testimoniales y por fin, como una consecuencia natural, buscar la posibilidad de socializar el contenido informativo de cada una de las piezas que conforman los archivos. Es pues entendible, la relación que se da entre el historiador y el archivista, entre quien se encarga de conservar y poner en orden las fuentes, de darles la coherencia necesaria para su entendimiento integral y de quien, aplicando una metodología determinada, busca con base en esas fuentes, la interpretación objetiva del conocimiento histórico, del relevante pasado humano a través de esas fuentes testimoniales, generalmente escritas, que conforman los archivos. El archivo y la historia, una relación simbiótica que toca los dos extremos del conocimiento. ¿Cómo dudar de la importancia del archivo para el conocimiento histórico? Por supuesto que existen otras fuentes distintas de las de archivo; existen documentos sueltos, especiales, de tipo distinto a los textuales con


Proceso de restauración de un documento antiguo. Archivo Histórico de la UNAM.

una gran capacidad de retención de datos. Pero, generalmente, se trata de fuentes que complementan los estudios históricos, que ilustran más que desarrollan, que hablan muchas veces por sí solas y no por un conjunto de actividades que se plasman generalmente en los documentos y que en sus inicios, no tienen nada que ver con la historia y sí con la administración pero que, con el paso del tiempo, al ir dejando a un lado su valor administrativo, adquieren un segundo valor, científico, para la historia, para el conocimiento del pasado humano a través de actividades pretéritas relevantes. El historiador, al tomar las fuentes de un archivo, debe tener siempre esa idea de que los documentos que lo conforman han pasado por un proceso de valoración y selección durante el cual pudieron haberse perdido, por depuración, gran cantidad de ellos, y que en un momento pudieran ser relevantes para la interpretación de algún acontecimiento específico. La existencia o carencia de documentos puede ser, si el archivo se organiza correctamente, un elemento a con-

siderar en los análisis históricos ya que el aval de las acciones humanas se torna con el tiempo, en testimonios válidos para el análisis, en tanto la carencia de los mismos, implica en sí, cuestiones también dignas de considerarse. Los archivistas a su vez, para recrear esa coherencia que los documentos adquieren desde su creación, ese conjunto de relaciones abstractas que dan la posibilidad de entender al archivo en su conjunto como creación humana dispuesta a dar testimonio de las actividades de una institución determinada, requieren del método histórico para lograr esos objetivos. El principio que desde 1842, año de su pronunciamiento, rige la metodología archivística, se llama de respeto a la procedencia y al orden original y es precisamente con base en él, que se puede organizar el archivo de manera que dé cuenta real de la estructura organizativa y funcional de la institución que creó o recopiló los documentos que lo conforman. Es así como, necesariamente, el archivista se inscribe en el área de la historia de las instituciones tratando

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Los archivos y la historia, una necesaria relación

Sala donde se resguarda la serie expedientes de personal del Archivo Histórico de la UNAM.

de reconstruir de la mejor manera la historia misma de los archivos, la forma en que los documentos se han ido relacionando, las causas que los producen, su caracterización formal o diplomática, el desarrollo técnico a través de los diversos soportes que conforman los documentos, etcétera. La historia y los archivos son así, elementos que se interrelacionan, que se necesitan para poder ser, para lograr los objetivos que caracterizan a estas actividades, para contribuir de mejor manera en el conocimiento de las sociedades humanas. Así, los historiadores y los archivistas, cada uno ante su papel dentro del conocimiento histórico, representan la posibilidad de un conocimiento mucho más amplio del desarrollo humano a través del tiempo, de las capacidades humanas de crear, de transformar y, por supuesto, de dejar testimonio de esas capacidades. Tal vez por eso mismo, es común observar en el campo de los archivos, historiadores que se encargan, muchas veces ante la poca profesionalización archivística que existe, de la tarea de organizar los documentos históricos,

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de dar a los archivos, un orden acorde con las características de quien los creó. Sin embargo, no obstante esa importancia que tienen los archivos para el conocimiento del pasado humano, concluimos pensando que si bien en nuestro país son muchos los archivos históricos que existen, son muy pocos los recursos que pueden dedicarse a su buena organización y funcionamiento. Preocupa tan sólo el pensar que infinidad de documentos se han perdido por falta de recursos o por desinterés de las autoridades encargadas de la preservación y conservación de los documentos históricos que forman parte de ese gran patrimonio histórico documental. ¿Cuántos fragmentos de historia se habrán perdido por la apatía de los involucrados en los archivos a niveles distintos?, ¿cuántas interpretaciones se habrán abortado por falta de los datos contenidos en las unidades documentales que conformaban esos valiosos acervos perdidos irremediablemente?, en fin, ¿cuántos y cuántos momentos de historia no se habrán perdido para siempre llevando en los documentos un conocimiento que jamás se recuperará? Impresiona pensar, no obstante las difíciles condiciones, en la cantidad de archivos que se conservan en México y que ahí están, bien que mal, proporcionando un servicio inestimable al conocimiento científico. Archivos interesantes que conservan testimonios de la historia de México en diversas etapas y en temas específicos. Archivos de dependencias gubernamentales, archivos estatales y municipales, eclesiásticos y parroquiales, notariales, universitarios, etc., un mundo de documentos e información que sin embargo, tal vez por su gran número, ha sido imposible organizar y poner al alcance de los estudiosos que harían con ellos importantes aportaciones al conocimiento de nuestro pasado.


Certidumbres e incertidumbres

Didáctica y civismo Yuriria Castro Moreno

D

e acuerdo al diccionario, civismo significa celo por la patria. Patria proviene de patri patro, raíz del latín pater, padre. Patria es la nación con todas las relaciones afectivas que implica. Patria es cuna, país natal, suelo natal, suelo patrio, terruño y tierra. La patria es un conjunto de personas que están asociadas entre sí de corazón y voluntad en una nación. Es una ciudad o comarca en donde se cuentan en gran número hombres, mujeres, animales y plantas de un género determinado. Arabia es la patria del café, Florencia la de los artistas. La patria del aguacate y el chocolate es México. Y Estados Unidos la de las hamburguesas y la Coca Cola. Patria celestial es el cielo. Madre patria es el país de origen y patria potestad es la autoridad de los padres sobre sus hijos menores no emancipados. La patria es el lugar donde se ha nacido. Patriota es el que tiene amor a la patria, devoción a su suelo y a sus tradiciones, a su defensa e integridad y procura serle útil; sinónimo de patriota es nacionalista. El patrioterismo, por su parte, es un patriotismo exagerado; patriotero es aquél que alardea excesiva e inoportunamente de patriotismo. La patria es estar atado, es continuidad con algo y con alguien. La patria es el sentido de un camino, de un principio y un fin, de un origen y un destino. La patria es poder construir la vida a partir de un principio. No es posible vivirla ni construirla sin antes reconocer un principio.

La patria es contar con un padre, con una madre o con un alguien que nos acerca al mundo, y siendo optimistas, que nos enseña la calidez, el amor a la vida, al querer ser y estar. La patria es tener un lugar en el mundo, un recoveco en el que podemos explicar quienes somos y qué queremos, un recurso del cuál podemos valernos. Sin una bienvenida no hay patria. La patria es el sentido de unidad, de integración a algo o a alguien. ¿Cómo podemos los educadores proporcionar o restituir en su caso una bienvenida no dada oportunamente a los niños? Los niños que no han tenido bienvenida no son necesariamente los niños pobres. Los niños sin bienvenida son quienes nacen en cunas sin valores, ni identidad, ni lazos de unión. La patria en principio es el amor y el afecto, lo cercano. Los hermanos, padres y abuelos, la casa, los arrullos y miedos, las fantasías de la vida. La patria no es el concepto abstracto escrito en un libro, ni lo lejano. Es lo que nos acerca y nos une, lo que nos añeja, y permite crecer, ir siendo grandes, ir siendo viejos, con una carga a cuestas que es una historia común. La patria es contar con un abuelo maestro rural de la época cardenista, o con una abuela que trabajó de niña en una fábrica de dulces, o que fue costurera y que vio morir a su padre en la revolución y que amó a nuestros padres y los educó para que nos amaran y nos educaran. Tener patria, es tener memoria histórica, es tener sentido de pérdida y de porvenir, de estimar a los muertos y a los viejos.

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Didáctica y civismo

La memoria histórica empieza en nuestra casa con las pequeñas y grandes hazañas de héroes anónimos que son los bisabuelos, los abuelos, los padres y los hermanos. Porque ellos estuvieron y están en las historias de antes que deben ser contadas a los niños para que aprendan a creer. El civismo tiene que ver con las creencias, con la fe en el futuro, con la tradición, con lo que siempre se ha hecho, con los buenos y con los malos, con el bien, la bondad y la maldad. No hay patria para los niños que en un pacto suicida se ahorcan en la Ciudad de Nezahualcoyotl a principios de febrero de este año. Para ellos no había guarida ni recoveco alguno. Ellos murieron porque no había un nido desordenado de ramas, paja y calor. Porque su lugar de expresión fue la muerte. No hay patria posible para los niños que huyen del maltrato de sus casas a las calles o han nacido en ellas sin más arrullo que el ruido de los autos y el aire sucio de las civilizadas ciudades. Tener patria es tener padre, es tener origen e impulso para proseguir. La escuela tiene que restituir mucho de aquello que han perdido los niños en su corto -pero ya recorrido- camino.

¿Qué podríamos hacer? Tradicionalmente, el civismo se ha enseñado a partir de formalismos, de síntesis históricas, de símbolos, de monumentos petrificados, de biografías de héroes, de edificios públicos, de instituciones hechas. Indudablemente, estos formalismos tienen un valor, un sentido y un significado, pero por sí mismos no pueden ser principios de enseñanza porque son efectos de procesos, de largos periodos de tiempo, de hazañas históricas, de proezas individuales o colectivas, de fracasos y triunfos,

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de formas de ser y maneras de pensar en las distintas épocas. Estos lapsos y procesos son de lo cual debemos dar cuenta los educadores. Las preguntas serían: ¿cómo desmenuzar las complicadas historias de la historia?, ¿cómo despertar el interés del niño por el mundo de los demás y de él?, ¿cómo promover el sentido de vivir con los demás?, ¿...de aprender a convivir? Debemos llevar a los alumnos a contemplar monumentos y edificios, sí, pero después de muchas charlas y vivencias sobre la historia que llevó a los monumentos a estar allí. No es valioso que nuestros niños memoricen conceptos cívicos: los Tres Poderes de la Unión, Instituciones de Salud, Secretarías de Estado, los nombres de los puestos de funcionarios públicos, definiciones de soberanía, de república, de federalismo, de ley, de derecho, de obligación, de estado, de constitución. Hasta aquí hemos dicho no a dos cosas: primero tomar como punto de partida y llegada a nociones formales, y segundo, hacer que los niños las aprendan de memoria. Dicho esto,

¿Qué sí habría que hacer? 1. El civismo en la escuela primaria está vinculado al método de enseñanza, a las formas de relación que establecen los maestros y autoridades escolares con los niños; al recreo, a la clase, a las fiestas, y hasta a los castigos y regaños. En todo momento puede prevalecer la virtud cívica, el respeto y la moraleja. El civismo en la escuela es un modo de dirigirse a los niños, tiene que ver con la forma de ser del maestro. Así que primeramente es necesario revisar nuestras actitudes con los niños. 2. El civismo en la primaria debe ser una práctica. Los niños, cuando son niños, tienen que apren-


der a actuar, a pensar en ellos mismos y en los demás -la infancia es el inicio de la dignidad-, ellos están aprendiendo a construir relaciones con el mundo. Y hay que ayudarlos a relacionarse relacionándose de una cierta manera, no verbalizando, no declarando bellas definiciones o grandiosas intenciones. La patria se construye haciendo, el discurso si pretende no ser dogmático, viene después de la acción. Los niños pueden hacer muchas cosas cuando son niños, hay que enseñarlos a actuar. Civismo quiere decir sociable, por eso hemos de enseñarles a relacionarse, a hablar con los otros y frente a los otros, sobre todo a los que más trabajo les cueste. No nos engolosinemos con los pequeños que más participan -y que siempre pueden todo- porque ellos no necesitan tanto de nuestra escucha. 3. Civil se aplica a las personas que se comportan debidamente en sus relaciones con otras. Civil es amable, correcto, cortés, educado, sociable. El contrario de civil es incivil y significa grosero, mezquino y vil. Los niños han de aprender a saludar, a tratar bien a los otros, a escucharlos. Éste es un camino para aprender la democracia. La democracia es una forma de ser, es una forma de vivir con los demás... ¿Qué puede hacer la escuela para enseñar a sus alumnos a vivir en una sociedad democrática? Naturalmente que esta enseñanza no puede sostenerse en definiciones de democracia; puede basarse en ellas o arribar a ellas, pero siempre a partir de una relación democrática vivida con los niños. Si no es de esta manera, la noción de democracia que se promueva en ellos, será un concepto vacío de contenido, un concepto demagógico que únicamente alargará la gran lista de definiciones que los pequeños han de registrar en sus exámenes.

4. El civismo tiene que ver con lo muy cercano como la casa, la familia, la escuela y la comunidad, pero también tiene que ver con lo más lejano: el país y el mundo, la ley y el estado; por ello los maestros podemos transitar de lo cercano a lo lejano y tomar como punto de referencia su propia aula y los acontecimientos que allí se suscitan. 5. Los maestros podríamos reflexionar si nuestra aula es un campo de afectividad porque, si entendemos la afectividad como un espacio dentro del cual se encuentra el sujeto, la afectividad es todo aquello que impacta el modo de este sujeto. En el aula de clase los niños aprenden algo fundamental que a veces se deja de lado por parte del maestro. Este aprendizaje se refiere a las formas de relación del niño con el maestro, con sus compañeros y con el conocimiento. Al tener que ver la educación cívica con la promoción de valores y principios, se relaciona con la idea del aula como un campo de afectividad. Sin afectividad no es posible educar. El aula puede constituirse en un espacio de amparo en el cual el docente se coloca en el lugar de escucha, en el lugar de alguien que da confianza y que ayuda a los niños a expresarse, a conocerse y a preguntarse por todo aquello que no comprenden y que les causa curiosidad o daño. Para que el maestro pueda constituirse en escucha, es necesario quitarse del lugar del que todo lo sabe, porque sólo cuando reconocemos que no conocemos algo es que podemos escuchar a los demás y saber de los otros. En ocasiones los maestros debemos acallar nuestros deseos de hablar y de hacer notar a los otros que sí sabemos, porque probablemente en este momento los niños tendrán la oportunidad de darse a conocer. Seamos generosos y escucharemos más frecuentemente ¡Yo si sé maestra!

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Didáctica y civismo

6. Uno de los caminos para iniciar la enseñanza del civismo es la persona, el conocimiento de sí mismo, saber cómo somos, quién es nuestra madre, nuestro padre, nuestra familia; cuáles son nuestros defectos y cualidades, en qué somos buenos. Esto es, la identidad de la persona y luego la estima al sujeto, la valoración del ser humano. El reconocimiento al valor de los demás se deja ver a través de la libre expresión, en la posibilidad que una niña o niño tienen de hablar, de moverse, preguntar, reír o cantar en su aula de clase con su maestro y compañeros -esto es afectividad-. El maestro Sujomlinsky habla de que una de las principales funciones de la escuela es restituir al niño la infancia que no ha podido vivir en su casa y que no pasa precisamente por su pobreza o riqueza material. Si estamos de acuerdo, una tarea importantísima de los maestros, es conocer a los niños, su problemas y potencialidades, para después tener condiciones de instruirlos. Esto en lugar de formar la escolta con los niños más aplicados, bonitos y extrovertidos o tasar a los niños de un grupo con una misma medida y luego clasificarlos en filas de atrasados y adelantados; o en el peor de los casos en burros y aplicados. Éste es el lugar de la humillación, del miedo y del atentado a la dignidad. Cuando alguien humilla a otro, atenta contra su dignidad y ésta es una modalidad de civismo que se enseña en las escuelas.

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La enseñanza del civismo no es sólo una teoría; es una práctica cotidiana de relaciones entre el niño y el maestro en el salón; y está íntimamente relacionada con la afectividad, pues se centra en el respeto a la persona humana. Una expresión del respeto es la libertad de palabra y para lograr tal cosa los maestros necesitamos aprender a ser escuchas. La pregunta sería : ¿cómo soy como maestro?, ¿qué sucede en mi aula?

Conclusión.

• El civismo tiene íntima relación con los modos de enseñanza que asume la escuela. • Los conceptos y nociones teóricas del civismo en la primaria -principalmente en los primeros grados- deben ser más que fines, pretextos para explicarse los problemas de la vida de los escolares. • Partir de lo cercano y familiar, e ir construyendo poco a poco lo comunitario y lo estatal. • Establecer una condición fundamental: la dignidad del niño y hacer girar alrededor de ésta nuestra actuación como educadores. Generalmente se enseña más con lo que se hace que con lo que se dice.


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Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Una de las casillas durante las elecciones de Presidente y Vicepresidente de la República.

Exterior de la fábrica de hilados de Río Blanco,Veracruz. Don Francisco I. Madero con la mesa directiva del club antirreeleccionista de Culiacán, del cual era presidente el señor ingeniero Manuel Bonilla.

Aspecto que presentaba la estación de ferrocarril en Cananea, durante la llegada del gobernador Don Rafael Izábal, para restablecer el orden. El presidente de la República, general Porfirio Díaz, al pie del calendario azteca.

El cadáver de Aquiles Serdán expuesto a la curiosidad pública en la comisaría de Puebla.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.




Máximo Serdán.

Casa de de Aquiles Aquiles Serdán, Serdán, en en las las calles calles de de Santa Santa Clara, Clara, de de Puebla. Puebla. Casa

Versos que circularon profusamente por el odio popular que se tenía al jefe de la policia en Puebla.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Fuerzas revolucionarias antes del ataque a la población de Casas Grandes, Chihuahua.

Vista panorámica de Ciudad Juárez, que fue tomada por los revolucionarios el 10 de mayo de 1911.

Banderas, sillas de montar y una variedad de armas de fuego, usadas por los revolucionarios maderistas.

El general Ramón F. Iturbe acompañado de damas de Topia, Durango, que contribuyeron abiertamente con la causa revolucionaria.

Renuncia del general Porfirio Díaz.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Emiliano Zapata, jefe de la Revolución en el Estado de Morelos.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Francisco Villa al lanzarse a la Revolución en Sierra Azul, Chih., en noviembre de 1910.

Señorita Valentina Ramírez, perteneciente a las fuerzas revolucionarias de Sinaloa. Emiliano Zapata al frente de sus tropas hace su entrada triunfal a Cuernavaca.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Aquiles Serdán.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Suspensión de garantías individuales.

El general Antonio Nieto Macías y su Estado Mayor, al pronunciarse en armas, el 20 de noviembre de 1910.

Como coincidencia, entre los revolucionarios chamulas del Estado de Chiapas se encontraban este par de indígenas enanos y el otro gigante, quienes se ven acompañados del doctor Policarpo Rueda.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Don Venustiano Carranza, jefe del movimiento revolucionario en Coahuila.

Pintoresco aspecto de fuerzas surianas que combatieron al Gobierno del general Porfirio Díaz en el Estado de Morelos, a las órdenes de Emiliano Zapata.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Un aspecto de la manifestación al líder democrático Madero, durante la visita que hizo a Puebla el 14 de mayo de 1910.

Carátulas de los periódicos que combatieron al reeleccionismo.

El obrero Jesús García, héroe de Nacozari.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El ingeniero Camilo Arriaga fundó en la ciudad de San Luis Potosí, el “Club Antirreeleccionista” que celebró el 5 de febrero de 1901 su Convención con la asistencia de delegados de toda la República.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Don Francisco I. Madero.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El último día de festejos en Guanajuato, se efectuó un brillante y suntuoso baile en el Teatro Juárez, al que asistió el Primer Mandatario general Porfirio Díaz.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Carátula de un periódico oposicionista, publicada con motivo de la reelección Díaz-Corral.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El personal de la redacción del periódico oposicionista “El Hijo del Ahuizote”, en la celebración del aniversario de la Constitución, el 5 de febrero de 1903. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

General General de de división división Porfirio Porfirio Díaz, Díaz, presidente presidente de de la la República República para para el el sexenio sexenio 1904-1910. 1904-1910.

El gran Teatro Juárez de la capital del Estado de Guanajuato inaugurado por el general Porfirio Díaz.

Don Francisco I. Madero y su primer gabinete revolucionario en Ciudad Juárez: licenciado José María Pino Suárez, ministro de Instrucción Pública; don Francisco Vázquez Gómez, ministro de Relaciones; don Venustiano Carranza, ministro de Guerra y Marina; licenciado Federico González Garza, ministro de Gobernación; ingeniero Manuel Bonilla, ministro de Comunicaciones.

Imponente aspecto de la Plaza de Armas, cuando el pueblo aclamaba al líder de la Revolución, don Francisco I. Madero.


Máximo Serdán.

Casa de de Aquiles Aquiles Serdán, Serdán, en en las las calles calles de de Santa Santa Clara, Clara, de de Puebla. Puebla. Casa

Versos que circularon profusamente por el odio popular que se tenía al jefe de la policia en Puebla.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Fuerzas revolucionarias antes del ataque a la población de Casas Grandes, Chihuahua.

Vista panorámica de Ciudad Juárez, que fue tomada por los revolucionarios el 10 de mayo de 1911.

Banderas, sillas de montar y una variedad de armas de fuego, usadas por los revolucionarios maderistas.

El general Ramón F. Iturbe acompañado de damas de Topia, Durango, que contribuyeron abiertamente con la causa revolucionaria.

Renuncia del general Porfirio Díaz.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Emiliano Zapata, jefe de la Revolución en el Estado de Morelos.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

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Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Francisco Villa al lanzarse a la Revolución en Sierra Azul, Chih., en noviembre de 1910.

Señorita Valentina Ramírez, perteneciente a las fuerzas revolucionarias de Sinaloa. Emiliano Zapata al frente de sus tropas hace su entrada triunfal a Cuernavaca.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Aquiles Serdán.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Suspensión de garantías individuales.

El general Antonio Nieto Macías y su Estado Mayor, al pronunciarse en armas, el 20 de noviembre de 1910.

Como coincidencia, entre los revolucionarios chamulas del Estado de Chiapas se encontraban este par de indígenas enanos y el otro gigante, quienes se ven acompañados del doctor Policarpo Rueda.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Don Venustiano Carranza, jefe del movimiento revolucionario en Coahuila.

Pintoresco aspecto de fuerzas surianas que combatieron al Gobierno del general Porfirio Díaz en el Estado de Morelos, a las órdenes de Emiliano Zapata.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Un aspecto de la manifestación al líder democrático Madero, durante la visita que hizo a Puebla el 14 de mayo de 1910.

Carátulas de los periódicos que combatieron al reeleccionismo.

El obrero Jesús García, héroe de Nacozari.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El ingeniero Camilo Arriaga fundó en la ciudad de San Luis Potosí, el “Club Antirreeleccionista” que celebró el 5 de febrero de 1901 su Convención con la asistencia de delegados de toda la República.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Don Francisco I. Madero.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El último día de festejos en Guanajuato, se efectuó un brillante y suntuoso baile en el Teatro Juárez, al que asistió el Primer Mandatario general Porfirio Díaz.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Carátula de un periódico oposicionista, publicada con motivo de la reelección Díaz-Corral.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El personal de la redacción del periódico oposicionista “El Hijo del Ahuizote”, en la celebración del aniversario de la Constitución, el 5 de febrero de 1903. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

General General de de división división Porfirio Porfirio Díaz, Díaz, presidente presidente de de la la República República para para el el sexenio sexenio 1904-1910. 1904-1910.

El gran Teatro Juárez de la capital del Estado de Guanajuato inaugurado por el general Porfirio Díaz.

Don Francisco I. Madero y su primer gabinete revolucionario en Ciudad Juárez: licenciado José María Pino Suárez, ministro de Instrucción Pública; don Francisco Vázquez Gómez, ministro de Relaciones; don Venustiano Carranza, ministro de Guerra y Marina; licenciado Federico González Garza, ministro de Gobernación; ingeniero Manuel Bonilla, ministro de Comunicaciones.

Imponente aspecto de la Plaza de Armas, cuando el pueblo aclamaba al líder de la Revolución, don Francisco I. Madero.


Máximo Serdán.

Casa de de Aquiles Aquiles Serdán, Serdán, en en las las calles calles de de Santa Santa Clara, Clara, de de Puebla. Puebla. Casa

Versos que circularon profusamente por el odio popular que se tenía al jefe de la policia en Puebla.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Fuerzas revolucionarias antes del ataque a la población de Casas Grandes, Chihuahua.

Vista panorámica de Ciudad Juárez, que fue tomada por los revolucionarios el 10 de mayo de 1911.

Banderas, sillas de montar y una variedad de armas de fuego, usadas por los revolucionarios maderistas.

El general Ramón F. Iturbe acompañado de damas de Topia, Durango, que contribuyeron abiertamente con la causa revolucionaria.

Renuncia del general Porfirio Díaz.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Emiliano Zapata, jefe de la Revolución en el Estado de Morelos.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Francisco Villa al lanzarse a la Revolución en Sierra Azul, Chih., en noviembre de 1910.

Señorita Valentina Ramírez, perteneciente a las fuerzas revolucionarias de Sinaloa. Emiliano Zapata al frente de sus tropas hace su entrada triunfal a Cuernavaca.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Aquiles Serdán.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Suspensión de garantías individuales.

El general Antonio Nieto Macías y su Estado Mayor, al pronunciarse en armas, el 20 de noviembre de 1910.

Como coincidencia, entre los revolucionarios chamulas del Estado de Chiapas se encontraban este par de indígenas enanos y el otro gigante, quienes se ven acompañados del doctor Policarpo Rueda.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Don Venustiano Carranza, jefe del movimiento revolucionario en Coahuila.

Pintoresco aspecto de fuerzas surianas que combatieron al Gobierno del general Porfirio Díaz en el Estado de Morelos, a las órdenes de Emiliano Zapata.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Un aspecto de la manifestación al líder democrático Madero, durante la visita que hizo a Puebla el 14 de mayo de 1910.

Carátulas de los periódicos que combatieron al reeleccionismo.

El obrero Jesús García, héroe de Nacozari.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El ingeniero Camilo Arriaga fundó en la ciudad de San Luis Potosí, el “Club Antirreeleccionista” que celebró el 5 de febrero de 1901 su Convención con la asistencia de delegados de toda la República.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Don Francisco I. Madero.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El último día de festejos en Guanajuato, se efectuó un brillante y suntuoso baile en el Teatro Juárez, al que asistió el Primer Mandatario general Porfirio Díaz.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Carátula de un periódico oposicionista, publicada con motivo de la reelección Díaz-Corral.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El personal de la redacción del periódico oposicionista “El Hijo del Ahuizote”, en la celebración del aniversario de la Constitución, el 5 de febrero de 1903. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

General General de de división división Porfirio Porfirio Díaz, Díaz, presidente presidente de de la la República República para para el el sexenio sexenio 1904-1910. 1904-1910.

El gran Teatro Juárez de la capital del Estado de Guanajuato inaugurado por el general Porfirio Díaz.

Don Francisco I. Madero y su primer gabinete revolucionario en Ciudad Juárez: licenciado José María Pino Suárez, ministro de Instrucción Pública; don Francisco Vázquez Gómez, ministro de Relaciones; don Venustiano Carranza, ministro de Guerra y Marina; licenciado Federico González Garza, ministro de Gobernación; ingeniero Manuel Bonilla, ministro de Comunicaciones.

Imponente aspecto de la Plaza de Armas, cuando el pueblo aclamaba al líder de la Revolución, don Francisco I. Madero.


Máximo Serdán.

Casa de de Aquiles Aquiles Serdán, Serdán, en en las las calles calles de de Santa Santa Clara, Clara, de de Puebla. Puebla. Casa

Versos que circularon profusamente por el odio popular que se tenía al jefe de la policia en Puebla.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Fuerzas revolucionarias antes del ataque a la población de Casas Grandes, Chihuahua.

Vista panorámica de Ciudad Juárez, que fue tomada por los revolucionarios el 10 de mayo de 1911.

Banderas, sillas de montar y una variedad de armas de fuego, usadas por los revolucionarios maderistas.

El general Ramón F. Iturbe acompañado de damas de Topia, Durango, que contribuyeron abiertamente con la causa revolucionaria.

Renuncia del general Porfirio Díaz.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Emiliano Zapata, jefe de la Revolución en el Estado de Morelos.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Francisco Villa al lanzarse a la Revolución en Sierra Azul, Chih., en noviembre de 1910.

Señorita Valentina Ramírez, perteneciente a las fuerzas revolucionarias de Sinaloa. Emiliano Zapata al frente de sus tropas hace su entrada triunfal a Cuernavaca.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Aquiles Serdán.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Suspensión de garantías individuales.

El general Antonio Nieto Macías y su Estado Mayor, al pronunciarse en armas, el 20 de noviembre de 1910.

Como coincidencia, entre los revolucionarios chamulas del Estado de Chiapas se encontraban este par de indígenas enanos y el otro gigante, quienes se ven acompañados del doctor Policarpo Rueda.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Don Venustiano Carranza, jefe del movimiento revolucionario en Coahuila.

Pintoresco aspecto de fuerzas surianas que combatieron al Gobierno del general Porfirio Díaz en el Estado de Morelos, a las órdenes de Emiliano Zapata.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Un aspecto de la manifestación al líder democrático Madero, durante la visita que hizo a Puebla el 14 de mayo de 1910.

Carátulas de los periódicos que combatieron al reeleccionismo.

El obrero Jesús García, héroe de Nacozari.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El ingeniero Camilo Arriaga fundó en la ciudad de San Luis Potosí, el “Club Antirreeleccionista” que celebró el 5 de febrero de 1901 su Convención con la asistencia de delegados de toda la República.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Don Francisco I. Madero.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El último día de festejos en Guanajuato, se efectuó un brillante y suntuoso baile en el Teatro Juárez, al que asistió el Primer Mandatario general Porfirio Díaz.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Carátula de un periódico oposicionista, publicada con motivo de la reelección Díaz-Corral.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El personal de la redacción del periódico oposicionista “El Hijo del Ahuizote”, en la celebración del aniversario de la Constitución, el 5 de febrero de 1903. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

General General de de división división Porfirio Porfirio Díaz, Díaz, presidente presidente de de la la República República para para el el sexenio sexenio 1904-1910. 1904-1910.

El gran Teatro Juárez de la capital del Estado de Guanajuato inaugurado por el general Porfirio Díaz.

Don Francisco I. Madero y su primer gabinete revolucionario en Ciudad Juárez: licenciado José María Pino Suárez, ministro de Instrucción Pública; don Francisco Vázquez Gómez, ministro de Relaciones; don Venustiano Carranza, ministro de Guerra y Marina; licenciado Federico González Garza, ministro de Gobernación; ingeniero Manuel Bonilla, ministro de Comunicaciones.

Imponente aspecto de la Plaza de Armas, cuando el pueblo aclamaba al líder de la Revolución, don Francisco I. Madero.




Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Carta de Don Francisco I. Madero al ingeniero Manuel Urquidi.

El coronel irregular Francisco Villa y sus principales colaboradores. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

El que con el transcurso del tiempo llegara a ser el apóstol de la democracia, Don Francisco I. Madero, en un grupo familiar, después de su regreso de Europa a principios del siglo XX.

Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.

Fachada de la nueva Cámara de Diputados, inaugurada en la apertura de sesiones el 1° de abril de 1911. Gustavo Casasola Zapata. Historia gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970, Tomo I, México, Ed. Trillas. 1992.


Representantes del concurso “Misión Rescate: Planeta Tierra” por entidad federativa Aguascalientes GRUPO EDITORIAL REZZA S.A. DE C.V. Calle Juárez 317. Centro. León, Guanajuato. CP 37000 Tel: 91 (47) 14 82 56 Coahuila ORGANIZACIÓN CULTURAL DE ESPAÑA S.A. DE C.V. Av. Allende 435 Ote. Centro Torreón, Coahuila. CP 25000 Tel: 91 (17) 18 82 12 Colima GRUPO EDITORIAL HERMES S.A. Gabino Barrera 530 Colima, Colima. CP 28000 Tel: 91 (33) 14 89 10 Chihuahua PROMOTORA CULTURAL DE AMÉRICA S.A. Av. 16 de Septiembre 1846 Ote. Ciudad Juárez, Chihuahua. CP 32180 Tel: 91 (16) 14 15 29 SUC. ORG. CULTURAL DE ESPAÑA S.A. DE C.V. Calle 15 Nº 1207. Centro. Chihuahua, Chihuahua. CP 31000 Tel: 91 (14) 10 54 21 Distrito Federal DELEGACIONES: Benito Juárez, Coyoacán y Tlalpan. EDILINGWIST S.A. DE C.V. Mario Rojas Avendaño 129 Desp. 2 Colonia San Simón Ticumac. México D.F. CP 03660 Tel: 91 (5) 674 72 75 DELEGACIONES: Iztacalco, Iztapalapa, Miguel Hidalgo, Cuauhtemoc, Xochimilco, Cuajimalpa. GRUPO EDITORIAL MEDITERRÁNEO S.A. DE C.V. Amsterdam 229 Piso 4º Col. Hipódromo Condesa. México D.F. CP 06170 Tel: 91 (5) 264 06 77 DELEGACIÓN: Venustiano Carranza. FONDO Y FOMENTO CULTURAL S.A. DE C.V. Nicolás León 34 Piso 1º Col. Jardín Balbuena. México D.F. CP 15900 Tel: 91 (5) 552 74 53 Guanajuato GRUPO EDITORIAL REZZA S.A. DE C.V. Calle Juárez 317. Centro. León, Guanajuato. CP 37000 Tel: 91 (47) 14 82 56 Morelos EDITORIAL Y BODEGA COLMECA S.A. DE C.V. Calle 13 Manzana 5 Lote 31 Fraccionamiento Tarianes Cuernavaca, Morelos. CP 62550 Tel: 91 (73) 20 59 89

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Nayarit SAVA EDICIONES Y DISTRIBUCIONES DE MONTERREY S.A. DE C.V. Paseos de los Leones 507 Pte. Col. Mitras Centro Monterrey, Nuevo León Tel: 91 (8) 346 08 55 Nuevo León SAVA EDICIONES Y DISTRIBUCIONES DE MONTERREY S.A. DE C.V. Paseos de los Leones 507 Pte. Col. Mitras Centro Monterrey, Nuevo León Tel: 91 (8) 346 08 55 Puebla EDITORIAL Y BODEGA COLMECA S.A. DE C.V. Calle Brisa 2806, Fracc. Valle del Ángel Puebla, Puebla. CP 72040 Tel: 91 (22) 48 88 70 EDITORIAL Y BODEGA COLMECA S.A. DE C.V. Reforma Sur 4106, Colonia La Paz. Puebla, Puebla. CP 72160 Tel: 91 (22) 48 17 97 Querétaro GRUPO EDITORIAL REZZA S.A. DE C.V. Calle Juárez 317. Centro. León, Guanajuato. CP 37000 Tel: 91 (47) 14 82 56 San Luis Potosí GRUPO EDITORIAL CICA S.A DE C.V. Hipócrates 265. Colonia Polanco. CP 78220 San Luis Potosí, San Luis Potosí. Tel: 91 (48) 11 93 23 Sinaloa SAVA EDICIONES Y DISTRIBUCIONES DE MONTERREY S.A. DE C.V. Paseos de los Leones 507 Pte. Col. Mitras Centro Monterrey, Nuevo León Tel: 91 (8) 346 08 55 Zacatecas GRUPO EDITORIAL REZZA S.A. DE C.V. Calle Juárez 317. Centro. León Guanajuato. CP 37000 Tel: 91 (47) 14 82 56 Otras entidades federativas: CORREO DEL MAESTRO Paula Nava 70. Magisterial Vista Bella. Tlalnepantla, Edo. de México. C.P. 54050 Tel: 91 800 31 222 (Lada sin costo) Fax: 91 (5) 362 17 88 Sra. Nora Alcalde.


El pensamiento pedagógico del profesor Carlos A. Carrillo* Presentación y recuperación de textos Verónica A. Grimaldi Papadópolus Una semblanza de su vida. El profesor Carlos A. Carrillo nació en la ciudad de Córdoba, Veracruz, en julio de 1855. Ingresó a la escuela en Jalapa, siendo sus profesores, don José M. De la Hoz, don Manuel Castro, don Teodoro Kerlegond, don Rafael Montes de Oca y don Juan Pérez Amador. A los trece años ingresó al Seminario Conciliar de Jalapa donde cursó los estudios preparatorios y la carrera de abogado. Cabe señalar que por disposición del Gobierno del Estado, se invalidaron los estudios ofrecidos por el Seminario Conciliar, por lo que Carrillo se inscribió a la escuela particular de don Manuel María Rivadeneira, validada por el estado, cursando sus estudios en ambos establecimientos. Fue catedrático del Colegio del Estado, del Colegio Rivadeneira. Por 1879-1880 empezó a sonar en Jalapa la palabra pedagogía, ya que en muchos lugares del país (Puebla, México) se discutían las nuevas ideas sobre enseñanza, formándose las Juntas Pedagógicas, creándose periódicos de educación y estableciéndose por todas partes escuelas modelo. En Coatepec, Carrillo fundó una escuela modelo: el Instituto Fröebel. Contaba con la ayuda de Don Antonio Matías Rebolledo, propietario de una imprenta, diputado al Congreso de la Unión y, en ocasiones, presidente municipal de la localidad. Carlos A. Carrillo se suscribió a los principales periódicos de educación de Alemania, Francia, Estados Unidos, Suiza, Bélgica, etc.

Traducía inglés, francés, alemán, portugués, italiano y ruso. El 15 de diciembre de 1883 inició un semanario llamado “El Instructor” y es en diciembre de 1885 que funda el periódico “La Reforma de la Escuela Elemental” en el que abarcó asuntos Foto1. El señor Carrillo no se retrató sobre educación tales en vida. El presente retrato está dibujacomo: organización y do teniendo a la vista una fotografía del administración escolar, ilustre maestro. Revista Pedagogía. legislación, bibliotecas, disciplina, presupuestos, metodología general, crítica de contenidos escolares, higiene escolar, exámenes, sueldos, la Normal. En la mayoría de sus escritos se destaca la crítica ácida, llena de ironía y sarcasmo hacia las autoridades gubernamentales y escolares; así mismo, era un defensor de los derechos de los profesores, demandaba incremento de sueldos, vacaciones, materiales y recursos para el trabajo escolar. Carrillo fue director de la Escuela Anexa a la Normal de Profesores de México en 1890, sin embargo se le acusó de “mojigato” por sus creencias religiosas y tuvo que renunciar a su cargo en 1892. Participó en el Segundo Congreso de Instrucción como suplente, lo que no le permitió abogar por la educación popular como él hubiera querido. Falleció el 3 de marzo de 1903.

Correo del Maestro. Núm. 6, noviembre 1996.

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El pensamiento pedagógico del profesor Carlos A. Carrillo

Foto 2. Revista Pedagogía.

Ubicación de su obra. A fines del siglo pasado (1890) existía en la República Mexicana un gran auge cultural. Don Porfirio Díaz apoyaba toda la “ciencia” traída de Europa; el correo internacional era bastante eficaz, lo que permitía estar al día del acontecer científico y pedagógico del mundo entero. Claro está que la población que disfrutaba de tal cultura era la mínima, dadas las condiciones sociales y económicas que imperaban en aquella época. Por aquel tiempo llegaron a México grandes educadores de diversas partes del mundo, tales como Laubcher (alemán) y Rébsamen (suizo)

Foto 3. Aula de una escuela primaria. Ciudad de México, 1899.

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Correo del Maestro. Núm. 6, noviembre 1996.

quienes seguían las doctrinas educativas de Pestalozzi, Fröebel, Comenio, Herbart, etc. La Escuela Normal de Jalapa fue en mucho obra del maestro Rébsamen quien no coincidía del todo con las ideas de C. Carrillo. Esta Normal fue creada antes que la de Ciudad de México. Diversas cuestiones políticas habidas en todos los tiempos, favorecieron a Rébsamen sobre el profesor Laubcher quien había fundado escuelas modelo en Orizaba, Veracruz, y donde el mismo Laubcher había dado varios cursos a profesores de toda la República, entre ellos a Rébsamen, C. Carrillo, Justo Sierra y Alberto Correa. Circulaban en la República alrededor de 15 periódicos educativos. Por citar algunos: El Escolar Mexicano, México Intelectual, La Enseñanza Normal, Boletín Bibliográfico y Escolar, La Instrucción Pública en Oaxaca, El Imparcial, La Revista de Mérida, La Escuela Primaria, La Niñez, El Educador Práctico Ilustrado, La Reforma de la Escuela Elemental. Lo anterior da idea del intercambio de información educativa que existía en el país. No en balde se le conoce como la Época de Oro de la Pedagogía Mexicana. La obra de Carlos Carrillo se ubica en este contexto y es conveniente hacer algunas consideraciones sobre la misma: su gran preocupación por los contenidos escolares y las metodologías educativas, por la formación y superación académica de los maestros, los derechos sociales y económicos de los mismos. Todos estos aspectos a cien años de distancia siguen teniendo vigencia, pues en mucho subsisten los mismos problemas. Queda al maestro en servicio -a quien va dirigido este trabajo- opinar, decidir sobre la actualidad o no de las Reformas de la Escuela Elemental, obra máxima del Prof. Carlos A. Carrillo.


Textos. ¿Para qué enseñar lo que ya se sabe? Una pregunta cuya respuesta nunca he podido darme.

Todos los niños concurren a una escuela, hasta los más pequeños, aún los que apenas acaban de ingresar, saben muy bien decir: Me comí una naranja, me comí dos naranjas; compré un pizarrín, compré dos pizarrines. Ninguno de ellos dice: Me comí una naranjas, me comí dos naranja, compré un pizarrines, compré dos pizarrín. Tampoco dicen pizarrín-s ni naranja-es. Infiero de estos hechos que todos los escolares saben la manera de formar el plural de los nombres y conocen cuándo han de hacer uso del singular y cuándo del plural. No quiero decir que puedan formularse la regla que se sigue para la formación de éste, ni decir en qué casos se emplea cada uno de los números del nombre, pues muchos habrá probablemente que ignoren hasta la significación de las palabras: consonante, vocal, breve, sílaba, singular, plural y número. Pero si saben hacer las cosas, ¿qué importa que no sepan explicar cómo se hacen? Los maestros, sin embargo, desatendiéndose de las verdades anteriores, toman muy a lo serio la tarea de enseñar a sus alumnos las reglas para la formación del plural y para el uso de ambos números. Todos los niños de edad escolar saben decir muy bien: Esta mañana me corté la mano, esta noche me la curaré. Ayer comí en casa de mi tía, mañana comeré con Luis. A ninguno, aún de los más pequeños, les he oído decir nunca: Ayer cenaré en casa de mi tío, mañana cené con Luis; ni tampoco: esta mañana cortarme la mano, esta noche me la curar. Tales barbarismos sólo se oyen de labios de extranjeros que mascullan el castellano. Aplicando la reflexión a los hechos citados, saco en consecuencia que todos los alumnos saben formar el futuro y el pretérito perfecto de los verbos, y usarlos convenientemente. Y como lo mismo que digo de

estos dos tiempos es aplicable a otros, puedo afirmar que los chicos saben conjugar desde antes que entren a la escuela. No podrían formular las reglas a que se ajusta la formación de las personas, números, y tiempos verbales, porque ignoran lo que es radical, y terminación, tiempo, persona y número, pretérito, presente y futuro; pero, qué importa, vuelvo a repetir, que no sepan decir cómo se hace una cosa, si la saben hacer, ¿qué es lo que se necesita? Pero los maestros no entienden de esto: ellos han de enseñar a conjugar salga derecho a tuerto, porque si no, no están contentos. Inútilmente me devano los sesos inquiriendo qué provecho sacan los niños de que les enseñen lo que ya ellos saben; no doy con él. Es una pregunta cuya respuesta nunca he podido darme. Estamos delante de un abuso de los más inveterados y tenaces, que exige que repitamos cien veces en los mismos términos que es un absurdo muy absurdo el que se practica en las escuelas en punto a enseñanza gramatical. Todos los niños, a lo menos todos cuantos yo he oído, dicen mucho antes de pisar la escuela: El sillón bonito, la mesa bonita, los sillones bonitos, las mesas bonitas. Nunca he oído decir a ninguno: sillón bonita ni bonitos; menos decir mesa bonito ni bonitas. Casi me mortifica tener que escribir verdades tan triviales. Estas frases de los niños prueban con evidencia que ellos saben muy bien que el sustantivo y el adjetivo concuerdan en género y número. ¿Para qué entonces el maestro pierde el tiempo enseñando esta regla de concordancia? ¿Y también para qué les enseñará también que el verbo concierta con su sujeto en número y persona? ¿Qué niño hay que diga “los caballos como o los caballos comemos?

Correo del Maestro. Núm. 6, noviembre 1996.

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El pensamiento pedagógico del profesor Carlos A. Carrillo

Y muchas de las reglas relativas al género de los nombres ¿para qué las enseñará? Y la declinación de los pronombres personales ¿para qué? Y la conjugación de los verbos auxiliares ¿para qué? Y las concordancias de artículo y nombre ¿para qué? Y todo lo que el niño ya sabe, ¿para qué se le enseñará? El cervecero de aquí enfrente ¿para qué ha de aprender a hacer cerveza, si ya sabe hacerla, y la hace de gusto muy delicado? El zapatero ya diestro en hacer zapatos, ¿para qué ha de aprender la teoría si ya tiene la práctica, que es mejor? Yo ruego mucho a los maestros que rumien estas verdades muy despacio, y cuando estén persuadidos de ellas, les ruego que las pongan en práctica. Esto último lo ruego más encarecidamente Foto 4. Descanso. Escuela de niñas en Veracruz. 1897.“Historia de la Educación en el Estado de Veracruz”. Dr. Herrero. todavía. Carlos A. Carrillo.

¿Y luego? De cómo las escuelas normales pueden ser un mal.

¡Las Escuelas Normales! ¡Qué máquinas tan excelentes para fabricar maestros de 100, 120, 150 pesos! ¡Lástima que no haya consumidores de este género!; hoy lo que busca todo el mundo son maestros de a peseta. Lo cierto del caso es que en todos los Estados se están dando prisa a instalar las susodichas máquinas. -¿Y luego? -Luego, cuando estén ya instaladas y en disposición de labrar maestros, no podrán funcionar por falta de individuos que se dejen labrar: la profesión no tiene grandes alicientes. -¿Y luego? -El Gobierno viendo eso, imitará a los pescadores que quieren atraer peces: pondrá carnada en un anzuelo; sólo que la carnada aquí será de plata. -¿Y luego?- Luego muchos incautos, acariciados por el olor del cebo y la esperanza, morderán el anzuelo, -¿Y luego?- Al cabo de cierto tiempo empezará la máquina a arrojar al mercado maestros con este rótulo: se alquilan a 100, a 120, a 150 pesos cada mes. -¿Y luego?- Los primeros encontrarán colo-

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cación en las ciudades principales, lo cual atraerá a otros muchos a la escuela, y los normalistas se frotarán las manos de contento. -¿Y luego?- Los subsiguientes ya no podrán hallar empleo y padecerán hambre, mucha hambre, porque los primeros no habrán dejado más que empleos de treinta, de veinte, de diez pesos. -¿Y luego?- El hambre llegará a su máximum y los dividirá en dos partidos. Unos dirán: nos contentaremos con treinta o veinte pesos en la escuela del pueblo o de la ranchería... y maldecirán las escuelas normales.- Otros y éstos serán los más, exclamarán: Más vale ser zapateros; pero será muy tarde, no tendrán habilidad para hacer zapatos; o herreros, pero tampoco tendrán la habilidad;...y maldecirán también las escuelas normales. Sólo habrá una tabla de salvación: los empleos públicos, éstos no exigen estudios, ni habilidad, ni condición ninguna. Y muchos se asirán a esta tabla salvadora con desesperación -¿Y luego?- Aumentará la empleomanía - y la adulación a los gobernantes y la corrupción


electoral,- y el favoritismo para el nombramiento de empleos públicos, - y la incapacidad de los empleados- y su desidia para cumplir sus obligaciones- y su tendencia a hacer fiestas y menear zalameramente el rabo al amo que reparte pan bajo la forma de destinos y descarga palos en forma de destituciones. Y entonces, todos, -todos sin excepción, todos en coromaldeciremos las escuelas normales. ¿Abogo acaso por la supresión de esos benéficos planteles? Líbreme Dios de cometer tal desatino. Lo que quiero es que seamos menos niños, que sepamos prever los males que nos amenazan para conjurarlos, si es posible, con oportunidad. Multiplicar los maestros competentes e instruidos sin poner los medios para que sus trabajos tengan conveniente remuneración es hacer un mal grave. Para cortarlo pueden seguirse dos caminos: Prescindir de formar maestros hábiles, contentándonos con tenerlos ineptos, o procurar con enérgico esfuerzo mejorar los sueldos que disfrutan en las pequeñas poblaciones, duplicán-

dolos, triplicándolos, decididamente me inclino al segundo; pero si éste se juzga de imposible práctica, declaro con la más arraigada convicción que más vale clausurar las escuelas normales existentes y aplazar la apertura de otras nuevas para tiempos mejores. Nadie consumirá cuatro ó cinco años estudiando seria y concienzudamente diez o doce difíciles asignaturas para ir a ganar diez, veinte o treinta pesos en un pueblo o en una ranchería. Por lo mismo, si los sueldos han de conservarse invariables tales cuales existen ahora -y se conservarán si no se hace desde luego poderosísimos y constantes esfuerzos para mejorarlos- no se atraiga a los jóvenes a la carrera del magisterio ni se les imparta una sólida educación profesional para el ejercicio de dicha carrera, porque es condenarlos a la miseria o arrojarlos a la política y la intriga.

Carlos A. Carrillo

Foto 5. Ejercicios militares. Escuela elemental. 1902 (Archivo Histórico de la SEP).

* Las fotografías 1 y 2 fueron tomadas de la revista Pedagogía, Tercera época, Vol. 10, Núm. 02 Primavera 1995, pág. 45. Las fotografías 3, 4 y 5 nos fueron proporcionadas por la maestra María del Rosario Soto Lescale a quien agradecemos su cortesía. Correo del Maestro. Núm. 6, noviembre 1996.

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Artistas y artesanos

Un diálogo entre La Educación y La Cultura Valentina Cantón Arjona y Mario Aguirre Beltrán* Pretexto. En la Revista La Falange -publicación literaria y cultural editada en la Ciudad de México en los tempranos años veinte- apareció un delicioso diálogo entre dos mujeres que representan dos mundos en apariencia disociados: la Educación y la Cultura. Este Diálogo, nos parece particularmente relevante por tres motivos: 1. constituye una “curiosidad” en vista de que su autor, Xavier Villaurrutia -en nuestros días recordado y reconocido como un intelectual destacado- era entonces un joven poeta de veinte años de quien no se sospecharía se ocupara de asuntos educativos; 2. la claridad de los conceptos y la firmeza de las ideas atacan de manera frontal un problema aún vigente en nuestros días: la relación entre la Cultura y la Educación; y, 3. que el texto fue publicado en l923 en una Revista cuyo nombre: La Falange, nos intrigaba por su evocación a una postura política ajena e incluso opuesta a la que puede intuirse, a través de su obra, que sostendría el autor. La divulgación de este texto es pues indispensable. Y, para su mejor comprensión nos parece necesario brindar al lector algunos elementos que le permitan disfrutar y apreciar, lo más posible, el Diálogo y la riqueza que él encierra. De ahí que le anteceda una semblanza del momento histórico-educativo y así como de la publicación que brindó sus páginas a este Diálogo y de su autor.

El momento histórico. Cuando el 7 de mayo de l920 sale Carranza a cumplir su destino en Tlaxcalaltongo, en la Ciudad de México “El Universal” anunciaba el estreno de la película El protegido de la muerte, en los cines Venecia, Trianón, Palace y Parisiana y, María Conesa -La Gatita Blanca- que se presentaba en el Teatro Virginia Fábregas, era promovida en las páginas de este periódico para el solaz esparcimiento de los sufridos “juanes”. El anuncio del jai-alai del Frontón México, con pelotaris de apellidos vascos -impronunciables para los nativos-, aparecía regularmente al igual que el de las corridas de toros, en carteles en donde el toro era el protagonista y el matador podría ser el mexicano Gaona o el andaluz Belmonte. (1)

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El país se convulsionaba con el levantamiento de los generales sonorenses que se oponían a la imposición carrancista de Ignacio Bonillas como candidato único a la presidencia de la República, queriendo excluir al General Obregón que contaba ya varios meses de campaña y había recorrido medio país como candidato independiente, por esa razón proclamaron en el Plan de Agua Prieta la destitución del Primer Jefe de la Revolución. El sábado 22 de mayo de 1920, la noticia del asesinato de Carranza ocupa las ocho columnas de los periódicos de la época, pero la vida cotidiana de la ciudad capital -con sus cines, teatros, frontón y plaza de toros- no parece estar afectada. (2)


El 25 de Mayo de 1920 el señor De la Huerta es designado, por el Congreso de la Unión, Presidente sustituto de la República Mexicana (para cuidarle la silla a Obregón), rindiendo protesta, como tal, el 1º de junio del mismo año. Sus primeras declaraciones a los medios, versaron sobre “la escrupulosa e intensa investigación” que, su gobierno, seguiría para esclarecer “el artero asesinato del Varón de Cuatro Ciénegas”; sin embargo la prensa después de reconocer “los grandes servicios prestados a la patria por el señor Carranza”, se dedicó a destacar la composición del gabinete nombrado por Adolfo De la Huerta, en donde resaltaban dos declarados anticarrancistas: Don Antonio I. Villarreal y José Vasconcelos, quienes habían sido desterrados por su participación en el fracasado gobierno de la Convención de Eulalio Gutiérrrez. El gobierno de la Convención de Aguascalientes había nombrado Secretario de Educación a Vasconcelos, quien no llegó a ocupar nunca tal cargo; sin embargo, en su exilio en la Unión Americana y en su viajes por América del Sur, nunca dejó de interesarse por la labor educativa nacional. Nombrado Rector de la Universidad Nacional el jueves 10 de junio de 1920 rinde protesta ante el Consejo en el Claustro Universitario, pronunciando un notable discurso, en donde define el quehacer de la educación pública frente al pueblo: ... no es posible obtener ningún resultado provechoso en la obra de la educación del pueblo, si no transformamos la ley que hoy rige la educación pública, si no constituimos una Secretaría Federal de Educación Pública. (3) La idea de federalizar la educación, de proyectarla e impulsarla desde el gobierno cen-

tral, fue la respuesta a la debacle en que, por abandono, quedó ésta cuando el carrancismo la dejó a las fuerzas de los menguados municipios. ... un Estado, cualquiera que él sea, que permita que subsista el contraste del absoluto desamparo con la sabiduria intensa o la riqueza extrema, es un Estado injusto, cruel y rematadamente bárbaro. (4) Para salir de la barbarie, Vasconcelos propone emprender una gran cruzada para educar al pueblo y así romper el desequilibrio existente entre la ignorancia y la sabiduría intensa; es decir, provocar que el fiel de la balanza no se carge hacia uno de los extremos de los grupos que componen la dinámica social. Al triunfo del Grupo Sonora, el ambiente cultural de la República es registrado en los diarios citadinos de la misma manera en que lo venía haciendo desde principios de siglo: escasamente y tocando cuestiones intrascendentes, lo más destacado, eran las noticias “culturales” que desde España enviaba Felix Palavicini, a la sazón, embajador de México en ese país, desplazando a París como el centro cultural que fue en el porfiriato. Poco a poco, las iniciativas culturales de Vasconcelos fueron llenando los espacios periodísticos, y las plumas del grupo del Ateneo de la Juventud y más tarde, las de quienes constituirían la generación de Los Contemporáneos, tuvieron presencia destacada en diarios y revistas dándose los primeros registros de la cultura nacional de la Revolución. En l922 Gabriela Mistral destaca la prometedora empresa cultural mexicana: ... un movimiento pedagógico serio y firme, orientado según las ideas más modernas; un movimiento científico superior al nuestro (refiriéndose a Chile) y una obra literaria que alcanza en calidad a la de la Argentina, y según algunos la sobrepuja. (5)

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Como se puede apreciar, la poetisa chilena daba cuenta de los avances de la política cultural de Vasconcelos a poco más de un año de haber tomado posesión como Rector de la Universidad y a unos meses de ser titular del ministerio de educación por él fundado. Como titular de la Secretaría de Educación Pública, el Licenciado Vasconcelos hace una organización departamental: Escolar, de Bibliotecas y de Bellas Artes, además de dos departamentos transitorios: el de Desanalfabetización y el de Educación indígena, estos últimos concebidos así, porque terminada la labor de dotar de las primeras letras a los iletrados e incorporando a los pueblos indios al mestizaje etno-cultural, no tendrían razón de continuar con sus funciones. La estructura y función de la Secretaría respondió a una concepción de educación y cultura -como señala Alvaro Matute (6)- basada en la filosofía de Platón: la tendencia hacia la armonía, dotando al demos de bases suficientes para ejercer el cratos; educando, tanto para la capacitación para el trabajo, como y fundamentalmente para educar el alma del pueblo. La concepción de una educación integral (como la de los clásicos latinos: educación del cuerpo y del alma) llevó a Vasconcelos a incorporar al quehacer educativo/cultural a muchos artistas, entre otros: a pintores como José Clemente Orozco, Diego Rivera, Jean Charlot y Javier Guerrero; al escultor Ignacio Asúnsolo; a los dibujantes Adolfo Best Maugard y Jorge Enciso; a intelectuales y escritores de la talla del arquitecto Jesús T. Acevedo, el filósofo y maestro Antonio Caso, su hermano el indigenista Alfonso Caso y Alfonso Reyes, quienes de alguna manera, compartían junto con Pedro Henríquez Ureña las inquietudes de su generación. También se sumaron jóvenes promesas como Salvador Novo, Jaime Torres Bodet y, de quien nos ocupamos en esta ocasión, el joven Xavier Villaurrutia.

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La incorpación de muchos de estos valores intelectuales a la política cultural, no fue únicamente como funcionarios o colaboradores directos del Secretario de Educación sino también, y de manera más amplia, a partir de la creación de espacios de expresión cultural autónomos pero coincidentes con la idea de la definición de la cultura como un quehacer indispensable e ineludible para la creación de la nueva sociedad. Así, podremos encontrar personajes de gran talla intelectual -colaborando, por ejemplo, con la Revista El Maestro publicada por la naciente Secretaría-; o bien, jóvenes entusiastas impulsores de nuevas ideas y empresas que enriquecerían el creciente ambiente cultural. Tal es el caso de la Revista La Falange y de uno de sus colaboradores más asiduos: Xavier Villaurrutia, quien bajo la dirección de Jaime Torres Bodet presentó, como aquí veremos, sus primeras -y muy frescas- reflexiones sobre el quehacer cultural-educativo. La Falange. Revista de Cultura Latina. El primero de diciembre de l922 apareció en México, bajo el nombre de La Falange, el primer número de una revista cultural en cuya presentación se explícitaban sus propósitos y motivos: Cansados de vivir una vida estrecha y de clamar en el fondo de un pozo sin resonancia en donde la voz se ahoga y el ideal se pierde, varios literatos de México se reúnen hoy en una falange de poetas y de artistas y editan el primer número de una revista ‘sin odios, sin prejuicios, sin dogmas, sin compromisos’; ...una revista que se llamará La Falange para dar, de lejos y de cerca, a los lectores de América y particularmente de México la idea de cohesión y de disciplina laboriosa que es menester pre-


cisar en definitiva. La revista se propone: -expresar, sin limitaciones, el alma latina de América, -reunir a todos los literatos de México que hacen literatura sana y sincera en un núcleo que sea exponente de los valores humanos de nuestra tierra, -servir de índice de la cultura artística nacional a los demás pueblos del Nuevo Mundo.(7) Fueron convocados a desarrollar esta idea, como colaboradores: Pedro de Alba, Ignacio Barajas Lozano, Manuel Cestero, Enrique Fernández Ledezma, Jorge de Godoy, Porfirio Hernández, Julio Jiménez Rueda, Luciano Joublanc Rivas, Rafael Lozano, Eduardo Luquin, Joaquín Méndez Rivas, Guillermo Prieto Yeme, Manuel Toussaint, Rafael Heliodoro Valle, Xavier Villaurrutia y Salvador Novo. Las portadas e ilustraciones interiores fueron realizadas por Manuel Rodríguez Lozano, Roberto Montenegro, Adolfo Best Maugard, Diego Rivera, Carlos Mérida y Abraham Ángel, Antonio Salazar, Carlos E. González. Y estuvieron a cargo de la Dirección de la Revista Jaime Torres Bodet y Bernardo Ortiz de Montellano. Imbuidos de un profundo sentimiento de nacionalismo que se reconoce como parte de lo universal -ese nacionalismo que se sabe efecto y motor de la apropiación de la Cultura, entendida ésta en su más amplia acepción-, así como de un gran sentido histórico, los miembros de este grupo pugnarán por la recuperación de la ‘latinidad’ de la cultura mexicana. Latinidad que nos ‘diferencie y nos libre’, decían los autores, del ‘pragmatismo y vacío cultural’ de la influencia sajona. Este ‘nacionalismo universalista’ no sería ajeno al reinante en el estrato político (en el que participaran algunos de los colaboradores) ni tampoco a la postura sostenida desde la política cultural y educativa del gobierno.

El nacionalismo y la noción de cohesión -que de él deviene- como valores fundamentales para una producción cultural, así como el rechazo de la influencia sajona por extranjerizante; pueden ser leídos en nuestros días como ‘peligrosos’. Es por esto que vale la pena detenerse en el nombre bajo el cual se agrupan estos intelectuales: La Falange. Un nombre que, a decir de J. Torres Bodet (8), no dejaría de generarles problemas y antipatías por la violencia que evocaba a quienes no lograban comprender la significación última del término. El nombre adoptado (recordemos que nombre puede designar también filiación) evocará por su espíritu de lucha, cohesión y disciplina tanto a las milicias griegas -esos cuerpos de infantería del ejército griego formados por líneas compactas-, como a la agrupación de personas, armadas o sin armar, que se unen estrechamente con cierto fin. Ambas acepciones del término ‘falange’ estarán representadas en la primera portada de la revista, ilustrada por Adolfo Best, en la que aparecen tres posibles soldados que protegidos cada uno con su escudo sostienen, con su brazo derecho en alto, una misma lanza. En cada escudo protector se presenta una imagen: en el primero un rayo, en el segundo un sol y en el tercero una rosa. Estas ideas de cohesión, disciplina y lucha con un arma común: la Cultura, regirán toda la producción durante la breve vida de la revista -diciembre de l922 a octubre de l923. Parece necesario aclarar (en relación al término ‘peligroso’ utilizado anteriormente) la total ausencia de filiación con el grupo político denominado ‘Falange Española’ -agrupación fundada por José Antonio Primo de Rivera con un ideario basado en el fascismo italiano y que fungió como soporte del régimen dictatorial franquista-; ya que esta agrupación fue concebida por su fundador a inicios de los años treinta y declarada formalmente constituida en el mes Correo del Maestro. Núm. 6, noviembre 1996.

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de octubre del año de l933, es decir, diez años después de que nuestra Revista ha dejado de aparecer. Esta ‘falange’, fuertemente antintelectual, no tiene pues que ver con la Revista de la que aquí tratamos, excepto -no es poco- en el nombre.(9) Parece posible como mejor alternativa rastrear el uso del término ‘falange’ en la obra de Charles Fourier, socialista utópico francés. Las ‘falanges’ se reunirían en ‘falansterios’, esto es, los alojamientos donde se establecía una ‘falange’ para vivir voluntariamente en comunidad. La opción voluntaria de este tipo de vida exigiría a quienes la sostuvieran un gran sentido de organización y disciplina. Es justo esta última acepción la que encontramos reflejada en la elección del nombre de la Revista que nos ocupa, pues, en ella se planteaban como lineamientos centrales las ideas de cohesión y disciplina laboriosa.

Xavier Villaurrutia. Entre los colaboradores más fructíferos de la Revista La Falange se encontraba Xavier Villaurrutia (l903-l950), poeta, dramaturgo y crítico de cine y pintura, en el que se sintetizaban las búsquedas y los esfuerzos de esa generación de creadores e intelectuales mexicanos producto de un México replanteado por la Revolución. Precoz en su producción, Xavier Villaurrutia es reconocido rápidamente en el medio intelectual no sólo por su fecundidad, sino también por su espíritu ágil, audaz y profundamente riguroso. Ejemplo de este rigor y compromiso con la producción es su concepción de la crítica como un ejercicio de autocrítica. Ejercicio del que afirmó: ...Desde muy temprano, la crítica ejerció en mí una atracción profunda. Confieso

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que apuraba los libros de crítica con la avidez con que otros espíritus no menos tiernos apuran novelas y libros de aventura. ¡Nadie pasa impunemente bajo las palmeras de la crítica! Mi castigo, castigo delicioso no se hizo esperar. El tierno lector de obras de crítica convirtióse bien pronto, a su vez en crítico. Más tarde he descubierto que pre-tender poner en claro los puntos secretos de un texto, (...) son también pretextos para iluminar, destacar, relacionar, poner a prueba las dimensiones, las cualidades o la falta de cualidades propias... De ahí que, del mismo modo que de la novela se ha dicho que es un género autobiográfico, ahora me parece razonable pensar que la crítica es siempre una forma de autocrítica. (10) Este espíritu riguroso y autocrítico se expresó tanto en su obra poética como en sus trabajos de traducción, prólogos, presentaciones y ediciones. Introductor en México de obras de autores como Valéry, Pirandello, Gide, Cocteau y Botempelli, así como de Bergamín y Emilio Prados, entre otros, Villaurrutia no cejó en su esfuerzo de ampliar el universo cultural de nuestro país promoviendo, a través de la crítica, la creación y expresión tanto literaria como cinematográfica, pictórica y fotográfica. Colaborador de varias, editoriales, revistas y periódicos, entre los que se cuentan Azul, La Casa de España, Cuadernos Americanos, Cuadernos de Bellas Artes, Excélsior, Examen, Filosofía y Letras, El Hijo Pródigo, Hora de España, Hoy y Contemporáneos generó, a través de su participación en ellas, espacio y reconocimiento para la obra de artistas e intelectuales tanto mexicanos como extranjeros. Trabajador incansable, Villaurrutia fue fundador y miembro de grupos de gran importan-


cia, aún hoy, para la vida intelectual de nuestro país; entre éstos el de los Contemporáneos por cuya pertenencia es generalmente conocido, y los grupos Ulises y Orientación, dedicados a la promoción del teatro, al que dedicó gran parte de su vida y obra. En el Prólogo a las Obras de Xavier Villaurrutia, Alí Chumacero nos dice: Como autor teatral, Villaurrutia no se olvidó de los procedimientos que tan lúcidamente aplicó a la poesía. (...) Sus obras menores en un acto se resuelven con la facilidad mecánica del soneto. Cuidadosamente elaboradas, figuran entre las mejores que ha producido el teatro mexicano, y constituyen los preliminares para introducirse en la dilatada concepción de piezas mayores -’Invitación a la muerte’, ‘La mujer legítima’, por ejemplo-, donde esas prácticas formales hicieron de su trabajo uno de los más diestros y de mayor sello personal. (11) Bajo este rubro, el teatral, colocamos el Diálogo que ahora presentamos, aún cuando éste no aparezca así clasificado en el ordenamiento de sus obras. En él, una obra resuelta en un brevísimo acto, se plantea con gracia, soltura y audacia un problema aún presente en la labor educativa: la relación entre la educación como práctica y la cultura como concepción de un modo de vida. Villaurrutia nos ofrece en este Diálogo una visión joven, ácida y aún vigente de dicha problemática, al tiempo que nos sorprende el que haya sabido captarla con tal claridad siendo tan joven. Esta pequeña aportación -que así hay que llamarla- del autor al campo educativo nos revela una vez más el profundo y frecuente olvido que hacemos de la cultura mexicana como fuente de saber crítico y -como nos enseñó Villaurrutiaautocrítico de nuestro quehacer cotidiano como

Xavier Villaurrutia. Obras. Fondo de Cultura Económica.

educadores. La intención última de la presentación de éste diálogo: recuperar para no olvidar lo que ya otros, antes que nosotros, habían dicho sobre nuestra acción, es decir, recuperar para re-crear y así, quizás, dejar de cometer los mismos errores. ¿No es éste en esencia el fin último de la educación? (1) “El Universal”. México, D. F. 7 de mayo de l920.Año V.Tomo XV. Núm.. 1298. (2) “El Univeral”. 22 de mayo de 1920. Núm. 1313. (3) Vasconcelos, José. Discursos 1920-1950. Ediciones Botas. México, 1950. pp.8. (Este discurso apareció publicado al día siguiente de que el Lic.Vasconcelos rindió su protesta en el periódico “El Universal”, México, D.F., 11 de junio de l920.) (4) Idem. pp.8. (5) Gabriela Mistral.“La cultura mexicana”, Boletín de la Universidad, 1, 2. Agosto de l922. Citado en: Fell, Claude. José Vasconcelos. UNAM. México, l989. pp. 361. (6) Matute, Alvaro. “La política educativa de José Vasconcelos”. En: Solana, Fernando et al. Historia de la Educación Pública en México. Ed. Fondo de Cultura Económica y SEP. México, l981. pp. 166-182. (7) “Propósitos”. La Falange. Revista de Cultura Latina. Núm. 1. 1 de diciembre de l922. Edición facscimilar de todos los números de la Revista (1922-l923). Fondo de Cultura Económica. México, l980. (8) Torres Bodet, Jaime. Tiempo de Arena. Letras Mexicanas, Fondo de Cultura Económica. México, l955. pp.168-171. (Texto transcrito como “Presentación” de la edición facsimilar). (9) Primo de Rivera, José Antonio. Textos de Doctrina Política. Edit. Delegación Femenina de F.E.T y J.O.N.S. Madrid, l964. pp.33. (10) Villaurrutia, Xavier. Obras. Poesía, teatro, prosas varias. crítica. Prólogo de Alí Chumacero. Letras Mexicanas, Fondo de Cultura Económica. México, l991. pp. 639. (11) Chumacero,Alí. Prólogo. En:Villaurrutia, Xavier. Op. cit. pp. XXII.

•Los autores son docentes e investigadores en la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Ajusco. Correo del Maestro. Núm. 6, noviembre 1996.

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DIÁLOGO La Educación.- Es alta y rígida; tiene los cabellos pajizos que hacían desconfiar a un personaje de Wilde. Pesa cada una de sus palabras en el platillo de su mano extendida; y cubren guantes, hasta los hombros, sus brazos. Por lo demás, una persona de cierta edad no experimenta al verla, temor alguno; apenas una obligada desconfianza. Los pequeños en cambio, creen ver en ella, cada uno, a su institutriz y palidecen ante su palidez que no sería fácil dilucidar si proviene de un temperamento bilioso o de las frecuentes consultas a pergaminos incunables. La Cultura.- Toda ella es un gracioso desorden. Los ojos vivos; sueltos los cabellos y el ademán. A medida que habla asegura su concepto, sin sentirlo. Y cuando calla, escucha. La hallamos como de la familia: su presencia alboroza y concierta; mas en sociedad no nos presentaríamos con ella sin un ligero rubor -¡usa los zapatos tan cómodos!- Afortunadamente no ha podido acostumbrarse a las veladas.

La Educación. -Por ningún motivo vayas a confundirme con Pedagogía; menos aún con la Enseñanza; es verdad que son parientas mías lejanas, pero no sostengo con ellas ninguna relación desde su matrimonio. La primera casó con un viudo con hijos... La otra con un editor de libros de texto... Ambas, conociendo algunas de mis intenciones han querido llevarlas a cabo, pero ¡cómo! popularizándolas. Sabían de mis ideales, mas ignoraban los medios de conseguirlos. No comprenden que el único medio de oficiar es: dictando al oído, dando un tono sospechoso a la voz, prometiendo a cada hombre por separado la solución y la esencia; obligándolo, conformándolo... La Cultura. -Secreto a voces, querida. La Educación. -Qué importa; por lo pronto el hombre está catalogado, simétrico, por obra mía. Yo puse en sus manos, como al azar, un libro, y luego otro completándolo. Después, él solo busca los siguientes y desdeña cualquier llamado. Yo misma, lo confieso, no puedo sustraerme a ciertas ideas, a ciertas actitudes; comprendo ¡ay! que las copias numerosas acaban con el valor de los originales... Pero estoy en peligro de parecer patética. (Calla y observa a su interlocutora que empieza a inquietarse. Sonríe satisfecha y prosigue:)

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Creo haberte oído decir que no sientes temor alguno por los libros a pesar de que a tu edad (Estado Metafísico) generalmente se teme todo lo desconocido. La Cultura. -¡Desconocido! Un día tomé un libro, lo repasé con atención -que era muy sabio, me dijeron -y lo cerré con tristeza. No comprendo para qué se escribe lo que todo el mundo sabe. Con débiles palabras cada página decía algo que había visto, algo sentido ya por mí. Hasta ciertas reflexiones que yo, torpe, creía propias, encontré en él. Un libro... La Educación. -Vulgar sin duda, amiga mía. La Cultura. -Sois demasiado dura. Dejadme terminar. Un libro que -es verdad- en ocasiones, dibujaba claramente aquello que mi inconstancia o mi temor no intentaron concluir. Por lo demás, lleno de ejemplos difíciles y divagaciones cansadas. Cuántas veces en el silencio, un batir de alas me sugirió, más pronto y mejor, todo eso... (Se detiene. Por el rostro de su oyente comprende que ha ido demasiado lejos.) No quiero decir, de ningún modo, que fuera algo totalmente inútil. La Educación.- Me asombra tu manera de discurrir. Tu suficiencia haría palidecer de rabia a una


persona menos acostumbrada que yo. Tu inconciencia te disculpa, y tu juventud. Yo podría aconsejarte, pero me parece que tu cabeza es loca, y tiene algo de pájaro y de follaje al viento. Cuando hablas, lo haces como una persona que está ya segura de sí misma, como quien, después de infortunio y alegrías máximas, calla para que se oiga a su experiencia. La Cultura. -Como un pájaro, sí, como él canta: movido pero no impulsado, hablo yo, y, como él siento que lo que digo está bien, y nunca lo he aprendido...-¡Quizá lo hayan aprendido por mí! ¿Dejar hablar a la experiencia? Nunca he creído que aquellos de quienes se dice: ‘ya la poseen’, puedan hacerse oir, menos aún utilizarla ¡son tan viejos! ni siquiera heredarla, de otro modo ya estaría en un tomo, anotada, y uno de los parientes de quien hablabais habría lanzado ya un sinnúmero de ediciones. La Educación. -¿Qué dices? Te aseguro que no te escucho, no lo mereces. Me aturdes como un torrente. ¡Y yo que me había propuesto oírte hasta el fin! Te sobra agilidad, careces de orden y mesura. Perteneces a la categoría de personas que no pueden conversar sentadas. Ya sé que me podrás objetar: la comodidad es el principio de la inercia, en cambio la inquietud lo es del movimiento; ambas cosas, con palabras semejantes, las dijo Renan, pero lo tuyo no es inquietud, que es desasosiego. Apresúrate a corregirte, domina siempre tus impulsos y haz, sobre todo, economía de ademanes. No recuerdo haber tenido en mi juventud tales arrebatos; bien es verdad, que tampoco recuerdo haber tenido juventud. Y, por cierto, no lo lamento; vosotros no comprendéis nada bajo el pretexto de amarlo todo, y sois a un tiempo, tristemente egoístas, de un egoismo ciego y desinteresado. Goethe, que alguna vez fué joven, lo decía: ‘ponemos en el objeto amado cualidades que verdaderamente no hay en él’. Y así en todo. Os parece bella la cosa más mi-

serable y encontráis delicioso a cualquier hombre de una dimensión, tan sólo porque interpretáis el mundo a través de un idealismo falso, sostenido por frases tan despreciable como ésta: No hay ningún objeto, por feo que sea, que no parezca bello en ciertas condiciones de luz o de sombra o en la proximidad de otros objetos. -Concepto derivado de otro de Flaubert no menos ingenuo. Pero el tiempo dará lecciones más firmes. Te enseñará que es preciso aprender a juzgar, a odiar que no es otra cosa; a escoger, que no es distinto que rechazar. Te enseñará la sonrisa que no se externa; la atención que aparece indiferente; la complacencia exagerada en los encuentros con los amigos; en una palabra: la hipocresía, que a luz de una moral escolar aparecerá condenable pero que, en la práctica, resulta el más vivo matiz de nuestra existencia. Pero...¿No me escuchas? Ya lo temía yo. ¡Y pensar que has dejado perder mis palabras a cambio de ese crepúsculo cotidiano y uniformado! Adiós querida; desde Wilde -a pesar de Chesterton- nadie se admira ante un espectáculo tal. A tanto equivaldría detenerse, diariamente, a contemplar al ‘groom’ de un hotel cualquiera: los rojos no son menos vivos y el dorado, en la botonadura, es todo lo brillante que el aseo hace posible; existe además la ventaja de que el paño, de mala clase, se tornasola, día a día, de una manera apreciable a los ojos del experto. (Sale. Los zumbos de algunos insectos caseros, todo lo comentan en el silencio que dejó a su partida, cada vez mayor con las primeras sombras). (La Cultura sin darse cuenta de que se halla sola, despierta de su ensueño, y, de pronto, para probar que no ha dejado ni por un momento la plática, empieza a pensar en voz alta.) Xavier Villaurrutia.

Texto publicado en el número 4 de la Revista La Falange. Revista de Cultura Latina. Portada del número: ‘El obrero’ de Manuel Rodríguez Lozano. México D.F., 1 de julio de l923.

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Sentidos y significados

Las palabras dicen mucho más de lo que expresa su significado si conocemos el sentido en que fueron usadas en su origen. Con este fin, proponemos ir conociendo, poco a poco, la procedencia de gran cantidad de términos que forman parte del vocabulario fundamental de diversas materias del programa. Esperamos contar, para ello, con sugerencias de los profesores que nos orienten respecto a aquellas palabras que sean de su interés.

Día de muertos María de Lourdes Santiago

E

n México, los días primero y dos de noviembre, celebramos a nuestros muertos; el primero a los muertos niños y el dos a los adultos. Para ello, acostumbramos hacer una ofrenda en la cual colocamos aquellos alimentos, bebidas y perfumes que les agradaban e, inclusive, en el caso de los niños, sus juguetes preferidos, pues existe la creencia de que sus almas vienen esos días a disfrutar de lo ofrecido. El origen de esta celebración -única en el mundo- puede situarse en la cultura azteca, en la que se pensaba que existían trece cielos y nueve infiernos a los que se dirigían las almas de los que morían, de acuerdo con el tipo de vida que hubiesen llevado. La diosa de la muerte de los aztecas era Mictecacihuatl. En esta ocasión, descubriremos el origen de algunas palabras relacionadas con la muerte:

La palabra muerte llegó a nuestro idioma a través del sustantivo latino mors, derivado del verbo Cabeza de piedra de Mictlántecuhtli, dios azteca de la muerte. mori: “morir”, “morirse”, “ser muerto”. En La Ilíada de Homero, y en La teogonía de Hesíodo, la (thánatos) significa en griego, propiamente, muerte es representada por Tánatos. Esta palabra (thnéskein) en el cual encontramos el sufijo “muerte” y proviene, también, de un verbo: (-sco) que señala el inicio de la acción; el verbo puede significar “morir” o “ser muerto”.

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Como ya se señaló, el poder mortífero estaba personificado, para los griegos, por Tánatos, quien era hijo de la noche y hermano del sueño, Hipnos: (hypnos). En la iconografía antigua la muerte se representaba, en ocasiones, por dos niños dormidos en brazos de la Noche, uno negro y uno blanco: Tánatos e Hipnos. Es interesante advertir por qué el sueño se considera tan cercano a la muerte. En español, utilizamos un derivado de Tánatos: eutanasia, (thánatos): “muerdel adverbio (eu): “bien” y de te”; es decir, “muerte buena”, “muerte sin sufrimiento”. Perecer, se formó a partir de la preposición per: “por”, “a través de” y el verbo latino ire: “ir”. Originalmente significó “ir a través de”, en la idea de que las almas de los muertos “iban de un lugar a otro”, “de un mundo a otro”; de ahí adquirió el significado de “morir”, que aún conserva.

Detalle del mural “Sueño de una tarde de domingo en la Alameda”, de Diego Rivera.

Fallecer, proviene del verbo latino fallere, que en latín clásico significaba “engañar”, “ocultar” y en latín vulgar adquirió el significado de “faltar”, a partir del cual se utilizó para referirse a las personas que “faltaban”, que “estaban ausentes”, es decir, que “habían muerto”; ahora lo usamos, también, como sinónimo de morir. Cementerio, del sustantivo latino tardío coemeterium, y éste del griego (koimetérion): “lugar para dormir”, constituido por el verbo (koimán): (-terion): “lugar”. El cementerio es, pues, el “lugar en “dormir” y el sufijo donde duermen los muertos”. Otro derivado al español del verbo (koimán) es “cama”, que designa, también, el lugar en el que se duerme. Panteón, del latín pantheon, y éste del griego (pántheion), formado por los adjetivos (pán): “todo” y (théion): “divino”, “de los dioses”; designaba el templo griego y, posteriormente, romano “dedicado a todos los dioses”. En la actualidad se usa para designar el edificio en el que se entierran los cadáveres y fue llamado así porque inicialmente imitaba la forma del Panteón romano.

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Problemas sin número

Resolver problemas es algo que todos hacemos a diario prácticamente ”sin darnos cuenta“ y ”sin hacer cuentas“. Sin embargo, cuando los problemas son los que proponemos a nuestros alumnos en la clase de matemáticas, esa ”natural capacidad“ suele verse (en muchos casos) bloqueada y puesta a un lado, por el ansia de ”adivinar“ cuál es la operación aritmética que llevará a la solución. A través de esta página, proponemos multiplicar los ejemplos de situaciones que centren la atención en el fondo lógico del problema, sin necesidad de recurrir (en la medida de lo posible), a la aritmética. Invitamos a los colegas a que nos envíen sus colaboraciones.

Colorea el dibujo más diferente en cada conjunto:

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Colorea el dibujo más diferente en cada conjunto:

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Abriendo libros

Historia Gráfica de la Revolución Mexicana Archivo Casasola, historia de una historia... Mercedes Martínez Barragán

Don Agustín V. Casasola camina, con su cámara “Graflex”, a un lado de la carretela que conducía al Marqués de Polovieja, Embajador especial de España a las fiestas del centenario, septiembre de 1910.

Los inicios. Son pocos en el mundo los países que han tenido la oportunidad de reconstruir su pasado, de conocer su historia a través de testimonios gráficos. México cuenta con una memoria invaluable que le permite relatar a las generaciones de mexicanos, presentes y futuras, los sucesos más destacados que registra su vida como nación independiente: el Archivo Casasola. Su fundador, don Agustín Víctor Casasola, nacido en la ciudad de México en 1874, se inicia -durante la tercera década de su vida- como fotógrafo de prensa en el diario El imparcial, después de haber sido reportero en los periódicos El globo,

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El popular, El Universal y El tiempo. De ahí en adelante, trabajaría, junto con su hermano Miguel, en una constante agitación debido a los acontecimientos políticos, militares y sociales que desató la Revolución de 1910. Exponiéndose a las balas perdidas, los hermanos Casasola cubren los hechos de la Decena Trágica, en 1913. Este año y el siguiente constituyeron una de las etapas más cruentas de la Revolución. Sin embargo los Casasola recorrían el país de norte a sur, de oriente a occidente, captando con sus cámaras Eastman y Graflex, las más interesantes escenas de campaña. Además de registrar en imágenes los últimos periodos presidenciales del general Porfirio Díaz,


incluyendo su renuncia y su destierro, Agustín V. Casasola acompañó y fotografió a todos los jefes de la Revolución Mexicana. Al triunfo de ésta, el Archivo Casasola corrió el riesgo de ser destruido, ya que muchas fotografías constituían pruebas en contra de personajes de los distintos ejérci-

Gustavo, el continuador. Gustavo Casasola Zapata (1900-1982), primogénito de la dinastía Casasola, comienza su labor como fotógrafo a la edad de 13 años. Al lado de su padre, Gustavo fue guiado e ilustrado

Don Agustín V. Casasola arriesgando su vida al fotografiar los combates entre Felicitas y Ejército Federal en la Ciudadela durante la Decena Trágica, en febrero de 1913.

tos revolucionarios; grandes penalidades pasó su propietario para poder salvarlo. En 1921, instaurado el presidencialismo, el fundador del Archivo Casasola contaba ya con una gran cantidad de documentos gráficos, los cuales pensó reunir en un álbum. Así, editó el Álbum histórico gráfico, cuyo contenido se iniciaba a partir de 1910; llegó a publicar cinco cuadernos en formato italiano. Sin embargo, los acontecimientos políticos que se sucedían no contribuyeron al buen éxito de su obra. Empero, Agustín V. Casasola no se dio por vencido y siguió acrecentando su archivo con la esperanza de llegar a concluir su obra. Diecisiete años transcurrieron desde entonces hasta su deceso, ocurrido el día 30 de marzo de 1938.

para que conociera los asuntos, los personajes, los motivos de las gráficas, etc. Desde ese momento y durante sesenta y nueve años, Casasola hijo recorre las calles de la ciudad y los caminos de México para rescatar escenas, historias, referencias. No hay suceso ni hecho trascendente en la vida de la República del que no haya recogido testimonio fiel. Entre las notas más importantes que cubrió Gustavo Casasola está haber fotografiado a Francisco Villa en la Hacienda de Canutillo y la fundación del Banco de México. Fue socio fundador de la Sociedad de Fotógrafos de Prensa. A los 20 años ingresa al periódico El Heraldo, de ahí pasó a El demócrata y en 1927 a El Universal.

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Historia Gráfica de la Revolución Mexicana

Gustavo Casasola Zapata cambiando el chasis de negativos de su cámara “Graflex”, para tomar las fotografías del general Álvaro Obregón al salir de la Catedral, después de la ceremonia de homenaje a los Héroes de la Independencia.

En 1930 se convierte en Jefe de fotógrafos en el Departamento del Distrito Federal, puesto que ocupara su padre. A la muerte de éste, Gustavo Casasola renuncia a su cargo para dedicarse a analizar, separar, catalogar y poner nombres de personas y sitios, así como marcar fechas a las innumerables fotografías que heredara de Don Agustín, con el fin de difundirlas.

En el interior del archivo Casasola, frente a las estanterías que guardan las placas de cristal, Gustavo Casasola selecciona las imágenes que incluirá en la Historia Gráfica de la Revolución Mexicana.

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Gustavo Casasola trabajó día y noche durante varios años en su afán de concluir la obra iniciada por su padre. Para publicarla creyó prudente darle otro formato y retroceder diez años de la fecha en que se había iniciado el Álbum histórico gráfico, es decir, empezar desde el año de 1900, para contribuir a la historia de México con el origen de la Revolución Mexicana. Esta labor agotadora comienza a dar sus frutos en 1942, con la publicación del primer cuaderno de la Historia Gráfica de la Revolución, de la cual se publicaron 30 cuadernos que abarcaban desde la quinta reelección del general Porfirio Díaz hasta el 11 de diciembre de 1952. En esa misma época publica los siguientes títulos: Efemérides ilustradas del México de ayer, Monografía de la Basílica de Santa María de Guadalupe, Diccionario histórico de México y Enciclopedia histórica ilustrada de México. En 1960, Gustavo Casasola actualiza la obra Historia Gráfica de la Revolución y Editorial Trillas la publica en cinco tomos. Desde el punto de vista de su aportación histórica, el mayor mérito de Gustavo Casasola Zapata fue recabar, archivar y coordinar apasionadamente pruebas gráficas y escritas acerca de la historia contemporánea de México durante prolongados períodos de inestabilidad del país. Casasola captura imágenes de hechos y rostros de nuestro ayer en el eterno fluir de la historia. Idear esta tarea correspondió a su padre y a él concluirla. Gustavo Casasola deja sesenta y nueve años de infatigable lucha en el periodismo y después en la actividad de historiador; es el relator gráfico de la historia de México durante más de tres tercios de este siglo. Gustavo Casasola decía: “Me gusta mucho pensar que mi trabajo pueda servir de testimonio, palabra, memoria de México; para ustedes es la historia, para mí son hechos vividos que si entonces me dieron mucha felicidad, ahora, al recordarlos, hacen que me


estremezca de emoción”. Gustavo Casasola fallece el 13 de mayo de 1982, y en 1992 Editorial Trillas realiza una nueva edición de la Historia Gráfica de la Revolución Mexicana, conmemorativa del X aniversario del fallecimiento de su autor.

La obra actual. La edición de Historia Gráfica de la Revolución Mexicana consta de 10 tomos lujosamente encuadernados y empastados en oro. Impresa en papel couché, la obra contiene 11,500 fotografías del Archivo Casasola, que forman el mural de la vida de un pueblo. A lo largo de 3,760 páginas, interesantes artículos narran la vida social y política del México pre y posrevolucionario. Pero lo más relevante es el índice que comprende los nombres de los personajes identificados en todas las fotografías que ilustran la obra, así como el número de las páginas en que se localiza. La Historia Gráfica de la Revolución Mexicana ha recibido innumerables elogios y reconocimientos por parte de historiadores, intelectuales, políticos, militares y mandatarios tanto en el nivel nacional como en el internacional, por ser el documento histórico-gráfico más importante para conocer de manera integral los acontecimientos que transformaron la vida de México en los órdenes político, económico y social, desde las postrimerías del porfiriato hasta las épocas constructivas posrevolucionarias. La valiosa contribución hecha por los Casasola a la historia de México constituye hasta hoy una fuente de consulta inagotable para los historiadores y estudiosos de los sucesos nacionales, debido a la exactitud propia de

En noviembre de 1960 se realiza la edición conmemorativa del cincuentenario de la Revolución Mexicana, con la obra de Gustavo Casasola Zapata, publicada por Editorial Trillas. En la foto se ve al presidente de la República Don Adolfo López Mateos, al autor de la obra Don Gustavo Casasola y a Don Francisco Trillas, mostrando el ejemplar encuadernado en piel, dedicado al Sr. Presidente durante la Feria del Libro celebrada en ese año.

las fotografías y al realismo que emana de ellas, aunados a los relatos históricos, amplios y detallados, que las complementan. En la obra de los Casasola, la historia se detiene en el tiempo y para siempre, reviviendo los episodios que jamás olvidarán quienes los vivieron, y que las nuevas generaciones podrán apreciar en su expresión original.

Don Gustavo Casasola Zapata consultando, como todos los días - en sus 69 años de historiador - sus trabajos de investigación historiográfica (1981).

* La obra en su conjunto aparece a color en la segunda de forros de este ejemplar. Informes al tel. 01 800 31222 00 (la llamada no le ocasionará cargos por larga distancia).

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Página del lector

Comentario a partir de “Freinet y la palabra del niño” Leer este artículo publicado en el número 4 de “Correo del Maestro” ha sido reconfortante y estimulante, para mi y, sin duda, para todos los apasionados por la democracia y, por tanto, los que consideramos fundamental lo que cada ser humano y cada pueblo tiene para expresar. ¡Dar la palabra! ¡Decir la palabra! Este artículo me ha provocado una serie de reflexiones y algunas de ellas las quiero compartir. Es acerca de nuestra actitud como maestros, a fin de que podamos contribuir para que, junto con nuestros alumnos, desarrollemos nuestra conciencia y desempeñemos juntos nuestro papel de actores del proceso de enseñanza-aprendizaje. Como muy bien se describe en el artículo de marras, la escuela, tanto en Europa como en América, durante centurias, ha centrado en la persona de preceptor o educador, como único sujeto, todo el proceso de enseñar-aprender. Ha establecido, así, los papeles del maestro y del educando de forma rígida e inmutable. Ha negado la capacidad creativa de unos y de otros. Como resultado y consecuencia de ello, ha sometido al alumno al autoritarismo de los maestros, de los programas, de los textos, etc., sin preguntarse siquiera, cuáles son sus intereses e inquietudes; no ha buscado aquello que se constituye en un desafío y en un estímulo para el alumno (¿por qué no al maestro?) a sentir necesidad y placer por conocer la realidad que lo rodea, de la cual forma parte y contribuye a que sea como es y lo que es. Sin este conocimiento de la realidad y de que los seres humanos somos capaces de transformarla, jamás llegaremos a tomar conciencia de cómo es el mundo, de cómo somos nosotros mismos y, como consecuencia de todo esto, ni siquiera podremos soñar un mundo distinto al que nos ha sido dado. C. Freinet en Francia y P. Freire en Brasil han sido los pedagogos que han descubierto y denunciado este carácter “domesticador” del sistema de educación vigente y han propuesto una acción pedagógica que transforme al educando y al educador en sujetos de sus propios procesos de aprender. En momentos como los actuales, en que, en distintos lugares del planeta, existen manifestaciones

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de preocupación con los resultados que se obtienen de los sistemas escolares vigentes y con los desafíos que la realidad le presenta a la enseñanza, es apropiado, no sólo celebrar el nacimiento de C. Freinet, sino conocer y profundizar las reflexiones a las que él dedicó su fructífera vida. Leyendo al pedagogo latinoamericano, Paulo Freire(1), encontré una referencia que quiero citar como homenaje a C. Freinet. Freire se refiere al papel del maestro que pretende generar, con sus educandos, relaciones tales que posibiliten una sociedad más justa, más humana, o sea, transformar la escuela y la sociedad. Dice Freire:

“... El educador (...)tiene que ‘morir’ como educador exclusivo de los educandos a fin de renacer, en el proceso, como educadoreducando de los educandos... Sin esa ‘muerte’ mutua y sin ese mutuo ‘renacimiento’, la eduación para la liberación es imposible. Esto no significa, obviamente, que el educador desaparezca como si fuera una presencia innecesaria... Hay, sin embargo, una diferencia radical entre las dos formas de estar presente y de ser una presencia. Freinet, para hablar solamente de uno de los grandes pedagogos contemporáneos inscriptos en la perspectiva liberadora, jamás dejó de estar ‘presente’, pero tampoco exacerbó nunca su presencia al punto de transformar la presencia de los educandos en sombra de la suya (2)”

Felicito al Correo del Maestro por dar espacio a artículos como éste, que estimulan la reflexión e instan a la creatividad de los maestros mexicanos, que como Célestin Freinet, buscan dar la palabra al niño, así como brindo por la celebración del centenario del nacimiento del pedagogo Célestin Freinet. Sonia Stella Araújo-Olivera.

1. FREIRE, Paulo: La importancia de leer y el proceso de alfabetización. México, Siglo XXI Editores, 1992, pág. 77. 2. El subrayado es mío.






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