KAFKA Y YO

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Kafka y yo

Jorge Eduardo Vélez Arango


Título: Autor: Coeditores:

Kafka y yo Jorge Eduardo Vélez Arango Ediciones El Hontanar - Ediciones JCU Manizales - Colombia

Foto, Portada y Diagramación: juancarlosurreabotero@hotmail.com Impresión:

Ediciones JCU Calle 69B 27A-56. Teléfono 8876252 Manizales - Colombia


A: Isabel



Kafka y yo

Primera Escena

E

scenario: Habitación de K. Él, vestido todo de negro, con buzo, de unos treinta años, está con su madre. -Hijo, es tarde para ir al trabajo (preocupada). --Madre, hoy no puedo ir pues amanecí siendo insecto (desperezándose en la cama). -¿Insecto, hijo? ¿Estás loco? (angustiada). -No, madre. Soy escritor… ( mirándose K al espejo, con antipatía). -Debes comer. -Madre: hoy moriré de hambre. -No: tu eres un artista. Y, además, debes trabajar hoy en la Compañía de Seguros. ¿O es que te estás rebelando contra tu padre por 5


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ello, porque no puedes trabajar únicamente como escritor? -No, señora… yo… yo me rebelo es contra el Estado. -¿Y por qué lo haces si es justamente el Estado el que te paga tu salario, hijo? Tienes que levantarte, debes ir a la Oficina de la Compañía (enfática). -Es que a veces -y yo creo que tu lo entiendes-, cuando estoy creando un personaje de novela, precisamente es cuando me ordenan ir a una reunión Administrativa. ¿Entiendes? ¿Cuando podré vivir del arte? -No lo sé. Pero dime: ¿Por qué escribes? (inquisitiva). -Madre, yo creo que tú lo comprendes: tu padre era escritor. Y tú eres música. Eres una artista. Incluso veo que te gusta el teatro. Me parece que fuiste una actriz de cine frustrada. La literatura viene conmigo. Soy así (desenfadada pero firmemente). -Si, pero comprende…yo amo a tu padre. Y cuéntame: Tú: ¿ por qué discutes con él? -Porque yo soy novelista, madre. Quizás el lo 6


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entienda un día. Mi padre es abogado. Mi padre me tiene celos porque yo soy artista. Sin embargo le he escrito una carta sincera: se que me comprenderá. Al fin y al cabo él es mi padre… -Tu padre tiene razón : no puedes ganarte hoy la vida como escritor. Y nada has escrito; solamente tienes a tu imaginación trabajando, pero trabajas ocultamente. -No soy escritor aún, pero bueno… lo seré algún día… (reflexivo, titubeando). Al Estado hay que ocultarle la conciencia. En general a los enemigos. Debo levantarme para ir a la Oficina aun cuando siento la necesidad de concebir un personaje de teatro en este instante. Quizás sea yo mismo ese personaje. No lo sé. Yo obro de buena fe aun cuando no soy un eficientísimo gran empleado administrativo que le sirva muchísimo a mi Compañía austriaca de seguros en el aspecto de las ventas, del dinero… Ellos me pagan, yo lo sé; pero también se que leen mi teatro. Les gusta…(dice convincente, irónicamente). -Tu tienes talento. Por eso no debes morir de hambre hoy. No hagas huelga. No te sientas 7


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como un insecto. Tu eres un ser humano igual a esa gente que va al Banco. -Madre, yo soy diferente: yo amo la Justicia. -Hijo, quizás suceda que el Estado tema a tu obra de teatro. Puede, tal vez, incluso, considerarla subversiva. -No, madre, si yo algo tengo de revolucionario precisamente en mí es la poesía, es decir el amor. La poesía es amor, siempre lo será. Las computadoras no tienen sentimientos. Cuando los sentimientos sean dominados por el Estado, morirá la poesía, es decir morirá el ser humano (enfáticamente). Por eso escribo. Yo quisiera que el ser humano volviese al romanticismo del amor. Reformaré al Estado, desde luego. Pero yo no soy propiamente un anarquista. -Entonces, ¿crees que es desde dentro de la ley que puede mejorarse la sociedad? -Si, pero después de un cambio, luego de una revolución pacífica en la filosofia económica. Primero es necesaria una Modificación de la concepción del Estado por parte de los gobernantes. 8


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-Entonces ¿tu quieres convertirte en un insecto que hace huelga de hambre para subvertir al Estado? ¿Pero, hijo, sigo sin entender qué es el Estado. ¿Estás contra toda la gente, o quieres subvertir solamente a alguna gente? -Creo que hay una gente que es más propia del Estado que otra. -Y, ¿ por qué quieres convertirte en insecto? ¿Lo haces porque quieres hacer cambiar a esa gente? -No es que quiera convertirme en eso, en insecto, es que lo soy (apabullado). Soy un escarabajo feo, horripilante (se mira nuevamente al espejo como queriendo quitarse una máscara del rostro). -¿No es ello una ficción tuya que merece tratamiento siquiátrica, hijo? ¿Quieres que te lleve a una Clínica para perturbados mentales? -No mamá, no olvides que soy escritor. Tal vez siendo como el insecto que soy me crean ellos que este mundo anda mal. Y yo quiero mejorarlo como vendedor de seguros de accidentes y como artista. -Eso me parece quimérico, absurdo, hijo. 9


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-Si madre, es absurdo. Y precisamente es por ello por que lo escribo. La sociedad humana va mal, y apenas los insectos tienen la razón. Yo tengo un complejo de culpabilidad y a veces creo que le estoy robando al Estado, pues en mi tiempo libre invento cucarachas de novela, seres que se metamorfosean mágicamente para que el Estado no los pueda juzgar como a seres humanos. Tu bien sabes que las cucarachas no pueden ser juzgadas por revolucionarias. Solamente Dios puede matar a una cucaracha sin sentir remordimientos. Al fin y al cabo Él las creó. Yo escribo literatura, a eso vine al mundo. Digo mi verdad. Y algo he aprendido también de Administración, para cambiar al Estado. -Pero: ¿por qué hablas de Dios? ¿Que tiene que ver el pobre Dios con esto del Estado? -Es que a veces los confunden. Confunden a Dios con el Estado. Yo creo que a Dios no le gustan las armas. -Pero, hijo, a veces son necesarias las guerras. Y las guerras, tú bien lo sabes, se hacen con fusiles y bombas y con flechas envenenadas. 10


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Tú no debes guardar veneno contra el Estado pues el Estado es el que te da el sustento para tu familia. -Si, pero yo escribo teatro, madre y novelas… No puedo callarme… - ¿Haz tú leído, -por ejemplo, tú que te crees tan buen escritor -a Juan Jacobo Rousseau, el filósofo de la Revolución francesa? Es que me parece que te identificas con él en decir y creer que el hombre es bueno por Naturaleza pero que es la sociedad la que lo corrompe. Mejor dicho: ¿Crees en la teoría del “buen salvaje”? -Si, madre. Pienso que es el Estado en su filosofía actual el que está corrompiendo al ser humano. Por eso escribo esta obra de teatro.

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Segunda escena

U

na oficina, con una Computadora (Entra a la oficina del sr. K un funcionario del Estado, vestido de militar). -¿Es usted el señor K ? (enfático). -Si, sr. Y.. ¿a qué viene usted? (sorprendido). -A detenerlo. Queda usted arrestado. Mire: hay una cámara fotográfica escondida dentro de su Computadora. Está grabando sus movimientos. Es usted un escritor. Y por tanto es subversivo. Queda arrestado. Este es su proceso. -¿Mi proceso? (levantándose enérgicamente)... Si es que…. mi deber es pensar, crear… Yo no tengo culpabilidad de las guerras. Si no hubiese Gobierno, pues viviríamos en guerra. Por eso soy empleado. Yo soy un guerrero, sí, pero de 13


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la paz. Yo escribo también Economía. Economía política. -¿Economía política? Y ¿Qué es eso? -Es el cambio en la Dirección de la Economía hacia una más… más, cómo decirle… más socializante… más socialista… más cristiana… ¿Usted mezcla la Política y la Economía con la Religión, señor? -No. Yo simplemente creo en la felicidad del ser humano. En que el ser humano vino al mundo para ser feliz. Y el Estado debe cumplir esa misión. -Y, ¿qué más escribe? - Pues... teatro, novelas….(humilde) -Bueno. Luego hablaremos de ello .Yo cumplo mis órdenes. No se de quien vienen, pero las debo cumplir. Usted sabe…yo no puedo perder mi empleo. Sígame (se sonríe). -Espere. Hablaré con mi abogado… Pertenezco a esta Compañía de seguros(preocupado). -Pero, cuénteme… (interesado) ¿Acerca de qué exactamente escribe usted ahora? -Acerca precisamente del Estado, aunque existe una batalla en mi alma entre el Estado y yo. 14


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Yo cumplo lo mejor que puedo mis funciones. De ello estoy seguro. Trabajo, gano mi salario de buena fe. Pero el fondo de mi alma solamente lo conoce Dios (altivamente). -¿Dios? Y ¿Quién es Dios, señor escritor? -Dios es Dios, amigo. ¿Es usted ateo? ¿No ve volar ese pajarillo de un árbol a otro?(románticamente). -No hablemos de religión ahora, amigo. Hablemos de su detención, es decir de este asunto político. ¿Cree en verdad que no le esta robando al Estado porque piensa usted distinto a sus jefes? -No. Yo trabajo al máximo de mis capacidades administrativas. Soy abogado. Me gradué en la Universidad. Y sé también algo de Administración, de burocracia. --Señor Josef K, aclaremos las cosas. ¿Qué es para usted el Estado? -¿El Estado? Sí . Es decir, el Gobierno… los Gobiernos… el Poder. Después le explicaré. Pero seamos concretos ¿A cual sitio me lleva? -Simplemente sígame..., por favor. No pregunte hacia donde vamos (el funcionario pone es15


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posas a K. Sus manos están a sus espaldas). -Déme un minuto, por favor. Hablaré con alguien. -Con nadie puede hablar. -Pero dígame: en realidad ¿Este computador me esta observando? -Si, señor K: por eso está usted detenido, porque este Computador lo ha denunciado a usted ante el Estado. -Le repito, es que yo… soy escritor (se muestra nervioso, inquieto, paseándose por la oficina). -Y antes de esta obra de teatro ¿ que ha escrito usted, señor escritor? -Una novela que se llama justamente así: “El proceso”. Mi proceso. Es que yo... ya fui juzgado. -No señor K. Usted está siendo juzgado en este momento. -¿Soy juzgado cómo escritor? Escúcheme: yo simplemente tengo ideas sociales. Soy socialista cristiano. -Sí. Usted puede escribir lo que quiera. Lo que no puede es escribir ficciones. Ello subvierte el orden del Estado. Y lo de la cucaracha, lo del 16


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escarabajo ese, es una ficción. Y al Estado no le gustan las ficciones (burlonamente). -Tengo derecho a preguntarle: y, ¿ por quién soy juzgado? -No lo sé. No sé donde está mi jefe. Jamás le he visto el rostro. -Su jefe es el Estado. Pero, me pregunto yo, señor funcionario: ¿Qué es el Estado? Creo que el Estado no existe; existen concretamente los hombres y las mujeres. Especialmente las mujeres. (Entra una mujer danzando coquetamente. Se extrañan K y el funcionario). -Ven (le dice ella a K, sensual, acariciándolo) (sale ella). -Por favor, présteme usted un lápiz. Existe una injusticia aquí. -¿Injusticia? -Si, señor funcionario. (Regresa ella). -Le amo (le dice ella a K, mimosa). Me gustan los escritores que quieren cambiar el Estado (sonriéndose con coquetería) (salen todos) (Música) 17


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Tercera escena

U

na celda de la cárcel. (Computador en la mesa)

-Usted tiene que trabajar ahora en esta celda (dice el funcionario) -¿Trabajar? ¿Y es que trabajar no es escribir, escribir no es trabajar? -Si, es verdad. Pero escriba usted cosas que le convengan al Estado. Acuérdese que usted no es libre. -Escribiré en esta cárcel una Novela sobre las computadoras y la libertad de los escritores. -Cuénteme señor K: ¿puede llamar a su padre para que lo defienda? Solamente el tiene el permiso de hacerlo. Estas instrucciones las he 19


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recibido de mi Superior. ¿Puede llamarlo ahora? -Mi padre no vive aquí. Vive en otra dimensión. Ha muerto. Es abogado. (Sombras de una mujer danzando, en la pared. Música). -¿Es este teatro real o son imaginarias esas sombras? (dice el funcionario). -Todo es real. Creo que dijo un escritor llamado Shakespeare. -Debo dejarlo en esta cárcel. Esa es la verdad, señor K. -Está usted loco amigo funcionario. Soy escritor. Y ahora, discúlpeme por la venganza, señor empleado del Estado, está usted detenido. -¿Detenido? ¿Y por quién? -Por mi palabra, por esta palabra que estoy escribiendo ahora, por esta novela. - ¿Y por cual razón? -Pregúnteselo a la computadora. -Yo soy simplemente un funcionario del Estado, como usted señor K. -¿Del Estado? (sonriéndose burlonamente K). -Sí. Y no tengo la culpa. Usted es el culpable 20


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señor. Yo no soy escritor. -Si. Soy felizmente culpable de escribir. Pero es mi padre el que tiene culpa de que yo sea burócrata. El decía que yo no puedo sobrevivir de la literatura: ella no da dinero. Claro que… viéndolo claramente, mi padre tenía la verdad… yo no hubiese podido ganarme la vida siendo solamente un escritor. Por eso también estudié en la Universidad la Carrera del Derecho y la Administración de empresas. Pero: me gusta el socialismo. ¿Se me acusa por ello, señor carcelero? ¿De que se me acusa? -No pregunte. Esta usted arrestado. -Yo soy libre. -¿Libre? ¿Usted cree que alguien es libre? -Soy escritor. Este es mi proceso. Ya fui juzgado. -¿Es que no espera el Juicio final del que habla la Santa Biblia? ¿Usted cree que tiene privilegios porque crea Usted personajes de novela? ¿Es usted de religión judía, o es cristiano? ¿para qué escribe? -Para que usted lea... Mire: le obsequio mi último libro. Se llama justamente “El proceso”. 21


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-¿El proceso? Y ¿quién es el protagonista, el personaje principal? -Usted, pues usted, usted es precisamente mi lector ahora. -¿Yo soy su protagonista? Perdóneme, pero no le entiendo. Definitivamente creo que usted debe ir a una Clínica siquiátrica para escritores enfermos. Sin embargo lo leeré con atención cuando haya yo cumplido mi deber de dejarlo encarcelado, señor K. (dice , interesado).Y, dígame, señor escritor: ¿escribe usted en computadora? -A veces (displicentemente). -¿Cuando? -Cuando no tengo complejos de culpa, cuando creo que ella no me está mirando, no está grabando mis composiciones literarias. Confiéseme: ¿esa computadora me está grabando lo que digo, o es ficción mía, señor carcelero? Yo le digo: es que yo soy un hombre que quiere cambiar al mundo, comenzando por transformar al Estado. Y temo que alguien piense que soy un revolucionario. -¿Esta usted imaginando que esta máquina le 22


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ha denunciado? -No lo se con exactitud. Deberé averiguarlo para estar tranquilo. -Cree en la libertad de expresión? ¿En la libertad del ser humano en general? -Soy reo. No debo hablar. Mejor piense: ¿necesita usted un Seguro? No olvide que vendo seguros .Y que soy abogado. -No compro seguros, sr K. El Estado los paga por mí. -¿El Estado? ¿Es decir, el público? ¿Le paga el público a usted para encarcelarme? (mira al público furiosamente). ¿Es usted un hombre religioso señor funcionario? Se lo digo porque no me parece justo que usted me ponga en la prisión. -Soy ateo. -¿Ateo? ¿No ve usted volar ese pajarillo de un árbol a otro? Pues lo creó Dios. -Señor K: ¿Y Piensa usted que Dios creó la computadora? -No lo sé, yo no soy un robot, soy un poeta, un novelista. -¿Poeta? Entonces escríbame una poesía. 23


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-Si. Le diré: A las estrellas las creó Dios, al igual que al mar. ¿Ve usted esa gota de lluvia que cae del Cielo? Si, sr. -¿No parece a usted que eso es poesía? -Tiene usted razón, amigo. -Y también corazón, sr funcionario. Pero, algo me preocupa. -¿Qué, amigo? Permítame tratarlo como a un amigo aunque está usted en la cárcel. ¿Qué le preocupa ,amigo? (con actitud de menos dureza, más tiernamente). -Que esta computadora pueda escribir un poema. Un poema sobre la libertad de los poetas. (El funcionario se retira de la escena)

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Cuarta escena

H

ay una sombra –en la pared- de una cucaracha gigantesca.

-Me preocupa -señor funcionario- que los sentimientos humanos hayan ido desapareciendo. Pienso que las máquinas pueden provocarnos una guerra total pues ellas no sienten, ellas pueden escribir la última poesía sobre el planeta. ¿Somos quiméricos? ¿Ilusos? ¿Somos seres buenos? -¿Se lo dicta su conciencia? ¿Sabe usted qué es eso de conciencia? La conciencia es el Estado. -Yo sublimo mis pecados en mis ficciones. ¿Usted mira dentro de si mismo o hacia fuera, señor? Mírese al espejo: usted es una simple cucaracha. Y el Estado puede aplastarlo a us25


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ted si continúa con sus imaginaciones, con sus novelas… A menos que usted se declare loco. -No. Yo soy un artista, no un loco. Además, la locura no existe. Deberían cerrar las Clínicas siquiátricas. Existe el alma, señor. Y el alma del hombre es variable como las olas del mar. Yo miro hacia adentro mirando desde afuera. Lo íntimo, mi alma es buena, pero ella se forma de lo que captan mis sentidos. El mundo est´s muy corrupto. -¿Usted cree en el psicoanálisis, Sr.? -¿Por qué me lo pregunta? -Porque hoy hablan de un psiquiatra llamado Freud. Era, también, judío, como usted. -Si., he oído hablar de él. Creo en su psiquiatría, en su psicoanálisis. ¿Y cree usted en la pintura y la poesía surrealistas, como ese cuadro que está en la pared? Era de un señor llamado Picasso. -Yo nada veo. Creo que usted esta soñando despierto, señor K ¿O esta usted dormido, señor? Pero escúcheme ahora: La policía secreta necesita saber donde está una novela suya llamada , creo que….“La metamorfosis” . 26


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-Esta grabada en esta computadora. No puedo entregarsela a usted. Comprenda… es que yo quiero cambiar al Estado. Pero no soy un político sino un escritor… Y creo que el Estado, así en general, aplasta al individuo. Y por ello, por verme en el dilema de ganar un salario y ser, al mismo tiempo, un contradictor de quien me paga, del propio Estado, pues tengo un complejo de culpabilidad. -Si, creo que así es. Creo comprenderle. Ante todo, de ganar el sustento diario. Pero, volviendo a un tema anterior: ¿Es, entonces usted judío? -Tengo mi propia religión. Mis costumbres, mis rituales. Reconozco que me falta ser más justo. Más practicante de las leyes de Dios Voy a preguntarle algo más, cambiaré de tema: ¿Que piensa usted de Napoleón Bonaparte? -¿Por que me lo pregunta tan bruscamente? Pero….bueno, le diré: era un militar. Pero le aseguro que no soy, como dicen los llamados psiquiatras, un tipo napoleónico. Tampoco soy antinapoleónico, le confieso .La guerra hay que darla si es necesaria porque de lo contrario los 27


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vencedores nos matan. ¿Lo cree usted así señor funcionario? ¿O debemos depender de su bondad si somos vencidos? -Evidentemente, señor escritor, es la ley de la vida real, la de las guerras, lamentablemente. Pero usted dice que cambiará la filosofía del Estado. Veremos… ¿Qué piensa usted de la justicia legal? ¿Es que ella existe? -Creo simplemente en la justicia. Le repito, por eso soy un escarabajo, porque desde el suelo, escondiéndome, puedo huirle al Estado y juzgar a los seres humanos. Soy el único escarabajo escritor. -¿Es usted un escritor expresionista? -Cuénteme, carcelero: ¿qué es eso? ¿Es la expresión del alma por encima del Estado? -Si, señor K. Como en la pintura. Y dígame: ¿Que piensa usted de los psiquiatras? … -No soy siquiatra. Soy escritor. Mi culpa es mía. Mi conciencia es mía. Escribo, simplemente. Y, ante todo, creo, debe haber justicia… voy aprendiendo cada día a amar, es decir a ser feliz, gracias a usted… 28


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(Se retiran) (En la celda se ven las sombras de una mujer danzando. MĂşsica. Se apagan las luces)

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Quinta Escena

-¿Q

ué piensa usted de la guerra, señor funcionario?

-¿De la guerra? ¿De cuál guerra?¿ ¿Es que hay guerra? -Si, de ésta entre el Bien y el Mal. -A propósito, Señor K: Usted que es novelista: ¿Cuándo se liberara de sus personajes? -¿Liberarme yo de usted? Dificil, señor funcionario. Tendría que matarlo a usted y mi condena por asesinato sería de todos los años que quedan como escritor... Usted es usted, yo lo estoy viendo al frente mío. Usted existe ahí, más allá de mi mente, aun cuando quizás lo que sí podría hacer es darle a usted unos retoques como actor a la manera como lo hace un pintor. 31


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-¿Retoques a mí? (se toca las ropas, el cuerpo, el actor como cerciorándose de que sí está vivo). -(Música) -Escucha esa música señor K?: Es real… y proviene de la misma computadora que le ha condenado a usted. Al fin y al cabo el Estado no es tan malo con usted. -No. Lo malo es el Poder. -¿El poder? -Sí, eso lo sabemos los escritores. -¿Todos los escritores, señor K? --Sí, creo que es un conflicto natural, común a todos los escritores. Puede ser por envidia de no tener ese poder, por envidia de los Reyes. Por envidia de nuestros padres y celos de ellos porque no podemos hacer el amor con nuestras madres a quienes amamos… (música). -Su madre era pianista, señor K. ¿Le gustaría a usted ser músico? -Sí. Es la única forma de que la sociedad humana sea armónica, sea más solidaria, cómo decirle: sí, un poco socialista… -Señor escritor: ¿quién lo convirtió a usted en 32


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ese depreciado insecto que usted es? -No lo sé. Quizás yo mismo. Dios me dio ese poder para poder cambiar al Estado en los equivocados objetivos que persigue hoy: solamente dinero, dominación, explotación, orgías de consumo destruyendo los recursos de la Tierra... Obviamente hay gueras… guerras… -Y cuando usted se convierta otra vez en ser humano, ¿perdonará al público? -Sr. funcionario, aquí le dejo mi libro, un breve libro que llamé “La metamorfosis”. Quizas usted sea la única persona -después de mi familia- que me comprenda y ayude a que yo me fugue de esta carcel. -(El funcionario ojea el libro). -Parece interesante. Y mejor viéndolo a usted aquí al frente mío, viendo sus forma de animal. -Déjeme decirle una última preguta: ¿Usted está resentido por ser judío? -Señor, para emplear un término de esta región: ese sí es un problemita muy verraco. -Sr K: Tiene usted un hermoso vestido de paño a rayas. Es una moda muy antigua, clásica. ¿Es usted inglés? 33


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-No. Naci en Praga, una bella ciudad hacia el oriente de Europa. En Checoslovaquia. -¡Aha! (K está de corbata). -Yo vengo a comunicarle que el Estado le ha enviado a usted este vestido, y esta corbata. ¡Es usted libre. Ya no lo consideran escritor! -¿No? Y entonces: ¿Ahora: que soy? -Usted mismo es quien lo sabe. Ni siquiera la computadora puede saberlo. Pregúnteselo usted a ella. -(K se mira al espejo): -Señor funcionario: ¿Le parece a usted bonito el color de esta corbata? (Sombras de una cucaracha en la pared). -(Entra nuevamente la bailarina). Dice: -¿Bailamos, señor este vals, sr K? ¿Está usted estrenando vestido?. -Si, me lo regaló el Estado. Y en cuanto al baile: No, gracias. Nosotras las cucarachas no bailamos vals. Tal vez un bolero… Sí, si quiero bailar con usted un bolero… pero no aquí en el escenario… (Se retira de escena el funcionario) 34


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(Salen el señor K y la bailarina tomados de la mano, al ritmo de un bolero) (Cae el telón)

Jorge Eduardo Vélez Arango Septiembre l4 de 2007. A: M_D Gloriam

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