PRÓLOGO
Según la tradición budista, el arte de la medicina no es nada menos que una revelación sagrada en el mundo de los hombres, presentada de la siguiente forma:
El llamado Buda de la Medicina –que, de hecho, no difiere del Buda Shakyamuni– se apareció a un grupo de médicos, sabios, dioses y bodisatvas reunidos en el monte Malaya, en el sur de India, para anunciarles el conjunto de principios del arte de la medicina. Para ello, creó dos emanaciones de él mismo, dos sabios vestidos de blanco, para que mantuvieran una conversación. De su corazón salió “Sabiduría de la Ciencia” y ocupó su lugar en el espacio, mientras que de su garganta salió “Nacido de la Mente” e hincó una rodilla en el suelo y juntó las manos. El segundo hizo las preguntas, el primero las respondió.
El resultado de esta conversación constituyó, una vez consignada por escrito, lo que llamamos los Cuatro Tantras de la medicina, sobre los que reposa toda la medicina budista tradicional.
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