LAURELES Y NARANJAS
Ella sabía que el laurel tenía poderes como, por ejemplo, desviar los truenos de las tormentas eléctricas. Gracias a eso, se refugió muchas veces bajo su copa y fue su árbol preferido. Por esa devoción hacia él, la llamaron la Bruja del Laurel. Su laurel tenía hojas verdes oscuras y un perfume que no se parecía a nada, pero se diferenciaba de todo. Florecía en verano y las hojas disecadas servían para condimentar comidas. La planta en la entrada de la casa la protegía. Él decía que la naranja combatía los males, por ejemplo, la tristeza. E inspirar su perfume lo tranquilizaba. Tomaba litros de jugo y masticaba las cáscaras. Por esa veneración hacia la planta, le decían el Brujo del Naranjo. Sentía que la naranja era como él. Tenía dos pieles: una superficial, la cáscara, y debajo un pellejo más tierno. Percibía el perfume de sus flores entre dulce y amargo. La
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