1 minute read

MARGARITA BUSTOS CASTILLO

MARGARITA BUSTOS CASTILLO (Santiago, Chile, 1985)

Docente, poeta y gestora cultural. Algunos de sus poemas han sido publicados en las Revistas: La Mancha, Libero américa, Mal de ojo, Trilce, Valpoesía. Cine y Literatura. Ha participado en Encuentros literarios nacionales e internacionales en Perú, Argentina y Uruguay. Forma parte del Equipo Editorial de la Revista Mal de Ojo y del grupo organizador del Encuentro Poético Internacional Pájaros Errantes.Co-directora del Ciclo de Literatura de mujeres: “Versadas”. Organizadora del encuentro Poético Musical: Colusión Poética y La Ciudad de las mujeres. En diálogo con escritores y escritoras de su generación y las antecedentes, ha escrito una serie de reseñas y artículos literarios en diferentes revistas. Libros Publicados: Maldigo el paraíso de tu abandono (Editorial Puerto Alegre, Valparaíso 2011), Eros en la Lengua (Punto de Luz ediciones, Rancagua 2015), Existencial(es) (Marciano Ediciones, Santiago, 2017)

A MARTA UGARTE

Ya no quedan palabras balbuceos erizan la piel roen ratas esta voz el nido del pájaro arde y le mentimos a la memoria mientras pasa por la resonancia azulina de una tarde que muere.

Su cuerpo fracturado emergió del mar de su cuello colgaban alambres, brazo izquierdo, desgarrado por un corvo, 8la columna quebrada estallido del hígado y del bazo luxación de ambos hombros y cadera fractura doble en el antebrazo derecho faltaba una parte de la lengua una parte faltaba y aún la buscamos.

El murmullo enmudece la posibilidad ¿Y si te damos una canción un himno para resucitarte de las aguas, Marta? Y si te restituimos ese atardecer negado a tus ojos y a los ojos de tantos Y si lloramos 70 veces 7 océanos para embarcarte a casa.

Ya no quedan palabras, rocas roen esta boca y enmudecen su lengua nuestros cuerpos hinchados de ir a la muerte, al odio, al borde del mar. Al fondo un bramido ya no quedan palabras,

amarga lengua balbucea la otra mitad que no alumbró jamás.

Garganta en porfía regurgitó la última sílaba que repta en el laberinto al fondo de sí se embriaga con la ausencia Marta lanzada al mar