¿Eres portador de la paz de Cristo?
Por Blanca Primm
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Ser Familia es Apasionante Por la psicóloga Mónica Ballón
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LUPE MAYORGA
es escribo estas líneas en la mitad del camino cuaresmal. Ya pasaron dos semanas desde el inicio de este tiempo que nos regala la Iglesia para hacer un alto en nuestra vida cristiana. Espero que todos hayamos podido aprovechar esta temporada de conversión con sus diferentes oportunidades para acercarnos a Jesús en la oración, pedir perdón y ofrecer nuestro amor de manera concreta en las obras de misericordia y a través de la limosna. Ahora que empezaremos el hermoso tiempo de Pascua es mi deseo que podamos vivirlo renovados con la alegría de la Resurrección de Cristo y llevando su paz a quienes encontremos en nuestro camino, sea en el lugar donde te toca desenvolverte, en tu familia, en tu trabajo, en la parroquia, en la comunidad. Siempre preguntémonos: cuando una persona habla conmigo, ¿Ve a Jesús? ¿Transmito paz y amor en mi hablar? ¿O todavía llevo la amargura de mi pecado y mi sufrimiento? ¿Deseo el bien a mis trabajadores, a mis amigos, a otros que llegaron después de mí? ¿O tengo el corazón deseoso de que sufran como yo he sufrido para llegar a dónde yo estoy en este momento? Si crees que puedes ser un cristiano y un verdadero discípulo de Jesús así, te equivocas. Si te has encontrado con Jesucristo necesitas dar un paso más, pide al Espíritu Santo que te libere de la amargura y de un corazón duro y mezquino. Jesús es el único que puede transformarte y romper las barreras de tu pecado y sanar ese corazón que te sigue trayendo amargura y dolor a ti y a quienes te conocen y conviven contigo. “Miren que llega la hora, y ya llegó, en que se dispersarán cada
uno por su lado, y me dejarán solo, aunque no estoy solo porque el Padre está conmigo. Les he dicho esto para que tengan paz en mí. En el mundo tendrán sufrimientos, pero confíen: yo he vencido al mundo” (Jn 16,3233) Jesús ya venció al mundo y nos pide que confiemos en El, pero nuestro camino no estará exento de sufrimientos. Esto quiere decir que necesitamos de El cada día para que nos ayude a sobrellevar estos sufrimientos para poder transmitir su paz. El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice: “La paz terrenal es imagen y fruto de la paz de Cristo, el “Príncipe de la Paz” mesiánica. Por la sangre de su cruz, “dio muerte al odio en su carne”, (Ef 2, 16) reconcilió con Dios a los hombres e hizo de su Iglesia el sacramento de la unidad del género humano y de su unión con Dios.” (CIC 2305). Si realmente te consideras discípulo de Cristo da testimonio de El siendo un portador de su paz. El mundo está dividido, no dividamos también la Iglesia. Recuerda que antes de su aprehensión, Jesús oró al Padre volcando su amor por cada uno de nosotros: “Ya no estoy en el mundo, pero ellos están en el mundo y yo voy a Ti. Padre Santo, guarda en tu nombre a aquellos que me has dado, para que sean uno como nosotros”. (Jn 17, 11) En esta oración podemos ver cómo Jesús quiere que seamos uno. Ensayemos un cambio en nosotros para que dejemos el orgullo de lado y con un corazón reconciliado dejemos que Jesús nos sane, nos limpie y nos transforme, y que esa transformación se vea en las relaciones que tenemos con nuestros hermanos, porque no se puede amar a Dios si no se ama al prójimo. Deseo que esta Pascua de Resurrección nos traiga muchas bendiciones y paz para nuestras familias, parroquias y para el mundo entero. ■
UNSPLASH/OMAR LOPEZ
La Paz les dejo, mi Paz les doy -Jn 14, 27
¡Felicidades! El pasado 17 de febrero el Padre Pontian Kiyimba originario de Uganda, Africa, (centro) vicario de la parroquia Santa María en Oak Ridge se hizo ciudadano estadounidense. En la celebración de este feliz acontecimiento lo acompañaron su párroco, el Padre Brent Shelton, el Padre William Oruko, el Padre John Appiah y el Padre Michael Woods, todos antiguos sacerdotes de esta parroquia.
Apostolado Hispano Católico Blanca Primm, directora Maria Hermon, asistente administrativa 805 S. Northshore Dr., Knoxville 37919 T 865-637-4769, F 865-584-7538 E-mail: lacosecha@dioknox.org www.lacosechadok.com, FB: lacosechaDOK
uiero empezar compartiéndoles una anécdota: estaba en el parque con mi hija pequeña de cuatro años (es la ´ultima de seis hermanos) y escuché el comentario de una madre, cuya hija de dos años jugaba despreocupada en el tren de madera, que le decía a otra con admiración: “¡dos hijos! ¿cómo lo haces?” La madre, que tenía un niño de la misma edad y un bebé recién nacido, le respondió con tono de complicidad: “mi hermana tiene tres” y ante la cara de sorpresa de su interlocutora continuó: “¡y tiene tiempo para pintarse las uñas!” Todo gran proyecto es exigente Este pequeño diálogo me hizo pensar: “sí, criar hijos es exigente, pero ¿qué proyecto que realmente es importante no es exigente? Las grandes catedrales son proyectos enormes, de una grandeza cuya hermosura durará mucho tiempo y cuya belleza elevará las almas recordándonos la felicidad que deseamos alcanzar. Muchas veces, los constructores de esas grandes catedrales no llegan a ver el resultado de su obra. Pero realizan su trabajo con pasión, porque saben de la grandeza en la que participan. Les ilusiona la meta por alcanzar aunque no la vean porque la belleza de su obra les eleva y conocen el bien que hacen. Nuestra familia es ese gran proyecto, cuya belleza radica en el amor incondicional que se profesan sus miembros. Pero ¿por qué con frecuencia no lo vemos así? ¿Qué nos ilusiona más? Imaginemos: Si en este minuto les ofreciera elegir entre un viaje de dos a una isla paradisíaca o tener un hijo más. ¿Qué les causaría más ilusión? ¿Por qué? Gracias a los avances de la tecnología, nuestra calidad de vida ha mejorado mucho. La mayoría de los países aspiran a mantener o alcanzar una sociedad que promueva el bienestar, la vida fácil. El relato de hoy nos propone como ideal el de cumplir nuestros sueños: buscar ser
uno mismo sin importar lo que digan los demás, lo importante es escuchar el corazón. Mensajes que van en la línea del esfuerzo personal, las aspiraciones personales y la realización individual. Por eso, es importante ser alguien y estudiar, hacer un post grado, hablar idiomas, conocer programas de computación, comer sano, hacer deporte, tener un buen trabajo, casa propia, coche con estilo, viajar, conocer mundo, tener experiencia y cultura, casarse y cuando tengamos estabilidad económica pensar en los hijos. Vivimos persiguiendo sueños, propuestas de felicidad que, cuando las alcanzamos, nos damos cuenta que no bastan porque con el tiempo tienen fecha de caducidad. Perseguir experiencias de triunfo es agotador porque las sensaciones que crean son pasajeras y en el camino olvidamos lo que realmente queremos y nos da seguridad. El discurso moderno ha modificado nuestras expectativas: hoy vivimos corriendo tras metas que nos dan sensaciones de bienestar. Pero el bienestar alcanzado no nace de una satisfacción interior, depende de lo que he alcanzado, por lo que cuando termina, volvemos a correr para buscar alcanzar una nueva meta más atractiva, más exigente. No podemos darnos el lujo de descansar porque entonces no nos mantendremos en la cresta, por eso vivimos cansados y con estrés. Sin darnos cuenta anteponemos una serie de prioridades, que nos entusiasman y posponemos el tiempo dedicado a hacer familia. Cuando descubrimos el amor todo cambia ¿Qué nos da la felicidad? La felicidad es saber conectar con lo bueno que nos rodea cada día, ser capaz de encontrar lo bueno en un momento de prueba. Es en las relaciones con los demás que aprendemos a descubrirnos a nosotros mismos. Cómo somos y lo que necesitamos para ser felices. Descubrimos que todos anhelamos ser queridos, que ser amados es lo Familia continúa en la página 2
Procedimiento de la Diócesis de Knoxville para reportar casos de abuso sexual Cualquier persona que tenga conocimiento real o que tenga una causa razonable para sospechar de un incidente de abuso sexual debe reportar primero tal información a las autoridades civiles apropiadas, luego a la oficina del Obispo, 865-584-3307 ó a la coordinadora diocesana de asistencia a las víctimas al 865-474-8605. Para asistencia en español durante el contacto inicial, favor de comunicarse con Blanca Primm, llamando al 865-862-5743. ■