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Dulk y sus mundos fantásticos
Entre el arte urbano, el dibujo, la pintura, la escultura, cada medio es un desafío que enfrenta con placer y determinación. Su arte ha evolucionado de manera notable en los últimos años, pero su esencia siempre ha sido la misma. Sus mundos naturalistas nos muestran un paisaje temático tragicómico y surrealista lleno de detalles, a veces real a veces ficción pero siempre invitándonos a sumergirnos en ellos. Sus composiciones recrean ambientes biológicos involucrados en conceptos antagónicos. Dulk crea escenarios narrativos oníricos que invitan a perderse en espacios fantásticos. Las creaciones son dotadas de una autonomía que permite al espectador ser libre en la interpretación y compartir con él una historia abierta.
Antonio, ¿cómo comienza tu “andadura” en la pintura e ilustración y el Street Art? En realidad, he dibujado desde que era pequeño, desde que tengo recuerdos me veo con un lápiz en la mano. Sin embargo, no fue hasta los 20 años cuando de verdad me di cuenta que quería intentar vivir de ello. Dejé la carrera de empresariales que había empezado dos años antes y me matriculé para estudiar ilustración. Entonces me fui a vivir a Alcoy y fue cuando todo empezó mucho más en serio. En cuanto al Street Art mi primer contacto vino a los 18 años, a través de la persona que me introdujo en el movimiento. Yo soy de un pueblo de Valencia (Ontinyent) y allí no llegaba nada relacionado con el graffiti. Pasaba las tardes en el parque patinando con algunos amigos hasta que un día conocí a Eric Moreno (Rasi en aquel entonces). Un chico de Madrid que vino a vivir allí. Patinamos juntos hasta que un día vio uno de mis dibujos y se sorprendió mucho. Me comentó que él pintaba graffiti y me invitó a probarlo. El resultado fue pésimo pero la fuerza que me introdujo fue tal que me hizo dibujar muchísimo más de lo que lo hacía en aquel entonces y de verdad darme cuenta de que era lo que quería hacer con mi futuro.
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¿Qué vino primero tu obra en estudio o en la calle? ¿Cuál te gusta más? Mi trabajo no se podría entender sin ambas partes, tanto el estudio como la calle me proporcionan cosas diferentes y necesarias al mismo tiempo. La calle es un soporte pasajero para el arte. Un lugar de paso para una obra. El estudio es donde se crean obras que tienen otra función, una función de perdurar en el tiempo. Son disciplinas diferentes, la calle es un lugar más espontáneo y el estudio es mucho más metódico, mucho más dedicado y donde se te permite un mayor grado de control sobre la obra.
La calle está expuesta a todo tipo de condiciones mucho más difíciles de controlar para alguien como yo, me gusta tenerlo todo bajo control, quizás por eso el estudio me permite trabajar con más comodidad, cada vez me gusta más. Sin embargo, necesito el lado de la calle para sentirme libre, es otra parte de mí, nació como una parte rebelde cuando empecé a pintar muros, y ya no es lo mismo, pero es lo más parecido a entonces. Me hace superarme, crecer y aprender igual o más que en el estudio, trabajar en escalas grandes es una manera de ponerte a prueba, de ver hasta dónde puedo llegar, y eso me encanta. Necesito estar en el equilibrio entre ambos mundos. Es como una balanza. A su vez son totalmente complementarios y recíprocos, ambos funcionan conjuntamente y se unen en uno para formar mi yo como “artista”, y lo pongo entre comillas porque no me gusta nombrarme o identificarse como tal, mi obra es una prolongación de mi persona.
¿Empezaste directamente con muros legales o tuviste tus inicios con el graffiti ilegal? Tuve mis inicios, como casi todos creo, en el graffiti ilegal. Esto me llevó a mi primer contacto con la pintura en paredes, pero al poco tiempo y después de varios sustos decidí dejar el graffiti ilegal para pasar a pintar muros legales.

¿Por qué Dulk como nombre artístico? El nombre “Dulk” surge cuando empecé a pintar graffitis en la calle, no tiene ningún significado especial. Como ya he comentado cuando tenía 18 años, comencé a pintar graffiti. Me ayudó a empezar en este mundo y nunca pensé que mi vida cambiaría tanto como lo haría, hasta que un día podría llamar mi trabajo esto que comenzó como un pasatiempo. Al principio, las obras de ilustración estaban firmadas con mi nombre real, Antonio Segura, y la intención era mantener ambas disciplinas separadas, pero años después me di cuenta de que mi camino se estaba unificando y que era mejor conocido por el nombre de “Dulk”. Así que decidí mantenerlo como principal nombre artístico.
¿Cómo definirías tu estilo y cuál ha sido tu recorrido hasta él? El juego visual entre realidad y ficción es una dualidad que se refleja claramente en mis obras. Ese juego cuenta historias reales mezcladas con los sueños y deseos del subconsciente, que presentan miles de opciones posibles de interacción entre los elementos de cada imagen. Las historias se forman a partir de una idea básica, la mayoría de las veces real, (personajes reales, experiencias propias) y desde aquí intentamos dar forma a un conjunto de cosas que orbitan alrededor de esa raíz. Estas cosas forman las historias que pueden tener múltiples mini historias dentro de la historia madre. Así que mi arte podría identificarse como surrealismo pop. El surrealismo como vanguardia artística se caracterizó por representar lo que se observó en la realidad de una manera irreal, absurda o fantástica. En muchos casos, las pinturas surrealistas no son producto de la realidad, sino de los sueños y las ideas no racionales que el artista poseía en su mente en el momento de la obra. Las obras no tienen una linealidad gráfica, los espacios generalmente se rompen, las proporciones de las figuras no son reales y los colores a menudo se invierten. Toda mi vida he dibujado, toda mi vida he sentido la necesidad de continuar y dar forma a ciertas cosas que pasan por mi cabeza. Recuerdo ser un niño y tomar un trozo de papel, dibujar un escenario y comenzar desde aquí para comenzar a dibujar a sus habitantes, personajes de todo tipo, muchos animales, monstruos y muy pocos humanos, todos se mezclaron para formar composiciones extrañas. Básicamente hoy sigo haciendo lo mismo, pero con más experiencia.
¿Cuáles son tus colores imprescindibles? Me gusta utilizar una paleta cromática variada, pero con tonos suaves. Especialmente los colores que más suelo trabajar son los marrones, turquesas y naranjas.

¿Cuáles son tus técnicas favoritas? Y ¿tus formatos? En cuanto a técnicas no me gusta cerrarme, me gusta probar nuevos acabados. En el trabajo sobre pared suelo mezclar pintura acrílica y spray, aunque cada vez menos. Últimamente estoy trabajando más con la pintura acrílica por cuestiones de durabilidad y comodidad, también por conseguir las tonalidades que busco y sobre todo por el acabado. Necesito probar cosas nuevas para divertirme, anteriormente estaba en una etapa en la que solo usaba spray y ya no me divertía. Ahora estoy trabajando los murales de igual manera que las pinturas de estudio, en las cuales trabajo con acrílico sobre madera. Prefiero la madera como superficie pictórica al lienzo por la propia superficie, la madera me permite trabajar mucho mejor el detalle, es mucho más lisa y el acabado es mucho más interesante. Por supuesto protejo la madera con tratamientos adecuados para la conservación de la obra en el tiempo antes de empezar a pintar. ¿Cuál es tu principal fuente de inspiración? Actualmente estoy centrado en el estudio de la fauna desde un punto de vista más de investigación. Una vez al año, si puedo dos, me gusta hacer un viaje como inspiración. Este año fue la selva de Costa Rica donde volvía por segunda vez, el año pasado el parque nacional de Yellowstone o la sabana africana en Tanzania hace 3 años. En estos lugares además de tomar miles de fotografías como inspiración me recreo viendo de tú a tú el lugar donde se mueven sus habitantes y cómo interactúan con el medio ambiente, curiosidades como la alimentación, movimientos y secretos que descubres solo si estás allí son elementos que luego aplico a las pinturas y que muchas veces no se ven, pero aportan al trabajo un valor especial y me obligan a ser parte de la propia obra en primera persona.

¿En el panorama actual, qué artistas destacarías? Actualmente hay muchísimos artistas a los que sigo y admiro, muchos de ellos amigos. Pero si tuviera que resaltar alguno que me gusta mucho por su trabajo serían James Jean o Mark Ryden.
¿Qué aporta el arte en tu vida? Crear arte es confiar en ti mismo, es poner cara a tu interior y mostrarte ante el público desnudo sin prejuicios. Con el arte en general creamos un lenguaje totalmente propio que hacemos público para que cada persona tenga su propio dialecto y lo hable a su manera. Mis obras representan la visión más surrealista de mis experiencias, de mis gustos personales mezclados con mi día a día. Los sueños y el mundo de la imaginación es un tema que me apasiona, el desarrollo de mundos interiores, personajes, historias fantásticas, ver cómo se mezclan conceptos reales y otros no tan reales. Está claro que todo sueño es propio de un ser vivo, por tanto, tiene un dueño “real” con pies y cabeza yo muevo los hilos. En mi caso el arte me hace sentir como un niño porque, aunque a día de hoy ya es mi profesión, no dejo de disfrutar trabajando. A su vez es una constante presión, pero sin ella no sería yo. Cada obra es un juego nuevo, un adentrarte y un salir lleno de sensaciones. Es mi manera de seguir siendo un niño, nunca hay que dejar de serlo, nunca hay que dejar de experimentar, de someter tus propios sueños a la realidad y ver cómo reaccionan.
¿Cómo es un día en tu vida? Cuando estoy en Valencia mis días los suelo pasar en el estudio, bien sea produciendo obra o creando nuevos bocetos para proyectos venideros. También suelo viajar bastante por el tema de los murales. Lo que hace a veces un poco complicado tener una rutina establecida. ¿Cuáles son los productos con los que trabajas actualmente? Hace tiempo descubrí la marca de acrílicos Liquitex en concreto la gama Heavy Body. Encontré una gran diferencia con los productos utilizados anteriormente, tanto en la calidad de la pintura como en su acabado. También he estado utilizando de la misma marca el médium para veladuras, todo un descubrimiento ya que nunca había utilizado nada parecido. La verdad que me hace conseguir unas texturas increíbles con mucha rapidez y trabajar mucho más cómodo en la atmósfera de la obra.
¿Tienes algún consejo para tus seguidores? Decir que vivir del arte es algo complicado, es algo tan apasionante que se convierte en un estilo de vida y es muy difícil separar la vida personal de la profesional. Aquí es donde muchas alegrías y tristezas vienen y tienes que tomar el control. Como punto principal, destacaría el trabajo y el esfuerzo como punto de partida, y desde ahí considerar porque uno se quiere dedicar a esto. Personalmente lo hago porque hay cosas que tienen que salir de mí, nunca he pensado por qué lo hago, simplemente viene porque lo necesito, es parte de mi personalidad y un modo de expresión en silencio. Si las obras sirven para despertar sensaciones en el espectador es un buen punto de partida.

