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Nuevo crecimiento en la inversión en maquinaria agrícola

// ÍNDICE DE CARLE & ANDRIOLI //

Nuevo crecimiento en la inversión en maquinaria agrícola

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Durante 2021 se observaron mayores niveles de inversión agrícola. Este aumento se dio en un marco de: mayores precios internacionales y aumento de los costos de producción agrícola; aumento del área sembrada y de los rendimientos productivos; mejores condiciones de financiamiento y mayor utilización de la promoción de inversiones; y el incremento del producto y de las exportaciones agropecuarias.

El análisis citado se expuso en un nuevo trabajo de la consultora Carle & Andrioli, remitido a la revista de la Asociación Rural del Uruguay (ARU).

En el trabajo se establecieron las siguientes consideraciones. La superficie de la agricultura aumentó 5% en la zafra 2020/21 y se proyecta un nuevo incremento de 10% para la campaña 2021/22.

Por su parte, el rendimiento por hectárea del año permitió una mayor productividad en el último quinquenio, según el índice de Productividad Ponderada Agrícola (IPPA) que realiza Carle & Andrioli, considerando los rindes de los principales cultivos.

Las perspectivas favorables de los precios agrícolas permiten estimar para 2022 mayor actividad y un comportamiento dinámico de la inversión en maquinaria agrícola, tanto en los valores totales importados como por hectárea sembrada.

INVERSIÓN EN MAQUINARIA AGRÍCOLA

Las importaciones de tractores, cosechadoras y sembradoras del año, base para la elaboración del Índice que realiza nuestro Estudio desde 2009, determinaron que el Índice de Inversión en Maquinaria Agrícola (IDIMA) registrara un aumento de 54%. De esta forma se acumulan tres años de crecimiento de la inversión agrícola: 14% en 2019, 12% en 2020 y 54% en 2021.

El análisis de la evolución en la última década muestra una trayectoria de crecimiento y altos valores de inversión agrícola hasta 2014, seguida de caídas significativas en 2015 y 2016. El descenso del indicador se interrumpió en forma transitoria en 2017, volvió a bajar en 2018 y subió en el último trienio.

El índice de inversión agrícola de 2021 logra el mayor nivel de los últimos siete años y se ubica en el promedio de la última década. Si bien duplica al valor de hace tres años, aún no alcanza los máximos históricos.

La inversión en maquinaria agrícola del año podría haber sido mayor ya que, según fuentes calificadas del sector, su importación se enlenteció en el último semestre por dificultades en el aprovisionamiento.

COMPOSICIÓN Y ORÍGENES DE LA INVERSIÓN

En el año 2021 se importaron sembradoras, tractores y cosechadoras por un total de U$S 149 millones con la siguiente composición: tractores 46%, cosechadoras 30% y sembradoras y fertilizadoras 24%.

En el año crecieron todos los componentes del índice, siendo los equipos de mayor incremento tractores (71%) y sembradoras (64%), mientras que cosechadoras aumentó 29%.

Como se indica en la nota metodológica, el IDIMA considera la importación de las principales maquinarias agrícolas en valores, sin incluir implementos agrícolas importados o nacionales.

Los tres principales orígenes de la inversión agrícola del año fueron Brasil, Estados Unidos y Unión Europea. También se importaron equipos agrícolas de México, Argentina, India y China.

Las inversiones en maquinaria agrícola en 2021 presentaron mayor dinamismo que el desempeño general de la inversión de nuestra economía, ya que según información de Cuentas Nacionales, la formación bruta de Capital fijo aumentó 7% interanual en los primeros nueve meses del año.

Además, la inversión agrícola del año continúa incorporando innovación y tecnología a la actividad, que contribuirán a lograr mayor eficiencia productiva y ambiental.

INVERSIÓN POR HECTÁREA SEMBRADA

Otro indicador relevante para la actividad agrícola es el valor de inversión anual de máquinas y equipos por hectárea cultivada. En el período 2010-2014 se alcanzaron valores máximos en el indicador, ubicándose por debajo de la mitad de esos niveles en el quinquenio siguiente. En 2021 la inversión por hectárea creció a U$S 85, superior a los U$S 52 del año anterior. De esta forma se superan levemente los niveles de reposición de inversiones, ya que se ubica algo por encima de valores estimados por hectárea de depreciaciones de las máquinas y se aproxima a los U$S 99 corrientes promedio del quinquenio de mayor inversión agrícola (2010/14); el promedio para 2015/19 es US$ 45.

PERSPECTIVAS PARA LA INVERSIÓN AGRÍCOLA

Los altos precios de los productos agrícolas de las dos últimas zafras aumentaron las superficies sembradas y dinamizaron las inversiones en máquinas y equipos, que crecieron en 2021 por tercer año consecutivo. Como se observa en gráficos, la trayectoria de los precios es clave para las decisiones financieras de inversión y productivas de área a cultivar.

Los niveles actuales de precios internacionales permiten estimar para 2022 mayores superficies sembradas y continuación del incremento de la inversión en maquinaria agrícola, tanto en valores totales como por hectárea cultivada.

Además, por las expectativas de rentabilidad continuarán las condiciones adecuadas de financiamiento y la posibilidad de utilizar los incentivos tributarios a la inversión agropecuaria. La ley de rendición de cuentas incorporó como inversión elegible a las pasturas y otras mejoras que promueven la actividad biológica de los suelos, en las condiciones que reglamente el Poder Ejecutivo.

Como desafíos, se presenta el aumento de costos productivos en dólares y la incidencia del clima en los rendimientos agrícolas, así como una potencial amenaza de baja de precios de los commodities por subas de tasas de interés y fortalecimiento del dólar. En el mediano plazo será relevante, además de la evolución de mercados y clima, los avances que se puedan lograr con nuevos acuerdos internacionales.

Para la agricultura es clave la inversión en nuevos equipos y tecnología para incrementar las productividades, adecuar sus costos productivos y mejorar el desempeño ambiental. Además de la innovación tecnológica, la actividad agropecuaria tiene la oportunidad de la incorporación de criterios de sostenibilidad en el sistema financiero para la evaluación de créditos e inversiones.