Bruno Mazzoldi: "Plegarias y lágrimas de Alfonso Cuarón"

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Plegarias y lágrimas de Alfonso Cuarón – Religión sin Religión

A Félix y a su perro

Su “reino de dios” no significa que el Absoluto haya bajado a la tierra y haya sido expresado en el único verdadero Begriff, el que se explaya en las obras de la filosofía alemana; o que el Absoluto vino a fundar la Única Verdadera Iglesia y que su Vicario está ahora sentado sobre el trono de Roma, pues verosímilmente la mera idea de tronos romanos dejaría escurrir un escalofrío a lo largo de su columna vertebral judía. Desde el punto de vista del poder romano y de los reinos romanos y de los tronos romanos fue irónico su reino, pues dio a entender que dios reina justamente [rules precisely] entre quienes no tienen poder, los excluidos, los pequeños y los ninguneados, los que no tienen casa y los hambrientos, los leprosos y los lisiados, es decir, todas las víctimas del poder romano – léase mundano. Dios no reina en Roma sino en las víctimas de Roma. John D. Caputo, The Prayers and Tears of Jacques Derrida – Religion without Religion, p. 247.

Urge justificar sea el pedante número de página que garantizaría el rigor académico del epígrafe sea el paréntesis abierto hacia la versión genuina del libraco que Caputo dedicara a su Katie evocando “canciones y risas, fantasmas parisinos y saltos a la cuerda italianos”, dedicatoria digna de los asaltos desedificantes más impetuosos que el suscrito haya procurado sobrellevar el año pasado juntamente con las cabriolas de Federico en Cantos Cabríos, mañoso además el visillo corrido hasta el escrúpulo que

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daría razón del desmadre cuyo don justiciero excede lo pre-ciso sino lo “cortado de antemano” – stop – son las 7 y 7 del miércoles 9 de enero y el radio acaba de mencionar a Marta Ramos hablando de Roma: la mal galardonada película alimentaría el prejuicio de quienes lamentan que en América Latina no se hable castellano con todas las de la ley – algún twitter si no entendí mal, nada que ver con imperdonables desarreglos de wordboard es de esperar, todo que enceguecer – máxime tratándose de un reino parecido al invocado por la abuela Teresa murmurando a troche moche sus oraciones mientras irrumpen los paracos del jueves 10 de junio de 1971 y Cleo se esparranca rompiendo aguas (Cleodegaria Gutiérrez, casi a más de mil leguas de Cleopatra Victoire, después de las láminas del Tarot distribuidas sobre el mantel de M.me Irma con la pericia impersonal de los bollos de la perra Borras sobre las exactas baldosas de los amos, visibilísima rubia y superparisina vanidosa a morir durante los primeros minutos del blanquinegro de Agnès Varda, Cleo de cinco a siete diez años antes, medidas y conteos inseparables de los cronométricos aviones echados sobre las nubes de la metrópoli, su propia casa repleta de relojes, cuando todavía no se precisa salir de la cápsula del presunto destino de entrambas, soledad mortal, cáncer incurable o

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perpetuo servicio), entre la cuna soñada y el primer plano del fierro de Fermín, el “combateka” que ha desvirgado a la trabajadora doméstica no sin antes dar muestras de arrojo viril, tambaleo de verga vertido en revoloteo de barra para cortina sacada ipso fuckto del baño del hotel y esgrimida en frente de la camita, tímida quizá mas complacida la india mixteca al pie del atormentado oleaje de un cuadro torcido – en ocasión de esta vaga retoma del show imperativo ni tan ex profeso conste además que para no endosar a nadie ni a ninguna divina eventualidad específica la fórmula “rules precisely” (no tan de paso, “la pasión profética y el recelo de la encarnación” que distinguirían el mesianismo sin mesías de Derrida se deducen también de la susodicha página) en lugar de remitir rotuli tras rotae y demás desarrollos de roles con rule exclusivamente a una regula que para empinar reglas imperiales pasó por “estaca”, peor dicho y traducido bô de bôjutsu, manejo del bastón que los llamados Halconeros entrenados en vista de la masacre del Corpus Christi empuñan con frenesí de ninjas zopencos, barra tajante exaltada por Fermín obedeciendo al profesor Zovek (en la vida dizque real Francisco Xavier Chapa de Bosque, “Houdini mexicano” capaz de coronar cada número con las mismas palabras del siervo de la CIA interpretado por el

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célebre luchador Víctor Reséndez, alias Latin Lover, sedoso uniforme adherente a los cojones y ombligo cubierto por el emblema de aquella cinta de Moëbius conocida otrosí como “invaginación quiasmática de los bordes” (en circunstancias menos grotescas apta para desvirtuar hasta cierto punto los binarismos más puntiagudos, adentro/afuera, cerca/lejos, sujeto/objeto, etc.): - “Todo ser humano posee un gran potencial que debe ser desarrollado a través del acondicionamiento físico, mediante una evolución mental y espiritual”, tal cual, sermón de charlatán emérito, hecho, derecho y vendado para retar a la muchachada devota mientras ronronea el avión trascendente: sin unir las palmas sobre la cabeza sino índices y medios coquetamente entrecruzados, en una sola pata y a ciegas apoyar el pie de la derecha a la altura de la rodilla izquierda, mucho más abajo de la ingle propiamente prescrita por la tradición si fuera apenas reglamentario el yoga ad hoc, paráfrasis paramilitar de vrksasana, la del “árbol”, vrk, por lo común asumida después de tadasana, postura del “monte”, tada, implícitamente traída a cuento (no tanto de los cabellos para quien repare en el mantra shanti shanti shanti que apacigua los créditos) después del precipitado correteo de cierto camaleón, después de las tomas de las jetas de perros y demás bestias empajadas expuestas en

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la finca de los terratenientes amigos del hermano de Sofía, la madre de familia, después de los pistoletazos paródicos, después de la parranda incendiaria, después de las llamas danzantes a las que se sobrepone la feroz inercia del gringo disfrazado de hojarasquín esquizoide rumiando un idioma del otro mundo, después, siempre después… puntos acumulables y redimibles a menos que no intervenga la hermética extrañeza de Cleo, no solo después del sismo que estremece el salón de las incubadoras y después del inerme despliegue de mecánica médica en la sala de obstetricia sino antes también, debajo de los calzones colgados en la azotea, aunque sea haciéndose ausente no tan difunta como su bebé mortinata pero siempre, cabeza a cabeza con Pepe, el más pequeño de los hijos de la patrona, chiquillo à rebours que ya fue adulto y perdió la vida siendo piloto de avión, casi el mismo marinero que alguna vez se ahogó por allà, eso recordaría antes de que Cleo enfrente sin saber nadar el embate del oleaje de Tuxpan para que no perezca la niña Sofi, episodios metempsicóticos por el estilo de los difusos a través del bestiario derridesco de Federico Gutiérrez y otramente insinuados por Sergio Tischler tras brincar con lacandones y tzotziles hipnoinsurgentes en compañía de Mijail Bajtín y Walter Benjamin, sea medio dicho no

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porque algún virtuoso se habría dado el lujo de precipitarse en pos de la estetización denunciada en 1934, argumento recogido por el responsable de “‘Roma’ o lo bonito de ser pobre” y echado desde el blog Tierra baldía por la borda del ex-vehículo espacial – como un relojito lo tenía – de quienes “en vez de denunciar la desigualdad y la explotación terminan por hacer de ellas algo sublime” dando a entender que el espectáculo sin espectáculo

de

Cuarón

no

se

habría

fijado

tanto

en

datos

autoheterobiotanatográfícos reconducibles al patético caso de Libo para embeleso oscaricárico de almas sensibles – “¡Gran homenaje a su nana y a la de todos nosotros!” exclamaría Poniatowska – sino sobre todo en “el manejo magistral de la cámara” para soberano regocijo de cinéfilos decadentes y pequeños burgueses de izquierda, vamos, casi todo lo contrario de lo contrario: ninguna lección de refinamiento transclasista, ninguna perla del neoneorrealismo latinoamericano postpostcolonial en sintonía con el magisterio explayado In memoriam, sumamente sobrio LP del Modern Jazz Quartet divulgado una vez más esta tarde de domingo gracias a una emisora universitaria en la estela del amplio plan de blanqueamiento pedagógico a contrapelo de lo cabalmente otro que viene a ser cualquier otro, viniendo, no más viniendo, zumbido o interferencia

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de la ficticia tautología tout autre est tout autre, jamás consabido refrán irreciclable inter nos, mejor dicho “Entre extraños – Pequeño panfleto contra la educación” de Juan Cárdenas cuandoquiera que “no se trata de ‘dar la voz a los que no la tienen’ o de ‘visibilizar’ a los invisibles, de satisfacer una demanda de figuración y representatividad de una colectividad vulnerable, ni ninguno de esos cristianos propósitos. (...) Se trata de arrojar mi deseo (que nunca es mío sino del otro, como repetía Lacan) encima de las cosas ajenas. Se trata de asomarse a lo tuyo en busca de un nosotros, entre extraños. Siempre entre extraños”, piel de otra piel, carne de la misma carne, materia fecal de otra materia, escafandra de la misma escafandra, escoria de Borras, podre de la bebé de Cleo y del astronauta veterano Kowalsky que la doctora Stone debe remitir a la negrura cósmica para no dejar ir también su vida sumisa al peor duelo, a no ser que se desate él mismo si algo de lo mismo resta tras la tempetuosa maraña de cables sepentinos y látigos teletécnicos en que se cifra la devaluación de los nexos globales, pues “tienes que aprender a soltar” recomienda el cosmonáufrago, vairagya en otras palabras, no exactamente Verlassenheit heideggeriana, así como le había sugerido acompasar el ritmo respiratorio en beneficio de la reserva de oxígeno,

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pranayama como quien diga, sino carroña de la perra enferma que Aningaaq entrega al candor de la nieve absoluta, bendita zoofilia del esquimal de archivo inexplicablemente radioconectado con la experta otrora encargada de la reactivación del panel descompuesto muy pero muy arriba justamente mientras sigue invocando la tierra relativamente firme, Houston del carajo, territorio de caza y pesca ciudadana vs. dimensión plusminusve femenina: - “Do You copy? Do You copy?”… ignórese ahora si desde las entrañas de la estación rusa descalabrada por los añicos de quién sabe qué satélite convertidos en misiles excrementicios (picada de ojo al icono de San Cristóbal entre teclas incógnitas y tuercas flotantes) o desde el útero de la nave china destruida por los mismos residuos erráticos (entre bombillitos rebeldes y accesorios ingrávidos emerge un Buda diminuto), el groenlandés semiprotagonista de Aningaaq, 7 minutos colaterales dirigidos por Jonás Cuarón, coautor del script de Gravedad, ni tan fantacientífico largometraje que el suscrito había logrado rehuir ahorrándose acosos de rostros regularmente consagrados sin sospechar que los trofeos jolivúdicos desdoblarían la sublime postal del balón planetario colgado en el vacío supuestamente libre de todo marco, lo que al justo tocaría reventar proclamando los

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infinitos idiomas de los desconocidos hermanos de Borras, Aningaaq y Ryan aullando cada cual por el lado ateísta del trineo de nuestros ángeles de la guarda y desbordando irrespectivas adhesiones espirituales y específicos duelos por encima y por debajo de enseñanzas repuestas y supuestas al control de lo humano y no humano, en nombre del sapo que demuestra como salir del lago en que está a punto de ahogarse casi ni antes ni después de haber soltado el paracaídas, hundirse, asomar, besar la playa y sonreír finalmente bien parada sobre los que parecen sus pies, a no dudarlo, de una vez por todas equilibrio en ristre, ahí mismito por poco Tuxpan, casta orgía de fotograma publicitario si cuerpos sobre cuerpos se le encaraman, escondidas por mor de Fellini lágrimas infantiles de trabajadoras poco domésticas y plegarias palíndromas de cinta por venir, sin hablar de la 9ª tesis sobre el concepto del caso, toda vez y revez que el ángel de la historia hace de las ajenas dando la espalda al futuro, ni tan al fin ni tan al cabo igual que en los Andes si Ñawpa Pacha, “Pasado” casi en persona, responde a las acciopasiones de ñawpana, “acelerar; adelantar; apresurar”, aquello que el Fercho Guerrero llama “tiempo delantero” por la cuesta de su Kamashik: el camino del bastón, diáspora y atajo a regresar y partir del pueblo de los

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Pastos y del conocimiento de Don Cervelión Micanquer, líder indígena del neblinoso territorio de Muellamués, durante el paseo del caso y del acaso entonces, mientras bromean los pequeños atisbando dobleces de faldas polisémicas habida imposible cuenta del singuplural hualli, “s. enagua, polleras; relámpago”, panorámica al nivel del relieve vestimentario de cada chola, cada ñapanga y cada llorona telúrica alejada de los discernimientos o “political concerns” que Zizek sabe cernir, no tan reacia sin embargo a preocupaciones políticas de otras órbitas, inconmovible ante los insultos fronterizos si el cuadrúpedo ensucia la terraza limítrofe: - “¡India desnaturalizada y desgraciá!”, ella, empleada de su propia madrina y perseguida por “Esa horrible costumbre de alejarme de ti”, de su tierra, a no ser de cualquier tierra, ni dentro ni fuera de foco, ni en la urbe ni en la ranchería, donde sea dado llegar a saber por qué diablos “No he vuelto a escuchar los pájaros”, ahora astronauta mixteca, ahora wayuu nieta de arijuna europeo, “indiecita” en Rioacha la llaman sin saber que es princesa, sea quien no sea ahora con Vicenta Siosi Pino mucho que decir sea de los “espíritus mugiendo leyes antiguas” sea de la justicia capaz de sacarles la leche escrita, a no dudarlo “much to tell you”, última secuencia retransmitida por Juan Duchesne

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Winter: - “La india se afirma. Ella sube la escalera. Le dice a su colega que tuvo una experiencia maravillosa, que le contará. Ése es su conocimiento”, nada y todo que ver con lo que nuestro esloveno quiere interpretar como “the beginning of Cleo’s ‘class consciousness’”, ningún maravilloso fervor, ni sombra de transporte, en serio, muy en serio, pues “a new figure of Cleo will arise in this way, a much more cold and ruthless – a figure of Cleo delivered fron ideological chains, the first step that will lead her to join the protesters on the street”, empoderamiento figurativo “out of the trap of her ‘goodness’” e inversión del remedo de filtro esotérico despachado como metódico trance iniciático que ningún poste de neófito homicida logra superar, ni en serio ni en chiste, a juicio del profe inspirado una prueba que “solamente los Lamas, los maestros de artes marciales y algunos grandes atletas han podido dominar” aunque la mujer bondadosa desafíe al hierofante como si nada y sin que nadie se percate, pues se haría invisible a veces la “fuerza afectiva” que Cajigas Rotundo no percibe exclusivamente a la luz de las avenidas sino en la niebla, sin saber que en calidad de sustantivo ishi viene a ser “neblina” mientras como infijo insinúa matices de “ayuda” y “compañía”, prótesis indeterminable emanada por no decir algo a lo largo y a lo corto de los

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bosques de la falla del Tequendama, sobre la vertiente occidental de la cordillera oriental ya que estamos o deseamos estar asumiendo y soltando posiciones sin amarguras oscurantistas, ni de fundas partidas ni de auras desgarradas al esfumarse los cuadrantes antagónicos otrora altamente definidos en aras de la sagrada evidencia, donde y cuando para Fermín “todo tiene… foco”. Así retumba el toque impuntual del antigonismo sonsacado a una estudiosa del agotamiento de netos contrastes entre Antígona y Creonte, Pillallau y Catequil, ámbito familiar y discrimen ciudadano, tanteo nocturno y fulgor propiamente expositivo, Luciana Cadahia, a la altura del más allá de “una simple ‘oposición’ – propio/a del discurso masculino – sino como un sí mismo contaminado desde dentro por lo otro de sí”, sin noticias de Lévinas ni rebotes problemáticos y enigmáticos de dones irreconocibles: - “Quizá todo se juegue en el vínculo, advertido por Derrida en Clamor, entre derecho, deseo y propiedad”, retraimiento en la morosa y enamorada absolución del repente orgásmico en “le déjà absolu: côté de la femme – the absolute already: the woman’s side – das bereits Absolute/absolute Bereits (déjà absolu): Seite der Frau – il già assoluto: lato della donna” pues en

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últimas y primeras, Cristina querida y extrañ@s amig@s más o menos conformes, ¿a qué vendría “el no deja ya de absoluto: lado de la mujer”? Al pedir excusas por abusar del modo condicional y carecer de motivos aptos para negar que neblina venga a ser “niebla espesa y baja”, se solicitaría el chance de exacerbar la indeterminación de los grados de espesor y bajura que la distinguirían de niebla: - “Nube en contacto con la Tierra y que obscurece más o menos la atmósfera”, por ende y allende con el propósito de comprometer a ínfimo nivel una eventual “masa más o menos densa y opaca de vapor acuoso”, nube soterraña y subacuática, cenital y extraterrestre por transgredir todo roce con el suelo, el agua y el cielo, escurrida sin arrimo ni contacto definitorio respecto de lo que sea o no sea, enrarecida en su propia rareza, expropiada, increíble.

Bruno Mazzoldi – Puertos de Altagracia / Tunja / Bogotá – diciembre 2018 / enero 2019

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