Revista PAIDEA Edición 11

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Como vemos son muchas y diversas las formas como se percibe el estrés, realmente no están muy lejos de algunas de sus manifestaciones, pero si de lo que realmente es y las graves consecuencias que este puede acarrear cuando se toma a la ligera. El estrés, es un mecanismo de defensa que prepara al cuerpo para afrontar algunas situaciones de forma rápida, nos mantiene atentos y prestos a la respuesta. Incrementa la visión, la concentración e incluso la fuerza. Hasta ahí no es malo. ¿Cuando se vuelve malo?, cuando la exigencia de un rendimiento es muy superior al normal; suele provocar diversos trastornos físicos, mentales y emocionales (cambios de humor, ansiedad, depresión, afecciones cardiacas y diabetes)

¿Cómo funciona el organismo? El hipotálamo, que es una glándula endocrina, ubicada en el centro del cerebro cuya función principal es la expresión fisiológica de la emoción, envía un impulso nervioso que viaja por la médula espinal hasta las glándulas suprarrenales, ubicadas en la parte superior de nuestros riñones, ellas liberan ciertas hormonas como los corticosteroides y catecolaminas La adrenalina junto con la noradrenalina o la dopamina, que son unas catecolaminas, se vuelcan al torrente sanguíneo unas 1000 veces más de los valores normales, extendiendo su efecto más allá del sistema nervioso. Libera glucosa de las reservas del hígado para el consumo rápido, producen efectos cardiovasculares (aumento del ritmo cardiaco) y metabólicos sobre la coagulación de la sangre, sobre los órganos digestivos, riñones, ojos y órganos genitales, participando en la respuesta del Sistema Nervioso Simpático. Por su parte los corticosteroides realizan una gran variedad de mecanismos fisiológicos, que incluyen, la regulación de la inflamación, el sistema inmunitario, el metabolismo de hidratos de carbono, el catabolismo de proteínas y caracterizan la respuesta sobre el estrés. En situaciones “normales “del diario vivir, estas hormonas cumplen su función activando el organismo para dar respuesta inmediata a la solución de un problema, una vez superada la emergencia, los niveles hormonales y los procesos fisiológicos vuelven a la normalidad. Pero cuando el estrés es prolongado, como es muy frecuente hoy en día debido al ritmo de vida que llevamos, se disparan en el organismo los niveles de cortisol, y al ser el único proveedor de glucosa del cerebro tratará de conseguirla por diferentes vías, bien sea destruyendo tejidos, proteínas musculares, ácidos grasos y cerrando la entrada de glucosa a los otros tejidos. Son muchos los estudios que han relacionado este tipo de angustia con un mayor riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca, autoinmune o una infección. El manejo del estrés puede resultar complejo porque existen diferentes tipos de este, estrés agudo, estrés agudo episódico y estrés crónico.


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