Empatia y tanatologia

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TANATOGUIAS

MCES Leoncio R. Carballo

Diaz Muñoz. PTH ET LOGT

DOCTORA DORA EDITH GONZÁLEZ HUERTA

MCES, LEONCIO CARBALLO DIAZ MUÑOZ. ET.PTH. LOGT.

Como utilizar la empatía en el duelo desde la tanatología humanista

1.Introducción:

Definición general de empatía y su importancia en el acompañamiento tanatológico y humanista.

La empatía es la capacidad de comprender y conectar emocionalmente con la experiencia de otra persona, captando sus emociones, pensamientos y vivencias desde su perspectiva, sin juzgar ni intervenir para modificar lo que siente. Es más que ponerse en el lugar del otro; es percibir el mundo a través de sus ojos y acompañarlo con respeto, validando sus sentimientos y ofreciéndole una presencia auténtica y receptiva.

Para que un diálogo o encuentro entre dos personas sea fructífero, requiere que en él se dé la Comprensión y el entendimiento. La actitud que permite captar el mundo de referencia de otra persona es la Empatía. Es una disposición interior que se despliega en habilidades concretas (como la Escucha Activa y la Respuesta Comprensiva). En la que el tanatólogo trata de entender el mundo del otro COMO si fuera el otro, nunca olvidando el COMO.

En el acompañamiento tanatológico y humanista, la empatía se convierte en una herramienta esencial que permite al terapeuta estar plenamente presente con el doliente, sosteniendo su dolor sin tratar de aliviarlo o racionalizarlo. En este contexto, el acompañamiento empático ofrece un espacio seguro y sin juicio, donde la persona en duelo puede expresar sus emociones, sensaciones y sentimientos en todas sus manifestaciones, incluso cuando estas son intensas, contradictorias o difíciles de poner en palabras.

La empatía facilita el desenvolvimiento y progreso de todo tipo de relación entre dos o más personas; es algo así como nuestro radar social, que nos permite navegar con acierto en el mar de nuestras relaciones. A través de ella se pueden apreciar los sentimientos y necesidades de los demás, dando pie a la calidez emocional, el compromiso, el afecto y la sensibilidad.

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La importancia de la empatía en el acompañamiento tanatológico radica en que permite a la persona en duelo sentirse visto, escuchado y comprendido. En los momentos de pérdida, el cliente suele experimentar una amplia gama de emociones que necesitan ser validadas y exploradas para que pueda integrar su dolor de forma sana. La empatía facilita esta exploración emocional, permitiendo que la persona en duelo reconozca, viva y acepte sus sensaciones, emociones y sentimientos para vivir su duelo a su propio ritmo. En el enfoque humanista, este acto de acompañamiento empático respeta la dignidad de la persona en duelo, reconociendo que cada experiencia de pérdida es única y profunda.

Una persona empática es habilidosa en leer las situaciones mientras tienen lugar, ajustándose a ellas conforme lo requieran. Tiene una buena capacidad de escucha y es diestra en leer "pistas" no verbales. A través de la lectura de las necesidades de los demás, podemos reajustar nuestro actuar (p.e. sabremos cuándo hablar y cuándo no) y siempre que procedamos con sincero interés ello repercutirá en beneficio de nuestras relaciones personales.

Pero hemos de estar atentos en cada momento, pues lo que funciona con una persona no lo hace necesariamente con otra, o es más, puede no servir incluso con la misma persona en otro momento.

Por otro lado, cuando no tenemos entrenada esta habilidad podemos tener dificultades para escuchar e interpretar correctamente las señales no verbales y emociones de los demás, escuchar. La insensibilidad a las emociones de los demás socava las relaciones interpersonales. Los individuos que manifiestan incapacidad empática no saben leer su radar social, motivo por el que, algunas veces, sin proponérselo dañan la intimidad emocional de quienes tratan, pues al no validar los sentimientos y emociones del otro, éste se siente molesto, herido o ignorado.

En conclusión, la empatía en la tanatología humanista no es solo una técnica terapéutica; es una forma de estar con el otro que crea un espacio de conexión y sanación, donde el doliente puede encontrar sentido en su proceso de duelo. Este tipo de empatía permite al doliente experimentar su dolor con autenticidad, sintiéndose apoyado en su camino hacia la integración de la pérdida y la reconstrucción de su vida.

La empatía requiere también de la Tolerancia: la habilidad para comprender que los demás pueden tener o tienen puntos de vista diferentes a los nuestros y respetarlos.

Cualquier tipo de relación, de amistad, marital, familiar o de trabajo, puede verse afectada por esta habilidad. De hecho, investigaciones diversas demuestran que es esencial en muchas ocupaciones, especialmente en aquéllas que tienen que ver con el trato al público, las ventas, las relaciones públicas, los recursos humanos, la administración... y, por supuesto, las que implican algún tipo de relación de ayuda. En todas ellas es una habilidad crucial para alcanzar la excelencia.

Estamos equipados biológicamente para la empatía a través de las “neuronas espejo”

(G. Rizzolatti).

2. Conceptos :

- Actitud Empática : Se puede definir como la disposición o inclinación constante de una persona para comprender y validar las emociones ajenas. Incluir autores como Rogers (1957) y Moustakas.

- Empatía: La capacidad de ponerse en el lugar de otro y comprender sus emociones, cogniciones y motivaciones desde su propia perspectiva.

- Comprensión Empática: Explicar cómo implica una escucha profunda y una interpretación sensible, no sólo entendiendo lo que se dice, sino también lo que se siente. Desarrollar cómo este concepto se aplica en la relación terapéutica y se diferencia de la empatía general. “La captación precisa de los sentimientos experimentados por el paciente y de los significados que éstos tienen para él y, una vez captados, comunicárselos” (Carl Rogers)

3. Análisis comparativo y conclusiones:

- Argumentar si estos son aspectos de un solo proceso de comprensión emocional o si pueden verse como habilidades distintas.

- Resumir las conclusiones y cómo cada concepto puede integrarse en el acompañamiento humanista-existencial.

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Algunas Concepciones Erróneas Frecuentes

1. Empatía = Simpatía

Simpatía: actitud que inspira inclinación y afecto hacia otra persona y nos lleva a favorecerla. Afirmamos a la persona, pero, en el fondo, podemos anularla o confundirnos con ella.

Antipatía: causa rechazo o repugnancia ante el otro, y nos lleva a desfavorecerlo.

Negamos o destruimos a la persona.

Empatía: capacidad de entender cómo piensa o siente la otra persona, sin que sea preciso estar de acuerdo con ella ni confundirse o identificarse con su situación actual. Respetamos a la persona y la afirmamos.

2. Empatía = Estar de Acuerdo

Actuar empáticamente no implica dejar de lado las propias convicciones y asumir las del otro. Podemos estar en completo desacuerdo con alguien, sin por ello dejar de ser empáticos y respetar su posición, aceptando como legítimas sus propias motivaciones.

3. Empatía = Ser Educado, fingir interés

La empatía no es una habilidad que nos permita manipular a los demás. No se trata de dejarle hablar al otro sin más, de darle la razón durante un tiempo para vencer su resistencia y luego imponer nuestro criterio.

La empatía se basa en la autenticidad.

4. Empatía = Gran inversión de Tiempo

A veces se piensa que sólo hay que desarrollar una actitud empática, o sus correspondientes habilidades, cuando disponemos de un tiempo relativamente largo en la interacción personal, o cuando no estamos ocupados en resolver algún asunto; esto es, cuando “tenemos tiempo” de

escuchar al otro. Cualquier mínimo gesto o palabra puede convertirse en empática si nosotros lo queremos.

EMPATIA Y TANATOLOGIA

La empatía hace que el otro nos sienta más cercano, salvaguardando al mismo tiempo un margen de distancia personal. Las personas empáticas “sienten”, pero no se incapacitan por ello para ofrecer soluciones razonables a las situaciones problemáticas con las que se enfrentan en la relación con el otro.

La empatía terapéutica es una herramienta central en la tanatología humanista y el acompañamiento en el duelo, ya que permite al terapeuta comprender y validar las experiencias emocionales de la persona en duelo desde una perspectiva genuina y sin juicio. En este contexto, la empatía va más allá de una mera comprensión cognitiva o emocional y se convierte en un acompañamiento activo, donde el terapeuta facilita que la persona explore su dolor y sus emociones de manera segura y significativa.

1. Empatía Terapéutica en la Tanatología Humanista

- Acompañamiento y Validación: En la tanatología humanista, la empatía se utiliza como un medio para ofrecer una presencia auténtica y una aceptación incondicional, donde el terapeuta valida todas las emociones del doliente sin intentar minimizarlas o "resolverlas." La presencia empática ayuda a que el doliente se sienta comprendido y apoyado en su proceso.

- Presencia Activa: Carl Rogers (1951) enfatiza que la empatía implica una disposición constante del terapeuta para estar “completamente presente” con el otro, permitiendo que el proceso terapéutico sea una experiencia de encuentro genuino. Esta presencia activa es esencial en la tanatología humanista, donde la aceptación de

la muerte y el proceso de duelo requieren una sensibilidad y un acompañamiento profundo.

2. Empatía Terapéutica y el Proceso de Duelo

- Exploración Emocional: La empatía facilita que el doliente se sienta seguro para explorar emociones intensas y a menudo contradictorias como el dolor, la ira, la culpa y la tristeza. A través de la empatía, el terapeuta no busca dirigir o modificar estas emociones, sino ofrecer un espacio para que se expresen y se comprendan en su totalidad.

- Escucha Profunda y Reflejo Empático: En el duelo, la capacidad del terapeuta para escuchar activamente y reflejar empáticamente lo que el doliente está expresando (y sintiendo) es fundamental. Este reflejo permite que el doliente se sienta validado, y es particularmente útil en casos de duelo complejo o ambivalente, donde las emociones pueden ser especialmente confusas o difíciles de expresar.

3. Aplicación en el Duelo

- En el caso específico del duelo perinatal, el papel de la empatía terapéutica se vuelve crucial al validar una pérdida que puede ser invalidada por el entorno social. Aquí, el terapeuta actúa como un testigo empático de la experiencia de pérdida de los padres, brindando un espacio de reconocimiento para el dolor y el vínculo con el bebé.

4. Modelos y Técnicas de Empatía Aplicada en Tanatología

Humanista

- Modelo de Empatía de Rogers (1975): Incluye el uso de la aceptación incondicional y la escucha activa como base de la empatía terapéutica. Este modelo es útil para la tanatología, ya que proporciona herramientas para acompañar a la persona en duelo sin imponer expectativas sobre cómo debe manejar su proceso.

- Técnicas de Acompañamiento Basadas en la Empatía: En la práctica tanatológica, técnicas como la validación empática (reconocer y aceptar emociones) y la paráfrasis reflexiva (reflejar los sentimientos del doliente) son fundamentales para facilitar una expresión genuina de emociones y vivencias.

5. Investigaciones y Fuentes Relevantes

- **Rogers, C. R. (1975).** *Empathic: An Unappreciated Way of Being*. Su obra proporciona una base para comprender la empatía como una actitud fundamental en la relación terapéutica y especialmente valiosa en tanatología.

- **Neimeyer, R. A. (2001).** *Meaning Reconstruction & the Experience of Loss*. Explora la empatía como herramienta para reconstruir el sentido tras una pérdida, proporcionando enfoques humanistas para acompañar en el duelo.

- **Parkes, C. M., & Prigerson, H. (2010).** *Bereavement: Studies of Grief in Adult Life*. Este libro examina el proceso de duelo y el papel que juega la empatía terapéutica en facilitar una experiencia saludable de duelo.

En conjunto, la empatía terapéutica permite que el doliente explore su proceso de una forma profunda y significativa, donde sus emociones y experiencias son reconocidas, validadas y comprendidas sin juicio. Este acompañamiento se convierte en un recurso esencial dentro del enfoque humanista para ayudar a las personas en duelo a encontrar sentido y aceptación en su pérdida.

La empatía terapéutica y su aplicación en la tanatología humanista.

“Las tres cuartas partes de las miserias y malentendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista” (Gandhi)

1. Empatía Terapéutica en la Tanatología Humanista

La empatía en la terapia humanista tanatológica va más allá de una respuesta emocional o de apoyo; es la creación de un espacio de contención y respeto donde la persona en duelo puede explorar su dolor y sus emociones más profundas sin miedo a ser juzgada. Desde esta perspectiva, la empatía no es un sentimiento abstracto, sino un acto de presencia total y de autenticidad, en el que el terapeuta se convierte en

un compañero de camino, dispuesto a estar con el doliente en su experiencia, sin intentar cambiarla ni minimizarla.

Ejemplo de Escucha Activa y Validación

Imaginemos a una madre que ha perdido a su hijo y se siente desgarrada por el dolor, incapaz de imaginar una vida sin él. En una sesión, ella expresa su tristeza, su culpa y su desesperanza. Un terapeuta tanatológico empático no intentaría animarla diciéndole que “todo estará bien” o que “pronto encontrará consuelo”. En su lugar, el terapeuta le ofrecería una escucha profunda, permitiéndole expresar cada uno de sus pensamientos y emociones, devolviéndole sus palabras de una forma que refleje su comprensión, sin apresurarla. Podría decirle: “Parece que sientes una tristeza tan profunda que todo ha perdido su sentido ahora mismo. Estás viviendo un dolor que nadie más puede comprender del todo, y eso te pesa profundamente”. Con esta respuesta, el terapeuta le permite a la madre sentir su dolor y, al mismo tiempo, le muestra que su experiencia tiene un lugar de respeto y validez.

Ejemplo de Reflejo Empático en Duelos Ambivalentes

En casos de duelo ambivalente, como cuando un doliente experimenta tanto amor como enojo hacia la persona que ha fallecido, la empatía permite al terapeuta recibir y reflejar esas emociones contradictorias sin imponer una solución. Pensemos en alguien que ha perdido a un padre con quien tenía una relación conflictiva. El doliente puede sentir tristeza por la pérdida, pero también enojo por los conflictos no resueltos, incluso culpa por esos sentimientos encontrados. Un terapeuta empático no se apresuraría a decir que “lo importante es perdonar” o que “ahora debe dejar ir el pasado.” En su lugar, podría reflejar: “Parece que sientes tristeza, pero al mismo tiempo, hay una parte de ti que sigue enfadada y que quisiera haber resuelto ciertas cosas antes de su partida. Es como si llevaras un peso que aún no has podido soltar”. Esta respuesta permite

al doliente explorar su experiencia sin sentir que sus emociones son inadecuadas.

Uso del Silencio Empático para Profundizar la Reflexión

El silencio empático es otra herramienta fundamental en la tanatología humanista. Cuando un doliente expresa una emoción profunda, a veces no necesita una respuesta inmediata, sino un espacio donde procesar su dolor. En un contexto terapéutico, si un doliente comienza a llorar al recordar un momento significativo con la persona que perdió, el terapeuta puede optar por permanecer en silencio, sosteniendo su presencia y permitiéndole sentir sin interrupciones. Este silencio no es vacío; es una forma de acompañar el dolor sin apresurar al doliente a salir de él. Al ofrecer este espacio, el terapeuta muestra que el dolor es algo que puede y debe ser sentido en su totalidad.

Ejemplo de Metáforas para Expresar y Validar el Duelo

A veces, el dolor de la pérdida es tan abrumador que resulta difícil ponerlo en palabras. La empatía tanatológica también se expresa a través del uso de metáforas que faciliten al doliente conectar con sus emociones. Por ejemplo, un doliente que ha perdido a su pareja podría describir su vida actual como “un desierto interminable”. El terapeuta podría recoger esta metáfora y expandirla diciendo: “Es como si estuvieras caminando en un desierto donde cada paso se siente árido y sin sentido, y aún no sabes si habrá un final a esta travesía”. Este tipo de respuesta muestra una comprensión profunda de la experiencia del doliente y le ofrece una forma simbólica de expresar su dolor, validando la intensidad de lo que siente sin tratar de reducirla o hacerla “más manejable.”

Normalización de Emociones Intensas y Contradictorias

La empatía también implica normalizar las emociones del doliente. En el duelo, es común que la persona experimente una mezcla de emociones intensas, como tristeza, enojo, alivio o incluso culpa. Un terapeuta

tanatológico empático puede decirle al doliente: “Es completamente natural sentir todo esto al mismo tiempo. Perder a alguien significa perder una parte de tu vida y de ti mismo, y por eso estas emociones son tan profundas y diversas. Estás en un proceso humano que no tiene una sola forma de sentirse”. Esta normalización permite que el doliente acepte sus emociones sin presiones, entendiendo que su experiencia de duelo es válida y digna de ser vivida en toda su complejidad.

La empatía en la tanatología humanista, entonces, es una manera de acompañar desde el respeto profundo y el reconocimiento del valor de cada emoción. No es solo una técnica, sino un acto de humanidad que dignifica el proceso de duelo, ofreciendo al doliente el espacio que necesita para encontrar su propio sentido y camino de sanación.

La empatía terapéutica es una herramienta central en la tanatología humanista y el acompañamiento en el duelo, ya que permite al terapeuta comprender y validar las experiencias emocionales de la persona en duelo desde una perspectiva genuina y sin juicio. En este contexto, la empatía va más allá de una mera comprensión cognitiva o emocional y se convierte en un acompañamiento activo, donde el terapeuta facilita que la persona explore su dolor y sus emociones de manera segura y significativa.

Acompañamiento y Validación

En la tanatología humanista, el objetivo no es aliviar el dolor de inmediato ni buscar soluciones rápidas, sino acompañar al doliente en el proceso natural de duelo. La empatía permite al terapeuta ofrecer una validación auténtica de las emociones de la persona, como la tristeza, la ira, la culpa o el alivio. Esta aceptación incondicional de las experiencias emocionales del doliente es fundamental, ya que brinda un espacio donde cada sentimiento puede ser expresado libremente, sin miedo a ser minimizado o juzgado.

Autores como Carl Rogers (1957) han señalado que esta actitud de acompañamiento empático fomenta un ambiente donde el doliente puede explorar sus emociones profundamente, desarrollando un sentido de aceptación hacia su propia experiencia. La validación en la

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tanatología humanista implica reconocer el sufrimiento y la pérdida, y permitir que el doliente sienta que su proceso es legítimo y válido.

Presencia Activa

Carl Rogers destacó que la empatía en el contexto terapéutico implica estar "plenamente presente" para el otro. Esto significa que el terapeuta no sólo escucha las palabras, sino que también observa y siente el lenguaje no verbal, los silencios, y cualquier manifestación de dolor que el doliente pueda estar experimentando. En la tanatología humanista, esta presencia activa se convierte en el fundamento de la relación terapéutica, donde el profesional no está ahí para dirigir ni para interferir, sino para acompañar.

La presencia activa permite que el doliente se sienta acompañado en su proceso, lo que facilita la expresión y aceptación de emociones complejas. La persona en duelo sabe que no está sola en su dolor, y este acompañamiento empático le ofrece una experiencia de conexión humana auténtica, en la cual el terapeuta está dispuesto a compartir su dolor sin intentar resolverlo o disminuirlo.

Aplicación en Diferentes Contextos de Pérdida

La empatía terapéutica es particularmente útil en la tanatología humanista cuando se trabaja con casos de duelo complejo o no reconocido socialmente, como el duelo perinatal, el duelo por mascotas, o el duelo anticipado en pacientes terminales. En estos contextos, la empatía permite al terapeuta actuar como un testigo respetuoso y presente de la experiencia de pérdida del doliente, validando el dolor y reconociendo la importancia del vínculo perdido, independientemente de las normas o creencias sociales.

En el duelo perinatal, por ejemplo, el profesional puede ayudar a los padres a procesar su dolor y a honrar su vínculo con el bebé no nacido. Aquí, la empatía terapéutica se manifiesta como una disposición para escuchar y validar una pérdida que, en muchos casos, puede ser

invisibilizada por el entorno social. De esta manera, el terapeuta ofrece un espacio donde los padres pueden expresar libremente sus emociones y sentimientos, sin temor a que su dolor sea minimizado o incomprendido.

La Empatía Terapéutica como Instrumento de trabajo en el Duelo

En la tanatología humanista, la empatía terapéutica se considera no sólo una técnica, sino una actitud fundamental que favorece la curación emocional del doliente. La capacidad de escuchar profundamente y comprender la experiencia del otro sin imponer interpretaciones permite que el proceso de duelo se desarrolle de manera más natural y saludable. La empatía ofrece al doliente un sentido de ser reconocido y aceptado, lo cual es crucial para que pueda integrar su pérdida y continuar su camino de vida.

Esta empatía terapéutica en la tanatología humanista se convierte en un recurso esencial que ayuda a la persona en duelo a sentirse comprendida y acompañada en uno de los momentos más difíciles de su vida, permitiéndole encontrar sentido y resignificación en su experiencia de pérdida.

- Acompañamiento y Validación: En la tanatología humanista, la empatía se utiliza como un medio para ofrecer una presencia auténtica y una aceptación incondicional, donde el terapeuta valida todas las emociones del doliente sin intentar minimizarlas o "resolverlas." La presencia empática ayuda a que el doliente se sienta comprendido y apoyado en su proceso.

En el contexto de la tanatología humanista, el acompañamiento y la validación son elementos clave de la empatía terapéutica. La validación es una respuesta empática que permite al doliente experimentar sus emociones sin sentir la presión de cambiarlas o justificarlas. Este enfoque se basa en la premisa de que el duelo es un proceso único y personal, y que cada individuo tiene el derecho de vivir su pérdida de una manera auténtica y significativa.

Acompañamiento Empático: Presencia en el Dolor

El acompañamiento en la tanatología humanista implica que el terapeuta esté "plenamente presente" para la persona en duelo- En lugar de tratar de aliviar el sufrimiento o de ofrecer soluciones, el acompañamiento empático permite al doliente sentir que su dolor es compartido y comprendido. Esta forma de presencia activa ayuda a la

persona a sentirse segura y validada en sus experiencias, sin temor a ser juzgada o minimizada.

La obra de Carl Rogers “ El proceso de convertirse en persona. “ destaca que esta presencia empática favorece la apertura y la expresión genuina de emociones en la relación terapéutica, lo que permite que el doliente explore sus sentimientos sin restricciones. Al estar completamente presente, el terapeuta demuestra su disposición a escuchar y a aceptar al doliente tal como es, sin imponer interpretaciones o expectativas sobre el proceso.

Rogers nos propone 4 actitudes básicas

1.- Aceptación positiva incondicional

2.- Congruencia

3.- Autenticidad

4.- Empatía

Validación de las Emociones de la persona en duelo

La validación es una respuesta empática que confirma y reconoce la legitimidad de las emociones que el doliente está experimentando. Este proceso es fundamental en la tanatología humanista, ya que ayuda a que el doliente no se sienta presionado a superar o resolver rápidamente su dolor. Al validar cada emoción, el terapeuta refuerza la idea de que todas las reacciones son naturales y apropiadas en el contexto de una pérdida.

La validación es especialmente útil en situaciones de duelo que pueden ser incomprendidos por el entorno social, como el duelo perinatal, el duelo por una relación rota o el duelo anticipado en pacientes terminales. En estos casos, el terapeuta humanista reconoce el vínculo y la importancia de la pérdida, brindando un espacio seguro donde las emociones pueden ser exploradas sin temor a la crítica o al juicio.

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Para esto el tanatólogo humanista trabaja siempre desde el marco de referencia de la persona en duelo, nunca desde el tanatólogo. Es decir se guía por el experto que es la persona en duelo con las actitudes Rogerianas ya mencionadas.

Creación de un Espacio Seguro para la Expresión

El acompañamiento y la validación proporcionan un espacio seguro en el que el doliente puede expresar y explorar sus emociones sin miedo a que sean rechazadas o trivializadas. Este ambiente de seguridad emocional es clave en el proceso de duelo, ya que permite que el doliente acceda a niveles profundos de sus emociones y las procese de manera auténtica.

En este sentido, el terapeuta humanista no es un solucionador de problemas, sino un facilitador que permite que el proceso de duelo se despliegue en su totalidad. Al brindar un espacio validante y acompañante, el terapeuta ayuda a que el doliente encuentre sentido en su experiencia de pérdida y a integrar su dolor en su vida de una manera constructiva.

Ejemplos y Aplicaciones Prácticas

En la práctica tanatológica, el acompañamiento y la validación pueden manifestarse de diversas maneras. Algunas de las técnicas comunes incluyen:

- Escucha activa: Consiste en escuchar a la persona en duelo con plena atención, reflejando sus palabras y emociones para demostrar que se le está entendiendo sin juicio.

- Reflejo empático: El terapeuta refleja o parafrasea los sentimientos expresados por la persona en duelo, lo cual le ayuda a sentirse comprendido y a explorar más a fondo sus emociones.

- Aceptación incondicional: Se expresa una aceptación genuina hacia el doliente, sin intentar forzar un cambio en su proceso emocional.

Estas técnicas de acompañamiento y validación permiten que el doliente experimente sus emociones de forma abierta, lo que contribuye a una sanación profunda y a una integración saludable de la pérdida en su vida.

- Presencia Activa: Carl Rogers (1951) enfatiza que la empatía implica una disposición constante del terapeuta para estar “completamente presente” con el otro, permitiendo que el proceso terapéutico sea una experiencia de encuentro genuino. Esta presencia activa es esencial en la tanatología humanista, donde la aceptación de la muerte y el proceso de duelo requieren una sensibilidad y un acompañamiento profundo.

La presencia activa en la tanatología humanista representa la disposición del terapeuta a estar completamente y conscientemente presente para la persona en duelo. Este concepto implica que el terapeuta no solo escucha las palabras de quien sufre, sino que se conecta profundamente con sus emociones, su lenguaje no verbal, sus silencios y cualquier otra manifestación de su proceso interno. La presencia activa es un pilar esencial de la empatía terapéutica, ya que permite que el doliente sienta que su dolor y su experiencia son verdaderamente comprendidos y respetados.

Compromiso Total con la persona en duelo

La presencia activa es, ante todo, una actitud de compromiso y disposición a compartir el espacio emocional de la persona en duelo sin intentar dirigir la conversación, solucionar el problema, o minimizar el sufrimiento. Esta actitud evita las distracciones y juicios, permitiendo al terapeuta estar en sintonía con el doliente de una forma profundamente respetuosa. Carl Rogers (1980) describió esta actitud como un estado de "estar con" el otro, brindando una presencia plena y sincera que favorece la apertura y autenticidad en el proceso terapéutico.

Escucha Profunda y Resonancia Emocional

La presencia activa implica una escucha profunda, donde el terapeuta va más allá de las palabras para captar la esencia emocional de la experiencia de la persona en duelo. Esta escucha empática se centra en lo que la persona en duelo expresa y, a la vez, en lo que podría estar tratando de expresar o comunicar entre líneas. La resonancia emocional que surge de esta escucha profunda permite que el doliente se sienta acogido en un espacio donde no necesita reprimir o ocultar sus emociones.

En tanatología, esta resonancia emocional es particularmente importante, ya que las personas en duelo suelen experimentar una variedad de emociones intensas y, a veces, contradictorias. La presencia activa ayuda a que el doliente se sienta comprendido incluso en los aspectos más complejos y difíciles de su proceso.

El Poder de los Silencios y la Contención

En la presencia activa, el silencio tiene un rol terapéutico. No se trata de un silencio vacío, sino de uno cargado de comprensión y respeto, que permite al doliente procesar sus pensamientos y emociones sin prisa. Este silencio empático demuestra que el terapeuta no teme la intensidad del dolor del doliente y está dispuesto a acompañarle incluso en los momentos en que las palabras no son suficientes.

La contención emocional es también un elemento central de la presencia activa. Al mostrarse disponible y estable, el terapeuta ofrece un ancla para el doliente, que puede sentir que no está solo en su dolor. Este acto de contención crea un espacio seguro donde la persona puede explorar sus emociones y avanzar en su proceso de duelo a su propio ritmo.

Aplicaciones en la Práctica Tanatológica

En la práctica tanatológica, la presencia activa se manifiesta de diversas formas, como:

- Contacto visual y lenguaje corporal abierto: Estos elementos muestran al doliente que el terapeuta está comprometido con su proceso y disponible emocionalmente para acompañarlo.

- Validación de los silencios: Permitir y respetar los momentos de silencio en la conversación, dándole al doliente espacio para procesar su experiencia sin presiones.

- Uso de pausas reflexivas: Estas pausas permiten que el doliente reflexione y explore sus sentimientos, mientras el terapeuta permanece completamente presente, disponible para sostener el espacio emocional que se está generando.

La presencia activa en la tanatología humanista no solo permite al doliente sentir que su dolor es compartido y comprendido, sino que también facilita un espacio terapéutico donde se sienten respetados y acompañados de una manera significativa. Este acompañamiento empático, sin palabras innecesarias o presiones, contribuye a una experiencia de sanación profunda que favorece el proceso de duelo y ayuda a la persona a avanzar hacia la integración de su pérdida.

MIRADA APRECIATIVA

Nuestra mirada condiciona la calidad del vínculo con el Otro y las posibilidades de realización de toda forma de vida (Álex

Rovira, escritor, empresario y economista)

Cultivarla supone encontrar el equilibrio entre hacerlo: - sin prejuicios

- sin perder espíritu crítico

Diferenciar:

Ver algo como “Positivo”: algo favorable que nos ha sucedido dentro de unas circunstancias que, a nuestro juicio, nos benefician

Apreciar: ver “lo mejor de lo que hay”, el potencial de la situación con independencia de las circunstancias que se den en cada momento

Toma especial relevancia cuando lo que sucede no nos gusta

“Conscientes de que las palabras pueden causar felicidad o sufrimiento, utilicemos sólo palabras que inspiren esperanza y confianza”

(Thich Nhat Hanh)

- Cómo Empatizar -

Observar con atención los sentimientos del otro y escuchar (cuerpo, cara, gestos, tono, palabras…)

Cuidar nuestra comunicación no verbal:

- Contacto visual, expresión facial adecuada a los sentimientos del otro

- Adoptar un comportamiento no verbal semejante al de la otra persona

Cuidar nuestras palabras:

- Utilizar expresiones de “reflejo” (Ej.: “Ya veo…”, “Parece sentirse…”, “Se le ve…”, “Le estoy escuchando y le noto…”)

- No dar, en principio, nuestra opinión ni apresurarnos en ofrecer soluciones

2. Empatía Terapéutica y el Proceso de Duelo

La empatía terapéutica desempeña un papel fundamental en el proceso de duelo, proporcionando un espacio donde el doliente puede experimentar y expresar sus emociones de manera segura y auténtica. Este enfoque empático permite que el terapeuta conecte con la experiencia interna del doliente, no solo comprendiendo sus emociones desde una perspectiva cognitiva, sino sintiendo y validando el dolor de la pérdida desde una proximidad emocional sincera.

Exploración Emocional sin Juicio

El proceso de duelo implica una amplia gama de emociones, desde el dolor profundo y la tristeza hasta sentimientos como la ira, la culpa y, en ocasiones, el alivio. La empatía terapéutica permite que el doliente exprese estas emociones sin miedo a ser juzgado o incomprendido. A través de la empatía, el terapeuta no intenta “corregir” o “mitigar” estas emociones; en cambio, ofrece un acompañamiento compasivo, reconociendo que cada sentimiento es válido y natural dentro del proceso de duelo.

Al permitir que la persona en duelo explore su dolor en un ambiente empático y seguro, el terapeuta facilita un proceso de duelo más saludable. En lugar de reprimir o evitar ciertas emociones, el doliente se siente libre de expresar su dolor y su amor por la persona perdida,

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integrando cada aspecto de su experiencia en su vida de manera significativa.

Escucha Profunda y Reflejo Empático

La escucha profunda es un componente esencial de la empatía terapéutica en el proceso de duelo. El terapeuta, mediante esta escucha empática, presta atención no solo a las palabras del doliente, sino también a sus expresiones no verbales, sus silencios y su lenguaje corporal. Esta comprensión holística de la experiencia del doliente ayuda a que la persona se sienta verdaderamente escuchada y comprendida en todos los niveles.

El reflejo empático es una técnica utilizada en este contexto para comunicar al doliente que sus emociones y pensamientos han sido captados y aceptados. Al reflejar verbalmente los sentimientos del doliente, el terapeuta le muestra que no está solo en su dolor y que su experiencia tiene un valor y un significado. Este proceso refuerza la conexión terapéutica y permite a la persona en duelo profundizar en su proceso de duelo, ayudándole a verbalizar y clarificar aspectos emocionales que pueden ser difíciles de articular por sí mismo.

Empatía en el Duelo Complejo y Ambivalente

La empatía terapéutica resulta especialmente útil en casos de duelo complejo o ambivalente, donde el doliente puede experimentar emociones contradictorias hacia la persona fallecida o hacia la pérdida en sí misma. Estos casos pueden incluir sentimientos de alivio tras la muerte de alguien con quien había una relación difícil, o la culpa asociada a la falta de emociones “adecuadas” frente a la pérdida.

En estos casos, el terapeuta utiliza la empatía para validar estas emociones, ayudando al doliente a reconocer y aceptar sus sentimientos sin culpabilidad o vergüenza. El terapeuta humanista evita categorizar las emociones como “buenas” o “malas”, permitiendo que el doliente explore su experiencia emocional con honestidad y sin presiones

sociales o morales que le dicten cómo debe sentir. Este acompañamiento empático permite que el doliente integre su experiencia de una manera que respete su proceso único de duelo.

Aplicación Práctica de la Empatía Terapéutica en el Duelo

En la práctica tanatológica, la empatía terapéutica se manifiesta a través de varias técnicas y enfoques específicos que facilitan el proceso de duelo:

- Paráfrasis empática: Consiste en reformular los pensamientos y emociones expresados por el doliente de manera que este se sienta comprendido. Esta técnica ayuda a clarificar los sentimientos y a confirmar que el terapeuta está conectado con su experiencia.

- Validación emocional: En lugar de desviar o minimizar las emociones del doliente, el terapeuta confirma su validez y normalidad, promoviendo una autoaceptación en el proceso de duelo.

- Uso de metáforas: Algunas veces, las emociones de pérdida son tan intensas que el lenguaje habitual no alcanza a expresarlas. El terapeuta puede utilizar metáforas, basadas en las palabras del propio doliente, para reflejar su experiencia y facilitar su expresión emocional.

La Empatía como Facilitadora de la Integración del Duelo

La empatía terapéutica no solo ayuda al doliente a expresar su dolor, sino que también facilita la **integración de la pérdida** en su vida. Al recibir un acompañamiento empático, el doliente puede encontrar significado en su experiencia, aprender a aceptar sus emociones y comenzar a redefinir su identidad en un mundo donde la persona fallecida ya no está físicamente presente. Este proceso de integración es esencial para un duelo saludable, y la empatía terapéutica es un catalizador clave que permite que el doliente avance en su camino hacia la sanación y la resignificación.

En última instancia, la empatía terapéutica en el proceso de duelo proporciona un espacio seguro y genuino en el que el doliente puede sentir, expresar y sanar su dolor, avanzando hacia una vida plena y significativa a pesar de la pérdida.

- Exploración Emocional: La empatía facilita que el doliente se sienta seguro para explorar emociones intensas y a menudo contradictorias como el dolor, la ira, la culpa y la tristeza. A través de la empatía, el terapeuta no busca dirigir o modificar estas emociones, sino ofrecer un espacio para que se expresen y se comprendan en su totalidad.

La exploración emocional en el contexto de la empatía terapéutica y el proceso de duelo permite al doliente sumergirse profundamente en sus emociones sin temor al juicio o la corrección. Este proceso es fundamental en la tanatología humanista, ya que cada persona en duelo experimenta una gama única y, a menudo, contradictoria de emociones, que necesitan ser expresadas y comprendidas para facilitar la integración de la pérdida. La exploración emocional, guiada por la empatía del terapeuta, permite al doliente acercarse a su dolor de una manera segura, lo cual es esencial para el proceso de sanación.

Reconocerse para Sentir

La exploración emocional proporciona al doliente "reconocerse" para experimentar sus emociones tal como son, sin tratar de esconderlas o racionalizarlas. Emociones como el dolor profundo, la tristeza, el enojo, la culpa o incluso el alivio pueden surgir durante el proceso de duelo. A través de la empatía, el terapeuta ofrece una validación genuina para cada una de estas emociones, comunicando al doliente que su experiencia es normal y válida.

Carl Rogers (1959) señaló que esta aceptación incondicional es crucial para la autoexploración. El doliente, al sentirse aceptado en sus emociones, puede acceder a sentimientos que de otro modo podrían estar reprimidos o no reconocidos. Esto le permite desarrollar una relación auténtica consigo mismo y con sus propias emociones, sin necesidad de ocultar o minimizar su dolor.

Profundización del Dolor y Reconocimiento de Contradicciones

Durante la exploración emocional, es común que el doliente experimente sentimientos contradictorios o difíciles de aceptar. Por ejemplo, puede sentir enojo hacia la persona fallecida, alivio por la finalización de un sufrimiento prolongado, o culpa por no haber hecho lo suficiente. La empatía del terapeuta permite que estos sentimientos complejos emerjan sin temor, ya que el profesional ofrece un espacio seguro donde todas las emociones son aceptadas sin ser juzgadas.

En lugar de ver estos sentimientos como un problema a resolver, el terapeuta humanista acompaña al doliente en la aceptación de estos aspectos contradictorios, reconociendo que son una parte natural del proceso de duelo. Esta aceptación permite al doliente integrar estos sentimientos y avanzar hacia una comprensión más completa de su experiencia de pérdida.

Exploración Emocional como Catalizador de Cambio

La exploración emocional también actúa como un **catalizador de cambio** en el proceso de duelo, ya que permite que el doliente tome conciencia de sus emociones y comience a desarrollar una nueva relación con su dolor. En la tanatología humanista, este cambio no significa “superar” o “dejar atrás” la pérdida, sino encontrar maneras de integrar la experiencia de duelo en la vida cotidiana de una forma saludable y significativa.

El terapeuta, a través de su empatía, permite que el doliente explore el significado personal de cada emoción y que reconozca cómo estas emociones pueden ayudarle a construir una nueva narrativa en torno a la pérdida. Esta capacidad de reinterpretación y de resignificación es clave en el proceso de duelo, ya que permite que el doliente avance

TANATOGUIAS

hacia una etapa en la que puede recordar y honrar a la persona perdida sin que el dolor domine por completo su vida.

Técnicas de Exploración Emocional

En la práctica tanatológica, algunas técnicas empáticas que facilitan la exploración emocional incluyen:

-Preguntas abiertas: Estas preguntas permiten que el doliente explore sus sentimientos sin restricciones, promoviendo una reflexión profunda.

- Reflejo emocional: El terapeuta repite o reformula las emociones expresadas por el doliente, mostrando comprensión y facilitando la autoexploración.

- Normalización de emociones: El terapeuta ayuda a que el doliente comprenda que sus emociones son una respuesta común y comprensible a la pérdida, lo que reduce sentimientos de incomodidad o anormalidad.

Al permitir esta exploración emocional, el terapeuta humanista facilita un proceso de duelo en el que el doliente puede integrar su pérdida y avanzar hacia una vida significativa, donde el recuerdo de la persona fallecida se mantiene presente, pero sin limitar su capacidad de vivir plenamente.

- Escucha Profunda y Reflejo Empático: En el duelo, la capacidad del terapeuta para escuchar activamente y reflejar empáticamente lo que el doliente está expresando (y sintiendo) es fundamental. Este reflejo permite que el doliente se sienta validado, y es particularmente útil en casos de duelo complejo o ambivalente, donde las emociones pueden ser especialmente confusas o difíciles de expresar.

Escucha Profunda y Reflejo Empático

La escucha profunda es un acto de auténtica presencia, una forma de acompañamiento donde el terapeuta se sumerge en la experiencia del doliente, sintiendo y comprendiendo sin apuro ni expectativas. En la

tanatología humanista, la escucha va mucho más allá de simplemente oír las palabras; implica un esfuerzo por captar los matices emocionales, los silencios, las pausas y los gestos que cuentan una historia de dolor, amor y pérdida. A través de esta conexión, el doliente percibe que su experiencia está siendo escuchada en su totalidad, creando un espacio seguro donde puede expresar sin temor lo que siente.

El reflejo empático es una herramienta clave dentro de esta escucha profunda. No es solo repetir lo que el doliente ha dicho, sino devolver sus emociones y pensamientos de una manera que muestre comprensión, que valide lo que siente y que le permita sentirse realmente acompañado en su dolor. Por ejemplo, ante una expresión de tristeza o culpa, el terapeuta puede decir algo como: “Parece que sientes que no hiciste lo suficiente, y eso te pesa mucho…” Este tipo de respuesta no busca consolar o tranquilizar, sino hacer que el doliente sienta que alguien realmente entiende el peso de sus emociones.

Crear un Espacio de Seguridad y Validación

Escuchar profundamente y reflejar con empatía son gestos de validación que permiten al doliente abrirse, explorar y, en muchos casos, descubrir nuevas facetas de su duelo. A través de la escucha profunda, el terapeuta se convierte en un testigo presente, que recibe y sostiene el dolor sin juzgarlo, que refleja y devuelve cada sentimiento sin prisas ni agendas ocultas. La relación que surge en este proceso no solo ayuda al doliente a sentirse acompañado, sino también a experimentar una autenticidad y una aceptación que a menudo no encuentra en otros espacios de su vida.

Cultivar la Confianza y el Respeto en el Proceso

La escucha profunda requiere de una entrega del terapeuta, de una disposición a dejar a un lado sus propias ideas y suposiciones, y a estar, realmente estar, con el doliente en su experiencia única. Este compromiso no es algo que se logre con facilidad, pero al cultivar esta actitud, el terapeuta permite que el doliente sienta una confianza

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genuina y un respeto profundo por su proceso de duelo, dándole la libertad de ser y sentir todo lo que necesita expresar.

En última instancia, la escucha profunda y el reflejo empático son actos de amor y de humanidad. Más allá de las técnicas, lo que realmente importa es la intención con la que el terapeuta se encuentra con el doliente: un deseo sincero de comprender y acompañar. Es esta disposición auténtica lo que convierte la escucha en un regalo y el reflejo empático en un puente hacia el otro, permitiendo que el proceso de duelo sea vivido con dignidad, comprensión y, eventualmente, sanación.

Cultivemos las “6 C”: - Calidez

- Cariño

- Calidad

- Coraje

- Compasión

- Conexión

Es mejor … que …

Escuchar imponer

Preguntar emociones evitarlas

Animar a reflexionar hacer que se justifique

Ofrecer opciones intentar hacer ver

Responder (pensar) reaccionar (no pensar)

Animar a probar opciones intentar “solucionar”

Acepta intentar convencer

Dialogar insistir

Averiguar si quiere información darle información que tiene

Empatizar rescatar

Intentar entenderle tomárselo como algo personal

Poner límites regañar o enfadarse

Herramientas para una Comunicación Abierta

1. Escuchar

2. Empatizar

3. Reflejar

4. Cuidar Comunicación No Verbal

5. Preguntas abiertas

6. Describir

7. Personalizar (“En mi opinión…, A mí me parece…, Yo lo que hago…”)

8. Facilitar expresión de la emoción

9. Esperar (dar tiempo)

10. Sugerir

11. Reforzar

12. Evitar mentir

13. Prevenir

14. Graduar información negativa

15. Acompañar malas noticias de recursos

16. Dar esperanza

17. No saturar al otro si hay mucha emotividad (no agobiarle)

18. Especificar y priorizar (nuestros objetivos, plan de acción…)

19. Expresar nuestros sentimientos si es pertinente (de forma adecuada y asertiva)

20.- Dejarnos guiar por la persona en duelo y confiar en el proceso ( confianza en la sabiduría organísmica)

3. APLICACIÓN EN EL DUELO

La aplicación de la empatía terapéutica en el proceso de duelo permite al terapeuta ofrecer un acompañamiento sensible y respetuoso, ayudando al doliente a explorar y expresar sus emociones sin miedo a ser juzgado o incomprendido. En la tanatología humanista, esta empatía no se limita a una habilidad profesional; se convierte en una forma de estar presente de manera auténtica, en un acto de conexión profunda que facilita la sanación y el crecimiento personal en medio de la pérdida.

Facilitar la Expresión de Emociones Complejas

El duelo puede traer consigo una mezcla de emociones intensas y a veces contradictorias, como tristeza, culpa, ira, alivio e incluso amor profundo. La empatía terapéutica permite al doliente expresar estas emociones en un entorno seguro, donde todas ellas son válidas. El terapeuta acompaña sin intentar cambiar, aliviar o reinterpretar la experiencia del doliente, sino escuchando y reflejando de tal manera que el doliente se sienta verdaderamente visto y escuchado. Esta disposición empática facilita que la persona en duelo dé espacio a sus emociones y comience a comprenderlas, integrándolas en su proceso de sanación.

Promover la Aceptación y la Validación

La empatía en el duelo ofrece al doliente una validación genuina, especialmente importante en duelos que el entorno social podría no comprender o que podrían ser minimizados, como en el caso del duelo perinatal, el duelo por una mascota o el duelo por la pérdida de una relación. En estos casos, el acompañamiento empático permite al doliente recibir la validación que necesita, honrando la relación perdida y reconociendo su dolor como legítimo. El terapeuta, a través de la empatía, confirma que no existe una “forma correcta” de sentir la pérdida, y que todas las emociones que surgen son parte de un proceso natural y necesario.

En algunos casos, el doliente puede enfrentar emociones ambivalentes o complicadas, como sentir alivio y culpa al mismo tiempo o experimentar enojo hacia la persona fallecida. La empatía terapéutica permite al doliente explorar estas emociones en un entorno de aceptación incondicional. En lugar de reprimir o evitar estas emociones difíciles, el terapeuta ayuda a que el doliente las integre, entendiendo que forman parte de su relación única con la persona o situación perdida.

Integración de la Pérdida y Reconfiguración del Significado

Una de las contribuciones más significativas de la empatía terapéutica en el duelo es su capacidad para facilitar la integración de la pérdida en la vida del doliente. La empatía no solo permite expresar el dolor, sino también crear un nuevo significado en torno a la pérdida. A través de la empatía, el doliente puede recordar y honrar a la persona fallecida sin sentir que debe “superar” o “olvidar” el vínculo, integrando el recuerdo y la experiencia en su vida de una forma que le permita seguir adelante sin abandonar los recuerdos.

Ejemplos Prácticos de Empatía en el Duelo

En la práctica, la aplicación de la empatía en el duelo puede tomar diversas formas:

- Escucha sin interrupciones: Permitir que el doliente hable libremente, sin sentirse apurado o interrumpido.

- Uso de preguntas reflexivas: Estas preguntas invitan al doliente a explorar y expresar su experiencia emocional, permitiéndole encontrar sus propias respuestas.

- Reflejo de emociones sin juicio: El terapeuta devuelve las emociones expresadas por el doliente con sensibilidad, sin añadir interpretación o expectativa.

La empatía aplicada en el duelo se convierte así en un espacio de respeto y autenticidad donde el doliente puede encontrar un camino propio y único hacia la sanación. Es un proceso donde la empatía no es solo una técnica, sino un puente hacia el alivio y la reconstrucción personal, permitiendo que el duelo se viva y se transforme en una experiencia que, aunque dolorosa, puede llevar a un sentido profundo de conexión y paz interior.

4. Modelos y Técnicas de Empatía Aplicada en Tanatología Humanista

En la tanatología humanista, la empatía no es solo una actitud o una disposición, sino que también se apoya en modelos y técnicas específicas que permiten al terapeuta acompañar de forma profunda y significativa a la persona en duelo. Estos enfoques ayudan a construir una relación de confianza y seguridad, donde el doliente puede abrirse y explorar sus emociones en un ambiente de aceptación incondicional.

Modelo de Empatía de Carl Rogers

El modelo de Carl Rogers es una referencia central en la tanatología humanista, y su enfoque de la empatía es esencial en el acompañamiento de personas en duelo. Según Rogers (1957), la empatía es la capacidad de comprender los sentimientos del otro como si fueran propios, sin perder nunca la perspectiva de que esos sentimientos son del doliente. Este “como si” permite que el terapeuta se acerque al dolor de la persona sin verse abrumado por él, manteniendo una conexión profunda y, a la vez, respetuosa de los límites del doliente.

Rogers desarrolló cuatro condiciones necesarias para una relación terapéutica:

1.- aceptación incondicional.

2.- Congruencia

3.- Autenticidad

4.- Empatía

En la práctica tanatológica, esto implica que el terapeuta no solo escucha las palabras del doliente, sino que también valida sus

emociones y le ofrece un espacio donde puede ser auténtico, sin temor a ser juzgado. Esta base permite que el proceso de duelo se viva de manera genuina, permitiendo que el doliente encuentre su propio camino hacia la sanación.

Técnicas de Acompañamiento Empático en el Duelo

Además de los principios de Rogers, existen diversas técnicas empáticas que se utilizan en la tanatología humanista para acompañar el proceso de duelo. Algunas de estas técnicas incluyen:

- Escucha Activa y Reflejo Empático: La escucha activa es fundamental en el acompañamiento empático. El terapeuta no solo presta atención a las palabras, sino también a los silencios, al tono de voz y a las expresiones no verbales. A través del reflejo empático, el terapeuta devuelve al doliente sus propias emociones, reformulando lo que ha compartido para ayudarle a sentir que está siendo comprendido profundamente. Este reflejo permite que el doliente se sienta validado y comprendido, lo cual es especialmente importante en el duelo, donde las emociones pueden ser complejas y difíciles de expresar.

- Paráfrasis y Reformulación: La paráfrasis es una técnica donde el terapeuta repite lo que el doliente ha dicho, pero con sus propias palabras, lo cual ayuda a clarificar y profundizar en los sentimientos. Esto permite que el doliente vea sus emociones desde una perspectiva diferente y ayuda a validar su experiencia, mostrando que el terapeuta está en sintonía con su proceso emocional.

- Normalización de las Emociones: Muchas personas en duelo pueden experimentar emociones como culpa, ira o incluso alivio, lo cual les hace sentir que algo “no está bien” en ellas. La técnica de normalización ayuda al doliente a comprender que sus reacciones son naturales y comprensibles en el contexto de su pérdida. Al comunicar que sus sentimientos son normales, el terapeuta facilita la aceptación del dolor y reduce la presión de “debería” sentir de otra manera.

TANATOGUIAS

Técnicas de Reflejo y Resonancia Emocional

La resonancia emocional es una técnica avanzada en la cual el terapeuta no solo refleja las palabras del doliente, sino que se sintoniza con la emoción que las impulsa, ofreciendo respuestas que van más allá de lo verbal. La resonancia implica sentir junto al doliente, mostrando una comprensión profunda de su experiencia, lo cual ayuda a construir una conexión más significativa. Este tipo de acompañamiento permite que el doliente se sienta acompañado de una manera profunda y cercana, lo cual es especialmente útil en duelos donde el dolor puede sentirse abrumador.

La Técnica del Silencio Empático

El silencio es una herramienta poderosa en la empatía aplicada al duelo. En lugar de llenar cada momento con palabras, el terapeuta puede usar el silencio para dar al doliente espacio para procesar sus emociones, mostrándole que no necesita apresurarse ni sentirse obligado a hablar si no lo desea. Este silencio no es vacío; es una presencia atenta que comunica respeto y contención. El silencio empático permite que el doliente sienta que está siendo sostenido, aun en los momentos más difíciles de su proceso de duelo.

Ejemplos de Aplicación Práctica en el Duelo

- Escucha activa en el duelo anticipado: En situaciones donde el doliente anticipa una pérdida (como una enfermedad terminal), la escucha activa y la resonancia emocional permiten que la persona exprese su temor, su tristeza y su necesidad de prepararse para lo inevitable.

- Reflejo empático en duelo ambiguo: En duelos donde la persona siente que su pérdida es “incompleta” o ambivalente (por ejemplo, una relación rota o la ausencia de alguien que sigue vivo), el reflejo empático

ayuda a validar emociones contradictorias y a comprender la complejidad del vínculo.

- Silencio empático en duelo perinatal: En situaciones de duelo perinatal, el silencio empático permite a los padres procesar su pérdida sin sentir la presión de expresarse verbalmente de inmediato, creando un espacio donde el dolor puede ser vivido a su propio ritmo.

Estos modelos y técnicas de empatía aplicada en la tanatología humanista son fundamentales para acompañar a los dolientes en un proceso de sanación genuino y profundo, donde cada emoción y cada silencio tienen un lugar, permitiendo que el duelo se viva con dignidad y respeto. La empatía en la tanatología se convierte así en un acto de amor y humanidad que sostiene y dignifica el proceso de pérdida, ayudando al doliente a encontrar un camino propio y único hacia la paz y la integración de su dolor.

-Técnicas de Acompañamiento Basadas en la Empatía: En la práctica tanatológica, técnicas como la validación empática (reconocer y aceptar emociones) y la paráfrasis reflexiva (reflejar los sentimientos del doliente) son fundamentales para facilitar una

Las técnicas de acompañamiento basadas en la empatía son herramientas esenciales que permiten al terapeuta ofrecer un espacio de contención y apoyo auténtico, en el que el doliente puede experimentar su dolor de forma plena y sin juicio. Estas técnicas buscan construir una relación de confianza y seguridad, donde el doliente se sienta comprendido y acompañado en cada etapa de su proceso de duelo. Son prácticas que promueven una conexión humana profunda y respetuosa, clave para que el duelo sea vivido de forma genuina.

Escucha Activa

La escucha activa es la base de cualquier intervención empática en tanatología. Va más allá de simplemente oír al doliente; se trata de mostrar atención plena y compromiso en cada palabra, tono y gesto. La escucha activa implica estar presente sin distracciones, reflejando al

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doliente que sus emociones son importantes y que se le está comprendiendo sin juicio. Este nivel de atención permite que el doliente se sienta validado y respetado en sus sentimientos, lo que facilita su apertura y autoexploración.

Reflejo Empático

El reflejo empático consiste en devolver al doliente sus propias emociones de manera que se sienta visto y comprendido. No se trata de una simple repetición de palabras, sino de capturar la esencia emocional de lo que el doliente está expresando y devolvérsela de forma sensible. Por ejemplo, si el doliente expresa tristeza y culpa, el terapeuta puede reflejar: “Siento que esta tristeza viene acompañada de un peso de culpa, como si sintieras que podrías haber hecho algo más”. Esta respuesta le muestra al doliente que sus emociones están siendo reconocidas y que no está solo en su experiencia.

Validación de las Emociones

Validar las emociones del doliente significa reconocer y aceptar sus sentimientos tal como son, sin tratar de minimizarlos o racionalizarlos. En el contexto del duelo, es común que surjan emociones intensas y, a veces, contradictorias, como la tristeza, la ira o incluso el alivio. La validación empática permite al doliente sentirse comprendido y reafirma que todas sus emociones son naturales y comprensibles dentro de su proceso de duelo. Esta técnica es fundamental para ayudar al doliente a liberarse de la autocensura y a expresar su dolor con libertad.

Paráfrasis Reflexiva

La paráfrasis reflexiva es una técnica en la que el terapeuta reformula lo que el doliente ha dicho, utilizando palabras diferentes que capturen la esencia de sus emociones. Este enfoque ayuda a clarificar los pensamientos y sentimientos del doliente y le permite ver su experiencia desde otra perspectiva. Por ejemplo, si el doliente dice: “No puedo imaginar cómo seguir adelante sin ella”, el terapeuta podría

responder: “Sientes que esta pérdida ha dejado un vacío tan grande que la idea de continuar te parece imposible”. Esta técnica muestra al doliente que el terapeuta realmente comprende la profundidad de su dolor y le ayuda a organizar sus emociones.

Silencio Empático

El silencio empático es una técnica poderosa que permite al doliente procesar sus pensamientos y emociones sin la presión de llenar cada momento con palabras. Este tipo de silencio es una forma de presencia respetuosa y paciente, que demuestra al doliente que el terapeuta está ahí para sostener el espacio, sin prisas ni expectativas. El silencio empático es especialmente útil en momentos de emoción intensa, permitiendo que el doliente explore su dolor sin interrupciones y a su propio ritmo.

Normalización de la Experiencia

La normalización consiste en comunicar al doliente que sus emociones y reacciones son respuestas naturales y comprensibles ante la pérdida. En el proceso de duelo, el doliente puede experimentar emociones o pensamientos que le hagan sentir que algo está “mal” con él, como la culpa o la tristeza profunda. Al normalizar estas emociones, el terapeuta ayuda al doliente a comprender que no está solo en su experiencia y que lo que siente es parte de un proceso humano universal. Esta técnica alivia la carga emocional y permite al doliente abrazar su dolor con mayor aceptación y comprensión.

Uso de Metáforas

El uso de metáforas y lenguaje simbólico es una técnica que facilita la expresión de emociones complejas o difíciles de verbalizar. A veces, el dolor y la pérdida son tan profundos que las palabras cotidianas no alcanzan para describirlos. Utilizar metáforas permite al doliente expresar y procesar su experiencia de una manera que le resulte más

TANATOGUIAS

accesible. Por ejemplo, describir el duelo como “una marea que sube y baja” puede ayudar al doliente a visualizar su proceso como algo natural y cíclico, que se experimenta en oleadas, sin un ritmo definido.

Construcción de un Espacio Seguro y de Contención

Estas técnicas no solo apoyan el proceso de duelo, sino que también ayudan a crear un espacio seguro y contenedor donde el doliente puede vivir su dolor de manera auténtica. La empatía en la tanatología humanista es mucho más que una técnica; es un compromiso genuino con el bienestar y la sanación del doliente, un acto de respeto y humanidad. A través de la escucha activa, el reflejo empático, la validación, el silencio y la normalización, el terapeuta no solo acompaña al doliente en su dolor, sino que le ofrece una guía hacia la integración y la paz, permitiendo que el duelo sea vivido y honrado en su totalidad.

La empatía terapéutica es una herramienta poderosa en la tanatología humanista, esencial para acompañar a las personas en su proceso de duelo. No se trata solo de comprender las emociones desde una perspectiva cognitiva, sino de sentir y validar el dolor desde una cercanía emocional sincera. Este enfoque permite que el doliente explore sus emociones intensas y, a menudo, contradictorias como el dolor, la ira, la culpa y la tristeza, en un ambiente seguro.

1. Empatía en el Acompañamiento Tanatológico

La empatía permite crear un espacio de contención y respeto, donde el doliente puede explorar su dolor sin miedo a ser juzgado. En este contexto, el terapeuta se convierte en un compañero de camino, dispuesto a estar con el doliente en su experiencia, sin intentar cambiarla ni minimizarla. La validación de las emociones es clave, permitiendo al doliente experimentar sus sentimientos sin presión para modificarlos.

2. Técnicas de Empatía Aplicada

 Escucha Activa y Reflejo Empático: Mediante la escucha activa, el terapeuta presta atención plena a las palabras y emociones del doliente, reflejando sus sentimientos para demostrar comprensión. El reflejo empático ayuda al doliente a sentirse visto y comprendido, especialmente en duelos complejos o ambivalentes.

 Silencio Empático: El silencio también puede ser una herramienta poderosa, permitiendo al doliente procesar sus emociones sin prisa. Este silencio es una forma de presencia atenta, que comunica respeto y contención.

3. Facilitando la Integración del Duelo

La empatía terapéutica no solo ayuda al doliente a expresar su dolor, sino que también facilita la integración de la pérdida en su vida. A través de este acompañamiento empático, el doliente puede encontrar significado en su experiencia y comenzar a redefinir su identidad en un mundo donde la persona fallecida ya no está físicamente presente.

En resumen, la empatía en la tanatología humanista es un acto de humanidad que dignifica el proceso de duelo, ofreciendo al doliente el espacio que necesita para encontrar su propio sentido y camino de sanación. En resumen , la empatía terapéutica permite que el doliente explore su proceso de una forma profunda y significativa, donde sus emociones y experiencias son reconocidas, validadas y

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comprendidas sin juicio. Este acompañamiento se convierte en un recurso esencial dentro del enfoque humanista para ayudar a las personas en duelo a encontrar sentido y aceptación en su pérdida.

5. Investigaciones y Fuentes Relevantes

- Rogers, C. R. (1957). Empathic: An Unappreciated Way of Being.. Su obra proporciona una base para comprender la empatía como una actitud fundamental en la relación terapéutica y especialmente valiosa en tanatología.

- Neimeyer, R. A. (2001) *Meaning Reconstruction & the Experience of Loss. Explora la empatía como herramienta para reconstruir el sentido tras una pérdida, proporcionando enfoques humanistas para acompañar en el duelo.

- Parkes, C. M., & Prigerson, H. (2010). Bereavement: Studies of Grief in Adult Life. Este libro examina el proceso de duelo y el papel que juega la empatía terapéutica en facilitar una experiencia saludable de duelo.

Aquí tienes algunas fuentes adicionales que pueden enriquecer cada apartado del libro:

1. Actitud Empática:

- Rogers, C. R. (1957). The necessary and sufficient conditions of therapeutic personality change.* Journal of Consulting Psychology, 21(2), 95-103. Este artículo clásico establece la actitud empática como fundamental en la relación terapéutica.

- Moustakas, C. (1994). Phenomenological research methods. Thousand Oaks, CA: Sage. Moustakas aborda la empatía como una disposición a estar completamente presente y abierto en la relación con el otro.

2. Empatía:

- Batson, C. D. (2011). Altruism in Humans. New York: Oxford University Press. Batson estudia la empatía en el contexto de la motivación altruista, lo cual ofrece una perspectiva complementaria sobre cómo la empatía activa la compasión y la ayuda.

- Decety, J., & Cowell, J. M. (2014). The complex relation between morality and empathy.* Trends in Cognitive Sciences, 18(7), 337-339. Este artículo explora cómo la empatía cognitiva y afectiva influyen en la toma de decisiones morales, lo que puede ayudar a matizar las diferencias en niveles y tipos de empatía.

3. Comprensión Empática:

- Barrett-Lennard, G. T. (1981). The empathy cycle: Refinement of a nuclear concept. Journal of Counseling Psychology, 28(2), 91-100. Barrett-Lennard describe el ciclo de empatía, diferenciando entre percepción empática, comunicación empática y comprensión empática.

- Neumann, M., et al. (2009). *Empathy decline and its reasons: A systematic review of studies with medical students and residents. Academic Medicine, 84(9), 1171-1186. Este estudio analiza la comprensión empática en contextos clínicos, proporcionando una perspectiva interesante sobre los desafíos en la práctica profesional.

4. Análisis Comparativo

- Davis, M. H. (1994). Empathy: A social psychological approach. Boulder, CO: Westview Press. Davis diferencia entre empatía afectiva y cognitiva, lo cual puede ser útil para discutir si la actitud empática y la comprensión empática son componentes distintos de un mismo proceso.

- Hoffman, M. L. (2000). Empathy and moral development: Implications for caring and justice. Cambridge: Cambridge University Press. Hoffman ofrece una visión de cómo la empatía se desarrolla y se manifiesta en el comportamiento, útil para argumentar la interrelación entre los conceptos en cuestión.

5. Perspectiva Humanista:

- Rogers, C. R. (1980). A Way of Being. Boston: Houghton Mifflin. Este libro abarca la empatía como una experiencia de presencia genuina y comprensión profunda en el acompañamiento humanista.

- Bohart, A. C., & Greenberg, L. S. (1997). Empathy Reconsidered: New Directions in Psychotherapy. Washington, DC: American Psychological Association. Este libro ofrece un análisis crítico de la empatía y su aplicación terapéutica, con diversas contribuciones sobre la diferencia entre sentir y comprender empáticamente.

MCES LEONCIO CARBALO DIAZ MUÑOZ PTH ETHE LOGT-

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