A 45 años de su existencia, la Convención del Patrimonio Mundial ha inscrito 1073 bienes en la Lista del Patrimonio de la Humanidad. Para ello, estableció desde un inicio los criterios de valor universal, tanto culturales como naturales, que debe satisfacer cualquier bien o sitio nominado a dicho listado. En 1977 su Comité rector decidió que, además de cumplir con uno o varios de los seis criterios destinados a los bienes culturales, se tendría que cumplir con uno más: la prueba de autenticidad en cuanto al diseño, material, confección, hechura o medio ambiente del sitio nominado. A partir de entonces numerosos Estados Parte han tenido problema para aplicar este criterio por dos razones, una es la vaguedad del concepto de autenticidad, y otra, la más importante, las diferentes interpretaciones culturales de dicho concepto.