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Por qué Estados Unidos se ha vuelto cada vez más hostil hacia las criptomonedas

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Hay estimaciones que indican que 1 de cada 6 estadounidenses ha invertido en criptomonedas.

Bitcoin, que representa la mayor parte del valor en un sector en el que han circulado miles de monedas, es visto por los funcionarios estadounidenses como una mercancía, como el oro.

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Eso significa que no se ha visto afectado en gran medida por el debate regulatorio actual, que depende de la cuestión legal de qué constituye un “valor”, una inversión como una acción o un bono supervisado por la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. (lSEC, por sus siglas en inglés).

En cambio, los esfuerzos se han centrado en las empresas que emiten tokens o monedas para recaudar dinero, y cada vez más en los

Breves Noticias

Investigación

BBC: intercambios en los que se compran y venden dichos activos digitales, que a menudo retienen los fondos de los clientes, ejecutan transacciones y participan en otras actividades que están separadas de las finanzas tradicionales.

Esta represión culminó este mes con acciones legales contra dos de las plataformas más grandes: Coinbase y Binance.

Gary Gensler, presidente de la SEC, defendió las medidas, comparando el estado de cosas en la industria con la década de 1920, antes de que EE.UU. estableciera muchas de las reglas que hoy están discusión: “Charlatanes.

Artificial.

Algunos pedófilos utilizan la tecnología de Inteligencia Artificial (IA) para crear y vender material que simula situaciones reales de abuso sexual infantil, cuenta una investigadora a la BBC.“Charlatanes Logran el acceso a las imágenes pagando subscripciones a cuentas en sitios populares de intercambio de contenido como la plataforma Patreon. La empresa declaró que tiene una política de “cero tolerancia” contra este tipo de imágenes en su sitio..

El mundo todavía necesita “desesperadamente” petróleo y gas, dice director ejecutivo de Shell

Crisis climática

Claire Fyson, codirectora de política climática en Climate Analytics, un instituto internacional de ciencia y política, aseguró a la BBC que “la idea de que es una elección entre nuestra adicción a los combustibles fósiles o trabajar a la luz de las velas es una gran tergiversación de la realidad, cuando sabemos que las energías renovables son más limpias, más baratas y mejores para la salud pública”.

Reino Unido se ha comprometido a gastar US$14.800 millones en financiación climática internacional, pero según una circular vista por la BBC, este objetivo se ha convertido en un desafío debido a sacudidas económicas como las de la pandemia de Covid.

Para el jefe de la Agencia Internacional de la Energía, Fatih Birol, “si los gobiernos se toman en serio la crisis climática, no debería haber nuevas inversiones en petróleo, gas y carbón a partir de ahora”.

Reducir la producción de petróleo y gas sería "peligroso e irresponsable", aseguró a la BBC el director ejecutivo del gigante energético Shell.

Wael Sawan insistió en que el mundo todavía "necesita desesperadamente petróleo y gas", ya que la transición hacia las energías renovables no está siendo lo suficientemente rápida como para reemplazarlos.

Advirtió también de que el aumento de la demanda de China y un invierno frío en Europa podrían hacer que los precios de la energía y las facturas vuelvan a subir.

Las declaraciones de Sawan han enfurecido a los científicos del cli- ma, que están en contra de los planes de Shell para continuar con la producción de petróleo actual hasta 2030.

La profesora Emily Shuckburgh, científica climática de la Universidad de Cambridge, afirmó que empresas como Shell deberían centrarse en acelerar la transición ecológica "en lugar de tratar de sugerir que es mejor para los más vulnerables de la sociedad que se prolongue el uso de petróleo y gas".

Shell tiene su sede central en Reino Unido, al que une una larga historia. Pero, según Sawan, la falta de claridad y estabilidad en la política energética y en la de impuestos hacen que Reino Unido corra el riesgo de ser menos atractivo para los inversores en comparación con otros países.

El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, dijo recientemente que invertir en nueva producción de petróleo y gas era una “locura económica y moral”.

“Respetuosamente, no estoy de acuerdo”, res- pondió Sawan a la BBC. Y agregó: “Lo que sería peligroso e irresponsable es cortar la producción de petróleo y gas para que el costo de vida, como vimos el año pasado, comience a dispararse de nuevo”.

El mundo está inmerso en una contrarreloj para deshacerse de los combustibles fósiles en favor de alternativas más ecológicas, ya que los líderes mundiales se han comprometido a evitar que el mundo se caliente más de 1,5 °C este siglo.

Sin embargo, hay otras monedas digitales, prácticamente desconocidas, que avanzan silenciosamente en los pasillos de las altas esferas de las finanzas con las que se quiere reemplazar a los billetes de papel y al dinero metálico.

Son las monedas digitales emitidas por los bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés).

Se trata de la versión digital de las monedas tradicionales que las personas utilizan todos los días, como el dólar, el euro o el yuan.

A finales de junio, la Comisión Europea presentó una propuesta para poner en marcha el euro digital.

Bajo ese esquema, la tradicional moneda de un euro tendría un valor exactamente igual al de un euro digital.

Esta nueva divisa sería emitida por el Banco Central Europeo (BCE), con un estatus que la hace tan oficial como su equivalente físico.

En ese sentido, estas divisas digitales -que ya han sido implementadas en varios países- son la antítesis de las criptomonedas.

¿Por qué? porque las criptomonedas no son emitidas por ningún banco central y su valor cambia constantemente.

En el mercado de las criptomonedas participan inversionistas que están dispuestos a correr riesgos, ya que los precios pueden dispararse un día y caer estrepitosamente al otro.

Básicamente, nadie regula su valor y se mueven libremente a través de una tecnología que se llama cadena de bloques (o blockchain), mientras que las monedas digitales “públicas” u “oficiales”, funcionan igual que el dinero tradicional, solo que en un formato electrónico.

“Con el euro digital, los ciudadanos podrán pagar en dinero público”, dijo Valdis

Cuáles son sus potenciales ventajas

Los promotores de las monedas digitales dicen que ayudarán a la inclusión financiera de quienes están fuera de la banca comercial y promoverán la innovación tecnoló- gica, la eficiencia en las transacciones y el desarrollo económico.

En teoría, el cambio contribuiría a una reducción de costos porque el sistema no depende de la banca comercial, ya que el medio de pago depende directamente de la banca central.

De hecho, en el caso del euro digital, se supone que el Banco Central Europeo no tendría ningún interés comercial en almacenar, gestionar o mone- tizar los datos de los usuarios. Quienes apoyan el proyecto presentado por la Comisión Europea, sostienen que un euro digital permitiría pagar con “una forma de dinero público ampliamente

Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea.

“Tener un monedero digital en euros recargado en el teléfono -u otro dispositivoserá lo mismo que tener monedas y billetes en el bolsillo”, agregó.

La ley definitiva debe ser respaldada por los 27 Estados miembros de la Unión Europea. Si eso aceptada, barata y segura”.

Además, se estima que el uso de divisas digitales podría disuadir ciertas actividades criminales financieras, en la medida que sería más fácil determinar quién ocurre, se espera que el BCE dé luz verde a un euro digital en los próximos meses para que pueda lanzarse en 2027. es el remitente y el receptor de las transferencias.

A continuación te contamos cuatro claves para entender cómo funcionan las monedas digitales y qué ventajas y desventajas tienen.

Las monedas digitales emitidas por los bancos centrales de cada país son la versión electrónica del dinero tradicional.

Así, en vez de imprimir billetes de papel o monedas metálicas, el banco central de un país emite su propio dinero en formato electrónico.

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