DISCERNIR | MAYO/JUNIO 2020

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Maravillas de la

creación

de

DIOS

DIOS

El gran búho cornudo

Cuando Dios diseñó los búhos, utilizó algunos diseños muy ingeniosos para asegurarse de que no murieran todos con sólo girar la cabeza. Los seres humanos podemos girar la cabeza a la izquierda o a la derecha unos 85 grados. Los búhos pueden girar sus cabezas 270 grados, tres cuartos de un círculo completo. Necesitan el doble de los huesos del cuello que nosotros tenemos para hacer eso. ¿Pero cómo pueden girar tanto sin detener el flujo de sangre y ocasionar un derrame cerebral? Dios previó esto y les dio a los búhos vasos sanguíneos especiales que acumulan la sangre para sus cerebros y ojos, haciendo canales de aire para esos vasos sanguíneos y proveyendo otras rutas para que la sangre circule. Hablando de ojos, los ojos de los búhos no se pueden mover como los nuestros. Son grandes e ideales para la visión nocturna, pero son tubulares y fijos en su lugar. Esto les da a los búhos una fantástica visión binocular para detectar presas distantes. La forma de su cabeza, el diseño de sus plumas y la posición asimétrica de sus oídos se combinan para canalizar el sonido hacia sus oídos —es como si pusiéramos nuestras manos detrás de nuestros oídos. Esto ayuda a los búhos a identificar el origen exacto de los ruidos a su alrededor, incluso en la oscuridad. Todo esto en conjunto hace de los búhos unos hábiles cazadores nocturnos —y unas maravillas increíbles de la creación de Dios. Foto: el gran búho cornudo (Bubo virginianus) Foto por James Capo Texto por James Capo y Jeremy Lallier

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