Acerca de Chía

Conocida como la «Ciudad de la Luna», en referencia a la etimología de su nombre que proviene de la lengua chibcha, Chía está situada en la provincia de Sabana Centro, a 10 km al norte de Bogotá, de la cual hace parte de su región Metropolitana.
Es una población muy cercana a la capital colombiana para conocer la simbología muisca y sus creencias; un lugar para tener un encuentro con la historia, la cultura y la naturaleza; un maravilloso destino gastronómico para vivir, disfrutar y saborear.
Lleva el nombre de Caro y Cuervo en honor a los grandes humanistas y filólogos colombianos, Miguel Antonio Caro (presidente de Colombia) y Rufino José Cuervo Urisarri. Fue creado durante el periodo en que el historiador y diplomático, Germán Arciniégas, ocupó el cargo de Ministro de Educación de Alfonso López Pumarejo, presidente de Colombia (1942-1945), con el objetivo de «continuar el Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana y cultivar y difundir los estudios filológicos».
En la actualidad esta entidad trabaja igualmente en divulgar la cultura del libro y la lectura. Realiza periódicamente ediciones críticas a la obra de autores colombianos, y mantiene una política editorial referida a la construcción y divulgación del patrimonio bibliográfico general.
La gran protagonista de esta sede es la naturaleza, por lo que se está desarrollando un proyecto de restauración del ecosistema, con el apoyo del Instituto Humboldt, que se inició con el jardín central Matilde Osorio de Marroquín, parte del paisajismo del lugar y la zona del humedal.
El conjunto del Instituto, con un total de 23 hectáreas y una arquitectura de tipo franquista, fue declarado Patrimonio Cultural Inmueble, según decreto 505 del 13 de Febrero de 1986, con todas sus instalaciones y dependencias. Es el único Bien de Interés Cultural que ha formulado Planes Especiales de Manejo y Protección (PEMPS).
También forman parte de sus tesoros, antiguas imágenes religiosas que pueden ser identificadas y autenticadas por tener brazos móviles, ojos de vidrio y cuerpo de madera entre las cuales las más antiguas son las de San Isidro Labrador, Santa Lucía, patrona de la iglesia, y María Auxiliadora.
Cada 13 de diciembre se celebra el día de Santa Lucía, martir cristiana. Se le atribuyen milagros por su poder de sanar enfermedades de la vista. Es representada con una estatua que sostiene una bandeja con dos ojos porque, como causa de la tortura, perdió los ojos.
La iglesia es un sitio icónico que merece ser custodiado y protegido para salvaguardar su memoria porque aporta al fortalecimiento de la identidad de la población raizal.
La iglesia conserva reliquias, pasos procesionales custodiados por cofradías y alférez, encargados de su mantenimiento para así tenerlos listos para la procesión de la Semana Santa. Otra de sus reliquias es el altar mayor, verdadera joya tallada en piedra, de 4 m de largo por 1.2 de alto y 1 m de ancho, traída de la vereda de Tiquiza, y finalmente terminado de tallar en 1954, con la incorporación de un símbolo de alfa y uno de omega, o sea, en referencia al comienzo y fin del trabajo.
Adicionalmente, entre las piezas que forman parte de los invaluables tesoros de la iglesia, se encuentra un reloj mecánico elaborado con piezas, cadenas y engranajes metálicos por el relojero suizo Gaspar Bodmer en 1895.
Bochica es el creador espiritual del pueblo muisca. Según la mitología, él se compadeció del castigo decretado a los hombres por Chibchacun, de inundar la sabana, y, con su cetro, rompió el cerco montañoso, comenzando así un precipitado descender de las aguas, que dio origen al salto del Tequendama.
El agua fue el elemento principal y el origen de la vida de los Muiscas. Su cultura, sus leyendas y su mitología se desarrollaron en torno a este preciado líquido. Fue precisamente de la laguna de Iguaque de donde emergieron los progenitores del pueblo Muisca: Bachue y su hijo Sugunsua.
Cuenta la mitología que en el principio de los tiempos, la tierra estaba en silencio y sin vida. Chiminigagua hizo que de la laguna de Iguaque, saliera una bella mujer, a quien llamó Bachué, quien venía con su hijo, un niño no mayor de tres años que se llamaba Sugunsua. Cuando Sugunsua creció y fue hombre engendró en Bachué, a los hombres de la tierra. Luego de cumplir su tarea los dos volvieron a las aguas y al tocar la laguna sagrada, se convirtieron en dos serpientes entrelazadas.
El Centro Histórico está enmarcado por ocho portales, ocho obras de arte, ocho entradas que nos permiten llegar a la Alcaldía Municipal, a la iglesia santa Lucía y al Monumento a la Raza Chibcha. Estas obras nos acercan al pasado, a la cultura, al legado y al corazón de una población conocida como la Ciudad de la Luna.
Las puertas son arcos hechos en piedra que rodean la plaza principal y sirven de marco a pequeñas y hermosas obras de arte en vitral, que hacen alegoría a la fe católica, a los astros y a la cosmogonía muisca. Te invitamos a recorrerlas y conocer su significado.
Elaborado en honor a Santa Lucía, considerada por la fe católica como símbolo de lucidez y fortaleza espiritual, también se la conoce como abogada de los ciegos, de los artesanos, y de todos los que quieren ver la luz.
El pueblo muisca llamaba Zigita a la rana símbolo de su alma y símbolo de la vida ya que provenía del agua y hacia ella iba.
San Antonio, un hombre santo, nacido en Portugal, fue un gran defensor de la verdad. Con una vida dedicada al ayuno, vivió para enseñar el evangelio, la oración y el silencio.
Chía o Huitaca es la más extraordinaria figura de la cosmogonía muisca, es la mujer que ilumina la noche. Chía se convirtió en mujer y vino a la tierra a enseñar al género humano la forma de alcanzar la felicidad y los placeres de la vida.
El Sol o Zuhe, junto con la luna, fueron las principales deidades de los muiscas. Zuhe es el astro que con su luz da calor y genera vida. Los muiscas vieron su hermosura, y lo que significa en la vida de los hombres.
Estas puertas son arcos hechos en piedra que rodean la plaza principal y sirven de marco a pequeñas y hermosas obras de arte en vitral, que hacen alegoría a la fe católica, a los astros y a la cosmogonía muisca.
En el parque se encuentra igualmente la casa en donde funciona la Alcaldía Municipal; gran parte del sector bancario, pequeños cafecitos que alegran el entorno, La Cigarrita, lugar donde se encuentran los amasijos tradicionales con más de 45 años, atendiendo a residentes y turistas, y el Punto de Información Turística (PIT) donde encuentras los datos clave para tener una buena estadía en el Municipio.
El corazón de nuestra Chía está en el parque Santander, un espacio pleno de historia, religiosidad, mitología y belleza. Un lugar reconocido como el Centro Histórico de nuestro Municipio.
A él podemos ingresar por cualquiera de sus ocho imponentes portales que cuentan la historia del pueblo, de la iglesia Santa Lucía y del monumento a la Raza Chibcha.
Los planos de la famosa obra fueron encomendados al dibujante de la Expedición Botánica del sabio Mutis, Francisco Dávila. La obra de estilo romano, está construida por grandes bloques de piedra labrada y a uno y otro lado de la vía tiene un parapeto que se extiende en más de cien metros a cada lado.
Tiene cinco arcos de luz y a las entradas se hallan cuatro columnas de piedras labradas que tienen grabadas, con caracteres de la época y en tinta roja, las siguientes leyendas: «Reynando la magestad del señor D.Carlos IV. Y siendo Virrey de este nuevo Reino de Granada el Exmo, Sr. D. Josef Ezpeleta y Galdeano se construyó esta obra del puente y sus camellones en 31 de diciembre de 1792» y «a dirigido esta obra el señor D. Domingo Esquiaqui Tnente. Coronel del RI. Cuerpo de Artillería y Comandante de la Plaza y Provincia de Cartagena de Indias, siendo Diputado por este ilustre cabildo, el Regidor Sr. D. Josef Caycedo.»
“En 1910, con ocasión del centenario de la independencia de la República, el cabildo de Chía hizo fijar en el parapeto del puente cuatro placas de piedra en honor de España, del padre Bartolomé de las Casas, de los fundadores de la República y de los Comuneros. En la parte central del Puente se ven dos semicírculos, que ensanchan el paso del puente y que fueron hechos para que la carroza del Virrey, quien venía con frecuencia hasta este sitio en viajes de paseo, pudiera dar cómodamente la vuelta y regresar a Santa Fe Bogotá.»
A principios del siglo XX, fue muy famoso el paseo entre el sitio del Puente del Común y Puente Grande, ya que un comerciante de la época llamado Pedro Pablo Calvo estableció navegación por el río en un pequeño barco de vapor al que llamó «Quimbark». Tiene declaratoria a nivel nacional, como Patrimonio Cultural Material Inmueble, según decreto 1584 del 11 de agosto de 1975.
Situado muy cerca del Centro Histórico del municipio de Chía, el parque contiene dos importantes representaciones de carácter cultural e histórico. Por un lado, las esculturas Mujer Diosa y Luna, en honor a la Diosa Chía, y por el otro, una pila dispuesta allí para conmemorar los 100 años de la independencia. Esta pila sirvió como terminal del acueducto del Municipio en 1910.
A sus alrededores, encontramos una importante oferta de alimentos y bebidas. Es un espacio agradable para transitar y apreciar la línea de fuentes que lo atraviesan en la que se encuentran las esculturas Mujer Diosa y Luna. Es un pequeño lugar de esparcimiento y relajación mientras se contempla la belleza de la obra. La zona cuenta con parqueaderos y acceso peatonal.
La capilla que pertenece al hospital fue erigida y construida por los creyentes católicos del municipio de Chía y la administración del Hospital en el año de 1943. El acceso a la misma, se realiza por la carrera 10, la misma calle donde se sitúa la Estación de Policía El Curubito. Esta calle se caracteriza por ser una calle comercial, de acceso vehicular y peatonal transitada.
El centro religioso tiene dos piedras de ARA, con reliquias de santos, una que se instaló en la mesa de celebración, tiene las reliquias de San Justino y Santa Victoria, y en la otra que está instalada en el altar principal, se desconoce el Santo al que representa (C. Cubillos, comunicación personal, 10 de agosto, 2017).
En la actualidad, la capilla ofrece servicio de eucaristía los días sábados a las 4:00 pm y 5:00 pm y domingos, a las 11:00 am, 12:00 m y 4:00 pm. Entre semana, permanece cerrada.
En esta capilla se llevan a cabo celebraciones como la fiesta de San Antonio (13 de junio), la fiesta de la Virgen del Carmen, el Jueves Santo en la Semana Mayor, la resurrección de Cristo y novenas de aguinaldos. Los fines de semana puede observarse gran afluencia de vecinos del municipio, a tal punto que una significativa parte de ellos permanece de pie dentro y a las afueras del centro religioso.
Desde la construcción de esta capilla, en el año de 1937, este lugar se convirtió en uno de los sitios turísticos y religiosos por excelencia del Municipio, junto con el cerro de las Tres Cruces que desde entonces se comenzó a llamar de La Valvanera.
Desde allí se divisa la singular hermosura de la Sabana de Bogotá que va del valle de Zipaquirá y Nemocón, pasando por las tierras de la Fortaleza de Piedra, hasta más allá de la capital y el municipio de Cota.
El 6 de enero de 1937, al iniciarse la obra se ofició una misa campal y se instaló la primera piedra. Así lo recuerdan algunos cronistas cuando cuentan la versión de que uno de los protagonistas, Pablo Emilio Rodríguez, además de participar en su construcción fue administrador del Resguardo Indígena, y de Clemente Villate, quien colaboró en la obra y más tarde se convirtió en el primer sacristán de la capilla, labor que ejerció por más de cuarenta años.
La construcción de esta capilla fue iniciativa del párroco Luis Alejandro Jiménez que había llegado a Chía en el año de 1936, en reemplazo del presbítero Guillermo Ángel y Olarte.
La capilla de La Valvanera es Bien de Interés Cultural Inmueble con declaratoria a nivel municipal, según decreto 1080 de 2015.
Desde 1992 la empresa Turistren opera esta ruta de ferrocarriles, con uso para turismo y movilidad de las universidades de Chía y Cajicá. Próximamente formará parte del Regiotram del Norte, proyecto para la movilidad de Sabana Centro.
Tiene declaratoria a nivel nacional como Patrimonio Cultural Inmueble, según decreto 746 del 24 de abril de 1996.
Ubicada en el km 34, vía Sopo, su construcción data de inicios de 1882 y concluída en 1889. Llamada Estación de la Caro en memoria del expresidente y escritor colombiano, Miguel Antonio Caro. Formó parte de un recorrido de 200 Kilómetros de extensión de la vía férrea de los ferrocarriles del Norte.
Cuenta la historia que don Lorenzo fue un ser caprichoso y neurótico que heredó de sus antepasados el temperamento de hidalgo muy acendrado a sus tradiciones. Para complacer sus añoranzas invirtió su patrimonio en la construcción del castillo para exaltar el recuerdo de su estirpe poderosa que vivió en la península Ibérica en el siglo XVIII.
Desde entonces el castillo ha tenido diferentes inquilinos, propietarios, quimeras y leyendas. Ha funcionado, entre otros, como residencia familiar de los Nieto Ramos, como casino, casa de juegos, salón de té, restaurante, cantina, cabaret, sanatorio y sede de eventos artísticos.
El Castillo, construido en 1906 en la hacienda del expresidente y literato de Colombia don José Manuel Marroquín, fue encomendado por su hijo Lorenzo al arquitecto francés Gastón Lelarge, quien contó con la colaboración de los maestros Julián Lombana y Demetrio Chávez.
Hecho de piedra, con almenas (prismas en los muros) y torreones, con fosas, foros y estancias, laberintos, leyendas y aún apariciones; el castillo Marroquín es considerado una reliquia medieval en Chía que evoca las construcciones de los viejos castillos europeos.
Sin duda, Chía es el destino gastronómico referente de la región para visitantes nacionales y extranjeros. La comida típica, la ancestral, los diversos platos a la parrilla, los dulces, postres y amasijos; las ofertas, asiática, peruana, italiana, española, árabe y la presencia de los chefs de reconocida destreza en el mundo de la cocina, hacen de Chía, la Ciudad de la Luna, un lugar especial para los amantes de la buena mesa.
Una magnífica oferta de alojamiento, para todos los gustos, tiene Chía, la Ciudad de la Luna. La propuesta va desde hermosas cabañas rurales, casas campestres, hostales, hotel spa, hasta alojamientos con altos estándares de comodidad y calidad para atender muy bien a sus huéspedes.
Chía es un lugar ideal para vivir y disfrutar. Para visitar y gozar de su naturaleza, del arte, la cultura, la buena mesa, los eventos deportivos y las ferias. Todo el año esta población se vuelve escenario y se viste de fiesta.
Así es que prográmate para los festivales de danza, teatro y rock; así como para las ferias de artes plásticas, los encuentros literarios, de audiovisuales, foros, conciertos y un sin fin de certámenes que, con el Festival Chía Gastronómica y la Carrera Internacional San Silvestre, hacen del Municipio el destino ideal para visitar y pernoctar.
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