Revista Surcos junio 2021

Tu padre y yo, angustiados, te buscabamos (Lc 2,48)

• Voz del Pastor: «Tu padre y yo angustiados te buscabamos»

SURCOS

• Francisco: Catequesis sobre la oración 15,16 y 17 • Fabrizio Carlo Ferretti Zañartu ordenado diácono transitorio • Padre Alberto Hitschfeld en la casa del Padre • Ordenación de cinco diáconos permanentes

Diócesis Santa María de los Ángeles Año XXIV – Nº 241 Junio 2021

Junio 2021

Índice Portada: San José, Protector de la Iglesia

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Voz del Pastor: Tu padre y yo, angustiados, te buscabamos

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Francisco: Catequesis sobre la oración 15, 16 y 17

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Año de San José. El decreto «Quemadmodum Deus»

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Fabrizio Carlo Ferretti Zañartu, ordenado diácono transitorio

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Padre Alberto Hitschfeld Niklitschek, ofm cap.

En la Casa del Padre

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Ordenación de cinco diáconos permanentes

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Gotas para el alma. La Comunión espiritual

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Fundación Juan XXIII. Colegio San Gabriel Arcángel

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Contribuciones, mes de marzo

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Noticias

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Contratapa. Ordenación de cinco diáconos permanentes

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Director: +Felipe Bacarreza Rodríguez Comité de Redacción: Pbro. Eduardo Riquelme Pbro. Pablo Lastrego Srta. Marcia González e-mail: surcosnoticias@gmail.com Impresión: El Sur Impresores 2

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La voz del Pastor

«Tu padre y yo, angustiados, te buscabamos» El título de esta reflexión son las palabras que dirige a Jesús su madre, la Virgen María, cuando ella y José lo encuentran en el templo, después de tres días en que estuvo separado de ellos. Sabemos que, cuando ella dice a Jesús: «Tu padre», se refiere a José.Y sobre él será esta reflexión, en este Año de San José, que ha sido promulgado por el Papa Francisco y que se prolonga hasta el 8 de diciembre de 2021. Ya hemos dedicado a San José un artículo, en esta misma sección de nuestro boletín, tan pronto como fue declarado este año en su honor, en Surcos diciembre 2020, páginas 3-16. Pero en esa ocasión examinabamos lo que dice el evangelista San Mateo sobre el santo patriarca. En esta ocasión veremos lo que nos dice acerca de él San Lucas.

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1. Premisa

Evangelio de Mateo y, viceversa, que Mateo escribió el suyo sin tener conocimiento del Evangelio de Lucas. Esto es particularmente claro en los así llamados «Evangelios de la infancia» de uno y otro, que tienen un punto de vista diferente. Al relatar el origen de Jesús, Mateo nos transmite el punto de vista de José (es el punto de vista que exponíamos en La Voz del Pastor de la Revista Surcos, diciembre 2020). Lucas, por su parte, nos transmite el punto de vista de María, el anuncio del ángel Gabriel a ella y su reacción ante ese anuncio. Dado que Lucas, cuando escribió su Evangelio, no conocía el de Mateo, el intérprete no debe entender lo escrito por Lucas, traspasando información que recibe del Evangelio de Mateo, porque esa información el evangelista Lucas no la tenía.

El Concilio Vaticano II, en su Constitución Apostólica «Dei Verbum» (La Palabra de Dios), formula una condición necesaria para llegar al sentido último –el que Dios nos quiere revelar–, de las palabras de los hagiógrafos (los escritores sagrados): «Para que el intérprete de las Sagradas Escrituras comprenda lo que Dios quiso comunicarnos, debe investigar atentamente lo que los hagiógrafos intentaban significar y lo que Dios quería manifestar con las palabras de ellos» (DV 12,1).

En el caso que nos ocupa debemos investigar, entonces, atentamente lo que Lucas intenta significar sobre San José en su Evangelio, para comprender lo que Dios quiere comunicarnos acerca del santo patriarca y corregir posibles errores en la visión que tenemos sobre él.

Esto es lo que nos proponemos hacer en esta reflexión para contribuir a la finalidad expresada por el Papa Francisco para este «Año de San José»: «Que crezca el amor a este gran santo, para ser impulsados a implorar su intercesión e imitar sus virtudes, como también su resolución» (Patris corde, al final).

Una primera premisa que debemos tener presente para conocer la mente de Lucas es la conclusión unánime de la ciencia bíblica, a saber, que Lucas escribió su Evangelio sin tener conocimiento del 4

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templo, se le apareció el ángel del Señor y le dijo: «Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan… estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre… irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías… para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto» (Lc 1,13.15.17). Zacarías pidió una prueba de la veracidad de lo anunciado, objetando que tanto él como su esposa –que era estéril– estaban avanzados en edad. El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios… te quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no creíste a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo» (Lc 1,19.20). Zacarías volvió a su casa e Una segunda premisa es que Lucas Isabel, su esposa, concibió un hijo. Esto es quiere hacer el relato de una vocación, lo que antecede. Luego, el evangelista de la vocación de María. Nos quiere sigue: informar sobre la vocación que ella tenía desde antes del anuncio del ángel «Al sexto mes fue enviado por Gabriel y, sobre todo, la que Dios le Dios el ángel Gabriel a una comunicó por medio de ese ángel: «Fue ciudad de Galilea, llamada Nazaenviado por Dios el ángel Gabriel… a ret, a una virgen, esposa de un hombre llamado José, de la casa una virgen» (Lc 1,26). de David; el nombre de la virgen 2. Una virgen, esposa de un era María» (Lc 1,26-27). El ángel hombre llamado José Gabriel ya ha sido presentado. Es el Antes de presentarnos a María, Lucas, mismo que seis meses antes anunció a según su propósito de «escribirlo todo Zacarías el nacimiento de su hijo Juan. por su orden» (Lc 1,3), nos relata el ¿Quién es María, a quien el ángel habla?

En los puntos en que el Evangelio de Lucas y el de Mateo coinciden –en algunos casos incluso verbalmente– no es porque dependan uno de otro, sino porque ambos tienen ante los ojos el Evangelio de Marcos y también otro escrito llamado Q (del cual no disponemos), y en esos puntos en que coinciden dependen de esos escritos. Pero Marcos no tiene un Evangelio de la infancia, pues en este Evangelio la primera aparición de Jesús es cuando se presenta ya adulto al bautismo de Juan. Mateo y Lucas quisieron precisamente llenar ese vacío dando a sus respectivos Evangelios un relato sobre el origen de Jesús en esta tierra.

Pero, repetimos, lo hacen de modo independiente.

anuncio del nacimiento de quien estaba destinado a preparar el camino de Jesús.

Nos presenta a un sacerdote, llamado Zacarías, y a Isabel su esposa, ambos avanzados en edad, e Isabel, además, estéril. Mientras Zacarías servía en el

Lucas insiste en que el ángel Gabriel fue enviado a «una virgen». Así caracteriza a la destinataria, incluso, antes de decirnos su nombre. Luego agrega: «El nombre de la “virgen” era María».

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Hay, por tanto, una clara insistencia del evangelista en su condición de «virgen».

Pero esta virgen está relacionada con un hombre «de la casa de David, llamado José». El evangelista describe la relación entre ellos con el máximo cuidado. Usa el verbo griego «mnesteuo» en la forma participio perfecto femenino en voz pasiva: «emnesteuméne». La acepción primera de este verbo en la voz activa es «cortejar, conquistar»; pero también significa «esposar, contraer matrimonio».

En la voz pasiva (siempre femenina) significa «ser cortejada, ser esposada». El participio perfecto indica una condición estable: «esposada, casada».

tros, «desposada» es una palabra sin sentido. En todo caso, no se sabe bien lo que expresa. La traducción correcta es simplemente «esposa». Lo repite sobre la Virgen María el himno Akathistos incesantemente: «Virgen y esposa». Esto es ella es en el momento de la anunciación.

Lucas no conoce el tema de que en el momento de la concepción de su hijo María aún no convivía con su esposo; esto es propio de Mateo y ya hemos dicho que Lucas no conoce ese Evangelio. Dado que Lucas no dice nada en contrario, el lector (el intérprete) debe entender lo obvio, a saber, que los esposos viven juntos. Esta comprensión se verifica, si se observa que nueve meses más tarde, cuando el Niño concebido en el seno de María está próximo a nacer, el mismo evangelista dice que José fue a empadronarse a la ciudad de David «con María, su esposa, que estaba encinta»

Para describir la relación de esta virgen con José, los traductores, en el afán de hacer concordar con Mateo, usan una forma extraña, que nadie sabe con precisión qué significa: «desposada». Así lo hace la Biblia de Jerusalén. Entre noso6

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(Lc 2,5). La palabra griega traducida aquí por «esposa» es idéntica a la que usa Lucas en el momento de la anunciación: «emnesteuméne». Entre el momento de la anunciación y el momento del nacimiento del Niño, nada ha cambiado en la relación entre María y José.

hecho voto de virginidad, antes de María.

Ella es la primera. No puede ser sino algo que Dios le inspira. Esa es su vocación, a la que ella ya había respondido. Conviene revisar la Ley de Moisés al respecto: «Si una mujer hace un voto al Señor, o adquiere un compromiso, en su juventud, cuando está en casa de su padre…

Si su padre, el mismo día en que se entera de cualquiera de sus votos o de los compromisos que ha contraído, lo desaprueba, no serán firmes. El Señor no se lo tendrá en cuenta, pues su padre lo ha desaprobado… Si una mujer ha hecho votos en casa de su marido, o se ha comprometido con juramento… si su marido se los anula el mismo día en que se entera, no será firme nada de lo que ha salido de sus

Por tanto, cuando María recibe el anuncio del ángel, ella es «virgen y esposa» y vive con su esposo. ¿Cómo es posible esta combinación? ¿Es algo casual o es un propósito deliberado? Debemos aclarar que la decisión de permanecer virgen en el Israel de ese tiempo no podía tomarla una mujer por su cuenta, porque no estaba en su mano. Esa decisión dependía de los padres, mientras la mujer vivía con ellos, y de su esposo, una vez que estaba casada. No hay una mujer que haya

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es Jesús. Debían haberlo identificado, en primer lugar, con José. Tiene razón el sabio ciego de Jericó, que llama a Jesús: «Hijo de David» (Mc 10,47.48). José también es hijo de David y es virgen.

labios, sea voto o compromiso. El Señor no se lo tendrá en cuenta, porque su marido se los anuló. Cualquier voto o compromiso jurado que grava a la mujer, puede ratificarlo o anularlo el marido» (Num 30,4.6.11.13.14).

3. «Concebirás en el seno y Debemos entonces concluir que darás a luz un hijo» José conoce y aprueba el llamado de su esposa a la virginidad y, por tanto, que también él tiene el mismo propósito; ambos se han unido para vivir el amor total a Dios que significa la virginidad.

Este es el anuncio del Ángel a María, que es virgen y esposa. El ángel agrega, acerca de ese hijo: «El Señor Dios le dará el trono de David, su padre» (Lc 1,32). Está claramente llamando a David: «su padre», padre del niño que será concebido en el seno de María. Pero David había muerto Como decíamos, no hay mujeres en la hacía diez siglos. Por tanto, se refiere historia de Israel que hayan hecho voto claramente a José, el esposo de María, de virginidad. Al contrario, la virginidad que ha sido presentado como «un era considerada un oprobio, semejante o hombre de la casa de David». ¿Qué peor que le esterilidad (cf. Jue 11,37-40; quiere decir? Ella tiene claro que Dios la Jer 18,13; 31,21; Lam 1,15; 2,13; Joel 1,8). ha llamado a la virginidad. ¿Le está pidienMaría es la primera mujer que hace ese do ahora que ignore esa vocación? ¡No! voto. Había, sin embargo, varones consa- El ángel ya le ha insinuado el modo de grados enteramente a Dios y a la misión esa concepción, con la expresión: «Conencomendada por Él. La virginidad fue el cebirás en el seno». estado de vida adoptado por el Hijo de Dios hecho hombre. Podemos decir que Esta no es una expresión redundante, este era su rasgo más llamativo para los como suele interpretarse y, por tanto, de su tiempo. Vemos, en efecto, que, pretende corregirse (desgraciadamente, cuando Él pregunta a los Doce, quién así lo hace nuestro Leccionario). Lo que dice la gente que es Él, las respuestas el ángel quiere decir es, precisamente, corresponden a personajes célibes: Elías que esa concepción será enteramente y Juan el Bautista. Mateo encuentra un cerrada en su seno, sin concurso de algo tercero: Jeremías (Mc 8,28; Mt 16,14). externo. Se verifica que esto es lo que ¿Por qué no lo identifican con Moisés o Lucas quiere significar, porque reserva con Isaías, que pronuncia los Cantos del esa expresión únicamente a María. En Siervo del Señor, que Jesús hace suyos? toda la Biblia se usa solamente respecto Porque éstos no son virgenes, como lo de ella. En este mismo relato Lucas usa el 8

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verbo «concebir» otras dos veces respecto de Isabel; pero dice simplemente: «Isabel, su mujer, concibió… también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo…» (Lc 1,24.36). En cambio, respecto de María repite más adelante, cuando se llevó a circuncidar a Jesús, ocho días después de su nacimiento: «Se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el vientre» (Lc 2,21).

misma forma compuesta de verbo y prefijo, implica dos. Así es también el verbo griego: «syllambano (syn-lambano)», literalmente: «con-recibir». Indica que para la transmisión de la vida a un nuevo ser humano se requiere el concurso de dos: varón y mujer. Por eso, para significar que no será así en el caso del Hijo de María, Lucas, a pesar de que usa el verbo «concebir», agrega la precisión: «en el seno».

4. «El Señor Dios le dará el trono de David, su padre».

Vemos, respecto de este delicado punto, que, para una buena traducción, es necesario conocer la mente del hagiógrafo.

Lucas habría rechazado la traducción de nuestro Leccionario, que dice: «Concebirás y darás a luz un hijo» (20 diciembre, IV Domingo de Adviento, Inmaculada Concepción). Él habría dicho: No es eso lo que intento significar; esta concepción es cerrada en el seno. Hay que dejarlo claro traduciendo: «Concebirás en el seno». Es necesaria la precisión de Lucas, porque el término «concebir», en su

La expresión «concebirás en el seno», parece ser contradicha por lo que agrega el ángel acerca del que ha de nacer de María: «El Señor Dios le dará el trono de David, su padre». El ángel afirma que tendrá un padre en esta tierra: «David, su padre». Se refiere a José, llamandolo «su padre», porque, como hemos dicho, David había muerto hacía diez siglos; en cambio, José era de la casa de David y era esposo de María.

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universo (cf. Gen 1,2), que Él hace revivir a los muertos, que Él conduce la historia de la salvación: Él puede obrar la concepción virginal del Hijo de Dios. La anunciación está completa: el que ha de nacer será Hijo de Dios e hijo de José. El que ha de nacer será Dios y hombre, Dios hecho hombre.

María creyó que se cumpliría lo anunciado por el ángel. Pero todavía faltaba algo.

Dios quiso someter el cumplimiento de lo anunciado, de lo cual dependía la salvación del mundo, a la respuesta de ella. Y su respuesta es coherente con su total entrega a Dios: «He aquí la esclava del Señor; hagase en mí según tu palabra». La encarnación del Hijo de Dios se realizó.

Es claro. Y, sin embargo, María opone a eso una objeción: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». La expresión «conocer varón» se usa en la Biblia para expresar la relación conyugal.

Que ella lo diga en tiempo presente 5. ¿No es este el hijo de indica una resolución mantenida siempre José? (como quien dice:Yo no fumo). Esa objeción –¡nada menos que a un ángel, envia- Dios no sólo decidió que su Hijo naciera do por Dios!– revela que ella tiene un de mujer, como lo afirma San Pablo: propósito de virginidad y que ese propó- «Cuando se cumplió la plenitud del sito es un llamado del mismo Dios. No- tiempo envió Dios a su Hijo, nacido de temos que lo dice una mujer que es mujer» (Gal 4,1). Dios quiso que su Hijo esposa de José y que a ella le anuncian naciera en una familia. Eligió para Él una que dará a luz un hijo que tendrá por madre, de la cual nació; y también un padre a José. ¡Es claro que ella tiene un padre. José había sido elegido por Dios voto de virginidad! ¿Cómo será enton- para esta sublime misión. Y lo hizo en la ces posible que se cumpla lo anunciado? forma de una unión esponsal con María, El ángel estaba preparado para respon- una unión en la que ellos eran «virgen y der a esa pregunta: «El Espíritu Santo esposo», «virgen y esposa». Y, para que vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te esto fuera posible debió haber una gran cubrirá con su sombra; por eso, el que ha comunicación entre ellos. José tuvo que de nacer santo será llamado Hijo de encontrarse con María, por disposición Dios» (Lc 1,35). María no necesita más divina y coincidir en su anhelo de consaexplicación: ella sabe que el Espíritu gración total a Dios. José aprobó eI Santo obró la creación y el orden del llamado de María a la virginidad y la eligió 10

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como esposa; y ella puso su confianza en él y lo eligió como esposo, porque él tenía el mismo llamado a la virginidad.

Imaginemos cómo conversarían entre ellos sobre la espera del Salvador prometido por Dios, cómo harían su oración compartiendo la recitación de los Salmos. Si ya se dice que al anciano Simeón el Espíritu le había asegurado que no vería la muerte antes de ver al Cristo del Señor (cf. Lc 2,26), si la profetisa Ana esperaba con muchos otros la «redención de Jerusalén» (cf. Lc 2,38) ¡cuánto más lo esperaba y hablaba sobre esa promesa de Salvación esta pareja de esposos, que estaban destinados a ser los padres del Salvador!

Por eso, debemos afirmar que José supo por boca de su esposa sobre la concepción de su Hijo por obra del Espíritu Santo y todo lo que el ángel le dijo sobre Él, tan pronto como le fue anunciado a ella. En esta certeza podemos recitar con verdad la Oración a San José que sugiere el Papa Francisco para este Año de San José: «En ti María depositó su confianza».

bién Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque nada es imposible para Dios» (Lc 1,36-37). Escuchada por María esta noticia, el relato sigue: «En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel» (Lc 1,39).

6. ¿Quién soy yo para que venga a mí la madre de mi Señor??

Suele hacerse la pregunta: ¿Acompañó José a su esposa en este viaje? Si el evangelista no dice otra cosa, es claro que José acompañó a su esposa. El viaje desde Nazaret hasta la región montañosa de Judá (hoy se identifica con Ein Karen, en la cercanía de Jerusalén) podía durar una semana y entrañaba peligros.

La continuación natural del relato de la anunciación es la visitación de María a su pariente Isabel. En efecto, el ángel le ha dado a conocer algo que ella no sabía y que revela el poder de Dios: «Mira, tam11

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Dado que Samaría era territorio hostil para los judíos, lo más probable es que el viaje se hiciera por la cuenca del río Jordán hasta Jericó y de Jericó a Jerusalén. Sabemos los peligros que acechan en ese camino, como lo expresa Jesús en la parábola del buen samaritano: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarlo y golpearlo, se fueron dejandolo medio muerto» (Lc 10,30).

Las interpretaciones que ven a la Virgen María sola en este viaje se dejan influir por el Evangelio de Mateo, igualmente mal comprendido, porque, también Mateo quiere significar que José tomó consigo a su esposa inmediatamente después de la concepción virginal de su Hijo (ver Surcos diciembre 2020).

Si en la escena de la visitación no intervienen los varones –Zacarías y José–, como debería normalmente ser el caso, no es porque estén ausentes; es porque el dueño de casa, Zacarías, que debió hacer el saludo en la forma solemne que se usa en Oriente, está mudo y está mudo por no haber creído el anuncio del mismo ángel Gabriel, como hemos visto más arriba (Lc 1,20). Esto determina que tampoco pueda intervenir José y el saludo sea entre las dos mujeres y sus respectivos hijos. La presencia de Zacarías, mudo, por no haber creído, da fuerza a la bienaventuranza con que Isabel saluda a María: "Bienaventurada la que ha creído que se cumpliría lo que le fue anunciado de parte del Señor».

Quiere contrastar con Zacarías, que 12

ciertamente está presente, pero mudo, porque, en cambio, no creyó que se cumpliría lo anunciado a él por medio del mismo ángel. Está presente también José y él escucha el saludo de Isabel: «¿De dónde a mí que venga a mí la Madre de mi Señor?» (Lc 2,43). Esto ocurre con prontitud después de la anunciación. La Virgen María es ya la Madre del Señor, pero no tiene aún ninguna manifestación externa. Isabel, en ese momento, sabe quién es el concebido en su seno; lo llama: «mi Señor». ¡No es posible que no lo sepa José, que estaba llamado a ser el padre! Lo normal es que José lo sepa desde antes por boca de su misma esposa.

Por este camino, analizando atentamente lo que intenta significar Lucas hemos llegado a la misma conclusión a que llegabamos, analizando atentamente lo que, por su parte, intenta significar Mateo en su Evangelio, como lo exponíamos en la Revista Surcos diciembre 2020, es decir, que José sabe por boca de su esposa, tan pronto como ella recibe el anuncio, que ella había concebido en su seno al Hijo de Dios Y ¡José creyó! Él también merece ser llamado «bienaventurado por haber creído» que se cumpliría lo anunciado por el ángel a su esposa.

7. «Tu padre y yo, angustiados, te buscabamos» La misma noche en que Jesús nació, su madre lo envolvió en pañales y lo acostó en un comedero de animales. Esa misma

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noche unos pastores que cuidaban de su rebaño, advertidos por un ángel, fueron a ver y «encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre» (Lc 2,16). El Niño nació privado de todo, pero gozando del bien incomparable de una familia.

Cuando llevan al Niño a Jerusalén para presentarlo al Señor en el templo, cuarenta días después de su nacimiento, los verbos son en plural, referidos a María y José: «Llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor» (Lc 2,22). En esa misma ocasión, Lucas se refiere a ellos con el nombre genérico que designa padre y madre: «Los padres introdujeron al niño Jesús en el templo, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él…»

(Lc 2,27). En adelante, los llamará siempre con esa expresión, como lo hace en la información general: «Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua» (Lc 2,41). Es la introduc ción al relato sobre lo ocurrido en un año particular: «Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta» (Lc 2,42). Nada sabemos sobre la muerte de José. Pero sabemos que, cuando Jesús tenía doce años, aún estaba vivo. La edad de doce años es la edad en que un varón en Israel alcanzaba la madurez necesaria –la mayoría de edad– para estar sujeto a la Ley del Señor. Se consideraba motivo de gozo.

En esa ocasión, Jesús se quedó en el templo sin saberlo sus padres. Cuando lo encontraron en el templo, después de

buscarlo tres días, su madre le dice: «Tu padre y yo, angustiados, te buscabamos» (Lc 2,48). Ella llama a José «tu padre», como es en verdad, por ser su esposo y porque así lo llamó el ángel Gabriel de parte de Dios: «Le dará el trono de David, su padre». Ese anuncio se cumple en Jesús por la paternidad de José, que era de la casa de David.

Jesús verdaderamente había llegado a su madurez, porque, por primera vez, Él habla y lo hace para manifestar la conciencia de su filiación divina, como lo dice en su respuesta: «¿No sabían ustedes que yo debía estar en lo de mi Padre?» (Lc 2,49). Algunas traducciones adoptan la expresión: «En la casa de mi Padre», para hacer más evidente que, estando en el templo, Jesús se refiere a su Padre celestial. En esta ocasión quedó clara su doble filiación, como había sido anunciada trece años antes por el ángel Gabriel: «Será grande y será llamado Hijo del Altísimo», refiriendose a su filiación eterna respecto de Dios, que luego repite: «Será llamado Hijo de Dios», y: «El Señor Dios le dará el trono de David, su padre», refiriendose a la filiación respecto de José. La última insinuación sobre José aún vivo la hace Lucas a conclusión de este mismo episodio: «(Jesús) Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sometido a ellos» (Lc 2,51). Esta observación general supone un cierto tiempo, por lo que podemos suponer que José vivió todavía algunos años cumpliendo su misión de padre. Podemos decir que él gozo de la inmensa gracia de tener tal 13

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José. Pero ese día pidió la palabra y, después de hacer Él mismo la lectura, atribuyó a sí mismo uno de los cantos del Siervo del Señor, que leyó en el rollo del profeta Isaías, diciendo: «Esta Escritura, que ustedes acaban de oír, se ha cumpliLa siguiente mención de José que hace do hoy». Todos quedaron admirados de Lucas es cuando Jesús ya es adulto y ha sus palabras y decían: «¿No es este el hijo comenzado su ministerio público. En de José?» (Lc 4,22). No sabemos si José efecto, después de su bautismo en el estaba aún vivo. En todo caso, se conserJordán, cuando la voz del cielo declaró: vaba su recuerdo. Pero la pregunta es un «Tú eres mi Hijo; Yo te he engendrado testimonio de su humildad y de su mohoy», el evangelista dice: «Tenía Jesús, al destia. Consideran que un hijo de José comenzar, unos treinta años, y era, según no puede tener tal sabiduría y, por eso, se creía, hijo de José, hijo de Helí, hijo expresan dudas sobre su identidad. Jesús de Mattat, hijo de Leví, hijo de Melkí… vio resplandecer en José lo que Él mismo hijo de Adán, Hijo de Dios» (Lc después enseñó: «El que quiera ser 3,232-38), remonta hasta Adán, para grande entre ustedes será el servidor de decir que es verdadero hombre, porque ustedes y el que quiera ser el primero, tiene a Adán por padre. Lo tiene por será el esclavo de todos» (Mc 10,43-44). medio de José, porque la genealogía es de él. Pero agrega al final de la serie su Podemos imaginar la pedagogía de José otra filiación: «Hijo de Dios». Esta no le como la que describe el Papa San Juan viene por Adán. Esta la tiene desde la Pablo II, en cierta ocasión en que celebraba su cumpleaños N. 75 y recordó a eternidad. su padre, con quien él creció solo, La última mención de José en el Evange- habiendo perdido a su madre a los seis lio de Lucas la encontramos en boca de años y a su único hermano poco deslos habitantes de su pueblo de Nazaret. pués: Después de enseñar en las sinagogas de «Mi padre fue admirable y casi todos los pueblos de Galilea, sobre todo, en mis recuerdos de infancia y adolescenCafarnaúm, Jesús vino a su pueblo de cia se refieren a él. La violencia de los Nazaret. Lucas anota que Él entró en la golpes que se habían abatido sobre él sinagoga «como era su costumbre en habían abierto en él inmensas profundisábado». Durante treinta años Jesús dades espirituales: su dolor se hacía había participado de la lectura de la Pala- oración. El simple hecho de verlo arrobra en esa sinagoga, sin hacerse notar dillarse tuvo una influencia decisiva en más que por su recogimiento y modestia. mis jóvenes años. Era tan exigente conEn esto discernimos la educación de sigo mismo que no tenía ninguna necehijo, que ciertamente le dio muchas alegrías. Pero también podemos decir que Jesús conoció lo que es tener un buen padre, más aún, el mejor de los padres en esta tierra.

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Espíritu Santo. Eso significaría que ella habría tenido que disimular su total transformación –de joven virgen a Madre de Dios– y fingir ante su esposo, todos los meses en que su embarazo no se manifestaba externamente. En ese caso, se configuraría una unión esponsal con total incomunicación entre los esposos en aquello que es lo más importante, a saber, su relación con Dios. Difícilmente podría presentarse como un ejemplo a imitar para los esposos cristianos.

Esperamos que en este Año de José el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad, lleve a toda la Iglesia a la verdad plena sobre la relación de María y José y a comprender que ella tuvo que comunicar a su esposo la concepción en ella del Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo tan pronto como ocurrió, y que José creyó. Ambos son bienaventurados porque creyeron y se consagraron enteramente a su singular misión.

sidad de mostrarse exigente con su hijo: bastaba su ejemplo para enseñar la discipli¬na y el sentido del deber. Era un ser excepcional. Murió improvisamente durante la guerra, bajo la ocu¬pación nazi. Yo no tenía aún veintiún años» (Audiencia General, 18 mayo 1995).

Conclusión Analizando atentamente lo que Lucas intenta significar hemos llegado a la misma conclusión a la que se llega analizando lo que intenta significar Mateo, a saber, que, habiendo decidido Dios que su Hijo naciera en este mundo como parte de una familia, eligió para Él un padre y una madre –José y María–, ambos llamados a la virginidad y ya unidos como esposos antes de la concepción del Hijo de Dios en el seno de María. En este escenario, que es el intentado por Mateo y Lucas, es imposible imaginar que María hubiera ocultado a su esposo lo ocurrido en ella por obra del

+ Felipe Bacarreza Rodríguez Obispo de Santa María de los Ángeles

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Papa Francisco

En la catequesis de la Audiencia General del miércoles 16 de junio de 2021, comentando la oración que en la cruz dirige Jesús al Padre: «Padre, perdonalos, porque no saben lo que hacen», el Papa Francisco agrega: «Esto me parece muy hermoso de recordar. Esta es la última catequesis de este ciclo sobre la oración.

Recordemos la gracia de que nosotros no solamente oramos, sino que, por así decir, hemos sido “orados”, ya somos acogidos en el diálogo de Jesús con el Padre, en la comunión del Espíritu Santo. Jesús ora por mí. Cada uno de nosotros puede poner esto en el corazón, no hay que olvidarlo… Que nuestra vida sea un dar gloria a Dios conscientes de que Él ora por mí al Padre, que Jesús ora por mí». Estas palabras de la catequesis N. 38 sobre la oración son como el desenlace de toda la serie. El Papa Francisco anuncia que esta fue su última catequesis sobre la oración y quiere que queden grabadas en nuestra memoria esas últimas palabras: «Jesús ora por mí». Hemos publicado en este boletín las primeras catorce.

Seguiremos publicando las siguientes hasta que las completemos todas, de manera que nuestros lectores tengan una completa catequesis sobre esta vivencia esencial del cristiano, que es la oración. En este número publicamos las catequesis N. 15, 16 y 17.

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Catequesis sobre la oración (15) La Virgen María, mujer de oración Biblioteca Palacio Apostólico, miércoles 18 noviembre 2020 En nuestro camino de catequesis sobre la oración, hoy encontramos a la Virgen María, como mujer orante. La Virgen oraba. Cuando el mundo todavía la ignora, cuando es una sencilla joven prometida con un hombre de la casa de David, María ora. Podemos imaginar a la joven de Nazaret recogida en silencio, en continuo diálogo con Dios, que pronto le encomendaría su misión. Ella está ya llena de gracia e inmaculada, desde la concepción, pero todavía no sabe nada de su sorprendente y extraordinaria vocación y del mar tempestuoso que tendrá que navegar. Algo es seguro: María pertenece al gran grupo de los humildes de corazón a quienes los historiadores oficiales no incluyen en sus libros, pero con quienes Dios ha preparado la venida de su Hijo.

inmenso, que en ese momento hace saltar de alegría a toda la creación, ha estado precedido en la historia de la salvación de muchos otros «heme aquí», de muchas obediencias confiadas, de muchas disponibilidades a la voluntad de Dios.

No hay mejor forma de orar que ponerse como María en una actitud de apertura, de corazón abierto a Dios: «Señor, lo que Tú quieras, cuando Tú quieras y como Tú quieras». Es decir, el corazón abierto a la voluntad de Dios. Y Dios siempre responde. ¡Cuántos creyentes viven así su oración! Los que son más humildes de corazón, oran así, con la humildad esencial, con humildad sencilla: «Señor, lo que Tú quieras, cuando Tú quieras y como Tú quieras».Y éstos oran así, no enfadándose porque los días están María no dirige autónomamente su vida; llenos de problemas, sino yendo al espera que Dios tome las riendas de su encuentro de la realidad y sabiendo que, camino y la guíe donde Él quiera. Es dócil, en el amor humilde, en el amor ofrecido y con su disponibilidad predispone los en cada situación, nos convertimos en grandes eventos que involucran a Dios instrumentos de la gracia de Dios. Señor, en el mundo. El Catecismo nos recuerda lo que Tú quieras, cuando Tú quieras y su presencia constante y atenta en el como Tú quieras. Una oración sencilla, designio amoroso del Padre y a lo largo que pone nuestra vida en manos del de la vida de Jesús (cfr. N. 2617-2618).

Señor; que sea Él quien nos guíe. Todos podemos orar así, casi sin palabras.

María está en oración, cuando el arcángel Gabriel viene a traerle el anuncio a La oración sabe calmar la inquietud. Pero, Nazaret. Su «heme aquí», pequeño e nosotros somos inquietos, siempre que17

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nuestro camino, que no nos deje solos, que no nos abandone en la tentación, que no nos abandone en los momentos difíciles. Ese final del Padre Nuestro es la gracia que Jesús mismo nos ha enseñado a pedir al Señor.

remos las cosas antes de pedirlas y las queremos en seguida. Esta inquietud nos hace daño, y la oración sabe calmar la inquietud, sabe transformarla en disponibilidad. Cuando estoy inquieto, oro y la oración me abre el corazón y me vuelve disponible a la voluntad de Dios. La Virgen María, en esos pocos instantes de la Anunciación, ha sabido rechazar el miedo, aun presagiando que su «sí» le traería pruebas muy duras. Si en la oración comprendemos que cada día entregado por Dios es una llamada, entonces agrandamos el corazón y acogemos todo. Se aprende a decir: «Lo que Tú quieras, Señor. Prometeme sólo que estarás presente en cada paso de mi camino». Esto es lo importante, pedir al Señor su presencia en cada paso de

María acompaña en oración toda la vida de Jesús, hasta la muerte y la resurrección; y al final continúa y acompaña los primeros pasos de la Iglesia naciente (cf.

Hech 1,14). María ora con los discípulos que han atravesado el escándalo de la cruz. Ora con Pedro, que ha cedido al miedo y ha llorado por el arrepentimiento. María está ahí, con los discípulos, en medio de los hombres y las mujeres que su Hijo ha llamado a formar su Comunidad. ¡María no hace el rol de sacerdote entre ellos, no! Es la Madre de Jesús que ora con ellos, en comunidad, como una de la comunidad. Ora con ellos y ora por ellos. Y, nuevamente, su oración precede el futuro que está por cumplirse: por obra del Espíritu Santo se ha convertido en Madre de Dios, y por obra del Espíritu Santo, se convierte en Madre de la Iglesia. Orando con la Iglesia naciente se convierte en Madre de la Iglesia, acompaña a los discípulos en los primeros pasos de la Iglesia en la oración, esperando al Espíritu Santo. En silencio, siempre en silencio. La oración de María es silenciosa. El Evangelio nos cuenta solamente una oración de María: en Caná, cuando pide a su Hijo, para esa pobre gente, que va a quedar mal en la fiesta de boda. Pero, imaginemos: ¡hacer una fiesta de boda y terminarla con leche porque no había 18

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vino! ¡Eso es quedar mal! Y Ella, ora y pide al Hijo que resuelva ese problema.

La presencia de María es por sí misma oración; cuando está entre los discípulos en el Cenáculo, esperando el Espíritu Santo, está en oración. Así María da a luz a la Iglesia, es Madre de la Iglesia. El Catecismo explica: «En la fe de su humilde esclava, el don de Dios encuentra la acogida que esperaba desde el comienzo de los tiempos» (N. 2617).

En la Virgen María, la natural intuición femenina es exaltada por su singular unión con Dios en la oración. Por esto, leyendo el Evangelio, notamos que algunas veces parece que ella desaparece, para después volver a aflorar en los momentos cruciales. María está abierta a la

voz de Dios que guía su corazón, que guía sus pasos allí donde hay necesidad de su presencia. Presencia silenciosa de madre y de discípula. María está presente porque es Madre, pero también está presente porque es la primera discípula, la que ha aprendido mejor las cosas de Jesús. María nunca dice: «Vengan, yo resolveré las cosas». Ella dice: «Hagan lo que Él les diga» (Jn 2,5), siempre señalando con el dedo a Jesús. Esta actitud es típica del discípulo, y ella es la primera discípula: ora como Madre y ora como discípula.

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón» (Lc 2,19). Así retrata el evangelista Lucas a la Madre del Señor en el Evangelio de la infancia. Todo lo que pasa a su alrededor termina teniendo un reflejo en lo más profundo de su corazón: los días llenos de alegría, como los momentos más oscuros, cuando también a ella le cuesta comprender por qué camino debe pasar la Redención. Todo termina en su corazón, para que pase la criba de la oración y sea transfigurado por ella. Ya sean los regalos de los Magos, o la huida a Egipto, hasta ese tremendo viernes de pasión, la Madre guarda todo y lo lleva a su diálogo con Dios. Algunos han comparado el corazón de María con una perla de esplendor incomparable, formada y suavizada por la paciente acogida de la voluntad de Dios a través de los misterios de Jesús meditados en la oración. ¡Qué hermoso, si nosotros también podemos asemejarnos un poco a nuestra 19

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Madre! Con el corazón abierto a la Pala- zón que sabe recibir la Palabra de Dios y bra de Dios, con el corazón silencioso, la deja crecer con una semilla en bien de con el corazón obediente, con el cora- la Iglesia.

Catequesis sobre la oración (16) La oración de la Iglesia naciente Biblioteca Palacio Apostólico, miércoles 25 noviembre 2020 Los primeros pasos de la Iglesia en el mundo estuvieron marcados por la oración. Los escritos apostólicos y la gran narración de los Hechos de los Apóstoles nos devuelven la imagen de una Iglesia en camino, una Iglesia trabajadora, pero que encuentra en las reuniones de oración la base y el impulso para la acción misionera. La

imagen de la comunidad primitiva de Jerusalén es punto de referencia para cualquier otra experiencia cristiana.

Escribe Lucas en el Libro de los Hechos: «Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones» (Hech 2,42). La comunidad persevera en la oración.

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Encontramos aquí cuatro características esenciales de la vida eclesial: primero, la escucha de la enseñanza de los apóstoles; segundo, la custodia de la comunión recíproca; tercero, la fracción del pan; y, cuarto, la oración. Estas nos recuerdan que la existencia de la Iglesia tiene sentido si permanece firmemente unida a Cristo, es decir en la comunidad, en su Palabra, en la Eucaristía y en la oración.

Es el modo de unirnos nosotros a Cristo.

La predicación y la catequesis testimonian las palabras y los gestos del Maestro; la búsqueda constante de la comunión fraterna preserva de egoísmos y particularismos; la fracción del pan realiza el Sacramento de la presencia de Jesús en medio de nosotros: Él no estará nunca ausente, en la Eucaristía está realmente Él, Él vive y camina con nosotros. Y finalmente la oración, que es el espacio del diálogo con el Padre, por medio de Cristo en el Espíritu Santo.

Todo lo que en la Iglesia crece fuera de estas «coordenadas», carece de fundamento. Para discernir una situación tenemos que preguntarnos cómo, en esta situación, están estas cuatro coordenadas: la predicación, la búsqueda constante de la comunión fraterna –la caridad–, la fracción del pan –es decir, la vida eucarística– y la oración. Cualquier situación debe ser valorada a la luz de estas cuatro coordenadas. Lo que no entra en estas coordenadas está privado de eclesialidad, no es eclesial. Es Dios quien hace la Iglesia, no el clamor de las obras. La Iglesia no es un mercado, la Iglesia no es un

grupo de empresarios que van adelante con esta nueva empresa. La Iglesia es obra del Espíritu Santo, que Jesús nos ha enviado para hacernos uno. La Iglesia es precisamente el trabajo del Espíritu en la comunidad cristiana, en la vida comunitaria, en la Eucaristía, en la oración, siempre. Y todo lo que crece fuera de estas coordenadas no tiene fundamento, es como una casa construida sobre arena (cf. Mt 7,24-27). Es Dios quien hace la Iglesia, no el clamor de las obras. Es la palabra de Jesús la que llena de sentido nuestros esfuerzos. Es en la humildad como se construye el futuro del mundo.

A veces, siento una gran tristeza cuando veo alguna comunidad que, con buena voluntad, se equivoca de camino, porque piensa que hace Iglesia en mítines, como si fuera un partido político: la mayoría, la minoría, qué piensa éste, ése, el otro.

«Esto, en cambio, es como un Sínodo, un camino sinodal que nosotros debemos hacer». Yo me pregunto: ¿Dónde está el Espíritu Santo, ahí? ¿Dónde está la ora-

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oración? ¿Dónde está el amor comunitario? ¿Dónde está la Eucaristía? Sin estas cuatro coordenadas, la Iglesia se convierte en una sociedad humana, en un partido político –mayoría, minoría–y los cambios se hacen como si fuera una empresa, por mayoría o minoría… Pero no está ahí el Espíritu Santo. La presencia del Espíritu Santo está garantizada por estas cuatro coordenadas. Para valorar una situación, si es eclesial o no es eclesial, preguntémonos si están estas cuatro coordenadas: la vida comunitaria, la oración, la Eucaristía, la predicación de la Palabra; cómo se desarrolla la vida en estas cuatro coordenadas. Si falta esto, falta el Espíritu, y si falta el Espíritu, nosotros seremos una bonita asociación humanitaria, de beneficencia, bien, bien, también un partido…, pero no está la Iglesia. La Iglesia no puede crecer por estas cosas: crece no por proselitismo, como cualquier empresa, crece por atracción. ¿Y quién mueve la atracción?

El Espíritu Santo. No olvidemos nunca esta palabra de Benedicto XVI: «La Iglesia no crece por proselitismo, crece por atracción». Si falta el Espíritu Santo, que es lo que atrae a Jesús, ahí no está la Iglesia. Hay un bonito club de amigos, bien, con buenas intenciones, pero no está la Iglesia, no hay sinodalidad.

–aunque vale siempre, también para nosotros hoy– perciben que la historia del encuentro con Jesús no se detuvo en el momento de la Ascensión, sino que continúa en su vida. Contando lo que ha dicho y hecho el Señor –la escucha de la Palabra–, orando para entrar en comunión con Él, todo se vuelve vivo. La oración infunde luz y calor: el don del Espíritu hace nacer en ellos el fervor.

Al respecto, el Catecismo tiene una expresión muy profunda. Dice así: «El Espíritu Santo, que recuerda así a Cristo ante su Iglesia orante, conduce a ésta también hacia la Verdad plena, y suscita nuevas formulaciones que expresarán el insondable Misterio de Cristo que actúa en la vida, los sacramentos y la misión de su Iglesia» (N. 2625). Esta es la obra del Espíritu en la Iglesia: recordar a Jesús.

Jesús mismo lo ha dicho: «Él les enseñará y les recordará». La misión es recordar a Jesús, pero no como un ejercicio mnemónico. Los cristianos, caminando por los senderos de la misión, recuerdan a Jesús haciéndolo presente nuevamente; y de Él, de su Espíritu, reciben el «impulso» para ir, para anunciar, para servir. En la oración, el cristiano se sumerge en el misterio de Dios que ama a cada hombre, ese Dios que desea que el EvanLeyendo los Hechos de los Apóstoles, gelio sea predicado a todos. Dios es Dios descubrimos, entonces, cómo el podero- para todos, y en Jesús todo muro de so motor de la evangelización son las separación es definitivamente derrumbareuniones de oración, donde quien parti- do: como dice San Pablo, Él es nuestra cipa experimenta en vivo la presencia de paz, es decir «el que de los dos pueblos Jesús y es tocado por el Espíritu. Lo hizo uno» (Ef 2,14). Jesús ha hecho la miembros de la primera comunidad unidad.

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Así la vida de la Iglesia primitiva está marcada por una sucesión continua de celebraciones, convocatorias, tiempos de oración tanto comunitaria como personal.Y es el Espíritu quien concede fuerza a los predicadores, que se ponen en camino, y que por amor de Jesús surcan los mares, enfrentan peligros, se someten a humillaciones.

experiencia. El Espíritu anima todo. Y todo cristiano que no tiene miedo de dedicar tiempo a la oración puede hacer propias las palabras del apóstol Pablo: «La vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Gal 2,20). La oración te hace consciente de esto. Solo en el silencio de la adoración se experimenta toda la verdad de Dios dona amor, Dios pide amor. Esta es estas palabras. Tenemos que retomar el la raíz mística de toda la vida creyente. sentido de la adoración. Adorar, adorar a Los primeros cristianos en oración, pero Dios, adorar a Jesús, adorar al Espíritu. también nosotros que venimos varios Adorar al Padre, al Hijo y al Espíritu. En siglos después, vivimos todos la misma silencio. La oración de adoración es la 23

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oración que nos hace reconocer a Dios como principio y fin de toda la historia.Y esta oración es el fuego vivo del Espíritu

que da fuerza al testimonio y a la misión.

Gracias.

Catequesis sobre la oración (17) La bendición Biblioteca Palacio Apostólico, miércoles 2 diciembre 2020

Continuamos las reflexiones sobre la oración. Hoy nos detenemos en una dimensión esencial de la oración: la bendición. En las narraciones de la creación (cfr. Gen 1-2) Dios continuamente bendice la vida. Bendice a los animales (1,22), bendice al hombre y a la mujer (1,28), finalmente, bendice el sábado, día de reposo y del goce de toda

la creación (2,3). Es un Dios que bendice.

En las primeras páginas de la Biblia es un continuo repetirse de bendiciones. Dios bendice, pero también los hombres bendicen, y pronto se descubre que la bendición posee una fuerza especial, que acompaña para toda la vida a quien la recibe, y dispone el corazón del hombre a dejarse cambiar por Dios (Conc. Ecu. 24

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Va. II, Const. Sacrosanctum Concilium, cristo, que nos ha bendecido con toda 61). clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos ha Al principio del mundo está Dios que elegido en Él antes de la fundación del «dice-bien», bien-dice, dice-bien. Él ve mundo, para ser santos e inmaculados en que cada obra de sus manos es buena y su presencia, en el amor; eligiéndonos de bella, y cuando llega al hombre, y la crea- antemano para ser sus hijos adoptivos ción se completa, reconoce que «estaba por medio de Jesucristo, según el benemuy bien» (Gen 1,31). Poco después, esa plácito de su voluntad, para alabanza de belleza que Dios ha impreso en su obra la gloria de su gracia con la que nos agrase alterará, y el ser humano se convertirá ció en el Amado» (Ef 1,3-6). No hay en una criatura corrompida, capaz de pecado que pueda cancelar completadifundir el mal y la muerte por el mundo; mente la imagen del Cristo presente en pero nada podrá borrar nunca la primera cada uno de nosotros. Ningún pecado huella de Dios, una huella de bondad que puede cancelar esa imagen que Dios nos Dios ha puesto en el mundo, en la natu- ha dado a nosotros. La imagen de Cristo. raleza humana, en todos nosotros: la capacidad de bendecir y el hecho de ser Puede desfigurarla, pero no puede bendecidos. Dios no se ha equivocado sustraerla a la misericordia de Dios. Un con la creación y tampoco con la crea- pecador puede permanecer en sus erroción del hombre. La esperanza del res durante mucho tiempo, pero Dios es mundo reside plenamente en la bendi- paciente hasta el último instante, especión de Dios: Él sigue queriéndonos, Él, el rando que al final ese corazón se abra y primero, como dice el poeta Péguy, sigue cambie. Dios es como un buen padre y esperando nuestro bien. como una buena madre. Él es también una buena madre. Una buena madre La gran bendición de Dios es Jesucristo, nunca deja de amar a su hijo, por mucho es el gran don de Dios, su Hijo. Es una que se equivoque. Me viene a la mente bendición para toda la humanidad, es una las muchas veces que he visto a la gente bendición que nos ha salvado a todos. Él hacer fila para entrar en la cárcel. Muchas es la Palabra eterna con la que el Padre madres en fila para entrar y ver a su hijo nos ha bendecido «siendo nosotros preso; ellas no dejan de amar al hijo y todavía pecadores» (Rom 5,8) dice san ellas saben que la gente que pasa en el Pablo: Palabra hecha carne y ofrecida por autobús dice: «Ah, esa es la madre del nosotros en la cruz. preso». Y, sin embargo, no tienen vergüenza por esto, o mejor, tienen San Pablo proclama con emoción el plan vergüenza, pero van adelante, porque es de amor de Dios y dice así: «Bendito sea más importante el hijo que la vergüenza. el Dios y Padre de nuestro Señor Jesu- Así nosotros para Dios somos más 25

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importantes que todos los pecados que nosotros podamos hacer, porque Él es padre, es madre, es amor puro, Él nos ha bendecido para siempre. Y no dejará nunca de bendecirnos.

encuentran esta bendición que los ha ungido como hijos. Porque la gracia de Dios cambia la vida: nos toma como somos, pero no nos deja nunca como somos.

Una experiencia intensa es la de leer estos textos bíblicos de bendición en una prisión, o en un centro de desintoxicación. Hacer sentir a esas personas que permanecen bendecidas, no obstante, sus graves errores, que el Padre celeste sigue queriendo su bien y esperando que se abran finalmente al bien. Si incluso sus parientes más cercanos los han abandonado, porque ya los juzgan como irrecuperables, para Dios son siempre hijos.

Dios no puede borrar en nosotros la imagen de hijo, cada uno de nosotros es hijo, es hija. A veces ocurren milagros: hombres y mujeres que renacen. Porque

Pensemos en lo que hizo Jesús con Zaqueo (cfr. Lc 19,1-10), por ejemplo.

Todos veían en él el mal. Jesús, en cambio, ve en él un destello de bien, y de ahí, de su curiosidad por ver a Jesús, hace pasar la misericordia que salva. Así cambió primero el corazón y después la vida de Zaqueo. En las personas marginadas y rechazadas, Jesús veía la indeleble bendición del Padre. Zaqueo es un pecador público, ha hecho muchas cosas malas, pero Jesús veía ese signo indeleble de la bendición del Padre y de ahí su compasión. Es esa frase que se repite en el Evangelio: «Tuvo compasión»; y esa com26

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oración es alegría y reconocimiento.

Dios no ha esperado que nos convirtiéramos para comenzar a amarnos, sino que nos ha amado primero, cuando todavía estabamos en el pecado.

No podemos solo bendecir a este Dios que nos bendice, debemos bendecir todo en Él, a toda la gente; bendecir a Dios y bendecir a los hermanos, bendecir el mundo. Esta es la raíz de la mansedumbre cristiana, la capacidad de sentirse bendecidos y la capacidad de bendecir.

Si todos nosotros hiciéramos así, seguramente, no existirían las guerras. Este mundo necesita bendición y nosotros podemos dar la bendición y recibir la bendición. El Padre nos ama.Y a nosotros pasión lo lleva a ayudarlo y cambiarle el nos queda tan solo la alegría de bendecorazón. Es más, llegó a identificarse a sí cirlo y la alegría de darle gracias, y de mismo con cada persona necesitada (cfr. aprender de Él a no maldecir, sino bendeMt 25,31-46). En el pasaje del «protoco- cir. Y aquí solamente una palabra para la lo» final sobre el cual todos nosotros gente que está acostumbrada a maldecir, seremos juzgados –Mateo 25– Jesús dice: la gente que tiene siempre en la boca, «Yo estaba hambriento, yo estaba desnu- también en el corazón, una palabra fea, do, yo estaba en la cárcel, yo estaba en el una maldición. Cada uno de nosotros puede pensar: ¿Tengo yo esta costumbre hospital, ahí estaba yo…». de maldecir? Y pedir al Señor la gracia de Ante la bendición de Dios, también cambiar esta costumbre para que nosonosotros respondemos bendiciendo. tros tengamos un corazón bendecido; y Dios nos ha enseñado a bendecir y noso- de un corazón bendecido no puede salir tros debemos bendecir. Es la oración de una maldición. Que el Señor nos enseñe alabanza, de adoración, de acción de a no maldecir nunca sino a bendecir. gracias. El Catecismo escribe: «La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: porque Dios bendice, el corazón del hombre puede bendecir a su vez a Aquel que es la fuente de toda bendición» (N. 2626). La 27

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El Decreto «Quemadmodum Deus»

La Carta Apostólica «Patris corde», del Papa Francisco, dedicada a San José, tiene fecha 8 de diciembre de 2020, Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Ese mismo día el Papa Francisco promulgó para toda la Iglesia un Año de San José, que se extendería hasta el 8 de diciembre de 2021. La razón para hacerlo en un día que ya está lleno de sentido –la Inmaculada Concepción de la Virgen María– es que en ese día se cumplían 150 años del Decreto «Quemadmodum Deus» del Papa Beato Pio IX, que declara a San José «Patrono de la Iglesia Católica».

Para entender la decisión del Papa Francisco conviene conocer ese Decreto y la

situación por la que atravesaba la Iglesia en esos años. El Decreto se encuentra, en su versión original latina, en la colección de documentos Acta Sanctae Sedis, vol. 6 (1870-71), p. 194. Mons. Felipe Bacarreza lo buscó allí y lo tradujo del latín. Esa es la versión que publicamos aquí para nuestros lectores.

El Papa Beato Pío IX, Pío Nono (Giovanni Maria Mastai Ferretti), nació el 13 de mayo de 1792 en Senigallia, entonces parte de los Estados Pontificios, y murió en Roma a los 85 años el 7 de febrero de 1878, después de haber gobernado a la Iglesia durante más de 31 años (del 16 de junio de 1846 al 7 de febrero de 1878),

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en el Pontificado más largo de la historia, después del de San Pedro. Fue beatificado por el Papa San Juan Pablo II el 3 de septiembre del 2000.

Los dos hechos que más se recuerdan del Pontificado del Beato Pío Nono son la solemne proclamación del dogma mariano de la Inmaculada Concepción por medio de la encíclica «Ineffabilis Deus» de fecha 8 de diciembre de 1854, y la convocatoria del Concilio Ecuménico Vaticano I (1869-1870), que definió el dogma de la infalibilidad del Papa, cuando infierno estaban prevaleciendo contra habla «ex Cathedra» en materia de fe y ella», no sólo se refiere ese evento, que moral. obligó a suspender el Concilio, sino también al racionalismo, que estaba invadienAquí recordamos un tercer acto de su do a la misma Iglesia. En el año 1864 el pontificado, que es menos conocido, Papa Pio IX había promulgado la encíclica pero también muy importante, a saber, la «Quanta cura», que concluye con el declaración de San José como conocido «Syllabus errorum», un elenco Patrono de la Iglesia Católica. En de 80 proposiciones condenadas por la el Decreto «Quemadmodum Deus», Iglesia. Se trata de afirmaciones racionaexplica los motivos y las circunstancias listas, panteístas, socialistas, incluso que lo llevaron a tomar esa decisión. El comunistas y otras que hacen comprenPapa lo hace respondiendo a una peti- der la difícil situación en materia de fe ción de los Obispos y fieles de todo el por la que atravesaba la Iglesia. En ese mundo, que fue reafirmada luego, duran- escenario es que el Papa recurre al te el Concilio Vaticano I. El Decreto tiene patrocinio de San José, declarandolo fecha 8 de diciembre de 1870, después Patrono de la Iglesia Católica. de que el Concilio debió suspenderse abruptamente el 20 de octubre de 1870, ¿En qué se asemeja ese tiempo al nuescuando las tropas de Víctor Manuel II tro? También en nuestro tiempo la Iglesia ocuparon la ciudad de Roma y anexaron atraviesa por un momento difícil y necesita el auxilio de San José. Hoy día, como a Italia los Estados Pontificios. nunca antes en la historia, prevalece un Los «tan graves desastres» que agobia- secularismo radical, es decir, la concienban a la Iglesia, hasta el punto de hacer cia de que todo termina en este mundo pensar a muchos que «las puertas del (el «saeculum») y de que nada hay que 29

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trascienda la vida en esta tierra. Esa mentalidad se manifiesta en la ausencia casi completa de Dios en todas las actividades de los hombres de nuestro tiempo, hasta el punto de que países considerados «cristianos» aprueban leyes abiertamente contrarias a la ley de Dios, como son la ley de aborto, de divorcio, de matrimonio homosexual, eutanasia y otras. Se vive, según la conocida expresión del Papa Benedicto XVI, «etsi Deus non daretur» («como si Dios no existiera», Cf. Audiencia General, 14 noviembre

2012). Aparte de esto, los abusos cometidos por clérigos contra menores, en muchas partes, han dado pie para que la Iglesia sea fuertemente atacada y han sido causa para que su enseñanza pierda credibilidad y su palabra se haya hecho irrelevante. Verdaderamente, en nuestro tiempo la Iglesia necesita el patrocinio de San José. Se lo pedimos insistentemente en la Oración a San José que ha propuesto el Papa Francisco para este año: «Oh bienaventurado José, muestrate padre también a nosotros».

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DECRETO «QUEMADMODUM DEUS» S.S. Papa Pio IX DECLARA A SAN JOSÉ PATRONO DE LA IGLESIA CATÓLICA DECRETO PARA LA URBE Y EL ORBE Así como Dios puso a José, el hijo del patriarca Jacob, al frente de toda la tierra de Egipto, para proveer el pueblo de trigo, así, llegada la plenitud de los tiempos, cuando iba a enviar a la tierra a su Hijo Unigénito como Salvador del mundo, designó a otro José, del cual aquel primero era figura, y lo hizo Señor y Príncipe de su casa y posesión y lo eligió como custodio de sus principales tesoros. En efecto, tuvo como esposa a la Inmaculada Virgen María, de la cual, por obra del Espíritu Santo, nació nuestro Señor Jesucristo, quien se dignó ser considerado entre los hombres «hijo de José» y estuvo sometido a él. Y a Aquél, a quien muchos reyes y profetas desearon ver, este José, no sólo lo vio, sino que vivió con Él y lo abrazó y besó con paterno afecto. Con suma diligencia, él alimentó a quien el pueblo fiel iba a comer como «pan bajado del cielo» para la vida eterna.

En razón de esta sublime dignidad, que Dios concedió a este fidelísimo siervo suyo, la Iglesia ha tributado siempre al Bienaventurado José, después de la Virgen Madre de Dios, su Esposa, sumo honor y alabanza y ha implorado su intervención en las aflicciones.

En estos tristísimos tiempos, en que la Iglesia, perseguida por sus enemigos en todas partes, está agobiada por tan graves desastres, que los hombres impíos piensan que finalmente las puertas del infierno están prevaleciendo contra ella, los venerables Pastores de todo el mundo católico y los fieles a ellos confiados elevaron súplicas al Sumo Pontífice pidiéndole que se dignara declarar a San José Patrono de la Iglesia Católica.

Luego, habiendo renovado insistentemente los mismos ruegos y deseos en el Sagrado Concilio Ecuménico Vaticano, nuestro Santo Padre el Papa Pio IX, conmovido por la presente y muy lamentable situación, para encomendarse a sí mismo y a todos los fieles al poderosísimo patrocinio del santo Patriarca José, quiso satisfacer los deseos de los Obispos y lo declaró solemnemente PATRONO DE LA IGLESIA CATÓLICA, y mandó que su fiesta, que tiene lugar el día 19 de marzo, en adelante, sea celebrada con rango de Solemnidad, aunque sin Octava, por caer en tiempo de Cuaresma.

Dispuso, además, que, en este día de la Inmaculada Virgen Madre de Dios y esposa del castísimo José, se haga publica esta declaración por medio del presente Decreto de la Congregación de los Sagrados Ritos, sin que obste cosa alguna.

Dado el 8 de diciembre de 1870 Cardenal Patrizi, Obispo de Ostia y Veletri Prefecto de la Congregación de los Sagrados Ritos

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Domingo Bartolini Secretario

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Fabrizio Carlos Ferretti Zañartu Ordenado diácono transitorio

Fabrizio egresó del Seminario Mayor de Concepción en diciembre 2020. Antes de dejar ese establecimiento, que fue su hogar durante los siete años que dura la formación para el sacerdocio, del 2014 al 2020, quiso recibir allí el acolitado, que es el paso previo a la Ordenación diaconal.

Mons. Felipe Bacarreza se trasladó allá para conferirle ese ministerio en la Capilla del Seminario el miércoles 9 de diciembre (Ver Surcos diciembre 2020, pag. 48-50).

Durante el tiempo del Seminario Fabrizio ha participado de la Comunidad el Emmanuel y había sido invitado por los encargados de esa Asociación de Fieles a hacer una experiencia de un año en sus fuentes, en Francia y en un país de Centro América. Debía partir a princi-

pios del año 2021 y la idea era que partiera ya instituido como acólito. Pero, a causa de la pandemia, el comienzo de esa experiencia se postergó hasta julio de este año. En esos meses de espera Fabrizio realizó su experiencia apostólica en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima.

Mons. Felipe Bacarreza, con el parecer favorable del Consejo de Órdenes, consideró conveniente que hiciera su experiencia en Francia como diácono y se fijó su Ordenación el viernes 11 de junio, por ser ese día la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

El día elegido resultó providencial, porque entretanto se decidió que la experiencia de Fabrizio con la comunidad de El Emmanuel se concentrara en Francia y que la comenzará con una esta-

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día de dos meses en Paray-le-Monial, desde donde, por intermedio de Santa Margarita María Alacoque y San Claude de la Colombière, se difundió la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en la toda la Iglesia. Allí está la Capilla de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María, religiosa de la Orden de la Visitación de Santa María, a quien Jesús se apareció el 16 de julio de 1675 y, mostrandole su Corazón en llamas de fuego por su amor a nosotros, le dijo: «He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, que no ha ahorrado nada, hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor. Y, en compensación, no recibe de la mayoría de ellos más que ingratitud y desprecio».

divino y humano de nuestro Señor Jesucristo. Por eso, la Iglesia ha declarado que el Sagrado Corazón y su significado no es una devoción optativa, sino esencial, porque expresa una verdad revelada: Jesús nos amó también con un Corazón humano.

En la lectura del profeta Amos proclamada en esa ocasión, Dios dice a su pueblo por medio del profeta: «No daré curso al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraím, porque Yo soy Dios, no hombre» (Amos 11,9). El amor de Dios había sido revelado claramente en el Antiguo Testamento ya a Moisés: «Yahveh, Yahveh, Dios compasivo y clemente, tardo a la cólera y rico en misericordia y verdad» (Ex 34,6). «No soy hombre» era la explicación que daba Dios a su amor misericordioso hacia su pueblo. Pero todavía la revelación de ese amor debía dar un paso esencial y es lo que nos muestra el Evangelio presentandonos la escena de la lanzada al costado de Cristo. Dios debía hacerse hombre y morir en la cruz por nuestra salvación.Ya no podrá darse la razón del amor de Dios: «Porque no soy hombre», porque Jesús es un hombre que nos amó hasta el extremo de dar su vida por nosotros y que intercedió por nosotros desde la cruz diciendo: «Padre, perdonalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). El amor del Corazón de Jesús es amor divino y humano. Nos revela el amor divino con que nos amó Jesús, el mismo que hacía repetir a su pueblo a cada paso: «Den gracias al Señor porque

Fabrizio recibió la Ordenación diaconal en la Catedral de Santa María de los Ángeles ese viernes 11 de junio a las 19 horas, de manos de Obispo Mons. Felipe Bacarreza. Concelebraron con él algunos sacerdotes más cercanos a Fabrizio, entre ellos, el Rector del Seminario de Concepción, Pbro. Bernardo Andrés Álvarez Tapia. Participaron presencialmente sus padres y hermanos y algunos amigos suyos. Muchos más se unieron a la transmisión online.

Mons. Bacarreza calificó ese momento como «una bocanada de aire fresco» en medio de la pandemia que parecía tener a la Iglesia detenida. Explicó que la devoción al Sagrado Corazón es uno de los medios usados por el Espíritu Santo para llevarnos a la verdad plena sobre el amor 33

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es bueno, porque es eterna su misericordia» (cf. Sal 136), y nos revela al amor humano con que nos amó Jesús, el mismo que Él definió así: «Nadie tiene amor más grande que este: que alguien dé su vida por sus amigos» (Jn 15,13).

cede de Dios, como se adelanta a aclarar el apóstol: «No que por nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos cosa alguna, como propia nuestra, sino que nuestra capacidad viene de Dios, el cual nos capacitó para ser ministros de una nueva Alianza» (2Cor 3,5-6). San San Pablo afirma que este amor del Pablo expresa las condiciones para que Corazón de Jesús es el misterio escondi- ese ministerio sea verdadero y fecundo: do en Dios desde todos los siglos y que «Que sean fortalecidos en el hombre a él fue dada la gracia de darlo a conocer. interior, por la acción de su Espíritu, que En efecto, San Pablo ora para que los Cristo habite por la fe en sus corazones, fieles «puedan conocer, con todos los que estén arraigados y cimentados en el santos… el amor de Cristo, que excede amor» (cf. Ef 3,14-19). a todo conocimiento». Si excede todo conocimiento, entonces no se puede Mons. Bacarreza se refirió a la Comuniconocer por nuestros medios humanos, dad El Emmanuel (el nombre que expre¡es un don de Dios! A nosotros se nos da sa la realidad de Jesús: «Con nosotros ese don en el Corazón de Jesús.

Dios») y afirmó que había dado a Fabrizio una profunda espiritualidad; luego, Fabrizio está llamado, como San Pablo, a agradeció a los padres de Fabrizio por el difundir el conocimiento de ese amor apoyo constante a su hijo en su vocación: revelado en el Corazón de Jesús. Es lo agradeció también a sus formadores y que San Pablo llama el «ministerio de la profesores y al Rector del Seminario allí nueva Alianza». Es una vocación que pro- presente. Terminó encomendando el

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oído el consejo presbiteral, acogió mi carta de solicitud al diaconado transitorio, solicitud que hago de puño y letra en donde solicito el Sacramento del Orden sagrado, luego de haber culminado mi proceso en el Seminario y estando actualmente sirviendo en la pastoral de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima. En la respuesta a esta solicitud se me propone como fecha el 11 de junio de 2021, día de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (¡que hermosa fecha!), por lo que, desde ese momento, comencé a hacer los preparativos para dicha fecha.

Es un requisito que para la Ordenación se deba realizar un retiro espiritual. Yo tuve la gracia de poder hacerlo junto al padre Jorge Cerda, actual párroco de San Juan Bautista. Fue así como, por 5 días, estuvimos profundizando en la «Historia de Salvación» que Dios ha hecho con el hombre con base en el Salmo 136, pero más ampliamente la «Historia de Salvación» que Dios ha hecho conmigo y cómo es que desde ahí yo debo dar una respuesta al Señor… Desde su infinita fidelidad con cada uno de nosotros y, en este caso, conmigo en concreto, porque «eterna es su misericordia».

ministerio de Fabrizio a la Madre de Dios, que habiendose definido como «la esclava del Señor» tiene una particular cercanía con los diáconos. Entres todos los santos, quien más conoce el amor de Cristo es ella.

Antes de su partida a Francia, Fabrizio quiso dejarnos un testimonio de esos momentos tan significativos previos a su Ordenación y también de sus primeros pasos como diácono, que publicamos, a continuación: Palabras del diácono Fabrizio Carlo Ferretti Zañartu

El Señor tuvo la delicadeza de darme días de mucha paz, en los días previos a la Ordenación. En esos días la cercanía de los sacerdotes, religiosas, mis padres y amigos hizo un ambiente muy cálido,

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

Por el favor de Dios, nuestro Obispo, Monseñor Felipe Bacarreza, luego de 35

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a pesar de la pandemia. La oración a la espera de ese día fue de mucho gozo, que no deja de lado la enorme envergadura de la misión a la cual el Señor me llama. Pero frente a esto es que el Señor responde por boca del apóstol: «Fiel es Dios que los ha llamado y Él mismo lo llevará a cabo» (1Tes 5,24).

sagré mi vida al servicio de Dios en su Iglesia, la consagré de manera libre, consciente y voluntaria. Siendo testigo de este acontecimiento una gran cantidad de seres queridos que se unieron por la señal online, como también mis padres y sacerdotes que pudieron acompañarme presencialmente, cuando de manos de nuestro Obispo fui consagrado por el Sacramento del Orden sagrado, el cual imprime en el alma un

El día 11 de junio de 2021, en la Catedral de Santa María de los Ángeles con36

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carácter que significa que seré para siempre ministro de Dios, para el servicio en su Iglesia.

Porque «¿de qué te sirve ganar el mundo entero si pierdes tu vida?» (Mt 16,26).

Hoy vivo una inmensa alegría por ser diácono en tránsito, por estar tan cerca del anhelado sueño de ser sacerdote de Cristo. Esto, que se veía tan lejano e incierto en un comienzo, hoy es una realidad, el Señor ha permitido que sea un hecho y, digo esto, porque conozco a tantos jóvenes que se cuestionan por su futuro, tantos jóvenes que sabiéndose llamados, no responden al Señor, tantos jóvenes que no creen ser capaces o no hacen un serio proceso de discernimiento. A esos jóvenes yo les digo que se aventuren, que se arriesguen por el Señor, porque Él no los defraudará. Porque el Señor no pondrá en tu corazón un anhelo que no te dé las gracias necesarias para cumplirlo. La vida es apasionante y gastarla sirviendo al Señor y a los hermanos es una dicha.

«El sacerdote es aquel que lleva a Cristo a los hombres. Por la celebración de los Sacramentos, él hace visible a Jesús, quien da su vida (Eucaristía), que perdona los pecados (Reconciliación)… Ser sacerdote no es un empleo, es, ante todo, un llamado de Dios; es también la ofrenda total de su vida, en respuesta a este llamado, para que el mundo tenga Vida» (Santo Cura de Ars).

Un año de misión en Francia Desde el año 2015 soy parte de la «Comunidad el Emmanuel», que es una comunidad católica internacional reconocida por la Santa Sede como Asociación Pública de Fieles. Reúne en su seno laicos −entre ellos, célibes y consagrados (as)− y sacerdotes, que juntos 37

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siguen a Cristo al servicio de la misión de la Iglesia.

Esta comunidad me ha acompañado en mi crecimiento de fe y amor a la Iglesia.

Hace un tiempo, los encargados de la comunidad en Chile me propusieron vivir una experiencia de misión al terminar mi formación en el Seminario, con la finalidad de ahondar más en el misterio de la vocación sacerdotal y conocer más profundamente el carisma de la comunidad.

Luego de orar bastante esta invitación y junto al discernimiento hecho con mi director espiritual, le presenté a nuestro Obispo esta inquietud, a lo que él aceptó muy contento la posibilidad de hacer esta experiencia de misión en el extranjero, concretamente en Francia.

Esta experiencia de misión comienza el 6 de julio (aunque comenzó hace 38

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mucho preparando el corazón), fecha en que viajo desde Santiago a París, para luego movilizarme hasta Paray-le-Monial, ciudad en donde en el siglo XVII Santa Margarita María de Alacoque tuvo las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús. En este lugar estaré dos meses, para luego dirigirme a la Parro-

quia san Vicente de Paul de la ciudad de Marsella, donde, junto a otros tres sacerdotes, me dedicaré a la vida pastoral durante un año. Culminado este tiempo, retornaré a nuestra amada Diócesis para, Dios mediante, ser ordenado sacerdote.

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Padre Alberto Hitschfeld Niklitschek, ofm cap En la Casa del Padre familia capuchina y también de su familia natural y lo encomiendo al Señor.

Echaremos mucho de menos su presencia en nuestra Diócesis, donde bien conocíamos su bondad, su franciscana alegría y su sano sentido del humor. Un abrazo a Eulalio y toda la comunidad. El padre Alberto habrá repetido muchas veces en su vida las palabras del Cántico de las creaturas: “Alabado seas mi Señor por nuestra hermana la muerte corporal de la cual ningún hombre puede escapar”. San Francisco la trata con cariño como hermana, como lo haría San Pablo: “Para mí lo mejor es partir y estar con Cristo” (Fil 1,23)»

El martes 15 de junio en la tarde por medio de un comunicado de la familia capuchina de Chile recibimos en la Diócesis la noticia de la partida del Padre Alberto a la Casa del Padre. Inmediatamente, nuestro Obispo Mons. Felipe Bacarreza mandó sus condolencias a la comunidad de los padres capuchinos de la Parroquia San Francisco y a toda nuestra Diócesis, en la cual el Padre era muy querido. Reproducimos ese mensaje:

El Padre Alberto Eugenio Hitschfeld Niklitschek nació en Puerto Octay el 28 de diciembre de 1950. No cumplía aún 71 años cuando falleció.Tenía una hermana un año menor que él. Había sido nombrado Vicario Parroquial de la Parroquia San Francisco con Decreto 106/2012 de fecha 14 de febrero de 2012. Todos, en una u otra ocasión, le oímos recitar la famosa poesía «El sueño de mi madre» del P. Rafael Vizcaíno, pero que él sabía de memoria y recitaba con tanta unción, que todos pensaban que hablaba de su propia madre.

«El padre Alberto terminó una vida entregada a Dios desde su juventud.

Podemos asegurar que dio el paso a la vida verdadera junto al Señor y a su Stma. madre, la vida que todos esperamos alcanzar. Comparto el dolor de la

Mientras se recuperaba en Santiago de 40

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diversas afecciones, difíciles de diagnosticar con precisión, el Padre Alberto se contagió del Covid-19 y, habiendo sido internado en el Hospital de la Universidad Católica el 10 de junio, allí falleció cinco días después. Sus restos fueron trasladados a nuestra ciudad para ser sepultados en el mausoleo de la comunidad capuchina en el cementerio general.

En el trayecto la carroza que lo transportaba se detuvo en Longaví, donde el padre había servido varios años, para que los fieles que lo recuerdan con mucho cariño pudieran darle el último adiós. Llegó a nuestra Catedral de Santa María de los Ángeles pasadas las 14:30 horas, donde se celebró la Eucaristía presidida por nuestro Obispo Mons.

Felipe Bacarreza, con quien concelebraron el Padre Eulalio Cabodevilla ofm cap, párroco de San Francisco, y varios presbíteros del Decanato Ciudad. Los fieles de San Francisco y algunos de sus familiares, que viajaron de Villarrica y Puerto Varas, llenaban los puestos disponibles en la Catedral (considerado el distanciamiento exigido por las normas sanitarias).

Mons. Bacarreza comenzó diciendo que nos convocaba esa tarde un hecho triste y gozoso; triste, porque nos ha dejado una persona muy querida, como era entre nosotros el padre Alberto y ya lo estamos echando de menos; pero, mirado con fe, es un hecho gozoso, porque, dado el tenor de su vida en esta tierra y su amor a Jesús, estará gozando ahora de Él en el cielo. Sus restos, aquí 42

presentes, son un testimonio, que parece repetirnos las palabras que dijo Jesús a sus discípulos, cuando les anunció su partida al Padre: «Si ustedes me amaran, se alegrarían de que Yo me vaya al Padre» (Jn 14,28).

Dijo el Obispo que el padre Alberto ciertamente había meditado muchas veces la alabanza de San Francisco a Dios –«Alabado seas mi Señor»–, por todas sus creaturas, por el hermano Sol, la hermana luna, el hermano viento, la hermana tierra, etc. también por la «hermana muerte corporal»: «Alabado seas mi Señor por la hermana muerte corporal, de la cual ningún hombre puede escapar». Pero agrega una precisión de gozo: «Bienaventurados a quienes encuentre en tu santísima voluntad». Podemos decir, entonces, que el padre Alberto goza de la felicidad de aquellos que cumplen la voluntad de Dios.

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A pesar de su débil salud, el padre Alberto tuvo un vasto apostolado, sobre todo, en el confesionario y en la dirección espiritual de muchas personas. Pero también había sido nombrado capellán del ejército y cumplía esta misión en el Destacamento de Montaña N. 17 de nuestra ciudad. También asistía frecuentemente a los madrugadores y los grupos del Padre Pío. Donde estaba, ponía paz, alegría, bondad y buen humor, testimonio de su unión con Dios.

co de hablar y con su sonrisa, diciendonos: «Todo cuanto ustedes han aprendido y recibido, todo cuanto ustedes han escuchado y visto en mí, ponganlo por obra y el Dios de la paz estará con ustedes» (Fil 4,9).

Terminó sus palabras recitando una hermosa antífona mariana, compuesta por San Francisco de Asís, en la certeza de que el padre Alberto la habrá recitado muchas veces en su vida y que habría querido que fuera recitada en su funeral En el Evangelio proclamado en la Misa, en honor de la Madre de Dios. después de asegurar que en la casa de su Padre hay muchas mansiones y que Él va «¡Salve, Virgen María! No ha nacido en allá a preparar una para nosotros, Jesús el mundo, entre las mujeres, ninguna promete: «Los tomaré conmigo para que semejante a ti, hija y esclava del Altísidonde estoy Yo, estén también ustedes». mo y sumo Rey, Padre celestial, madre Esto es lo que quiere Jesús para noso- de nuestro Santísimo Señor Jesucristo tros, dijo Mons. Bacarreza. Sabemos que y esposa del Espíritu Santo. Ruega por los padres quieren para sus hijos lo nosotros, con San Miguel Arcángel y mejor en esta tierra. Pero Jesús quiere lo con todas las virtudes del cielo y con mejor para nosotros en el cielo y nos todos los santos, ante tu Santísimo Hijo indicó el camino, sin dejar ninguna duda: amado, Señor y Maestro».

«Yo soy el camino… Nadie va al Padre sino por mí». El padre Alberto no sólo recorrió ese Camino él mismo, sino también lo mostró a muchos otros. Por eso, muchos están aquí ahora rindiendole esta despedida.

Mons. Bacarreza aclaró que, una vez terminadas las restricciones por de la pandemia, haríamos una Misa de funeral del padre Alberto como él lo merece para agradecer todo el bien que él hizo entre nosotros. Dijo que ahora él ve al padre Alberto, con su modo característi44

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Ordenación de cinco diáconos permanentes

Los cinco candidatos al diaconado permanente que recibieron la Ordenación diaconal en la Catedral de Santa María de los Ángeles, de manos de nuestro Obispo Mons. Felipe Bacarreza el martes 29 de junio, en la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo son:

(Ver más adelante los datos personales de cada uno)

comenzaron 15 aspirantes y, contando a Waldo, se han Ordenado 8. Los otros cuatro pertenecen a la promoción que comenzó en el año 2017. Ese año comenzaron 10 aspirantes: uno de ellos, Juan Luis Mora Sandoval, fue llamado a la Casa del Padre y ciertamente habrá participado de esta celebración, junto a sus compañeros, desde el cielo; el Hno. Juan Daza Jara, de Don Orione, que tenía estudios adelantados, recibió la Ordenación diaconal el 13 de abril de 2019 (ver Surcos abril 2019 pag. 24-26); otros dos se han atrasado por diversos motivos y serán Ordenados próximamente y, finalmente, otros dos han desistido.

Uno de ellos, Waldo Leoncio Villarroel Villarroel, pertenece a la promoción que comenzó en el año 2014. Ese año

Desde el comienzo de la pandemia, con el fin de mantener el distanciamiento necesario, la Catedral tiene los puestos

- José Esberto Obreque Beroíza - Rubén Alfonso Paredes González - Rodrigo Iván Saavedra Díaz - Yerco Fabián San Martín Sanhueza - Waldo Leoncio Villarroel Villarroel

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que pueden ocuparse designados. Estaban casi todos ocupados por las esposas, hijos, parientes y amigos de los candidatos. Concelebraron con el Obispo los párrocos de los ordenandos y otros presbíteros cercanos a ellos. En representación del colegio de los diáconos participaron los diáconos que trabajan en las Parroquias de ellos.

dos por el Vicario General, Pbro. Omar Muñoz, y cada uno respondió: «Presente». Es la palabra que expresa la plena disponibilidad. Luego, siguió la homilía pronunciada por Mons. Felipe Bacarreza.

Mons. Bacarreza comenzó diciendo que tal vez los dos santos que celebrabamos ese día, San Pedro y San Pablo, después de nuestro Señor Jesucristo y de su La celebración comenzó con la profesión Stma. Madre, eran los más importantes de fe que tiene que anteceder a la Orde- en la historia de la humanidad, porque nación diaconal. Después de profesar las eran los que más habían procurado su verdades de la fe a coro, cada uno puso la bien. Si la salvación del ser humano es mano sobre el Evangelio para pedir a Cristo, ellos han sido los que han anunDios la perseverancia en esa fe y la fideli- ciado al mundo esa salvación. Pedro fue dad en testimoniarla y proclamarla. la piedra sobre la cual Cristo fundó su Luego, cada uno subió al altar para Iglesia y Pablo fue quien expresó la fe en firmarla. Después de la proclamación de Cristo en sus cartas y la difundió en el la Palabra, los candidatos fueron llama- mundo. Ningún ser humano, fuera de

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verdad y el bien no lo tiene Pedro por su propia capacidad, sino como le responde Jesús: «Esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre, que está en el cielo». La fe que declaró, entonces, Pedro es la que tenemos que anunciar nosotros: Jesús es el Hijo de Dios, que se hizo hombre por nosotros. Su palabra es la verdad que nos salva. Este anuncio es nuestro gozo. Ese anuncio es nuestra misión.

Por su parte Pablo, es definido por Cristo como «un instrumento de elección que lleve mi Nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel» (Hech 9,15). Después de su conversión, inmediatamente, comenzó Pablo a anunciar lo que Pedro había confesado: «En seguida Pedro recibió esta promesa: «Todo lo se puso a predicar a Jesús en las sinagoque ates en la tierra, será atado en el gas anunciando que Él era el Hijo de cielo y todo lo que desates en la tierra Dios» (Hech 9,20). Es la misma confesión será desatado en el cielo», se entiende, de Pedro. Esto es lo que nosotros tene«por Dios». Eso significa que, cuando mos que anunciar, con la palabra y con la Pedro declara que algo es verdad o que vida. Esta es la misión que se encomienda alguna conducta es buena –la desata–, –dijo Mons. Bacarreza– a estos hermaDios mismo se hace garante de esa deci- nos que serán ordenados diáconos. sión. Es un inmenso regalo para nosotros saber que en medio del inmenso mar del El ministerio es un don de Dios que se error que nos rodea en materia de fe y confiere por medio de un Sacramento. moral –aborto, divorcio, eutanasia, unio- Por eso, si Pedro y Pablo fueron los más nes homosexuales, etc.– nosotros tene- grandes de la humanidad, eso no se debe mos un faro que nos guía mostrandonos a sus talentos personales, sino a un don de Dios. Ambos pueden decir: «Por la la verdad y el bien. gracia de Dios, soy lo que soy; y la gracia La primera declaración de esa verdad de Dios no ha sido estéril en mí. Antes que hizo Pedro fue la profesión esencial bien, he trabajado más que todos ellos. del cristiano: «Tú eres el Cristo, el Hijo Pero no yo, sino la gracia de Dios que de Dios vivo». Ese poder de decir la está en mí» (1Cor 15,10). La conciencia 48

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de un ministro debe ser esta. La fecundidad de su ministerio depende de su docilidad a la gracia de Dios recibida en la Ordenación y que se actualiza continuamente.

Mons. Bacarreza dijo que el diaconado era el grado de la jerarquía mejor atestiguado en el Nuevo Testamento. De hecho, la 1Timoteo, después de referirse a los requisitos para ser Obispo, continúa: «También los diáconos…» (1Tim 3,8). Aprovechó de repasar esos requisitos del diácono, que es el criterio al cual un diácono debe responder: «Deben guardar el Misterio de la fe con una conciencia pura. Primero se les someterá a prueba y después, si fuesen irreprensibles, serán diáconos» (1Tim 3,9-10). El diaconado, cuando era bien ejercido, era motivo de honor, no de los hombres, sino de Dios mismo: «Los diáconos sean casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa. Porque los que ejercen bien el diaconado alcanzan un puesto honroso y grande entereza en la fe de Cristo Jesús» (1Tim 3,12-13). Jesús había dicho: «Si alguno me sirve, el Padre lo honrará» (Jn 12,26). Estos textos los propuso el Obispo como un criterio para la revisión de su vida y su ministerio que deben hacer los diáconos.

Explicó el Obispo que, después de un tiempo de oscurecimiento, se perdió el diaconado como un grado permanente de la jerarquía. Pero la conducción del Espíritu Santo llevó a la Iglesia a restaurarlo en el Concilio Vaticano II. Lo hace 50

con estas palabras: «Teniendo en cuenta que, según la disciplina actualmente vigente en la Iglesia latina, en muchas regiones no hay quien fácilmente desempeñe estas funciones tan necesarias para la vida de la Iglesia, se podrá restablecer en adelante el diaconado como grado propio y permanente en la jerarquía» (L.G. 29). Se restableció para responder a una necesidad; pero, sucesivamente, se comprendió su valor propio y su riqueza.

Los diáconos son un don de Dios para una Iglesia particular y no sólo un remedio para la carencia de presbíteros.

Aunque una Diócesis tuviera suficientes presbíteros –cosa que está lejos de ocurrir– de todas maneras, el diaconado pertenece a su estructura, tal como Cristo la fundó. La Iglesia particular que tiene un sólido diaconado permanente goza de un mayor bien espiritual. La Constitución Lumen Gentium N. 29, que decreta el restablecimiento del diaconado, como grado permanente de la jerarquía se aprobó en noviembre del 1964.

Nuestra Diócesis fue pionera en adoptar esa medida, porque los primeros diáconos fueron Ordenados, menos de diez años después, en marzo de 1974. Hasta ahora los diáconos han tenido en nuestra Diócesis una gran importancia y por eso gozan de prestigio y de gran aprecio por parte de los fieles y de los presbíteros. Ellos son los primeros colaboradores de los presbíteros. Con los cinco nuevos diáconos, el número de estos ministros activos en nuestra Diócesis se eleva a 36, igualando el número de los presbíteros incardinados en ella en este momento.

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Mons. Bacarreza destacó la generosidad con que las esposas de los nuevos diáconos apoyaron a sus esposos para dar el paso al diaconado y les agradeció en nombre de toda la Diócesis. Cuando los presentó a la asamblea, el Obispo dijo: «Les presento cinco nuevos ministros que los servirán a ustedes en la liturgia, la palabra y la caridad. Mirenlos bien, porque ellos son ante ustedes un testimonio vivo de una respuesta generosa al Señor; ellos son ahora muy distintos de como entraron, porque han sido enriquecidos con un Sacramento, han sido

marcados con el carácter que es un signo espiritual indeleble impreso en el alma que los configura con Cristo, que no vino a ser servido, sino a servir. Es lo que harán nuestros hermanos en medio de nosotros». Siguió un fuerte aplauso de la asamblea.

Los nuevos diáconos subieron al altar para comenzar su ministerio litúrgico. Al término de la celebración, uno de ellos, Rubén Paredes González, tomo la palabra en representación de los otros

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cuatro y agradeció al Obispo y a los sacerdotes que habían acompañado a cada uno de ellos. Asimismo, agradeció a las esposas de ellos, nombrandolas a cada una por su nombre. Expresó cuánto debía él su conversión a su propia esposa, que ahora se alegraba de verlo convertido en ministro del Señor.

La celebración transcurrió en un clima de gran alegría que es el sello de la presencia del Espíritu de Dios en medio de la comunidad. No se pudo concluir con un ágape fraterno, porque no lo permite la pandemia. Pero no faltarán ocasiones en el futuro para celebrar estos grandes dones de Dios.

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José Esberto Obreque Beroíza Parroquia Santa Bárbara Nacido: 27 septiembre 1959 Casado el 18 enero 1986 con Nadia Eugenia Balboa Vallet-Cembre Dos hijos Catequista prebautismal, ministro extraordinario de la Comunión.

Profesor de Biología y Química Formación Teológica para aspirantes al diaconado permanente UCSC, 2017-2019 Rubén Alfonso Paredes González Parroquia San Juan Bautista Nacido: 10 mayo 1945 Casado el 13 septiembre 1969 con Norma Noelia Saavedra Jara Tres hijos Miembro del Consejo, Grupo de lectores Cursillos Pensionado Formación Teológica para aspirantes al diaconado permanente UCSC, 2017-2019

Rodrigo Iván Saavedra Díaz Parroquia San Francisco Nacido: 7 febrero 1978 Casado el 26 abril 2006 con Johanna Cecilia Illanes Pardo Dos hijos Ministro extraordinario de la Comunión, catequista Docente Colegio San Gabriel Formación Teológica para aspirantes al diaconado permanente UCSC, 2017-2019 53

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Yerco Fabián San Martín Sanhueza Parroquia Santa María Madre de la Iglesia Nacido: 14 enero 1983 Casado el 14 febrero 2009 con Tatiana Raquel Fernández León Dos hijos Ministro extraordinario de la Comunión, Catequista Profesor de matemáticas Formación Teológica para aspirantes al diaconado permanente UCSC, 2017-2019 Waldo Leoncio Villarroel Villarroel Parroquia Nacimiento del Divino Salvador Nacido: 18 junio 1955 Casado el 3 junio 1983 con Silvia Molina Pastén Una hija Animador comunidad San Alberto Hurtado Empleado fiscal Departamento de Educación de Nacimiento Formación Teológica para aspirantes al diaconado permanente UCSC, 2014-2016

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Gotas para el alma

La Comunión espiritual Si practicas el santo ejercicio de la Comunión espiritual varias veces al día, en un mes verás tu corazón completamente cambiado (Jesús a santa Faustina Kowalska)

¡Qué fuente de gracias es la Comunión espiritual! Practícala frecuentemente y tendrás más presencia de Dios y más unión con Él en las obras (San Josemaría Escrivá)

Como católicos, una de las cosas que más nos ha afectado a causa de la pandemia, es el no poder asistir a la Liturgia Eucarística en comunidad el domingo, Día del Señor, o diariamente. Sabemos que esto no altera nuestra fe, ni nuestra devoción, pero sí entristece un poco el no poder reunirnos en asamblea y cantar juntos las alabanzas a Dios, sobre todo, el no poder recibir el Santísimo Sacramento del altar.

Es conveniente cultivar en el ánimo el deseo constante del Sacramento Eucarístico. De aquí ha nacido la práctica de la Comunión espiritual (San Juan Pablo II).

medios sociales. La escucha y meditación de la Palabra de Dios se ha podido hacer tanto a través de las redes sociales como en nuestras propias casas, ya que todos tenemos a disposición la Biblia, el Misal o diferentes leccionarios donde encontramos la Palabra diaria de la Santa Misa. Y esto se ha podido hacer gracias a que, para Dios, no existe el tiempo ni el espacio. Él está por encima de ello, lo trasciende. Dios está fuera del tiempo, es eterno; y, en cuanto al espacio, en Él no La participación en la santa Misa a través hay límites. «¿Qué nación grande hay, que de internet ha sido una ayuda muy tenga los dioses tan cercanos como lo grande, como una gota de agua en el está el Señor nuestro Dios de todos los desierto. Igualmente, la Adoración Euca- que lo invocamos?» (Deut 4,7). Lo tenerística, que también se nos ofrece en los mos dentro de nosotros donde quiera medios sociales. La escucha y meditación que estemos. Por eso, si un sacerdote da La participación en la santa Misa a través una bendición desde la parroquia, la de internet ha sido una ayuda muy podemos recibir plenamente si estamos grande, como una gota de agua en el en nuestra casa. Igualmente, podemos desierto. Igualmente, la Adoración Euca- rendir nuestra adoración y alabanza de rística, que también se nos ofrece en los rodillas en nuestro hogar al Dios que 55

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vemos por una pequeña pantalla que muestra el altar o el sagrario que está a kilómetros de distancia. Nosotros no podemos ir más que con el deseo y el pensamiento, pero Él viene verdaderamente a sostener nuestra vida.

Sangre de Cristo, siempre que ponga el mismo empeño −en realidad, mayor empeño− por procurarlo que el que pone para obtener otros bienes inferiores, como es el alimento corporal; por ejemplo, cuando no hay un sacerdote que celebre la Eucaristía o cuando, en Sin embargo, hay algo que es insustituible medio de una pandemia como el en nuestra práctica cristiana: la Comu- Covid-19, existe un peligro cierto de nión Eucarística sacramental. Obviamen- contagio. Es necesario procurar la te, hay otras cosas que tampoco se Comunión sacramental más que todos pueden hacer ni reemplazar, como la los demás bienes, porque «la sagrada asistencia continua a los pobres y enfer- Eucaristía contiene todo el bien espirimos, los apostolados externos o misio- tual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nes, la visita caritativa a los presos, etc., nuestra Pascua» (Catecismo N. 1324). etc. Todo ello se ha visto disminuido y se Jesús lo enseñó claramente: «Si ustedes podrá retomar luego. Pero estamos no comen la carne del Hijo del hombre, hablando de lo que se refiere al culto, y no beben su sangre, no tienen vida en oración, liturgia, asamblea. ustedes» (Jn 6,53). Cuando no es posible la Comunión sacramental, nuestra fe y Puede que a algunos les suceda con la nuestra devoción se mantienen vivas, si Comunión Sacramental lo mismo que se mantiene vivo el ardiente deseo de cuando pierde algo; entonces, se da esa Comunión con Cristo. cuenta del valor que tenía. Por una parte, eso es muy bueno. La privación de el Durante cientos de años, a causa de un «Pan de los ángeles», ha hecho crecer oscurecimiento en la comprensión de la nuestra hambre y sed de Él. Nos ha per- Palabra de Dios, causado por el jansenismitido valorar este inefable Don, que mo, la práctica común en la Iglesia Catóconstituye de verdad el sustento para el lica para los fieles laicos no era la comucamino del alma en este destierro. Feli- nión frecuente. Se consideraba que al ces los sacerdotes y las comunidades Dios «tremendo» no podía nuestra monásticas, de monjes y monjas, que han pequeñez acercarse con mucha frecuenpodido continuar recibiendo este divino cia. Los fieles asistían a la santa Misa, pero alimento a diario, pues no necesitan salir no comulgaban. La costumbre era de casa para ello. comulgar una o dos veces al año en las grandes solemnidades como Navidad y Por otra parte, debemos constatar algo: Pascua de Resurrección y cuando el conun fiel laico puede sobrevivir sin la fesor autorizaba a una Comunión más Comunión Sacramental del Cuerpo y frecuente. Ni siquiera las religiosas de 56

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clausura lo hacían todos los días. Poco a poco, se volvió a comprender la necesidad y conveniencia de recibir el santo Sacramento todos los domingos, e incluso diariamente, como fue en los primeros siglos de la Iglesia. Esta vuelta a la práctica original y también a la Comunión de los niños fue obra del Espíritu Santo, que actuó gracias a la influencia de algunos santos, sobre todo, del Papa San Pío X, quien por esto recibe el nombre de «Papa de la Eucaristía».

Así, nosotros, peregrinos del siglo XX y XXI, nos acostumbramos a disfrutar de este «Pan vivo bajado del cielo», tanto que, para muchos, carecer de él ha sido una verdadera tortura. Aunque se puede vivir sin este Pan, en las condiciones dichas, la comunión frecuente llena el alma de la energía y el consuelo para seguir adelante. ¿Qué hacer entonces cuando no podemos acceder a ella?

Dios, Jesús, nuestro Pan vivo, que desea unirse a cada uno de nosotros más que nosotros mismos, nos ha dejado un medio al que podemos recurrir para conservar la unión con Él, a pesar de no recibirlo físicamente. Es la Comunión espiritual. Poco se hablaba de esto antes de la pandemia; no se enseñaba en catequesis o parroquias. Gracias a la situación desastrosa que estamos viviendo, esta práctica se ha vuelto a retomar, y felizmente, ya que no deberíamos dejarla nunca.

no es un Sacramento ni un sacramental. (…) La Comunión espiritual es la unión con Cristo mediante el deseo sincero de recibirlo en aquellas ocasiones en que no es posible recibirlo sacramentalmente, es decir, su Cuerpo y su Sangre en la Eucaristía. Es más, no se debe acceder a la Comunión sacramental sin haberse dispuesto primero mediante el deseo y el acto de amor y de fe en Cristo. El acto de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Santa Misa tiene que ir precedido y acompañado del deseo de unirse a Él. Ahora bien, cuando es imposible acceder físicamente a este Misterio, por el motivo que sea, la Comunión espiritual nos concede unirnos con Cristo, siempre que la hayamos hecho de manera honesta, sincera y pura, porque Él con su gracia satisface nuestro deseo.

Las condiciones que se requieren para la Comunión espiritual con Cristo son las mismas que se requieren para recibir el Santísimo Sacramento: estar en estado de gracia, hacer un acto de fe en la divina presencia, acto de contrición consciente de los propios pecados y de la propia fragilidad y, sobre todo, el acto de amor que nos lleva a desear vivamente la unión con Cristo que se nos regala. Es indispensable esta disposición interior para recibir plenamente los frutos de la presencia de Cristo en nosotros, como se lo pedimos: «Ya que no puedo recibirte ahora sacramentalmenRepasemos lo que nos dice la doctrina te, ven al menos, espiritualmente a mi sobre la Comunión espiritual. Primero: corazón».

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De ahí también que podamos tener la certeza de que una Comunión espiritual bien hecha nos puede obtener las mismas gracias que nos daría la Comunión sacramental, que no nos es posible hacer. A tal punto llega la bondad y magnanimidad de nuestro Dios, que se contenta con nuestro solo deseo, nuestra intención pura, para considerarlo «hecho». Es claro que, si nuestro deseo de unirnos con Cristo es sincero y ardiente, nunca nos bastará la Comunión espiritual, cuando la Comunión sacramental es posible.

Según Santo Tomás de Aquino, la Comunión espiritual nos procura el mismo fruto espiritual de la Santa Eucaristía, según la medida de nuestra disposición interior, «…consiste en un deseo ardiente de recibir a nuestro Señor Jesucristo sacramentalmente y en amoroso abrazo, como si se lo hubiera ya recibido» (S. Th. III questio 80). Lo mejor de todo es que podemos y debemos practicar la Comunión espiritual todas las veces que queramos durante el día. Es un bien que no podemos menospreciar, sino aprovechar al máximo. Sin olvidar algo importantísimo: el mal que es el Covid-19, nunca tiene el mismo efecto en las personas: para unas es mortal, para otras es fuerte, pero no mueren, para otras es un daño leve y otras ni lo sienten. ¿Por qué, si el virus es el mismo para todos? Porque los organismos son todos diferentes, cada uno reacciona según sus defensas, según sus 58

enfermedades o su salud, según sus miedos o su fortaleza de ánimo. De la misma forma, el Bien tan preciado que es Jesucristo se dona a todos por igual, pero el efecto que produce en cada uno es diferente porque todos en esto somos diferentes. Unos lo desean con verdadero amor y otros con indiferencia. Unos lo desean con humildad, otros con inconsciencia. Unos se preparan con un estilo de vida virtuoso, otros no se preocupan de ser coherentes. Si no experimentas crecimiento en la vida de la gracia y en la virtud, no es porque el Sacramento sea vano, sino porque tu recepción es insuficiente, pobre, estéril.

Pero nunca es tarde para empezar, es solo cuestión de amor.

Marisol Sepúlveda Gálvez

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Fundación Juan XXIII

Colegio San Gabriel Arcángel Exitosa Rifa Solidaria. El sábado 5 de junio se llevó a cabo, de manera virtual, la «Rifa Solidaria 2021», organizada por la Pastoral Social de nuestro establecimiento, con la finalidad de recaudar fondos para ir en ayuda de las personas que más lo necesitan dentro de la comunidad en este tiempo de pandemia. Esta actividad fue transmitida por medio del canal de YouTube del Colegio y contó con la participación de toda la comunidad, lo que permitió reunir los premios y vender los números. Sin duda, fue una actividad que reafirmó el compromiso de la comunidad y el sello de familia participativa de nuestro Colegio. Durante la transmisión, muchas familias nos acompañaron viéndola desde sus hogares.

Agradecemos sinceramente la entrega de cada uno para concretar de manera exitosa esta campaña que potencia y reaviva los valores de nuestro establecimiento, particularmente el de la solidaridad.

Pastoral de fe y esperanza. El miércoles 2 de junio se realizó un nuevo encuentro de la Pastoral de fe y esperanza, en el cual participaron apoderados, docentes, miembros del equipo de pastoral y exapoderados. Se trataba de compartir un momento de acompañamiento y conversación en estos tiempos de pandemia. Con mucha alegría constatamos que cada vez llegamos a más personas para este caminar juntos en estos tiempos difíciles.

Primer encuentro de los mensajeros. El martes 1 de junio se tuvo el primer encuentro con los niños pertenecientes a los cuartos y quintos básicos que componen este grupo de evangelización. Participaron 58 niños. Contamos con 10 monitores, alumnos de enseñanza media, que serán los responsables de llevar a cabo estos encuentros con sus compañeros menores. Cada mes se trabajará un valor a través de juegos y dinámicas, acompañados por la oración y la Palabra de Dios. Estos encuentros se realizan todas las semanas.

Ignacio Bravo Reyes Corresponsal

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Parroquia Sagrada Familia Catequesis familiar: Este año 2021 no podemos dejar de agradecer a Dios, por el gran interés de las familias en que sus hijos reciban el Sacramento de la Eucaristía. Se han formado nueve grupos con 133 niños en total. Hubo que aumentar considerablemente la cantidad de catequistas en comparación con años anteriores. Todas las catequesis de papás y niños son online.

El domingo 6 de junio, vía Zoom, se efectuó la primera reunión de todos los catequistas, con el deseo de conocer cómo han sido estos encuentros, despejar dudas, apoyarse en el desarrollo de la catequesis y compartir las fortalezas procurando una mayor coordinación entre todos. El resultado de esta primera reunión fue muy positivo, se comunicó experiencia, se aclararon dudas, se intercambiaron modalidad y dinámicas de trabajo para tener un método común que facilite el aprendizaje de catequistas y catequizados. Estas reuniones de catequistas se realizarán todos los primeros domingos de mes. (Fotos 1 y 2).

Aniversario del Vicario parroquial: El 8 de junio, nuestro Vicario parroquial, padre Álvaro Martínez, celebró su tercer aniversario de ordenación sacerdotal. El Consejo Parroquial, en representación de la comunidad eclesial, lo festejó con un almuerzo de camaradería y entrega de un obsequio. En este encuentro lo acompañó nuestro párroco padre Tomás Carrasco, el diácono Luis Avilés, las hermanas Misioneras Servidoras de la Palabra, su mamá Sra. Gladys Leal, su abuela materna Sra. Nora Otárola y algunos integrantes del Consejo. En la santa Eucaristía, de las 20 horas, presidida por el festejado y concelebrada por nuestro párroco, contó con la presencia de familiares de Quilleco, entre ellos su tío y padrino del padre Álvaro, el diácono Patricio Yáñez y el apoyo entusiasta de Carlitos Beltrán y de fieles de nuestra comunidad.

El padre Álvaro en la Eucaristía manifestó lo siguiente: «Estoy muy contento de celebrar hoy, junto a la comunidad de Sagrada Familia, este aniversario sacerdotal, un don inmerecido de parte de Dios que me ha otorgado ya hace tres años, por manos de nuestro Obispo Felipe. Con un corazón agradecido deseo celebrar esta Eucaristía, especialmente por esta hermosa comunidad parroquial que me ha acogido y a quien he podido servir con mucha alegría».

La Parroquia Sagrada Familia agradece a Dios por todo el bien que Él ha hecho en la vida del padre Álvaro y, a través de él,

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en nuestra comunidad. Reconocemos su vitalidad, su pasión por el Evangelio y, en general, su entrega, signo de su amor por Jesús sacramentado. Que Dios lo colme de bendiciones, sabiduría y fuerzas para seguir siendo la sal y la luz que nuestra Iglesia y el mundo entero necesitan.

(Fotos 3 y 4)

las disculpas por no poder recibir a toda la comunidad de madrugadores Sagrada Familia, por la prudencia que debemos tener de acuerdo con el tiempo y situación en la que nos encontramos.

Celebrando la Vida: El 29 de mayo, el grupo de adultos mayores de nuestra Parroquia cumplió 29 años de existencia y fue celebrado con una Misa, presidida por nuestro párroco Padre Tomás Carrasco, de la participaron presencialmente algunos integrantes, de acuerdo con las normas sanitarias, y el resto vía online. En el memento de los difuntos, se recordó a los socios que han partido a la Casa del Padre.

El grupo lo componen más de 40 socios, la mayoría damas, quienes extrañan las reuniones de camaradería semanal; sin embargo, la tecnología les ha permitido estar comunicados, vía WhatsApp, con saludos, mensajes motivacionales, algunos chistes para subir el ánimo y reír un poco. De esta forma no se sienten aislados, sino que acompañados.

Madrugando con Jesús y la Virgen María: Respetando los protocolos y las limitaciones impuestas por la pandemia, no hemos dejado de realizar nuestros encuentros. Los miércoles con el santo Rosario a las 7 horas y, además, hemos retomado los sábados, cada 15 días, nuestra madrugada habitual. Agradecemos a quienes participan y pedimos 62

El grupo posee gran unión y solidaridad entre ellos, preocupándose por el hermano que sufre y también colaborando con los almuerzos fraternos de la Parroquia, tanto en la elaboración como en aporte económico.

El tiempo pasará y se volverán a reencontrar. Muchas felicidades, por el nuevo aniversario y por la perseverancia.

Ricardo Miguel Ruiz Corresponsal

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Parroquia Nuestra Señora de Fátima Primeras Comuniones. Después de dos años de preparación vía virtual, 6 niños de la Parroquia, acompañados por sus padres y catequista, recibieron por primera vez el Cuerpo de Jesús Sacramentado. A raíz de la situación sanitaria, la Santa Misa fue celebrada por nuestro Párroco, Padre Pedro Mieres Pastene los días jueves 27 y viernes 28 de mayo a las 19.30 horas y transmitida por el Facebook parroquial. En parte de su homilía el Padre Pedro invitó a los padres y a sus hijos a dar frutos de vida cristiana: amor, comprensión, caridad, esperanza; a dar testimonio de fe en la vida familiar, en el lugar de trabajo y en el encuentro con los amigos a través de las RRSS. Antes de iniciar el Sacramento de la Primera Comunión, la Comunidad fue invitada a acompañar a los niños a unirse a la renovación de las promesas bautismales que hicieron sus padres cuando fueron bautizados. Esperamos que los padres sean el apoyo espiritual de sus hijos para que perseveren y robustezcan su fe católica y en adelante vivan como hijos de Dios. La frecuencia con que un cristiano debe recibir la santa Comunión es todos los domingos en la Eucaristía dominical. De esta manera, dan testimonio de la grandeza del don recibido, a saber, una participación de la vida divina por la comunión con Cristo: «El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y Yo en él» (Jn 6,56).

Adoración Eucarística. El sábado 5 de junio, a las 20:30 horas, en la víspera de la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre

de Cristo, la Comunidad parroquial se unió a la Hora Santa mundial en preparación del Congreso Eucarístico Internacional que se celebrará en Budapest, Hungría, en septiembre 2021. Fue una celebración muy hermosa, con momentos de silencio para la reflexión personal y con el canto de Salmos, por parte del grupo de Salmistas de la Parroquia.

Durante los momentos de oración el Padre Pedro pidió a Jesús Sacramentado su bendición para los hogares, para el trabajo parroquial y para cada grupo comprometido con el quehacer de la Parroquia; para que también traiga paz a nuestros corazones, que experimentemos la reconciliación con nuestros hermanos y que manifestemos el anhelo y el deseo de estar cerca de Aquel que siempre nos acompaña y nunca nos abandona.

Para terminar la Celebración, se nos pidió disponernos en nuestros hogares para recibir la bendición con el Santísimo Sacramento.

Gladys García Corresponsal

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