9. Ni Dios ni tus padres te pueden prohibir nada. 10. Todo es relativo Todo lo anterior suena muy encantador y prometedor, pero tarde que temprano una vida al estilo que propone el mundo lleva al sin sentido, al vacío, a la pérdida de identidad, de dirección, se llega al suicidio espiritual y existencial, a la depresión, al aburrimiento, ya no hay valores absolutos, ni ideales por los cuales luchar y dar la vida. Por eso Dios interviene en la historia del ser humano, interviene de una manera personal y directa en tu vida, así no te des cuenta, se hizo hombre para rescatarte del pecado y de la inautenticidad, te liberó de la esclavitud y te promete la verdadera y real felicidad, si lo sigues con un corazón sincero y fiel. Jesucristo espera que tú respondas, al llamado que Él te hace, con alegría y entusiasmo, dejando a un lado los miedos, temores y las vanidades del mundo. Este llamado de Dios es grande, profundo, inmenso, amoroso que sobrepasa nuestro entender y nuestra lógica. Dice el papa Benedicto XVI: “Dios se deja oír de nuevo, en medio de la indiferencia humana. Sigue a los hombres incluso cuando éstos van a abandonarlo. Del oír nace la vocación, y de la vocación un peso que hay que soportar a lo largo de toda una vida; pero del peso nace la gracia que conduce al encuentro con Dios y consigo mismo” A pesar del ruido y de las distracciones que nos rodean Dios nos llama a que tengamos los ojos fijos en su Hijo Jesucristo, el mejor regalo para la humanidad que sufre y que está sujeta a grandes cadenas. Él nos saca de la oscuridad más profunda, del valle más tenebroso, del pecado más terrible, pues Cristo es el camino, para las personas sin dirección, es la verdad, para los que viven en el relativismo y subjetivismo; es la vida para todos aquellos que están muertos por la suciedad de sus pecados. Él nos da una nueva vida, una nueva visión de la realidad, nos cambia la ruta y los esquemas cognitivos, nos da la auténtica felicidad y existencia, por Cristo nos movemos y existimos.
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SEMANA VOCACIONAL 2012