UNÁNIMES 43

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Domingo 21 de junio de 2009 XII del tiempo ordinario Marcos 4,35-41 35

Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: "Pasemos a la otra orilla." 36Despidiendo a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; e iban otras barcas con él. 37En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, hasta casi llenarla de agua. 38Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: "Maestro, ¿no te importa que perezcamos?" 39Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: "¡Calla, enmudece!" El viento se calmó y sobrevino una gran calma. 40Y les dijo: "¿Por qué están con tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?" 41Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: "Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?”

Domingo 28 de junio de 2009 XIII del tiempo ordinario Marcos 5,21-43 21

Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar. 22Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, 23y le suplica con insistencia diciendo: "Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva." 24Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. 25Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, 26y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, 27habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. 28Pues decía: "Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré." 29Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo 30 que quedaba sana del mal. Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: "¿Quién me ha tocado los vestidos?" 31 Sus discípulos le contestaron: "Estás viendo que la gente te oprime y 32 preguntas: "¿Quién me ha tocado?” Pero él miraba

a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34El le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad." 35Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: "Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?" 36Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: "No temas; solamente ten fe." 37Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 38Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. 39Entra y les dice: "¿Por qué alborotan y lloran? La niña no ha muerto; está dormida." 40Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. 41Y tomando la mano de la niña, le dice: "Talitá kum”, que quiere decir: "Muchacha, a ti te digo, levántate." 42La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. 43Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer. 33

Domingo 5 de julio de 2009 XIV del tiempo ordinario Marcos 6, 1-6

UNÁNIMES DIÓCESIS DE SONSÓN-RIONEGRO AÑO 5 - No. 43 / Junio de 2009

Venimos comentando la forma como se deben realizar las reuniones semanales de las CER. Conocemos bien los pasos que se siguen y estamos conscientes de que las buenas reuniones ayudan a configurar una comunidad viva, activa y unida. Tengamos presentes tres “secretos” a través de los cuales la reunión va fortaleciendo cada vez más una pequeña comunidad en la que un grupo de discípulos de Jesús puede seguir su camino de fe y de fraternidad. El primer “secreto” es vivir en cada reunión la experiencia de la presencia de Cristo resucitado. Tenemos que realizar nuestro encuentro sintiendo realmente que El está con nosotros, nos habla, nos anima y nos pastorea. A esta experiencia se llega si nos abrimos a la luz y a la acción del Espíritu Santo que siempre da testimonio de Jesús (cf Jn 15,26); si acogemos su Palabra sabiendo que lo estamos oyendo a El, viéndolo con nuestros ojos y tocándolo con nuestras manos (cf 1 Jn 1,1); si nos ofrecemos mutuamente la fraternidad y la alegría de estar juntos, mostrando así que El está actuando en nosotros (cf Jn 15,27); si por el diálogo y la oración compartimos lo que vivimos interiormente, manifestando a nuestros hermanos, como los apóstoles a Tomás, que hemos visto al Señor (cf Jn 20,24); si sabemos leer ciertos signos de nuestra vida comunitaria que, como a los discípulos de Emaús, nos hacen arder el corazón y nos dejan la certeza de que El está con nosotros (cf Lc 24,32). Un segundo “secreto” para la buena marcha de nuestras reuniones es imprimirles sus características propias. Deben ser reuniones en las que cada uno de los miembros de la comunidad sea valorado, acogido, amado como un verdadero regalo de Dios y tenga un espacio de participación; deben ser reuniones sólidas, con un buen desarrollo y un buen contenido, pero muy alegres y familiares; deben ser reuniones con un esquema claro y definido que integra la lectura orante de la Palabra, el estudio, la experiencia de la fraternidad y la oración compartida, y que, a la vez, permiten la actuación libre del Espíritu Santo que llega cuando quiere para enseñar, consolar y vivificar; deben ser reuniones abiertas a las nuevas personas que el Señor envía, pero en las que se dispone de medios para acogerlas e iniciarlas sin que generen dificultades a la comunidad; deben ser reuniones tan fraternas y agradables que, como el día de la Transfiguración, se pueda decir: es bueno estar aquí, sintiéndonos en Cristo hijos muy amados de Dios (cf Lc 9,33). Editorial Pág. 1

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En aquel tiempo, fue Jesús a su tierra en compañía de 2 sus discípulos. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: "¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? 3¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?" 4 Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: "Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa 5 carece de prestigio." Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes 6 curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.

COMUNIDADES ECLESIALES POR EL REINO DE DIOS

TRES “SECRETOS” PARA LA REUNIÓN SEMANAL

VITRINA

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«Manteniéndose en comunión con su obispo e insertándose al proyecto de la pastoral diocesana, las comunidades eclesiales se convierten en un signo de vitalidad en la Iglesia particular». Aparecida, 179

Reflexión Pág. 2 Noti CER Pág. 3

Lectura orante de la Palabra Pág. 3 Evangelios Dominicales Pág. 3-4

El tercer “secreto” consiste en conducir bien las reuniones. Se debe comenzar por disponer adecuadamente el lugar para que todos se sientan a gusto y se pueda iniciar la reunión a la hora señalada; las reuniones no pueden depender siempre de una misma persona, sino que conviene rotar la coordinación y distribuir las distintas tareas, aprovechando los diversos carismas, para lograr la participación de todos; es muy importante leer y reflexionar con antelación el tema de estudio, así será más ágil e interesante el diálogo; es fundamental que todos los miembros lleguen a la reunión con espíritu de fe, con buena disposición y aprendan a escuchar con respeto al que habla; hay que evitar discusiones, cuando aparezca un tema difícil se anota y se deja para comentarlo en la visita que un sacerdote o un asesor haga a la comunidad; es preciso que en los diálogos y en la oración se cuiden las palabras y los gestos para no destruir nunca la unidad y la concordia; no se deben alargar constante e innecesariamente las reuniones. + Ricardo Tobón Restrepo Obispo de Sonsón-Rionegro


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