UNÁNIMES Domingo 1 de marzo de 2009 I del tiempo de cuaresma Marcos 1,12-15
Domingo 15 de febrero de 2009 VI del tiempo ordinario Marcos 1,40-45 40
DIÓCESIS DE SONSÓN-RIONEGRO AÑO 5 - No. 39 / Enero - Febrero de 2009
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En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: -Si quieres, puedes limpiarme. 41Sintiendo lástima, extendió la mano y lo 42 tocó diciendo: -Quiero: queda limpio. La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. 43Él lo 44 despidió, encargándole severamente: -No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés. 45Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.
En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús 13 al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre 14 alimañas y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a 15 proclamar el Evangelio de Dios; decía: -Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia.
Domingo 22 de febrero de 2009 VII del tiempo ordinario Marcos 2,1-12
Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo. Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús. Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»; -pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizadosEntonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle» Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos. Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de «resucitar de entre los muertos».
Domingo 8 de marzo de 2009 II del tiempo de cuaresma Marcos 9,2-10 2
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Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se 2 supo que estaba en casa. Acudieron tantos, que no quedaba sitio ni a la puerta. El les proponía la Palabra. 3Llegaron cuatro llevando un paralítico, 4y como no podían meterlo por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. 5 Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: Hijo, tus pecados quedan perdonados. 6Unos maestros de la ley, que estaban allí sentados, 7 pensaban para sus adentros: ¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios? 8Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: -¿Por qué pensáis eso? 9¿Qué es más fácil: decirle al paralítico «tus pecados quedan perdonados» o decirle «levántate, coge la camilla y echa a andar»? 10Pues, para que veáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar 11 pecados... entonces le dijo al paralítico: -Contigo 12 hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa. Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios diciendo: -Nunca hemos visto una cosa igual.
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COMUNIDADES ECLESIALES POR EL REINO DE DIOS
Editorial MODALIDADES DE LA ORACION COMUNITARIA Aunque es bueno y necesario orar a solas, es preciso ver también todo lo que significa y hace la oración vivida en comunidad: nos une en un mismo Espíritu, favorece una especial presencia de Jesús, nos lleva más fácilmente a la experiencia de ser hijos de Dios, nos hace crecer como hermanos, alcanza de la misericordia del Padre lo que pidamos, nos ayuda a no desanimarnos nunca, nos saca de nuestros intereses personales y nos pone al servicio del Misterio del Evangelio (cf. Mt 18,19-20; Ef 6,19). Como la oración individual, también la oración comunitaria puede realizarse de diversas maneras. Comentemos algunas de ellas, para que, a ejemplo de Jesús que alababa, daba gracias, pedía perdón e intercedía, en nuestras reuniones expresemos a Dios nuestros sentimientos e intenciones según las distintas modalidades que puede tener la oración. Cada uno, sabiendo que toda la comunidad lo acompaña, ora según la forma que el Espíritu Santo le inspira. - Oración de alabanza: Es aquella que canta la grandeza, la santidad, la paternidad de Dios. En ella, el Espíritu Santo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios (cf Rm 8,16). Es la alegría del corazón que experimenta el amor de Dios al sabernos protegidos, perdonados y consolados. - Oración de acción de gracias: Es la conciencia de que los dones y beneficios recibidos de Dios son muchos y muy grandes; entonces, en nombre de toda la creación y de toda la humanidad la comunidad expresa su gratitud. San Pablo recomienda: “En todo den gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de Ustedes” (1 Ts 5,18). - Oración de súplica: El mismo Jesús nos enseñó a buscar, a llamar, a pedir (cf Lc 11,9-10). La perseverancia en lo que solicitamos a Dios, puede incluso volverse una “lucha” (cf Rm 15,30; Col 4,12). Cómo no elevar súplicas a Dios si sabemos que El es Padre, que como criaturas dependemos de El y que nuestras necesidades son tantas. No perdamos la oportunidad de presentar con humildad y confianza todas nuestras miserias y penurias en la oración comunitaria. - Oración de intercesión: Es pedir buscando siempre el bien de los demás (cf Fil 2,4). Es una forma de oración que prolonga la de Jesús, nuestro intercesor ante el Padre (cf Rm 8,34; Heb 7,25). Es la expresión de la comunión de los santos. Las primeras comunidades vivieron intensamente esta forma de oración (cf He 12,5; 2 Cor.9,14; 1 Tes 5,25). Nuestra intercesión no conoce fronteras: “por todos los hombres” (1 Tim 2,1). Así que pidamos en nuestras reuniones por el mundo, la Iglesia, la patria, las familias, los pobres, los amigos, las demás comunidades, los que están sumergidos en la incertidumbre y el dolor. - Oración de petición de perdón: El pecado, por acción o por omisión, está en todas partes Editorial contradiciendo el amor de Dios. Esto debe llevar a los miembros de una comunidad a pedir Pág. 1 perdón por las faltas personales, por las de la comunidad, por las del mundo entero. Este es el comienzo de una oración pura y agradable a Dios (cf Sal 51,19). Si como el publicano Reflexión pedimos perdón con humildad, la verdad estará en nosotros, seremos purificados de toda Pág. 2 injusticia y entraremos en comunión con el Padre y con los hermanos (cf Lc 18,13; 1 Jn 1,8Noti 10). CER - Oración de silencio: Cuando es intensa la vida de una comunidad, a veces se llega a esta Pág. 3 forma de comunicación con Dios, que no es simplemente estar callados, sino un sereno gozar del don recibido. Se da después de compartir con fe y amor la Palabra de Dios o al Lectura orante contemplar con agradecimiento lo que Dios va haciendo en cada uno, en la comunidad y en de la Palabra la Iglesia. Es una experiencia de la presencia de Cristo Resucitado que, con su Espíritu, une, Pág. 3 alegra, llena de paz, da ánimo y esperanza. Son momentos en los que sobran las palabras y sólo se desea vivir la felicidad del encuentro. Evangelios
VITRIN A
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“Las comunidades eclesiales… en el seguimiento misionero de Jesús, tienen la Palabra de Dios como fuente de su espiritualidad y la orientación de sus pastores como guía que asegura la comunión eclesial”. Aparecida, 179
Dominicales Pág. 3-4
+ Ricardo Tobón Restrepo Obispo de Sonsón-Rionegro