El Anzuelo: Noviembre 2019 TODOS ESTAMOS LLAMADOS

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El Señor Jesús “ha llamado por su nombre, a los sacerdotes de todos los tiempos”. En otras palabras, todavía está llamando y llamando “por su nombre”. Ese llamado viene en una variedad de maneras, que a veces puede ser simplemente la pregunta de un sacerdote, religioso u otro católico comprometido o hermano feligrés a un buen hombre joven, “¿Alguna vez TÚ has pensado en ser sacerdote”? Una vocación al sacerdocio – como otros estados vocacionales en la vida – requiere mucho de la persona llamada. El sacrificio está escrito por todas partes de la “descripción del trabajo” del sacerdote, sin duda. Pero, también lo es la oración y el estudio y predicar la Palabra de Dios y compartir la enseñanza de la Iglesia y administrar los sacramentos y ofrecer el consejo pastoral y hacerse dispuesto a servir el Pueblo de Dios respondiendo a sus necesidades más básicas 24/7. Sin duda alguna, se rinde mucho para seguir esta vocación al altar. El camino, sin embargo, y el destino al final brindan alegría incomparable y un sentido de cumplimiento que ni se puede explicar adecuadamente. A los hombres que ya son sacerdotes, ¡demos gracias a Dios! A los hombres considerando el sacerdocio, tomen el próximo paso. A los hombres que aún no lo hayan considerado, piénsenlo. A todos los demás, “rogar ante todo al Dueño de la mies para que envíe obreros a su cosecha”. Para leer el mensaje completo, visita PecesdeTrenton.com.

Pertenecerle

a Jesús

E

l Papa Benedicto XVI, en la fiesta del Santo Rosario, nos dice que cada vida tiene su propia vocación, tiene su propio código y su propia ruta. Ninguna vida es sólo una imitación, estampada junto con una multitud de vidas idénticas. Cada vida requiere el valor creativo de vivir la propia vida y no sólo convertirse en una copia de otra persona. Cada uno de nosotros somos únicos. Nadie es igual que otro, aunque sean hermanos, o hasta gemelos idénticos. Cada uno es único. Somos únicos, para muestra sencilla, vemos nuestras huellas digitales, pero no sólo ellas. Tenemos nuestros propios gustos, nuestros pensamientos, sentimientos, y una tremenda cantidad de otras cosas que nos hacen diferentes e individuales. Por eso el Papa Benedicto, nos dice que si vemos las vidas de los Santos, todas son distintas. Nuestra vocación es única también. Por eso es que nacimos en el lugar que nacimos. Por eso es que tenemos los padres que tenemos. Por eso es que tenemos la familia que tenemos. Todo esto alimenta nuestra vocación, el llamado que Dios tiene para cada uno de nosotros. No todos, nos dice el Papa Benedicto, tienen que ser una Madre Teresa o un

JOSUE ARRIOLA Director, Evangelización y Vida Familiar

Padre Pio. Podemos ser músico, artesano, madre de familia, mecánico, jardinero, etc. Todos estamos llamados a vivir una vida extraordinaria. En una entrevista que le hicieron a la Madre Teresa en Irlanda en el 1974, le preguntaron ‘qué es tener una Vocación’. Ella simplemente respondió que, [la] “vocación es pertenecerle a Jesús”. Mis hermanos y hermanas, todos tenemos una vocación, un propósito, un código, una ruta, que es el pertenecerle a Jesús. ¿Cómo le pertenecemos a Jesús? “Si me aman”, dice Jesús, “guarden mis mandamientos” ( Juan 14:15).

La familia, conocida como la “Iglesia doméstica, es el lugar más importante donde se debe aprender del discernamiento y la vocación. Foto por Craig Pittelli

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