Verano 2014
Boletín informativo de la Oficina de Actividades de Pro-Vida y Castidad • Diócesis de Austin
En este nÚmero: 2 • De parte de la directora San Juan Pablo II, Papa de la familia
4 • En la diócesis
Las victorias pro-vida nos invitan al servicio 5 • El Proyecto de Misericor- dia aborda la pena de muerte y el sistema de justicia criminal
6 • El ministerio pro-vida de los Caballeros THRiVE! da la bienvenida a Generation Life
9 • Noticias nacionales En contra de la cultura del descarte Decisión sobre Hobby Lobby; El Senado falla al intentar impeder el fallo
10 • Calendario de eventos
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Compartir el dolor de la muerte fetal, el aborto espontáneo y la muerte infantil como una comunidad de amor bien informada por Gina M. Dominguez
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e encontraba con más de 30 semanas de Debemos estar informados y no embarazo cuando, como parte de mi trabajo como traductora y editora en español para tener miedo de abordar los temas la Diócesis de Austin, corregí un texto proveniente de más dolorosos. Necesitamos una la Conferencia Episcopal de Estados Unidos sobre la compasión y caridad esperada de parte de los miembros comunidad educados sobre cómo de la iglesia hacia padres que habían perdido hijos a cada uno de estos tipos de pérdidas través de un aborto espontáneo. Me encontraba, como dije, en la fase final de mi requieren una respuesta única y tercer trimestre de embarazo y mientras trabajaba en adecuada. este artículo sentí gran compasión por esos padres. Nunca sospeché que un poco más tarde yo misma necesitaría de esa compasión. El 27 de diciembre para ser específica, me levanté a realizar mi rutina normal. Después de un par de horas de haberme levantado, me di cuenta de que no había sentido moverse al bebé que llevaba en el vientre. Preocupada se lo comuniqué a mi esposo y después de unos minutos de reflexión y angustia, decidimos llamar al médico quien me sugirió que consumiera algo con azúcar y me recostara del lado izquierdo. Después de un rato de haber seguido las instrucciones y no sentir aún ningún movimiento, la enfermera en el teléfono me dijo que debía acudir a la oficina del doctor inmediatamente. Así lo hice. No voy a entrar en detalles — puesto que son inútiles para el lector y dolorosos para mí de recordar — pero después de una inspección cuidadosa, el doctor me dijo las palabras más tristes que había escuchado jamás: El corazón de mi bebé se había detenido. No hubo ningún aviso. Durante mi embarazo todos los ultrasonidos y pruebas habían tenido resultados normales, pero después de siete meses, mi embarazo y la vida de mi hijo llegaron a un inesperado y repentino fin. En esos momentos, mi esposo y mi otro hijo, quienes se encontraban conmigo en la oficina del doctor corrieron a
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