VarieT nº2

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taros la historia del patito feo, versión gay-trufada aliñada con unas gotas de sado-masoquismo y esnobismo contemporáneo.

Erase una vez un patito feo muy feo y gordo al que nadie quería. Era un patito normal y corriente con carilla de pillo, él sabía que era un patito feo y con tanta carencia, se refugió en la lectura, en el saber. En teoría debería convertirse en un gran pato con talento y corazón, pero pronto olvidaría sus tardes de amargura encerrado en los rincones de bibliotecas para pasarse al lado oscuro de Gay Vader (el Darth Vader gayesco de hoy en día). Los gayinos eran una sociedad oprimida y cuando encontraron su oportunidad de liberarse del yugo dictatorial, en vez de hacer las cosas que debían hacer (ayudarse los unos a los otros a crear una sociedad mejor), lo que hicieron fue justamente lo contrario. Empobrecieron el significado de ser gay y hasta algunos los tacharon de ser el cáncer de la actual sociedad. La primera vez que me lo contaron no lo entendía, ahora sí. Y he aquí en el reino de la mari chochis que los que querían aparentar en-

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contraron su paraíso, si eras gay no podías ser nadie si no intentabas aparentar aunque fuese un poquito y como ya todo lo habían jodido con sus salidas de tono, sus auto-persecuciones al más puro estilo romano-cristiano contra sus mismos congéneres, o sea, otros gays (durillo de decirlo, pero cierto), los gays según ellos mismos, se convirtieron en maricas malas (definición salida de ellos mismo, ojito). Y nuestro patito feo que las habia pasado canutas pero de verdad, en vez de convertirse en una persona de a pie, se convirtió en una mari-chochi más con muy malas pulgas. Del patito feo y gordo que era poco quedó, y, se convirtió en un bellísimo (físicamente hablando) cisne de película. Todos los patos, gansos, gansas, ocas, gallinas, gallos, pollos y demás babeaban por él……se paseaba con su nuevo plumaje y ellos se les desencajaba la boca, perdón, el pico y decían así de tontos: ¡Kuak!. Quiso tanto presumir y aparentar nuestro ex patito feo, que emigro a tierras lejanas, su ciudad se le habia quedado gansa, quiero decir pequeña y no tenía suficientes pato-admiradores que le subiesen lo suficiente su nuevo y crecido ego. Como este Alfred J. Kuak post-moderno y agayolado necesitaba creerse de verdad que era y no que en realidad aparentaba, se busco una profesión donde todos admirasen su nuevo plumaje.


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