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Campos de fruta y fútbol:
Ayudando a los trabajadores de campo en Oxnard
Por Kristyna Ramírez
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En Oxnard, hogar de campos de fresas al noroeste de Los Ángeles en la costa de California, dos personas están creando conciencia sobre las dificultades que enfrentan los trabajadores de campo a diario.
Desde organizar un proyecto comunitario que pague a estos trabajadores distribuyendo alimentos y necesidades diarias para ayudar a mantener a sus familias, hasta crear una marca de ropa que conciba un refugio seguro para los trabajadores agrícolas colaborando campos de fresas y campos de fútbol, Carmen Obeso y Ian Hernández están motivados para marcar la diferencia.
Obeso, trabajadora de campo y organizadora, presentó ‘De Campesinxs A Campesinxs’ en abril de 2020 para ayudar a su comunidad en medio de la pandemia.
Cuando surgió repentinamente COVID-19, las corporaciones cesaron la producción, se produjeron varios despidos y se exhibió poca o ninguna comida en las tiendas de comestibles. Según Obeso, los trabajadores de campo fueron los mas afectados.
Los trabajadores de campo se consideraban trabajadores esenciales, por lo que aún tenían que trabajar mientras la mayoría de las personas estaban en cuarentena en sus hogares. Cuando Obeso y sus compañeros de trabajo concluían un agotador día de trabajo y finalmente llegaban al supermercado, casi todo había desaparecido ya que la gente acaparaban su mandado.
“No había comida. No había productos básicos para nosotros”, dijo Obeso.
“Entonces, un grupo de compañeros de trabajo y yo...
decidimos unir fuerzas y comenzar a buscar donaciones para hacer realidad este proyecto”.
Obeso y sus compañeros de trabajo comenzaron ‘De Campesinxs A Campesinxs’ corriendo la voz en Facebook, donde recibieron muchas donaciones como bolsas de arroz, frijoles y alimentos enlatados. Conducían a lugares tan lejanos como Los Ángeles para recoger estas contribuciones.
Al principio, ayudaron a unas 100 familias. Con el paso del tiempo, las donaciones comenzaron a aumentar y el número de familias ayudadas comenzó a aumentar a 500, 600 y 700. Lento pero seguro, el proyecto comenzó a expandirse.
El pasado enero fue uno de los meses más exitosos hasta la fecha según Obeso, ya que más de 4.000 familias se beneficiaron de este proyecto.
‘De Campesinxs A Campesinxs’ se reúne en el estacionamiento de la Liga de Actividades de la Policía de Oxnard cada primer domingo del mes, y también establece días para asignar en el condado de Kern.
Yulizabeth Flores Mendes, de 22 años, quien emigró de Oaxaca, México, cosecha fresas en Oxnard y asistió por primera vez a la distribución del 2 de abril luego de que su prima le informará sobre la ocurrencia mensual.
“Acabo de llegar de México y necesito un poco de ayuda en este momento”, dijo Mendes mientras sus dos hijos, de cuatro y seis años, jugaban con la carriola que empujaba llena de bolsas reciclables.
Luego de largos y agotadores días de trabajo, Mendes tiene fe en que estas distribuciones la beneficiarán a ella y a su familia en un futuro cercano.
‘De Campesinxs A Campesinxs’ siempre acepta donaciones como alimentos enlatados, frutas, verduras, ropa y artículos esenciales para bebés. Uno puede contactar a Obeso en Instagram, @oxnardcarmen, o asistir a un evento para donar.
Un buen acto inspira a otro Ian Hernández, futbolista y fundador de la marca de ropa ‘De Un Campo A Otro’, ahorra una parte de las ganancias de las marca para contribuir a ‘De Campesinxs A Campesinxs’.
El inicio de su marca surgió durante la pandemia. Hernández jugaba fútbol en Cal State Los Ángeles como portero antes de que él y sus compañeros fueran enviados a casa. De regreso y encerrado dentro de su casa en Oxnard, necesitaba escapar de la realidad.
Hernández salía de su casa en busca de una cancha de fútbol abierta para despejar su mente. Una vez que encontraba un campo y lograba entrenar por un tiempo, su suerte se derrumbaba después de ser expulsado por los policías siguiendo los protocolos de cuarentena. Era un ciclo continuo.
Hernández recuerda conducir por las solitarias carreteras de Oxnard un día después de que lo echaran de un campo y se dio cuenta de que las únicas personas que aún estaban afuera eran los trabajadores agrícolas que recogían fresas.
Sintió una fuerte conexión con los trabajadores de campo ese día, ya que ellos también migran de un campo a otro durante cada temporada de cosecha; en ese momento nació la idea de su marca de ropa. Su origen familiar también fue una inspiración.
“Estar cerca de un campo siempre ha existido [en mi vida]”, dijo Hernández, ya que creció jugando fútbol y sus abuelos por ambas partes eran trabajadores agrícolas.
“Esta [marca] es solo una apreciación hacia ellos”.
Los abuelos de Hernández formaron parte de lo que alguna vez se llamó el Programa Bracero, un programa entre Estados Unidos y México que permitió a millones de inmigrantes mexicanos trabajar en Estados Unidos bajo contratos agrícolas durante la Segunda Guerra Mundial, según el Centro Laboral de UCLA.
Sus abuelos buscaban una vida más ventajosa trabajando como ‘braceros’, pero esto conllevaba muchos riesgos, como la exposición a pesticidas tóxicos.
El abuelo de Hernández por parte de su madre fue rociado un par de veces mientras trabajaba. Hernández dijo que el jefe en ese momento no informó a sus trabajadores sobre la situación dañina y en ocasiones los obligaba a trabajar sin tomar descansos.
Las dificultades que pasaron los abuelos de Hernández lo motivaron a usar su marca para difundir las historias personales de muchos trabajadores agrícolas el día de hoy.
“La comunidad es la que en realidad esta agradecida y la que más necesita de nosotros”, dijo Obeso. “Por la comunidad seguimos adelante y gracias a Dios hemos crecido este proyecto”.