Clark, Timothy J.: "Sobre la historia social del arte", en Clark, Timothy J.: Imagen del pueblo. Gustave Courbet y la Revolución de 1848. Barcelona, Gustavo Gili, 1981, pp. 9-21
1. Sobre la historia social del arte
El arte, es decir, la búsqueda de lo bello y la consecución de la verdad, en su propia persona, en su mujer e hijos, en ~s ideas, en lo que dice, hace y produce, es el objetivo final del d"ésarrollo del trabajador, la fase destinada a rematar gloriosamente el CírCUlo de la Naturaleza. La estética, y antes que la estética, la ética, son los fundamentos del edificio económico. l'asaje copiado por Baudelaire en 1848 del Systeme des contradictions économiques ou Philosophie de la misere (1846).1 Siento el imperativo de vivir como un salvaje en esta sociedad nuestra, tan civilizada; tengo que liberarme de los gobiernos. Mis simpatías están con el pueblo, debo hablar directamente con él, aprender de él, y él ha de concederme un modo de ganarme la vida. Para conseguirlo, acabo de emprender la vida grande, independiente y vagabunda del bohemio. Courbet, carta de 1850 a Francis Wey.1 Enaltecer la veneración de las imágenes (mi grande, mi única, mi , primitiva pasión). Enaltecer el vagabundeo y lo que viene en llamarse bohemia, el culto de la sensación multiplicada que se expresa mediante la música. Referencia aquí a Liszt. Baudelaire, Mi corazón desnudo.' El señor Courbet es el Proudhon de la pintura. El señor Proudhon -el señor Courbet, debiera decir- hace una pintura democrática y social, sólo Dios sabe a qué precio. El crítico L. Enault, reseñando el Salón de 1851 en Chronique de París.' Pluma en mano, no era un mal tipo; pero no era ni podía ser, ni siquiera sobre el papel, un dandy; y eso nunca se lo perdonaré. Baudelaire sobre Proudhon, carta del 2 de enero de 1866 a Sainte- Beuve.5
Estas palabras nos transportan como arte de magia a una época extraña, una época en la que el arte y la política estaban inseparablemente entrelazados. Durante un tiempo, a mediados del siglo XIX, el Estado, el público, y los críticos creyeron que el arte tenía un sentido y una intención políticos. De ahí que, según este principio, se alentara, reprimiera, odiara y temiera la pintura. 9